LA ENSEÑANZA EN LAS FUERZAS ARMADAS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Si algo hay que hace grande a una nación y a sus ciudadanos es la excelencia en tres asuntos de Estado: la Educación, la política Exterior y sus Fuerzas Armadas. Todo lo demás se le dará por añadidura.

Es por ello que cada vez que llega un Gobierno a ponerse al mando de la nación se cambian la ley de Educación, el rumbo de exteriores se pierde en un caos político y se le da media vuelta a los ejércitos para que miren en dirección contraria. Es evidente que a día de hoy son asignaturas pendientes para el Estado español.

Siempre hubo un paradigma dialéctico con las Fuerzas Armadas: un modelo institucional u ocupacional. Pulso moral de la nación, o empresa estatal con cuenta de resultados (políticos y económicos).

Aquí hace ya algunos años, —los suficientes para que el daño sea irreversible— la idea ha sido retirarlas de su misión fundamental y utilizarlas como melifluo instrumento de una ideología.  También queda claro que gastar en ellas debe ser testimonial, lo mínimo.

Claro que nuestros aliados piden y exigen y…

Claro que las Fuerzas Armadas no pueden corregir sus deficiencias materiales y morales de un año para otro, pasan los años  y…

Claro que la Defensa, que es un asunto de Estado, de la Nación, no se improvisa y…

Claro que un día estalla la guerra y…

Sin duda quien decide, si preciso fuera, entregar su vida en defensa de España se aleja del modelo material, de la cuenta de resultados, para introducirse de lleno en el mundo axiológico donde es difícil se asiente la rentabilidad económica.

La milicia en su pureza no es la industria militar. La milicia en su pureza no es una empresa ni una cuenta de resultados ni la enseñanza debe ajustarse a exclusivos parámetros del mundo de la enseñanza civil. El argumento es muy sencillo: aquí se viene a entregar la vida en su concepto más amplio «si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España», compromiso desconocido en cualquier otro empleo público o privado.

La base de unos ejércitos capacitados y moralmente fuertes depende en su mayoría de dos aspectos: la enseñanza y el apoyo que reciba de la nación. En la vida militar no priman los intereses individuales, sino los nacionales, no hay ideologías, sino respeto a la Ley que enmarca al conjunto de la nación, el respeto a la Constitución y por tanto a la misión que esta les asigna. El militar no cumple y obedece por afectos ni por ideologías, sino por cumplimiento del deber legalmente establecido y ello bajo conceptos morales y virtudes tradicionales. Tiene su misión definida de manera clara y rotunda en el Título Preliminar de la Constitución.

La evolución hacia otra forma de entender la milicia —modo ocupacional, desmotivador— se puso en marcha con lo más preciado, con lo que a la larga daría sus frutos: la enseñanza militar.

Con falsos argumentos se ha justificado la necesidad de un cambio alegando torticeras razones: las raíces históricas, las tradiciones y los valores militares se enarbolan como una supremacía que pretende ser un «poder militar». Falso a todas luces.

La mayor virtud de un soldado es la humildad:

Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.

La reforma de la enseñanza militar, como dije en mi anterior artículo La transformación de los Ejércitos en España, era motivo de especial tratamiento, la victoria sería a medio y largo plazo, pero había que ir despacio y con cuidado. Les daba miedo acometerla. Se halla incluida en ese nuevo concepto llamado «escuela democrática» velo que oculta la manipulación para adaptar las futuras generaciones a un pensamiento alejado del esfuerzo y el sacrificio, bases de la carrera militar.

Decía Ortega y Gasset que el militar actual era un guerrero deformado por el industrialismo. De eso hace ya muchos años. Por eso a Europa la guerra le ha pillado con el pie cambiado y a España con los pies en la dirección contraria. ¡Si hoy nos viese o definiese…!

Así se entiende el desarme de Europa. Con las armas rendidas: «…vieron un tropel de ratones hambrientos que por la noche les había roído las cuerdas de sus arcos, las correas de cuero de sus escudos y todas las partes comestibles de sus armaduras».

Confiamos nuestra defensa a otros y bebimos y comimos hasta caer en un sueño profundo. «Nos prometieron cincuenta navíos, pero nos engañaron enviándonos solo uno de verdad y cuarenta y nueve de juguete, con muñecos por tripulantes, que el capitán arrojó al pasar cerca de la costa…»

No creo que haya una carrera de mayor complejidad, ninguna, como la militar. ¿Argumentos? Solo uno: en las guerras actuales participa toda la sociedad, todas las profesiones son actores de la guerra sea cual sea la actividad sin que nadie quede fuera del conjunto, nadie. Pero ese conjunto de nada sirve ni nada logra si no está mandado y además bien mandado que no es otra cosa que extrayendo lo mejor de cada uno lograr la excelencia del conjunto haciéndolo vencedor.

¿Estamos formando: militares?: «Junto a esa formación militar, será requisito para acceder a las escalas de oficiales obtener un título de grado universitario y para las escalas de suboficiales, una titulación de formación profesional de grado superior.” (Ley 39/2007 de la carrera militar, preámbulo, V)».

Sustancial cambio con la excusa del necesario ajuste para cumplir con el Plan Bolonia. ¿Era necesario? ¿No eran autosuficientes las Fuerzas Armadas para impartir su Grado? ¿No disponen de autorizados profesores con titulación y Centros más que excelentes?

