LA GUERRA: LA PECULIAR NATURALEZA DE SUS MEDIOS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

«La guerra es un acto de fuerza para obligar al contrario al cumplimiento de nuestra voluntad».

Podría haber dicho Clausewitz: La política es un acto de fuerza para obligar al contrario al cumplimiento de nuestra voluntad. De ahí la sutileza de su definición: «La guerra es la simple continuación de la política con otros medios. Queda sólo como exclusivo de la guerra la peculiar naturaleza de sus medios».

Las cosas han cambiado de manera que ya los tratadistas militares se quedan a mitad de camino; solo aciertan y son válidos los que emplean la filosofía en sus análisis porque la guerra ya no tiene definición, ni frentes, no hay límites geográficos ni se distinguen las vanguardias de las retaguardias. Es total y sin periodos de descanso; vive con nosotros.

Entendemos a Freud. Dice que la superioridad intelectual comienza ya a desplazar a la fuerza muscular bruta, pero el objetivo final de la lucha sigue siendo el mismo: eliminar al enemigo, matarle. Ya no es exclusiva característica de la guerra la naturaleza de sus medios. Se mata sin recurrir a la fuerza bruta; y eso es la guerra, ahora más sibilina y dulce.

La guerra actual no marca líneas que diferencien la política de la guerra y se usan los mismos medios de destrucción en uno y otro caso, porque no es el medio, sino el fin lo que a la política le interesa. Toda la palabrería de guerra es un vano recuerdo ni servible ni comparable a aquellos conflictos. No cambia desde Gilgamesh o, más conocido, desde la Ilíada, el concepto de guerra: matar al contrario. No le queda más remedio a Freud que sacar a relucir la teoría de las pulsiones: «conservar y unir (eróticas) — destruir y matar (de destrucción)». Es como fue y es como es y será.

El cambio en nuestros días es tan sutil como profundo: ya no hay enemigos, ni declaraciones de guerra, todos son adversarios y mediáticos ataques contra el honor y la razón como sustitutos de la más agresiva artillería. Las doctrinas militares no hablan de enemigo, hablan de adversarios, crisis o conflictos armados; con cinismo apartan de sus vocabularios la palabra guerra, indefinible, inasumible en su ortodoxia. Moderna.

Las concesiones políticas, el no a la guerra de Irak o la retirada de Afganistán, como válidos ejemplos, ha causado más muertos y tragedias humanas que la misma guerra, que el peor de los misiles. El mundo avanza hacia el desequilibrio total, desconocido, que hace que todas las teorías de la guerra, los estudios ancestrales y los análisis más consecuentes se queden como simples panfletos; ante lo que se avecina.

Es la dominación pacífica, dominación a la postre que, en cualquier momento y por cualquier nimiedad, puedes estallar en una explosión tan inimaginable como Hiroshima, no distinta del objetivo de la guerra: «obligar al contrario al cumplimiento de nuestra voluntad». Matar.

No hay más. En este juego de la guerra, tan íntimo y humano, ya no hay vencedores o vencidos, hay muertos y vivos y la muerte no es exclusivamente la pérdida de la vida, sino andar sin rumbo ni horizonte con el que soñar.

Es decir: lo que ahora tantos y tantos viven como consecuencia de esta guerra que padecemos.

Son las nuevas víctimas de esta guerra a la que solo se le ha cambiado el nombre y la naturaleza de sus medios. Ya no son tan peculiares. Ni los soldados llevan uniforme.

El final me lleva a pensar que la guerra, como locura que era, se ha hecho; y es: racional, moderna y homologada. De ahí su verdadero peligro.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

3 noviembre 2021

 

LA LIBERTAD EN PELIGRO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

<<Todo estaría perdido, cuando el mismo hombre, o el mismo cuerpo, ya sea de los nobles o del pueblo, ejerza esos tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resoluciones públicas, y el de juzgar los crímenes o las diferencias entre los particulares>>.

Murió Montesquieu y cubrieron su ausencia con el real decreto ley, poderoso tribunal ejecutivo, mientras se repartían la túnica juez y parte. Entre tanto, por si acaso, los magos espolvoreaban las urnas antes de exponerlas al engañado pueblo. Acudían a domesticar la libertad.

Murieron los modernos tratadistas militares, tiempo ha, olvidados en las Academias Militares. ¿Para qué perder el tiempo? Aquellas guerras ya no existen. Son otras; y más crueles. El enemigo a batir es aquel que no depende más que de sí mismo. El que no hay manera de doblegar porque ha perdido el miedo y la esperanza: se ha hecho invencible. Pero de esos hay pocos. Por tanto vigilarlos es suficiente; y que su filosofía no trascienda.

El resto: …

Dejemos a un lado los espectáculos intencionadamente provocados y miremos el bosque.

El encantado se asemeja al socialismo de estos últimos años; parecido al que nos llevó a la Guerra Civil. El poder les con-mueve.

Quedamos oprimidos por una tiranía revestida de buenismo que nos ofrece leyes ajustadas a su red clientelar. La economía del paro y sus reglas son el actual campo de batalla donde quedan atrapadas -a millones- las levas. En la cola del empleo dicen que venden libertad. La impuesta, o lo que es lo mismo: no hay para todos. Ejército de gentiles. Te imponen el pensamiento, la conciencia, el consumo; hasta la devoción. Una nueva religión se apodera de la libertad; comprada a buen precio. Desde el poder todo se puede. Porque cualquier poder, cualquiera, es inmoral sin remedio.

<<Porque el poder tiene recursos para todo; ofrece muchas posibilidades. Todo el secreto está en saber manejar las disposiciones legales>>. Por ejemplo el real decreto ley. Y los Tribunales.

El voto es para aquel que mejor maneja el poder, la red clientelar y las conciencias. Es decir la ausencia de libertad.

La actual guerra es por el dominio de las conciencias. No hay fuego mortal que salga de ningún fusil, ni explosiones que no sean las necesarias para recordarnos que existen como posibilidad; lejana; allí lejos. Reminiscencias del pasado, pero Troya existe aún. Se combate de otra manera; hoy las armas son tecnología o ideología; pura penetración social hasta lo más hondo. Una guerra que se hace desde la ley y con la ley. La hacen por ti que no para ti.

Murió Montesquieu ¿O aún no se han enterado? Yo vi a muchos en su entierro; estaban casi todos.

Sigan esperando porque puede que nuestra próxima ventana a la libertad tenga barrotes.

<<Lo que ninguna alma humana desea no hace falta prohibirlo>> (Freud). Y todo nos lo prohibieron. Nos creíamos libres hasta que vimos que “la corrección política es un adiestramiento a los totalitarismos, y éstos celebran su triunfo cuando todos mienten, los de arriba y los de abajo” (Jimenez Lozano).

Quedan como guardianes de la libertad <<aquellos que no tienen miedo ni esperanza y no dependen, por tanto, más que de sí mismos>> (Spinoza).

Son el enemigo a batir. Pero que no trascienda.

El resto: …

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

29 octubre 2019