Según una ley no escrita, el interés por el conflicto de Gibraltar es inversamente proporcional a la distancia a la que se está de la colonia militar británica. Esta ley tiene sus excepciones así que, gracias a Internet, esporádicamente nos encontramos con muestras de interés por el Contencioso en puntos de nuestra geografía alejados del Peñón.
Sabemos que Gibraltar es una ciudad dentro de una base militar sin embargo, podemos comprobar en los medios de comunicación social cómo lo que se escribe sobre Gibraltar trata de los aspectos socio-laborales (trabajadores españoles, pensiones), sobre economía (contrabando, evasión /elusión fiscal, etc.), sobre historia, cuestiones jurídicas o bien sobre ocurrencias escandalosas, pero nada o muy poco sobre temas militares cuando es precisamente su carácter de base militar en el Estrecho lo que le da un valor extraordinario, en beneficio del Reino Unido (RU) y en perjuicio -también extraordinario- nuestro, de España.
Los británicos reconocen que el sostenimiento de la base militar y de la población actual de Gibraltar sería imposible sin la colaboración de España (lo que ya de por sí solo resulta una anomalía extraordinaria y sorprendente) y ello no exclusivamente por los trabajadores españoles que mantienen viva su economía. En efecto, parece que cuando los británicos tienen un problema en Gibraltar, nos corresponde a los españoles acudir raudos a solucionárselo. Por eso a nadie extraña que, como consecuencia del problema en que se metieron con el brexit, se entablen negociaciones entre España y RU para solucionarlos. Lo llamativo es que esta vez consigan, no sólo resolver sus dificultades con las concesiones españolas que sean precisas, sino que les sumen otras concesiones que mejoran la posición de la colonia y como mínimo aseguran su supervivencia como base militar de bajo coste varios años más.
Podemos preguntarnos a qué se debe esto. Cuál es la causa de este desinterés por parte de la mayoría de nosotros los españoles. Qué motiva el desconocimiento endémico de la importancia de la base militar y en consecuencia, de los perjuicios que causa a España.
Las prioridades
Para los británicos el objetivo prioritario, es decir lo que realmente les importa, es mantener la operatividad y bajo coste de la base militar, habida cuenta de su situación geoestratégica y sus posibilidades en los ámbitos naval, aéreo y de Inteligencia. La población actual de Gibraltar sólo les importa en la medida en que les sirve para justificar –ante la comunidad internacional- su presencia en el Peñón y por la contribución de la economía local a la supervivencia de la base, contando con los trabajadores españoles como mano de obra barata y disponible para los empleos que no atiende esa población.
Respecto a nosotros los españoles, al citado efecto de la distancia a Gibraltar debemos unir un amplio rechazo a las cuestiones militares relativas al Peñón y al Estrecho. En general, nos interesan poco o nada, incluyendo en esta afirmación tanto a nuestras autoridades civiles como –lo que es más sorprendente- a las militares. Esto es así por varias razones: la ignorancia, el desinterés (derivado de la misma ignorancia, por no quedar en evidencia y, porque «las cuestiones militares resulta que no dan votos»), el aburrimiento, el rechazo por motivos ideológicos a las cuestiones militares y, el miedo a la reacción y a perder el favor del RU o de los EE.UU. en las organizaciones internacionales, lo que podría afectar a la asignación o gestión de responsabilidades y buenos destinos. Sin embargo, sorprende la aparente incapacidad –actual- de nuestras autoridades para proporcionar trabajo a 12.000 españoles de la Comarca por lo que se les deja en manos de Gibraltar y no se evita que puedan ser utilizados por los británicos como factor de presión, en resumidas cuentas, como rehenes; así pues, su ocupación en Gibraltar se ha convertido en nuestro objetivo prioritario, como han dicho públicamente en varias ocasiones nuestros gobernantes de uno y otro signo político. De esta forma, la restauración de la integridad territorial de España queda relegada como objetivo de prioridad secundaria frente al mantenimiento de los puestos de trabajo de los españoles en Gibraltar, que son rehenes con empleos marginales o baratos.
Como resultado, lo que tenemos es una prioridad socio-laboral para España y una prioridad militar para el RU que apenas se ve incomodada por España (excepto para los sobrevuelos de aviones de Estado y, determinados casos de escalas de buques de Estado en puertos españoles). Esta diferencia de prioridades no puede ser más beneficiosa para las Fuerzas Armadas del RU, Potencia Administradora de Gibraltar.
Qué supone esta base militar contra España
Lo cierto es que la existencia de esta base militar –que como reconocen los propios británicos sobrevive gracias a España- nos supone a los españoles un conjunto numeroso de peligros y perjuicios de ámbito político, militar, económico, medioambiental e incluso sanitario que, o no percibimos o no queremos percibir, y de los que apenas se hacen eco nuestras autoridades civiles y militares, nuestros políticos o nuestros medios de comunicación.
