Termina el año, malo de acontecimientos, pero no conviene perder el control de nosotros mismos y debemos examinar la responsabilidad de cada uno.
A lo largo de este año les aseguro que han sido muchos los momentos en los que pensamos tirar la toalla y dejar estos amaneceres de letras, congelados ante el asombro del panorama que a nuestra vista se ofrecía. La práctica fue la contraria: aumentamos el número de publicaciones para en los obligados confinamientos poder acompañarles y sentirnos más unidos.
El resultado ha sido inesperado: más lectores y más seguidores, una alegría, aunque implique mayor dedicación y horas de trabajo. Bien. Gracias. Vaya por ustedes.
Hemos tratado de crear nuevos contenidos y secciones, pero no hay ayuda técnica lo que hace que tengamos que seguir en el desierto de la tecnología moviéndonos mientras dure el agua de la cantimplora.
Empezamos un nuevo camino con mucho barro en las botas, el uniforme desgastado, sin reposición, algunos compañeros se han quedado junto a una orilla, y solo nos queda un mapa envejecido en el que algunas rutas se han borrado, por lo que no sabemos si nos perderemos, tomaremos el camino equivocado, o al fin lograremos llegar, que tampoco es nuestra intención, porque sería terminar la ruta. Con andar por buenos caminos, sin asaltadores de conciencias, nos conformamos. Siempre hay que estar en el camino, en compañía. Esto no es parada, ni fonda. Todo puede pasar. Paciencia y apoyo. Tendremos que ir día a día sin esperar mucho ni dormir demasiado. Caminar, aguantar y esperar a ver a donde llegamos, si es que a algún lugar lo hacemos.
Les expreso nuestro agradecimiento por este año que termina ya que han estado ahí, lo hemos sentido, lo que no es fácil cuando hay muchos lugares atractivos para asomarse cada mañana. Es un milagro que nos lean, con gran fidelidad y muestras de cariño
Lectores, seguidores, colaboradores: ¡Gracias!
No hay despedida, por ahora; todo seguirá igual, con el afán de buscar tiempo y ayuda que nos permita abrir nuevos contenidos. La palabra no faltará. Por ahora.
Se cierra el Centenario de la Legión. Cuando se quiera volver a abrir ya no será igual. Felicidades legionarios. A los que son y a los que ya no están, que son los primeros y únicos que han cumplido con el Credo eterno. El resto somos caminantes, como nos enseñó Braulio. Para los que están y no son, pero andan por ahí enredando no hay felicitación que valga.
Con el Credo en la mano les mando la amistad que se predica: compañerismo, amistad, unión y socorro. Miren, ustedes lo entienden: con razón o sin ella.
A los que han convertido este año 2020 la muerte en estadística espero que los números les persigan en su eternidad.
Que el recuerdo a los que murieron, sin explicación posible, víctimas del abandono y la mala gestión, nos acompañe. Va por ellos y por los honrados que trabajan por nosotros.
Por ustedes.
Gracias y Feliz Año, que comienza en la incertidumbre.
Rafael Dávila Álvarez
31 diciembre 2020
Blog: generaldavila.com