LAS MILICIAS UNIVERSITARIAS (General de División Rafael Dávila Álvarez)

Hace algunos años que, en la Hermandad Nacional de la Legión, presentaba el libro del escritor y académico Jesús López Medel La milicia universitaria. Alféreces para la paz, obra imprescindible para poder hablar desde una perspectiva entrañable e histórica de este fenómeno de las milicias universitarias tan desconocido como trascendente para la historia de nuestros ejércitos y de España.
Hemos escrito sobre el servicio militar obligatorio, la famosa mili, que en ocasiones echamos de menos, y parece justo que de la misma manera recordemos la valiosa y fructífera relación que, durante muchos años, tuvo la sociedad universitaria con sus ejércitos.
El injusto silencio, siempre reprobable, sobre este capítulo de nuestra reciente historia es difícil de entender (piensa mal y acertarás). Algunos, muy pocos, han sido muy cautos, por decirlo amablemente, y han querido esconder su pasado. Durante cerca de seis décadas cerca de trecientos mil estudiantes pasaron por las filas de la Milicia Universitaria. Muchos de ellos dieron su vida, en el diario servicio o en combate, al frente de sus hombres, con sabiduría y ejemplar actitud, heroica en muchas ocasiones. ¿Podemos olvidarlo? No debemos. No solo por justo agradecimiento patrio sino para, con visión de futuro, recoger esos valores castrenses que ellos supieron transmitir más allá del ámbito militar como el amor a España, el valor y el honor, responsabilidad, jerarquía, disciplina o lealtad y que al dejar la milicia han ejercido en su actividad profesional. Una obra que rebasa el ámbito de lo militar y de la que todos deberíamos sentirnos orgullosos. Las Milicias Universitaria deben ocupar, como señala don Jesús López Medel, un puesto destacado en los ejércitos y en la sociedad actual. No hablamos de historia militar sino de historia de la sociedad, de un fenómeno social con imprescindibles enseñanzas para lo que hoy se conoce como reservismo.
Desde la profesionalización de las Fuerzas Armadas mucho han cambiado las cosas, entre ellas la percepción que la sociedad civil tiene de sus ejércitos, cada vez más valorados. Como contrapunto, en mi opinión, los ciudadanos cada vez tienen una menor conciencia de defensa nacional -de Cultura de Defensa mejor no hablar- y algunos problemas afloran en el horizonte. El deseo de muchos españoles de servir a su Patria desde sus ejércitos no puede quedar limitado al actual reservismo que no ha cubierto las expectativas y deja sin resolver el mandato constitucional (artículo 30), por el que cualquier español tiene el deber y el derecho de defender a España. Con ello nuestra Constitución persigue ese anhelo histórico de incorporar a todos los españoles a la común defensa y seguridad. Por ahora es simplemente un enunciado.
Servicio militar, por tanto, suspendido y no suprimido como alguno erróneamente cree y que ya expliqué en mi artículo: ‹‹Abuelo ¿qué es la mili››, publicado hace tiempo.
Lo que ha aportado la Milicia Universitaria a las Fuerzas Armadas y a la sociedad ha sido mucho y bueno y sus frutos todavía los estamos recogiendo. Es una historia de aportación recíproca, intercambio de conocimientos y enriquecimiento mutuo, difícil de encontrar en otra relación. Un ejército profesional es muy caro y solo pueden permitírselo naciones muy ricas, o muy irresponsables. Aquí, como ya hemos explicado en otras ocasiones, se hizo precipitadamente y, aunque los resultados van siendo excelentes, la precipitación y posterior olvido de sus consecuencias nos deja en una situación que debería reconsiderarse, no para volver al anterior servicio militar sino para recuperar el gran aporte de conocimientos y afrontar el legítimo deseo de una parte de la sociedad, y no pequeña, que anhela formar parte de los ejércitos de España.
