REY SIN ATADURAS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Sabemos que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. El periódico digital El Debate nos mostraba ayer una de ellas al hablar de las visitas del Rey a las zonas devastadas por los incendios.  El artículo anda por la fina y peligrosa línea de la tibieza que pretende justificar lo injustificable lo que da lugar a que navegue entre graves errores que ningún favor hacen a la Corona. La información la lleva alguien que parece ser especialista en los temas de la Casa del Rey; en fin solo decirle con cierto conocimiento de causa que en ese tema  nunca se es especialista. Asuma el consejo antes de que se dé cuenta por usted mismo.

Dice El Debate que el rey está deseoso de acudir a los lugares de la tragedia «…su deseo era acudir sobre el terreno a las zonas afectadas cuando la evolución de la situación y las circunstancias así lo aconsejen». Continúa: «pero para hacerlo Don Felipe necesitará contar con el refrendo del Gobierno» (alude al art.64 de la Constitución). Para rematar: «Si Don Felipe fuera en pleno incendio, su visita obligaría a desviar recursos para el operativo de seguridad y no ayudaría resolver antes el problema. Sin embargo, cuando el fuego se extinga, el Rey podrá escuchar a los afectados, acompañarles, valorar el alcance de los daños y convertirse en un altavoz de sus demandas». Todo ello aderezado con una errónea e innecesaria lección constitucional que mejor sería dejar en manos de especialistas.

No caeré en el mismo error, pero conviene ser claro y no acuñar doctrinas equivocadas que alguno puede asumir como un catecismo. Cuando se habla de temas políticos complejos, interesados las más veces, hay que ser claro y hablar para todos. El lenguaje constitucional en boca de aficionados suele ser retorcido; incluso entre interpretadores constituidos en Tribunal. Ese es el peligro de vivir entre golpistas que atacan con permanencia  la unidad de España. Hasta en la tragedia salen a buscar su rentabilidad.

Por mucha buena voluntad que ponga, hay veces, como ésta, que intentar justificar lo injustificable es contraproducente.

La figura del rey no es tan  irrelevante como alguno pretende hacernos ver y para nada el artículo 64 de la Constitución permite a Gobierno, en su recta interpretación, limitar la función constitucional del rey como símbolo de la unidad nacional, impidiendo Su presencia cuando las circunstancias lo requieren, o, por el contrario, exigiéndola, cuando precisamente esas circunstancia no lo aconsejan.  Creo que no es necesaria mayor explicación. La presencia o la ausencia es precisamente uno de las potestades regias con las que se arbitra y se modera. El «gesto Real» suele penetrar más hondo que la palabra.

El rey no es un objeto que se mueva a voluntad del Gobierno de turno y menos para sus intereses partidistas. Máxime en momentos de crispación política.

Hay algo aún más relevante que explica la figura del rey en toda su dimensión, sobre todo en la de su auténtico valor como símbolo de la unidad de todos los españoles. Es precisamente eso: ser símbolo de la nación, reinar. Un matiz esencial que diferencia a la Corona de otra cosa. Solo faltaría que el rey estuviese secuestrado en sus movimientos por aquellos que gobiernan apoyados por los que pretenden romper la nación: España. ¿O no recuerdan las palabras del rey el 3 de octubre de 2017? Sería paradójico que nuestra nación esté secuestrada por un prófugo de la justicia que obliga al secuestro del Rey.

¿Saben ustedes lo que a algunos molesta del Rey?: Simbolizar la unidad y permanencia del Estado. El rey no puede intervenir en el proceso de dirección política, pero es el símbolo de la nación, es España, y a Él se dirigen las miradas cuando aparece la posible «no España». ¿Les parece poco? No es en este caso árbitro, sino fiel cumplidor de sus obligaciones como rey recogidas en la Constitución. Si no fuese así nada valoraría su existencia.

La presencia del rey entre los afectados por la tragedia de los incendios es más que un acto de Gobierno, es un acto de Estado, de toda España simbolizada en Él, y también con la Reina; hasta me atrevería a apuntar que era el momento de la Princesa de Asturias. No es necesario explicarlo. Ustedes saben lo que quiero decir y digo.

No inventen leyes ni interpreten. El Rey debe estar donde le corresponde porque no Gobierna, sino que Reina. Ahora elijan ustedes.

Como dice Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna, Letrado de las Cortes Generales, «El Rey y la Familia Real tienen una función semejante a la de los símbolos no personificados de la comunidad política, como la bandera, el escudo y el himno, que cumplen un fundamental papel identificador y unificador».

Así damos con la clave.

El símbolo. Eso es lo importante y lo que se eleva por encima de las mezquina política que tanto daño nos está haciendo como nación.

La interpretación sesgada o equivocada del artículo 64 de la Constitución, si fuera correcta, revelaría una irrelevancia absoluta de la figura del Monarca.

