LA MONARQUÍA: NI VULGAR NI ALTANERA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.) Ayudante de Campo del Rey (1990-1995) y Jefe de la Guardia Real (1995-2000)

Alfonso X «El Sabio»

La Monarquía española siempre fue próxima, cercana, incluso algo castiza, lo cual no quiere decir que a lo largo de la historia haya pecado de vulgar o zafia. Estuvo siempre en su lugar y no sabemos si será y seguirá igual dada la nueva moda de «desmadejarlo» todo, aunque algunos sigamos empeñados en el «no-madeja-do» de Alfonso X, sea o no lo sea una anécdota de la historia.

Dicen que atendía a Alfonso XIII un nuevo peluquero por enfermedad del suyo habitual.

-¿Cómo debo dirigirme a usted Majestad?

-Menos de usted, como mejor te parezca.

He repetido hasta la saciedad que España en sus últimos tiempos ha huido de la didáctica de la Monarquía y hay un desconocimiento intencionado de su razón de ser y legado histórico. Convendría descubrir y transmitir de nuevo su auténtico valor en épocas tan convulsas como las actuales. Hay una sutil, pero trascendente, diferencia entre Reinar y Gobernar.

El Rey, la Reina, los Príncipes, no son como usted y yo; no gozan de la normalidad de un ciudadano, sino que con ellos va la magia de la realeza y su poderosa atracción, pero también la inapreciable soledad, lo que se combina para dar lugar a esa exigida distancia necesaria para que no se rompa el misterio del símbolo.

Si el Rey se apease de su lugar y simbolismo para pasar a ser un funcionario, tomarse a diario unas cañas y unos pinchos de tortilla en la Plaza Mayor y luego irse de compras a Zara o a El Corte Inglés, estaría dejando poco a poco su Trono para acabar discutiendo los problemas del presente y futuro de España en el Café Gijón, en el Varela o en cualquier redacción de periódico o televisión. La cordialidad Real, su proximidad, incluso algo de casticismo, no pueden dar pie a saltarse el protocolo, hacia arriba o hacia abajo, que es el debido respeto al símbolo de España, a todos los españoles en el Rey representados. El que lo hace, incluso de manera intencionada, enseguida nota su error sin necesidad de que se lo señalen. Es hacerlo a lo que representa.

Un presidente de la República nunca alcanzó ni alcanzaría las necesarias cotas de eficacia y respeto y sería imposible que ni siquiera rozase la virtualidad de la Realeza, donde queda depositada la historia de una nación sin paréntesis ni puntos y aparte. Fiel reflejo de las virtudes y defectos de la historia de un pueblo.

Lo Real es mucho más que lo real. Es una virtud que se hereda y se custodia de generación en generación, sin ir más allá de su símbolo ni traspasar otros umbrales, pero también sin bajar a otras instancias o estancias menores.

Felipe II fue el artífice de la mayor y mejor biblioteca de Europa, quizá del mundo, la de El Escorial, y, aunque no leyera ninguno (que no fue el caso), engrandeció a España por las armas y las letras sin bajarse nunca del trono ni subir más allá del monte Abantos.

No es fácil ser Rey, Soberano de una nación, símbolo de la misma y no es cosa que se aprenda, sino que se engendra.

La Corona no es sustituible por algo o alguien parecido, pero para ella sería un grave error caer en la altanería o en la vulgaridad, dos extremos peligrosos cada uno con su dosis de atracción.

Sabino Fernández Campo lo expresaba como la necesidad de un estilo que permita marcar diferencias y evitar confusiones con otras figuras elevadas de la organización del Estado, pero más transitorias: el «»estilo real» […] que se adapte a la época y con el que se consiga la perfecta combinación entre la grandeza basada en una tradición secular y la sencillez que exigen los tiempos modernos; entre la distancia y el fasto de una superioridad ostentosa y la proximidad humana y natural, perfectamente graduadas y combinadas armónicamente. Ni un exceso de confianza que pudiera rayar en lo vulgar ni una altanería y rigidez alejadas de las exigencias de nuestro tiempo. “La familiaridad engendra desprecio”, decía Shakespeare, que añadía en Enrique IV: “¡A cuántos intensos deseos del corazón deben renunciar los reyes y sin embargo disfrutan los hombres privados!»

