ESPAÑA AL BORDE DE LA RUPTURA. ¿QUÉ DICEN LOS MILITARES? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Silencio: se rueda.

La situación requiere ir más allá de lo cotidiano porque no vivimos en la normalidad, sino en un Estado alarmado, al que el Gobierno de turno ha metido mano en todas las áreas, de lo que no se libra ni la mismísima Jefatura del Estado.

Todo lo tocan, llegan a lugares que no les corresponde, y allí, donde hay que andar con más cuidado, hacen uso y abuso de la autoridad del nombramiento, o dicho de otra manera del chantaje del ascenso o destino. Es una política del control de todo poder a base de la colocación después del análisis del candidato. Infiltración. A veces eligen entre lo más corrupto del sistema. Eso sí, sin querer queriendo.

El mayor ejemplo de esa política de colocación está en el Tribunal Constitucional, no solo por el nombramiento de su presidente y componentes, sino por convertirlo en jurisdiccional.

Las Fuerzas Armadas no escapan a este indecente juego de la política y ahora no solo tienes que ser bueno, sumiso y manejable para ser general, sino que además debes de tener formación de «Director» y olvidar la de «General». Se miran unos a otros y hay desconfianza. Lo siento. Que cada palo que aguante su vela.

Todo empezó cuando desde Túnez el extraño personaje entonces presidente del Gobierno de España por accidente, José Luis Rodríguez Zapatero, se subió al púlpito de esa religión extraña que practica y arremetió contra todas las naciones de Occidente como si él fuese el gran enviado y que, como se ha visto, solo trajo desaprobación internacional y desprestigio para las Fuerzas Armadas a las que irresponsablemente convirtió en una oenegé no fiable más allá de nuestras fronteras. Su ministro de Defensa se encargó de manipular a los generales y hacer uso de las Fuerzas Armadas como un cortijo donde su doctrina de enseñanza y futuro tenía como primer objetivo desmilitarizar todo lo militar. Era el trabajo encargado a aquel ministro que cambiaba a su antojo los ritos y tradiciones militares, y que contó con el apoyo de algunos uniformados que incluso intentaron ocupar mesa y mantel en el lugar de honor de la OTAN. El rechazo internacional está a la vista cuando se nos vetó clamorosamente en lo militar; como no podía ser de otra manera. El equipo del señor Bono estaba al descubierto y no engañaba a nadie. Así nos ha ido; desde entonces las Fuerzas Armadas no levantan cabeza y cuando recobramos el prestigio perdido, cuando remontábamos, hubo la posibilidad de nombrar al General de Ejército Fernando Alejandre presidente del Comité Militar de la OTAN, pero todo se vino abajo al entrar los actuales dirigentes de Defensa. La gran oportunidad perdida. En todos los sentidos.

Si no es por el fervor a la nación, el respeto y la vocación de los jóvenes oficiales, suboficiales y tropa, a los que es imposible engañar, y saben muy bien lo que es el compromiso de servir a España sin tintes políticos y lo que significa el deber contraído al Jurar Bandera, la situación se habría precipitado. Seríamos una impecable oenegé con simbólica  representación militar.

Ni aquí ni allí, ni en Valencia ni en La Haya. ¡Qué desastre!

Unas Fuerzas Armadas tan manipuladas como el conjunto de las instituciones.

Las derivadas de toda esta situación no pasan desapercibidas para los profesionales, pero nadie habla alto y claro de todo lo que está ocurriendo en estos nefastos años.

Desde el punto de vista internacional es de tal gravedad que nos lleva a situaciones como la indefensión por el sur, allí donde tenemos el más valioso de nuestros poderes estratégicos en lo militar y por tanto en lo político y económico: el Estrecho de Gibraltar, en su angostura. Lo hemos perdido y está controlado, además de ocupado desde dentro (cuidado con este aspecto), por el Reino Unido, Estados Unidos y Marruecos. Esto es suficiente para que al hablar de los silencios militares debamos llamar la atención de la gravedad del reciente «acuerdo para el acuerdo» con Reino Unido sobre  Gibraltar que tan detalladamente ha sido explicado en este blog por el Capitán de Navío Ángel Liberal Fernández. Explicaciones que han llegado a altas magistraturas del Estado y que tiemblan al descubrir la mentira y traición que encierra el hipotético acuerdo.