Fue la Ley 17/1989, de 19 de julio, reguladora del Régimen del Personal Militar Profesional, la que definió un sistema de enseñanza militar integrado en el sistema educativo general y, por lo tanto debería adaptarse a los parámetros que regulan la enseñanza en dicho sistema, tanto en su nivel universitario (oficiales) como en el de la formación profesional de grado superior (suboficiales). Las leyes 17/1999 de régimen de personal de las FAS y la Ley 39/2007 de la carrera militar terminaron de ajustar la enseñanza militar. Entre los diversas posibilidades para adaptarse al nuevo sistema educativo se eligió la peor, ¿intencionadamente?

No es necesario explicar todo el proceso harto complejo. Solo es necesario decir que si antes se salía teniente o alférez de navío de las academias militares después de cuatro o cinco años de única y estricta formación militar hoy es necesario obtener en el mismo tiempo el grado de Ingeniería de Organización Industrial, Ingeniería Mecánica o Ingeniería de Organización Industrial. Con lo que durante los cuatro primeros años de formación el 75% del tiempo se dedica a la ingeniería con profesorado exclusivamente civil olvidando el peso que requiere la formación militar.

Ahora se estudian tres carreras en cinco años: ingeniero, militar ¿y técnico en emergencias o algo parecido? Lo militar es absolutamente secundario.

La Enseñanza en lo militar —Grado universitario, Plan Bolonia—, ha sido un estrepitoso fracaso. Equiparación ¿Para qué? Tenemos el criterio de que un Ejército es mejor o peor no por sus mandos y soldados sino por el material que tiene con lo que la formación de sus oficiales pasa a un segundo plano. Más técnica que humanística.

¿Pasamos a un nuevo modelo que se implanta: el de los ejércitos/empresa como Wagner? Supongo que los ejércitos están desarrollando el modelo o al menos pensando en las cosas que se ven. La técnica y la ciencia han matado a la guerra y a lo que de humanitario debe tener una guerra.

El Plan Bolonia ha sido un fracaso en lo militar, una innecesaria cesión de la formación militar no al mundo académico, sino al político. Politizar la milicia es utilizarla para unos fines ideológicos y la defensa de una nación está por encima de cualquier opción política.

Debe crearse un Centro Universitario propio de las Fuerzas Armadas con una docencia propia dependiente del ministerio de Defensa exclusivamente y con sus especialidades que integrasen al personal civil académico necesario.

En estos momentos falta fluidez académica, las relaciones Academia General Militar y Universidad dejan mucho que desear. El sentido que tenía el «espíritu de la General» desaparece cada día.

Déficit de oficiales en los empleos básicos y de mando directo de unidades porque se producen muchas bajas en las academias, los alumnos de letras tienen vedado su acceso a la carrera militar, la formación humanística ha desaparecido, la historia no es asignatura para el militar, la falta de vocaciones (vocación militar se entiende) es notoria. Nadie dice nada y lo peor: parece que todos estamos muy contentos.

Menos mal que la materia prima es excelente y nuestros oficiales suplen con su esfuerzo y amor a la profesión los déficits que encuentran en el proceso de formación. Contra el espíritu y la tradición no hay quien pueda.

«Creían que sin religión, sin magistratura y sin ejército podrían vivir en el pensamiento, en la pura especulación».

Me llegan rumores de cambio. Esperemos porque ahora España entra en parálisis y después nadie sabe lo que vendrá.

Lo militar está fuera de la corriente de la modernidad, pero la guerra cada vez está más cerca. Es más que un incendio y más que una simple emergencia. Lo es todo.

P.D. Puedo adelantar que el Jefe del Estado Mayor del Ejército, consciente de las debilidades  del actual sistema de enseñanza militar de formación para el ingreso en la escala de oficiales ha constituido un grupo de trabajo en el que se incluyen miembros de la Universidad de Zaragoza, la Dirección General de Reclutamiento y Enseñanza Militar, la Academia General Militar y la Guardia Civil. Se trata de diseñar un nuevo modelo formativo de la enseñanza militar de formación para oficiales.

El objetivo es crear un nuevo grado universitario que se adapte al nuevo perfil de egreso definido por el General de Ejército Jefe de Estado Mayor del Ejército. Habrá una mayor carga humanística, en detrimento de las científicas, siempre con unos conocimientos profusos en las nuevas tecnologías, el liderazgo centrado en el Mando Orientado a la Misión y la gestión de la información y el conocimiento.

En la actualidad se trabaja en la memoria de verificación del nuevo grado que, ya redactada y presentada, está en proceso de aprobación por la Agencia de calidad y prospectiva universitaria de Aragón (ACPUA).

Una excelente noticia.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

Junio 2023

 

LA MINISTRA DE DEFENSA Y LA CÚPULA MILITAR Rafael Dávila Álvarez

Me preguntan si veo próximos cambios en la cúpula militar. Empiezo por no saber qué es eso de la cúpula militar, aunque me suena a unos señores que llegados al lugar empiezan a pensar en lo que hay que cambiar y no en lo que es conveniente mantener.

En la milicia solo hay tres cosas que deben preocupar al Mando: la unidad de la Patria, los medios necesarios y exigibles, y las condiciones de vida y hacienda de las tropas, individual y conjuntamente. Lo demás es hoy; y mañana puede cambiar.

La rutina se apodera del mando cuando se asoma durante un largo periodo a la misma ventana y ve siempre el mismo paisaje.

Sun Tzu rastrea los rasgos psicológicos de un general que pueden acabar con un ejército. En primer lugar el orgullo, que con el paso del tiempo llega a convertirse en enfermedad incurable. Un sentido del honor muy particular y sensible que le sube al peldaño de la maestría cuando ésta solo se alcanza al dejar la responsabilidad. Nadie es maestro en el ejercicio. Es necesario reposar.

