DÍA DEL LIBRO. ORA LA PLUMA, ORA LA ESPADA (General de División Rafael Dávila Álvarez)

Cervantes fue soldado. Lo fueron Garcilaso, Hurtado de Mendoza, Francisco de Aldana, Lope de Vega, Quevedo, Pedro Calderón de la Barca... Todos iguales a la hora de defender la lealtad al Rey y su fe católica. Lo hicieron con la pluma y la espada allí donde nadie era más que otro, si no hacía y sabía más que otro. Un ejército que se basaba en la meritocracia. Bueno es recordarlo y ejercerlo.

«¿Qué opinión tiene un villano? Aquella misma que vos, que no hubiera un capitán si no hubiera un labrador.

Puedo decir no hay un soldado que no sea por la sangre de las armas noble. ¿Qué más excelencia?»

Y de la sangre de las armas surgieron nobles las letras. Las armas llevan a las letras, las letras cuentan de las armas, una batalla que recorre los siglos, coexisten y se necesitan. Cuando una nación es grande en su política y milicia va acompañada del engrandecimiento de su cultura.

Ora la pluma, ora la espada. Escribía el Inca Garcilaso, soldado y escritor cuando:

Allende nuestros mares

allende nuestras olas

¡El mundo fue una selva

de lanzas españolas!

Valor, honra y honor. Son condecoraciones permanentes en nuestros uniformes. Lo hemos exportado por el mundo. Desde nuestro Siglo de Oro hasta hoy. Armas necesarias para la victoria, incluso para la derrota, que no es tal cuando el honor no se pierde. Por eso no puede llevar el uniforme de soldado quien quiera sino quien pueda. Este es un oficio exigente que te lleva a mandar con el ejemplo más que con el mandato. Lo predicaba el soldado Francisco de Quevedo que prefería llevar los ojos en las espaldas de su capitán que tener los ojos del capitán a sus espaldas. Los buenos ejércitos es lo primero que aprenden. Nuestros soldados con su ejemplo han demostrado a través de los siglos lo que significa cultura militar, ejemplaridad y valor; de reemplazo o profesionales todos iguales a la hora del compromiso. Épicas gestas y cultura de guerra: el valor, el honor y la honra.

Siglos en los que se combatió ora la pluma, ora la espada. Soldados de letras y armas que las armas requieren espíritu como las letras.

No hay rejas ni bombas que acaben con la palabra cuando se ha manejado con nobleza la espada. La palabra penetra más hondo que las balas.

Ahora está de moda apagar la voz de la historia. Se habla, incluso se escribe, otra historia. No es la nuestra, la de todos, sino la de unos pocos. ¿Serán más fuertes? ¿O nosotros más cobardes? La tibieza es una de las formas con la que suele presentarse la cobardía.

«Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía».

El valor, el honor y la honra son la esencia de nuestra cultura militar, nuestra fuerza, nuestro distintivo allá por donde vamos. Fue el estado militar fiel trasunto del estado social. Era frecuente dar de mano a la espada para narrar las épicas hazañas de los camaradas, perpetuando así las glorias del ejército y el poderío que alcanzó la patria.

DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO

No vivimos del recuerdo sino desde el recuerdo de un pasado que explica y enlaza, nuestra forma de ser y sentir, con el tiempo actual.

Han pasado los tiempos, cambian las leyes y los usos, las costumbres. En la milicia el valor, el honor y la honra siguen como cultura de guerra por encima de otras cualidades. La crítica hacia ello suele ir cargada de ignorancia y se exhibe con impúdico descaro, como si ese rechazo fuese un mérito de los tiempos que corren. Quizás por eso el silencio, más allá de alguna crónica periodística, a las diarias hazañas de nuestros soldados aquí y repartidos por el mundo.

Hoy Día Internacional del Libro es buen momento para una reflexión sobre nuestras armas y letras, para recuperar nuestra historia, nuestras olvidadas glorias, y a la vez volver a hablar del valor, del honor y honra, del ejemplo de nuestros soldados. Sigue siendo la esencia de nuestra cultura militar. También del conjunto de la sociedad llana y sencilla. Siempre fue la milicia fiel reflejo de las virtudes y defectos de la sociedad a la que sirve.