Conscientes somos de que alguna de estas autoridades ni se imaginaba lo que esconde: vulnerar nuestra integridad territorial. Es decir, desde el mismo Gobierno se va contra la Constitución, se renuncia a restaurar la integridad territorial, se engaña a las Fuerzas Armadas y aquí no ha pasado nada porque nadie se ha enterado de nada. Mientras esto se acordaba, los submarinos nucleares británicos se proveían de misiles Tomahawk en la base militar de Gibraltar a la vista del todo el mundo. ¿Habrán participado en el ataque a Irán? ¿En el Parlamento español alguien ha preguntado sobre tan graves hechos? ¿España estaba informada?

No creo que diga ningún disparate si traigo a colación el artículo 8 de la Constitución que habla de quiénes son los responsables de mantener la integridad territorial de la nación, aunque suena a tomadura de pelo cuando resulta que el mismísimo Gobierno puede abandonar territorio así por las buenas, con o sin Parlamento, con o sin Fuerzas Armadas, con o sin Jefatura del Estado, con o sin Mando Supremo de las Fuerzas Armadas. Con o sin Schengen. Así que ¿para qué seguir? Vendrán detrás Ceuta, Melilla y Peñones. Tiempo al tiempo. Granada en peligro. Hasta Toledo. Como París.

Dejémonos de acuerdos y mentiras. Este Gobierno renuncia de hecho a reintegrar Gibraltar a España y está dando los primeros pasos. Nadie se opone, los españoles lo desconocen y la oposición está a otras cosas. Pero los militares deberían decir algo. Aunque solo sea porque se les nombra en el Título Preliminar de la Constitución y allí se les marca su misión principal. Que por nosotros no quede. Podría ser tan grave como no haberse enterado que pretenden que nos olvidemos de una parte de nuestro territorio, el que nos pidan, a las buenas o a las malas, por ejemplo Gibraltar. Asumamos que España empieza a ser carcomida por el sur desde Gibraltar, por el istmo penetran hasta Sotogrande y Málaga; por ahora.

Simple ejemplo de la ruptura del artículo 8 de la Constitución española. Olvidado. Dinamitado desde dentro.

Pero la cosa no queda ahí. Hemos sido derrotados por el Golpe de Estado dado por los independentistas catalanes en 2017, indultados y amnistiados. Admitimos a los terroristas en las instituciones por ordeno y mando de un Tribunal Constitucional que se atrevió a enmendar al más alto Tribunal Jurisdiccional.

Los Ejércitos y la Armada son unos grandes desconocidos que se mueven al orden cerrado que les marca un Gobierno antimilitarista que les acaba de dejar en ridículo frente a la OTAN y para más inri nos quedamos sin armas y municiones al romper los recientes contratos con Israel y no existir nadie que los sustituya en capacidades. Desarmados.

Me veo en la obligación de preguntar si entre los Ejércitos y la Armada, allá por las alturas de la llamada Cúpula Militar, alguien se ha hecho las preguntas pertinentes ante tales desmanes, si es que se han dado cuenta de ello. ¿O forma parte de la Política de Defensa que dirige el ministerio desde su Dirección General? Porque bien está que nada sepamos y que estas cosas se hablen, si es que se hablan, en voz baja en los despachos, pero no vemos consecuencias. Ni dimisiones. Solo tragaderas.

Tenemos el mejor Ejército desde los Reyes Católicos. Dicen. Podría ser. Sobre todo ahora que nos hemos quedado sin armas, sin munición y nos enfrentamos a un enemigo fantasmal, interno y externo, sin armas ni municiones. Desarmados materialmente. La oenegé está sin pistolas.

