A LA MINISTRA DE DEFENSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Cesado el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, general Alejandre, y nombrado su sustituto, general Villarroya,  la ministra de Defensa, Margarita Robles, se apresura a explicar lo inexplicable en un artículo que publicó el diario ABC este pasado domingo día 18 con el título de Las Fuerzas Armadas del siglo XXI.

Después del atractivo y estereotipado título no busquen más. No lo hay.

En negrilla la ministra destaca como un logro: <<Nuestro país es uno de los países con más misiones internacionales desplazadas en el mundo, desarrollando una gran labor e implicación por la defensa de la paz en el mundo>>. En fin, dejando para otra ocasión la redacción del párrafo, solo contestaremos con las palabras del cesado JEMAD en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados y que siguen en vigor; cada día que pasa de manera más preocupante: <<España no invierte en la seguridad global la parte que le corresponde y lo compensa parcialmente tratando de participar en diversas operaciones de mantenimiento de la paz a costa de un gran esfuerzo de sus militares y en cierto modo también a costa de la operatividad global de las Fuerzas Armadas>>. Preocupante realidad. No invertimos, pero a cambio ponemos soldados donde nos pidan, donde nos digan. Una irresponsabilidad que requiere como primera medida analizar los espacios en los que desplegamos y atenernos a la realidad de lo que somos y tenemos. Es decir, analizar esa inexplicable ecuación de  sacrificar a los soldados y desmantelar unidades. Compensamos el dinero que no invertimos con la participación en distintos escenarios; por soldados que no sea. En resumen, no hay dinero, pero vamos allí donde sea necesario a base de sacrificar a nuestros soldados y disminuir nuestra operatividad global (?). ¿Tenemos unos ejércitos exclusivamente dedicados a atender los compromisos internacionales dejando al pairo nuestra propia y no compartida seguridad? No sé, como decía, es una ecuación cuya solución arroja un peligroso resultado. Un debate largo y comprometido. Presumir de ser los que más misiones internacionales atendemos puede ser irresponsable con la actual dotación presupuestaria.

Llevamos diez años sin invertir, lo que ha creado una situación crítica en las Fuerzas Armadas.

Decía el JEMAD: <<A día de hoy para alistar una unidad o un sistema de armas para un despliegue o una operación determinada hay que canibalizar otras unidades o sistemas de armas que quedan fuera de servicio. Estamos al límite>>.

Cuando se firmó el compromiso de Gales en el 2014 España invertía en Defensa un 0´92% del PIB. A día de hoy no hemos cumplido el compromiso de ir creciendo progresivamente hasta alcanzar el 2% sino que estamos aún por debajo, con un presupuesto del 0´91% del PIB. El futuro con este Gobierno socialista-comunista ¿cómo lo ven?

Todos los países de la Alianza han hecho un esfuerzo para irse ajustando a los compromisos de Gales asumiendo alcanzar el 2% del PIB en materia de Defensa. España no. España ha empeorado y es el penúltimo de los países en dotación presupuestaria en materia de Seguridad y Defensa de los países de la OTAN. Eso sí, participamos en casi todas las misiones.

Es irresponsable, señora ministra, jugar con estas cosas de la guerra, que son las de su ministerio, aunque huyan ustedes del término guerra; les irrita pero la manejan como nadie (cuando les interesa).

Los ejércitos no están para la lisonja ni para hueras palabras.

Obras son amores. Para amores los presupuestos. Con usted no va eso de pan y cebolla. Amores son atender el grave problema de los soldados que echamos a los 45 años, solucionar el extraño caso de los submarinos S-80, el aún más extraño de los vehículos 8×8 para el Ejército de Tierra y renovar, prácticamente toda, la flota de aviones de combate y transporte.

El amor es el presupuesto y el convencimiento de la necesidad de tener unas Fuerzas Armadas bien dotadas y atendidas en lo profesional y en lo doméstico.

Menos palabras y preséntese ante su presidente y háblele de los presupuestos de Defensa y de paso le recuerda lo contento que estamos viendo como los comunistas y secesionistas le tienen entre la espada y la pared.

Termina su artículo con una frase que no pasará a engrosar el pensamiento militar: <<…tenemos que hacer una revolución para la paz>>.

De revolución saben mucho algunos de su Gobierno y estaremos atentos a ver si no revolucionan la paz, la convivencia y el respeto a la norma que todos nos hemos dado: la Constitución. Porque si se lee, ve y analiza la actualidad, el horizonte no se muestra muy complaciente; es más bien un horizonte de sucesos.

¿Conoce usted a Ángel González, premio Príncipe de Asturias de las Letras? Se lo recordaré:

 <<Nada es lo mismo, nada
permanece.

Menos
la Historia y la morcilla de mi tierra:
se hacen las dos con sangre, se repiten>>.

Las Fuerzas Armadas del siglo XXI no se construyen con palabras lisonjeras sino con seriedad, evitando el riesgo que supone emplear hombres para evitar invertir fondos presupuestarios.

El riesgo existe, dentro y fuera.

Lo que no existe es el adecuado presupuesto para hacerle frente. Y, lo peor, dudo de que exista la voluntad de hacerlo.

Mandar soldados a misiones internacionales para encabezar el ranking es, al menos, una irresponsabilidad cuando no se cuenta con el adecuado presupuesto y por tanto el necesario material y además dejamos nuestra casa desguarnecida.

No sé para qué ni para quienes son sus palabras; desde luego no para los soldados.

