UN PUEBLO Y UN EJÉRCITO CONFUNDIDOS POR SU CONSTITUCIÓN General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Cuando hablamos de la integridad territorial, tan en duda, tan cuestionada, conviene saber de qué estamos hablando. Nos lo figuramos, pero no está definido.

Es importante ya que constituye una de las misiones que la Constitución asigna a las Fuerzas Armadas: «…garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional»(subrayado propio).

Nuestra actual Constitución guarda silencio sobre cual es el espacio físico donde se ejerce la soberanía nacional, es decir que no determina cual es el territorio del Estado. Sí lo hicieron la Constitución de Cádiz de 1812 (art. 10) y la Constitución de la Segunda República de 1931 (art. 8). La actual se limita a hacerlo de manera indirecta al hablar de las circunscripciones electorales (arts. 68 y 69)

El territorio del Estado es «el espacio físico (terrestre, aéreo y marino) donde se ejercen las competencias y funciones del Estado, con exclusión de análogos poderes por parte de otro Estado o sujetos internacionales».

¿Integridad territorial? ¿Cuál es el territorio nacional?

Cuando las cosas están claras no parece necesario insistir en esa realidad física, jurídica e histórica. Todo se complica cuando vives en constante conspiración y es la propia Constitución la que abre sus puertas a la libre interpretación con el confuso e intrigante término de «nacionalidades» junto a su fundamento: «se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles», es decir que todo apunta a pretender justificar lo injustificable: «a la vez que reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas». Todo un lío sin aclarar ya que nos pone abiertamente ante la necesidad no solo de definir, con rotunda claridad, a qué territorio abarca, sino también de definir los mecanismos para evitar que el principio y fundamento en el que se apoya se venga abajo. El territorio es una realidad física y jurídica que debe ser definido y protegido. Ni le hemos definido ni protegido. Parece intencionado.

Es difícil saber cual es tu nación si no está escrito en algún lugar, si ninguna ley dice cual es el territorio nacional. Ese espacio terrestre, marítimo y aéreo que conforma la identidad nacional y del que ni un metro cuadrado has de abandonar, máxime cuando es la misma Constitución la que ordena defenderlo como misión principal de las Fuerzas Armadas. «…defender su integridad territorial».

¿Cuál es el territorio? ¿Integridad territorial? ¿De qué territorio hablamos?

Todo está en el aire.

Me preocupa ver que la Constitución dice una cosa y la contraria y que su interpretación está en manos del partido (s) político gobernante, es decir que no dependemos de la Ley sino de la trampa.

Lean ustedes e interpreten antes de que sean otros los que lo hagan.

Constitución española de 1978 (el subrayado es propio).

Artículo 94- La prestación del consentimiento del Estado para obligarse por medio de tratados o convenios requerirá la previa autorización de las Cortes Generales, en los siguientes casos:

  1. a)Tratados de carácter político.
  2. b)Tratados o convenios de carácter militar.
  3. c)Tratados o convenios que afecten a la integridad territorial del Estado o a los derechos y deberes fundamentales establecidos en el Título I.
  4. d)Tratados o convenios que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda Pública.
  5. e)Tratados o convenios que supongan modificación o derogación de alguna ley o exijan medidas legislativas para su ejecución.
  6. El Congreso y el Senado serán inmediatamente informados de la conclusión de los restantes tratados o convenios.

Todo ello sin olvidar el artículo 95 que dice que: «La celebración de un tratado internacional que contenga estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión constitucional» está en manos de ese llamado Tribunal Constitucional Ad hoc: «El Gobierno o cualquiera de las Cámaras puede requerir al Tribunal Constitucional para que declare si existe o no esa contradicción».

No dispongo de la preparación jurídica necesaria, pero interpreto -corríjanme si me equivoco- que se puede ceder territorio nacional mediante un «Tratado» y además por mayoría simple. Es decir que la Constitución se fundamenta en «la indisoluble unidad de la Nación española» y «la defensa de la integridad territorial» es misión de las Fuerzas Armadas, pero es un camelo que nos han contado ya que la misma Constitución permite, por mayoría parlamentaria, deshacer eso que llamamos «integridad territorial» recurriendo a lo que llaman -vaya usted a saber- un tratado internacional. Inaudito tener una Constitución adaptable a la interpretación sesgada de unos teóricos magistrados afines al Gobierno de turno y que abra paso de manera sutil y dudosa a romper con la integridad territorial. ¿En qué quedamos?