Insistir en que una visita de los reyes a los afectados perturbaría las labores de extinción es falso y una auténtica manipulación. El rey con su presencia, siempre sin exageración de medios, no como hacen otros, no perturba ninguna acción, sino que las impulsa, anima y transmite fuerza y consuelo.

Cuando hay correspondencia entre el pueblo y su rey no es necesaria mucha parafernalia ni seguridad. Se está seguro y querido . Repito: no como otros.

Es necesario ante catástrofes de tal magnitud recoger los sentimientos, más allá de lo político, algo solo posible a través del símbolo de la convivencia y solidaridad de todos, que solo representa el Rey; y la familia Real.

Solo el símbolo es capaz de movilizar sentimientos, identificarse con el propio grupo, con su pasado y su futuro. Es lo único que permite creer en un proyecto y no en invalidadas promesas.

Es por eso que el símbolo debe estar en su lugar sin que nada ni nadie marque sus movimientos que equivaldría a tener un rey encadenado.

La Constitución se fundamenta en la unidad y permanencia de España: «La indivisible unidad de la Nación española«. Es la Monarquía la representación simbólica de España, como magnitud histórica, y política y también la de los pueblos que sin perder su personalidad la integran. Eso es así si  respetamos la Constitución.

No se debe hacer peligroso funambulismo en temas tan graves como la unidad de España. Esa es la única razón que lleva a la maldad del desgobierno a separar la figura del Rey de su pueblo con el que siempre se ha identificado y cuya unidad y sentimiento es su única razón de ser.

Convendría que la Princesa de Asturias empiece a darse cuenta y a participar de la trascendencia de su figura como heredera del trono de esta compleja nación: España.

El Rey reina, pero no gobierna. Pues eso: déjenle reinar y permitan que España crea en su futuro como nación. Mucho más cuando sufrimos una desoladora tragedia.

Si el rey, o la Casa del Rey, aceptase que el Gobierno ponga límites a su presencia y movimientos en territorio español estaríamos ante el fin de la monarquía, porque la Constitución precisamente la misión que le asigna es ser un elemento de integración nacional y no de discusión nacional.

En este caso concreto de la tragedia que ha provocado el fuego, los afectados necesitan no solo ayuda, sino también la cercanía y el consuelo que trasmiten sus reyes.

Llegar tarde es no llegar.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

20 agosto 2025

MI QUERIDA PRINCESA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

 

Es imprescindible el traje otoñal, ese que ahora viste España y que da pie a desprenderse de lo viejo y caduco, a meditar bajo el abrazo de la sabiduría o el conocimiento de la tierra que todo hará renacer en la primavera, aún lejana, pero que ya se anticipa en un nuevo horizonte mientras quede una joven sonrisa de tranquilidad. El otoño en Madrid es una estación única de luz horizontal y meditación, la que no deslumbra sino alumbra, trascendente. Los ciclos de vida se muestran tercos, porque son constantes e inapelables. España es una razón inevitable para unos y de plenitud para muchos.

12 de octubre. Día de la Fiesta Nacional. Otoño, pese a quien pese.

Doña Leonor, Princesa de Asturias, vestía el uniforme de gala de Guardiamarina de tercer curso de la Escuela Naval con el Toisón de Oro al cuello y la Gran Cruz de Carlos III cruzando su pecho. Historia.

El otoño queda lejos cuando la esperanza es joven y dispuesta.

Todo es caduco y en ocasiones se hace viejo antes de tiempo. No lo es ni lo uno ni lo otro cuando se trata de vertebrar una nación, que es tan lento como imperturbable quehacer en el que la poliorcética es solo el arte de defender la plaza fuerte de España: La Corona.

Podemos perdernos en la inmensidad de una historia nada fácil, tergiversar los hechos, enfrentarnos y querer destruirnos, pero es inevitable que, vayamos por donde vayamos, siempre nos encontraremos con una gran nación llamada España que lleva mucho tiempo construyéndose desde la Corona y que ha llevado su fe, su sangre y su lengua a todos los rincones del mundo de la mano de sus reyes, bajo cuyo símbolo hemos caminado juntos y diversos, libres y luchadores, aunque a veces haya sido a empujones de unos a otros.

Doña Leonor, Princesa de Asturias  -con Vuestro permiso Majestad- este 12 de octubre era un toque de luz que se colaba entre el aguacero (en España siempre hay una nube) y se empeñaba en deslucir aquella batalla de las tropas por el Paseo de la Castellana. Era el paisaje, el horizonte, la mirada al levante cuando todo es poniente, cuando se nubla la vista en el polvoriento camino lleno de trampas y emboscadas.

«Cuando Don Juan Carlos realizó su primera visita a Argentina, alguien preguntó al gran historiador Sánchez Albornoz, viejo republicano azañista residente en Buenos Aires, cómo contemplaba él ese acontecimiento. Don Claudio contestó: ¡Es España, España que viene a la Argentina!» (Carlos Seco Serrano).