Iba el Rey camino del Palacio Real de Madrid. En la cuesta del Parque del Oeste el Rolls Royce se paró. El teniente coronel Ayudante de Campo de S.M. después de inspeccionar el vehículo y recibir los datos que le daba el mecánico, se acercó al Rey y en marcial postura, primer tiempo del saludo, después de la reglamentaria y enérgica inclinación de cabeza, le dio la novedad:

-Monarca: el coche se ha parado.

Lo de «Monarca» hizo temblar el espacio. La Reina reía a carcajadas.

-La próxima te diriges a mi como Emperador.

Había terminado el invierno. Los árboles apuntaban con su verdes yemas el nuevo y esperanzador amanecer de la primavera. Aquello solo quedó entre los mirlos que correteaban por el césped del parque con su melodioso diálogo algo impertinente.

Todo sucedía de manera natural, sin vulgaridad ni altanería.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.) Ayudante de Campo del Rey (1990-1995) y Jefe de la Guardia Real (1995-2000)

Blog: generaldavila.com

8 febrero  2024

MADRID CUMBRE DE LA OTAN. ¿ES ESPAÑA UN SÓLIDO ALIADO? Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

OTAN: Seguridad ante todo y todos.

La anterior Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid el año 1997 reunía en el Palacio Real de Madrid a los Jefes de Estado mientras los primeros ministros y de Defensa lo hacían en el Palacio Real de El Pardo. La reunión de El Pardo estuvo a punto de suspenderse por un triste y grave motivo que había sucedido el día anterior. Todo se resolvió y casi nada trascendió de aquel hecho, que poco tenía que ver con la OTAN, aunque alguno lo pensó en un principio.

Lo que hay detrás de las bambalinas del escenario de una Cumbre de la OTAN pocos lo saben y los usos, un tanto teatrales, de algunos mandatarios como de sus séquito quedan solo para una exhibición de poder que en los tiempos actuales debería ser revisada.

La mayor y más eficaz seguridad que a lo largo de mi vida, y han sido muchas, he visto y comprobado tenía una característica: no se notaba.

El espectáculo suele atraer a las moscas y son muchos los convidados que asisten sin entrada y que pretenden una cosa u otra distintas al minuto de gloria.

El músculo debe sacarse donde se debe y no solo donde se puede.

Sin duda que la seguridad en España es ejemplar y gozan nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la Policía Municipal de Madrid (excelente, eficaz y correcta siempre, muchas veces olvidada), de un prestigio bien ganado y que debería ser un orgullo para todos nosotros.

Decía el fundador de la Legión española, general Millán-Astray: «¡Gorros y chambergos, capotes y sandalias, camisas descotadas, correajes, oficinas, motocicletas, calabozos y guantes de manopla! Sois el vestuario, las bambalinas, los telones; pero el escenario está en otros lugares y allí… ¡Es la tragedia la que se representa!».

Lo entendemos todos.

El entramado que hay detrás de todo esta parafernalia es más externo que de resultados reales que suelen venir acordados y firmados antes de la celebración.

Ahora la pregunta es: ¿Qué saldrá nuevo de esta Cumbre de la OTAN en Madrid?

Dice Biden:

—España es un aliado indispensable.

¡Hurra! Y a pagar. Es un buen mensaje para el Gobierno, el mismo que protesta en las calles y que pinta pacifistamente la Escuela de Guerra del Ejército español sin que nadie lo impida. . Los mismos, unos vestidos con casco de guerra y otros a cascar la OTAN. Los centinelas se han retirado esperando la aurora

Cuando respondía el presidente español a Biden sonaba como la Cumbre de Aznar con Bush, la de las Azores, tan criticada.

