La revolución silenciosa. Melitón Cardona*

Diario El Mundo. Edición gráfica: Concha Fernández. FOTO: Alberto Di Lolli

«Para detestar las revoluciones, el hombre inteligente no espera a que empiecen las matanzas». El escolio del gran pensador colombiano don Nicolás Gómez Dávila viene a cuento de lo que está sucediendo en nuestro país, sin que yo sea capaz de percibir que haya un número significativo de compatriotas en condiciones de caer en la cuenta de la magnitud de la tragedia que inexorablemente se avecina, porque es un error muy generalizado pensar que las revoluciones necesitan de violencia, disturbios callejeros y derramamiento de sangre para triunfar. Inútil decir que no es siempre el caso. El revolucionario profesional sabe que hay vías alternativas más sinuosas pero eficaces para subvertir con éxito un orden establecido. Lo explicitó Antonio Gramsci al postular la penetración silenciosa pero constante en los medios, en la enseñanza, en la Iglesia y en las instituciones.

España lleva inmersa en un proceso revolucionario aparentemente inocuo hoy, pero que puede dar al traste con esa pseudodemocracia que padecemos resignadamente como mal menor. Ese proceso lo inició hace años un político socialista nefasto con una sibilina ley de memoria histórica que el indolente Rajoy no se molestó en derogar por razones que no alcanzo a comprender y de aquellos polvos vienen estos lodos: hoy amenaza a la Nación española una versión corregida y aumentada de un proyecto totalitario regresivo en forma de ley de «memoria democrática.»

Es sabido que el procedimiento de reforma constitucional es muy complejo y, de momento, no podría prosperar siendo como es la composición del arco parlamentario, pero el proyecto diabólico de quienes saben que no podrían lograrlo por los cauces legales establecidos es tan inteligente como preocupante: según ellos, si el vigente orden constitucional surgió «de la Ley a la Ley» (por primera vez en la historia de España, por cierto), debe tener necesariamente el vicio de origen de su procedencia legal franquista y, por tanto, su nulidad debe ser radical ab initio, de manera que no hay por qué respetar el procedimiento legal de reforma porque ese procedimiento también está viciado de una nulidad radical de origen. Inútil decir que se trata de un argumento perverso, pero sí asegurar que es susceptible de alentar a quienes pretenden alterar la Historia («madre de la verdad» -y no al revés- según la maliciosa sagacidad de Miguel de Cervantes) para tratar de convertir en victoria su inapelable derrota.

Como mi militancia en un partido político apenas duró 6 días de los más de 28000 que he vivido hasta hoy, no sé si los políticos más o menos mediocres de nuestro centro-derecha son capaces de comprender lo que hoy está en juego, que es mucho, porque los veo más inclinados a dirimir disputas intestinas inanes que a tratar de poner fin a una amenaza que tal vez sean incapaces de percibir, enfrascados como están en temas secundarios, irrelevantes e incluso a veces infantiles.

A fin de cuentas, no hay que engañarse: los países acaban teniendo los gobiernos que su oposición se merece y me temo que la oposición actual me induce a pensar que aunque lo peor se vea venir de lejos para quien no tenga anteojeras, al final acabará sucediendo, porque Quien en última instancia podría evitarlo no parece estar por la labor ni parece que se Le espere.

Delenda est Hispania.

*Embajador de España

11 diciembre 2021

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El estado de la Nación Melitón Cardona. Embajador de España

El hecho de que detente la Presidencia del Desgobierno del Reino de España un sujeto de la talla intelectual y moral de Pedro Sánchez es una anomalía que deriva de un diseño constitucional poco cauteloso, por decirlo finamente; ahora bien, dialécticamente puede representar un punto de inflexión en la pendiente por la que se desliza el devenir de nuestra Nación; de ahí que considere que cuanto más se empecine el personaje en su afán narcisista de permanencia más promoverá una reacción contraria que le relegará, más pronto que tarde, a la historia de la infamia política de nuestro país, porque ese arquetipo de mediocre encumbrado es capaz de hundir a su propio partido con tal de seguir disfrutando de las prebendas de un cargo al que ha llegado por la puerta de atrás gracias al apoyo de los enemigos de la Nación sin que ni uno solo de los escasos diputados de su partido haya tenido la decencia de renegar de una componenda que acabará condenándolo a la irrelevancia, algo que desafía las reglas elementales de la supervivencia y que se compagina más con las del suicidio político.