La Princesa de Asturias, mi querida Princesa, es el proyecto que aún sigue, en marcha, el de una España grande y querida en todos los rincones del mundo. La Princesa de Asturias, el Capitán en formación, la profunda mirada a sus tropas, la Ordenanza: «Que ni Dios se ofenda ni el prójimo se agrave, obedecer, no turbar orden, ni desamparar lugar». Obedecer para mandar.

Lleva sobre su uniforme la grandeza de la historia forjada a base de generaciones, de paces y guerras, de amores y desamores, de conquistas y derrotas, de ofensivas a defensivas, historia de España.

Nuestra Princesa aprende táctica en las Academias militares y la táctica, bien lo saben los que combaten, está dominada por la virtud, es la pincelada del cuadro, la que acaba por definir la obra final y a su autor.  Es el arte de las posiciones, de los campos, de las marchas maniobreras y difíciles.

Alteza, mi querida Princesa, esa es la vida que os espera y no es fácil, manejar las tropas en el campo de batalla o a la vista del enemigo y al alcance de su cañón. Como bien sabréis.

No miréis a poniente, levante os espera y para ello tenéis buenas tropas que son para campo raso, mejor que detrás de los parapetos.

¡Es España, España que viene…!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

21 octubre 2024

 

LA PRINCESA DE ASTURIAS O LOS DESEOS DE ESPAÑA Rafael Dávila Álvarez

Sigo la lectura de Carlos Seco Serrano en un libro coordinado por Julián Marías 25 años de reinado de Juan Carlos I. De necesaria lectura para entender ese periodo de la historia en la palabra de los 25 autores que mejor podrían hacerlo. Se lo recomiendo para enderezarse en estos tiempos de tribulación para España.

Carlos Seco Serrano en su aportación La monarquía, encarnación total de la historia describe la magia de la realeza, la unión de lo visible con lo invisible, la encarnación de todo un pueblo: «Conmueve la magia de la realeza a aquellos que no la aman, cuando un buen día les sacude la presencia del hombre que la simboliza, de la bandera que lo precede o de la música que lo acompaña. Una escena dolorosa, la partida de Carlos X, hacía decir a Balzac: “Aun detestando a los reyes, debemos morir defendiéndolos, en el umbral de sus palacios, porque un rey somos todos nosotros, un rey es la patria encarnada…”. (Cuando Don Juan Carlos realizó su primera visita a Argentina, alguien preguntó al gran historiador Sánchez Albornoz, viejo republicano azañista, presidente en el exilio y residente en Buenos Aires, cómo contemplaba él ese acontecimiento. Don Claudio contestó: «Es España, España que viene a la Argentina…)».

En los últimos meses la Princesa de Asturias ha sido protagonista y los españoles parece que han descubierto en la heredera del Trono la ilusión perdida de tener una España unida, de todos y con todos.

Doña Leonor se ha ganado a España y a los españoles que ven en la Corona el factor determinante de «integración nacional» y al fin dejar a un lado el cotidiano y desastroso elemento de «discusión nacional».

Es el valor del símbolo, el valor moral incomparable con cualquier otro, el que se eleva por encima de mezquinas discusiones, es en definitiva el valor de la realidad integradora en unos momentos donde la unidad está en serio peligro.

Su paso por la Academia General Militar de Zaragoza, con ese estilo propio que muestra disciplina, entrega y sacrificio; su presencia en los actos del Día de la Fiesta Nacional el 12 de octubre, con ese aire marcial y austero en institucional imagen; la entrega de los Premios Princesa de Asturias, con una sobriedad y grandeza inusitada, y por fin la Jura de la Constitución, han hecho que España, los españoles, de repente miren hacia ella, hacia la Corona y ahonden en sus valores esperanzados en el futuro.

Algo inexplicable tiene nuestra Princesa, algo que no se enseña, un atractivo con el que se nace, un carisma mezcla de lo visible e invisible, que ha quedado resumido en sus propias palabras: «Me debo desde hoy a todos los españoles a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad», y cuando creíamos que ya estaba todo dicho, nos sorprende: «Les pido que confíen en mi como yo tengo puesta nuestra confianza en nuestro futuro».

Está todo dicho.

Se hace la luz, reluce el símbolo moral que representa. La unidad que de ello se deriva.

Es España. En nuestra futura Reina se descubre el rasgo de su figura: la identificación con España.

Es Princesa de Asturias, de acuerdo con lo establecido en el art. 57.2. de la Constitución, junto con los títulos de Princesa de Girona y Princesa de Viana, correspondientes a los primogénitos del Reino de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra, cuya unión formó en el siglo XVI la Monarquía española. Como Duquesa de Montblanc, Condesa de Cervera y Señora de Balaguer.

Será Mando Supremo de las Fuerzas Armadas y de ahí esa su imagen en plena formación militar.

Día de la Fiesta Nacional, y allí estaba nuestra Princesa, de uniforme, rindiendo honores a la historia y fuerza creativa de nuestra cultura: la Hispanidad.

