GUERRA. DESPUÉS PAZ. General  de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Todos asistíamos a una inesperada forma de hacer la guerra en esos escenarios de muerte y cañones con los ojos y la inteligencia puestos en los grandes avances que la guerra traería a través de la ciencia y la tecnología. Esperábamos algo nuevo,  más de humanidad en el enfrentamiento si ello es posible en una confrontación armada. La  realidad es que llevamos casi tres años consternados por la muerte de miles de combatientes, militares y civiles, con el temor de la aparición en cualquier momento de lo antiguo, ya conocido, Hiroshima o Nagasaki. Nada ha cambiado. Ni en lo militar ni en lo brutal del acto de la guerra; ni en lo político. La evolución del ser humano no va por los derroteros de la bondad y la convivencia en paz. Deberíamos exigir responsabilidades y apostar por la caducidad de tantos organismos inútiles y de sus sanguijuelas directoras que se aprovechan del caos. Antes de que las bombas provoquen las muertes quienes las han puesto en el disparadero de salida son ellos, hablan y no paran, los pacíficos políticos se muestran tan distanciados que con su intransigencia cargan los proyectiles.

En Rusia vivimos una guerra de trincheras tan clásica en los hechos tácticos como vergonzosa en la dirección, exactamente igual de inútil y desesperante que la I Guerra Mundial en la que todos, invasores e invadidos, saben que por la vía actual no tiene solución.

En Oriente Próximo el conflicto no es la Guerra de Gaza sino algo mucho más profundo y extenso: poner orden en una zona vital del mundo donde Israel ha sido sistemáticamente víctima del fanatismo. Una nación moderna, pacífica y trabajadora que desde su independencia como tal ha tenido que vivir con el fusil en la mano para defender su libertad. Despejar el horizonte en esa zona del mundo, donde está el futuro, donde los países árabes pueden dar el paso definitivo hacia la modernidad y la convivencia entre todos, es algo más serio  de lo que parece. Estábamos cerca de ello con numerosos acuerdos en los que se vislumbraba tanta confianza que hasta Israel cayó en la trampa. Un mínimo descuido y asistimos atónitos a la más feroz acción del terrorismo de Hamás al que algunos dan categoría de Estado. Muchos no lo olvidamos; desde luego Israel tiene el deber de no hacerlo. No es venganza, sino supervivencia, proteger a tu nación, a tu gente. También hay que tomar nota de la guarida donde se refugian las hienas disfrazadas de demócratas.

Israel, en trance de recuperarse de tan terrible suceso, recapituló sobre su futuro y el modo de hacerse respetar para volver definitivamente a ser libre. Irremediablemente no había otra solución: la guerra. No fue tan fácil tomar una atrevida decisión. Hubo que recomponer muchos aspectos, materiales y espirituales, la mayoría desconocidos para nosotros, en beneficio de todos, de ellos, de occidente y del mundo árabe.

No solo era cuestión de preparar las tropas. Había un pulso mundial, muchas veces sin apoyo internacional, con amenazas, acusaciones, pero detrás de todo una gran revelación: ahora o nunca. Vivimos la trascendencia de una decisión definitiva. Israel o vence o desaparece. Ese es el resumen de la situación. La victoria final no será permanecer bajo un escudo de hierro, sino la tranquilidad de que no es necesario. Algo que requerirá de varias generaciones.

Ante ello la gran potencia que ha desarrollado la mejor y más avanzada tecnología hasta hoy conocida no podía limitarse a lo que en las guerras deciden y van en cabeza: la infantería, los hoplitas. Un fallo mezcla de error humano y tecnológico se tradujo en el terrible ataque terrorista. Hubo que revisarlo todo. Las bases estaban, la ciencia y la tecnología a punto, hubo un fallo humano inadmisible, había que estudiarlo, corregirlo y, despacio, sin prisas, sin marcha atrás que la victoria fuese irreversible. El objetivo estratégico parecía imposible, pero Israel caminará hacia su consecución paso a paso: no volver a ser atacado y vivir en paz y armonía. Si alguno de los vecinos quiere intentarlo tendrá que pensárselo  dos veces.

