La palabra servicio es compleja, admite numerosas acepciones, diversas y cambiantes; desde hacer el servicio, a hacer un flaco servicio; desde servicio de inteligencia, a orinal; desde estar de servicio, a estar al servicio de alguien.
Parece que siempre hay quien sirve y quien es servido. Antes era frecuente: <<para servir a Dios y a usted>>; <<servidor suyo>>; <<a su servicio>>. El servicio remunerado no es servicio, sino eso: un trabajo por el que te pagan.
Sin ánimo de entrar en la filosofía del jamón, que según el maestro Gustavo Bueno es la del hostelero andaluz: <<Mi filosofía es jamón, jamón y jamón>>, quisiera entender la del servicio.
La filosofía de un soldado es el servicio al conjunto, a la patria, estar de servicio es servir a la unidad, a los tuyos; como la del policía, el bombero o el médico de urgencias.
El soldado además está a las órdenes de… No a su servicio, sino a la orden del conjunto, cuya guía es la ley, el deber de cumplir con lo establecido.
El matiz es importante, porque el que ordena no puede hacerlo a su capricho, ni a su particular criterio, menos a su filosófica doctrina o creencia, sino sometido a la ley que rige al conjunto, al orden y la disciplina.
Esto, tan sencillo y fácil de entender, queda roto cuando el que sirve empieza a descubrir que se están sirviendo de él. La forma más fácil de comprenderlo, de darse cuenta, es ver que tu servicio no es para todos, un bien para el conjunto, sino según el patrón, el interés de un grupo concreto; no de la generalidad y que, por tanto, se conculca la Ley, los principios; y el orden establecido.
El mayor ejemplo de servicio debería ser el prestado por aquellos que se dedican al quehacer político. Me preocupa que no entendamos: <<Que de arriba se imponga la fuerza y de abajo surja la sumisión>>. El peligro de convertir una sociedad en esclava es patente; sin ella enterarse. Ocurre en numerosas ocasiones y Estados, hoy, ahora.
Decía Ortega y Gasset que la claridad es la cortesía del filósofo. Se comprende que entre estos servidores llamados políticos escasea la cortesía, son poco claros o, quizá, formen parte de la filosofía con la que ironizaba el maestro: jamón, jamón y jamón.
<<Pa asá una vaca>>, definición sublime e inmejorable de la filosofía política.
No cabe la menor duda de que <<hay que esmerarse en no ridiculizar ni lamentar las acciones humanas, sino entenderlas>>, como propugnaba Spinoza en su Tratado político. Cuántas veces lo he intentado, cuántas veces quedo más confundido.
Los que deberían servir, no sirven: se sirven de ti. Aprendieron, sin haber leído -ni torta- que son el monopolio del poder y que no hay tal sin máquina de imposición del miedo. Jamás lo leyeron en Maquiavelo, lo cual significa que el florentino era un verdadero sabio; y que nada ha cambiado.
Claro que el miedo va por barrios. Flaco servicio.
No lo duden: se sirven de usted; de nosotros. Consentirlo es una forma cómoda de vivir que entra dentro del relativismo o si lo prefieren del servilismo.
Si es ese el sentido de la vida sigamos camino del monopolio del poder. Allí se encontrarán con sorpresas.
Cuando llegamos a esta situación todo está perdido. El honor entre otras cosas. En recuerdo a Mozart: <<Si el emperador me quiere, que me pague, pues sólo el honor de estar con él no me alcanza>>.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
3 febrero 2020