Por fin el martes día 31 cumpliendo los 18 años, reúne a la soberanía nacional, y con el peso de la historia, la seriedad del momento y la esperanza que representa, Jura la Constitución española, se planta ante España, ante los que la quieren y los que la rechazan y a todos sorprende y asombra. Esta mujer es una Reina.

Han sido tres momentos:

Su formación militar, al lado de los que constitucionalmente están para defender la unidad de España y el cumplimiento de la Constitución.

La grandeza del reinado en España, su historia resumida en dos momentos: Principado de Asturias. Hispanidad.

El respeto, guardar y hacer guardar la Ley: «Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y las Comunidades Autónomas y de fidelidad al rey».

Sin duda los españoles han identificado a la Princesa con España, esa «España que viene» en palabras de Sánchez Albornoz. El símbolo de su unidad.

Lo ha sido con su presencia en tres momentos claves: en la Historia; en la Ley: el acatamiento de la Constitución; en el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas.

Todos hemos captado la trascendencia de cada uno de los tres momentos. Son los pilares de la unidad de España.

España se ha dado cuenta de que la Corona es el símbolo de su unidad, el factor determinante de la integración nacional. Es la patria encarnada.

Conmueve la magia de la realeza cuando un buen día nos sacude la presencia de quien la simboliza, de la bandera que lo precede o de la música que lo acompaña.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.) y escritor

Blog: generaldavila.com

02 noviembre 2023

 

JURAR LA CONSTITUCIÓN Y JURAR BANDERA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El próximo día 31 de octubre la Princesa de Asturias cumplirá dieciocho años y jurará la Constitución ante las Cortes españolas. Antes, no menos importante pero más silenciado, el sábado día 7 de octubre, la Dama Cadete Doña Leonor de Borbón y Ortiz jurará bandera en la Academia General Militar de Zaragoza. Dos actos de hondo calado histórico, político y espiritual, dos compromisos vitales a los que nuestra futura Reina tendrá que entregarse con cuerpo y alma a lo largo de toda su vida y comportarse de acuerdo con ellos.

Lo primero que consagra la Constitución española es la Unidad de España. La irrenunciable unidad de la Nación española. Es conveniente entender lo que se lee, donde se lee y en este caso el lugar que ocupa lo que se lee en la Constitución: el concepto fundamental de la unidad de España.

«La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas».

Lugar donde se lee: Artículo 2 del Título Preliminar de la Constitución española.

Entender lo que se lee: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española…

La Unidad de la Nación española es la razón o fundamento, a ella se consagra toda la Constitución tal y como la conocemos; ni un solo artículo se escapa de ese concepto «fundamental»: que sirve de fundamento o es lo principal en algo. Ir en contra de la unidad de España es ir contra la Constitución; así de sencillo. Es tal su importancia que el artículo 8 pone toda su fuerza, nunca mejor dicho, en su defensa, también insertado en el título Preliminar.

«Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».

Sin unidad no hay Constitución que valga, todo salta por los aires; y no hay lugar a interpretaciones sobre el significado de unidad: «No puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere».

Podrá modificarse la Constitución, pero nunca de manera y forma que destruya la nación y surjan nuevas naciones. Ese es el fundamento de Ley que rige la convivencia y que los españoles nos hemos dado, que el poder Judicial, en su independencia, debe vigilar para que se cumpla y que el Legislativo y Ejecutivo deben defender hasta incluso, llegado el caso, con la fuerza que le otorga el artículo 8 de la Constitución.

Debe quedar muy claro a lo que a cada cual obliga el juramento constitucional y no convertirlo en un simple protocolo sujeto a los beneficios partidistas o interpretaciones amparadas en el mismo poder, que suele ir más allá de lo que la Ley le otorga.

Hay que ser responsable con lo que se jura cuando lo que se jura va más allá de su cumplimiento: «cumplir la Ley y hacerla cumplir». No debemos decir una cosa y hacer otra en aras a interesadas interpretaciones porque si todo vale mejor no jurar nada.

El concepto superior del juramento: «cumplir y hacer cumplir la Constitución», significa mantener por encima de todo la indisoluble unidad de la Nación española que no puede romperse por la voluntad de una parte de la nación ya que se conculcaría un derecho que tienen todos los españoles. Ello ni siquiera es admisible con el apoyo del Ejecutivo ni del Legislativo ni de los dos a la vez que se deben al cumplimiento constitucional sin trampa ni cartón. Para modificar la Constitución hay que cumplir con la Constitución.

El artículo 61 recoge el juramento que ha de prestar el Rey y el Príncipe heredero.

Artículo 61

  1. El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas.
  2. El Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, y el Regente o Regentes al hacerse cargo de sus funciones, prestarán el mismo juramento, así como el de fidelidad al Rey.

La Constitución a todos obliga, pero a unos más que a otros, unos cumplen mientras otros, además de cumplir, están obligados a «…hacer guardar la Constitución y las leyes». No sé si convendría añadir que al menos deberían hacerlo.