¿Moralmente?

Déjenme que les cuente. No se engañen. No es oro todo lo que reluce. Lo nuestro no es un problema del 5% ni del 2%. No. Es un problema ideológico de rechazo absoluto de los Ejércitos. Repito: rechazo absoluto. El 2% y el no al 5% responde únicamente a un problema de corrupción moral, como es la pretensión de dominar desde el partido la industria del armamento fusionando desde la tecnológica, ya en su poder, la industria de armamento en una empresa concreta que ahora se posiciona como líder del mercado español,  con todos los apoyos institucionales y cuyo presidente se autocompra su empresa. No miren en otra dirección. Por cierto hay que revisar a fondo las puertas giratorias y los puestos de honor que ocupan nuestros retirados soldados de alto rango. ¡Premio!

Además de la corrupción ahora se debilitan cuando les está fallando la pata que sostiene su guerra ideológica, la cognitiva, a través de lo mediático, y en ello están por un quítame unas acciones de un socio francés que habla de libertad de información. ¿Eso qué es para ellos?  Humo.

Al final todo esto nos conduce a organizar esas Fuerzas Armadas prefabricadas por estos gobiernos socialistas que tan alérgicos son a las Fuerzas Armadas organizadas y estructuradas bajo la virtud. Prefieren y recuerdan las dirigidas por sus comisarios políticos con mono azul y pistolón al cinto, eso si, siempre desde la retaguardia. A día de hoy las pintan y desfiguran alejándolas de su misión principal, la que el Gobierno incumple sistemáticamente, y las entretienen con misiones secundarias lejos de nuestros intereses como nación.

En fin queríamos saber lo que piensan los militares y seguimos con la duda, aunque me permito sugerirles que se asomen al libro que acabamos de publicar con la colaboración de mis compañeros de Armas: DE SOLDADO A GENERAL. Descubrirán algunas opiniones.

Puede que sean solo las de unos pocos, pero sin duda muy consolidadas y rigurosas.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

9 julio 2025

 

¿CUÁNTOS ESTÁN DISPUESTOS A DEFENDER LA INTEGRIDAD TERRITORIAL DE ESPAÑA? Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

¿Habrá guerra? La pregunta está en el aire. Probable y posible

-¿Cómo dice usted?

Pues que la pregunta está en la calle. En las de España también.

Antes convendría definir y llegar a un acuerdo sobre el término guerra, pero no lo voy a hacer porque todos saben lo que significa y lo que quiero decir, por lo tanto los que me piden una explicación se quedarán con un palmo de narices. Tenemos a los traidores no solo infiltrados sino dispuestos a dar clases de traición en las sedes de la soberanía nacional y en las universidades. En las Instituciones no dan clase sino que las ocupan, son su poder.

Es obvio que cuando la Constitución de una nación dice que se fundamenta en su unidad y que sus Fuerzas Armadas tienen como misión garantizar la soberanía e independencia, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, es por algo de mucho peso y por la amenaza de un más que probable ataque a la unidad de la nación.

Si no fuese así, ¿qué fue lo que llevó además de a su redacción a hacerlo en el Título Preliminar de la Constitución y no en otro? El peligro podría venir desde cualquier instancia. Existía y existe el riesgo de acabar con el orden constitucional y por tanto con meridiana claridad se ve la necesidad de ese articulado, cada vez más obligado antes de llegar a la destrucción de la nación. Es palabra constitucional.

Claro que nos falta un factor determinante, desconocido. Saber cuantos estarían dispuestos a luchar hasta sus últimas consecuencias por la unidad de España. A cumplir con el mandato constitucional que a todos obliga.

Si se asoman al patio de vecindad verán un panorama desolador. Los gritos entre vecinos rayan en el enfrentamiento y las mugas fronterizas asoman cada día entre los ideólogos mediáticos y entre los poderes autonómicos, alguno camino a la independencia con la ayuda del poder central si es que existe.

