¿QUÉ SABEMOS DE LO MILITAR? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Lo militar, abandonado y olvidado, es cada día más desconocido entre la sociedad española. Me atrevería a decir que poco interesa y que nada ni a nadie importa. A los partidos políticos menos que a nadie. Baste recordar las palabras, los elogios, esas frases que se dicen sin querer queriendo, pero sobre todo en los presupuestos que es donde mejor se refleja el amor político. Piropos de amor que nos han enviado siempre Zapatero, Rajoy y Sánchez. Me aburre recordarlo. Todos han ido por el mismo carril que es a la postre una vía muerta que no conduce a ninguna parte. Pieza de museo del ferrocarril. Se resume: estos militares que son unos pesados que nos dejen en paz. Eso sí; no descuidéis el negocio, que eso de las armas da dinero y prestigio.

Poco le importan a España y a Europa sus ejércitos, que están a otra cosa. A ir desapareciendo.

En Europa, además, lo de España: plin. Si somos una nación, o una nación de naciones, o una federación, o un Reino. A ellos todo eso: plin.

Si hablamos de los Estados Unidos de América: plin no, sino doble plin.

Si algo les interesa son las inversiones económicas que aquí puedan tener y parece que, para ellos, en nada dependen de esas minucias de la forma del Estado, las independencias o los reinos de Taifas. Sus inversiones no se verán afectadas porque tienen lugares seguros y provechosos.

En clave interna las cosas son más difíciles de entender.

Alguno como yo, no pocos, nos hacemos un lío. De repente dice la Constitución, que es lo que nos constituye, digo yo, lo de la insolubilidad de la nación y luego dice que si las nacionalidades, que también digo yo que viene de nación, y las regiones, y las autonomías; y esto es un lío que aquí acaba siendo todo el mundo de todos los sitios menos español.

Y dice también la Constitución que se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas. Pues más lío. Porque claro, eso estaría muy bien si no estuviese permitido hacer lo contrario. Pero está permitido y alabado, ser soluble, incluso con pactos. ¿Qué quieren ser independientes y romper España?: Autorizado. ¡Venga señor presidente del Gobierno!: a negociar la ruptura de España.

Y para colmo dice también la Constitución que las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. ¿Qué será eso?

Y unos dicen que todo eso está anticuado, que si se puso era por miedo a los militares, que si hay que meterlos en cintura, como decía el Narciso, o como aquellos del “partido” que opinaban que los militares donde mejor estaban era fuera de España.

Pues a eso voy, porque ya me he ido del tema. Con el respeto que me merecen todas las opiniones, con unas de acuerdo y con otras menos, pero todas muy a tener en cuenta, me gustaría que se hablase algo más de las Fuerzas Armadas. Y que lo hiciesen los militares, esos que ocupan los altos lugares y responsabilidades. Sin política por medio, que para esto no hace falta. ¿No somos una nación madura?

Porque ¿quién sabe para qué están y qué hacen los soldados, aquí y allá?

Aquí y allá.

Alguien debería explicarnos estas cosas de la guerra moderna que nada tienen que ver con aquellas de antaño. Y que nos dijesen, sin el argumento de siempre, ese tan socorrido y vacío, de la paz mundial, lo que hacemos en tantos lugares, tan variopintos y alejados, unos de otros, sin conexión, sin saber muy bien las razones que hasta allí nos llevan, si son económicas, militares, estratégicas o tácticas; o ninguna de ellas. Sobre todo que nos explicasen eso de los presupuestos y si hay un ejército para salir fuera, apañado y bien, allá, y otro, aquí,  para estar dentro aburrido y sin un euro, viéndolas venir.

Porque estoy seguro que son muchos los españoles que nada saben (mos) de estas cosas; y que nos dicen que Putin se frota las manos porque es el amo de la nueva guerra y hace y deshace sin tirar una piedra.

Porque cada día es más evidente que los Estados Unidos le han dicho a Europa: “Ahí os quedáis”. Y Europa se ha tapado los oídos.