Dicho esto y entendido la responsabilidad que conlleva el juramento no menos importante es ser consciente del grave riesgo al que en estos momentos está sometido el fundamento de nuestra Constitución.

La mayoría de edad significa dar ese paso en el que oficialmente uno es consciente de sus responsabilidades y por tanto una vez asesorado de todos y por todos le corresponde decidir lo mejor para España.

Íntimamente ligado a lo que acabamos de exponer esté el juramento o promesa ante la Bandera de España regulado por la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, que la Princesa de Asturias realizará en el histórico marco de la Academia General Militar de Zaragoza el próximo sábado día 7.  Es el acto más importante y trascendente en la vida de un militar porque con él comprometes la vida.

No me extenderé en detalles ya que la historia del juramento y su fórmula están recogidas en este blog cuyo enlace les dejo. https://generaldavila.com/2022/02/21/la-formula-del-juramento-a-la-bandera-general-de-division-r-rafael-davila-alvarez/.

En estos días dedicaré un artículo al sentimiento y devoción del Juramento ante la Bandera de España, a esos valores intangibles que se veneran en los ejércitos.

Para un militar el juramento ante la Bandera lo es todo. Es renuncia a su propio ser y entrega total a Ella: España. No son palabras sino una historia que imprime carácter especial y único a este oficio militar. Ni mejor ni peor que otros, pero es indudable que distinto a cualquiera ya que no hay oficio que te haga firmar un contrato en el que renuncias a ti y firmas: «Todo por la Patria». Todo es todo. Eso es lo que significa jurar ante la bandera de España.

Es necesario recuperar la importancia y significado del juramento ante la Bandera de España que por ser un deber militar, no exclusivo de ellos,  están olvidados algunos detalles, al menos poco resaltados entre la población, casi ocultos por los medios, en ocasiones señalados como trasnochados, sin duda valores intangibles siempre necesarios.

Las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas dicen en su artículo 3:

«Primer deber del militar. La disposición permanente para defender a España, incluso con la entrega de la vida cuando fuera necesario, constituye el primer y más fundamental deber del militar, que ha de tener su diaria expresión en el más exacto cumplimiento de los preceptos contenidos en la Constitución, en la Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional, en la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar y en estas Reales Ordenanzas».

En su artículo 6: «Símbolos de la Patria. Todo militar tiene el deber de prestar ante la Bandera juramento o promesa de defender a España. Mostrará el máximo respeto a la Bandera y Escudo de España y al Himno Nacional como símbolos de la Patria transmitidos por la historia».

Así mismo como precepto legal, la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar en su artículo 7.1 dice : «Juramento o promesa ante la Bandera de España. Todo militar tiene el deber de prestar ante la Bandera juramento o promesa de defender a España. Este juramento o promesa se efectuará durante la enseñanza de formación de acuerdo con lo que se establece en este artículo y será requisito previo e indispensable a la adquisición de la condición de militar de carrera, de militar de complemento y de militar de tropa y marinería».

El texto del juramento no admite lugar a dudas:

«¡Soldados! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?».

Vuestra vida, ¡la vida! ¿Se puede comprometer algo más valioso?

Jurar ante la Bandera de España y jurar la Constitución española. Dos actos diferentes, pero con el mismo sentido: España. La unidad de España, es decir de la Nación española. Ambos comprometen. El juramento a la Bandera tanto o más que la propia Ley.

La Nación se arropa en la Constitución y cualquier alteración de la unidad de España es contraria a los juramentos: a la Bandera y a la Constitución.

No me cabe la menor duda de que el símbolo obliga tanto o más que la Ley porque te obliga a dar la vida.

Ese es un matiz que diferencia la jura de la Constitución de la que se hace ante la Bandera.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

02 octubre 2023

 

 

 

 

TENDREMOS UNA GRAN REINA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Me gusta, mucho; y uno cuando cumple tantos años y por su vida han pasado tantos hombres, miles, a los que ha mandado, y tantos a los que ha obedecido, algo queda de la sabiduría necesaria para distinguir, incluso de lejos, solo respirando en el aire de la zona, el tiempo futuro, si va a ser tormentoso o adivinar una mano firme y resuelta, con virtudes intangibles —tan necesarias—, que va a ser capaz de mandar la Compañía y hacerlo con acierto y el menor número de bajas.

Doña Leonor de Borbón, Princesa de Asturias, Dama Cadete del Ejército de Tierra, está dando unas muestras de entereza, de sacrificio y, por qué no decirlo, de estética, que presuponen una vida de entrega a su Patria, una inteligencia madura a pesar de su juventud y una esperanza de unidad y convivencia que a uno se le ensancha alma y corazón al ver sus imágenes, perdonen la debilidad, vestida de Dama Cadete y esforzada, siempre con una sonrisa, ante el deber que como futura Reina se le exige.