Sin entrar en demasiados detalles citamos dos que nos parecen muy significativos.
En primer lugar, Gibraltar, como colonia y base militar británica (con presencia estadounidense) de importancia geoestratégica, es considerado por los enemigos del RU como un territorio más en donde golpearles, tal como ya ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, afectando a La Línea de la Concepción. Recordemos también dos intentos de atentado en Gibraltar –frustrados gracias a España- uno a cargo de buceadores de combate argentinos durante la guerra de las Malvinas (03.1982) y otro a cargo del IRA (03.1988). En tiempos más recientes, tanto Irán (01.2024) como Rusia (05.2024), se han referido en sus amenazas al Estrecho y, directamente, a las bases británicas en sus Territorios de Ultramar, entre ellas la de Gibraltar. Hoy día, los efectos de un eventual ataque no se limitarían a La Línea sino que alcanzarían sin duda a toda la bahía de Algeciras, sin distinguir población civil o industrias.
Otro perjuicio, no menos importante, es que el RU usurpa a España la renta de posición que nos corresponde en la esfera geopolítica internacional y lo hace gracias, no sólo a la cesión de propiedad admitida en Utrecht sino también, a la ocupación ilegal y contraria al derecho internacional de espacios terrestres, marítimos y aéreos que son de indiscutible soberanía española.
No obstante y pese a lo que aseguran, Gibraltar presenta una gran fragilidad por su falta de recursos naturales, por su reducida extensión geográfica y por estar inevitablemente unido a la Comarca a través del istmo; súmese a ella la exposición y vulnerabilidad de sus instalaciones militares. El resultado es que la prepotencia británica podría desaparecer si enfrente se encontrase con una posición de fuerza española que no tendría por qué ser necesariamente militar y, sobre todo, frente a una posición política firme que no se da entre nosotros desde hace más de 50 años.
El artículo 3 del «Código de Conducta sobre los aspectos político-militares de la seguridad» de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) dice: «Los Estados no reforzarán su seguridad a expensas de la seguridad de otros Estados». España y el RU serán aliados pero no deja de ser lamentable que el RU considere prioritario mantenerse en Gibraltar, ocupe ilegalmente parte del territorio español y asegure su presencia militar con la ayuda de unos cuantos y significados españoles.
La subversión ideológica y la quinta columna
Los británicos superan su fragilidad en Gibraltar con la ayuda de la subversión ideológica, favorecida por una quinta columna (es decir, los colaboracionistas españoles) que emplea los recursos que le facilita Gibraltar para trabajar con eficacia al norte de la verja.
Según la definición acuñada por la KGB, la subversión ideológica es un «Proceso lento consistente en transformar la percepción de la realidad de modo que, prescindiendo de la abundancia de información, nadie es capaz de alcanzar conclusiones significativas e interesantes para la defensa de sí mismo, sus familias, su comunidad y su país.»
Según la Real Academia Española, se conoce como quinta columna a un «Grupo organizado que en un país en guerra actúa clandestinamente en favor del enemigo». Por analogía –centrándonos en el Contencioso de Gibraltar- podríamos decir que se trata de «las personas que, en un conflicto [el de Gibraltar lo es], actúan a favor de las posiciones del adversario [es decir, del británico]».
Qué hacen
De acuerdo con las definiciones anteriores, la quinta columna colabora con los británicos en sus esfuerzos por aplicar esta subversión ideológica que tiene como objetivo fundamental disimular que Gibraltar es una base militar y que el interés del RU por seguir en el Estrecho es militar. En este sentido conviene recordar a Lord Palmerston que el 01.03.1848 dijo: «Por lo tanto, afirmo que es una política estrecha suponer que tal o cual país deba ser considerado aliado eterno o enemigo perpetuo de Inglaterra. No tenemos aliados eternos ni enemigos perpetuos. Nuestros intereses son eternos y perpetuos, y es nuestro deber velar por ellos.» Esto también puede afectar a la población actual de la colonia porque, aunque los británicos aparenten preocuparse por ella, cuando no les sirve o no les interesa se la quitan de en medio, como su historia nos demuestra.
Se esfuerzan por conocer las debilidades de los nuestros –especialmente las de los más acomplejados- de manera que los convierten en quintacolumnistas (voluntarios o no pero a su servicio) para lograr lo dicho en el párrafo anterior. Y no sólo eso ya que con el mismo fin y por medio de la quinta columna no se olvidan de, entre otras actuaciones:
– Interferir en la política interior y exterior de España en lo que afecte a Gibraltar.
– Socavar las Resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre la descolonización de Gibraltar.
– Provocar que se sitúe el mantenimiento de las buenas relaciones con el RU por encima de los derechos españoles respecto a Gibraltar, incluso aunque se perjudique la restauración de la integridad territorial de España.
– Apartar de sus responsabilidades a los funcionarios españoles que les resultan molestos en la gestión del Contencioso.
