MUERE EN ACTO DE SERVICIO EL SARGENTO DE LA LEGIÓN JULIO LUQUE VIRUES Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El sargento de la Brigada de la Legión Julio Luque Virues, ha fallecido este viernes al volcar el vehículo militar con el que realizaba los ejercicios preparatorios para el cumplimiento de su misión en Irak. En el accidente otros dos soldados resultaron heridos y traslados al hospital donde han recibido el alta.

Los hechos ocurrieron en el campo de maniobras Álvarez de Sotomayor, base de la Brigada de la Legión.

El vehículo era, una vez más, un viejo BMR (Blindado Medio sobre Ruedas) que sigue siendo el más utilizado a pesar de su antigüedad y los serios problemas que siempre ha originado. No es la primera vez que sufre un vuelco o accidente con consecuencias fatales.

En nuestros ejércitos el riesgo es aceptado, aunque no sé si aceptable las condiciones del material en uso.

El alto precio que supone este oficio de soldado queda compensado por una forma de vida plena alrededor de valores como el compañerismo, la lealtad, la honradez, saber que estás en una familia pobre y honrada, con sus defectos y virtudes, pero en tu familia al fin y al cabo, la militar. Por eso cuando entre nosotros se rompe una vida el dolor es inmenso… por un hermano perdido, con el adiós dolorido.

Desde este blog ha salido en varias ocasiones el comentario: «Un vuelco de un vehículo militar es siempre accidental. Las investigaciones en curso determinarán las causas, pero nada hace olvidar que, con un presupuesto adecuado, el blindado que los transportaba ya se habría renovado».

Habrá que recordar las palabras del antiguo Jemad cuando ante la Comisión de Defensa del Congreso de los diputados decía: «España no invierte en la seguridad global la parte que le corresponde y lo compensa parcialmente tratando de participar en diversas operaciones de mantenimiento de la paz a costa de un gran esfuerzo de sus militares y en cierto modo también a costa de la operatividad global de las Fuerzas Armadas».

«Llevamos diez años sin invertir lo que ha creado una situación crítica en las Fuerzas Armadas».

«A día de hoy para alistar una unidad o un sistema de armas para un despliegue o una operación determinada hay que canibalizar otras unidades o sistemas de armas que quedan fuera de servicio. Estamos al límite».

El BMR es un vehículo viejo, muy viejo, más de 40 años lo contemplan, ha dado su servicio después de múltiples reformas, haciendo lo que buenamente se puede, pero hay que pensar en otra cosa. Un vehículo que tiene en su historial demasiados accidentes y que ha costado la vida a muchos de nuestros soldados. El retraso en la adquisición de nuevos materiales, entre ellos el 8×8 (VCR 8×8), sustituto del BMR, solo se explica por la falta de interés, de adaptar el presupuesto a las misiones actuales, a la realidad actual, a las necesidades operativas y de seguridad elementales, a la modernidad de nuestros ejércitos. No se puede andar elogiando a las Fuerzas Armadas, sacando pecho en desfiles y subiéndose al pódium de los honores y no asumir con responsabilidad lo que tu cargo te exige. Se lleva un retraso en renovaciones y adquisición de nuevos materiales como mínimo irresponsable; y el futuro no es esperanzador con los socios de gobierno que tenemos.

Sabemos lo que nos espera con el presupuesto de Defensa y habrá que empezar a poner las cosas en su sitio y hablar alto y claro. Está en juego la misión y la vida de nuestros soldados.

Ya en 2008 el jefe de la Brigada Multinacional Este de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano, general jefe de la Brigada de la Legión española, le exponía a la ministra de Defensa durante la visita a la Base Miguel de Cervantes, que sus militares necesitan un vehículo blindado nuevo porque el modelo actual (BMR) «tiene muchos años».

Ni pedir ni rehusar. Lo llevamos grabado en el alma de soldado. Pero pedir es la misión más importante que algunos tienen. Diría que incluso exigir. Desde los puestos de responsabilidad hay que exponer la gravedad de la situación, como hizo el exJEMAD, y tener muy claro hasta donde podemos llegar, decir con rigurosidad y firmeza lo que se puede y lo que no se debe hacer. Tenemos muchas capacidades, pero jamás debemos olvidar nuestras limitaciones y las razones de ellas. Con el presupuesto de Defensa no se juega ni se debe actuar con demagogia ni frivolidad. A ningún jefe se le ocurrirá jamás mandar a combatir a sus soldados desnudos de moral, pero es importante también que no vayan descalzos.

Y decía el Jefe de Estado Mayor de la Defensa JEMAD: «Me parece temerario mantener vivo el debate de si hay que invertir en Defensa o en gasto social, me parece temerario hablar de cañones o mantequilla. A mi juicio es un debate injusto e imprudente, probablemente demagógico y algo populista. Hay que invertir en mantequilla, pero también en cañones, porque sin ellos no hay libertad, porque sin ellos no hay seguridad».

A ustedes señorías, que escuchan siempre la misma canción, porque no hay otra, es a los que corresponde enfrentarse de una vez por todas a los graves problemas presupuestarios que existen en los ejércitos de España.

En ello va nuestra libertad, la seguridad, la de todos, y también, no lo olviden nunca, y menos en estos momentos, la de nuestros soldados, la vida de nuestros soldados.

¿Qué no es el momento cuando acaba de fallecer el sargento Julio Luque Virues? ¿¡Cómo que no¡? Es precisamente ahora cuando hay que señalar y que cada uno asuma su responsabilidad que es mucha.

Mi querido sargento: sabes y conoces la Legión; ser Sargento de esos hombres es el honor que te llevas, nuestro respeto y admiración y un dolor inmenso que queremos compartir con tus familias.

Sargento legionario Julio Luque Virues ¡Presente!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

1 octubre 2022

EL CORAZÓN PARTIDO ( CARTA DE UN LECTOR) Juan José Mª Martínez Legionario de Honor

Mi general:

En mayo del pasado 2017, fue convocado en la ciudad de Sevilla el acto de Jura o Promesa a la Bandera por personal Civil, concurriendo al acto próximos a dos mil jurandos.

Para tan solemne acto se desplazaron nueve Banderas; de tres Tercios de La Legión; de la Brigada Paracaidista; de dos Regimientos de Infantería; de los Regulares de Ceuta; del Regimiento de Guerra Electrónica 32 de Sevilla y de la Agrupación de Apoyo Logístico 21 de Sevilla.

Inicié gestiones para adscribir la renovación de mi juramento a una de las nueve Banderas concurrentes y  ese fue el momento en que mi corazón castrense se vio partido.

Mis opciones se inclinaban alternativamente entre el Tercio de la Legión y la Brigada Paracaidista.

¿A que era debida esa alternancia?

Por una parte, el haber prestado mi servicio militar, alistándome en la Brigada Paracaidista del E.T, por un periodo de dos años; como Caballero Legionario Paracaidista; durante los cuales fui distinguido en varias ocasiones  por mi dedicación y comportamiento.

Y el otro motivo; haber mantenido una afectiva y estrecha relación, durante tres años, con los mandos del Tercio don Juan de Austria, acuartelado en Fuerteventura.

En ese periodo y por razón de mi cargo, colaboré con el Tercio, facilitando o resolviendo a  su guarnición, las dificultades que se les presentaban; dentro del ámbito bancario, postal y telegráfico.

El Mando de la Brigada de la Legión me confirió el honroso título de Legionario de Honor.

Transcurrido un año y por motivo de traslado, mi despedida al Tercio don Juan de Austria, fui nuevamente honrado, en acto individual, con beso a su Bandera.

Así pues, llegado el momento de  reiterar mi juramento en los actos de Sevilla y aún con el corazón partido; al confirmarse que una de las Banderas procedía del Tercio don Juan de Austria y con mi cariño a la BRIPAC; renové el beso a la misma Bandera; que  veinticinco años antes tuve el honor de rendirle, en la isla majorera.

Todo ello, transcurridos cincuenta años de mi primera Jura en la Brigada Paracaidista del E.T.

Privilegios de los que me honro.

Juan José Mª Martínez Legionario de Honor

Blog: generaldavila.com

 

 

 

La Legión camino del centenario AHORA LAS COSAS VAN BIEN, PERO NO SIEMPRE FUE ASÍ General de Brigada (R.) Adolfo Coloma

En pocas semanas todas las unidades legionarias en sus bases, acuartelamientos y destacamentos; una nutrida representación de antiguos caballeros legionarios en sus respectivas hermandades y me atrevería a decir que allá donde habite cualquier viejo legionario, se celebrará el día 20 de septiembre el XCVII Aniversario de la fundación de la Legión.  Todos en un ambiente de fraternidad, recuerdo de los que nos precedieron, y compromiso de futuro.

Desde la finalización de la Guerra de Marruecos (1928) la Legión venía celebrando su aniversario fundacional, tomando como fecha de referencia el alistamiento del primer legionario, Anibal Calero. Tales celebraciones inicialmente se limitaban al engalanado de los campamentos, competiciones deportivas entre las que nunca faltaba el boxeo, algunas charangas o aspectos más lúdicos celebrados en recintos públicos o plazas de toros, como en Melilla. Culminaban con una parada militar que poco a poco se fue convirtiendo en el centro de los actos especialmente a partir de la celebración del cincuentenario (1970) Y así hasta nuestros días, camino ya del centenario.

Sin embargo, esto no ha sido siempre así. Ha habido ocasiones en las que las circunstancias sociales o las directrices políticas han ensombrecido el clima festivo que debería presidir tales ocasiones. Sin entrar en muchos detalles, me referiré a un par de estas ocasiones.

En la primera habríamos de remontarnos al año 1935. Tras la intervención de unidades de La legión en auxilio de la República para hacer frente Revolución de Octubre de 1934, con especial virulencia en Cataluña y aún más en Asturias. Un debilitado gobierno presidido por Alejandro Lerroux se ve desbordado ante la incapacidad de las fuerzas de orden púbico para contener la situación y su Consejo de Ministros hace intervenir al Ejército. El ministro de la Guerra Diego Hidalgo llama a Madrid al General Franco y este a las fuerzas mejor preparadas: A La legión y a los Regulares como punta de vanguardia de otras unidades que hace llamar desde de África. 

La III Bandera de La Legión llegó el 8 de octubre a Barcelona, pacificando inmediatamente la situación que pronto estuvo bajo control de las fuerzas militares locales, por lo que pronto marchó por ferrocarril al Puerto de Pajares. La situación en Asturias era mucho más cruenta. Allí unió su esfuerzo a la V y VI Banderas de La Legión que, procedentes de Ceuta, desde el día anterior avanzaban desde Gijón hacia Oviedo. Una vez restablecida la situación en la Capital del Principado, se dirigieron a Mieres, capital de la cuenca minera, donde no sin duros combates se dominó la situación. Aún hubo de quedar presencia legionaria en el Principado a instancia de las autoridades militares, debiendo se relevada la VI Bandera de La legión por la II, que permaneció en misiones de guarnición y vigilancia hasta marzo de 1936, en la que, por disposición del gobierno, integrado por un frente popular de izquierdas se le ordenó replegarse a su acuartelamiento en Tahuima.

En aquel clima de pre guerra civil, las unidades legionarias que habían contribuido de alguna manera a salvar a la República, ahora eran denostadas y despreciadas.  Llegados a Tahuima, se le encargó a La legión hacer una carretera, tarea bastante impropia para gentes acostumbrados a ser vanguardia y no obreros especializados. Los oficiales empuñaron el pico y la pala en solidaridad con los legionarios. Aquello no habría de durar mucho, hasta las maniobras del Llano Amarillo y lo que, desgraciadamente vino después.

Finalizada la Guerra de 1936-39, en sus Cuarteles del Protectorado, La legión pudo celebrar el XXL aniversario de su fundación y veinticinco años después, entregado ya el Protectorado y el territorio de Ifni a Marruecos, celebraba La legión su L aniversario, en esta ocasión en los Cuarteles de Melilla, Ceuta, El Aaiún, Esmara y Villa Cisneros. 

La segunda de las ocasiones a la que antes me refería al hablar del ensombrecimiento de los aniversarios fue más sutil y duradera. Se inició con el advenimiento de los gobiernos socialistas en los años 80 y fue in crescendo prácticamente hasta el LXXV Aniversario, coincidiendo con la presencia legionaria en misiones en el exterior, pero se prolongó después algunos años. Para muchos de nuestros lectores, esta segunda ocasión habrá pasado desapercibida, pero para los que integramos las Unidades de la legión en aquellos años, créanme que lo fueron de desasosiego y de frustraciones por los ataques a la esencia de La legión, al “Credo Legionario” y a todo los que representase un signo distintivo de La Legión: Uniformidad (se perdió durante algún tiempo la tradicional camisa legionaria sin cuello y de manga larga), reclutamiento (banderines de enganche, extranjeros), Escala Legionaria (y la supresión de la Academia de Mandos Legionarios) y ritos como la veneración que sienten los legionarios por “su” Cristo de la Buena Muerte. 

Fue un tiempo de luces y sombras. De luces porque se iba consolidando el mando orgánico de La Legión, a las órdenes de un general, que hasta el momento solo había desempañado las labores administrativas propias de un subinspector. Ya se había organizado el 4º Tercio con la BOEL como punta de vanguardia. La Subinspección de La Legión, que se había trasladado a Ronda, lo hacía más adelante a Torremolinos, transformándose en el Mando de La Legión, germen de lo que fue la Brigada de La Legión ya en Viator (Almería) donde continúa en la actualidad, mientras los tercios 1º y 2º, desde Melilla y Ceuta, continúan celosamente “vigilando la frontera”

Pero también fue un tiempo de sombras. El credo Legionario, tal como lo ideó el fundador y como fielmente se venía recitando en cada lista de ordenanza, en cada formación legionaria estuvo a punto de desaparecer. Algunos lo consideraban obsoleto al amparo de la literalidad de sus invocaciones: “.. hasta llegar a la bayoneta.” “…arrastrará cañones, carros…” sin penetrar en el simbolismo que encierran sus espíritus. Para otros, simplemente estaba superado con la promulgación de las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, hoy en día reducidas a la mínima expresión.

Al amparo de los coroneles de los Tercios, hubo que buscar refugio al Credo Legionario en las teóricas de formación moral y militar, donde se enseña el historial y tradiciones de las Unidades Militares. Tiempos duros en los que los oficiales teníamos que recurrir al propio credo: “cumplirá su deber, obedecerá hasta morir” para contener la ira de los legionarios. Muchos de los lectores recordarán la inefable figura del Subteniente José Sánchez Remón, cuando él, y los suboficiales más antiguos de cada uno de los tercios eran los encargados de invocar algún espíritu del credo Legionario en vez de hacerlo toda la formación al unísono, como se había hecho siempre y como, afortunadamente, se ha recuperado en nuestros días.

Intentos hubo, ya lo creo, desde dentro por revertir aquella situación. Desde el Servicio Histórico Militar (actualmente el Instituto de Historia y Cultura militar) se impulsó un seminario con ocasión del LXXV Aniversario de la Fundación: “La Legión del futuro y el futuro de La Legión” que apostaba por la operatividad en lo práctico y por la vuelta a las esencias en lo espiritual. No obstante el empeño continuó  hasta el punto que en el año 1996  el Estado Mayor del Ejército organizó un seminario en Segovia con objeto de revisar el Credo Legionario, al que asistieron representantes del propio EME, de las Comandancias Generales de Melilla y Ceuta, de la Fuerza de Acción Rápida y, por supuesto, de La Legión. Pronto se evidenció una divergencia entre los que representando a cualquiera de las Unidades mencionadas habían servido en La legión y los que no lo habían hecho. Situación comprometida que se salvó con la postura abanderada por el más veterano legionario de los presentes, el TCOL. Alonso Marcili, secundada por el resto: Si el Credo lo había dejado escrito el fundador de La legión, Teniente Coronel Millán Astray, Ninguno de los presentes era quién para modificarlo. Que Se escribiera otro texto y que lo bautizaran como se decidiera. 

Afortunadamente, aquello pasó. Los Legionarios, con su desempeño en las misiones a donde han sido asignados: Los Balcanes, Líbano, Irak, Afganistán, República Centroafricana, Mali, fuera de nuestras fronteras; Perejil, la limpieza del chapapote en Galicia, o la protección de las vías del AVE, cuando ha sido requerida para ello se han ganado a pulso el respeto de propios y extraños.

Con un antiguo Legionario al frente del Ejercito y un buen elenco de oficiales que ocupan algunos de los puestos de mayor responsabilidad, podemos los veteranos felicitarnos de los tiempos que corren para La Legión de cara a su centenario. Ojalá tengamos la oportunidad de ver a todas las Unidades legionarias, con todos los legionarios en activo formadas en parada, la presencia de los veteranos agrupados en torno a las Hermandades de Antiguos Legionarios y a SM el Rey pasar revista a todos en cualquier lugar de la geografía española.

 

Adolfo Coloma

5º Tercio de la Legión.

Tercio de La Nostalgia

4 agosto 2017

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