A los militares no se les quiere escuchar y eso que no paran de hablar. Sin palabras también es posible comunicarse. Por ejemplo cuando se rompe un barco de guerra en plena operación militar. Ha hablado el barco (que conste en acta) y ha dicho: «Hasta aquí he llegado».
Si eres retirado y hablas: mal; y que por qué no hablaste antes (pues mire lo hice donde debía por respetar la ley). Si te callas: peor. Si te afilias, ya retirado, ¡qué cosas! Si hablas y dices lo que no quieren oír, pues corre el escalafón y tú quedas fatal, como poco patriota; o a lo mejor te premian y a Estados Unidos o cosas así. Que uno ya no sabe lo que hacer. Puede que lo más adecuado sea cantar, quizá con los ingredientes del rap: contenido, ritmo y entrega. Voy a intentarlo antes de callar para siempre.
No hace ni una semana que publicaba un artículo en el que exponía las dificultades de los ejércitos y la Armada para sobrevivir con el escaso presupuesto asignado. Una enfermedad muy antigua que alguien pensó que con los nuevos tiempos, la aprobación de la Constitución de 1978 así como de las Directivas de Defensa Nacional, y otros papeles mojados, iba todo a cambiar para convertirnos en unos ejércitos capaces de poner a España en el sitio internacional que le corresponde.
Pero no. Llegó la ideología y desvistió un santo para vestir a otro. Así España quedó desarmada, desembarcada y desairada.
Que nuestras Fuerzas Armadas son un ejemplo para el mundo, admiradas y envidiadas por muchos otros ejércitos es también muy antiguo y conocido. El soldado español, nuestro único embajador en estas cosas de la guerra, sigue siendo lo más valorado y aún hay quien dice que se lo den, aunque sea desnudo y desarmado que ya se encargará él del resto.
No sé si nuestros gobernantes han caído en la cuenta de que una cosa son unas Fuerzas Armadas para andar por casa y otra una Fuerza con carácter y peso internacional que se corresponda con la situación y misión de su nación en el contexto geoestratégico mundial, que por cierto, no es un problema de exclusividad militar, sino que esa estructura y peso de sus ejércitos es el que permite adentrarse con firmeza en el panorama diplomático, económico y de decisión. Ese es el quid, los que deciden: ¿Cuántas Divisiones tiene…? ¿Lo recuerdan? Pues les recuerdo que nuestro presupuesto está en la cola de los que integran la OTAN y sin preverse cambios en el futuro.
Miren, todo es muy sencillo. Solo es necesario disponer de capacidades materiales y personal motivado o también personal motivado y capacidades materiales.
Parece que nadie, entre los que pueden y deben, está por la labor.
Desde el año 2008 los ejércitos y la Armada no hacen sino perder capacidades de manera alarmante.
Los recursos de las Fuerzas Armadas provienen de los Presupuestos Generales del Estado y de los créditos de Mantenimiento de la Paz. Cada vez más los ejércitos se están financiando con los créditos de Mantenimiento de la Paz lo que supone una permanente incertidumbre ya que nunca se sabe cuando los vas a recibir, cuánto dinero vas a percibir y en qué se pueden gastar. Después de 30 años de experiencia en estas misiones bien se podrían incorporar a los Presupuestos Generales del Estado (excepto lo que sea expresamente necesario para contingencias) y así disponer de unos presupuestos que cubran las necesidades sin angustias ni permanentes zozobras en materiales y calidad de vida.
La situación nuestra es la contraria: aumentan las necesidades a la vez que se envejecen los ejércitos en sus dos grandes aspectos: personal y materiales, siendo la atención al personal la principal asignatura pendiente, ya que es reflejo de todo lo demás.
La calidad de vida del soldado es una de las claves de la eficacia de un Ejército y para ello es necesario repasar sus retribuciones, atender al apoyo de la movilidad geográfica y a las infraestructuras que le permitan desarrollar una vida adecuada y que responda a su disponibilidad permanente y sacrificio. Las inversiones en infraestructuras para la calidad de vida se han reducido en un 50% desde el año 2008 algo inexplicable y que incide de manera directa en la motivación.