Y si fue Crimea ¿quién nos dice que no sea Letonia, o Polonia o… Melilla? ¿Cómo? Que sí, que sí; cualquier cosa puede ser.

¿No interesa todo esto? Creo que mucho y a mucha gente.

Pero tenemos un ministerio de Defensa que aún no sabe que defiende ni como se defiende lo que tiene que defender. Y no tenemos quien nos explique por donde van estas cosas de la guerra actual. Pero si que notamos que estamos en guerra y que el enemigo cada vez ocupa más terreno en nombre de la benevolencia, del buenismo, de la solidaridad (?) y de un mundo mejor. ¿Es la independencia de Cataluña un mundo mejor?, ¿es España una nación opresora?

Cuando estemos invadidos será cuando intenten explicarnos que hemos perdido la guerra; sin cañones claro.

Ni este artículo de la Constitución, ni el otro. Una Constitución que es papel mojado para lo que interesa y unos cañones que son papel mal gastado y que no funcionan porque la guerra ahora se hace de otra manera. Esta guerra utiliza otras armas.

Acaba de decir Su Santidad: <<Si queremos construir una sociedad más justa y segura, debemos dejar que las armas caigan de nuestras manos>>.

<<La paz no es más que «un sonido de palabras» si no se funda en la verdad, la justicia, la caridad y la libertad>>.

Sin duda Santidad. No seré yo quien ponga el más mínimo pero a sus palabras.

¿Qué hacemos en Turquía?

Lo que me preocupa es que no veamos cuales son las armas que se están usando en esta insidiosa guerra que sin necesidad de explosionar causan terribles sufrimientos de desigualdad y esclavitud por falta de libertad. Unos tiran las armas a las que Vuestra Santidad se refiere, pero pronto son recogidas por otros. Ya sabe Vuestra Santidad de lo que hablo. No son misiles las armas que hoy más dañan.

Alienados todos como borregos acudimos balando al matadero. ¿Dónde está el pastor?

No hacen falta bombas atómicas sino una sencilla aplicación en un teléfono. Suena la flauta; la del flautista de Hamelín. Todos detrás.

¿Quién nos puede contar algo de esta guerra que nos asola?

Va siendo hora. Somos mayores de edad. O deberíamos serlo.

¿Que sabemos de lo militar? Pues que hay muchos soldados por ahí, por el mundo, y ¿sabemos por qué y para qué?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

28 noviembre 2019

¡YO SOY ESPAÑOL, ESPAÑOL…! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

«Han intentado romper el país, pero la paradoja es que han conseguido unirlo. No tenemos que pedir perdón por usar el español. Ningún español va a tener que pedir perdón por usar su bandera, su lengua o sentirse partícipe de un proyecto común».

Son palabras del líder del partido político español de moda.

Marta Sánchez

Con la música de fondo, del corazón, todos al grito de: « ¡Yo soy español, español…!», « ¡Viva España!» y « ¡España, España!», se presentaba la llamada Plataforma España Ciudadana, en Madrid, encabezada por el líder del partido de moda, Ciudadanos. ¿Oportunismo? Ante miles de personas unidas alrededor de los símbolos de España: Bandera e Himno Nacional. Ponía letra y color, sentimiento y pasión, Marta Sánchez.

Me sorprendí. Algo muy grave debe estar pasando para que de repente la calle grite ¡España!, para que se movilice a los votantes alrededor de la Patria, para que un oportunista y hábil político levante su voz joven y se una a la de los tildados de rancios personajes de la caverna. De nuevo se reclama la Bandera, en los balcones, se apoderan de Marta Sánchez, Soldados del Amor, una proclama que quiere conquista, recuperación, motivación. Los rancios que llevamos hablando de España años, reclamando el nombre de España, pidiendo unidad y sentido de Nación, resulta que ya no debemos ser tan rancios y trasnochados como decían.

Hace unos días escribía un artículo: ¿Qué podemos hacer por España nuestra Nación? Y les hablaba de la necesidad de ir más allá, de encontrar la idea que una, que ilusione, que tenga la fuerza imparable de la verdad, la virtud, la rectitud y el buen obrar, por ella y para ella. Solo hay una: España, la Nación. Una idea que arrastre y se enfrente con éxito al mayor problema que hoy tenemos, la quiebra de la unidad de España.

