¡MIERDALEÑOS!: ¡A VOTAR! Rafael Dávila Álvarez

Mierdaleños. Conocen el término. No sé nada del inventor, que seguro era un famoso escritor (de twiter). La primera vez pude oírlo en la orilla del mar de una playa del sur. Las playas del sur no pertenecen a nadie salvo al viento, pero a Zapatero/Sánchez parece que ya, menos mal, dejan de hacerles caso por lo que la costa vuelve a recuperar la esperanza de poder abrir y cerrar a las horas adecuadas para que los negocios y la vida se prolonguen hasta fin de mes sin tener que recurrir al llanto y crujir de dientes, que es el paño de lágrimas que ofrece la economía de guerra de la izquierda, la que aprovecha cualquier virus para la imposición definitiva del lamento. Los pueblos, ya se sabe, a pasar hambre. Su nombre es Estado de Alarma y deriva en estado de ansiedad.

¡Ya están aquí los mierdaleños! «¡Haremos el agosto!»; eso se le olvidó al inventor. Mierdaleños, franceses o ingleses, ¡qué más da! Ponte unas cañas y tráenos una paella para olvidar el cocido mierdaleño  o los callos a lo mismo.

Nunca me había dado cuenta que yo era de Madrid, mierdaleño, hasta que se empeñaron en insistir en las diferencias. La diferencia estaba en la «singularidad» cuando creía que lo revolucionario era la pluralidad de ideas y de cosas terminadas en s como españoles, mejor que mierdaleño o el singular origen. De repente dejamos de ser españoles y aparecimos con inventados gentilicios, muchas veces incomprensibles y difíciles de situar. Por lo menos diecinueve; o más.

Ahora todos pendientes de los mierdaleños. ¡A ver que votan! Porque claro, ahí está la clave y el horizonte de acontecimientos.

La izquierda roja, la del «No pasarán» internacionalizó Madrid; de Brigadas y otras nacionalidades, y Madrid siguió como si no fuese con ellos porque tenía que atender a todos sin preguntar: ¿de dónde es usted? Aquí no se es de ningún sitio y hay de todo y de todos los sitios. Si se fija un poco verá hasta extraterrestres con cara y andares de normal.

Aquello que pasó en el plioceno los rojos no lo perdonan y enrojecen —más— al ver que una señora de nombre Isabel —como aquella primera reina— castiza y de primera fila, se empeña en hacer las cosas para todo el que llega a su casa que es Madrid, e insiste, mal que les cueste, en dejar hacer a los mierdaleños, y a los que no lo son, los internacionales, lo mejor que sepan y puedan, cosas así como montar empresas, crear puestos de trabajo, hacer hospitales, guarderías, carreteras y soltar palomas-palomos en plan libertad, además sin ira y con la gracia de la verbena.

Cada vez se ven menos rojos por las calles de Madrid, o al menos ya no te preguntan, solo en el 8M, y los mierdaleños seguimos sin mirar el origen, porque aquí no importa donde ni como uno nace sino como procede; y si eres honrado, pobre y desnudo puede que tengas mejor cualidad que el más galán y lucido. Vamos que da igual de aquí o de allá, que seas rojo o azul, amarillo o verde, el caso es que vivas y dejes vivir, y cuando hay que echar una mano, pues se echa; nunca al cuello.

Somos muchos, todos queremos hacer lo mismo, ganar lo mismo, tener lo mismo, pero nos empeñamos en ser distintos y poner barreras hasta en la habitación donde nacimos.

Puede que sea Madrid el comienzo y el lugar que abra la puerta de la libertad. Va siendo hora.

A ver qué votan los mierdaleños.

Que vuelvan pronto a las playas del norte y del sur, de levante y poniente; sobre todo que no pierdan la brújula que siempre señala la dirección de la libertad.

Rafael Dávila Álvarez

8 abril 2021

Blog: generaldavila.com

 

 

EL PARTIDO POPULAR Y VOX EN EL CALLEJÓN. ¡NO PASARÁN! Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Era noche cerrada. El estrecho callejón se iluminaba por la luz amarillenta de una farola, tan escasa que la bombilla mostraba el recorrido de su filamento. Solo algún sonido lejano de platos tardíos. Silencio al fin.

Ellos, ensimismados en su recuento, caminaban cabizbajos mientras repasaban la actitud del contrario y la suya misma. ¿Qué camino coger?, se preguntaban, incapaces de ver el horizonte.

Casi tropiezan antes de cruzarse en el callejón. Se reconocieron. Uno frente al otro; imposible pasar los dos al tiempo. Uno debería pegarse a la pared para ceder el paso al otro, pero ninguno estaba dispuesto.

Medió un tiempo eterno. Frente a frente. Estos son mis poderes.

