EJÉRCITO SOMOS TODOS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Dedicado a todos los que en primera línea de combate luchan contra este enemigo invisible con grave riesgo incluso para su vida. No tendréis recompensa, a pesar de que os lo debemos todo. Vuestro sacrificio y patriotismo perdurará por generaciones.

En la puerta del Congreso de los Diputados debería levantarse un monumento a vuestro ejemplo. Más que los leones destaca vuestro valor y fiereza ante este adversario, el más cruel hasta ahora conocido. ¡Gracias!
Ejército somos todos. Con ese título iba a dar una conferencia en un pueblo de Valencia, Quartell, organizada por la Asociación Cultural 6 de diciembre y  aplazada por razones obvias. Cuando la preparaba aún no se había desatado la guerra. Aunque sin saberlo estábamos sitiados. El título ahora cobra todo su valor. No es necesario añadir nada más: Ejército somos todos.

La guerra empezó en un lugar muy lejano, en el periodo de los Reinos Combatientes. Entonces decía el Duque de Sung que <<El virtuoso no aplastaba al débil y no daba orden de atacar antes de que el enemigo hubiese formado filas>>. Después de mucho tiempo, cuando se empeoró, el hombre supo el poder que daba el engaño, que la guerra era el reino de la traición y de los abusos, y llegamos a los tiempos actuales. Una lenta evolución para llegar hasta el poder y maldad, lo que obliga a la necesaria vigilancia y defensa, preparación y alianzas. Es inevitable. Tanto, que los guerreros tuvieron que enfrentarse incluso a un enemigo que había evolucionado hasta convertirse, paradójicamente, en un virus letal.  Para lo cual no estábamos preparados.

El que pierde la iniciativa es derrotado.

<<Conoce al enemigo y conócete a ti mismo, y podrás libra cien batallas sin saber los que es la derrota>>, dice el proverbio de Sun Wu Tzu.

Nada sabemos, nada conocemos, aunque supimos de su ataque  y no hicimos caso, pudimos y no quisimos, y con la alegría de superar las dificultades olvidamos el riesgo de la muerte.

Los generales, aletargados, gozaban de sus entorchados. Todo el arte de la guerra está basado en el engaño, y la guerra se volvió contra ellos, que somos nosotros. Cuando quisieron salir de su letargo hubo urgencia para tapar sus errores iniciales. El 8M es una losa que pesará siempre sobre sus responsables. No se había tocado generala a tiempo y el enemigo había roto las primeras líneas de defensas. Era urgente borrar aquella imagen de la inicial derrota y pusieron en marcha su campaña personal mediática.

Día D, hora H: 8M.

Por fin algunos se dan cuenta. Movilizan a sus Ejércitos. Tienen el mejor Ejército del mundo, el español. Un ejército que lucha unido, disciplinado y alejado del rumor mediático que tanto marea y tan poco colabora. Un Ejército heterogéneo que conoce que <<la guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, es la provincia de la vida y de la muerte, el camino que lleva a la supervivencia o a la aniquilación>>.

Creyeron que sacaban al Ejército a la calle como un velo encubridor de sus  errores iniciales, sin darse cuenta que el Ejército llevaba días luchando en hospitales, farmacias, centros de salud, con soldados de batas blancas, sin general que les guiase y dotase de coordinación y medios. Solos.

<<Hay una cosa que es de gran importancia en la guerra, y es ser rápido como el relámpago…>> <<Cuando estalla el trueno es demasiado tarde para taparse los oídos>>. Todos eran soldados, pero sin general. Han desplegado en la guerra. Sin duda una guerra con todas sus características. Muy grave y compleja, tanto que supera el juicio sensato y elemental: ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? Nadie lo sabe. Una guerra que requiere planificación, método, análisis de los factores, despliegues, armas, generales y soldados.

Los mejores. Ahí están: Médicos, enfermeros, sanitarios, celadores, conductores de ambulancias, transportistas, camioneros, taxistas, empresarios, trabajadores, policías, bomberos, dependientes, fabricantes, y soldados de uniforme. Pero sin General.  Acostumbrémonos a no diferenciar entre unos y otros uniformes. Son lo mismo: soldados en combate.  Estas son guerras variopintas de muchas y diferentes trincheras y alambradas. Esta es una guerra, como serán las del futuro, de todos, y llevar o no uniforme no será la diferencia, sino la misión de cada uno y el arma que cada uno maneje.