Quizá no hemos pensado en las enormes posibilidades de contar con profesionales de distintas materias y su utilidad en el campo de la Defensa. Deseo, lugar para ellos y materias hay en abundancia; faltan ideas y voluntad política. El actual reservismo es una de las muchas disposiciones que, para salir del paso y como consecuencia de la precipitación, introdujo el ministerio de defensa y que a nadie satisface.
El año 1942 se inicia la Milicia Universitaria (MU) en el Ejército de Tierra, Milicia Naval Universitaria (MNU) en la Armada y Milicia Aérea Universitaria (MAU) en el Ejército del Aire. También conocido como Instrucción Premilitar Superior (IPS), cambió su nombre por el de Instrucción Premilitar para la Formación de Oficiales y Suboficiales de Complemento (IMEC) en 1972 para posteriormente en 1991 denominarse SEFOCUMA hasta el año 2001 fecha de su desaparición. Nombres como Estrecho de Quinto (Tierz-Huesca), Seva (Vic-Barcelona),
Robledo (La Granja-Segovia), Los Castillejos (Reus-Tarragona), Santa Fe del Montseny (Gerona), Montejaque (Ronda-Málaga) o Las Navas (Zaragoza), todos campamentos universitarios, junto a las canciones como Margarita se llama mi amor… y tantas y tantas anécdotas, formaron parte del entorno universitario-militar de la sociedad española durante cerca de sesenta años. untitled
Sus componentes rindieron un servicio que la Patria agradece y nunca debe olvidar. Y dejaron su tributo como héroes y caídos, como soldados españoles, entre los mejores. El primer caído de la Milicia Universitaria fue el alférez Miguel de la Mano Ruiz, nacido en Bilbao y caído el 8 de octubre de 1944 con el Batallón de Cazadores de Legazpi 23 en la guerra contra el maquis en el sector Aróstegui-Erice. Al caer herido su capitán, lo rescata, tomó el mando de su unidad y herido por una granada en el vientre y pierna derecha, se evacuó él solo mientras enardecía a sus soldados. Moriría a los pocos días en Pamplona. Tuvo una calle en Uribarri que la intransigencia y el desconocimiento borró.
Francisco Rojas Navarrete formó parte de un Batallón Expedicionario a Sidi-Ifni. El 7 de diciembre de 1957 salió al frente de su Sección en protección de las tropas de ingenieros encargadas de la reparación de Tenin, adelantándose a la vanguardia de la Legión en misión de cobertura. Se entabló un duro combate en el que el alférez Rojas cayó herido mortalmente continuando alentando a sus tropas hasta su muerte. Se le concedió la Medalla Militar individual y fue promovido a teniente.
Allí dejaron sus vidas Antonio Sánchez Barranco (Ifni-1957), Santiago Cristos Astray (Ifni 1957) y Juan Serrano Leite (Ifni 1958).
En combate o en el servicio diario, profesionales de las armas como sus compañeros de carrera, universitarios y soldados, españoles que amaron a España y la sirvieron con todas sus consecuencias.
Santiago Arizón Munte, artillero. Leopoldo García del Campo, asesinado por ETA siendo Coronel de Intervención.
Moisés Pallarés Pollina, y Miguel Bascones Alonso (MAU), o Fernando Merino Guardia son nombres de oro de las milicias universitarias a los que hay que añadir el de los magistrados Rafael Martínez Emperador y Francisco Tomás y Valiente también asesinados por la alimaña etarra.
Los caballeros aspirantes Manuel Vaca González, José Serrano Montero, Evaristo Cabezas Sánchez y Sebastián Gallardo murieron en acto de servicio.
Ahora que los Centros Universitarios la Defensa se introduce en la Universidad, no estaría de más que la Universidad se acercara de la misma forma a la Defensa, a sus ejércitos, desde dentro y no desde la alejada visión teórica o retórica. Que no deben estar alejadas y menos separadas las armas y las letras, tan necesarias unas para las otras y las otras para las unas.
Un buen ejemplo fueron las Milicias Universitarias.
¡Qué pena que no exista algo parecido y que olvidemos lo que tan buenos frutos dio a España!
Con Fe y Voluntad
avanza hasta el fin
ni un solo paso atrás.
No admitas jamás
un imposible para ti.
No dejes que te venza
la inquietud,
pues todo se alcanza
cuando sabe combatir
con fe y con voluntad
la juventud. (Del himno del Campamento de Montseny)
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