La irreductibilidad de España, su integridad territorial, su fundamento, y hasta la integridad territorial de todas su provincias… todo en el aire de un «tratado internacional».

Así estamos, con la duda más que razonable, si España seguirá siendo España, si su Constitución se fundamenta en su indisoluble unidad, si Ceuta y Melilla, Chafarinas, Perejil y los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas son irrenunciables, «si renunciamos a nuestro derecho sobre Gibraltar y aceptamos la extralimitación de la colonia militar británica respecto a lo cedido en Utrecht». Por último, y no menos importante, si alguna Comunidad Autónoma podría dejar de formar parte del territorio nacional sin que las Fuerzas Armadas intervengan en el cumplimiento de su misión ya que una treta de interpretación constitucional puede lograr ese tratado de cesión territorial sin que ni una pareja de la Guardia Civil lo impida.

Hágase la Ley y no olviden adjuntar la trampa.

Lo de las Fuerzas Armadas es una tomadura de pelo, o quizá una previsión por si Putin cruza los Pirineos por el Rosellón.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

9 abril 2025

LA DESPROTECCIÓN DE ESPAÑA ¿DE QUÉ NOS EXTRAÑAMOS? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Se lamentaba Francisco I en el momento de ser derrotado en Pavía y hecho prisionero por el guipuzcoano Juan de Urbieta: <<Ni un amigo me queda para unir mi espada a la suya>>.

<<¡Bendita España, que pare y cría los hombres armados!>>, exclama cuando llega prisionero a Madrid y ve por sus calles a los niños jugando con espadas de madera.

En el 98, en aguas de Santiago de Cuba, no se perdió el honor, única arma que, junto al valor, nos distingue. Nunca hemos tenido más allá de espadas de madera. Honor y valor sí: <<¡No hay un puñado de tierra/sin una tumba española!>>. Sin espadas combatimos; ni siquiera de madera.

Ya no queda nada.

La revolución es desde arriba, o sea desde el Gobierno. Este no es el de don Antonio Maura.

Constitución de 1978. Inventemos las autonomías y como esto está que arde inventemos España, pero con fundamento: la indisoluble unidad de la Nación española, indivisible.

Rematémosla: de nación, nacionalidades; y todos contentos.

Así quedó: Re-matada. ¿Qué es eso de nacionalidades en la Carta Magna? Se llaman padres de la Constitución y han provocado su destrucción.

¿Nadie fue consciente del enemigo al que nos enfrentábamos? ¿Nadie era consciente de que a España como Nación y Estado había que protegerla de los que se disponían a iniciar el camino de su destrucción?

Todo quedó consumado. España desprotegida. Es legal dinamitarla. Incluso le entregamos la dinamita. Constitución y leyes les amparan. Siéntense en los bancos de la soberanía nacional y destrúyanla; nosotros les amparamos. No hay Ley, ni ley, que lo prohíba.

Fue un golpe de timón que ya nadie recuerda. Tarradellas y Pujol. El mar tranquilo, agitado por el viento furibundo. La tempestad. ¡Tranquilo Jordi, tranquilo!

Todos somos culpables.

Tarradellas no era Pujol. Era el golpe de timón. No se podían ver. Honradez contra el 3%. <<Un error es peor que un delito>>, dijo el general Armada recordando a Napoleón.

Quedó España sin ley que proteja su unidad. La Ley se cambia con mayorías y a otra cosa. El poder tiene recursos para todo. Incluso para su propia destrucción.

Todos tranquilos. La Constitución da misión a las Fuerzas Armadas: defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Eso sí; cualquiera puede constituirse para lo contrario: romper su integridad territorial y no acatar el ordenamiento constitucional. ¿En qué quedamos?, ¿barcos sin honra?, ¿honra sin barcos? ¿Habrá que hacer una ley que defienda la Ley? Pues quedamos en que ni mayorías absolutas, ni diminutas, que el poder lo puede todo y todo es mentira. Aquí te dan espadas, pero de madera, siempre, para cualquier batalla, y no hay ley que defienda la convivencia y la Ley.