Estos soldados que ven son sus soldados. Los de España, de los españoles. Seguramente muchos de ustedes los conocen, porque son ustedes mismos. Otros los ven, observan, pero no los conocen. Ven una cara de soldado y es la misma, se repite, como la de otros miles.

Los conocidos y clásicos ejércitos están normalmente en el frente en primera línea, hoy les toca la retaguardia, el enemigo ha roto la barrera defensiva y ha llegado al fondo, donde despliega la logística, donde se mezcla con la vida inocente. Es otra guerra no inesperada pero ha llegado explotando un factor que la hace muy peligrosa: la sorpresa. Mientras atacaba el jolgorio seguía, los soldados avisaban, pero nadie al enemigo veía.

Es una vida dura la del soldado. Requieren tu presencia mal y tarde. Es una vida de incomprensiones y de segunda fila, hasta que les rebosa la situación. Una vida llena de constantes riesgos, fatigas y sacrificios. Duras jornadas de incertidumbre en lejanos horizontes donde eres permanente centinela que espera la aurora. Siempre es dura la guerra, pero lo es más cuando te enfrentas a un enemigo escurridizo, cruel y duro, que no suele dar la cara y -¡cuántas veces!- limitada tu posibilidad de reacción. Pero estos soldados de los que hablo son los de siempre y, ahora, mezclados con los soldados de las batas blancas, médicos, sanitarios, celadores, limpiadoras; soldados que se han encontrado sin la dotación adecuada, sin munición, y se defienden con valor, lucha incansable, sacrificio y dolor al ver al compañero herido, moribundo, muerto. Se han encontrado con un enemigo que les ha roto las barreras de defensa normales y nadie les ha avisado. Ahora no tiene tiempo para descansar y verter lágrimas ni expresar dolor. Solo luchar. Otros uniformes, que normalmente son los de primera línea de frente, amparan a las vanguardias, las apoyan en lo que pueden, desinfectan, transportan, vigilan, regulan, animan, todos soldados.

Es una vida dura la del soldado. La de hombres que cuando el amor a la vida les dice al oído que se separen del peligro, les dice su espíritu militar que se mantengan en el puesto de honor.

Es una vida dura la del soldado, que acepta el sacrificio, incluso el mayor de todos, sin que haya razones de índole material que le lleven a ello. Estar convencidos de que se lucha por una causa justa es su asidero moral más firme ante la brutalidad de la guerra.

Es el honor y la honra los sentimientos que han acompañado a las unidades moviéndolas hasta límites insospechados.

Es una vida dura la del soldado cuando te envían a una guerra sin nombre, enmascarada con mensajes que limitan el espíritu de lucha propio y la voluntad de vencer.

Es una vida dura la del soldado que vive pendiente de un contagio, de un descuido, de una emboscada, una infección que atraviesa la mascarilla, la permanente incertidumbre que acontece cuando en soledad recuerdas lo que está ocurriendo.

Es una vida dura la de soldado cuando te juegas la vida mientras en las moquetas se discuten y ponen en entredicho las razones y las órdenes por las que te han trasladado a estos confines.

Es una vida dura la del soldado, pero no hay vida más honrosa y hermosa siempre arropado por la camaradería y la fraternidad de tus compañeros.

Al ver a esta gente, a estos soldados que podíamos llamar de bata blanca, siento un enorme orgullo patrio. Las alabanzas y elogios les suenan a quimeras lejanas, a promesas siempre incumplidas. El elogio no forma parte de su fortaleza sino el deber cumplido. No se prestan al juego mediático y huyen de los discursos y brillante literatura. Es tan dura la lucha de estos soldados que hablan poco, cuentan lo imprescindible y piensan y sueñan con la victoria; para los demás.

Estos soldados a los que hoy dirijo mis palabras y mi agradecimiento somos todos. Porque Ejército somos todos. A la hora de luchar cada uno cumple con su deber. Uniformes blancos, batas, mascarillas, ambulancias, hospitales, consultas, farmacias, laboratorios, heridos leves, menos graves, graves y muertos. Triaje de guerra, selección, encierro, aguante paciencia, dejar que trabajen los que saben, los que curan, los que se entregan y buscan la solución.

El mejor Ejército del mundo, la mejor Infantería del mundo.

<<Por esto el general que no busca su gloria personal cuando avanza, ni se preocupa de evitar una sanción cuando retrocede, y cuya única finalidad es proteger a la población y servir al superior interés de su Soberano, es una joya para el Estado>>, dice Sunzi.

