¡DESPERTA FERRO! General de Brigada (R.) Adolfo Coloma

Hoy 23 de Febrero, todos los que han formado parte de las Tropas Paracaidistas del Ejército de Tierra, veteranos o en activo tienen una cita con la historia.Se conmemora el LXIV Aniversario del hito fundacional de estas unidades,el primer lanzamiento con un vetusto paracaídas INTA T-6, desde aviones Junker y Savoia.  Las unidades  paracaidistas del Ejercito encuadradas en la Brigada Almogávares VI (BRIPAC), que son modelo y referencia en nuestras FAS y allende nuestras fronteras, han hecho hoy un alto en su duro quehacer diario y han formado  en la base de Paracuellos (Madrid) y en el acuartelamiento de Javalí Nuevo (Murcia), felicitarse, para recordar a los que les precedieron y mirar al futuro

Tradición y modernidad. Tradición, pues su espíritu de combate se inspira en las huestes almogávares que en el siglo XIII, por su bravura y el hecho de combatir siempre en inferioridad de condiciones, asombraron al mundo al grito de “desperta ferro”. Y Tradición que enraízasen las legionarias, como es palpable en todo su ritual. No en vano, el fundador de la I Bandera Paracaidista, el Comandante Tomás Pallás Sierra, el primer general de la Brigada Paracaidista, Julio Coloma Gallegos y muchos de los mandos que se integraron en los orígenes de estas unidades procedían de la Legión. Por ambas razones, todos los que en algún momento de sus vidas y en cualquier empleo ha formado parte de estas unidades, ostentan el muy honroso título de “Caballero legionario almogávar paracaidista”. Pero tradición que a lo largo de estos 64 años han sabido construir la suya propia. Sus gritos su ideario, su oración paracaidista son buena muestra de ello. Y la modernidad, que ha sido el modus operandi de las unidades paracaidistas desde los primeros momentos. No solo en su uniformidad, revolucionaria cuando se reglamentó, sino en su operatividad basada en un riguroso sistema de instrucción y adiestramientos (Alfas – Betas y Gammas) que por su eficacia, adoptó el conjunto del Ejército y hoy es lenguaje común de cualquier unidad

Hace falta mucho más que un mero espíritu aventurero y afición al paracaidismo para ser un “paraca”. Tiene esta unidad un hecho que la diferencia de todas las demás: su capacidad de inserción mediante lanzamiento paracaidista. El salto al vacío desde una aeronave en vuelo marca un hecho diferencial,que poco tiene que ver con lo deportivo y mucho con un procedimiento militar basado en la especialización, la sorpresa y el arrojo. El lanzamiento no marca como en el deporte el final de la actividad, sino el comienzo de una larga y azarosa acción sobre tierra en circunstancias muy precarias. Eso es lo que distingue a las tropas paracaidistas.

Pero no solo en la Brigada Paracaidista, sino en todas las asociaciones de veteranos de estas fuerzas, agrupadas en torno a la Federación Nacional de Asociaciones de veteranos paracaidistas de España (FENASVPE) mantiene el espíritu su estilo, su ideario y su amor a España, recordarán una año más aquel primer salto, las primeras operaciones en Ifni – Sahara – la fundación de la brigada, la operación Pathfinder Express 66, las primeras misiones en el Kurdistán y en los Balcanes, los cientos de miles de lanzamientos y por supuesto, a los que ya no están.

Con la tranquilidad de haber visto superados recientes escollos que podrían dividido por la mitad a sus componentes entre los que son paracaidistas y los que no lo son, y haber mermado sustancialmente sus capacidades como Gran Unidad paracaidista Hoy los “paracas” han hecho un alto en el camino para acudir a su cita con la historia, con sus recuerdos y tradiciones mientras se preparan día a día con rigor para lo que su compromiso les exige: “Ser los mejores soldados de la patria”, tal y como les ha recordado la Ministra de Defensa pisando el mismo asfalto dela plaza de armas de la flamante Base de Paracuellos, en la que estaban formadas las unidades y sobre el saltaron con precisión y vistosidad un grupo de paracaidistas que cerraron el acto.

Y nosotros, desde el blog General Dávila, nos unimos a esta felicitación deseando a todos los bravos paracaidistas:

¡Buen Salto!

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

23 febrero 2018

LA LEGIÓN VUELVE A CONTAR CON UNA UNIDAD DE OPERACIONES ESPECIALES Y EL MANDO DE OPERACIONES ESPECIALES SE ENGRANDECE CON UNA UNIDAD LEGIONARIA EN SUS FILAS General de Brigada Adolfo Coloma Contreras (R.)