Grave error es creerse uno mismo el tiempo, dominador del momento, cuando el futuro te sobrepasa.

Por último confundir el concepto de valor y ello te deje ciego ante la necesidad del momento.

Sunzi insiste en la lucidez como máxima expresión del mando absoluto.

Confucio fue interrogado por Tzu Lu sobre qué hombre escogería para poner al frente de los Ejércitos. Su respuesta fue intemporal:

«No escogería al hombre que está dispuesto a enfrentarse a un tigre o a precipitarse en un río sin preocuparse de salvar la vida o morir. Elegiría, sin duda, a un hombre que considerase el obstáculo con la prudencia requerida y que prefiriese triunfar por la estrategia».

Nada hay más difícil que la elección. Nadie es el mismo cuando sube un peldaño, tampoco cuando lo baja.

El gran problema de un ejército que no combate es saber qué es eso de la estrategia y a un general en la cima le cuesta entender que su arte no es la estrategia, sino saber cómo moldear la naturaleza humana. Claro que para eso es necesario ser Napoleón y tener un ejército como el suyo.

Pensar en el 2030 es un buen ejercicio de futuro cuando se desconoce casi todo el futuro para la guerra, y no se sabe muy bien lo que significa. La prudencia no es cobardía y las apariencias juegan una baza disuasoria cuando se conoce el oficio. Un general previsible es un general derrotado. Su valor se esconde en el silencio interrogante.

Dormir con Vuestros ojos, reciente novela de Gabriel Albiac, recoge un cúmulo de conocimientos; toda una vida. Una delicia fruto de un trabajo enorme.

Maquiavelo, aún demasiado joven, cena con Caterina Sforza. Este ha debido cometer una ligerísima indiscreción que a la Gran Señora no escapa:

«No sois demasiado discreto para vuestro oficio, canciller. No, no os sonrojéis o haréis sonreír a nuestra invitada. Sois joven. Ya aprenderéis los formalismos de vuestro gremio: se ve todo, no se mira nada».

El contrapunto, militar, es Lord Wellington: «Toda mi vida ha discurrido intentando adivinar lo que había del otro lado de la colina».

Son posturas distintas ya que lo son los cometidos. En común esta el servicio.

—Verlo todo, no mirar nada.

—Mirarlo todo adivinando lo que está oculto, enmascarado o mimetizado.

Es un juego precioso que debe ser preciso para que cada uno interprete y cumpla correctamente su misión: elector y elegido.

Si hay un ministerio que tiene clara su misión, escrita en el preámbulo de la Constitución, ese es el de Defensa.

En la guerra el enemigo está claro. En la paz hay que adivinar cada día quien provoca la debilidad interior, causa de la ruina de muchas naciones. Por ejemplo acabar con su unidad e integridad territorial. Dar facilidades para ello es también debilitarla.

Que usted elija bien.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

28 septiembre 2021

 

 

 

 

 

 

TRADICIONES MILITARES E INTENCIONES. UNA REFLEXIÓN (General de División Rafael Dávila Álvarez)

Coronela (1)Preocupa tanta legislación en la milicia. Leyes y decretos para tan humilde y duro oficio, el de soldado, se unen a la permanente incertidumbre de los cambios orgánicos, verdadero quebradero de cabeza que nunca parece estabilizarse. Es la modernidad, dicen. Disposiciones todas que poco o nada tienen que ver con el espíritu militar conservado gracias a una larga tradición y protegido por los valores morales que han logrado mantenerse por encima del paso de los tiempos. Menos mal que por ahora, mal que bien, se mantienen. El amor a la Patria, el culto al honor, al valor frente al enemigo y la disciplina en todo, valores recogidos en las Ordenanzas Militares desde hace siglos, han sido la ley y la razón del comportamiento militar. Es el tesoro que guardamos.

Nadie duda de la continua necesidad de adaptación a los tiempos. Nuevos procedimientos son necesarios para hacer frente a desconocidas formas de guerra y enfrentamiento en nuevas dimensiones, aunque convenga no olvidar que la razón de ser de los ejércitos sigue siendo la lucha armada justificándose sus existencia en la defensa de la sociedad y de la Patria. Eso requiere una legislación de naturaleza moral, algo que solo la tradición escribe en los pliegos internos del alma y que se hereda de generación en generación.

Siempre fueros las Reales Ordenanzas el compendio de los principios éticos y reglas de comportamiento del militar español y siguen siéndolo a pesar del escaso valor que tienen para nuestros legisladores a tenor de la regulación que le han dado. No sé, quizás haya sido mejor para no confundirse con el entramado de tan dispersas disposiciones. Cuando uno se ve perdido en el laberinto legal recurre con más fuerza a los, para algunos, decimonónicos principios morales. Siempre fueron un buen refugio. Gracias a ellos los ejércitos mantienen intacta su fortaleza moral, la de sus convicciones, su dimensión espiritual y patriótica. Un oficio como este, épico, vocacional y de riesgo, solo se rige por las leyes del espíritu. Quien no sepa interpretar lo que intento decir es mejor que se dedique a otra cosa, siempre que esa otra cosa no sea organizar la milicia.

Me surge la duda sobre la intencionalidad de algunos cambios; no parecen tan inocentes y necesarios como predican. Se rompen vínculos, se desorienta y quedamos enredados en la duda.