No debemos ignorar la voz de la historia. Empecemos leyendo y continuemos aprendiendo.

Demos de mano a la espada para narrar las épicas hazañas de nuestros soldados, aunque sea solo de vez en cuando.

Ora la pluma, ora la espada.

General de División Rafael Dávila Álvarez (R.)

Blog: generaldavila.com

23 abril 2021

La Guerra Civil en el Norte… Por General Dávila

EL ASCENSO AL GENERALATO Y OTROS DESIGNIOS MINISTERIALES General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Aquí, donde la principal hazaña es obedecer, esté quien esté, con o sin uniforme, sin pedir ni rehusar, te exigen grandes controles para acceder a determinados puestos, más si pertenecen a organismos internacionales. Un sutil cedazo que entendemos cumple la ley y la respeta, sin mezclar cosas que nada tienen que ver con el puesto a ocupar y que pertenecen a ámbitos personales. No creo necesario entrar en más detalles.

La vida militar es compleja y dura, quizá por ser vocacional, lo que provoca grandes desilusiones; ilusiones también. Hay una máxima, en la que todos confiamos, que te hace meditar con frecuencia, y ya se sabe que de la meditación se puede salir con dudas.

Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas. Artículo 18. Justicia en las Fuerzas Armadas:

<<Propiciará, con su actuación, que la justicia impere en las Fuerzas Armadas de tal modo que nadie tenga nada que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad>>.

Los destinos, ascensos y designaciones por elección, tienen una parte de mérito y capacidad, pero sin duda también una gran parte subjetiva, y más cuando la política hace acto de presencia en la valoración y cae en manos de dudosa aptitud.

En la empresa privada allá el dueño de la empresa.

En la pública es distinto y no debería intervenir la partitocracia o intereses espurios, o sin control del que controla.

Decía que para ocupar ciertos organismos, sobre todo internacionales, por donde pasa cierta documentación clasificada, debes tener una acreditación internacional que te lo permita. Todo queda en nada cuando se eleva eso a la categoría política que en definitiva son los que manejan e intercambian en su provecho la información sensible. Delicado tema que no sé cómo se trapichea y resuelve en las altas esferas. Lo intuyo por lo que a la vista están los trapicheos.

En leyes y nombramientos, en los ascensos al generalato, la parte militar propone, pero no dispone, lo que puede crear disfunciones.

La política de personal del ministerio de Defensa lleva años siendo errática, partidista y, en ocasiones, en clara contradicción con las propuestas militares, incluso aprobándose ascensos, leyes y normas sin previo conocimiento de los mandos de los ejércitos. También tienen ellos su parte de culpa por ciertos planteamientos egoístas, todavía existentes entre ejércitos.

El caso es que ahora más que nunca, o lo parece, el río suena con esto de los nombramientos, designaciones para ciertos puestos  y ascensos al, o en el, generalato. No puedo dar una información confirmada y contrastada porque todo el mundo guarda un silencio delatador.

Termino como empecé; con la máxima ley que lleva rigiendo en los ejércitos desde Calderón de la Barca insigne soldado de los Tercios de Flandes cuyas leyes cada día se echan más en falta.

  …porque aquí a la sangre excede

el lugar que uno se hace

y sin mirar cómo nace

se mira cómo procede.

Esperemos se cumpla y que el lugar que uno se hace, o en el que nace, no sea baremo -negativo- a tener en cuenta.

En uno y otro, en cualquier caso: mírese como procede, sin mirar cómo ni dónde nace. Lo dejó claro un soldado de la mejor Infantería del mundo. Hoy es ley en la milicia.

Para servirse vale cualquiera. Para servir hay que tener preparación y virtud. Exactamente lo que se exige a un soldado o a un general.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

9 marzo 2020

Blog: generaldavila.com