España está en momentos de crisis moral y material, pero es algo que parece intrínseco a la nación española, algo que nos hace buscar al mismo tiempo la unidad mientras nos peleamos por lo contrario. Es preocupante el momento que vivimos, pero hay signos que permiten ver que todo pasará y que teniendo una mano firme que vele y practique lo que siempre nos ha distinguido en el mundo, España seguirá siendo una gran nación, es decir: seguirá siendo España.

Una Academia Militar no es un lugar fácil ni cómodo, no hay tiempo para aburrirse ni quizá para divertirse mucho. Pero es el mejor lugar del mundo para el compañerismo, la unión y socorro y la amistad. Es un lugar, no el único, pero sí especial, donde se ama y se conoce a España, donde desde las diferencias de personalidades, de caracteres, de estilos y educación, de creencias e ilusiones, hay una unidad, una comunidad de doctrina, una comunión, que se resume en una palabra: España. Hay otros sitios, que la Princesa de Asturias conoce y conocerá, pero nunca podrá olvidar una Academia Militar.

La formación en materias militares es muy importante, pero la Princesa de Asturias no ha ingresado allí para aprender táctica ni armamento ni siquiera estrategia, que todo ello lo hará, sino para aprender a conocer el alma de los soldados españoles que son mejor que nadie el fiel reflejo de las virtudes, también defectos, de los españoles. En la Academia Militar todos son infantería a pié, historia militar de España, la de sus soldados que son su sociedad, hombres y mujeres dispuestos a dar la vida por España, por los demás, y hacerlo «a pié y sin dinero» en una Institución cuya principal hazaña es obedecer y donde «nadie espere que ser preferido pueda por la nobleza que hereda, sino por la que él adquiere; porque aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace se mira cómo procede».

Ver las imágenes de la Princesa de Asturias emociona, parece alguien muy cercano, familiar, que está lejos de casa formándose para España, para todos nosotros y, a cualquiera, militar o no, eso le hace ver de alguna manera a su hijo a su nieto, en las mismas condiciones, en el trabajo y esfuerzo que ennoblece.

La Princesa de Asturias es hoy motivo de esperanza, es un ejemplo de servicio y es una figura emocionante en esta España que bosteza sin darse cuenta que tenemos la mejor juventud del mundo, lo que exige que seamos buenos maestros. Los alumnos lo son y cuando se está aprendiendo a servir a España todo es poco para rendirse emocionado ante quien lo hace con tanta elegancia, como si ella fuese la misma España.

Que lo es y será: El símbolo de España.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

21 septiembre 2023

 

LA SUCESIÓN EN EL TRONO DE ESPAÑA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

La CONSTITUCIÓN española en su artículo 57 dice:
  1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.
  2. El Príncipe heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el hecho que origine el llamamiento, tendrá la dignidad de Príncipe de Asturias y los demás títulos vinculados tradicionalmente al sucesor de la Corona de España.
  3. Extinguidas todas las líneas llamadas en Derecho, las Cortes Generales proveerán a la sucesión en la Corona en la forma que más convenga a los intereses de España.
  4. Aquellas personas que teniendo derecho a la sucesión en el trono contrajeren matrimonio contra la expresa prohibición del Rey y de las Cortes Generales, quedarán excluidas en la sucesión a la Corona por sí y sus descendientes.
  5. Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica.

Visto y de acuerdo con la Constitución el actual orden sucesorio después de Don Felipe es:

  • Doña Leonor, Princesa de Asturias por ser la hija mayor de Don Felipe.
  • Doña Sofía, Infanta de España, segunda hija del Rey Don Felipe.
  • Doña Elena, Infanta de España, hermana mayor del Rey Don Felipe.
  • Don Felipe Juan Froilán, hijo mayor de Doña Elena.
  • Doña Victoria Federica, hija de Doña Elena.

A continuación pasaría la descendencia a Doña Cristina hermana pequeña de Don Felipe y a sus hijos.

Así está la legalidad sucesoria en una nación donde la Ley está en manos de las interpretaciones ad hoc por lo que cualquier cosa puede ser tan legal como la contraria.

Que las leyes son capaces de todo y más, es algo que ya aprendimos: «El poder tiene recursos para todo… ofrece muchas posibilidades. Todo el secreto está en saber manejar los dispositivos legales».

Con un Constitucional no hay Constitución que se resista.

A la hora de asumir los conceptos legales en asuntos de tanta trascendencia para el futuro de España, que no es mañana o pasado sino que puede ser más lejano, hay que dejar todo «atado y bien atado» y no en la frágil flotabilidad de un momento concreto, del barquito de papel que lleva al soldadito de plomo. Porque es probado que el poder tiene recursos para todo, incluso puede modificarlo todo, hasta lo que la Constitución, bien o regular, recoge en su articulado.

Todos ustedes saben que, al menos potencialmente, habrá ley capaz de cambiar el curso sucesorio impuesto por la Constitución sin necesidad de cambiar esta. Desde los dieciséis años.

Mutatis mutandis.