Hay un mandato moral en nuestro código ético, en las Ordenanzas, que obliga a conservar y transmitir el historial, tradiciones y símbolos de tu unidad para perpetuar su recuerdo, contribuir a fomentar su espíritu y reforzar las virtudes militares de sus componentes, como herederos y depositarios de una gloriosa tradición militar. Los símbolos fortalecen la voluntad, exaltan los sentimientos e impulsan al sacrificio. Representan todo. Conviene no olvidar el estilo de los viejos reglamentos: «Llegado el instante del asalto, el escalón de fuego, con los oficiales a su altura y enardecidos sus hombres con gritos de guerra y con el canto del himno de su Regimiento, se lanzarán a la carrera a través de las brechas abiertas…». Símbolos, códigos prodigiosos y extraños, gritos de guerra, arengas que arrastran más que palabras; sobrecogedor desafío, un resorte que hace revivir el espíritu de los ejércitos de todos los tiempos, de la tradicional dedicación al servicio y al sacrificio.

El sentimiento de Unidad crea lazos eternos que perduran a través de los tiempos y forja unidades muy sólidas cuyos miembros se sacrifican individualmente en beneficio del grupo. Esa es la clave en la que se sustenta la moral y el espíritu de las auténticas, históricas y heroicas unidades.

El nombre, el lema, el himno, el guion, la hermandad, el servicio, la fraternidad… Sí, códigos prodigiosos capaces de hermanar en su síntesis a todos los hombres y luchar juntos hasta la muerte por un común ideal. Son los vínculos que los hermanan para siempre. La disgregación se manifiesta cuando se suprimen y con ello las relaciones entre sus miembros.

Son la esencia de nuestra milicia y todos debemos ser responsables de mantenerlos pensando en que somos más efímeros y menos importantes que aquellos que nos precedieron.

Las tradiciones son una herencia moral reflejada en nuestras Reales Ordenanzas y grabadas en el alma de un soldado. Las intenciones quedan en las leyes y órdenes ministeriales que nos regulan y organizan.

Una cosa son las tradiciones y otra las intenciones. A menudo nada que ver las unas con las otras.

Requiere una reflexión.

General de División Rafael Dávila Álvarez (R)

Blog: generaldavila.com

7 febrero 2021

LA LEY DE MEMORIA DEMOCRÁTICA. A PABLO CASADO: ¿PERDEREMOS LA GUERRA? Rafael Dávila Álvarez

Pablo Casado en una visita a la ermita de la Virgen de la Soledad

¿Puedo saludar?

A Pablo Casado que me estará escuchando.

¡Mira!: vienen cantando Montañas Nevadas, con nueva letra de la maestra Calvo y música de un tonadillero de nombre Félix Bolaños.

Ambos leguleyos muy, pero que muy, socialistas de nuevo cuño. Traen en sus canciones la Ley de Memoria Democrática. Quieren levantar su patria, un inmenso afán les empuja. Será para este mes de septiembre en el que esperan mucho ruido que deben acallar.

Se les va de las manos Podemos y difícil va a ser mantener Unidas, incluso no está claro que arrimarse a Arrimadas (camino de la desaparición política) sea suficiente para sacar adelante las cuentas del Gran Pretendiente Sánchez.

Una cosa es predicar y otra dar trigo. Lo mismo digo yo. El Pretendiente siempre predica; trigo jamás.

Trigo contra la COVID-19, contra el paro, contra el comunismo, contra el socialismo caballerista y zapaterista, una alternativa ante tanta mugre, y echar para siempre, sin trigo, a apoyadores del terrorismo, a separatistas, a cuentistas y a golfos de la política, y nada ni nadie nos lo ofrece, que cada vez esto se pone más feo y ya nos vemos plantando tomates en el alféizar de la ventana a falta de trigo.

Hubo un tiempo en que en España la cosa iba entre bien y mal, pero iba, a trancas y barrancas, con la pesoe o con el pépé, mal que bien con los vascos del pe-ene-uve y, peor que mal, siempre, con los separatistas catalanes, con el grupo Pujol-Conde de G-, pero podíamos aguantar, y de hecho nos aguantábamos, hasta que la pesoe se tiró al monte y el pépé se quedó en la nómina y en el suicidio colectivo, con  los cuatro de siempre, uno a Europa, otro a escribir gacetillas de todo a cien, otro a echarse novia, el más largo a la privada, y el más corto a los juzgados, que no daba abasto.

Ley de Memoria Democrática.

¡Mira Pablo!: ya vienen cantando Montañas Nevadas. ¡Mira Pablo Casado!: traen en sus canciones la Ley de Memoria Democrática; quieren levantar su patria, un inmenso afán les empuja. Hay que estar ahí Pablo.

En la milicia, en la guerra, batalla perdida general fulminado, y si se descuida, peor. Claro que es una batalla, pero si se trata de la guerra, ninguna solución, y si ha habido cobardía, traición o cosas así, que ya se sabe y uno lo reconoce después de tantas guerras, pues el final es peor, tan malo que da comienzo una nueva cosa desconocida o demasiado conocida y eso tiene culpables con nombre y apellidos.

Han pasado muchas cosas, tantas que algunos olvidan; otros no. Me refiero en política que, aunque lo es todo, conviene diferenciar entre el rábano y las hojas.

Creías que esto pasaría, y que España no le daba importancia, que pronto se olvidaría y que tu postura centrada —que en política ya se sabe— te daría la pose de un hombre dialogante y capaz de lo más grande, incluso de lo más difícil. Pues no.

Las tres cosas que te han llevado, y te llevarán al ostracismo político, si nadie lo remedia, son, a saber:

1.- Ley de Memoria Histórica.

2.- La exhumación de los restos de Franco, pasando por encima de la Iglesia de Roma (y de España).