—Puede contar con España como sólido aliado.

Nos vamos dando cuenta de lo del Sahara y otros enredos inexplicables e inexplicados.

¿Dónde está la ONU? Se oía por detrás que parecía ser un murmullo albar, como tomillo albar, como ministro de exteriores avergonzado.

«Como señor de todas las cosas, la guerra a unos hace libres y a los otros siervos» (Heráclito de Éfeso).

El invierno se acerca y antes hay que tener resuelto lo de Ucrania. El dinero es el rey de la guerra. O pagáis o no hay nada que hacer. En la lista negra figura el anfitrión de la Cumbre que se cree que con una cena y dos paseos será el Jefe de la OTAN a la que parte de su Gobierno insulta.

No sabemos nunca lo que realmente saldrá de esta Cumbre que solo tiene un nombre: Ucrania. Eso es todo. La guerra hay que pagarla porque está a la puerta de vuestras casas y llega el invierno. Se os cuelan por el este y por el sur, es decir nada ha cambiado. El sur de Biden no es el Caribe, sino sus huracanes.

Ya habrá tiempo de hablar de otras cosas, de la paella y los comunistas. La Alianza se demuestra pagando, con dólares mejor que con soldados.

Ahora se trata de recomponer el puzle herido, de admitir, o no, a otros; de saber hasta dónde llegamos, y eso será lo que lo que la política estadounidense, no Biden, diga y por allí los cañones suenan muy divididos, así que venir a Europa a buscar la unidad está difícil, pero Europa no es nadie sin Estados Unidos. La guerra de nuevo en Europa y de nuevo la Europa grecorromana se vuelve anglosajona. Lo que complica la situación.

«A uno que le preguntaba a M. Licinio Craso en qué momento levantaría el campamento le respondió: “Tienes miedo de no oír la corneta?».

El cornetín Biden toca a arrebato.

—¿Podrá contar con España como sólido aliado?

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

29 junio 2022

 

EL REGALO DE REYES General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Ustedes no saben nada. Yo tampoco. Mientras estos días de largo puente entre Ley y Religión, Constitución y Patrona de España, una que no se cumple y Ella olvidada, los tahúres juegan su partida. ¿Cómo vamos a salir del atolladero?

Las cartas están echadas, el Gobierno formado y casi conformado. Fin de partida.

Entre mayúsculos escándalos de corrupción, acusaciones vergonzantes de abusos, negociaciones entre togas y despachos, hay prisas, urge el poder.

Nadie se va a enterar de nada. La gente está de fiesta. España es una movida constante. Ya lo dijo aquel que la inventó en Madrid, para entretener, y mientras hacer lo que le venía en gana, el viejo profesor: <<Se sentía como un escéptico con entusiasmo; una pura contradicción>>. En eso acertó: es en lo que entre algunos, como él, han convertido la política en España.

Los parlamentarios gozan ya de sus prebendas: Ipad, móvil, despacho, dietas, trenes, taxis, aviones, carnet, siempre el carnet, y el membrete.

De Cádiz a Madrid, de Palma  a la Capital, van y vienen en menos que tardo yo en llegar cada mañana de mi casa, al sur de Madrid, a la Puerta del Sol. Ellos son otra cosa, otra clase más distinguida y soberana, más lucida y elegante. Además unos piensan en gobernar y los que no pueden, piensan en lo bien que se vive en la oposición.

Les aseguro que están, nuestros representantes, llenos de alegría, conformes con la que está cayendo y dispuestos a pasar unas navidades parlamentarias llenas de prebendas.

En muchas casas faltará el turrón, no en las de ellos.

Ustedes no saben nada. Yo tampoco. Ellos saben que todo está formado y casi conformado.