Toda la política española está en manos del poder de la mamandurria de la que todos disfrutan y que constituye uno de los mayores escándalos de esta democracia. Esa política es la que ha cedido y admitido que el riesgo de la independencia de ciertos territorios de España se produzca con un ataque directo a la Constitución, es decir a la integridad territorial de la nación.

A la ruptura de la integridad territorial por Cataluña y el País Vasco, se le une la vergonzante  negociación con Gibraltar. Ayer en un prodigioso artículo y relevantes descripciones gráficas el Capitán de Navío Ángel Liberal nos describía qué y quién es Gibraltar y las razones que dificultan el que Gibraltar vuelva a ser español. Asusta darse cuenta de que la principal de  las razones es militar siendo, como teóricamente somos, aliados. Alguien debería explicarle a los españoles este pequeño detalle. Las imágenes del artículo del Capitán de Navío nos muestran el escándalo.

Gibraltar estará perdida en cuanto llegue a su fin el misterioso movimiento de piezas que el señor Sánchez junto al Albares llevan a cabo,  partida en la que España juega solo como sumiso mirón.

Después puede llegar, algún día, Ceuta,  Melilla y cosas así.

La guerra está perdida. Viva la negociación-cesión, sobre todo cuando es por causa militar que nosotros somos incapaces de asumir.

La guerra está perdida y se impone la rendición. Sin disparar ni un tiro.

No parece que haya alguien dispuesto a cumplir la Constitución sin más limitación que la que la propia Constitución marca, incluso a costa de la propia vida como algunos hemos jurado. ¿O aquel juramento era un vistoso e hipócrita juego para quedar bien?

A la pregunta ¿Hay guerra? el interrogado contestó

-Aquí, en esta sala, huele a pólvora.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

22 mayo 2024

Blog: generaldavila.com

 

LA ENSEÑANZA EN LAS FUERZAS ARMADAS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Si algo hay que hace grande a una nación y a sus ciudadanos es la excelencia en tres asuntos de Estado: la Educación, la política Exterior y sus Fuerzas Armadas. Todo lo demás se le dará por añadidura.

Es por ello que cada vez que llega un Gobierno a ponerse al mando de la nación se cambian la ley de Educación, el rumbo de exteriores se pierde en un caos político y se le da media vuelta a los ejércitos para que miren en dirección contraria. Es evidente que a día de hoy son asignaturas pendientes para el Estado español.

Siempre hubo un paradigma dialéctico con las Fuerzas Armadas: un modelo institucional u ocupacional. Pulso moral de la nación, o empresa estatal con cuenta de resultados (políticos y económicos).

Aquí hace ya algunos años, —los suficientes para que el daño sea irreversible— la idea ha sido retirarlas de su misión fundamental y utilizarlas como melifluo instrumento de una ideología.  También queda claro que gastar en ellas debe ser testimonial, lo mínimo.

Claro que nuestros aliados piden y exigen y…

Claro que las Fuerzas Armadas no pueden corregir sus deficiencias materiales y morales de un año para otro, pasan los años  y…

Claro que la Defensa, que es un asunto de Estado, de la Nación, no se improvisa y…

Claro que un día estalla la guerra y…

Sin duda quien decide, si preciso fuera, entregar su vida en defensa de España se aleja del modelo material, de la cuenta de resultados, para introducirse de lleno en el mundo axiológico donde es difícil se asiente la rentabilidad económica.

La milicia en su pureza no es la industria militar. La milicia en su pureza no es una empresa ni una cuenta de resultados ni la enseñanza debe ajustarse a exclusivos parámetros del mundo de la enseñanza civil. El argumento es muy sencillo: aquí se viene a entregar la vida en su concepto más amplio «si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España», compromiso desconocido en cualquier otro empleo público o privado.

