¡OH, CAPITÁN, MI CAPITÁN! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Detalle de un capitán de los Tercios de Flandes en el cuadro «El Camino Español» – Ferrer Dalmau

Capitán lo es todo. Diría que es el doctorado del Cabo y a mis entrañables Antonio Burgos y Alfonso Ussía pongo como ejemplos, dos cabos a los que les dio por las letras y llegaron a encabezar ejércitos de victorias con la sintaxis convertida en campo de batalla. «Capitanes de las Letras» a las que día a día forman en orden de combate.

Cabo y Capitán es la carrera militar. Lo demás son parajes intermedios o querer ir más allá cuando a la postre «General» es lo más común; no lo es ser Cabo, no, y tampoco Capitán. Aunque sea de bandidos, que tal y como están las cosas a lo peor es mejor.

Nunca he oído mejor conferencia ni nadie ha redactado mejor texto sobre lo que es el mando como el artículo 5, el del Cabo, de las Reales Ordenanzas de Carlos III:

«El Cabo, como Jefe más inmediato del Soldado, se hará querer, y respetar de él, no le disimulará jamás las faltas de subordinación: infundirá en los de su Escuadra amor en el oficio, y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones; será firme en el mando, graciable en lo que pueda, castigará sin cólera, y será medido en sus palabras, aun cuando reprenda».

Tan es así que en el último refrito hecho con las Reales Ordenanzas lo han incluido para todos; muy mal hecho porque todos saben que si eso lo hace el Cabo lo que tiene que hacer el Capitán son milagros; y más allá: nada. No es necesario cambiar nada.

España es cuna de Cabos y de grandes Capitanes. La misma pasta de hombres de guerra y de paz.

«Hombres de obediencia, del honroso oficio, guardas de la Cristiandad defensores de la Fe Católica, guardadores y conservadores de los Reinos y Provincias de su Rey, y las que le fueren desobedientes y enemigas, castigarlas y conservarlas por su valor y armas». Así resumía Marcos de Isaba, Capitán de los Tercios, tratadista militar, los preceptos de actuación de los soldados.

Nacido en Isaba (Navarra), en la batalla de Lepanto mandó una compañía de 178 hombres y dejó escrito:

«El que a la guerra viniere, ha de traer puesto el ojo al servir y vivir virtuoso, y no a la merced, que sin merecerla procura que se le dé, y ha de entender que no puede ser maestro quien no hubiere sido discípulo».

Isaba fue el que sentó las bases de esa lección magistral que debe impartir el Cabo y que ha quedado como cátedra de milicia. Insistía en la «instrucción de la escuadra en el manejo de las armas, en la obediencia sin murmuraciones, hacerse respetar sin llegar a las manos» y abogó por un sistema de regulación de nombramientos para que los oficiales cumpliesen unos requisitos antes de ser nombrados por el rey: «Para ser capitán cualquier sujeto debía servir al menos durante 10 años: 6 como soldado y 4 como alférez».  También contemplaba los actos de valor y arrojo como motivo para el ascenso por los méritos contraídos: «Los caballeros que hubieran realizado algún servicio particular o destacado en la guerra, como ser los primeros en ganar el lienzo de una muralla, una bandera, o destacarse en una victoria o la defensa de algún puesto».

¿Podrá existir un ejército sin capitanes?, o ¿sin que se note que hay capitanes?

El Capitán era autoridad y ejemplo, el modelo en el que se miraban sus hombres y de él dependía la victoria o la derrota. Cabos y Capitanes eran, y son, la infraestructura necesaria para sostener un ejército en condiciones de combatir y alcanzar la victoria.

«¡Qué galán, qué alentado,/envidia tengo al traje de soldado!» exclamaba el hijo del Alcalde de Zalamea al verlos desfilar. Era un Capitán y el Cabo detrás.

Guía y enseñanza; ejemplo y virtud. Lo demás son parajes intermedios.

Sin Capitán bien podemos decir que estamos solos y en la soledad del combate no vemos alzar la bandera.