Podemos hacer la lista de los culpables. Desde el primero al último. Desde el primer Gobierno al último; desde las mayorías absolutas a las diminutas; desde los padres de la Constitución a sus hijos; desde el golpe de timón al 3% que inició la amenaza separatista. Por no hablar de los casi mil asesinatos ejecutados por la ETA que ha logrado sentarse en las instituciones. Los muertos están olvidados.

Una interminable lista de culpables. Uno de los peores periodos de España protagonizado por la felonía de unos y la indiferencia de otros. Todos culpables.

Se salvaron ellos, pusieron tierra por medio, entre ellos y los que representan; y dejaron a España vendida. A los traidores.

¿Quienes se han creído ser estos personajes que se atreven a acabar con la historia de España y con España? Los representantes de la soberanía nacional. Aviados estamos.

Así termina un año y llega otro. Vendidos.

¿Feliz Año con la que está cayendo? ¡Anda ya!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

2 enero  2020

Blog: generaldavila.com

ARTÍCULO 8 Y 40 AÑOS DE CONSTITUCIÓN. LA INTEGRIDAD TERRITORIAL Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Sin duda es el artículo 8 de la Constitución uno de los más conocidos. También ahora el 155 (pero como si no se conociese) y ¡cómo no!, el artículo 2 que introdujo sin querer queriendo aquello de la indisoluble unidad de la Nación española mientras nos colaba el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones. Menudo lio, ya digo, sin querer queriendo.

El resto de la Constitución se conoce también, pero menos.

Si un militar habla del artículo 8 de la Constitución, ya se sabe, se alude al ruido de sables, impertinente expresión cuyo contenido solo responde a la mala intención de los que abogan por el conocido <<mientras peor mejor>>.

Sin embargo, nadie habla del sablazo, alfanjonazo, de los parlamentarios que rompen la integridad territorial de España -y no pasa nada-. No es ruido sino tormenta desatada, campos yermos, cosecha devastada por el granizo como pedradas. Golpe de Estado, golpe bajo, dado en las entrañas, desde dentro, y abatida, batida España. ¿Constitución? ¿40 años de qué? Traición.

Celebramos los 40 años de nuestra Constitución, esa que no se cumple, de la que andan unos ávidos de cambiarla, de federarla, de republicanizarla, incluso de quemarla en la inquisitorial hoguera asamblearia de las hordas que traen bajo sus brazos la venganza. Yo hablo en este 40 aniversario de cumplirla; antes que cualquier otra cosa. Que se cumpla lo que dice, que se haga cumplir. Luego, harto cumplida, pongámonos a dialogar si sus señorías desean adentrarse en aguas turbulentas. Pero primero escuchen, pongan el oído, eduquen y edúquense: <<Oigo, patria, tu aflicción, y no entiendo por qué callas, viendo a traidores canallas despedazar la nación>>.

Habla el artículo 8 de la Constitución de la integridad territorial y de la defensa de la Constitución y lo repite el juramento a la Bandera: no se cumple. Lo dice la Constitución, pero el camino que existe entre el dicho y el hecho queda sin recorrer. Porque se entiende que  lo más importante de una Nación, su soberanía e independencia, su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, queden como misión de las Fuerzas Armadas, pero que en el día a día se permita que haya partidos políticos creados para partir España, que se admita, que se programe, se difunda, se trabaje y se parlamente contra España y para deshacer España, eso, eso no se entiende. Se entiende que las Fuerzas Armadas tengan como misión la defensa de lo más sagrado de una nación como es su soberanía e independencia, su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, pero no se entiende que un parlamento parlamente contra España, y lo haga su presidente, los partidos políticos que lo llevan en su ideario, que se legisle contra la unidad de España, contra su integridad territorial y además lo hagan con el dinero de todos los españoles. Eso no se entiende, y eso está admitido, es legal… y es incomprensible, pero está sucediendo en España, en Cataluña. El artículo 8 de la Constitución se ha quedado cojo porque mientras dice una cosa se permite hacer la contraria. Es fácil burlarlo, a lo que se ve.