Ya hay Gobierno. Ni consulta Real ni irReal. Se adelantan los Reyes. El regalo ya está aquí; para ellos, claro.

Me lo ha dicho un mirlo medio blanco que revolotea por los jardines frente al Palacio Real de Madrid, entre los magnolios y la estatua ecuestre -del difícil equilibrio- de Felipe IV, obra del escultor Pietro Tacca. Casi nada. Velázquez en el diseño y Galileo Galilei para asegurar el difícil equilibrio por la posición del caballo en corveta.

El equilibrio.

Y me dice el mirlo, con su blanco plumaje y ronco canto que arrastra de generaciones que han vivido la historia del lugar, que esos jardines siempre han sido privilegiado escenario del difícil equilibrio entre la música del Real y la palaciega. Que España juega entre palacios de ópera y las difíciles operaciones de los palacios.

Todo está consumado y escrito en el magnolio más viejo de la plaza, entre los setos de arrayanes, entre los sindicatos de gorriones: Ya hay Gobierno.

Está el pacto firmado. Gobernará Sánchez con Iglesias y la abstención de ERC. No sabe más el mirlo, pero lo intuye el brote de la flor del magnolio.

¿Para esto tantos millones y tanto lío?

Los otros, sí, esos de antaño con revólver al cinto también.

¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, no me digas que no te aviso…

¡Hala! A comer turrón. Fin de partida.

Me lo ha dicho el mirlo que nunca se equivoca en su melodía.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez 

Blog: generaldavila.com

9 diciembre 2019

EL REY Y LA BANDERA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

El Rey y la Bandera

En las páginas de este blog pueden encontrar varios artículos dedicados a la bandera. Con devoción y fervor tratamos el tema de los símbolos de la Nación y cualquier pretexto es bueno para volver a hablar, recordar y enarbolar nuestra bandera roja y gualda.

Enarbolar: Levantar en alto un estandarte, una bandera… para que se vea bien. Una expresión acertada y querida por mí porque me recuerda una entrañable anécdota que paso a contarles esperando no descubrir un alma sino un sentimiento; que es muy parecido.

La bandera ondea en Zarzuela

El Rey y la Bandera

Era un mes de enero cuando como ayudante de servicio acompañaba al Rey Don Juan Carlos de regreso de unas audiencias militares en el Palacio Real de Madrid. El día intentaba despejarse de las pesadas y persistentes nieblas posadas en los encinares del Palacio de la Zarzuela. Al cruzar el último cinturón de acceso ya se podía distinguir la bandera sobre su mástil presidiendo aquel lugar, quizá el más simbólico de la Nación. Abrazada al mástil como formando parte de él parecía sin vida y apagada; casi ni los colores se distinguían. El día espeso y húmedo no la permitía desplegarse y ondear con prestancia.

Don Juan Carlos tenía la costumbre, siempre, de dirigir su mirada a la bandera al entrar o salir de Zarzuela. Siempre. Para mí que muchos pensamientos iban y venían por su mente en aquellos breves segundos de significativas miradas. Un gesto involuntario que retrata sentimientos y quereres más que extensas biografías. La proximidad advierte los semblantes cuando emiten ciertas frecuencias del alma y que solo los receptores que están en sintonía llegan a captar.

-Rafa ¿No se puede hacer algo para que la Bandera esté siempre ondeando?

El interrogante dejó paso al silencio y aquel deseo fue asumido con la seguridad de que cuando se quiere se puede.

-Lo miraré Señor, y seguro que encontramos alguna solución.

