UNA, GRANDE Y LIBRE Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

…la de Alejandría.

Pues parece que su origen es del año 1932, pero no es ese el tema del artículo; tampoco darle vueltas al lema que durante muchos años se ha gritado en España y que forma parte de la historia de una época reciente de la que aún hoy muchos reniegan mientras la ordeñan, maman y nos enfrentan; después de casi cien años.

Recomendaría a los históricos del poder de la mentira que lean: Gustavo Bueno Sánchez, «Una, grande y libre», La Gaceta, Madrid, 1º noviembre 2010, pág. 3.

El conocido soneto de Hernando de Acuña (1520-1580) sobre Lepanto (Un Monarca, un Imperio, y una Espada), Al rey nuestro señor, es la versión en español de un poema en latín que Juan Latino dedicó a Felipe II y publicó en el folio 11v de su libro de 1573.

Dice así:

Coelitus Unum Imperium,

Ensis Unus, Rex Unicus Orbis

Desde luego no está nada mal, con los tiempos que corren, ser una, grande y libre. De 1573.

Resulta que libre no va a ser posible y por el simple hecho de poner ese titular, en breve, me puede costar un paseo por los tribunales; los de horca y cuchillo.

17 naciones, 17.000 legislaciones, nación de naciones, el viento dueño,  y ninguna espada, sino muchos traidores.

El faro del mundo no somos, ni de Europa parecemos.

Ptolomeo I fue un general de Alejandro, uno de los diádocos, que dio origen a la dinastía  ptolemaica en Egipto. Cercano y conocedor profundo del significado de dormir con la Ilíada y la espada bajo la almohada, como hacía su amigo Alejandro. Eran tiempos en que se sabía para qué era una y otra cosa. Ahora todo ha quedado en manos del tratado de los políticos; que nada tiene que ver con el de Spinoza.

El faro de Alejandría desde luego no somos, y menos la biblioteca donde se reunían los sabios del mundo, encerrados en discutir la verdad por encima de todo.

En el mundo había una ciudad, única: Alejandría. Un faro de atracción.

Más grande era su biblioteca. Libre era la reunión de sabios que allí dieron luz al mundo.

Borges escribe La biblioteca de Babel y dice: «basta con que un libro sea posible, para que exista». Estamos cerca de ello con internet, y la gran ironía del maestro Borges es que sabía que mientras más libros, menos lectura y más dictadura, que todo es nada y que de nada sirve todo si quien lo va a manejar es nada.

La biblioteca desapareció, papiros y libros, ciencia y cultura.

No desaparece el virus. En España hay un ataque feroz de lacovid19, pero no es menor, ni ninguna broma, el que ataca mortalmente a  la libertad. Siempre ha existido y hay quien lo maneja con precisión.

No ha sido en Alejandría donde hoy me he encontrado con la librería, ni ha sido un fugaz rayo de su faro. Ha sido en una pared, lo que se conoce como una pintada, lugar donde, en ocasiones, aparecen escritos los mejores libros que la humanidad ha dado. Este es un ejemplo:

UNA GRANDE LIBRERÍA.

Todo sea por una libertad grande, y por las librerías. El plazo de matrícula está abierto. Aunque nadie lea. Nos lo dan leído y ejecutado.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

8 noviembre 2020