No es fácil vivir rodeado de terroristas, de tropas de la ONU y de la incertidumbre interna. Por primera vez en esta guerra Israel pone en marcha su maquinaria de ciencia y tecnología y da un golpe mortal a la organización terrorista Hezbolá (alguno la trata como ejército) desmantelando toda su red de mando y control pieza imprescindible para sus objetivos. A continuación una operación clásica de ocupación del terreno con tropas que conocen la capacidad de los objetivos a alcanzar derrotarán por ahora y en un plazo considerable a Hezbolá.

Irán ha sentido en sus carnes la derrota, la humillación, y ha lanzado un desesperado ataque de misiles sobre Israel junto a un ataque terrorista que ha provocado más muertos que los misiles, algo que no hay que perder de vista. La guerra continúa y no tendrá fin hasta que Israel haya conseguido su objetivo: la libertad para vivir y desarrollarse como nación.

El futuro de Hamás y Hezbolá no es otro que su desaparición. Podrán renacer con otros nombres, pero deberá pasar tiempo si es que lo hacen. Irán apretará y aumentará su presión en la zona, pero sabe que su enemigo no es Israel en solitario, sino que muchos de los países ricos y desarrollados de la zona vigilan sus pasos y son incluso más fuertes que Irán. La posesión del arma nuclear ronda en los planes de todos.

La victoria militar se decanta de manera clara hacia Israel. La guerra cibernética junto al  poder moral y material de su Ejército lograrán la victoria. Irán debe recomponerse internamente y en esta geografía inquieta e impredecible, en estos momentos la  zona más caliente del planeta, tomar posiciones menos violentas ya que ha  perdido sus tentáculos, la hidra ha perdido brazos y deberá preocuparse de  su órganos  internos y, eso sí, seguirá su  programa nuclear que es lo único que piensa le puede dar autoridad en la zona. Nos queda la gran amenaza del terrorismo que puede aparecer aquí y allá.

Dormirá por unos años el problema de Oriente Próximo. Israel no bajará la guardia y la única esperanza está en que gane quien gane las elecciones estadounidenses, tome el mando de una vez por todas, dirija su nación con autoridad y no se deje llevar por instituciones de la administración que parece ser no velan por otras cosa que no sea la industria de la guerra.

Nuevos tiempos y un cambio de rumbo parecen adivinarse cuando la noche está más negra. Quizá es el anuncio del amanecer.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

03 octubre 2024

PÁNICO MUNDIAL. ¿LA BOLSA O LA VIDA? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Siento romper la relativa tranquilidad veraniega y hacer un alto en la parada técnica en la que el blog descansaba, pero el mundo puede encontrarse en vísperas de algo desconocido y mejor es que nos pille a todos confesados como suele decirse.

Podía empezar con la noticia de la caída de las bolsas y cómo el índice del miedo se arrastra de manera alarmante. ¿Recesión? Es la economía compleja que pocos entendemos más allá del fin de mes, pero que sabemos de lo que hablamos porque son índices que mezclados con otros datos a la vista nos avisan de los preludios de guerra.

Nunca, hoy menos, se puede merodear por los Cuarteles Generales de la guerra con las estrellas de general al mando sin estar atento al discurrir de los datos económicos y sobre todo a ese índice bursátil fiel reflejo del miedo ante los acontecimientos.

Si quieren ustedes saber de la guerra no pregunten a un general, sino a un alto mandatario de Nvidia, Alphabet, Microsoft, Apple Meta, Amazon o Tesla. Ellos saben y deciden si Biden, Trump o será Irán la que ataque. Así nos va porque a ello se une que todos nos creemos saber más que ellos y que los generales; en cada uno de nosotros hay una  postura de desdén y aceptación, de soberbia e incompetencia. Nunca ha habido tantos “listos” al mando.

Lean los signos de los tiempos. Aprovechen las vacaciones para observar el panorama que les rodea, comparen y sobre todo piensen.

Por ahora hago un alto para avisar de este preludio bursátil que tendrá consecuencias si antes no hay una portada más agresiva en todos los medios: La guerra. Ya la hay, pero no nos hemos enterado. Necesitamos el titular ¡ESTALLA LA GUERRA!

