El futuro está en sus manos. Nada descubrirán ellos. Tú decides.
Ethos es palabra griega recogida por el Diccionario de la Real Academia: «Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o una comunidad».
Nos recuerda el mariscal Montgomery en su libro Historia del arte de la guerra que Polibio escribió que un general debe «aplicarse en conocer las inclinaciones y carácter de su adversario».
Un general debe conocer la mentalidad de su oponente y por ello no es extraño que profundice en el estudio del mando al que se enfrenta y lo haga en todos sus aspectos, no solo militar, gustos, aficiones, fortalezas y debilidades. Muchos se hacen incluso con una fotografía de su adversario en la que buscan un detalle que le haga vulnerable.
Recojo en mi libro El nuevo arte de la guerra la insistencia de Polibio en este tema cuando dice: «Si alguien cree que en el arte de la guerra hay algo más importante que conocer las preferencias y el carácter del general enemigo, es un ignorante y está cegado por la soberbia».
Por mucho que nos duela estamos en el duelo. Son dos los que intervienen. No son Héctor y Áyax Telamón donde prima la nobleza.
La política se convierte en algo irreconciliable cuando hace uso del arma más dolorosa que existe: la palabra.
Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y entre los dos elige la victoria; que puede que no esté en tus manos. Mide cada palabra y cada gesto porque si no lo haces nunca sabrás cuando de la palabra va a pasar a la acción: lo hará.
Sabíamos quién era, pero no que llegase a tanto. Es y mucho. ¡En manos de quién estamos, estábamos…! Los debates cuando se pincha hondo dan fruto y dejan ver lo escondido.
Todo ha quedado a la vista. Ahora empieza el ataque. ¡Cuidado! Hay armas ocultas.
¿Debate? ¿Lloriqueo presidencial?
Razonamientos pocos, todo latiguillos y sin explicación que para el que dice haber hecho debería saber lo que ha hecho.
Ha habido crispación, mala educación y mucho nerviosismo de quién se veía acorralado en su arrogancia.
Casi podíamos reducir la cuestión a latiguillos ya conocidos. Cuando no se sabe o te sabes pillado recurres a esas muletillas que hacen ruido, silencian el mensaje del contrario; las ha prodigado el señor presidente:
«Nosotros hemos hecho… Hemos hecho… Hemos hecho…»
«El señor Abascal… el señor Abascal… el señor Abascal…»
«PP y Vox…PP y Vox… PP y Vox…»
«No es verdad… No es verdad… No es verdad…»
«¿Puedo responder…? ¿Puedo responder…? ¿Puedo responder…?»
Recuerden el Áyax de Sófocles. Triste final. Metáfora con las ovejas…
Un debate a tono con lo que cada día vivimos en nuestras calles e instituciones, donde ni los lenguajes corporativos se salvan. Los institucionales no tiene el nivel exigido, la jerga política en su gran mayoría no habla sino que miente, con ordinariez y mal gusto. Se vive, se escribe y se politiquea desde los escusados.
No conozco a ningún político que tenga problemas para pagar su hipoteca. Ayer leí una pintada en el metro: «Pagad la hipoteca no la guerra», otro «Mi guerra es la hipoteca y lucho contra el Banco». Las explicaciones sobre la economía no nos sirven.
Si hay algún político que no pueda pagarla creo que es el momento de salir a la palestra y contarlo porque ganaría muchos votos. Cuente con el mío.
Entre todos los españoles, los hipotecados o no, pagamos una hipoteca de la que nadie nos libra: La Moncloa. Es el momento de negociarla. Tenemos cita con el Banco el 23 de julio.
Creí que asistiría a un «cara a cara» entre dos caras de la misma moneda: que es en definitiva España y esos que hasta ahora éramos llamados con orgullo españoles. No. Era algo mucho más real y prosaico: España deshecha, la clase media y los mayores son los sufrientes de los que nadie habla.
Ni una palabra de Residencias de mayores, de esos mayores callados a los que la revolución tecnológica y el abandono institucional ha encerrado en sus años de tristeza. ¡Tristeza! ¡Abandono! Ni una palabra para los desplazados por la edad.
Ser viejo en España es una tragedia.
Mucho daño hace la verdad al mentiroso. Es verdad: «Los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta». El presidente volvió al pasado del que procede. Sonaba música de guerra y era Irak, un nombre que nunca se borrará de la historia militar española. Es su única canción que entonan con el hacha de guerra alrededor de la hoguera. Dejaron el prestigio de nuestros soldados por los suelos y ha costado años recuperarlo de nuevo y, a pesar de ello, nadie, ni dentro ni fuera, lo olvida: la retirada de las tropas de Irak. En la Cumbre de la OTAN de Vilna tampoco. (Lean España en Irak. Gran manipulación. Juan Van halen)*
Vuelve la mentira, un engaño, una grosera manipulación. El 11M se intercala con la retirada de Irak en esa danza que no cesa: no hay otra más allá: inauguran el origen de nuestros males políticos. Derrotado, hay que sacar a pasear al dóberman.
Nos quedamos sin saber nada de Marruecos, del móvil del presidente y del de la ministra de Defensa (¡Oiga que no era la de Sanidad!), del Falcón o de economía (lean Manual de Resistencia), de la unidad de España y de la herencia de la ETA.
Nos quedamos con la crispación y, por algo será, cuando más sube el nivel de irritación es cuando se le recuerda al presidente, por este orden:
—Sanchismo
—Sólo Sí es Sí
—¡Que te vote Txapote!
Eso pone al presidente fuera de sí y de no. Será por algo. Será Historia que le acompañe.
Feijóo había estudiado bien a su enemigo (político). Ese es el camino: «aplicarse en conocer las inclinaciones y carácter de su adversario».
Y amar a España y a los españoles (a todos) por encima de todas las cosas; incluso más que a ti mismo.
Mucho más. Hubo un minuto de oro y otro de plástilina. Hay que elegir.
*España en Irak. Gran Manipulación
Rafael Dávila Álvarez (Militar y escritor)
Blog: generaldavila.com
12 julio 2023