Y digo yo: ¡Ay! si tuviésemos buenos generales.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

26 marzo 2020

Blog: generaldavila.com

PARTE DE GUERRA. OCTUBRE DE 2018 General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

La situación en el frente se agrava. En esta batalla de desgaste el tiempo juega a favor del enemigo. El cansancio y el aburrimiento hacen mella en las tropas de vanguardia al ver que desde la retaguardia se prepara un armisticio que supondrá la cesión del territorio usurpado. Desde las posiciones defensivas a las que nos hemos replegado no se observa ni el más mínimo gesto de preparación para un ataque que recupere nuestros históricos dominios. La moral entre la tropa empieza a decaer, nadie inspira confianza a sus subordinados, hay valor y energía, pero surgen dudas sobre la voluntad de vencer que hay en la retaguardia. La percepción que se tiene en estos momentos es la de un estado de indiferencia, signo de derrota futura. No hay órdenes claras, ni firmeza en el despliegue. Desde que comenzó la guerra hemos ido perdiendo terreno y solo un único contraataque nos ha permitido la captura de prisioneros, aunque otros, huidos, han sido protegidos y amparados por naciones que dicen ser amigas. Ha sido un contraataque neutralizado por nuestros propios aliados desde sus servicios jurídicos rompiendo los acuerdos alcanzados con esfuerzo de años; y aún en vigor. Otro nuevo frente abierto que habrá que vigilar: el enemigo que huye es escuchado en sus reclamaciones y acogido por nuestros aliados.

Los servicios de información no descansan e intentan averiguar el lugar por dónde puede haber una fuga de datos ya que se ha comprobado que las noticias encriptadas son explotadas por el enemigo una y otra vez. Una quinta columna se mueve en la retaguardia y se sospecha que infiltrada en las más altas instituciones.

Para la agitación y la propaganda, viejo método conocido como agitprop, disponen de un Departamento oficial que dirige sus acciones dentro y fuera del territorio nacional.

La situación es de tensa calma. Pretenden ganar la guerra desde las posiciones alcanzadas dando visos de legalidad a su conquista y su principal movimiento en este momento es mantener las líneas dominadas  mientras convencen en el ámbito internacional de la legalidad de su actuación y la agresión que dicen haber sufrido a sus libertades. Falsas e ilegales embajadas se abren en su nombre, como si fuesen una nación, con impunidad y dinero que no les pertenece. No hay control económico ni sanciones al despilfarro que efectúan y se ven inversiones en el frente constatadas por un aumento ostensible de medios de ataque  y propaganda.

Ante la situación alcanzada, el aumento del poder enemigo y sus conquistas, es necesario preparar con urgencia una nueva maniobra en todos los campos de la acción antes de que logren una victoria irreversible.

Por ello conviene contemplar las hipótesis de actuación del enemigo: la  más probable y la más peligrosa, que sometemos a su consideración. En función de ellas debe adoptarse la maniobra a realizar y montarse la seguridad.

Hipótesis más probable: Con la orden dada a nuestras tropas de disminuir la presión ejercida sobre el enemigo, lo más probable es que este se mantenga en sus posiciones mientras gana tiempo para aminorar también la presión judicial, negociar con nuestros representantes en un intento de alargar el proceso de enfrentamiento, aumentar su actividad internacional para alcanzar el reconocimiento exterior, aunque sea mínimo, que le permita presentarse y ser reconocido como territorio independiente con el plácet de las organizaciones internacionales. Como apoyo a todas estas acciones llevará a cabo ataques indiscriminados realizados por pequeños e indefinidos grupos violentos, guerra de guerrillas urbana, para elevar la presión social y el eco mediático. Conseguido un mínimo de sus objetivos la tensión irá aumentando hasta llegar a un enfrentamiento mayor, de grado superior al actual, incluso de violencia extrema, con la finalidad de que intervenga un organismo internacional como mediador. La situación entonces podrá darse por perdida.