3.- La salida de España del Rey Don Juan Carlos I.

De aquí nace la República, los separatismos, el enfrentamiento, la crispación y el despiste del personal. La muerte anunciada de la Transición. Vuelta a empezar. Ponle fecha al punto de retorno. La chispa será el desempleo y el hambre. ¡Bum!

Tres en uno. Trinidad que te lleva a la fosa de la política de la que esperamos que algún día seas exhumado todavía con vida.

Seguro que tu Estado Mayor no ha caído en que en esta trinidad se encierra el problema, el único de momento: España.

Esta es la Guerra. Lo demás son, han sido, batallas, por cierto todas perdidas. La COVID-19 ha sido el último lance al que has entrado como un mini-miura. Nada. Definitivamente Waterloo.

Es tarde y el día declina.

Ya no vale mirar para otro lado. O sí, o no. O das la batalla o pierdes la guerra. Díselo a los mediocres y tibios de tu partido —quizá necesarios, pero prescindibles en estas ocasiones— hasta hace poco de tantos millones de españoles, hoy desengañados. Esos que piensan que defender ciertas posturas —constitucionales que no se cumplen— es ser facha, franquista, ultra, y que hay que mantener una postura moderada.

El final de la contienda se acerca. Es la hora del mando único. Lo pondré más claro: Mando Único. Para mandar hay que haber nacido y es necesario que se vea que eres el jefe y por tanto obedecido.

Una sola derrota basta para que todo se derrumbe. Ni una victoria, ni cinco, ni mil, pueden asegurarte el éxito. Sobre todo cuando la derrota se lleva el sueño de España y de los españoles.

Nos cuenta Andrés Révesz, Wellington. El Duque de Hierro, que poco importa que la batalla de Waterloo fuera ganada o perdida por Napoleón. En Waterloo, no solo Napoleón fue derrotado, sino el sueño grandioso de los franceses. Los dioses ciegan a quienes quieren perder.

Pablo Casado, es tu momento. Tu segundo, tu minuto, tu hora de luchar para evitar que el sueño de España se deshaga en manos de unos aventureros, pero que vienen decididos a ello.

¿O es que detrás de tanta cosa rara se esconde un pacto de la pesoe con el pépé ante la descalabrada situación? Difícil es que un personaje como Sánchez lo quiera, pero París bien vale una misa.

¿Has pactado la Ley de Memoria Democrática? Has perdido la guerra. Lo que te espera es lo que te has ganado. Yo espero equivocarme.

Lo anunció Unamuno y en ello estamos: ¡Viva la introyección!

Sigo confiando en ti, Pablo, pero recuerda que aquí se conduce por la derecha. Compórtate como un auténtico General en esta guerra, dónde llevas perdidas demasiadas batallas.

A Pablo Casado que me estará escuchando: te adelantan por la derecha y por la izquierda; y por el centro te atropellan.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

1 septiembre 2020

La verdad y la mentira Andrés Manrique.- Teniente (R)

¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira? ¡Vaya dilema! A menudo escuchamos eso de “esta es mi verdad” y uno piensa si hay más de una verdad. Verdad absoluta, verdad relativa, verdad objetiva, media verdad.Probablemente este dilema nos lo aclararía la filosofía pero, empleando el lenguaje de la calle, llegaremos a una  mejor comprensión del término. Veamos.

“Entre la verdad y la mentira no hay más que cuatro dedos, que no es más que lo que dista la oreja del ojo. Porque lo que te contaron puede ser mentira si te quieren engañar,  pero lo que tú has visto con tus propios ojos sabes que es cierto…..”

No viene al caso el autor de esta frase pero creemos que es irrefutable y acertada.

Cada díaaparecen nuevos términos en el lenguaje, incluidos ya en la RAE algunos de ellos, que no son más que eufemismos que nos desvían de la realidad de los hechos. Una realidad por todos conocida pero que se intenta enmascarar. Ejemplo de ello es el término “posverdad” que no es más que una manipulación de la realidad con ánimo de influir y acercarnos a un determinado pesebre. Es decir, mentira y falsedad.

Juan Soldado es un ciudadano más, de los de a pie, de los que pisa la calle a diario y con los ojos bien abiertos, de los que no se creen todo lo que escucha (más bien casi nada) si no de los que, atentos a la actualidad, digieren ésta con razonamientos.

Juan Soldado, respecto a lo que a él más le interesa,no ve más que manipulación y constante descrédito de nuestras F.A.s por parte de demagogos, manipuladores y divulgadores de esa “posverdad”. Asiste cada día a los razonamientos de los “anti todo” desconocedores de la realidad. Hablan del acoso a nuestras soldados, de ideologías extremistas en nuestras filas, corrupción generalizada, escasa utilidad, estamento privilegiado, excesivo gasto…..Todo falsedades en un momento en que juzgan a malversadores, defraudadores y ladrones de toda estirpe. Todo cuando la falta de valores éticos nos anega y desborda. Todo cuando la incoherencia y falsedad es la moneda de curso legal en algunos representantes públicos que proponen estilos de vida del que ellos huyen. Se ha instalado en la sociedad el agravio, el insulto gratuito (y gratis) y la difamación lanzada sobre el vecino de la cual es imposible defenderse. Todo vale.Aún no cayó la gota que colma su vaso, pero la ve próxima.