Mi admirado y querido Maestro Antonio Burgos escribió, hace exactamente 18 años, un artículo antológico y muy burguiano que les dejo como cierre de este recuerdo a las Milicias Universitarias: Alféreces de complemento en Montejaque.

¡OH, CAPITÁN, MI CAPITÁN! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Detalle de un capitán de los Tercios de Flandes en el cuadro «El Camino Español» – Ferrer Dalmau

Capitán lo es todo. Diría que es el doctorado del Cabo y a mis entrañables Antonio Burgos y Alfonso Ussía pongo como ejemplos, dos cabos a los que les dio por las letras y llegaron a encabezar ejércitos de victorias con la sintaxis convertida en campo de batalla. «Capitanes de las Letras» a las que día a día forman en orden de combate.

Cabo y Capitán es la carrera militar. Lo demás son parajes intermedios o querer ir más allá cuando a la postre «General» es lo más común; no lo es ser Cabo, no, y tampoco Capitán. Aunque sea de bandidos, que tal y como están las cosas a lo peor es mejor.

Nunca he oído mejor conferencia ni nadie ha redactado mejor texto sobre lo que es el mando como el artículo 5, el del Cabo, de las Reales Ordenanzas de Carlos III:

«El Cabo, como Jefe más inmediato del Soldado, se hará querer, y respetar de él, no le disimulará jamás las faltas de subordinación: infundirá en los de su Escuadra amor en el oficio, y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones; será firme en el mando, graciable en lo que pueda, castigará sin cólera, y será medido en sus palabras, aun cuando reprenda».

Tan es así que en el último refrito hecho con las Reales Ordenanzas lo han incluido para todos; muy mal hecho porque todos saben que si eso lo hace el Cabo lo que tiene que hacer el Capitán son milagros; y más allá: nada. No es necesario cambiar nada.

España es cuna de Cabos y de grandes Capitanes. La misma pasta de hombres de guerra y de paz.

«Hombres de obediencia, del honroso oficio, guardas de la Cristiandad defensores de la Fe Católica, guardadores y conservadores de los Reinos y Provincias de su Rey, y las que le fueren desobedientes y enemigas, castigarlas y conservarlas por su valor y armas». Así resumía Marcos de Isaba, Capitán de los Tercios, tratadista militar, los preceptos de actuación de los soldados.

Nacido en Isaba (Navarra), en la batalla de Lepanto mandó una compañía de 178 hombres y dejó escrito:

«El que a la guerra viniere, ha de traer puesto el ojo al servir y vivir virtuoso, y no a la merced, que sin merecerla procura que se le dé, y ha de entender que no puede ser maestro quien no hubiere sido discípulo».

Isaba fue el que sentó las bases de esa lección magistral que debe impartir el Cabo y que ha quedado como cátedra de milicia. Insistía en la «instrucción de la escuadra en el manejo de las armas, en la obediencia sin murmuraciones, hacerse respetar sin llegar a las manos» y abogó por un sistema de regulación de nombramientos para que los oficiales cumpliesen unos requisitos antes de ser nombrados por el rey: «Para ser capitán cualquier sujeto debía servir al menos durante 10 años: 6 como soldado y 4 como alférez».  También contemplaba los actos de valor y arrojo como motivo para el ascenso por los méritos contraídos: «Los caballeros que hubieran realizado algún servicio particular o destacado en la guerra, como ser los primeros en ganar el lienzo de una muralla, una bandera, o destacarse en una victoria o la defensa de algún puesto».

¿Podrá existir un ejército sin capitanes?, o ¿sin que se note que hay capitanes?

El Capitán era autoridad y ejemplo, el modelo en el que se miraban sus hombres y de él dependía la victoria o la derrota. Cabos y Capitanes eran, y son, la infraestructura necesaria para sostener un ejército en condiciones de combatir y alcanzar la victoria.

«¡Qué galán, qué alentado,/envidia tengo al traje de soldado!» exclamaba el hijo del Alcalde de Zalamea al verlos desfilar. Era un Capitán y el Cabo detrás.

Guía y enseñanza; ejemplo y virtud. Lo demás son parajes intermedios.

Sin Capitán bien podemos decir que estamos solos y en la soledad del combate no vemos alzar la bandera.

«¡Oh, Capitán, mi Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado». ¿Será verdad?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

19 abril 2021

 

 

SOLO QUIERO QUE ME CUBRAN CON LA BANDERA DE ESPAÑA… (General de División Rafael Dávila Álvarez)

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Batalla de Castillejos. Arenga el general Prim a los voluntarios catalanes:

‹‹Soldados podéis abandonar esas mochilas porque son vuestras, pero no podéis abandonar esta Bandera porque es de la Patria››.

Es el bagaje del alma de soldado. Es necesaria una percha, anaqueles que soporten tantos relatos escritos en las páginas de los humildes pergaminos de los soldados, pobres y honrados, pobres por honrados, que han dejado escrito en esa Bandera el amor que abrazado al dolor se convirtió en rojo y gualda. En aquellas guerras de África del XIX, nuestros soldados, catalanes, extremeños o castellanos, del Regimiento de Córdoba o del Saboya, infantería de León,  Arapiles o Simancas, del batallón de Navarra o de Chiclana, españoles de cada rincón, empezaban a llevar una bandera que servía para tapar el equipo colocado en el vasar o percha de los dormitorios. En el combate aquella diminuta bandera de 60×80 iba guardada en la mochila, recámara del soldado, el alma y la vida a la espalda, caminando con la Patria a cuestas. Pañuelo cubre-perchas que ayer cubría sus enseres privados, luego su posición señalaba, más tarde cubrirá su cara cuando le echen una palada de tierra sobre su cuerpo que el deber se ha llevado.

Se hizo reglamentario para los de la cuarta región militar, Cataluña,  en 1904. ¿Sería en recuerdo a la arenga del general Prim? ‹‹No podéis abandonar esta Bandera…››. Al poco tiempo la Real Orden se hizo extensiva a todos los cuerpos del Ejército. Pero pasó el tiempo y también los combates. Se olvidó la bandera. La mochila empezó a rellenarse con inservibles utensilios que vaciaron de contenido el alma del soldado. El pañuelo cubre-perchas fue olvidado. Algo del alma de soldado se fue con ello.

Hubo un día en que se cantaba:

‹‹El día que yo me muera

si estoy lejos de mi Patria,

solo quiero que me cubran

con la Bandera de España››.

Fue olvidado.

Era el último uso del inicialmente llamado pañuelo cubre-perchas. No era un pañuelo, era la Bandera de España. Cubrían con ella el rostro de nuestros muertos en campaña. Luego, a paladas, la tierra los tapaba.

‹‹Solo quiero que me cubran

con la Bandera de España››.

El olvido es virtud en esta tierra roja y amarilla como su Enseña. Pero no hay quien detenga cada primavera el florecer de los jaramagos y amapolas que tiñen de bandera los campos de España.

62aLos sentimientos de un pueblo se izan sobre el asta de la enseña como los colores que adornan su paisaje. Cuando eso no ocurre cualquier cosa puede suceder, normalmente desaparecer como nación. Nunca pueden caer los colores de tu patria. Siempre a la vista. El cornetín y la bandera ponen orden en el alma del soldado. Un soldado solo existe y se encuentra definido si detrás hay una bandera. Sin bandera no hay soldado, ni ejército, ni nación.

La historia de la diminuta bandera de percha o de mochila parece que se recupera. Aún no ha sido recogido reglamentariamente. Desde aquí pedimos que se regule y se reglamente su uso. No hay suficiente tejido para confeccionar la historia de España y de su Bandera. Esta historia no está confeccionada con tinta y papel ni con fibras de tela. Está hecha a base de vidas y sangre derramada. Quedó resumida un día en un trozo de tela de 60×80. Recuperarla no puede ser cosa de la iniciativa privada. Todos los soldados deben de tener su bandera, de percha o de mochila, llámenla como quieran, es la Bandera de España.

Puedes tener una vida de riquezas lleno. Puedes heredar tronos y privilegios. Puedes vestir distinguidas libreas. Pero llevar en tu mochila la Bandera… Explícalo tú, soldado, explica lo que sientes cuando antes de dormir, cuando estás reventado que jamás cansado, abres tu mochila y se desparrama el rojo y gualda allí guardado. Cuando abres tu mochila y antes de escribir la carta, antes del destino que la vida te ha dado, y el recuerdo a los que te esperan, antes de a ellos empezar a dedicarles ese poco tiempo que te queda, el tiempo más delicado, salta de tu mochila, entre lo más amado, tu alma de soldado, la Bandera de España, un trozo de tu vida, de los tuyos, lo más amado.

Díselo tú, soldado, a los que nunca han sentido, a los que nunca han amado.1362849818_0

Habla de tu Bandera, de lo que por ella siente tu alma de soldado.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

4 abril 2021

 

 

 

LAS CORSARIAS:https://youtu.be/CHJydNqMgPM

EL LANGOSTINO DE SANLÚCAR General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Doñana está al lado de Rota. En Rota la base naval. En Doñana el presidente, en funciones, Sánchez. Los mosquitos, como helicópteros, son los mismos en uno y otro lado, como los langostinos. Son terribles en el ataque. Parecen misiles. De ahí el despliegue americano. Los langostinos son más ricos y bondadosos. Decía don José María Pemán (Cádiz 1897-1981) que el langostino era una cosa que iba para jamón y se quedó en eso, en langostino. Humildes. Al presidente, en funciones, Pedro Sánchez, pásale algo parecido, nunca más allá de langostino, congelado, de otros mares, y sin humildad. Iba para presidente y ahí está, abrazado a los langostinos de Sanlúcar. No hay mosquito que se le acerque.

Estar en Doñana oyendo el rugir de los C-5M Super Galaxy cada vez que despegan le ha hecho sentirse langostino mayor, con galones de Almirante de la mar océana. Trump a su lado un aficionado.

La filosofía de Tezanos es jamón, jamón, jamón. De ella vive el presidente, pero con langostinos. Tezanos manda, con jamón. ¿Qué dice la encuesta?

Para eso estamos señor presidente, en funciones…

-¡Almirante, el Audaz!, que vaya el Audaz.

-¡Para eso estamos, señor presidente en funciones!

El buque español de la Armada, base de Rota (Cádiz) se dirige a Lampedusa, hacia el Open Arms.

-¡Almirante, que vuelva! Qué vuelva, que vuelva… parece una habanera con letra de don Antonio Burgos.

La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz, La Habana con más salero.

-¡Para eso estamos, señor presidente en funciones!

Todo es un juego. Con barquitos, con soldaditos, o apostando a la chica, sin reyes. La tarea del verano no le alcanza.

El Audaz” es una chirigota del presidente, en funciones. Descoordinación: que vaya, que no vaya, que si Algeciras, que si Mallorca… ¿Qué dice Tezanos?

No le sale mal la jugada. Haga lo que haga los otros lo hacen peor. Victoria asegurada.

En Doñana hay máxima discreción. El presidente, en funciones, continúa de vacaciones. Merecidas. En septiembre Tezanos dirá. Manda quien manda, que no son los entorchados.

El langostino era una cosa que iba para jamón, pero se quedó en eso, en langostino.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

21 agosto 2019

TEODORO GARCÍA EGEA. EL LANZADOR DE HUESOS DE ACEITUNA Y EL DE CHINCHETAS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

En la política no hay amigos… ¿O sí?

Teodoro García Egea es el nuevo secretario general del partido popular y un hombre que, desconocido hasta ahora, va a dar en breve mucho que hablar. Por lo pronto ha traído a la política una sonrisa, una refrescante historia que nos acompañará mientras despedimos este mes de julio viendo sus atardeceres rojos desde el chiringuito.

El nuevo secretario general del Partido Popular presenta un currículo digno de destacar. Un auténtico todoterreno; después de leerlo dudamos si le queda tiempo para dormir. Doctor ingeniero industrial, yudoka, maratoniano, toca el piano, el clarinete y el tambor, monta en bicicleta y realiza travesías por la nieve. Eso que sepamos y haya contado o han contado. Parece ser que también tiene algún máster… (?), pero además se dedica a la política y ha sido el jefe de campaña, es decir jefe de Estado Mayor, del flamante vencedor en la guerra pepera, Pablo Casado. Pero la sonrisa no la provoca su envidiable dinamismo. Toda esa frenética actividad queda ensombrecida al lado de su gran habilidad: el lanzamiento con la boca de huesos de aceituna, aceituna mollar chafá de Cieza, lo que le valió un título mundial en el año 2009. Nos alegramos. Ya iba siendo hora de que alguien, de la política, supiese hacer algo que le catapultase a la esfera internacional y que además fuese digno de una sonrisa.

Teodoro García Egea: lanzador de huesos de aceituna

Cuando yo realizaba mi curso de Estado Mayor, en aquel sombrío edificio de Santa Cruz de Marcenado compartíamos las duras enseñanzas con oficiales de distintos ejércitos del mundo. Hice gran amistad con un oficial americano, un boina verde que luchó en Vietnam con el que sigo manteniendo estrechos vínculos, y con un Mayor perteneciente al Ejército de Corea del Sur. Mi amigo Yun tenía una rara habilidad que por mucho que lo intenté jamás conseguí aprender. Las paredes de aula de la Escuela estaban forradas de corcho y Yun, mi amigo, cada mañana clavaba una diana en aquella pared para a continuación coger una caja de chinchetas y lanzarlas una a una, desde una distancia de 6 metros, contra la diana. Ninguna caía al suelo y todas quedaban entre los círculos del 10 o 9. Asombroso; pretendí que alguna chincheta fuese al culo gordo de alguno de los profesores, muchos años de táctica de salón, pero temíamos que se rompiesen por ello las relaciones amistosas entre el Ejército coreano y el español. Nada de lanzamientos a la retaguardia de nadie, pero delante de aquel hombre bajito e inteligente mejor no ponerse al alcance de sus chinchetas. Me decía que en su Ejército solo era necesaria una orden: “Follow me…” Sus soldados eran disciplinados y ejemplares… ante el ejemplo.