El movimiento de los portaviones estadounidenses es un inevitable signo:

-USS Geral Ford (CVN-78)

-USS Abraham Lincoln (CVN-72)

-USS Theodorre Roosevelt (CVN-71)

-USS Dwigth D. Eisenhower-69)

Es la mayor concentración de portaviones estadounidenses en una región en la historia. A ello se unen varios destructores y cruceros con capacidad de defensa contra misiles balísticos y un escuadrón de caza. junto al buque de asalto anfibio que transporta a la 24ª  Unidad Expedicionaria de Marines.

El esperado ataque de Irán a Israel complica la situación hasta límites que nos dejan en una incertidumbre muy peligrosa. Irán tiene las de perder, pero antes morirá matando porque se ve derrotada antes de la batalla. Irán no quisiera entrar en un conflicto del que nada obtendría, pero parece obligada a ello y abocada al enfrentamiento cara a cara. Sabe que están provocando su intervención para dejarla fuera de competición y que Hamás ya es insuficiente, Hizbulá tampoco es definitivo, los hutíes de  Yemen no son nadie y los países  árabes de su entorno no cierran filas junto a su postura. Ya solo le queda ir perdiendo terreno día a día. Esperar hasta noviembre y ver por donde respira el Pentágono si es que hay cambio es su mejor alternativa mientras prosigue con su programa nuclear.

Irán es un lobo acorralado que puede saltar sobre su víctima en cualquier momento, aunque muera en el intento no hincará la rodilla por un golpe en el mentón. Puede que lo reciba.

El panorama junto a Ucrania, que es más de lo mismo, no es tranquilizador, Venezuela queda unida a  la situación y Europa se pierde una vez más en un ritual alejado de sus orígenes y dando entrada al virus de su autodestrucción. París junto a Londres son todo un símbolo de la misma moneda que quiere mostrar la cara cuando  ha olvidado la cruz que la sustenta.

Más de 12.000 cabezas nucleares dan sombra al mundo y de ellas más de 2000 están en alerta operativa para ser utilizadas en cualquier momento. Preparadas en misiles balísticos, en submarinos y aviones; también las nucleares tácticas proliferan y hay candidatos a poner fin a la disuasión dando el primer golpe porque saben que no tendrá en principio respuesta.

Aunque sean Rusia y Estados Unidos los que poseen el 90% de todas las armas nucleares, los que las esconden son los más peligrosos y los más dados a que por esas cosas del azar, que es quien mueve la guerra, hagan uso de ellas. Hay ojivas desplegadas y apuntando, listas, para que cualquiera encienda una cerilla y prenda la mecha. Corea del Norte está entre los candidatos con sus cerca de 50 ojivas preparadas. Irán ha roto todos los acuerdos y para nosotros es un misterio el avance logrado en su afán de poseer el arma nuclear. Hasta ahora, que se posean datos ciertos, son potencias nucleares: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte, e Israel.

Es inaudito que cuando se supone que el mundo progresa en convivencia y solidaridad, en derechos humanos, en paz y armonía, resulta que el lenguaje nuclear salta a ser el idioma más hablado. Amenazante.

Pánico mundial entre los que manejan el dinero. Peligro.  No vaya a ser que manejen también las ojivas nucleares, porque antes, no hace muchos años, se podía vaticinar algo sobre las guerras, hasta que llegó un día que alguien, entre los vencedores, que ya tenía la guerra ganada, dio la orden: “6 de agosto de 1945 a las 8:15 horas, un bombardero B-29 llamado Enola Gay lanzó sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica, bautizada como Little Boy. Tres días más tarde, el 9 de agosto a las 11:02 horas, el bombardero Bockscar dejó caer la segunda bomba, llamada Fat Man, sobre la ciudad de Nagasaki”.

¡Qué mala memoria tenemos! ¿O realmente somos malos?

Aquí lo único que importa es la bolsa. No la vida.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

6 agosto 2024

 

 

 

HE VISTO COSAS QUE VOSOTROS NO CREERÍAIS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Es necesario ver… Más allá y no esconderse.

No nos damos cuenta de lo que se nos viene encima.

La reacción de algunos países a raíz del ataque de la organización terrorista Hamás a Israel nos deja estupefactos. El problema no lo tiene Israel o el pueblo de Palestina, lo tenemos todos y España muy cerca. La proximidad al terror es tanta que se ha metido en nuestras entrañas.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han tenido que enseñar de manera limitada en número y tiempo las más de cien horas grabadas del ataque terrorista de Hamás donde lo que se muestra es el mayor horror -apocalíptico- perpetrado por el ser humano hasta hoy desde que se tienen noticias. Jamás descrito antes.

