<<¿Cómo es posible que un pueblo tan belicoso como el español haya sido siempre conquistado, del todo o en parte, por galos, romanos, cartagineses, vándalos, moros…? A lo que el rey contestó: La nación es bastante apta para las armas, pero desordenada de suerte que solo se puede hacer con ella grandes cosas el que sepa mantenerla unida. Y eso es lo que en efecto hicieron Isabel y Fernando; merced a ello pudieron lanzar a España a las grandes empresas >>. Francesco Guicciardini (Florencia 1483-1540), amigo de Maquiavelo, embajador en España, Relazione di Spagna, padre de la historiografía moderna y gran conocedor de los españoles.
Alguien habló de nuestra histórica desunión beligerante. Huelen los campos de España a pólvoras y sus caminos se enrojecen de amapolas todas las primaveras.
Recuerden que al Cardenal Cisneros parece que «el olor a pólvora le resultaba más agradable que el de los perfumes de Arabia» y tal vez también que el del incienso
Tuvieron los Católicos Reyes que desmochar muchas torres de soberbia. Hasta ahora, hasta hoy, solo la monarquía supo pregonar, con ejemplo y dedicación a España, que nadie es más que nadie, que somos una, una y grande, y que el Rey lo es de todos los españoles. Es Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, y de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano. Archiduque de Austria. Duque de Borgoña y de Brabante, de Milán, de Atenas y de Neopatria. Marqués de Oristán. Conde de Habsburgo, de Flandes, del Tirol, de Barcelona, del Rosellón, de la Cerdaña y de Gocéano. Señor de Vizcaya y de Molina.
Es Rey de España. De todos los españoles.
No es rey de banderías, ni los españoles somos tan distintos, sino todo lo contrario. Lo único que necesitamos es orden y que nos ordenen. No cualquiera lo logra. El Rey.
<<Y es que, cuando en un Estado la masa está corrompida, las buenas leyes no sirven ya de nada, a no ser que se confíe su ejecución a un hombre con fuerza suficiente para hacerla observar, y que torne a la masa virtuosa>> (En Maquiavelo sobre las Décadas de Tito Livio)
¿Dónde está la desunión beligerante? Siempre en el mismo origen: las conciencias vacías de espiritual contenido. Nada lo tiene en mayor grado que la entrega a la Patria. Todos; no unos sí, otros no. Estas cosas si no se enseñan no se aprenden solas.
Es la enseñanza arte difícil. Al niño es fácil guiarlo, para eso está la auctoritas. De ahí la lucha por imponer cada uno la ley que enseña y dominar la ley que manda.
Enseñar no es adoctrinar, y mandar no es dar órdenes. Un Rey es el equilibrio entre los que pretenden dominar y aquellos que se rebelan contra los que les quieren dominar.
Todo ello requiere estar muy atento. En vigilia permanente y ver quién hay tras las cortinas.
<<Sabía muy bien Germánico que los tribunos y centuriones tienen por costumbre decir las cosas más como saben que han de agradar que como ellos las entienden>>. La adulación siempre se esconde bajo el arma de la mentira.
Armas y desorden es caos.
O lo que es lo mismo. Mala enseñanza y ausencia de auctoritas.
Bien enseñados y mejor mandados seríamos invencibles en la lucha contra nuestro peor enemigo: nosotros mismos.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
10 diciembre 2019