
Museo Británico. Pieza de arcilla con escritura cuneiforme. Procedente de la baja Mesopotamia, cerca de Babilonia.
Militar es todo aquel que, habiéndose puesto un uniforme castrense algún día, quedó marcado por el rigor y la disciplina y, aún hoy con su vida en otra rama profesional, se emociona al ver a los soldados desfilar, y por haberlo aprendido de pequeño, esos y otros recuerdos le ayudan a mantenerse joven, y afortunado.
A nuestros políticos deberían darles un curso acelerado de lo que es el desencanto, de sus consecuencias y de la destrucción que provocan. Ellos cuentan con eso de que la memoria es frágil, pero yo estoy dispuesto a comerme los rabos de pasas necesarios para que no se me olviden sus muchas fechorías.
Pero al día de hoy en España, entre este oscuro gentío de los vientos que corren, parece que es inútil quejarse.
Aquí, donde no se dice la verdad ni al médico, a nuestros políticos que les publiquen las entretelas, les debe escocer como la picadura de un insecto venenoso.
A uno de los jinetes más veterano de Europa, y que hace poco nos dejó, después de ganar una prueba en Logroño, a pie de pista, en una entrevista con una ágil pluma local, asombrado al ver la cantidad de jóvenes jinetes que participaban y todos acompañados por sus «profesores», le preguntaron por los requisitos necesarios para ser profesor de equitación.
Mi buen amigo «Pichi», contestó:
―«Solo se necesita tener un alumno». (Corrían otros tiempos en que al profesor no se le exigía ni títulos, ni saber ni tener experiencia).
Aunque nunca ejerció de profesor, a Pichi le sobraban títulos y conocimientos, y si hablamos de experiencia, tenía toda la acumulada en los más de sesenta años en activo como jinetes de saltos por las pista de España, Francia y Portugal… y ganando.
¡Líbranos ,Señor! ¡En tu divina misericordia , líbranos!…
De los que quieren aprenderlo todo en una lección…
De los que saben todo sin haberlo aprendido nunca…
De los que enseñan lo que no saben…
De las «Letanías del jinete católico» (es decir universal) del libro «El Noble Bruto y sus Amigos» de Adolfo Botín Planco, Capitán de Caballería, «experto profesor» de la Escuela de Equitación Militar de Madrid, muerto gloriosamente en la campaña de África al frente de su Escuadrón en el Grupo de Fuerzas Regulares de Ceuta nº 3, protegiendo esta vez un convoy de heridos de la columna del Coronel Orgaz en la Zona de El Jemis de Anyera el 7 de diciembre de 1924.
Pero hoy nuestros ¿«expertos» políticos»?, ¿Se merecen todos este título? ¿dónde les dan el diploma?, o son «auto-títulos» que se dan a sí mismo por carecer de papeles. Sinceramente me parece que la mayoría son «expertos de pesebre», pues los perros viejos como yo, sabemos que el que paga manda y firma los títulos falsos que sean necesarios.
Los partidos políticos presumen de expertos, de comités de expertos, y hasta de paneles de expertos. La palabra «experto» tiene la misma etimología que «experiencia», que se suele valorar en años, pero conozco a personas del mundo del caballo, que aunque lleven años montando, como dicen en Andalucía, no saben distinguir entre «montar» o «ir subío»; no conocen la diferencia entre raza y estirpe, distinguir entre mulo y burdégano, entre un triple y una triple, y por supuesto nunca oyeron hablar del «trígamo sinaléptico de Barón».
Pero cuidado con los años de experiencia, pues conocida es la trayectoria de algunos profesores con mucha tarima en su haber, que en los primeros años de enseñanza, quieren ser como Sancho Abarca, los siguientes como Sancho Aprieta, para que con los años, acabar como Sancho Panza, y al final siempre les coge el fiel escudero.
Como comenté hace unos días, muchos de nuestros políticos tienen la habilidad, sin los conocimientos debidos y sin experiencia, de conducirse en la vida política, y el salir a salvo o con ventaja de situaciones comprometidas…, o sea, la política actual, en su más pocilga intimidad. Ya conocemos su forma de proceder:
―«Ver venir, dejarse ir y tenerse allá»
Cuando algún prefecto, (Gobernador de un Departamento) de las 101 prefecturas que entonces contaba Francia, se quejaba de los actos vandálicos que acompañaban a las victorias de los húsares, Napoleón les respondía:
― «Firmo un papel y tengo otro prefecto, pero un Lasalle o un Murat tarda más de veinte años en formarse».
Todos hicieron suyos el lema con los que estos dos Mariscales de Francia se despedían en sus cartas, cuando escribían a sus mujeres desde el campo de batalla en vísperas de partir hacia el combate:
―«Mi corazón para ti, mi sangre para el Emperador, mi vida para el Honor»
Algunos de nuestros políticos, lo de firmar y nombrar cargos sin títulos y sin experiencias mínimas, lo de inventarse currículos, lo de plagiar tesis doctorales…, lo aprendieron pronto, pero desconocen por completo todo lo referente al honor.
Si a todo esto añadimos la decadencia y falta de disciplina de nuestra juventud, la falta de valores morales y patrióticos, y sobre todo, la falta de respeto a los símbolos nacionales: la Bandera, el Escudo, y el Himno que representan los poderes constitucionales del Estado, parece que nuestro futuro peligra.
En fin, todo lo que nuestros políticos olvidan y desprecian, y lo que nadie enseña empezando por los maestros en las escuelas desde primaria, y menos en los territorios comanches de los Institutos públicos de Educación Secundaria y Bachillerato, y en las Universidades tanto públicas como privadas.
No se que libros de Historia estudiaron ellos, recuerdo que en el mío decía que:
―«…unas tribus más fuertes y poderosas tanto física como moralmente procedentes del norte, llamados bárbaros, invadieron el Imperio Romano provocando su caída…»
Hoy, ya se empieza a oír y tal vez no les falte razón que:
―«…otros pueblos, también fuertes y vigorosos, sobre todo moralmente, procedentes del sur, invadirán Europa provocando su muerte…»
Al final, entre la lectura y mi imaginación, me pareció leer en ese viejo libro la profecía:
― «¡El fin de estos tiempos está cerca!».
Pensando lo leído, y temiendo que la profecía cogiera a más de una generación cercana, me puse a temblar, pero pronto recuperé la tranquilidad. Al seguir leyendo. El pie de página decía:
―«Labrado en piedra en caldeo, en la baja Mesopotamia, en torno a la ciudad de Babilonia 2000 años a.C».
Y me di cuenta que lo que no desapareció fue el género humano, pero sí las civilizaciones: asiria, caldea, egipcia, griega, etrusca, romana … y de seguir así, puede que también lo haga la española.
¿Estará cerca nuestro final?.
¡Feliz verano a todos!
Coronel de Caballería ® Ángel Cerdido Peñalver.
Zaragoza 8 junio 2025.
Blog: generaldavila.com