No queda mucho más clara la parte militar en lo que atañe al sucesor del Rey que debe prepararse para ser «El mando supremo de las Fuerzas Armadas (artículo 62 h)», lo que supone un mínimo conocimiento de las mismas.

La Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, dice:

Artículo 2. Empleos militares del Rey y del Príncipe de Asturias.

  1. El Rey tiene el empleo militar de capitán general del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, máximo rango militar que le corresponde en exclusiva como mando supremo de las Fuerzas Armadas.
  2. El Príncipe de Asturias podrá desarrollar la carrera militar y tener los empleos militares que, mediante real decreto, determine el Gobierno, que queda facultado para establecer un régimen propio y diferenciado teniendo en cuenta las exigencias de su alta representación y su condición de heredero de la Corona de España.

Y posteriormente en la disposición adicional primera:

«La carrera militar de Su Alteza Real Don Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, se ajusta a un régimen propio y diferenciado regulado mediante real decreto aprobado en Consejo de Ministros, basado en el régimen del personal de las Fuerzas Armadas y teniendo en cuenta las exigencias de su alta representación y las circunstancias que concurren en su persona como heredero de la Corona de España».

No hay nada más legislado sobre la carrera militar del Príncipe de Asturias. ¿Lo entienden? A mí me cuesta un poco; vamos que no lo entiendo.

Primero dice que «El Príncipe de Asturias podrá desarrollar la carrera militar…» es decir, tiene expedita la facultad de hacerlo pero no tiene porqué hacerlo. Podrá, podría…, en fin.

Posteriormente en la disposición adicional primera (ya dio problemas su redacción en la ley 17/99) en lugar de hablar del «Príncipe de Asturias» en general, se centra en una persona concreta: Don Felipe de Borbón; algo insólito en una ley. Extraña y confusa regulación que genera dudas e incluso malintencionadas interpretaciones. ¿Y después de Don Felipe? La ley olvidó que hay una sucesión…

Nada queda claro y pensar que es necesario realizar la carrera militar para ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas es simple suposición y más cuando hay ministros de Defensa o presidentes del gobierno que no prestan juramento o promesa ante la Bandera.

Por tanto, el interrogante es saber quién decide si la Princesa de Asturias desarrollará la carrera militar, o no. ¿El Rey, la Reina, el Gobierno? ¿O los socios del Gobierno?

Todo queda abierto a interpretaciones y suposiciones. Necesario es que se regule lo antes posible y dejemos la improvisación gubernamental, que en lo referente a los temas de la Casa Real vemos que es demasiado frecuente.

A partir de este momento se requiere una regulación sobre la formación del heredero de la Corona de España y dentro de ella sobre su formación militar.

El orden sucesorio en el trono de España está de alguna manera en desequilibrio legal y cualquier fino movimiento puede deshacer lo hecho por su fragilidad cuando se legisla sin ver el conjunto, sino partidistamente y sin la responsabilidad de las consecuencias, algo muy notable en España y que está actualmente creando un verdadero escándalo político y legal. Uno más.

Lo de la formación militar viene después y ¿a alguien le importa?

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

13 febrero 2023

 

 

 

 

LA FORMACIÓN MILITAR DE LA PRINCESA DE ASTURIAS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

¿Recibirá formación militar la Princesa de Asturias?

No me cabe duda que este interrogante ha surgido por ser la Princesa de Asturias mujer, situación que en nada debe modificar lo que debe ser la formación de la futura Reina de España. Aunque todo es susceptible de cambio, en estos momentos en el ámbito militar hay pleno convencimiento de que la Princesa de Asturias seguirá en su formación los pasos de su padre el Rey.

El Rey, en su día la Reina, Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.

El Rey, en su día la Reina, Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.

Así se expresó en su día el ministro de Defensa: “La Princesa de Asturias recibirá su formación militar para ejercer la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas como Capitán General de las mismas”. Pero todo esto son únicamente deseos y suposiciones ya que no hay regulación legal de ningún tipo. No debe dejarse la formación de la futura Reina de España simplemente a una cuestión de voluntades.

La ley 39/2007, de la Carrera Militar ha cometido muchos desaguisados y provocado un descontento generalizado. Entre estos desaguisados está lo relacionado con la carrera militar del Príncipe de Asturias.

Un día histórico...Una herencia y un compromiso.

Un día histórico…Una herencia y un compromiso.

En el artículo 2.2 dice: El Príncipe de Asturias podrá desarrollar la carrera militar y tener los empleos militares que, mediante real decreto, determine el Gobierno, que queda facultado para establecer un régimen propio y diferenciado teniendo en cuenta las exigencias de su alta representación y su condición de heredero de la Corona de España.

Y posteriormente en la disposición adicional primera:

La carrera militar de Su Alteza Real Don Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, se ajusta a un régimen propio y diferenciado regulado mediante real decreto aprobado en Consejo de Ministros, basado en el régimen del personal de las Fuerzas Armadas y teniendo en cuenta las exigencias de su alta representación y las circunstancias que concurren en su persona como heredero de la Corona de España.

