Quizá estemos ante el libro más importante en materia de Defensa de la España de los últimos cien años. Entre otras cosas por su valentía y no solo por lo que dice, sino por quién lo dice.
El General de Ejército Fernando Alejandre Martínez ha ocupado la cúpula del mando efectivo de nuestras Fuerzas Armadas entre marzo de 2017 y enero de 2020. Es decir ha estado al mando de la candente actualidad de nuestra Defensa en unos momentos críticos para el mundo. ¿¡Qué no sabrá el general!?
Ha plasmado su experiencia, con rigor y crudeza, en un denso pero crucial libro, Rey servido y patria honrada. Una visión de la defensa de España, donde ha llegado hasta donde el deber le exige y el honor le permite.
Valiente y comprometido testimonio.
No he tenido que poner un calificativo a lo que termino de leer; el correr por las páginas me lo ha sugerido: escalofriante. En cualquiera de sus acepciones.
El general ha dado muestras de ser un soldado y no un burócrata uniformado bien adiestrado, riesgo latente cuando los ejércitos no se conforman para lo que están. ¿Lo digo de otra manera? Utilizaré las palabras del general Alejandre mucho más acertadas que las mías; para ello solo usa una, y acierta: «Disciplinitis». Que cada palo aguante su vela después de un riguroso examen de conciencia.
Nuestra Defensa no es un juego. Ni una empresa en posible quiebra. Lo es «todo» y a ello deben centrarse e implicarse todas las fuerzas de la nación. No es así, y ese es el escalofrío que nos recorre al descubrir dónde estamos y cómo estamos.
No puedo entra en detalles; sería interminable porque cada párrafo te invita a detenerte y pensar; con frialdad y estupor.
«En España es norma la falta de comunicación y confianza mutua entre los los que dan la orden de embarcarse en un determinado conflicto y los que han de cumplir esas órdenes y llevar a cabo los combates».
En unos momentos en los que el mundo tiembla ante el retumbar de los tambores de guerra es importante escuchar la voz de quien muy de cerca ha olido el futuro: «Mientras la sociedad española, y con ella sus élites, no acepten sin sonrojarse, que las Fuerzas Armadas tiene que saber hacer la guerra y que, además, tiene que ganarla, poco se podrá hacer».
No hay tema al que el general Alejandre no se enfrente en su libro. Desde la geoestrategia al pelotón de soldados, de la misión constitucional a la guerra de Irak; de la grandeza de nuestros soldados, de su abandono también. De la Defensa nacional, de nuestras debilidades en esa materia. Del norte y del sur, también del este. De la umedificación de nuestros Fuerzas Armadas, término que utilicé en un artículo publicado el 5 de abril de 2021 y que ahora veo refrendado.
Las interioridades de la vida militar en ese elevado escalón de relación con el mando político están tratadas con el rigor y la exquisitez de un caballero, de un soldado, sin que por ello se oculte una realidad, quizá ya histórica, en la que cada nivel, por decirlo de alguna manera, ha hecho la guerra por su cuenta. Como es lógico y se deduce de la lectura, siempre ha perdido el nivel militar al que no se ha consultado ni siquiera en lo más profesional y técnico lo que ha creado una situación en la Defensa con evidentes vacíos, quizá riesgos, de difícil solución a corto plazo por ser algo que parece institucionalizarse.
Es el pasado reciente, el presente, pero sobre todo el futuro lo que se trata en el libro por el que hasta hace unos días asumía la responsabilidad de que trabajáramos o durmiéramos tranquilos. No se lo pusieron fácil.
No guardó silencio entonces. Lo he publicado en este blog en varias ocasiones. Fue fiel a su oficio de soldado y leal a su compromiso y a sus mandos políticos, aunque alguno percibiese otra cosa.
No guarda silencio ahora. Es un buen paso al frente. Los españoles tenemos el deber, y el deseo, de saber en qué manos estamos, como se nos defiende y en qué invertimos los recursos que ponemos en manos de la Administración.
Las Fuerzas Armadas no sobran y es hora de que la llamada Cultura Militar sea algo más que exposiciones, exhibiciones o cosas más cercanas al folclore que la cruda realidad de nuestra dura misión a la que todos debemos contribuir. El libro del general Alejandre es un paso valiente y decidido en el camino de acercar a la sociedad española la verdad, la realidad de nuestras Fuerzas Armadas sin partidismos ni atravesadas intenciones.
Es simplemente un paso necesario para conocer más, para hacernos pensar en nuestra Defensa.
Como viene a decirnos de manera alarmante el general Alejandre el diseño de las Fuerzas Armadas del futuro, algo necesario para no andar improvisando según el cristal con que se mira, ha quedado en nada. El Objetivo de Fuerza a Largo Plazo (OFLP) y el objetivo de Capacidad Militar está por resolver.
Dejo para el final el tema de Cataluña. No se queda fuera, sino que se explica el general con claridad meridiana para el que quiera entenderlo.
Se exponen todas las hipótesis que, desde agosto de 2017 con los atentados de las ramblas y posteriores hechos, se barajaron desde el mando de las Fuerzas Armadas.
Preguntada la ministra de Defensa si era cierto que todos los escenarios habían estado previstos y si estas previsiones afectaban a las Fuerzas Armadas, contestó: “Yo no hubiera tenido ningún sentido de la responsabilidad, ni tampoco los mandos militares, si no hubieran estado preparados para cualquier eventualidad». Y continuó: “Pero una cosa es estar preparado y otra es actuar. Estábamos preparados porque teníamos la obligación de estarlo; si no, no serviríamos para nada».
Todo esto lo cuenta, y mucho más, el General de Ejército Fernando Alejandre Martínez, que quiso ser el «Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de España», mejor que Jefe de Estado Mayor de la Defensa.
Este último párrafo de su libro encierra su forma de ser y pensar.
Español, soldado, lee y divulga.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
14 marzo 2022