Quedaba el rencor de un antiguo enfrentamiento por la herencia del interpretable testamento. Sin reconciliación, luchas de sangre. (A la muerte de Alejandro hubo tantos testamentos como generales había).

A un lado del callejón 88 kilos, después de una larga dieta obligada que le hizo rebajar mucho peso, por decir y hacer una cosa y la contraria, fruto también del desgaste que provocan largas luchas e incomprensiones, guerras internas y desilusiones, que eso adelgaza si no se explica bien.

Al otro lado 52, de mucho gimnasio tipo gym, aunque sometido a un engorde dialéctico, americano y experimental, con su profesor neoyorquino, para alcanzar su meta y el adecuado IMC. Todavía tierno en batallas.

Hubo un instante de duda, en los dos, eterna duda: ¿por dónde tirar?, ¿seguir por donde voy?, ¿tomar otro camino?, ¿enfrentarme?

Los 88 eran mucho peso; aunque no echao palante, muy preparado e inteligente, con experiencia dialéctica y buen encajador. Con apoyos conocidos. No era un adversario fácil.

Los 52 eran poco peso, pero valiente y audaz, de músculo trabajado y dialéctica ensayada, correoso, de inciertos apoyos. Un adversario aún desconocido.

Hubo forcejeo, algún golpe bajo, ni una palabra de proximidad.

Tras el físico debate, a empujones en el callejón, vieron que habían pasado al otro lado y podían continuar su camino. Tampoco era cuestión de llamar más la atención; había quejas desde alguna ventana.

Lo habían logrado. Ya estaba cada uno en la dirección que quería. Sin darse cuenta que, uno y otro, iban al lugar de donde el otro venía.  El mismo lugar de origen, el mismo final, diferentes caminos, una casa en común, criterios distintos que les llevaron no a defenderla, sino a repartírsela. Enfrentándose.

No fue cuestión de quién empezó primero; tampoco de quien pesaba más o menos. Porque la herencia es muy sabrosa para la que muchos fueron los llamados, pero pocos los elegidos. ¡Ay si su madre los viese!

Venían del mismo lugar y al mismo lugar iban, pero ni iban juntos ni se dejaban el paso libre. Un primer movimiento sin tener en cuenta el último.

Atrapados en el vórtice entraron en un callejón tan estrecho que uno de los dos tendría que ceder el paso. Se acabó el tiempo. Ninguno dispuesto al acuerdo.

Pasó el tiempo y aquel callejón fue tapiado. Ya no conduce a ninguna parte. Lo derribaron por obras y pusieron un cartel: ¡No pasarán!

Está en construcción un nuevo edificio. Con cimientos sobre arena. Si nadie para la obra el edificio se vendrá abajo.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

26 octubre 2020

 

ARDE CATALUÑA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Torra inhabilitado.

Podemos imputado.

Alguien es un delincuente y otros van camino.

Se nota, se siente y hasta se puede.

Tengo varios amigos contagiados. La COVID-19. Se han pagado de su bolsillo la PCR ya que son asintomáticos. Los más peligrosos. A urgencias no van a ir teniendo síntomas mínimos. Te mandan para casa y que en 14 días no te muevas.

—Usted a casa y ya le llamaremos.

Han llamado a Sanidad, ese teléfono que han puesto de guardia. ¿Lo cogerá Simón o Illa?

—Quédese en casa. Si se encuentra bien no hace falta que tome nada. Sí, un paracetamol si le duele algo.

—¿Pero tengo el virus?

Uno de ellos convive infectado con su mujer y los niños. Todos contagiados menos los chavales. Catorce días esperando una llamada o a un rastreador; con la merienda preparada. Nadie.¡

—Mi amigo ha hecho de rastreador avisando a todos sus últimos contactos.

—Le preguntan. ¿Y yo qué hago?

—Tú sabrás.

Después de 14 días.

—¿El alta?

Llamada, —otra vez a Sanidad (?) después de 14 días— y le han dicho que se vayan a la calle y que pase a por un volante de alta. ¿Pruebas? No hacen falta.

—¿Me vuelvo a pagar la PCR?

—Haga lo que quiera, pero no es necesario.

La burocracia domina la situación y el virus está encantado saltándose todos los controles, con lo que alguien hace caja y otros atacan las libertades.

Todo se basa en la policía y la amenaza.

—¡Que le multo!

¿Cuántos asintomáticos no dicen nada? ¿Cuántos no saben nada? ¿Cuántos se pierden entre la burocracia? ¿Cuántos pierden su puesto de trabajo y su dinero?

Esto ocurre en Madrid, en La Coruña y en provincias. Hasta en Moncloa.

—Sí, pero nosotros a lo nuestro. Lo que nos interesa es Madrid. Cataluña no la toquéis; ni Navarra; ¿Cómo anda Galicia? Vendría bien darle un palo.