Hace unos días terminaba mi artículo Nuevo Jefe de Estado Mayor de la Defensa con una frase que algunos no entienden y me preguntan su significado: <<Es necesario modernizar el IFF>>.

IFF son las siglas de Identification Friend or Foe; es decir: identificador amigo-enemigo. Creo que queda claro.

Poco más que decir a la señora ministra de Defensa.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

22 enero 2020

Verba et Facta JOSÉ ÁNGEL ARMADA SARRIA. GENERAL DE BRIGADA DE INFANTERIA (R)

El último fin para el que el soldado debe prepararse es el combate

Efectivamente, ya el sabio refranero español nos recuerda en numerosas ocasiones el valor de los hechos ante las palabras. Así refranes como “obras son amores y no buenas razones “o” las palabras se las lleva el viento“, hacen hincapié en resaltar la importancia de los hechos.

La existencia de esos refranes nos indica que a lo largo de la historia se ha creado un verdadero escepticismo respecto a la palabra.

Hoy en día es posible que ese fenómeno se haya intensificado por el dominio actual de lo políticamente correcto y por la dictadura del relativismo. Programas que se anuncian y no se cumplen, frases hechas que suenan muy bien, etc., han desembocado en la pérdida del valor de la palabra. Sin embargo, tiempo ha habido en que la palabra era sagrada y el valor de un hombre se medía precisamente por su cumplimiento.

Pero es necesario reivindicar el valor de la palabra. Ya lo dice el evangelio de San Juan: “En el principio era el Verbo…” Es decir, la palabra antecede a las obras. Por supuesto que se puede obrar sin  necesidad de la palabra, pero, en general, lo conveniente es que se complementen. A demás la palabra tiene su razón de ser tanto anteriormente a la acción, para explicarla, como posteriormente, para dar cuenta de lo hecho.

Pero, no cabe duda, de que el valor de la palabra es diferente según el ámbito y el fin en que se pronuncia.

Si la palabra se utiliza para convencer, estimular, impulsar o mover al auditorio, la palabra es fundamental. No hay que olvidar que es el más directo y efectivo medio de comunicación.

La milicia es comunicación

Después de este preámbulo llegamos a la razón de ser de estas letras. La palabra reviste una importancia capital en el ámbito de la milicia. Todo en la milicia es comunicación. La acción del mando se ejerce a través de ella y para mandar es necesario informar, impulsar, mover los corazones de los subordinados. El subordinado tiene que conocer a su jefe. Para ese enlace, absolutamente necesario, es fundamental la palabra. Por supuesto que también los hechos producen un conocimiento, pero el complemento de la palabra es casi imprescindible. Todos los grandes jefes y conductores de hombres la han cuidado especialmente. Sólo hay que recordar la personalidad de Millán Astray, por ejemplo, aunque se podría citar a muchos más.

El valor de la palabra se acrecienta en el ámbito militar porque supone una verdadera exigencia para el que la pronuncia ya que es un compromiso que se hace con respecto a sus subordinados, de tal forma que su quebrantamiento es causa de la pérdida del prestigio necesario para el mando.

Hay que darse cuenta que el fin último para el que el soldado debe prepararse es el combate y para afrontarlo con éxito es necesario el prestigio del jefe y la confianza en él.

Recientemente hemos tenido la ocasión de comprobar el valor de la palabra. Nos han llegado las palabras pronunciadas por el JEMAD en su toma de posesión y verdaderamente han sido un regalo para nuestros oídos y un impulso para nuestros corazones de soldado.

 Palabras del general Alejandre nuevo JEMAD

El General Alejandre jura su cargo como JEMAD

El General Alejandre pronunció unas palabras que ya han sido glosadas magníficamente por el TG. Pérez Alamán en este mismo blog. Sin embargo me permitirá explicar la personal satisfacción que me ha producido su lectura.

Todo su discurso es una lección de moral militar. Las virtudes que nos han enseñado y que son claves en nuestra profesión están claramente expuestas en su discurso. En un tiempo en que no se estila tratar sino de cuestiones técnicas y prácticas, el General se ha dirigido directamente al espíritu de sus subordinados y al conocimiento de su persona por parte de aquellos que no pertenecen a la milicia.

Todos los conceptos tratados son las piedras angulares de nuestra profesión.

Ante todo el amor a España y con él la lealtad a nuestra historia y tradición, reflejada en la cita que hace de un viejo Coronel de la guerra de África.

Ante el panorama de  actual dominado por la falsedad y la difamación, como él mismo denuncia, reivindica los conceptos de honor, Patria y sacrificio

¡Cómo no emocionarnos ante la exaltación del amor al servicio y a las tropas, del compañerismo, de la entrega, del sacrificio, del amor a la responsabilidad, etc.!

Ha sido como una corriente de aire fresco ante la contaminación dominante.

Por último quiero resaltar también la revelación que nos hace sobre su condición religiosa y familiar que aunque supone, sin duda, una exigencia personal, ciertamente constituirán un aliciente para el cumplimiento de la misión.

El General Alejandre podría haber pronunciado un discurso al uso de sus altas responsabilidades y dejar que le conociéramos por sus hechos. Sin embargo, ha preferido, con la palabra, hacer un discurso de soldado dirigiéndose a sus subordinados y comprometiéndose con ellos.

Muchas gracias mi General y le deseo todos los éxitos que merecen sus palabras.

JOSÉ ÁNGEL ARMADA SARRÍA. GENERAL DE INFANTERÍA ( R.)

Blog generaldavila.com

12 abril 2107