UNA ESPAÑA ENFRENTADA A SÍ MISMA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Lo han logrado. Unos contra otros. ¿España? Ideologías.

Recoges lo que siembras: odio era la semilla. Cuando a punto estaba España de que el milagro sucediese alguien dijo no. Volaron los puentes y de nuevo el no pasarán. Centinelas de la ideología. Hay fecha, conocemos al culpable y el nombre de cada uno de los que forman el ejército de seguidores. Son unos canallas. Mientras España arde saben que nadie pondrá un pie en la calle. Eso solo saben manejarlo ellos. Pero todo tiene un límite. Podría ser el campo. Ese que hemos abandonado y del que huyen los jóvenes y los pájaros. Las fincas de Lagunero o la de Mora nunca se queman ni abandonan.

Hay un silencio borreguil en esta siesta de agosto que nos ha despertado con las llamas en las ventanas.

Arderéis como en el 36. Lo dijeron ellos.

Seguimos así: ellos y los otros. No nos queremos. Y mira que la Iglesia, amor al prójimo, la que ahora calla, sabe de esas cosas del fuego. El prójimo es pronto enemigo.

La Transición cometió muchos errores, muy graves, pero el primero de ellos fue creer que todo se iba a olvidar. Aquí no hay olvido, sino fuego, hogueras de pasión, quema de brujas, inquisición y, lo peor, mucha desconfianza. No fiarse ni del compañero de pareja.

Han tomado el poder con toda la gravedad que ello supone. Nada ni nadie, nadie, se mueve sin contar con su aprobación. Desde el Constitucional, la Conferencia de obispos o la Cúpula Militar, todos están en el primer tiempo del saludo. Una democracia no es esto. El Poder tiene límites y los Poderes del Estado deberían hacerse notar en momentos de máxima gravedad. Tienen miedo. Esta es una sociedad encerrada en el miedo.

Todo es un «a la orden orden» y sumisión a un único poder. Esto no es democracia. Dos Españas enfrentadas y la que ha cogido el poder ahora no lo soltará porque anda en esas cosas de la venganza. Quedan deudas pendientes.

Hay una España intermedia, como colchón que amortigua. Aguanta lo que el poder decide y por eso es la mayor culpable, la del vómito de los tibios.

Por otro lado solo necesitamos una chispa. Mientras nos miramos de reojo.

Las Autonomías han servido para eludir responsabilidades y de camino acabar con la idea de unidad en el esfuerzo y la solidaridad. Ardemos a trozos, por autonomías de un lado u otro.

En el 2004 España saltaba por los aires.

Guadalajara 16 de julio de 2005. Un incendio quemaba 13.000 hectáreas y dejaba 11 víctimas mortales, convirtiéndose en el más letal del siglo XXI. Nadie hizo nada más allá de crear la Unidad Militar de Emergencias. Una forma de eludir responsabilidades. Solución Manu militari. Esto empezaba a cambiar; hacia ellos, claro está. Emergencias era el poder del Gobierno sobre un mundo de Yupi que hoy mantiene vivo. Lo vimos en Valencia cuando su actuación, tarde y mal, estuvo sometida a una férrea disciplina y orden del Gobierno. El Jefe del Estado Mayor de la Defensa se dejó ningunear y fue un mando subordinado quien asumió la operación, un mando político para no estar bajo la capacidad operativa del Mando de Operaciones que dirige cualquier organización conjunta del Ejército español. Había que eludirlo ya que la organización militar debe siempre estar desarticulada y rota. Inaudito. Las Fuerzas Armadas convertidas en una chapuza en su mando y coordinación.  O se manda o no se manda, pero parches en la cadena de mando es un desastre, que lleva a lo ocurrido en Valencia. Ahora en  los incendios: la capacidad de la UME es limitada y, superada esta, es el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Mando de Operaciones) el que debe asumir la responsabilidad y no un general de «Emergencias» desbordado e incapaz de asumir toda la coordinación. Triste  ejemplo tenemos en Valencia.

No se puede marginar la unidad y capacidad de mando para ser manejado desde el Gobierno con intereses políticos más que de eficacia en la gestión.

Miren todo el problema reside en lo siguiente: o conmigo o contra mi. En Valencia estabas contra mi, así que te quedas solo y si necesitas ayuda la pides. Todo es mío.

Ahora volvemos al error. La tragedia al margen.

Que el fuego no afecte al Partido. Una vergüenza. Todo lo manipulan.

Se han atrevido hasta con el Rey. Después de ocho días de abandono, de inmerecidas vacaciones, han manipulado la visita del Rey y la han mezclado de manera ostensiblemente malvada con la del presidente del Gobierno. Visten al Rey de uniforme y le ponen la dirección:  a Torrejón de Ardoz a visitar la UME. Ese no es el lugar de la tragedia. No es el momento de simbolizar el Mando Supremo de las FAS, lo digo con toda intención, cuando han quitado del mando operativo de las FAS a la UME. Un sinsentido. Se equivoca el Rey, más como Rey que como Jefe del Estado; no se equivoca el presidente del Gobierno que actúa con malévola intención. Hay mucho análisis en este tema aparentemente sin importancia.

Por mucha negociación previa nunca la Casa del Rey debería haber aceptado el trato. Tiene truco.

La Corona que siempre se ha distinguido en España por su proximidad a los que sufren, en cualquier tragedia, sin limitaciones, sin acuerdos ni paparruchas, se ha equivocado. No ha estado donde el corazón siente sin analizar el precio.