Hemos podido ver un minuto; más de cuarenta los periodistas invitados que lo han presenciado con la náusea como compañera.

No querían mostrar tanto horror, ya era suficiente, pero el mundo, o parte de los seducidos por el odio (no hay mayor seductor), creían que los terroristas de Hamás eran libertadores de la patria, del pueblo palestino.

Ahí están las imágenes y si es necesario se deberían enseñar todas y a todos para que el mundo calle y no otorgue así por las buenas. Ya está bien de buenismo y progresismo del terror. Ya está bien. Los palestinos son usados como piezas del entramado terrorista y utilizada su muerte como parapeto. Deben ver las imágenes. Todos debemos. Si no hay paz en la zona es única y exclusivamente por el terrorismo. Palestina existiría y sería un pueblo reconocido y próspero si organizaciones como Hamás, Hizbolá y la Yihad no se hubiesen puesto en cabeza del terror; que lideran por el temor de los inocentes a su violencia. No hay más.

Dicho esto hay que poner el dedo en la llaga de este conflicto y acusar abiertamente a esos gobiernos que aprueban aplauden y , en algunos casos, cobijan a los terroristas, amparados en un falso relato que ha provocado millones de muertos a lo largo de la historia.

Comunismo, nazismo y ahora yihadismo. ¿A qué espera la ONU, a qué esperan esos gobernantes que se escudan en un falso relato y por tanto justifican el estado de violencia en la zona?

No todo vale. La democracia no consiste en dar cobijo a los violentos que dicen ser protectores de un pueblo esclavizado y sometido. ¡Mentira! Son simplemente terroristas y algún día los palestinos reconocerán la presión y el horror al que estaban sometidos.

Ese día será cuando hayamos conseguido que desaparezcan estas llamadas organizaciones del terror que hacen uso de los inocentes para asesinar. Israel se los ha encontrado en casa, en la intimidad de su hogar, donde han matado a sus bebés y niños, al padre, a la madre, a la abuela, al abuelo, y hasta a la mascota de los niños.

Las imágenes deberían avergonzarnos a todos. Ahí está la razón de todo, el odio acumulado, el único objetivo: matar, que desaparezca Israel.

Han pretendido socavar el alma de todos y han empezado matando judíos como su estuviésemos en los campos de exterminio.

Israel y Gaza no son campos de exterminio sino pueblos con derecho a la libertad y a la convivencia sin tener que ser dirigida su política por manos terroristas.

Ante esto la pregunta es: ¿Quién es ahora el interlocutor válido para iniciar unos acuerdos de alto el fuego y de paz? ¿Hamás? ¿Hizbulá? ¿la Yihad? ¿Irán?

La Autoridad Palestina, Jordania, Egipto, Líbano, Siria, Arabia Saudí, Marruecos, Emiratos Árabes… —¿Dónde están Rusia y China?— deberían detenerse ante las imágenes y señalar en la dirección correcta. Si no es así la guerra no tendrá fin.

Y sobre todo esas naciones tan democráticas —Europa inconsciente y dividida— que acusan y aún tiene dudas (con enorme tibieza) deben reconocer que no todo es válido no vaya a ser que sean víctimas de lo que ahora defienden como de hecho lo son en algún caso.

El mundo está viendo cosas que no creeríamos. Pero son, están y nos llegarán a todos.

Es una guerra iniciada con un terror nunca jamás visto. No hay vuelta atrás.  Lo malo es que llega más horror que nunca, tal es así que nos hará olvidar el conocido..

Ahora, si claudicamos, podría ser definitivo.

Acostarse o dar cobijo a terroristas da lugar a más terroristas. Progresión geométrica.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

25 octubre 2023

 

ATAQUE A ISRAEL (II) LA OFENSIVA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

¿Cuál y como va a ser la reacción de Israel ante el ataque terrorista más sanguinario y cruel visto hasta la fecha?

¿Cuál va a ser el planeamiento de la operación militar que se va a desarrollar?

