NO ME TOQUES LA BANDERA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

«Cuando los alféreces las llevasen, deben de rato en rato levantarlas, y jamás arrastrarlas, ni dejar que toquen en tierra, porque representan poder real, son instrumentos para dar órdenes visibles. Son señales de la unión y la hermandad que ha de haber entre los que la siguen» (Don Sancho de Londoño. El discurso sobre la forma de reducir la disciplina militar a mejor y antiguo estado).

«Uno no sabe bien lo que es la bandera hasta que la ha visto trepar monte arriba entre tiros, humos, voces, vítores y reniegos, aplastándose, irguiéndose, acezando; entonces ha sentido a la Patria rescatando su propio ser y ha podido explicar lo que la bandera es…» (Jorge Vigón. El espíritu militar español).

Macron asume la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Le han dado un mal consejo o no conoce el espíritu de su pueblo. Su primer guiño europeo ha sido jugar con las banderas. Algo peligroso.

Izar la bandera europea en el Arco del Triunfo sustituyendo a la francesa es una «provocación insoportable».

«¡Presidir Europa sí, borrar la identidad francesa no!» dicen los otros partidos que se hacen eco del pensamiento del pueblo francés. Tan es así que ha tenido que corregir su error y retirar el símbolo europeo por el de siempre, el de la patria francesa, su bandera: «se lo debemos a nuestros soldados que derramaron su sangre por ella». Europa sí, pero Francia delante.

Da la impresión de que mientras más se acentúa ese vendaval antipatriótico, esa imposición globalista que pretende acabar con los símbolos y tradiciones de los pueblos para crear mentes de electroencefalograma plano, manipulables, alimentadas y alienadas al consumo impuesto, más se rebelan los pueblos y aflora su personalidad.

El hombre vive de su historia, su familia, sus símbolos y tradiciones, de sus paisajes y esperanzas, poco amigo de aceptar lo que puede ser el caballo de Troya; delante de sus narices.

Macron está en elecciones y cualquier paso en falso por muy europeo que sea puede costarle la presidencia. Por eso se ha apresurado a rectificar.

El ejemplo de Macron sacudirá a las naciones europeas más afectadas por la presión ideológica, bélica también, y la Unión Europea tiene un grave problema que surge de lo más hondo de su historia. Será difícil construir ese relato impuesto mientras no haya una historia común que la hubo, sí, entre guerras. En frentes tan distintos como el occidental y el oriental.

El Reino Unido da la espalda. Su bandera se iza y envía señales al horizonte: occidental atlántico.

Francia quiere asumir el liderazgo, pero los franceses le dicen a Macron que con su bandera y no otra.

Europa es multicolor y no de pensamiento único, cada nación tiene el suyo.

La bandera no es algo de la extrema derecha (alguien debería explicarme el término en su actual versión), sino más bien algo que tiene tanta fuerza que solo el enemigo de la unidad y la tradición, de la hermandad, puede atacarla, quitarle su simbolismo de unidad y tradición.

La soberanía nacional la ven en riesgo muchos ciudadanos de la Unión Europea cuando unos mandatarios que se creen todopoderosos arrastran a Europa por su ciclo moral más deleznable de la historia.

Poner la bandera de la UE en el Arco del Triunfo y tener que retirarla al momento no es un fracaso de Europa, sino de unos líderes que una vez más nos muestran su incompetencia para la paz y que nos pueden arrastrar, de nuevo, al siglo XX. Todo un acontecimiento político que los define y retrata.

No todas las naciones de la UE están sometidas a idénticos riesgos o amenazas. El enemigo está con el llamador en las manos. Unos lo tienen a la puerta y oyen el toc, toc; a otros le ha entrado hasta la cocina.

Es hora de enarbolar la bandera. Luchar juntos está muy bien y debe ser el presente y el futuro, pero no tiene por qué ser bajo la misma enseña.

No hay símbolos temporales. Los pactos políticos o económicos no sellan identidades nacionales.

Cada nación guarda bajo los pliegues de la bandera su historia y honor.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

4 enero 2021

LA UNIDAD DE ESPAÑA. CULTURA DE DEFENSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

CULTURA DE DEFENSA

‹‹Tenemos que ser capaces de fomentar en España la Cultura de Defensa››, ha dicho la ministra de Defensa en el VII Foro Atlántico. Lo ha dicho en anteriores ocasiones y no es la primera que incorpora este objetivo a los planes del ministerio de Defensa, aunque la realidad luego les hace ver su dificultad y se queda, como otras muchas promesas, en una pretensión inalcanzable. Una aspiración que supera el reto de alcanzar un 2% del PIB en el presupuesto de Defensa. El espíritu y las razones del alma no las van a lograr a base de presupuesto sino poniendo enmienda, con propósito de enmienda.

CULTURA Y CONCIENCIA DE DEFENSA

La cultura militar es algo más que los museos

Cultura y conciencia de Defensa son dos conceptos que se solapan y se confunden, pero no dejan de ser un conjunto de valores morales que se adquieren conociendo, amando y sintiendo. La cultura no es solo un vademécum de datos y conocimientos. Necesarios sin duda, pero no suficientes. Los museos, bibliotecas, archivos…, contribuyen al conocimiento y nos ayudan a entender, aprender y valorar a nuestros Ejércitos y Armada en toda su dimensión. Pero si nos quedásemos exclusivamente en eso, a pesar de ser mucho, no llegaríamos a alcanzar la auténtica conciencia de Defensa, de cultura militar. Es necesario asumir unos valores espirituales que son los que distinguen lo militar y le dan su propia personalidad. No hay que hacer un exclusivo ejercicio intelectual sino que además hay que profundizar en los valores intrínsecos al oficio de soldado. Se podrá saber de defensa, seguridad, de historia militar, pero es difícil, por no decir imposible, adentrarse en las entrañas de esta conciencia de lo militar si pensamos en ello solo con estadísticas, documentos, datos y la enumeración de acontecimientos. Ese es el error y el gran problema que arrastramos desde hace años; por eso ni hay conciencia, ni cultura militar; ni la habrá de seguir por el camino equivocado.