La base de unos ejércitos capacitados y moralmente fuertes depende en su mayoría de dos aspectos: la enseñanza y el apoyo que reciba de la nación. En la vida militar no priman los intereses individuales, sino los nacionales, no hay ideologías, sino respeto a la Ley que enmarca al conjunto de la nación, el respeto a la Constitución y por tanto a la misión que esta les asigna. El militar no cumple y obedece por afectos ni por ideologías, sino por cumplimiento del deber legalmente establecido y ello bajo conceptos morales y virtudes tradicionales. Tiene su misión definida de manera clara y rotunda en el Título Preliminar de la Constitución.

La evolución hacia otra forma de entender la milicia —modo ocupacional, desmotivador— se puso en marcha con lo más preciado, con lo que a la larga daría sus frutos: la enseñanza militar.

Con falsos argumentos se ha justificado la necesidad de un cambio alegando torticeras razones: las raíces históricas, las tradiciones y los valores militares se enarbolan como una supremacía que pretende ser un «poder militar». Falso a todas luces.

La mayor virtud de un soldado es la humildad:

Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.

La reforma de la enseñanza militar, como dije en mi anterior artículo La transformación de los Ejércitos en España, era motivo de especial tratamiento, la victoria sería a medio y largo plazo, pero había que ir despacio y con cuidado. Les daba miedo acometerla. Se halla incluida en ese nuevo concepto llamado «escuela democrática» velo que oculta la manipulación para adaptar las futuras generaciones a un pensamiento alejado del esfuerzo y el sacrificio, bases de la carrera militar.

Decía Ortega y Gasset que el militar actual era un guerrero deformado por el industrialismo. De eso hace ya muchos años. Por eso a Europa la guerra le ha pillado con el pie cambiado y a España con los pies en la dirección contraria. ¡Si hoy nos viese o definiese…!

Así se entiende el desarme de Europa. Con las armas rendidas: «…vieron un tropel de ratones hambrientos que por la noche les había roído las cuerdas de sus arcos, las correas de cuero de sus escudos y todas las partes comestibles de sus armaduras».

Confiamos nuestra defensa a otros y bebimos y comimos hasta caer en un sueño profundo. «Nos prometieron cincuenta navíos, pero nos engañaron enviándonos solo uno de verdad y cuarenta y nueve de juguete, con muñecos por tripulantes, que el capitán arrojó al pasar cerca de la costa…»

No creo que haya una carrera de mayor complejidad, ninguna, como la militar. ¿Argumentos? Solo uno: en las guerras actuales participa toda la sociedad, todas las profesiones son actores de la guerra sea cual sea la actividad sin que nadie quede fuera del conjunto, nadie. Pero ese conjunto de nada sirve ni nada logra si no está mandado y además bien mandado que no es otra cosa que extrayendo lo mejor de cada uno lograr la excelencia del conjunto haciéndolo vencedor.

¿Estamos formando: militares?: «Junto a esa formación militar, será requisito para acceder a las escalas de oficiales obtener un título de grado universitario y para las escalas de suboficiales, una titulación de formación profesional de grado superior.” (Ley 39/2007 de la carrera militar, preámbulo, V)».

Sustancial cambio con la excusa del necesario ajuste para cumplir con el Plan Bolonia. ¿Era necesario? ¿No eran autosuficientes las Fuerzas Armadas para impartir su Grado? ¿No disponen de autorizados profesores con titulación y Centros más que excelentes?

Fue la Ley 17/1989, de 19 de julio, reguladora del Régimen del Personal Militar Profesional, la que definió un sistema de enseñanza militar integrado en el sistema educativo general y, por lo tanto debería adaptarse a los parámetros que regulan la enseñanza en dicho sistema, tanto en su nivel universitario (oficiales) como en el de la formación profesional de grado superior (suboficiales). Las leyes 17/1999 de régimen de personal de las FAS y la Ley 39/2007 de la carrera militar terminaron de ajustar la enseñanza militar. Entre los diversas posibilidades para adaptarse al nuevo sistema educativo se eligió la peor, ¿intencionadamente?