Canto a la Bandera (Sinesio Delgado)

Que ondee la Bandera

La buscamos y no sin dificultad encontramos parte de la solución. Hubo propuestas de todo tipo y anécdotas sabrosas que demostraban el ingenio español. Pero de todas ellas sobresale la que pude comprobar en algún lugar donde las nieblas son frecuentes y el viento escasea. Ya les diré en otra ocasión donde pude observar tanta diligencia para que su bandera luciese en movimiento en cualquier circunstancia. Era un día de calma chicha y la bandera ondeaba majestuosa y rítmica como si con el viento se hubiese puesto de acuerdo para soplar solo en sus inmediaciones de manera suave y cadenciosa. ¿Cuál era la magia para que aquello sucediese sin aparente mecanismo que provocase el movimiento de la bandera? No daba crédito a lo que me explicaron. En la parte superior del mástil habían hecho unos agujeros  por donde salía el aire que lanzaba un ventilador allí situado y unido mediante unos cables a un pequeño motor colocado en la base del mástil. De manera sencilla e ingeniosa hacían flamear la bandera sin preocuparse del viento. Quedé sorprendido y seriamente pensé en aquella solución como la más práctica de todas.

Al final no fue necesario acudir al curioso artilugio, sino que encontramos un astillero español donde fabricaban las banderas para los barcos con un material especial tan sensible que con un simple soplo la bandera flameaba con la elegancia necesaria. Además los materiales con los que estaban fabricadas aquellas telas ofrecían una gran resistencia al deterioro por las inclemencias y paso del tiempo. La Bandera de España que preside el Palacio de la Zarzuela dejó de presentar un aspecto cansino y lacio para flamear con la debida elegancia.

¡Salve bandera de mi patria, salve!

No hay nada tan bello como la majestuosa danza del viento y la bandera. Se hace necesario enarbolar la bandera, que ondee allí en lo alto y desafíe al viento…

‹‹ ¡Salve Bandera de mi Patria, salve!

y en alto siempre desafía al viento››

Enarbolar la Bandera

Así empieza el Canto a la Bandera, composición de Sinesio Delgado que siendo ganadora de un concurso para poner letra a la Marcha Real se adoptó en 1907 como himno para ser cantado en los centros de enseñanza primaria. A Sinesio Delgado se debe también la Canción del Soldado. ¡¿Quién no la ha cantado alguna vez?!

‹‹Soldado soy de España

y estoy en el cuartel,

contento y orgulloso

de haber entrado en él››

O quién no recuerda sus estrofas recitadas:

‹‹ ¡Soldados!, la Patria entera

para nosotros sagrada

palpita en esa Bandera

que os entrega la Nación.

Traidor es quien la abandona

o la vuelve mancillada

y la Patria no perdona

el crimen de traición››

España somos tú y yo…

Hace unos días tomaba posesión de su cargo el Jefe de Estado Mayor de la Defensa. En sus esperanzadoras palabras recordaba unos versos del poeta José Luis Santiago de Meras. Merece la pena meditar despacio el poema completo. Es como enarbolar la bandera y que ondee allá en lo alto.

 

‹‹España somos tú y yo

y el hogar que nos ampara,

la tumba de nuestros padres

y el jardín de nuestra casa.

España es el cielo azul

que amanece en tu ventana,

y las montañas agrestes

que te velan y te guardan.

 

España es el limpio orgullo,

de la historia de la raza,

es el incierto futuro

donde pones tu esperanza,

y es tu voluntad de ser

español, cada mañana.

 

España son tus costumbres

y el idioma en el que hablas,

y el pan de trigo que comes

también es un poco España.

 

España es el padrenuestro

que rezas por la mañana,

y el rojo y gualda que pone

ese nudo en tu garganta.

 

España es el pulso alegre

de tu sangre alborotada,

porque el futuro que es tuyo,

también lo será de España.

 

España es la fe que tienes

en tus padres y en tu casa,

y cuando todos te falten

¡porque te juro, hijo mío, que la Bandera es España!

estará contigo España››.

 

También es España esa majestuosa danza del viento y la bandera. Es España la mirada de un pueblo y la de su Rey. Mirada a la bandera. ¡Siempre!

‹‹¡Porque te juro hijo mío, que la bandera es España!››.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

12 mayo 2017