«¡Oh, Capitán, mi Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado». ¿Será verdad?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

19 abril 2021

 

 

ALFONSO USSÍA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Don Alfonso Ussía, mi amigo Alfonso, se va de La Razón y yo, que soy legionario, que he mandado a los legionarios de general, no tengo más remedio que poner remedio por medio recordando lo que dice el Credo de la Legión, que es Credo de vida para los que somos y sentimos el ser y el hacer legionario. Dicen tres de sus espíritus que son los de paz y guerra:

Espíritu de compañerismo: Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo, hasta perecer todos.

Espíritu de amistad: De juramento entre cada dos hombres.

Espíritu de unión y socorro: A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio.

Alfonso Ussía es Cabo Primero del glorioso Ejército de Tierra español y Legionario de Honor. ¡Ahí es na!

Además de todo eso, es General y Almirante de las Letras, de la sintaxis, que como dice nuestro común amigo Gabriel Albiac es «la orden de la tropa para entrar en el combate».

Ahí no queda la cosa, porque también apadrinó este blog cuando lo presentamos en el Centro Cultural de los Ejércitos con la plaza a reventar.

Alfonso no es un hombre fácil. Yo tampoco. Dios me libre de los hombres fáciles… con lo cual nos hemos facilitado mucho las cosas y lo hacemos, como en la Legión, a pecho descubierto y como nos sale de… muy dentro.

Como somos difíciles personalidades, hacemos lo que nos da la gana y a la hora de decir, decimos y no callamos, y será porque dice otro espíritu del Credo que todos los hombres legionarios son bravos. Muy bravos quiero a mis soldados. Bravo es este general de la sintaxis.

Así que aquí estamos, querido Alfonso sin abandonar a un amigo, con nuestro juramento entre dos hombres y con el ¡A mí la Legión! que resume en palabras, para muchos incomprensibles e inalcanzables: compañerismo, amistad, unión y socorro.

Claro que todos saben que ¡A mí la Legión! es con razón o sin ella. No voy a hacer el juego fácil de palabras, aunque por si acaso, como hay muchos que no son de letras, que la sintaxis se les queda como la luz verde (sí la de los taxis), lo recordaré.

Con La Razón o sin ella (en este caso sin La Razón, pero con razón), incluso sin que Alfonso pida auxilio, que no lo hará nunca, ni lo necesita, ahí estoy y estaré. A su lado.

Se dice y se repite en la Legión: ¡Siempre! ¡Siempre!

Porque además los dos sabemos, lo hemos mamado y refrendado en nuestro beso a la Bandera, que andamos por la vida sin pretender ser más que otros, pero tampoco menos que los demás.

Por eso nos pasa que ya en Flandes -lo recordarás- nos decían: «Nunca la sombra vil vieron del miedo/ y aunque soberbios son, son reportados/ Todo lo sufren en cualquier asalto;/solo no sufren que les hablen alto». Así seguimos y así seguiremos.

Querido Alfonso ¡siempre! tu general, y por encima de todo(s) tu amigo ¡siempre!

General de División (R.) Rafael Dávila  Álvarez

Blog: generaldavila.com

23 abril 2020

MAJESTAD, DÍGANOS ALGO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Leo un tuit de Alfonso Ussía que textualmente dice: <<El Rey haría bien en hablar a los españoles. Estamos todos en nuestras casas>>. Me uno totalmente a esa petición. La idea es suya, la comparto y difundo por necesaria.

Son momentos de escuchar a la sensatez y el equilibrio. La Corona es <<el símbolo moral, la encarnación de todo un pueblo>>.

Acudo a Herman Finer que habla de: <<…la necesidad de que los gobernados se identifiquen míticamente con valores como la virtud, la justicia y la honradez. Un rey puede servir de ejemplo y de ayuda para que la sociedad se identifique con la imagen por la que suspira>>. Estos no son momentos para otra cosa.

Suspiramos por la virtud, algo ausente en este debate. Es necesaria la auctoritas que solo encarna y posee el símbolo y exponente de la nación: el Rey.