Creo que erramos en los conceptos. ¿Cómo se va a entender que la Defensa (la milicia) lleve a unos hombres a dar incluso su vida por defender algo inmaterial, espiritual, como es su patria? La cultura en los ejércitos es el culto a unos principios que desde los inicios regularon su actividad. Desde siempre los ejércitos han rendido culto al valor y honor, a la dignidad del hombre y al respeto de sus derechos. Todos nuestros textos clásicos que regulaban los Ejércitos y Armadas están basados en principios morales que han llegado intactos a nuestros días a pesar de los cambios producidos en la sociedad. Los valores morales del soldado siguen intactos. Se modifica la organización, los procedimientos, los materiales, e incluso las formas y doctrinas, pero los valores morales siguen impertérritos al paso del tiempo. Aquellos versos de Calderón, convertidos en regla moral del soldado, junto a las Reales Ordenanzas de Carlos III, no son necesarios modificarlos ni en una coma, aunque frívolamente, y en contra de la opinión militar, se haya hecho.

MISIÓN CONSTITUCIONAL DE LAS FUERZAS ARMADAS

la Defensa y las Fuerzas Armadas

Solo hay un origen en el pensamiento militar y un lugar en el corazón desde donde arrancan los valores morales del soldado. Esa es su cultura y su única conciencia. El que esto no sabe jamás podrá alcanzar el verdadero sentido de la cultura militar. Los Ejércitos y Armada de España nacen y se hacen como consecuencia del patriotismo, de estar consagrados exclusivamente al servicio de la Patria. Toda la milicia, ahora llamada o confundida con el término ‹‹Defensa››, nace de este concepto moral, de esta bella servidumbre, de esta noble misión y sentimiento. Es el culto y la cultura, es la conciencia y la ciencia, es la única razón de ser: España, garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, como le marca como misión la Constitución. Concepto que va más allá del de Defensa y de donde se derivan y enmarcan los valores morales de la milicia, base de cualquier conciencia de ‹‹Cultura Militar››. Misión de Estado, misión principal de cualquier servidor del Estado, y que si se olvida o incumple desparece el Estado y lo que es más grave, la Nación.

Lo resumían así nuestras antiguas Reales Ordenanzas:

‹‹Es la disciplina, que nos obliga a todos por igual, pues como dijera Sancho de Londoño, sería andar por las ramas hacer Ordenanzas y Estatutos para enfrenar y tener a raya a los que han de obedecer, si no se introducen primero todos los necesarios en los que han de mandar››.

La Defensa en términos militares no consiste solo en defenderse de un peligro. Consiste más bien en vivir para servir, respetando la historia de los que generación tras generación han construido la Nación. No se construye una nación para deshacerla por el capricho de una generación.

Como en casi todo, cada uno tenemos un concepto de lo que significa la cultura de defensa. No está nada claro y seguramente será por lo complicado que nos lo pone el mismo ministerio de Defensa. Dice la Ley de Seguridad Nacional que la cultura de Defensa es el conjunto de conocimientos  que permite a las personas desarrollar juicios u opiniones sobre los instrumentos con los que el Estado protege a los ciudadanos de determinados peligros, siendo las Fuerzas Armadas uno de los instrumentos  más importantes.

EL CAMINO DE LA CULTURA DE DEFENSA

Los valores morales en los ejércitos

Por ese camino en mi opinión nunca vamos a transmitir el concepto auténtico de cultura militar ahora llamada de Defensa. Complicamos, creo que con intención, los conceptos y, sin querer queriendo, alejamos del conocimiento la verdadera razón de ser de los Ejércitos y Armada. Su conciencia y cultura se inspira en valores morales que requieren, además del conocimiento, el entendimiento y la conciencia. Estamos de acuerdo con la ministra de Defensa en la necesidad de fomentar en España la Cultura de Defensa. Para ello hay que empezar a enseñar los valores morales que encierra y si es posible practicarlos. Para ello hay que saber el significado del oficio de soldado cuyo origen es el patriotismo, desde donde arrancan los valores morales del soldado. Hay una cultura y única conciencia: España, su soberanía e independencia, la integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Misión de Estado, misión principal de cualquier servidor del Estado, y que si se olvida o incumple desparece el Estado y lo que es más grave, la Nación.

No nos convirtamos en aquello que algunos preconizan: ‹‹Unos militares no militaristas››. Pero otros, amilanados, prefieren hablar de etéreos compromisos y misiones no vaya a ser que les tachen de militaristas. Empecemos sin complejos a enseñar en las escuelas el valor de nuestros Ejércitos y Armada, el valor que da el conocimiento y consagración a los valores morales que portan.

Sería una gran labor porque son valores contagiosos.

Empiece por ahí, señora ministra. Sin complejos ni malos consejos.

El espíritu y las razones del alma de la ‹‹Cultura de Defensa›› no los va a lograr a base de presupuesto sino con propósito de enmienda. El primer concepto que hay que asumir para tener Cultura de Defensa es la unidad y el amor a España. Se enseña desde el colegio y se transmite de generación en generación.

POR ESPAÑA. TODO POR ESPAÑA

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com