—¿Habéis amenazado lo suficiente en Madrid? Hay que buscar un titular. ¿Qué os parece: No pasarán?

—¿« Ils ne passeront pas ! »?

—No hombre; me refiero al de la Pasionaria. ¡Ah! ¿Qué eso es lo que va diciendo la Ayuso? Preparad otra reunión. Esta vez en serio, no vaya a ser que se nos adelante con las elecciones.

—Presidente ¡La moción!

—No nos moverán. Eso es cosa entre las derechas. Conmigo no va. Entre ellos van a quedar como eso de la aurora.

—¿Sabéis quien sustituirá a Torra? ¿Elecciones? ¡Uf! Nos pilla mal con Iceta. Tratadme bien a los catalanes. Prometedles todo; y todo es todo.

—Oye Iván, llama a Lesmes y dile que si lo de Podemos va en serio. ¡Pues llama a Lola y que se imponga! Es que aquí todo lo tengo que hacer yo.

—No olvidéis la Zarzuela. ¿Todo tranquilo? Mejor así. Se acerca el 3 de octubre y nos van a restregar el discursito de nuevo. A ver si encontráis algo para amortizarlo. ¿De Abu Dabi no sabéis nada? Se nos va a escapar esa pieza. La gente ya lo ha olvidado. Ma da miedo el silencio de los desiertos.

—¿Podríamos dar la sorpresa con el indulto? Sería un buen golpe.

¿O qué os parece si damos una vuelta de tuerca más a la Ley de Memoria Democrática?

Hablad con Tezanos. Puede que tenga alguna encuesta en la nevera; y si no se la inventa.

—¿Los medios están avisados: 1, 2, 3, 4, 5, 6?

Hay que rebajar el nivel de acusaciones al vice y apretar con Madrid.

—De camino que espabile Gabilondo o le jubilo.

—¡El indulto! ¡El indulto! Daos prisa o Cataluña arde.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

29 septiembre 2020

INDEPENDENTISTAS-CHEQUISTAS-REVISIONISTAS. EL CÓCTEL PERFECTO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

PSOE con la Cruz a sus espaldas

De nuevo convocan a Franco en el Valle de los Caídos. No saben rezar, pero saben posar, entrar en las iglesias e inmortalizarse con la Cruz a sus espaldas que no a cuestas. Es irremediable, lo llevan en las entrañas. Es la nostalgia de querer ser, pero no poder serlo. Sus expectativas electorales están en la Guerra Civil. Quieren ganarla a toda costa. Creen que el lugar de la batalla sigue siendo la Sierra madrileña desde donde se alza la amenaza en forma de Cruz inmensa que asedia a Madrid por el norte. ¡No pasarán! Allí se fueron a emprender de nuevo la batalla cuando ya no hay enemigos tras las matas. Silencio y lluvia arropaban el entorno de los rezos benedictinos.

No había nadie. Solo la visita del rencor. Solo ellos. No era el Partido Socialista, era otra cosa, la de antaño, añeja y rancia, eran los chicos de Pedro Sánchez que ahora llevan a pretéritos planteamientos su política partidista o particularista. La foto con la Cruz al fondo era el desarrollo del plan de ataque. Fueron a hacérsela para difundirla y señalar el lugar. ¡Allí está! No nos cuentan si entraron en la Basílica, ni a qué fueron. Para ese viaje mediático y de corto recorrido no era necesario tan intelectual exhibición. Con leer y contar la verdad es suficiente.

Es un error confundir un partido con una banda que divide a los españoles en bandos, a base de bandadas de reproches que traen presagios negros.

El líder se fue al sur, que no es suyo, mientras perdía el norte. No quieren esos sus votantes. Allá él. Y están preocupados por dentro, por la escasa altura, de miras me refiero. No es tiempo de algaradas, revanchas y guerracivilismo. Ese no es un mensaje joven y de futuro. Pero estos cuantos sueñan con desfilar por la Castellana, por la Avenida de la Unión Proletaria, al son de banderas victoriosas, las suyas.

España, tarde o temprano, no perdonará las políticas ni a los políticos que han ido a lo suyo; y lo suyo, ya se sabe, no es España sino convertirla en un valle de lágrimas. No perdonará, y condenará a personajes que no deberían haber ido más allá de presidentes de su comunidad de vecinos para atascar el ascensor en el bajo; eternamente. Sus nombres están a disposición de cualquiera. Con luces de neón llenan las avenidas centrales; para que no se olviden.

Es de una extraña naturaleza que un partido llamado a asumir responsabilidades de gobierno se suba a las tapias de los cementerios para contar muertos y derribar cruces. España esperaba otra cosa de ellos.

No sé por qué me da que sus votantes también.

Independentistas, chequistas y revisionistas por todas partes. Un cóctel perfecto. Más bien una purga.

Para quien quiera vomitar.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog generaldavila.com

2 marzo 2018