No es necesario explicar todo el proceso harto complejo. Solo es necesario decir que si antes se salía teniente o alférez de navío de las academias militares después de cuatro o cinco años de única y estricta formación militar hoy es necesario obtener en el mismo tiempo el grado de Ingeniería de Organización Industrial, Ingeniería Mecánica o Ingeniería de Organización Industrial. Con lo que durante los cuatro primeros años de formación el 75% del tiempo se dedica a la ingeniería con profesorado exclusivamente civil olvidando el peso que requiere la formación militar.

Ahora se estudian tres carreras en cinco años: ingeniero, militar ¿y técnico en emergencias o algo parecido? Lo militar es absolutamente secundario.

La Enseñanza en lo militar —Grado universitario, Plan Bolonia—, ha sido un estrepitoso fracaso. Equiparación ¿Para qué? Tenemos el criterio de que un Ejército es mejor o peor no por sus mandos y soldados sino por el material que tiene con lo que la formación de sus oficiales pasa a un segundo plano. Más técnica que humanística.

¿Pasamos a un nuevo modelo que se implanta: el de los ejércitos/empresa como Wagner? Supongo que los ejércitos están desarrollando el modelo o al menos pensando en las cosas que se ven. La técnica y la ciencia han matado a la guerra y a lo que de humanitario debe tener una guerra.

El Plan Bolonia ha sido un fracaso en lo militar, una innecesaria cesión de la formación militar no al mundo académico, sino al político. Politizar la milicia es utilizarla para unos fines ideológicos y la defensa de una nación está por encima de cualquier opción política.

Debe crearse un Centro Universitario propio de las Fuerzas Armadas con una docencia propia dependiente del ministerio de Defensa exclusivamente y con sus especialidades que integrasen al personal civil académico necesario.

En estos momentos falta fluidez académica, las relaciones Academia General Militar y Universidad dejan mucho que desear. El sentido que tenía el «espíritu de la General» desaparece cada día.

Déficit de oficiales en los empleos básicos y de mando directo de unidades porque se producen muchas bajas en las academias, los alumnos de letras tienen vedado su acceso a la carrera militar, la formación humanística ha desaparecido, la historia no es asignatura para el militar, la falta de vocaciones (vocación militar se entiende) es notoria. Nadie dice nada y lo peor: parece que todos estamos muy contentos.

Menos mal que la materia prima es excelente y nuestros oficiales suplen con su esfuerzo y amor a la profesión los déficits que encuentran en el proceso de formación. Contra el espíritu y la tradición no hay quien pueda.

«Creían que sin religión, sin magistratura y sin ejército podrían vivir en el pensamiento, en la pura especulación».

Me llegan rumores de cambio. Esperemos porque ahora España entra en parálisis y después nadie sabe lo que vendrá.

Lo militar está fuera de la corriente de la modernidad, pero la guerra cada vez está más cerca. Es más que un incendio y más que una simple emergencia. Lo es todo.

P.D. Puedo adelantar que el Jefe del Estado Mayor del Ejército, consciente de las debilidades  del actual sistema de enseñanza militar de formación para el ingreso en la escala de oficiales ha constituido un grupo de trabajo en el que se incluyen miembros de la Universidad de Zaragoza, la Dirección General de Reclutamiento y Enseñanza Militar, la Academia General Militar y la Guardia Civil. Se trata de diseñar un nuevo modelo formativo de la enseñanza militar de formación para oficiales.

El objetivo es crear un nuevo grado universitario que se adapte al nuevo perfil de egreso definido por el General de Ejército Jefe de Estado Mayor del Ejército. Habrá una mayor carga humanística, en detrimento de las científicas, siempre con unos conocimientos profusos en las nuevas tecnologías, el liderazgo centrado en el Mando Orientado a la Misión y la gestión de la información y el conocimiento.

En la actualidad se trabaja en la memoria de verificación del nuevo grado que, ya redactada y presentada, está en proceso de aprobación por la Agencia de calidad y prospectiva universitaria de Aragón (ACPUA).