En resumen es necesario que sinteticemos y olvidemos la palabrería técnica o confusa y nos centremos en el verdadero problema:
—Personal motivado
—Capacidades Materiales
No debemos pasar por alto el tema del envejecimiento de la tropa que va unido a la obligatoriedad para una gran mayoría de tener que dejar el servicio al cumplir la edad de 45 años, dos problemas íntimamente relacionados y sin resolver a los que podemos calificar de imprevisión y precariedad. La edad media actual en la tropa en el Ejército de Tierra es de 34`2 años y la pretensión es que sea de 30 años. ¿Cómo lo van a conseguir? Porque ese es uno de los motivos principales de motivación. No se explicó o se dijo la verdad desde aquel electoral y frívolo mensaje: «Se acabó la mili» y ahora lo estamos pagando. Difícil papeleta que juega una baza importantísima en mantener una moral de victoria.
¿Cuál es el principal obstáculo para tener unas Fuerzas Armadas en condiciones operativas, ilusionadas y eficaces?: económico.
Llevamos tiempo pidiendo una Ley de Financiación de las Fuerzas Armadas que las dote de un presupuesto estable que permita realizar inversiones plurianuales y evite trabajar siempre en el corto plazo. En definitiva unos presupuestos suficientes, previsibles y estables.
Llevamos más de una década de restricciones y esto no puede seguir así porque además de estar en juego nuestra seguridad y defensa, la de España, hay muchos hombres que arriesgan a diario su vida en instrucción, adiestramiento y misiones reales con muchas deficiencias en sus capacidades y ello provocado por desatención en el factor principal: el económico. Supone un irresponsable riesgo.
Acabamos de ver que el buque de asalto anfibio Castilla (L-52), uno de los más avanzados de la Armada, que desde el pasado mes de enero se encuentra liderando la Operación Atalanta de la Unión Europea en misión de mantener la seguridad en las aguas del Golfo de Adén y Somalia, ha tenido que abandonar la misión debido a una avería.
No es mi intención achacar esa avería a nada relacionado con el mantenimiento y sostenibilidad del buque. Puede que no tenga nada que ver o puede que sí. Los expertos y usuarios tendrán la respuesta.
Sí es el momento de recoger lo expuesto recientemente por el Almirante 2º Jefe del Estado Mayor de la Armada. De estas declaraciones no hace ni un mes.
«Los recursos recibidos por la Armada han evolucionado negativamente desde el 2008. El Capítulo 2 (créditos que aseguran la formación y la utilización) se han reducido un 13% y los del Capítulo 6 (sostenimiento e infraestructuras) un 35% lo que ha provocado un aumento de horas de funcionamiento de los equipos y sistemas entre los ciclos de mantenimiento y una disminución del stock de repuestos disponibles».
«Lo más grave ha sido el recorte en la obtención y renovación. Al principio de la década anterior la Armada contaba con 77 barcos y 11 años después ha habido 23 bajas y solo 7 altas, lo que hace que haya un déficit de 16 buques. Si estimamos que la vida media de un buque es de 35 años, para reponer esos 77 buques la tasa de reposición debería ser de 2´2 barcos por año y a duras penas alcanza el 0´6 anual».
El envejecimiento de la flota es evidente con una media de 27 años, próxima al límite de su vida media o en su último tercio de vida.
Decía el Almirante que al envejecimiento se une la falta de financiación para reponer o restaurar sistemas obsoletos y la descapitalización en repuestos y pertrechos.
En una gráfica expresión: «Sin el mantenimiento adecuado y continúo podemos tener un montón de hierro en valor militar, eso sí, de la mejor calidad».
Algo parecido, las mismas vulnerabilidades presenta el Ejército del Aire que tiempo tendremos de analizar.
Es urgente mantener las capacidades de nuestros ejércitos y Armada. Renovar las unidades, modernizar otras e invertir en el sostenimiento de las que están en activo. El tiempo apremia y urgente es que nos digan la verdad antes de quedar desarmados, desembarcados y desairados.
A lo largo de la exposición hemos planteado que el principal obstáculo para tener unas Fuerzas Armadas en condiciones operativas, ilusionadas y eficaces era el económico. ¿Acertaremos? ¿No será el ideológico?
Convendría ponerse de acuerdo en qué es España y cómo se la defiende.
El resto se nos daría por añadidura.
Resulta que los cañones, los barcos y los aviones también hablan y están en aquello de jamás decir que están cansados hasta caer reventados. Como sus hombres.
Como la canción de Alaska y Dinarama : ¿A quién le importa lo que yo digo…?
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
12 abril 2021