Hipótesis más peligrosa: El reconocimiento como territorio independiente y el consiguiente establecimiento de relaciones por parte de una nación extranjera. Riesgo que aumentaría si esta fuese alguna de las denominadas aliadas o amigas, cosa no descartable dada la reacción vista por alguna de ellas en cuanto al trato dado a los perseguidos por nuestra justicia. Esa situación de apoyo internacional, aunque mínimo, pero notorio e interesado, haría cambiar la percepción que desde fuera se tiene del conflicto aumentando el apoyo a la independencia del territorio ocupado por el enemigo y avalando su ilegal ocupación. No es de extrañar que la situación una vez enquistada se revise en Naciones Unidas (?) y se plantee reconocer como nueva nación a ese territorio usurpado a la nuestra y del que forma parte histórica desde su nacimiento como Estado.

Contempladas estas hipótesis en las que apoyar nuestra futura actuación, que habrá que contrarrestar con urgencia, me veo en la obligación de recordar ciertos aspectos, últimamente abandonados y que el enemigo explota continuamente y le sitúa en posición ventajosa:

Nula información de contacto. Las tropas propias carecen de la información diaria que les permita tomar decisiones sobre los momentos puntuales en los que se producen los frecuentes enfrentamientos locales.

-No hay control efectivo del tránsito de mercancías en puertos y aeropuertos con la gravedad que esto supone para la introducción de todo tipo de material.

Dispersión de la información y lo poco fiable de la misma con una gran multiplicidad de canales informativos que distorsionan el mensaje.

-Por último y lo más grave. Cada vez se sabe menos qué es lo que hay que defender y cómo hacerlo. La actuación del enemigo sin control de ningún tipo, ni económico ni moral, ni político ni material, hace que desde la perspectiva de nuestro despliegue las tropas se sientan rodeadas y que el cerco sobre ellas cada vez se estrecha más.

-No me queda más remedio que trasladar a VE. la pregunta que corre por este frente, primera línea de combate: ¿Tienen desde la retaguardia voluntad de vencer o entregaremos las posiciones que actualmente defendemos, con nuestras vidas si necesario fuere?

Expuestas esta hipótesis sobre la situación VE. con su superior criterio decidirá. Pero hágalo pronto porque el enemigo está dentro.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

Octubre 2018

EL ALCÁZAR DE TOLEDO Y LA TÁCTICA. Salvador Fontenla Ballesta. General de Brigada (retirado)

El Alcázar de Toledo resiste

Se dice que las batallas y las guerras las ganan los que menor número de errores cometen. Es evidente, en este caso, que fueron los defensores los que menos errores cometieron, y que los asediadores cometieron muchos y graves. Es decir, solo la ineficacia de las fuerzas del Frente Popular impidió la rendición del Alcázar, porque sin esa ineficacia la defensa no habría tenido éxito, aunque lo hubiera hecho muy bien, que lo hicieron.

 La voluntad de vencer.

Los defensores siempre tuvieron una acendrada voluntad de vencer. El Alcázar era como un blocao rifeño, donde fuera de él no había esperanza, solo muerte y barbarie. Las masacres con los defensores rendidos del Cuartel de la Montaña, Alcalá de Henares, Guadalajara, etc., eran más que elocuentes para disuadir de cualquier debilidad.

La heterogénea fuerza que se abalanzó sobre Toledo no sabía lo que era voluntad de vencer, ni falta les hacía ante tan menguada fuerza oponente, y con la euforia de las fáciles victorias precedentes.

No supieron valorar debidamente al enemigo, porque el Alcázar, por su posición dominante, características arquitectónicas y calidad moral y profesional de su guarnición, tenía la condición de una posición fuertemente organizada.

 De objetivo táctico a estratégico.

La pequeña guarnición encerrada en el Alcázar no constituía una amenaza seria para el Frente Popular, porque no tenía capacidad ofensiva y estaba excéntrica sobre cualquier vía de comunicación. Sin embargo ante las expectativas de un triunfo fácil, el mando político lo convirtió en un objetivo estratégico, por su valor propagandístico nacional e internacional.

El Alcázar de Toledo: Un objetivo estratégico

La fuerte carga simbólica del emblemático Alcázar en la ciudad imperial de Toledo, cuna de la Infantería del Ejército que acababa de disolver, y supuestamente defendida por cadetes, lo equiparaban al asalto del Palacio de Invierno por los revolucionarios rusos, que eran su modelo. Fue el antecedente del error crónico del Ejército Popular, que siempre se dejó fijar por objetivos secundarios, como en Brunete, Belchite y otros.

La sorpresa.

El error más grave de los defensores del Alcázar, que le pudo costar muy caro, fue la falta de acumulación de municiones, víveres y agua. Milagrosamente todas estas deficiencias se corrigieron en el último momento, pero desconociéndolo los asediadores, les hizo perder un tiempo precioso, a la espera que se rindieran en breve plazo de sed y hambre.