Lo que nunca he averiguado es si hay un campeonato internacional de lanzadores de chinchetas, pero he de enterarme.

El caso es que para este verano, en esos chiringuitos playeros, me veo al personal del botellín, no digo mi marca preferida, que bien lo sabe mi amigo Antonio Burgos, y las olivas, lanzando  los huesos en concurso de méritos a ver quién paga la ronda. ¡Como se ponga de moda, vamos a tener un problema! Y eso que son huesos de aceituna. Lo que les ruego es que no hagan la prueba con las chinchetas de mí amigo Yun y menos contra ninguna retaguardia andante. Usen las chinchetas como arma disuasoria si es que alguno es capaz de lanzarlas. Las prácticas solo en casa.

Desde luego a partir de ahora el secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea, será un hombre a tener en cuenta y a observar detenidamente cuando hable, no vaya a ser que entre palabra y palabra se coja un rebote y te lance un hueso de aceituna mollar chafá que lleve escondido entre sus mofletes.

A lo mejor era bueno darle el cargo de portavoz en el Congreso. Seguro que le tendrían más respeto y se andarían con mucho cuidado cada vez que abriese la boca… para replicar. La distancia de seguridad son 16,8 metros. Por si acaso mantenganla.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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28 julio 2018

 

 

SOLDADOS O MARINEROS: EMBAJADORES DE ESPAÑA (Visus Militis) General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

El buqe-escuela Juan Sebastián de Elcano rinde honores a sus compañeros de la Armada Argentina

No es solo buque-escuela, es buque-escuela… diplomática. Embajada de España flotante. Así se expresaba don Antonio Burgos en su insuperable Recuadro  del diario ABC. Y nos recuerda el Almirante de las Letras, que presume de Cabo de la Topográfica, mi querido Antonio Burgos, el gesto de nuestros marinos a bordo del Juan Sebastián de Elcano rindiendo honores de ordenanza por los marinos argentinos allí donde tuvo lugar la última comunicación con el submarino ARA San Juan de la Armada Argentina. La muerte no es el final…

Honores de Ordenanza con la oración a la Estrella de los Mares, salvas que huelen a humo y manzanilla para nuestros hermanos argentinos.

Y Dios le ha dicho a la Virgen

En su trono de amatista:

-A marisma huele el humo.

A marisma y manzanilla:

cañones de Cádiz son

los que disparan a María.

Allí quedó el gesto. En la mar. En la que se forman los guardiamarinas de España en ese complejo mundo de a bordo. En la eterna complejidad del alma. En aquel instante en el que nuestros marinos rezaban, mientras rendían honores a sus compañeros de la Armada Argentina, aprendieron una lección eterna que no se aprende en las aulas. El Comandante del buque, don Ignacio Paz García, acababa de abrir el aula de la mar a los guardiamarinas de España.

Es cierto, maestro Burgos, ¿cómo no va a ser embajador El Juan Sebastián de Elcano siendo de Cádiz?, hijo querido que siempre vuelve en algarabía de las calles mientras el capitán dice, en el puente, lleno  de asombro y de risa:

-¿Para qué tanto ruido

si somos de la familia?

Esta mirada de soldado que recorre cada semana buscando el lugar del acontecimiento y la enseñanza, se ha detenido en El Recuadro del que vigila la bocana del Mar de Gades, en las palabras de un Cabo de los mapas que llegó a Almirante de tanto mirar las olas de la Caleta. Hoy nuestra mirada, don Antonio, se ha detenido en su recuadro, y se ha trasladado a todos esos rincones del mundo en sobresalto donde nuestros marineros y soldados, como usted bien dice, son embajadores de España y que presentan y representan los valores de la sabia y vieja tradición de los soldados españoles, siempre embajadores de valores.

Cuando el buque- escuela de guardiamarinas, el buque-escuela diplomática, regrese al abrazo de su madre Cádiz seguro que:

La punta de San Felipe

a su encuentro, en la bahía,

se adelanta con un ramo

de algas verdes y coquillas.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

(Como habrán adivinado, las estrofas corresponden a un Romance escrito por don José María Pemán en 1931).

Blog: generaldavila.com

13 mayo 2018