En este momento de soledad, quizá de angustia también, necesitamos que el símbolo de la Nación española ondee y flamee en lo más alto, que nos diga, aquí está España, que sois vosotros, que somos todos y yo, vuestro Rey, encabezo la preocupación, e impulso la gestión en la unidad y entendimiento.

No podemos esperar más. El tiempo corre y no puede haber ni una sola ausencia en esta lucha. Es una situación de crisis sin precedentes y la gran mayoría desconocemos a qué y a quién nos enfrentamos.

Necesitamos algo que nos conmueva, que a la vez nos dé fuerza y esperanza. Decía Carlos Seco Serrano: << La virtud de la monarquía ha radicado precisamente -contra la idea de quienes han pretendido fijarla en un momento histórico como estatua de sal convertida en puro pasado- en su virtualidad continuamente operante: respuesta y concreción, estímulo vivo a cada tiempo histórico, y garantía al mismo tiempo de pervivencia en lo esencial, por encima de quiebras traumáticas>>.

Que vivimos un momento histórico es indudable. Que necesitamos una voz que nos integre es una necesidad. El Rey debe estar porque es la única realidad integradora. Debemos oír su voz. Es el momento de integración nacional y no de discusión nacional. Eso solo lo encarna Vuestra Majestad y solo Vuestras palabras pueden traer el necesario sosiego y también los urgentes ánimos que nos infundan fuerza y esperanza.

Si España sufre, sufre el Rey, si los españoles dudan alguien debe despejar su sufrimiento, solo el Rey es capaz de ello. Vuestra figura, Señor, es en estos momentos más necesaria que nunca. Arbitrar y moderar son palabras de una rabiosa actualidad, de urgente necesidad.

El Rey está ahí arriba, pero no en un lugar inalcanzable o invisible. Debe verse y sentirse, cercano y real.

La función del Rey consiste en la representación de la nación, en ser símbolo de ella, en regular y moderar el curso de su marcha histórica.

Este es el momento más grave e incierto que se recuerda de los últimos años, porque está sin control.

Hay que gobernar, aunque quizá sea aún más necesario reinar.

Majestad, díganos algo. Necesitamos que nos hable España. Queremos identificarnos con la virtud, la justicia y la honradez. Es lo que esperan miles de españoles que se sacrifican cada día exponiendo incluso su vida para salvar la nuestra.

España se seca, sin que la sangre corra por sus venas. Majestad,transfunda la necesaria y vivificadora energía y cordura.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

16 marzo 2020

SÍNTESIS DE UN AÑO. LA ESPERANZA DEL QUE VIENE (General de División Rafael Dávila Álvarez)

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Componentes del blog con su padrino don Alfonso Ussía

Les he pedido a mis compañeros de blog un resumen de lo que ellos consideran más importante de lo expuesto en sus artículos durante este año 2016 que ya termina. El resultado pueden ustedes mismos juzgarlo. En estos dos días que quedan del año pueden leerlo, comentarlo y juzgarlo. Como fundador y director de este blog me siento muy honrado al poder ofrecerles estos testimonios. Creo que es el mejor regalo que podemos hacerles a ustedes que a diario nos leen, comentan y alientan. Reflejan también el testimonio y los sentimientos de todos los que colaboran en este blog. La calidad, rigor y conocimientos de todos ellos es el secreto del éxito del conjunto de este foro de opinión militar. Hemos tenido que limitar el número de colaboradores –son legión- por habernos visto desbordados e incapaces de coordinar técnica y materialmente tal flujo de colaboraciones. Esperamos en algún momento resolverlo, pero como dijimos en nuestra presentación, ahora va a hacer un año, carecemos de ayudas técnicas o económicas y solo el esfuerzo y la dedicación permiten que cada día publiquemos humildemente algún artículo. No somos expertos en estas cosas del blog y redes sociales. Somos expertos, sin duda, y veteranos en el amor a España y a sus ejércitos. Nada más.

El constante y creciente número de lectores nos anima a continuar y a buscar nuevas vías para poder ofrecerles con rigurosidad, valentía y libertad todos aquellos temas que consideremos de interés para España, los españoles y sus Fuerzas Armadas.

