Es el lema que propongo para esta crisis impredecible y que cambiará el mundo. Nada será igual que antes.
Unos cumplen y otros menos. Unos son ejemplares, otros se ponen las medallas. Los humildes y sencillos, profesionales amantes de lo que hacen y ejemplares en su esfuerzo cumplen ese espíritu del Credo de la Legión que más que una norma militar es una definición del ser humano cuando en crisis como esta, hacen lo que ni ellos mismos suponían capaces de hacer. Sin darle importancia. Es su deber. Lo primero: no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos. ¡Que fácil es decirlo! Pues estamos viendo con qué facilidad y normalidad se hace: Médicos, enfermeros, policías, bomberos, limpiadores, vendedores, comerciantes, empresarios, autónomos, soldados…
Es la España de Infantería, la que “curra”, sufre, vive, disfruta, y trabaja; trabaja como siempre se ha hecho en España, a destajo, y ahora más, amenazados con los despidos, pero sigue haciéndolo por los demás, arruinándose y perdiéndolo todo. No abandonarán a nadie hasta morir todos. ¿Eso lo hacen todos?
Hay enemigos que sólo aparecen y responden con su violento sentimiento de odio cuando surge el honor y la honra. No comprenden que hay héroes que asumen el riego de la muerte por otros, para dar vida a otros; incluso solo para dar compañía a otros.
Todo esto lo digo con indignación, que no es buena consejera a la hora de escribir, pero me arriesgo y asumo mi mala sintaxis y mis errores. Voy al fondo, estocada entera.
Obedecer es la primera misión. A pesar de que los que mandan dejan mucho que desear y ordenan para ellos primero; luego los demás. Además mienten.
Las Fuerzas Armadas han cumplido y cumplen con su deber. Que esto sea lo que deben hacer u otra cosa es un tema distinto y que trataremos en momento más oportuno. Porque todavía resuenan en mis oídos las palabras del General Fernando Alejandre, cuando era JEMAD, ante la Mesa de Defensa del Congreso de los Diputados: <<A día de hoy para alistar una unidad o un sistema de armas para un despliegue o una operación determinada hay que canibalizar otras unidades o sistemas de armas que quedan fuera de servicio. Estamos al límite>>.
Ahora hay que estar unidos para superar este momento. Sin duda. Pero ni callados, ni sometidos. Que cada uno cumpla con su deber significa exigir al que no cumple.
Solo voy a poner el punto de mira en un escándalo mayúsculo del que hay que hacerse eco con urgencia. Las Fuerzas Armadas están haciendo lo que se la has ordenado y ponen su esfuerzo y mejor cara sin rechistar, todo lo contrario, con ganas e ilusión por ayudar a sus compatriotas cuando llevan años ayudando en el exterior. Lo mismo desinfectan, transportan material, atienden en sus hospitales, regulan el tráfico, llevan la compra de una anciana o vigilan un aeropuerto. Lo que sea. Lo que se nos mande.
En Cataluña, España, en las queridas tierras vascas, el País Vasco que le llaman, nos han prohibido la entrada, o ha sido toda una proeza poder entrar. Todo por esos gobernantes, o lo que sean, monopolistas del pensamiento, el único para ellos, el odio a España y por tanto a lo militar. Es muy grave, pero además de por ser conocido, por ser admitido y hasta diría que fomentado por estos gestores del odio a España, de su destrucción, que ni en momentos de crisis de muerte tienen el más mínimo respeto. ¡Cobardes!
Las Fuerzas Armadas no abandonan a nadie en el campo hasta morir todos.
Otros nos abandonan a nosotros a sus ciudadanos no admitiendo nuestra presencia. Quien lo consiente es reo de delito, moral, pero de grave delito a España. Por admitirlo.
Apoyo en lo que sea y cumplo con mi deber, pero no me callo señor presidente y señora ministra de Defensa. No necesitamos palabras hueras y menos manoseos inútiles. Cumplan con su obligación, constitucional. ¿Que las puertas de Cataluña y el País vasco se cierren para nuestros soldados? ¿Pero esto qué es? ¿Aquí quién manda?
Y a ti, mi general, Jefe del Estado Mayor de la Defensa, te pido que lo cuentes todo, no a medias. Aquí parece que mienten todos. ¿Te suena? Los militares no.
Sabes, porque eres el responsable, que las Fuerzas Armadas han desplegado en toda la geografía española. Pero no en Vascongadas y en Cataluña a medias y con harto dolor de corazón. No has dicho que se envió a la UME al aeropuerto de Sondica y el gobierno vasco los envió con cajas destempladas a la base militar de Araca sin admitirnos en ese trozo de España. ¿Es cierto? El Correo dice que el Ejército, que se dirigía al municipio de Loiu (junto a Bilbao) para desinfectar el aeropuerto, cambió su rumbo para cumplir con la misma función en Valdecilla (Cantabria) ante una llamada de queja del Gobierno vasco. ¿Es cierto
Necesitamos un Gobierno que nos diga la verdad.
No mi general, los soldados no están en toda España y tu deber es al menos decirlo. La órdenes desde arriba son breves y concisas, pero trascendentes.
Que cada uno cumpla con su deber. ¿A demanda? El deber necesita una explicación.
Hay mucha gente no dispuesta a abandonar jamás a un solo hombre en el campo (aún siendo viejos) hasta perecer todos.
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás,
tratando de ser lo más,
y de parecer lo menos.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
20 marzo 2020