No hay más legislado sobre la carrera militar del Príncipe de Asturias. ¿Lo entienden? A mi me cuesta un poco; vamos que no lo entiendo.

El presente. El futuro ya está aquí.

El presente. El futuro ya está aquí.

Primero dice que “El Príncipe de Asturias podrá desarrollar la carrera militar…” es decir, tiene expedita la facultad de hacerlo pero no tiene porqué hacerlo. Podrá, podría…, en fin.

Posteriormente en la disposición adicional primera (ya dio problemas su redacción en la ley 17/99)  en lugar de hablar del “Príncipe de Asturias” en general, se centra en una persona concreta: Don Felipe de Borbón; algo insólito en una ley. Extraña y confusa regulación que genera dudas e incluso malintencionadas interpretaciones. Nada queda claro y pensar que es necesario realizar la carrera militar para ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas es simple suposición y más cuando hay ministros de defensa o presidentes del gobierno que no prestan juramento o promesa ante la Bandera.

Por tanto, el interrogante es saber quién decide si la Princesa de Asturias desarrollará la carrera militar, o no. ¿El Rey, la Reina, el Gobierno? El artículo 2 antes citado dice lo que dice, pero no dice que el Príncipe de Asturias tenga o no tenga que hacer la carrera militar. Se limita a dar la oportunidad, “podrá”. Todo queda abierto a interpretaciones y suposiciones. Las palabras de un  ministro de defensa efímero no son suficientes; tampoco los deseos de unos y otros en un sentido u otro. Lo suficiente y necesario es que se regule lo antes posible y dejemos la improvisación gubernamental, que en lo referente a los temas de la Casa Real vemos que es demasiado frecuente.

La formación ya ha comenzado.

La formación ya ha comenzado.

El 29 de mayo de 1977, el Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón, sentaba plaza como Soldado de Honor en el Regimiento de Infantería “Inmemorial del Rey” nº 1.

Las palabras que SM. El Rey le dirigió a su hijo explican de manera rotunda las razones, la necesidad de esa formación militar para un futuro Rey. Les aconsejo que las lean; entenderán que son hoy tan actuales como entonces y que poco más razones se pueden argumentar:

El Príncipe de Asturias "Soldado de Honor", en formación.

El Príncipe de Asturias «Soldado de Honor», en formación.

“He querido que desde tan temprana edad forme en sus filas, porque quiero que se identifique con nuestros hombres, que sea un buen soldado, que es tanto como decir, un magnífico español”.

Tú tienes que ser un buen soldado, el mejor, el más abnegado, el más sobrio. Te tienes que preparar, y te aseguro que la formación es dura”

“Felipe: Hoy es día grande para ti. No lo olvides nunca.

También lo es para mí. Mi mayor orgullo es ser el primer soldado de la Nación y darlo todo por la Patria.

Al ver a mi hijo soldado, pienso en España y pienso en su futuro. En ese futuro en paz, en orden y en progreso”.

Soldado de Honor

Soldado de Honor

Que la Princesa de Asturias lleve a cabo el mismo acto de filiación será de exclusiva voluntad de SM. El Rey. La carrera militar o los estudios de la Princesa de Asturias deberán ser regulados y delicadamente elegidos. ¿Recibirá formación militar? Una duda que nos gustaría despejar y que así debería ser en una Nación no expuesta a continuas convulsiones incluso de identidad. Pero aquí será polémico, como casi todo, y no será del gusto de todos.

A partir de este momento se requiere una regulación sobre la formación del heredero de la Corona de España y dentro de ella sobre su formación militar.

¿Tendremos que seguir esperando?, ¿o improvisando?

General de División (R) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

15 agosto 2018

Discurso1

Scan1.jpDiscurso2

 

¡FELICIDADES MAJESTAD!

¡Feliz cumpleaños Majestad!

Es un día de júbilo para la Nación española. El cumpleaños de SM. El Rey: 50 años en paz y prosperidad. Un gran Rey para una gran Nación.

Ya escribimos que este 2018, año de la mayoría edad del siglo XXI, es de especial relevancia en la Casa Real por los históricos aniversarios de los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, ochenta años, junto al cumpleaños, cincuenta, del Rey Don Felipe. También es un año jubiloso por la celebración del cuarenta aniversario de la aprobación de la Constitución.

Momentos difíciles e históricos para España que requieren justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Son las virtudes de un Rey. Las que enderezan la nave cuando esta toma un rumbo peligroso.

En la edad de la sabiduría, que hoy alcanzáis, ponemos nuestra confianza en vuestro buen saber, hacer y entender y, con toda lealtad y afecto, os deseamos un Feliz cumpleaños junto a la Reina Doña Letizia, vuestras hijas,  la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía, y como no con vuestros augustos padres los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y el pueblo español.

¡Felicidades Majestad!

¡Viva España! ¡Viva el Rey!

30 enero 2018

Blog: generaldavila.com