Vamos a introducir cambios. En ello estamos. Sin prisa, sin pausa. Tendremos una nueva página que nos permitirá ampliar los contenidos. Ello supone un esfuerzo adicional, pero esperamos que se vea compensado con mayor número de colaboradores y lectores. Su ayuda es fundamental y a ella apelamos. En ocasiones hemos percibido el silencio oficial a nuestro alrededor. También otros clamorosos silencios. En ocasiones no lo hemos percibido sino que lo hemos contrastado. Eso no nos amilana sino que demuestra que vamos por el buen camino.

No vamos a modificar ni un ápice nuestro objetivo:

POR ESPAÑA. TODO POR ESPAÑA

Ha sido un año difícil y lleno de sobresaltos.

‹‹Las cosas por su nombre. Entre la sedición y el golpe de Estado. Ahí es donde estamos. Mejor sería no tener que aplicar el artículo 155 de la Constitución, y mucho menos el 8, para resolver el órdago secesionista catalán. Eso es lo que hizo la II República en 1934…››.

Y me llegaron los calificativos. En este caso se equivocaban. No había escrito yo esas palabras sino Luis María Ansón (El Mundo jueves 4 de enero 2016).

Verdad de Perogrullo. De esa manera daba comienzo el 2016; una continuación a peor del anterior. Este 2017 no tiene visos de algo mejor. Va a ser un año difícil. Estaremos vigilantes. Ni nos van a callar ni nos vamos a callar. Dicen que la receta para evitar el golpe de Estado se cifra en el diálogo. Estamos de acuerdo. La ley no se dialoga. Se cumple sin letra pequeña escondida. Si no la cumplen te la aplican. Así es al menos para la gran mayoría silenciosa.

‹‹Lo que más añora las dictaduras es la juridicidad que les falta, y empeñan sus mejores esfuerzos en fingirla o sustituirla›› (Umbral).

Ahí estaremos. Con todos ustedes si quieren acompañarnos.

Como decía, con novedades: actualidad, entrevistas, historia, humor y poesía.

Con los sentimientos y razones que nos mantienen en las alambradas todo el tiempo que ustedes quieran. Mientras suene el himno de España y veamos agitar la bandera que recorre el frente; mientras quede un suspiro que aliente la defensa; mientras todo eso ocurra y recorra el espinazo un calambre de emoción al verlo y sentirlo. Mientras se cuente la historia de los sentimientos que se han ido grabando a través de generaciones en los pliegues de nuestra Bandera, en sus tonos cambiantes de luces y sombras que muestran sus brillantes colores cuando el sol la ilumina y el viento la flamea. Mientras quede un suspiro, una bandera y un himno. Estaremos.

Es bonito y apasionante estar aquí y sentir palpitar el corazón de España, de la historia, de los españoles, a través de ustedes.

Este resumen del año que termina es duro y en ocasiones triste y pesimista. Pero que nadie se equivoque. El futuro es de enorme esperanza. Solo hay que comprobarlo cuando se conoce y se palpa lo que el corazón de los españoles ha hecho y es capaz de hacer.

Sobre todo y por encima de todo cuando es por España. Todo es por España.

Va a hacer un año de nuestra presentación pública en el Centro Cultural de los Ejércitos. Entonces en mi intervención hice un elemental estudio de los factores de la decisión:

Nuestra Misión. ESPAÑA

Situación: INCIERTA Y PREOCUPANTE

Terreno: DESCONOCIDO-CAMBIANTE-VIRTUAL

Enemigo: DIFUSO

Medios propios: MUCHO ESPÍRITU-NADA MÁS.

Ambiente: NEBULOSO-AGITACIÓN-DOMINIO DE LA PROPAGANDA.

Por lo que vemos, nada ha cambiado. Por lo tanto seguimos en las alambradas.

Ya lo dijo nuestro padrino el cabo primero Alfonso Ussía:

‹‹Esta es una vocación decidida, un juramento invencible y un ofrecimiento inalterable››.

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Por España. Todo por España

POR ESPAÑA. TODO POR ESPAÑA

FELIZ AÑO 2017

blog: generaldavila.com

correo: generaldavila1@gmail.com

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez