El Mando y el que gobierna requieren tener el entendimiento abierto a lo que su sociedad demanda o requiere.
Alejandro Magno, en su grandeza comprendió que su ejército deseaba volver, amaba más a Grecia que a los nuevos territorios conquistados; y regresó a casa. No era él; eran ellos; ni siquiera eso. Era su Patria. Nada hay más grande y que por tanto requiera mayor cuidado. El que esto no entiende no está capacitado para el gobierno.
La justicia se representa en una balanza junto a la espada. Son la equidad y la fuerza. La equidad sin la fuerza es pura retórica. La fuerza sin equidad es tiranía. También lo es si la fuerza toma parte y deja de ser una forma de sostener la equidad. La espada mantiene el equilibrio o puede ser el desequilibrante.
No tiene la justicia un fin político ni más poder que el que la Ley le otorga. El difícil equilibrio de los poderes es lo que diferencia a una democracia de algo que solo pretende aparentarlo. Manejar poder y los poderes es una tentación de la que sabemos sus consecuencias, pero que alguno todavía usa en su abuso.
Cuando la justicia —el poder judicial— manda, requiere o aconseja, conviene obedecer, atender o escuchar con atención. Si se trata de obedecer y no se hace, hay que usar la espada de su emblema. Si requiere, no se puede mirar hacia otro lado. Si aconseja, mejor estudiar las razones. Ese es su poder: el del pueblo soberano, que descansa en su balanza y confía en su espada. Ni más ni menos.
Si la espada habla con más elocuencia que la Ley se comete una regresión que se paga con vidas y hacienda.
Si se olvida la Ley y se impone la autoridad para ponerse a la cabeza de los que van contra la Ley aludiendo venganza cuando se ha pretendido romper con la unidad de la Patria, lo más sagrado que tiene un pueblo, nos encontramos no con un indulto, sino con un gravísimo insulto a todos los gobernados por el insultador. Pasará no a condenar la destrucción de España, sino a encabezarla.
El tribunal que juzgó a los que pretende indultar el gobernante ha dicho «no» a la concesión de cualquier forma de indulto. No hay razones de justicia, de equidad y utilidad pública. Y lo más grave: No hay arrepentimiento. Lo volverán a hacer y lo predican con soberbia y chulería.
¿Será cosa de fuerza, se impondrán por la fuerza?
Las circunstancias del acceso al poder por parte del poder ejecutivo no le dan derecho a que todos paguemos un capricho político que tratan de justificar con la palabra indulto sin alegar ni una sola razón jurídica que lo avale. Se trata de la unidad de España, de indultar a los que han pretendido romper la unidad de España, de los que después de ser condenados siguen en su intento. Es el poder judicial el que dice «no». Los españoles y su justicia.
No. No sé si estos gobernantes recuerdan, que defender la unidad de España es su primer deber y que hay que hacerlo incluso con la vida si necesario fuera. Eso dice la Constitución.
¿Qué están en su derecho de dar el indulto? No de cualquier manera. Lo saben, lo harán, pero lo pagarán. En las urnas, sí.
No olvidaremos que se irán después de encender la mecha del enfrentamiento y la desunión. Hace mucho tiempo. El que ya no tienen, aunque hayan dejado la mecha encendida que se consume cada día un poco más.
Es la unidad de la patria España. ¿Aún no nos hemos enterado?
Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
27 mayo 2021