El artículo 8 habla con rotundidad, pero ningún artículo de la Constitución ni del Código Penal prohíbe o pena a partidos cuyo objetivo sea romper España. Contra la unidad de España se puede ir, se puede acabar con España, a pesar de que las Fuerzas Armadas tienen como misión constitucional garantizar la integridad territorial. Nadie ni ninguna ley prohíben a los partidos políticos ir contra la unidad de España. Alguien en este 40 aniversario debería explicárnoslo o si alguno de ustedes lo entiende que nos lo explique.

En este 40 aniversario nada veo que tengamos que celebrar sino mucho que meditar. No hay razones nada más que para la preocupación.

Me alegraría decir otra cosa y unirme a esos factos tan sonrientes y bulliciosos, pero les aseguro que no me sale de dentro.

Lo siento. No veo motivo, ni tengo nada que celebrar… <<Oigo, patria, tu aflicción, y no entiendo por qué callas, viendo a traidores canallas despedazar la nación>>…, viendo a traidores canallas despedazar la nación.

La culpa no es de la Constitución, sino de los que, debiendo hacerlo, no la defienden. Porque la Constitución hay ue cumplirla y hacerla cumplir.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

7 diciembre 2018

EL COMENTARIO DEL DÍA: ¿QUIERE QUE CATALUÑA SEA UN ESTADO INDEPENDIENTE EN FORMA DE REPÚBLICA? FREEDOM IS ON THE WAY ¡PUIG! ¡PUIG! ¡PUIG…DEMONT!

«¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?». EFE/Toni Albir

Me veo en la obligación de escribir, pero sinceramente no sé qué decir que no hayamos dicho antes. En este blog hemos escrito todo y de todo en defensa de la unidad de España y en contra del golpe de Estado independentista de Cataluña. Lo hemos hecho desde el respeto y la rigurosa aplicación de la ley y de forma bastante más moderada que cualquier editorial de prensa que a diario leemos.

Millones de españoles a la espera de ver una mínima reacción de don Tancredo. Desolación y desilusión.

La Constitución española parece hecha para no cumplirse y menos para hacerla cumplir.

Freedom is on the way, decía una pancarta desplegada minutos antes de que hablara el todavía presidente de la Generalidad. Hay que tener poca vergüenza.

1 de octubre. ‹‹¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república? ››.

Se lo han permitido y empezamos a pensar que aquí hay gato encerrado.

Gobierno, Constitucional. Constitucional, Gobierno, y tiro porque me toca.

Le propongo señor presidente del Gobierno dos acciones muy sencillas.

Una como presidente del Gobierno y otra como presidente de su partido, el Popular.

Empecemos por la segunda. Emplace a la secretaria general de su partido, ministra de Defensa (¡qué oportunidad!), para que, al grito de la unidad de España,  convoque una manifestación a nivel nacional, en todos los rincones de la Patria, en defensa de la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Veremos cuantos partidos se suman a ella. Españoles, todos.

La otra, como presidente del Gobierno cumpla y haga cumplir la Constitución, su deber, sin refugiarse en las togas. Intervenga de una vez por todas enviando el necesario ‹‹requerimiento›› al presidente de la Generalidad de Cataluña para que cumpla con sus obligaciones y deje de actuar en contra de la Constitución, atentando gravemente al interés general de España. En caso de no ser atendido el requerimiento, adopte usted las medidas necesarias para obligarle al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones. Para eso cuenta usted con la Constitución, artículo 155. Tiene usted mayoría absoluta en el Senado. No necesita refugiarse en el Tribunal Constitucional.

No tenga miedo. Usted tiene poco que perder. Pero no pierda el tiempo que es de los españoles. Ellos pierden algo más: España.

Merece la pena intentarlo. La Ley está de su lado. España también.

El 1 de octubre es una fecha señalada con toda intención. No vaya a ser que se encuentre usted sin quererlo con los gritos de ¡Puig! ¡Puig! ¡Puig…demont!, resonando por Las Ramblas, por la Diagonal, encendiendo España.

Entonces la solución va a ser más difícil.

General de División Rafael Dávila Álvarez (R.)

Blog: generaldavila.com

10 junio 2017