Juan Soldado sabe que las F.A.s son actualmente una de las instituciones más valoradas por los españoles y ese es su mayor activo. La opinión del español de bien le sirve de acicate y la del farsante y manipulador no merma ni un ápice su alta moral. Sabe que en sus filas se respeta a la mujer, sabe que en su seno, en el ámbito privado, hay pluralidad ideológica, pero que en cualquier caso “cada uno será lo que quiera”, eso sí,  acatando el orden jerárquico y la imprescindible disciplina por la que siempre se guió la milicia. Sabe que la milicia profesa los valores que echa en falta en el resto de la sociedad.

Las Fuerzas Armadas han intervenido, intervienen e intervendrán allá donde sean requeridas. Y lo harán como siempre lo hicieron, con abnegación, espíritu de sacrificio y voluntad de servicio. Esto no se lo han contado al pueblo español, esto lo ven los ciudadanos con sus propios ojos día a día, ajenos a los que, con su “posverdad”, les intentan manipular.

Juan Soldado solo pide a los españoles que estén atentos, que escuchen con atención y pasen las noticias por el tamiz, pero en cualquier caso que tengan los ojos bien abiertos, pues lo que vean a través de ellos sabrán que es lo cierto.

Disfruten de la semana de las Fuerzas Armadas, de los actos que se celebren, de su desfile pues allí verán ciudadanos ejemplares, de los de VERDAD.

Acatar y cumplir.

Un saludo.

Andrés Manrique Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

29 mayo 2018

FALSO FEMINISMO. Andrés Manrique. Teniente (R)

Hablar de lo masculino no está de moda, muy al contrario. Denigrar de ello es lo progre. El feminismo, el radical, es lo que se lleva. Pobre de aquel osado que se atreva a remarcar alguna característica de “lo femenino” que destaque negativamente respecto de lo masculino (que, viceversa lo hay, en la misma medida), este será desterrado a las tórridas calderas de Pedro Botero. Sin duda.

De lo que se trata ahora es de poner en valor la supremacía femenina–lo que postula el machismo, pero al revés-. Lejos queda aquel concepto feminista de alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres –loable y necesario-. Igualdad en derechos, igualdad en obligaciones. De acuerdo.

Hay que abordar el problema de la violencia sobre la mujer, cualquier tipo de violencia. Hay que eliminar cualquier forma de discriminación sobre ella. Correcto.

Es necesario e imprescindible que la mujer, en igualdad de condiciones, tenga las mismas oportunidades que el hombre en cualquier situación y con los mismos méritos. La equiparación salarial entre hombres y mujeres que ejercen el mismo trabajo y rendimiento, es lo justo. Pues claro.

El movimiento feminista ha de seguir existiendo tal y como se  le vio nacer, exigiendo el reconocimiento de las características y derechos de la mujer en igualdad con el hombre. Solamente “carcas”, retrógrados y los tocados con turbante opinan lo contrario.

Juan Soldado no pone en duda estos postulados. La milicia es el estamento que más y mejor se ha adaptado al acceso femenino, desde hace ya treinta años. En nuestras FA.s, a diferencia de otros países, la mujer no tiene restringido el acceso a ningún Cuerpo o Escala, ocupa puestos de combate en igualdad de condiciones que el hombre, no existen cuotas máximas de ingreso para ellas. Hubo que hacer una adaptación en todos los órdenes, en la legislación aplicable, en la ordenanza interna, en salarios, en infraestructuras, en instalaciones e incluso en usos y costumbres al ser la milicia, tradicionalmente, oficio masculino.

Juan Soldado con lo que no está de acuerdo es con las imposiciones del actual feminismo radical (“feminazis” las llaman), que, o aceptas  sus postulados o eres un fascista, machista redomado sin curación alguna. Son insaciables, buscan la presa donde no la hay. Su apetito censor no se aplaca. Todo lo que no está en su credo, en su ideario, es machismo. Están en su momento más autoritario, profesan lo de “conmigo o contra mí”

De aquella discriminación positiva cuyo objetivo era el de conseguir mayores cotas de igualdad a través de normativas que la favoreciesen, se ha pasado al intento de ejercer una supremacía en el sentido contrario, es decir, a lo que se viene llamando “hembrismo”.

Juan Soldado ve próximo una oleada de puritanismo que viene de la mano, de este falso progresismo feminista, el cual llega incluso, a través de sus “lobbys” a la censura de las azafatas de todo tipo de eventos- deportivos, culturales- cuyas características no se ajusten a sus cánones.La cortesía masculina es censurada, cualquier mirada se puede tildar de acoso, no digamos ya el españolísimo piropo, la imposición de feminizar los adjetivos que la RAE establece como genéricos, pronto el establecimiento por ley de la paridad en cualquier estamento u organismo, lo que  se opone frontalmente a la meritocracia, pues qué tendrá que ver el género a la hora de valorar la preparación y la inteligencia. Hay que andar con ojo pues cualquier movimiento o expresión masculina puede ser tildado como “micromachismo”, palabra ya de moda. Podríamos seguir…

Juan Soldado seguirá siendo cortés, deferente y caballeroso con damas señoras y señoritas, sin que ello tenga que ser una demostración machista como así lo pregonan las radicales. La caballerosidad y la cortesía, el trato deferente y cortés, no es machismo, es educación.

Juan Soldado se queda con el concepto original del feminismo, es decir, aquel que busca la igualdad de derechos y obligaciones entre ambos sexos sin mediación de radicalismos y sin necesidad de que ellas necesiten “testigas” ni “portavozas” que hagan valer sus derechos, se valen por sí solas.

Haya paz. Un saludo.