Hubo reparto. Erróneo. Tu de uniforme vas a ver las tropas, esas que están fuera de la cadena de mando operativa.

Las tragedias tienen su lado ético y estético. Fondo siempre trágico y formas que dejan una huella imborrable. Imposible olvidar esos lugares de vacaciones mientras España ardía.

A Borges le oí decir: «Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida».

Y el sabio Maquiavelo sin pelos en la lengua: «Pero ¿cómo puede un príncipe conocer al ministro? Hay un procedimiento que no falla nunca. Cuando ves que un ministro piensa más en sí mismo que en ti y busca en todas las acciones el provecho propio deduce que ese individuo ni será nunca un buen ministro ni podrás nunca fiarte de él porque aquel a quien se ha confiado el gobierno no debe pensar nunca en sí mismo sino siempre en el príncipe».

Ya ven lo que está pasando. Por sus obras los conoceréis.

Vuelvo a recordar este bello poema del Indio Naborí que figura (¿o figuraba?) en la entrada del partido comunista cubano:

Si no vienes a dar,

a dar el tiempo, el corazón, la vida

no desesperes por entrar

que en la entrada comienza tu salida.

Si vienes a buscar

el privilegio, la ocasión mullida,

no desesperes por estar

donde la flor más bella es una herida.

Este lugar es un lugar propicio

para el amor al sacrificio

aquí tienes que ser

el último en comer

el último en dormir

el último en tener

y el primero en morir.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 agosto 2025

 

CERCO A LA CORONA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Ya se sabe que todo depende de quién lo dice, o escribe, y de quienes lo oyen, o leen.

Lo dice ABC, en su editorial 25-02-2020: Cerco de Sánchez a la Corona.

Que lo diga yo no tiene mayor importancia. No se la den.

Aunque lo veo de la misma manera que el monárquico diario. Opino desde esta guerra de guerrillas para la que nos hemos preparado. De serranía en serranía, por los collados de paso y los puntos que los dominan. Tierras de bandoleros. Quedaré señalado.

Viene a cuento de la última: el nombramiento de una diputada del PSOE presidenta de Patrimonio Nacional, un organismo público que controla y administra todos los bienes del Estado que proceden del legado de la Monarquía. Siempre se ha evitado la politización de este organismo por elementales razones.

Aquí, ahora, no se da puntada sin hilo y la guerrilla Sánchez-Iglesias ha iniciado la ocupación de pasos y collados.

Cerco a la Corona, dice ABC, ¿o previene? Hace el diario monárquico un repaso sobre el <<extraño comportamiento de Sánchez respecto a la Corona>> y nos recuerda las numerosas suplantaciones, <<donde no han faltado gestos y estrategias en las que el líder socialista parecía ser el propio jefe del Estado>>, terminando por recordar el día y el lugar: <<No, no parece que fuera un error que Sánchez y su esposa se colocaran en aquel besamanos de los Reyes en el Palacio Real>>. Era la llave del país.

Podemos entenderlo de muchas maneras, aunque solo hay una verdadera, un significado significable y entendible. La finalidad del cerco es cerrarle al cercado todas las salidas para apresarlo o rendir su voluntad. Es el significado de sitiar. Es así más fácil de entender; utilizando el lenguaje táctico.

El general C. Von Clausewitz dedica todo un capítulo en su libro De la Guerra a hablarnos de la Llave del país: <<Si existe una localidad, sin posición de la cual no es posible arriesgarse a penetrar en el país enemigo se la podrá denominar, con razón, llave del país>>. En aquellas palabras, Clausewitz dice: <<… se aisló y se escogió entre todos los atributos posibles de la llave los de las regiones más elevadas del terreno>>. Los puntos que lo dominan.

Era la guerra, distinta, de ocupación del terreno, físico. Montes y ríos, ciudades y carreteras. Hablaban los cañones y desplegaban los soldados. Hoy es otra cosa; la guerra.

Pero no se equivocaba, sino que se adelantaba a los tiempos, el general Clausewitz. Siempre la llave de un país está en lo más elevado. Su ocupación es la victoria sobre el conjunto.

La localidad, sin posición de la cual no es posible arriesgarse a penetrar en el país se llama Monarquía. Lo más alto. A por ella. En España. La quieren apresar, rendir su voluntad. Es la unidad que representa; es la unidad de España. Un cuento viejo, escrito con sangre en las páginas de nuestra historia.

<<Es España. España que viene…>>, decía Sánchez Albornoz desde el exilio ante la visita del Rey.

El cerco se estrecha.

Queda clara la maniobra de cerco.

<<En el principio fue el Rey…>>, dijo don Leopoldo Calvo Sotelo refiriéndose a la difícil y pacífica <<Historia de la Transición>>.

Estabilidad, moderación, equilibrio y punto de referencia de todos los españoles.

Sobre todo y por encima de todo: Símbolo de unidad y permanencia, símbolo y exponente de la nación.

Por eso en el principio fue el Rey y buscan apoderarse de la Llave de la nación. Es el final y el comienzo de otra cosa ya conocida y dolorosa.

A la tercera va la vencida. ¿Alguien pensaba que la Monarquía no iba a ser uno de sus primeros objetivos?

Sigan ustedes en el mundo de Yupi. Nación, Monarquía, y Omella (Monseñor), que se vaya espabilando. Es de manual.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

2 marzo 2020