El líder de Ciudadanos presenta España Ciudadana

¿Qué cómo se hace eso?, les preguntaba. Sin teorías ni complicadas lecciones. Ahí lo tienen. Alguien se ha dado cuenta de que lo que decíamos no es mala idea. Volvamos a la unidad de la Patria, a la Bandera, al Himno y al sentimiento, sintiendo que esto se nos va de las manos.

Hasta el diario ABC se apunta, ahora, al fervor patrio, vendiendo pulseras con la bandera de España. A tres euros, desde este mes de junio.

Todos patriotas después de abandonar a España durante los años más decisivos. Después de permitir lentamente que la política acabe en enfrentamiento por lo esencial, el sentido de nación, que las cañas se conviertan en lanzas, ahora salta la alarma, tarde y mal, con la justicia en lucha ingrata, sola y abandonada ante la fractura, con Europa de espaldas y nuestros políticos llamándose andanas.

Nos señalaban como trasnochados, rancios, por defender la unidad de España, lo hemos hecho sin retóricas, sin retrocesos, sin nostalgias ni intereses de ningún tipo que no sean el amor a España que se traduce en progreso, en unidad, soberanía, libertad y futuro.

Por España. Todo por España. Todos juntos por España

Lo que unos abandonan otros recogen y utilizan. Y España está abandonada. Los partidos políticos han iniciado su carrera a las elecciones y toman postura, ¿o postureo? Nadie debería hacerse dueño de la idea de España, de sus símbolos, de su unidad. No hay ni debería haber una Plataforma España, única, de un partido, sino un compromiso firme de todos los partidos políticos serios, con idea de gobernar, para hacerlo desde la unidad, desde el respeto a la Constitución, a la soberanía e integridad territorial. Podemos confiar, no lo sé, pero no hay más alternativa, que en las tres fuerzas (juntos en lo fundamental son fuerza) constitucionales, Partido Popular, Partido Socialista y Ciudadanos. O parten juntos de la misma idea de España o esto se va al garete. Si seguimos con la nación de naciones, la tibieza en la defensa de la unidad de España, las cainitas traiciones, los dosieres bajo la mesa, la corrupción moral y la otra, el resultado del futuro electoral va camino de ser, una vez más, las dañinas taifas que nos llevan camino de la desaparición. ¿Tan complicado es un pacto de Estado, tan complicado es ponerse de acuerdo en lo fundamental frente a los graves ataques que sufrimos?  No es momento de experimentos. En tiempos de crisis no hacer mudanza. Dejemos los quizá necesarios cambios para otro momento. Ahora es el de hablar de unidad. El joven, oportunista e inteligente político, que se ve cerca de Moncloa, aprovecha la oportunidad de la dejación de España por otros y se pone a gritar: ¡Que Viva España! ¡Yo soy español, español! Sabe lo que hace y ocupa el hueco que otros dejan vacío. España vende, España mola, los españoles quieren recuperar España. Hay sed de España.

Pero no queremos al flautista de Hamelín sino a los tres mosqueteros y que no sea uno sino dos, tres, hasta setenta veces siete los que pronuncien el nombre de España.

No es rancio ni trasnochado el que como Eduardo Marquina, En Flandes se ha puesto el sol, recuerda:

« ¡Por España!
y el que quiera defenderla,
honrado muera.
Y el traidor que la abandone,
no tenga quien le perdone,
ni en Tierra Santa cobijo,
ni una cruz en sus despojos,
ni las manos de un buen hijo
para cerrarle los ojos».

Sé que es un sueño lo que escribo. A casi nadie desde el poder le importa España. ¿Por qué? Porque el poder es la puerta de la vanidad y la soberbia. Es el «mal de poder», incurable, que te hace creer en ti, exclusivamente. No están dispuestos a ceder sino a seguir echándose a la cara los jirones de la Patria que han deshecho

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

28 mayo 2018