Bandera de Operaciones Especiales de La Legión

Algo tendré el agua cuando la bendicen. Algo tiene La legión que deja una huella imborrable en cuantas Unidades de cualquier arma y especialidad, o cualquier persona que ha pasado por sus filas, siempre quiere volver. Y algo tendrán también las operaciones especiales cuando todas las unidades, incluso La Legión, siempre han querido contar con tan sofisticadas y operativas unidades. Pero, créanme, no es nada fácil ser una unidad especial dentro de otra unidad especial. Lo cuento por propia experiencia, como viejo oficial de aquella espléndida Bandera de Operaciones Especiales de La Legión.

Tras la evacuación del Sahara a principios de 1976 La Legión había visto mermados notablemente sus efectivos perdiendo en el envite la plana Mayor del 4º Tercio Sahariano, sus unidades de apoyo y su Grupo de Caballería. Las Banderas Legionarias IX y X, se integraron en los tercios de Ceuta y Melilla respectivamente. Apenas un lustro después, la vieja Subinspección de La legión que llevaba años en Leganés, sin cambiar apenas sus responsabilidades, se trasladaba a la ciudad malagueña de Ronda, con su general, Tomás Pallás Sierra al frente. Eran los prolegómenos del cambio estructural de La legión hacia una Gran Unidad, en el sentido orgánico de la palabra. Se recreaba al 4º Tercio, como unidad de apoyo a la Legión y se organizaba la Unidad de Operaciones Especiales de La legión de nivel compañía. Estos cambios se producían dentro del Plan META de reorganización del ET, que contemplaba así mismo, la evolución de las viejas Compañías de Operaciones Especiales (COEs) Grupos (GOEs) de nivel Batallón.

El General Pallás, un curtido oficial de La Legión (desde donde marchó para organizar las primeras tropas paracaidistas del Ejército de Tierra) siempre tuvo entre sus prioridades el que la Legión tuviera una Bandera de Operaciones especiales. Las campañas de Ifni y el Sahara así lo habían puesto de relieve. Abrió el curso de Operaciones Especiales para la Escala Legionaria, pero el número de diplomados que salían de la EMMOE de Jaca era insuficiente para sus propósitos. En el año 1983, venciendo no pocas dificultades y reticencias fuera de la legión desarrolló un curso dirigido desde Jaca, con profesores de la EMMOE y capitanes diplomados de los Tercios. De aquel curso salieron 16 alumnos de la escala legionaria diplomados en operaciones especiales a los que se sumaron otros suboficiales y cabos 1 que ya habían obtenido el diploma. Dos años más tarde, el 17 de mayo de 1985, se constituía formalmente la Bandera de Operaciones Especiales de La Legión, dependiente del 4º Tercio, que por aquellas fechas ya había pasado de ser un tercio de apoyo a ser un Tercio operativo con la integración del Grupo Ligero de Caballería procedente del 3º Tercio de Fuerteventura. Iniciaba así su andadura la BOEL. Ningún comienzo es sencillo y el de a BOEL tampoco lo fue. Lo anunciaba antes, pero en justicia hay que decir que la BOEL fue un revulsivo para La legión. Se constituyó en la punta de lanza del 4º Tercio que, con el tiempo, lo sería de toda La legión.

Al final del verano, todos los componentes de la Bandera eran ya paracaidistas, con lo que sumaban esta aptitud a otras que se irían añadiendo paulatinamente como la de infiltración por agua o la de vida movimiento y combate en terreno nevado y escarpado. Vivíamos entonces un difícil equilibrio al que el Ejército hizo frente con el Plan RETO, consecuencia de la amalgama de soldados cuyo periodo de permanencia en filas era de apenas nueve meses, con los voluntarios especiales de quince meses de compromiso. En la BOEL toda la tropa era veterana o voluntarios especiales, además con un alto porcentaje de reenganchados. Eso permitió iniciar la especialización de la tropa y de las compañías.  Al final de la década el General de La legión se trasladaba al Campamento Benítez transformado la Subinspección en un verdadero Mando de La Legión, el MALEG.  

Con carácter general, en la península, las primigenias COES se habían integrado en seis GOES, quedando tres en los archipiélagos y otra de apoyo al curso de OES en la EMMOE. España se había adherido ya a la OTAN y comenzaban las misiones en el exterior. Todas contaron con pequeñas UOEs, comenzando por la BOEL.

En enero de 1996, el Tercer Tercio dejaba de ser una unidad de guarnición en Fuerteventura y se integraba bajo el mando de la Brigada de La legión en la Base de Viator (Almería) junto con el resto de unidades que integraban la recientemente creada Brigada de la legión. La BOEL seguía en Ronda, pero dependiente de la Fuerza de Acción Rápida.