Andrés Manrique

Teniente ®

Blog: generaldavila.com

7 marzo 2018

 

 

VISUS MILITIS “Miles familiaque” (El militar y su familia) General de Brigada (R.)Adolfo Coloma Contreras

Las Familias de los soldados. Monumento en el Mando de Operaciones Especiales

A la milicia se suele llega por dos caminos: el de la vocación o el de la necesidad. Algunas veces ambos se combinan, otras añaden algún vericueto más. Pero el final es siempre el mismo: un tiempo, una vida de servicios allá donde a uno le manden, por un tiempo que no siempre se elige y en ocasiones, en condiciones poco propicias para el desarrollo de una vida social y familiar estable. Lo llevamos en el oficio y lo asumimos con espíritu, pero créanme, no siempre es fácil de sobrellevar.

Hay que anotar – y agradecer – las iniciativas que la política de personal del ministerio desarrolla para “conciliar la vida familiar”. Son iniciativas que en mucho han tenido en cuenta la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, máxime cuando hay un creciente número de parejas en las que ambos miembros visten el uniforme militar. Basta con comparar, por ejemplo, los permisos por matrimonio, la reducción de horas por motivos familiares o el régimen de vacaciones en la actualidad; con los que regían hace apenas dos décadas.

Sin embargo, se podría hacer más, mucho más. A un militar lo ascienden, o cumple el tiempo estipulado en su destino y lo trasladan. A veces a un destino que escoge según sus aspiraciones profesionales, pero otras a uno que le asignan por necesidades del servicio. Un militar, cada vez es más frecuente, pasa largas temporadas haciendo cursos, en destacamentos, en comisiones de servicio o en operaciones militares lejos de nuestras fronteras en tierra o embarcado. Todo esto conlleva para las familias una serie de cargas motivadas no solo por la ausencia, aun temporal, del “paterfamilias” que no es poco, sino otros inconvenientes derivados de su azarosa vida,

¿Por qué hay tan poca demanda para algunos destinos, o para determinadas plazas? Se preguntarán los responsables de la política de personal. ¿Por qué hay tan pocas medidas de apoyo a la movilidad? Responde con sorna el soldado. Y a fe que no le falta razón.

Lo destinan a otro puesto como consecuencia de una especialización, un ascenso, reorganización, disolución de su unidad y se ve en la tesitura de tener que romper su núcleo familiar y marchar solo a nuevo su destino o por el contrario meter a todos los suyos en su mochila y llevarlos con él. En ambos casos, no resulta nada fácil la decisión. Irse solo supone privar a los suyos de su presencia cercana y de su aliento, en un tiempo en el que cada vez es más frecuente el que trabajen fuera del hogar los dos miembros de la pareja. Llevar la familia consigo (cuando es posible) supone cambios de ambiente, de amigos, de colegios y – cada vez más – de idioma, costumbres y normativa. ¿Quién le garantiza que puedan volver sus hijos al colegio de donde salieron? ¿Quién le apoya para que puedan seguir cursando sus estudios en el idioma en el que lo venía haciendo, o que la temporalidad en un territorio no suponga ni una rémora para los estudios, debido a la diversidad de planes en las distintas comunidades autonómicas? ¿Quién le ayuda a integrarse en una sociedad que, en principio, le es extraña?

Derecho comparado. Hemos conocido otros ejércitos “de nuestro entorno” donde de verdad se han previsto medidas sociales y aún legales que palían en mucho todos estos inconvenientes. Ejércitos donde se ayuda desde la institución a instalarse en un nuevo destino, facilitando a la familia acomodación hasta que encuentren morada donde acogerse, reserva de plazas en centros escolares de características similares a aquellos de los que provienen. Ejércitos que proporcionan apoyo psicológico, tanto al militar como a su familia, para ayudar a sobrellevar la separación física, extendiéndolo incluso la reunificación familiar. Y un largo etcétera.

Sí queda mucho por hacer ¡mucho! piensa el soldado mientras espera con ansiedad e ilusión volver a su hogar y conocer al hijo que no ha visto nacer.

 

Adolfo Coloma

GB (R.) del ET

Blog: generaldavila.com

7 mayo 2017

LA UNIDAD DE ESPAÑA. CULTURA DE DEFENSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

CULTURA DE DEFENSA

‹‹Tenemos que ser capaces de fomentar en España la Cultura de Defensa››, ha dicho la ministra de Defensa en el VII Foro Atlántico. Lo ha dicho en anteriores ocasiones y no es la primera que incorpora este objetivo a los planes del ministerio de Defensa, aunque la realidad luego les hace ver su dificultad y se queda, como otras muchas promesas, en una pretensión inalcanzable. Una aspiración que supera el reto de alcanzar un 2% del PIB en el presupuesto de Defensa. El espíritu y las razones del alma no las van a lograr a base de presupuesto sino poniendo enmienda, con propósito de enmienda.

CULTURA Y CONCIENCIA DE DEFENSA

La cultura militar es algo más que los museos

Cultura y conciencia de Defensa son dos conceptos que se solapan y se confunden, pero no dejan de ser un conjunto de valores morales que se adquieren conociendo, amando y sintiendo. La cultura no es solo un vademécum de datos y conocimientos. Necesarios sin duda, pero no suficientes. Los museos, bibliotecas, archivos…, contribuyen al conocimiento y nos ayudan a entender, aprender y valorar a nuestros Ejércitos y Armada en toda su dimensión. Pero si nos quedásemos exclusivamente en eso, a pesar de ser mucho, no llegaríamos a alcanzar la auténtica conciencia de Defensa, de cultura militar. Es necesario asumir unos valores espirituales que son los que distinguen lo militar y le dan su propia personalidad. No hay que hacer un exclusivo ejercicio intelectual sino que además hay que profundizar en los valores intrínsecos al oficio de soldado. Se podrá saber de defensa, seguridad, de historia militar, pero es difícil, por no decir imposible, adentrarse en las entrañas de esta conciencia de lo militar si pensamos en ello solo con estadísticas, documentos, datos y la enumeración de acontecimientos. Ese es el error y el gran problema que arrastramos desde hace años; por eso ni hay conciencia, ni cultura militar; ni la habrá de seguir por el camino equivocado.

