Se escribió hace muchos años. Fue escrita por un soldado de los Tercios de Flandes. Sigue en vigor y nadie ha sido capaz de brindarnos algo tan sencillo, humilde, práctico y hondo, que permanezca agrandándose cada día. El Himno de la Infantería española se aproxima a esta ley, el Credo de la Legión también, y convencido estoy de que sus autores se inspiraron en ella.
Les hablaba hace unos días de que el Ejército español buscaba lema, que parece perdida su identidad, o será que la modernización, esa de la que tanto se habla, desde el 98, sin saber muy bien de qué se trata, siempre requiere de titulares. No hay más titular para los soldados que el cumplimiento del deber, y la forma como ha de ser es la ley de las que les hablo. A ello solo hay que añadirle presupuesto. Lema ya tenemos, presupuesto adecuado no.
Veamos pues. En ese afán de vender (se), imagen, relato, misiones, y un infinito darse a conocer, luchan los Gabinetes de Comunicación de los Cuarteles General de los Ejércitos, de sus unidades, con equipos de expertos comunicadores (di alguna conferencia en los cursos que imparte el ministerio de Defensa, pero fui fichado por periodistas que no por el ministerio), que desarrollan una magnífica labor de difusión y ayudan a la necesaria proximidad que los ejércitos deben tener con la población a la que sirven. Sin ser conocido, nunca puedes ser reconocido y ello tiene la ventaja de poder transmitir no solo lo bueno sino que se conozca lo malo, las deficiencias y las escaseces, como por ejemplo los presupuestos.
Estoy hablando, como la mayoría ya habrá adivinado, de la ley comprendida en los versos que don Pedro Calderón de la Barca (1600-1685) escribió siendo soldado de la mejor Infantería del mundo: Para vencer a amor, querer vencerle. Una obra en la que explica lo que es un Ejército, como se entiende la vida militar, una verdadera Constitución para los soldados.
No hay cadete o recluta que no aprenda desde el primer día que viste el uniforme esos versos, que quedan grabados en lo más hondo de su condición de soldado español. Quizá sea eso lo que nos distingue y diferencia en el mundo militar internacional.
Una ley que nadie debe cambiar ni una coma, unos versos que deben respetarse hasta en su entonación. A eso voy.
El canal de Youtube del Ejército de Tierra acaba de publicar un vídeo en el que los alumnos aspirantes a sargentos de la Academia de Infantería recitan a paso ligero los versos de Calderón. Textualmente dice la presentación del video: <<Paso ligero con los alumnos de la Academia (por cierto Academia no lleva tilde) de #Infantería, futuros #sargentos que prestarán servicio en las unidades del #EjércitodeTierra, manteniendo las tradiciones que hicieron a la Infantería Española ser considerada la mejor del mundo. https://ejercito.defensa.gob.es/unida… Canal Oficial del Ejército de Tierra en Youtube>>.
Se podrá estar de acuerdo o no con la estética del vídeo (a mi no me gusta) y, en contra del dicho, mi opinión es que sobre gustos hay mucho escrito, pero se lee muy poco. Lo que no se puede admitir es que se cambie el texto de Calderón. Ni una coma.
Recitan nuestros futuros sargentos en el video:
Aquí en fin la cortesía, / el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad, / el honor, la bizarría…
¡No!, y tres veces no. Triste es que en el Ejército de Tierra se cometa semejante error. ¡Es fineza, no firmeza!
No dijo Calderón nada de firmeza; sus versos, su ley, contemplan fineza que es otra cosa. Nada impone el poeta, y en sus versos, de poeta y soldado, va desgranando el alma, llega hasta lo más hondo de la calidad humana, sin exigir nada, sino entregar mucho, sin dureza alguna, sino con elegancia, sin levantar la voz, sino susurrando. La firmeza está en el conjunto del poema, en su estructura militar y en su rotunda y fina elegancia.
Porque la milicia no es más que una religión de hombres honrados.
La firmeza es otra cosa. Es como decía el artículo del Cabo: <<será firme en el mando… >>. Es entereza, fuerza moral y exigencia; muy adecuada en el mando para luchar y exigir lo necesario para sus subordinados. Es decir: presupuesto. Una cualidad, más bien obligación, unida al mando.
No seré yo quien indique lo que cada uno debe hacer, simplemente señalar que hay un error grave en el vídeo que se debe corregir.
Por si hay dudas pongo una versión del siglo XIX para que comprueben lo que el poema dice.
Espero haberme expresado con suficiente fineza.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com