– Frustrar o entorpecer las decisiones españolas que les perjudiquen, especialmente las relacionadas con la operatividad de la base militar o la economía local.
– Defender a ultranza la fluidez del paso por la verja, auténtico «punto de ruptura» de la economía y del nivel de vida actual de Gibraltar.
– Frustrar las iniciativas tendentes a la difusión del conocimiento del Contencioso.
– Ocultar los riesgos –que no nos corresponden- que supone la base militar para la Comarca circunvecina.
– Ocultar los abusos que cometen en España por tierra, mar y aire, para favorecer sus capacidades militares.
– Impedir que trascienda la importancia de las actividades militares y de Inteligencia (del RU y de los EEUU) que se hacen en Gibraltar y alrededores, y sea imposible ocultar.
– Imponer relatos falsos sobre el Contencioso, lo que incluye la difusión constante de propaganda contra España; esta imposición se ve favorecida por la prensa comarcal cuando está inspirada desde Gibraltar y, por la infiltración de la cultura anglosajona.
– Apoyar, especialmente desde nuestras universidades con argumentos jurídicos o sociológicos, las tesis británicas sobre Gibraltar.
– Ocultar las actividades de la economía de Gibraltar que sean perjudiciales para España.
– Facilitar las actividades de Gibraltar, temporales o permanentes, que invaden el territorio y el mar territorial español (Rellenos, ejercicios, fondeos, bunkering, vertidos etc.) y que, en su caso, contaminan nuestras aguas, nuestra costa y nuestro aire.
– Conseguir que se atenúe el cumplimiento, en territorio español, de normas europeas –e incluso internacionales- relativas a la circulación y transporte de personas y mercancías por vías terrestres o medios aéreos.
– Facilitar la expansión, al norte de la verja, del área de influencia (política, social, económica, residencial, cultural, etc.) de Gibraltar.
– Procurar que la economía de La Línea dependa de Gibraltar y, al mismo tiempo, ocultar las servidumbres de Gibraltar respecto a la Comarca .
– Provocar alborotos en La Línea, especialmente en las proximidades de la verja, cuando sea necesario y, revertir el carácter de las manifestaciones populares para reorientarlas a favor de los intereses británicos.
– Apelar a la solidaridad y a la fraternidad entre los pueblos y sugerir gestos de buena voluntad para que España se gane «el corazón y la mente» de la población actual de Gibraltar etc. etc. Algo que por lo visto sólo es exigible a España, lo que lleva implícita la idea de que esta es la única «culpable» de sus males.
El éxito de la labor de la quinta columna explica la inmovilización y los retrocesos ocasionales de nuestras posiciones frente a los avances de los que se juegan su supervivencia.
En dónde trabajan y cuál su nivel de compromiso
Los más comprometidos están en la Comarca, lo que es obvio, porque es allí en las cercanías de Gibraltar en donde su labor diaria resulta más necesaria. Geográficamente también podemos situar a muchos de ellos incluso al norte de Despeñaperros.
Actúan en varios campos como son los medios de comunicación (prensa, radio, cine, televisión, redes sociales, etc.), en el ámbito empresarial («el negocio de Gibraltar»), en el sindical, el cultural, el universitario y educativo, en el de las asociaciones, el político, el diplomático e incluso en el militar. Dependiendo de su nivel profesional, su influencia se extenderá entre los órganos de la Administración española, que actuarán en consecuencia neutralizando las iniciativas que vayan contra los intereses británicos.
Podemos decir que una parte de sus integrantes está de guardia permanente (son los que más llaman la atención) mientras que otra parte está durmiente. Unos y otros –según su nivel de compromiso- reaccionan disciplinadamente a las instrucciones que se emiten desde Gibraltar y lo hacen ante acontecimientos o situaciones de trascendencia comarcal o incluso nacional. Basta con seguir la situación un tiempo para ver cómo se repiten las pautas de conducta –e incluso los mensajes- respondiendo al toque de «llamada y tropa» desde el Peñón.
Además de estos, cuentan con los servicios ocasionales de algún que otro colaborador que se preste al juego, puede que sin saber que está siendo manipulado pero que se siente atraído por los estímulos y prebendas que se le ofrecen.
No confundir trabajadores españoles con colaboracionistas
Conviene no confundir a los citados con los trabajadores españoles en Gibraltar aunque estos últimos también colaboren con la supervivencia de la economía local y por tanto, de la base militar. Sin embargo, a diferencia de los quintacolumnistas, su actividad no se relaciona con las incluidas en los párrafos anteriores y sus fines no pueden considerarse incluidos en la definición previa ya que no actúan en contra de las posiciones españolas en el Contencioso, la mayoría de ellos son compatriotas a los que nuestra Administración no ha sido capaz de ofrecerles una alternativa laboral.
Ángel Liberal Fernández, Capitán de navío (R.)
17 noviembre 2025
Blog: generaldavila.com
