Una excelente noticia.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

Junio 2023

 

A PROPÓSITO DE UN ARTÍCULO DEL JEMAD Juan Chicharro Ortega General de División de IM ( R )

COMENTARIO DEL DIA

El JEMAD

En la crisis nacional en la que nos encontramos, como consecuencia de lo acaecido en Cataluña en los últimos tiempos, llama siquiera la atención el manifiesto silencio de una Institución como las FAS a las que la Constitución en su artículo 8.1 asigna un claro mandato de todos conocido. Un silencio hoy roto en un brillante artículo en el diario ABC por el actual General de Ejército Jefe de Estado Mayor de la Defensa.

A la vista del sainete o esperpento con el que nos sorprenden todos los días el resto de las Instituciones nacionales – todas –  tranquiliza, y mucho, la seriedad de nuestras FAS quienes manteniendo una posición inequívoca de servicio a España, y al orden constitucional, nos recuerdan hoy a través de su Jefe máximo que saben muy bien donde están y que desde luego cumplirán con su deber. No cabe extraer otro criterio de las palabras del General Alejandre cuando nos dice hablando de las amenazas y riesgos relativos a nuestra seguridad nacional  que  “llegados a este punto, no puedo referirme únicamente a las amenazas genéricas que compartimos con nuestros aliados. También debo tener en cuenta el acuerdo adoptado por el Senado del pasado 27 de octubre, que constataba la extraordinaria gravedad en el incumplimiento de las obligaciones constitucionales y la realización de actuaciones gravemente contraria al interés general por parte de la Generalitat de Cataluña.”

palabras del JEMAD

Y si acaso hubiera duda de los que nos dice recalca “y lo hago recordando el juramento que renové el pasado 28 de marzo de guardar y hacer guardar la Constitución” añadiendo además “que la historia demuestra que, llegado el caso, los españoles, y con ellos sus FAS, sabemos defender nuestra Nación. Por ello que nadie lo dude: siempre estaremos preparados para, cuando se nos reclame, responder….con la responsabilidad debida y exigida, con la razón, la ley y el amor a nuestro país. Por España y los españoles”.

Aplaudo las claras palabras del JEMAD y es a propósito de ellas que no está de más recordar que como consecuencia de lo explicito de su misión, nada menos que en el Título Preliminar de la Constitución, los ejércitos constituyen una Institución Nacional que rigiéndose, por supuesto, por la Constitución, se deben a la Patria, a España.

Así, el artículo 8.1. nos dice : las FAS tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional y de su lectura podría interpretarse erróneamente que las FAS podrían intervenir para frenar una intentona separatista, si bien hay que tener claro que esto no es posible que sea llevado a cabo de forma autónoma, toda vez que de una parte la propia Constitución ya establece un árbitro último para dirimir los conflictos constitucionales : el Tribunal Constitucional y de otra queda claro en el artículo 97 que es el Gobierno el responsable de la defensa del Estado. Y además sabemos que el Fiscal General del Estado debe velar por el cumplimiento de la Ley.

En definitiva, las FAS están sometidas plenamente al Gobierno y no es labor de éstas el ponderar de forma autónoma decisiones al respecto. Esto está muy claro y así nos lo recuerda, también, en su artículo el General Alejandre, pero también conforme a la propia letra de la Constitución si lo que deviniera en algún momento fuera contrario a la letra de la propia Constitución y los responsables de su defensa no actuaran consecuentemente ahí nos encontraríamos con el citado artículo 8.

Afortunadamente no es esta la situación en España en estos momentos a pesar de todo cuanto vemos y a pesar de la perplejidad con la que uno observa cuanto acontece.

Bienvenidas sean las palabras del JEMAD que unos tomarán como inadecuadas y otros como aviso a los navegantes pero que no son otra cosa que lo que dice la Constitución española, les guste o no.

Juan Chicharro Ortega

General de División de IM (R.)

Blog: generaldavil.com

3 noviembre 2017