Por España me atrevo

La denominación y numeral de la BOEL iba cambiando al compás del criterio de los diferentes generales Subinspectores de la Legión. Así, originariamente fue la XI Bandera, Cabo Suceso Terreros, para pasar a ser, más adelante la III Bandera, que acababa de ser disuelta en Melilla hasta su denominación final asignada por el Gral. Ponciano Fernández. Si se trataba de una nueva Bandera, había de llevar un nuevo nombre, el del Caballero Legionario Maderal Oleaga” el último laureado de la Legión en el combate de Edchera, en el antiguo Sahara Español. Su número sería el XIX, el consecutivo a las 18 Banderas que llegó a tener La Legión al final de la guerra de 1936 – 39. Como emblema se escogió el propio de la legión acogiendo el machete enhiesto con las hojas de roble de operaciones especiales. Y como madrina de su guión de combate se escogió a Dña. Vicenta de la Campa, madre del cabo El Hocen Zarriouth de la Campa, muerto en un lanzamiento en paracaídas en la DZ de Villa Martín, el 8 de junio de 1986. Doña Vicenta se abalanzó sobre el féretro que contenía los restos de su hijo, cubierto con una bandera de España elevando al cielo un desgarrador ¡VIVA LA LEGIÓN! Que atronó en toda la Serranía de Ronda.

No fue sencillo, como vengo diciendo, pero a lo largo de su vida en la Legión, La BOEL supo encontrar su encaje. Siempre vistió el uniforme verde característico de la Legión, con su chapiri por supuesto, en guarnición y en las actividades legionarias. Y en las actividades propias de su especialidad operativa, las operaciones especiales, el uniforme mimetizado con la boina verde. “Al césar, lo que es del césar” venía simbólicamente a decir.

Pocas reubicaciones de unidades han sido tan traumáticas para la Legión, y para los componentes de la BOEL, como el hecho de que en el año 2002, se dispusiera la pérdida de su carácter legionario y su integración en el Mando de Operaciones Especiales del Ejército, cuando este subsumió los GOES que restaban tras la aplicación de un nuevo plan de reorganización del Ejército, el Plan NORTE. Con el corazón partido, una gran parte de los componentes de la BOEL permanecieron en Ronda integrados en el 4º Tercio y en otras Unidades Legionarias. Su Teniente Coronel, Javier Varela, con la otra fracción de su unidad, se integró en el Mando de Operaciones Especiales, constituyendo el GOE XIX, que conservó el guión, el emblema y el historial de la BOEL.

No pocos fueron los que dentro y fuera criticaron aquella decisión. Para los más “puristas” al haber dejado de ser una unidad legionaria, la BOEL debió entregar su guión y ser una nueva unidad la que iniciase su andadura como nuevo GOE. Otros, entre los que me honro encontrarme, pensamos que una unidad magnífica como había sido la BOEL no debería desaparecer, sino mantener su estilo propio dentro del MOE, como así se han encargado de hacer los sucesivos Jefes que ha tenido el GOE XIX, manteniendo y potenciando sus lazos con unidades legionarias en cuantas ocasiones se han presentado, permitiendo que mantengan sus atributos, incluso veneración por el Credo Legionario, sin menoscabo alguno para su integración en el MOE con el resto de las unidades.

La 2ª COE de la BOEL

Y el destino ha querido que quien fue el último jefe de la BOEL se encuentre hoy al frente del Ejercito como JEME y secundado tanto por el General Jefe del MOE como por el de la Legión (diplomados de Operaciones especiales los tres) ha decidido que el GOE XIX vuelva a ostentar su carácter legionario. Se trata, para que lo entiendan, de una relación similar a la que el 1º y 2º Tercio mantienen con la Legión. Operativa y orgánicamente dependen de los Comandantes Generales de Melilla y Ceuta respectivamente, pero en cuestión de uniformidad, tradiciones, historial etc. son una unidad legionaria más.

Una magnífica solución en la que todos parecen salir ganando. La Legión, porque recupera institucionalmente a su querida BOEL. El MOE porque seguirá contando con su Grupo de Operaciones Especiales, más motivado si cabe por este privilegio que se le concede. Y el GOE XIX, reconvertido en BOEL XIX porque habrá de ser legionario en la casa de las operaciones especiales, aprendiendo unos y otros de su pasado para no cometer los mismos errores y honrando a sus orígenes y tradiciones, pero sin sentirse por ello superior al resto de los GOES. Antes bien, tendrá ante sí el reto de cumplir exquisitamente con el duodécimo espíritu del Credo Legionario, tradicionalmente denominado “Espíritu de la Raza”: Todos los hombres legionarios son bravos. Cada nación tiene fama de bravura. Aquí es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente. Pues eso, tendrá que esforzarse en demostrar que es la mejor la mejor unidad del Mando de Operaciones Especiales, y va a tener mucha competencia.

Adolfo Coloma

General de brigada (R) del ET

(Veterano capitán y comandante de la BOEL y antiguo Jefe del MOE)

Blog: generaldavila.com

7 junio 2017