Todos se lo preguntan e incluso me lo preguntan.

Si alguien tuviese la respuesta es que la operación empezaba con fallos. El factor sorpresa prima ante cualquier otra situación, aunque la sorpresa tiene muchos aspectos que evaluar.

Demos algunas claves.

Cualquier operación militar debe estar muy alejada de las pasiones, del impulso que surge ante un ataque de esta calaña. Para vencer hay que vencerse a uno mismo, dominar la pasión y dotarse de la información adecuada para ponerse delante del mapa y construir la operación a corto, medio y largo plazo.

En primer lugar esta guerra no se va a ganar solo en el terreno, en el campo táctico, sino que la victoria debe ser estratégica para lo que hay que andarse como vulgarmente se dice con pies de plomo. Muchas victorias tácticas acaban siendo derrotas. Es necesario ganar la guerra del relato y dejar bien claro quién es el enemigo del mundo libre.

Israel, los israelíes (todos junto a ellos) se enfrentan a un enemigo invisible al que solo se ve cuando asesina, nunca a la cara.

El ataque militar que en cualquier momento emprenderá el Ejército israelí choca con un gran problema: no hay frente que atacar, no hay un enemigo definido que se mantiene tras una línea defensiva, no hay un objetivo que alcanzar que se pueda señalar en un mapa. Cada ciudad, cada pueblo, cada casa, cada encrucijada de caminos, cada piedra, en todos los lugares se esconde el enemigo. El suelo está minado de galerías subterráneas por donde se mueven como ratas en alcantarillas (cada casa tiene su galería y todas conectadas por una red plagada de trampas) y las FDI han tenido que crear unidades de operaciones especiales para el subsuelo.

¿A quién atacar y evitar todo lo posible la muerte de inocentes?

No hay un enemigo definido, es invisible, por lo que en el planeamiento militar no hay direcciones de ataque, sino que solo se podrán ocupar puntos vitales de comunicación, puertos y aeropuertos, toda la costa, cortar la logística y el movimiento de fuera-adentro hacia esos lugares ya definidos y conocidos desde donde se produce la mayoría de los ataques. Gaza es una trampa mortal.

Hamás usará las imágenes de su dolor y de sus muertos como parapeto ante el mundo, mostrarán el horror y esconderán el que ellos provocan (por ejemplo los niños decapitados…). No tiene más arma que no sea la de mantener viva la llama del terror: el miedo. Si lo aceptamos y vivimos con miedo ganarán la guerra.

Calma. El Ejército de Israel no va entrar en su juego. Se medirá cada metro que avance y se evaluará cada paso hasta la derrota definitiva. Sin prisas y sin pausas. Sin precipitación.

Esta es una guerra que hay que ganarla desde dentro. Es una guerra no contra otro ejército, sino contra la violencia y el terrorismo, una guerra difícil de hacer por ser gaseosa, escurridiza, cobarde, llena de traiciones y donde las armas clásicas no siempre vencen, sino que hay que usar la astucia, la inteligencia y jamás cansarse sabiendo que será muy dura y se derramarán lágrimas de sangre.

Los despliegues militares son preventivos, pero no es una guerra de frentes ni de frente. Es una guerra contra el fantasma de la muerte que se esconde, invisible y cruel hasta lo inexplicable.

La violencia terrorista se esconde siempre tras el buenismo, se disfraza de victimismo y maneja el relato como si predicase desde el púlpito. Es una limitación más a la hora de hacer la guerra contra este fantasma.

El ataque del Ejército de Israel va a ser letal pero cuidadoso; militarmente hará la guerra que tiene que hacer, será larga y costosa, pero definitiva. Romperá la Franja de Gaza penetrará hasta el mar, aislará toda la zona y no volarán ni las aves, no correrán, los reptiles ni se arrastrarán las serpientes ni las ratas saldrán de debajo de la tierra. Controlarán la luz del día, la oscuridad de la noche y cegarán los túneles donde se esconde el odio.

Aislamiento total. La extensión del territorio lo permite. Quizá sea un asedio como en las guerras primitivas. Estas guerras son así: el dron junto al burro.

Planeamiento, tácticas adecuadas y manejo de la información y el relato.

Es necesario el apoyo de todos.