Creo que erramos en los conceptos. ¿Cómo se va a entender que la Defensa (la milicia) lleve a unos hombres a dar incluso su vida por defender algo inmaterial, espiritual, como es su patria? La cultura en los ejércitos es el culto a unos principios que desde los inicios regularon su actividad. Desde siempre los ejércitos han rendido culto al valor y honor, a la dignidad del hombre y al respeto de sus derechos. Todos nuestros textos clásicos que regulaban los Ejércitos y Armadas están basados en principios morales que han llegado intactos a nuestros días a pesar de los cambios producidos en la sociedad. Los valores morales del soldado siguen intactos. Se modifica la organización, los procedimientos, los materiales, e incluso las formas y doctrinas, pero los valores morales siguen impertérritos al paso del tiempo. Aquellos versos de Calderón, convertidos en regla moral del soldado, junto a las Reales Ordenanzas de Carlos III, no son necesarios modificarlos ni en una coma, aunque frívolamente, y en contra de la opinión militar, se haya hecho.

MISIÓN CONSTITUCIONAL DE LAS FUERZAS ARMADAS

la Defensa y las Fuerzas Armadas

Solo hay un origen en el pensamiento militar y un lugar en el corazón desde donde arrancan los valores morales del soldado. Esa es su cultura y su única conciencia. El que esto no sabe jamás podrá alcanzar el verdadero sentido de la cultura militar. Los Ejércitos y Armada de España nacen y se hacen como consecuencia del patriotismo, de estar consagrados exclusivamente al servicio de la Patria. Toda la milicia, ahora llamada o confundida con el término ‹‹Defensa››, nace de este concepto moral, de esta bella servidumbre, de esta noble misión y sentimiento. Es el culto y la cultura, es la conciencia y la ciencia, es la única razón de ser: España, garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, como le marca como misión la Constitución. Concepto que va más allá del de Defensa y de donde se derivan y enmarcan los valores morales de la milicia, base de cualquier conciencia de ‹‹Cultura Militar››. Misión de Estado, misión principal de cualquier servidor del Estado, y que si se olvida o incumple desparece el Estado y lo que es más grave, la Nación.

Lo resumían así nuestras antiguas Reales Ordenanzas:

‹‹Es la disciplina, que nos obliga a todos por igual, pues como dijera Sancho de Londoño, sería andar por las ramas hacer Ordenanzas y Estatutos para enfrenar y tener a raya a los que han de obedecer, si no se introducen primero todos los necesarios en los que han de mandar››.

La Defensa en términos militares no consiste solo en defenderse de un peligro. Consiste más bien en vivir para servir, respetando la historia de los que generación tras generación han construido la Nación. No se construye una nación para deshacerla por el capricho de una generación.

Como en casi todo, cada uno tenemos un concepto de lo que significa la cultura de defensa. No está nada claro y seguramente será por lo complicado que nos lo pone el mismo ministerio de Defensa. Dice la Ley de Seguridad Nacional que la cultura de Defensa es el conjunto de conocimientos  que permite a las personas desarrollar juicios u opiniones sobre los instrumentos con los que el Estado protege a los ciudadanos de determinados peligros, siendo las Fuerzas Armadas uno de los instrumentos  más importantes.

EL CAMINO DE LA CULTURA DE DEFENSA

Los valores morales en los ejércitos

Por ese camino en mi opinión nunca vamos a transmitir el concepto auténtico de cultura militar ahora llamada de Defensa. Complicamos, creo que con intención, los conceptos y, sin querer queriendo, alejamos del conocimiento la verdadera razón de ser de los Ejércitos y Armada. Su conciencia y cultura se inspira en valores morales que requieren, además del conocimiento, el entendimiento y la conciencia. Estamos de acuerdo con la ministra de Defensa en la necesidad de fomentar en España la Cultura de Defensa. Para ello hay que empezar a enseñar los valores morales que encierra y si es posible practicarlos. Para ello hay que saber el significado del oficio de soldado cuyo origen es el patriotismo, desde donde arrancan los valores morales del soldado. Hay una cultura y única conciencia: España, su soberanía e independencia, la integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Misión de Estado, misión principal de cualquier servidor del Estado, y que si se olvida o incumple desparece el Estado y lo que es más grave, la Nación.

No nos convirtamos en aquello que algunos preconizan: ‹‹Unos militares no militaristas››. Pero otros, amilanados, prefieren hablar de etéreos compromisos y misiones no vaya a ser que les tachen de militaristas. Empecemos sin complejos a enseñar en las escuelas el valor de nuestros Ejércitos y Armada, el valor que da el conocimiento y consagración a los valores morales que portan.

Sería una gran labor porque son valores contagiosos.

Empiece por ahí, señora ministra. Sin complejos ni malos consejos.

El espíritu y las razones del alma de la ‹‹Cultura de Defensa›› no los va a lograr a base de presupuesto sino con propósito de enmienda. El primer concepto que hay que asumir para tener Cultura de Defensa es la unidad y el amor a España. Se enseña desde el colegio y se transmite de generación en generación.

POR ESPAÑA. TODO POR ESPAÑA

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com