Concentración de esfuerzos.

El asalto al Alcázar, como posición fuertemente organizada y con defensores aguerridos y dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias, hubiera sido costosísimo. Si estimamos en 1000 el número de combatientes de la defensa, los asaltantes directos no podían bajar de 4000 con apoyo de zapadores, y una vez entrados en el recinto, combatir cuerpo a cuerpo entre las laberínticas ruinas, seguramente a un coste inaceptable.

Aunque nunca intentaron un ataque formal, sino asaltos a la ligera, con un balance de bajas siempre muy favorable a los defensores, aunque estos no podían reponerlas y los asaltantes entonces eran inagotables.

Les faltó concentración de esfuerzos, para la conquista por la fuerza del Alcázar, la artillería la tenían que haber concentrado para abrir una brecha en la fortaleza, en el lugar que se considerase más idóneo. Quizás en el sector sur, donde no había prácticamente desnivel del terreno y las posibles bases de partida podían estar muy próximas al Alcázar. Sin embargo la artillería dispersó sus fuegos para tratar de demoler el edificio, consiguiendo solo hacerlo más inexpugnable.

La disciplina de fuegos de los asediados fue excelente, quizás porque de la necesidad hicieron virtud, mientras que no se puede decir lo mismo de los asediadores, que fue un derroche inútil.

Las minas.

El empleo de las minas fue inexplicablemente erróneo, a pesar de ser hechas por mineros y contar los asediadores con todos los medios humanos y técnicos necesarios. Los cálculos los hicieron mal, y con ellos la creencia que serían resolutivas, llevando al ridículo internacional a su máximo mando político, presente con todos los medios de prensa. Sin embargo, un modesto teniente de transmisiones entre los asediados, con la información extraída de la biblioteca de la Academia, hizo los cálculos correctos: delimitó bien la zona afectada por la explosión, puso a salvo a la guarnición, que pudo reaccionar en el momento y lugares oportunos.

La amenaza del sur.

Los críticos de Franco consideran que fue un error desviarse de la marcha sobre Madrid, para liberar el Alcázar. Sin embargo ignoran que, por las mismas razones, por qué tantas fuerzas del Frente Popular (incluida la artillería) se empeñaron y fijaron en el Alcázar, de escaso valor táctico, en vez de hacer frente a la amenaza del sur, que cada día que pasaba era más fuerte y estaba más próxima. El valor estratégico del Alcázar se lo dio el gobierno del frente popular, y de ahí también la importancia de su liberación.

¿Madrid objetivo prioritario? Este era el objetivo estratégico del director del Alzamiento, general Mola, pero fracasado en los primeros días, es evidente que Franco no lo consideró así, porque como objetivo prioritario se iba difuminando con el tiempo. Por eso Franco, antes de dirigirse a Madrid con todas las fuerzas disponibles (concentración de esfuerzos), dio prioridad a:

  • Enviar compañías de la Legión, por vía aérea, para defender Granada asediada.
  • Tomar Badajoz, excéntrica sobre la dirección de marcha, para no dejarla a retaguardia, y apoyarse en la frontera de Portugal.
  • Enviar fuerzas selectas (regulares y legionarios) para liberar Oviedo, y al frente de Aragón para detener la ofensiva anarquista, en cuanto enlazó con el Ejército del Norte
  • La toma de Toledo le permitió apoyar su flanco sur en el obstáculo del río Tajo.

 Conclusión

El asedio y liberación del Alcázar evidenció la ineficacia táctica (que no represiva) de las milicias armadas de las organizaciones políticas y sindicales. Impulsó la creación del Ejército Popular de la República (EPR), a semejanza del Ejército Rojo soviético, incluidos los comisarios políticos, de más que dudosa eficacia, como lo demuestra que la URSS los suprimió ante su colapso en la invasión alemana del año 1941.

La superioridad táctica del Ejército Nacional fue reconocida por A. Rodes Jaulín, comisario de guerra del Ejército del Este del EPR, en el informe que emitió en diciembre de 1937: Seamos sinceros. De los pocos militares valiosos que España ha producido, los mejores y casi todos, por no decir todos, están en el otro lado.

Salvador Fontenla Ballesta. General de Brigada (retirado)

Blog generaldavila.com

13 noviembre 2017