El mayor peligro está en la expansión del conflicto y son muchos los enemigos que se esconden tras este ataque inicial.

Seguro que el Ejército de Israel no va a atender solo la zona de la Franja de Gaza porque sabe que otras fronteras están en alerta máxima.

Esta guerra requiere una acción exterior de vital importancia porque lo que en el fondo se pretende es que la Franja de Gaza sea solo una mecha que encienda un enfrentamiento total.

Más allá.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

11 octubre 2023

ISRAEL. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Todavía hay quien defiende con dignidad y valor sus fronteras para proteger patria y libertad. No hay nación en el mundo más amenazada y sin alternativa: o se defiende o desaparece. Se llama: Israel. Después del Holocausto se vio obligada a una defensa a ultranza de su existencia y territorio en lucha no solo material, sino contra el relato del que es fruto el atacante, una semilla plantada que germina en una organización terrorista a la que se rinden miles de medios de comunicación.

Todavía hay quien duda de lo que es Hamas (Harat al-Muqawama al-Isalmya), un grupo islamista palestino fundado en 1987 con un solo objetivo: eliminar al Estado de Israel y establecer en su lugar su peculiar «Estado» islamista.

Es una guerra muy estudiada en la que se ha impuesto el relato buenista de los más violentos «pacifistas del tecnicolor», aquellos que viven para la guerra como producto de su única pulsión: la destrucción. Destruir y matar se vende como un sacrificio que dicen afrontar por su supervivencia cuando para ello pretenden expulsar a muerte al pueblo más civilizado y avanzado, maestro de democracia en gran parte del mundo: Israel.

Conviene desenmascarar esta lucha que muchos proclaman como la noble resistencia de un pueblo sometido a la tiranía del poderoso.

Hamas dispone de una compleja estructura armada y no armada sometida a la disciplina del terror que alimenta a base de una red asistencial lo que provoca una gran lealtad a la estructura. La obediencia al límite, sin pestañear, llegar a la muerte es la victoria personal y el engrandecimiento familiar. La población combatiente es toda, sin distinciones de edad ni sexo, y sus defensas se sitúan en los núcleos poblacionales que defienden todos (familias completas) y con todo. Cualquier cosa vale: artefactos explosivos, edificios convertidos en bombas letales, francotiradores, espías, infiltrados o una red de túneles de guerra que ni en Vietnam se podría imaginar. La emboscada y la traición —de una sonrisa— está en cada esquina.

A ello suman la capacidad suministrada por Irán-Siria de un elevado número de cohetes y sus componentes que ensamblan en su territorio y que lanzan al bulto, donde más pueden matar.

Ellos no cuentan ni sus muertos. Les da igual niños que hombres. Soportan cualquier daño con tal de que puedan seguir ejerciendo su actividad y esta alcance el nivel deseado que les permita después mantener una tregua para reforzarse mientras reparten fotos y películas del tecnicolor de su «sufrimiento».

Cuidado. La presión tiene un límite. Cualquier día la posibilidad de mantener esta situación cíclica, al gusto y criterio de Hamas, de acción-reacción se terminará y con ello la reacción será definitiva. Cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Es lo que la lógica del razonamiento bélico resolverá definitivamente contra lo que el terrorismo impone. No es de esperar que se les permita institucionalizarse.

No es la guerra; es peor. La pulsión de odio y destrucción. De lo único que entiende Hamas.

Hace unos días Gabriel Albiac lo decía con palabras sabias del filósofo que disecciona la cruda realidad con el bisturí de la sabiduría: «Israel es lo que una vez soñamos llegar a ser los europeos. Sin lograrlo».

Eso es lo que Hamas ataca, no otra cosa.

Convendría empezar leyendo y subrayando y en ese ejercicio ponerle nombre a las cosas. Cada uno es lo que es y no lo que intenta decirnos que es. Al menos que no nos engañen con lamentaciones y escenas de dolor.

En la violencia cualquier cosa es posible, pero mostrarlo en tecnicolor es una crueldad con la que cuentan y de la que obtienen sus réditos. Forma parte de su guerra. La pulsión de destruir y matar.

Europa calla sin saber qué decir ni a dónde mirar. Una cobardía histórica.

Rafael Dávila Álvarez.

Blog: generaldavila.com

18 mayo 2021