Se trata de un caso patológico de egocentrismo, propio de un personaje mediocre que se ha dejado subyugar por los atributos de un poder al que no ha llegado en virtud de un veredicto electoral sino en el de una irrelevancia y debilidad que conviene, y mucho, a quienes le apoyan precisamente por eso.

Es tan patética la actuación del personaje que favorece objetivamente los intereses de aquellos a los que desalojó del poder, hasta el punto de haber posibilitado la emergencia de un partido político hasta entonces irrelevante que hoy está en condiciones de alterar sustancialmente y por mucho tiempo el panorama político nacional.

Al final habrá que agradecerle a ese doctor cum fraude en economía pero cum laude en cursilería ese infantilismo narcisista, carencia de principios y chulería barriobajera que constituyen su inigualable contribución a la reacción imparable de la España auténtica y sensata.

Melitón Cardona. Embajador de España.

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22 enero 2019

¿Derecho a la secesión? Melitón Cardona. Embajador de España

Asamblea de Naciones Unidas

He publicado numerosos artículos desmontando el mito del derecho a la autodeterminación o secesión de las entidades enmarcadas en regímenes democráticos. Las Resoluciones 1514 (XV) y 2625(XXV) de la Asamblea general de Naciones Unidas son concluyentes porque únicamente se refieren los «pueblos sometidos a dominación colonial».

La ONU ha desmontado la farsa independentista catalana

Hoy me limitaré a reproducir los aspectos que considero más relevantes del discurso pronunciado en el Instituto Universitario Europeo en Florencia, el pasado 15 de octubre, por Stéphane Dion, quien fue ponente de la Ley de Claridad en la Cámara de los Comunes de Canadá.En ese discurso, propuso una explicación de por qué no consiguió el Gobierno catalán que la comunidad internacional y, en particular, la Unión europea reconociera su declaración unilateral de independencia, afirmando que «si la comunidad internacional la hubiera reconocido, el hecho no hubiera tenido precedentes ya que ningún Estado creado por secesión unilateral ha sido admitido en Naciones Unidas contra la voluntad del Gobierno del Estado predecesor porque según el Derecho internacional, los Estados tienen todo el derecho a considerarse a sí mismos indivisibles y nada puede obligarles jurídicamente a reconocer declaraciones unilaterales de independencia. En el caso de Cataluña, cada vez que se invoca el derecho de autodeterminación, equivalente al de secesión, debe aclararse que tal derecho no existe en Derecho internacional (salvo para los pueblos sometidos a dominación colonial, añado yo). Como mantenía el antiguo Secretario General de Naciones Unidas, Butros Butros Gali, “si cada grupo étnico, religioso o lingüístico reclamara su independencia como Estado, no habría límites a la fragmentación, y sería aún más difícil lograr la paz, la seguridad y el bienestar económico para todos”.

Stéphane Diom

«Si un Gobierno democrático decide considerar la secesión como posibilidad, debe garantizar que se cumplan dos condiciones: primero, que el deseo de separarse sea claro y sin ambigüedades y, segundo, que no se lleve a cabo unilateralmente, sino dentro del marco jurídico y buscando la justicia para todos, ya que el principio subyacente a la indivisibilidad del Estado democrático es el derecho a la nacionalidad. Todos los ciudadanos tienen derecho a su plena pertenencia al Estado y el de transmitir esa nacionalidad a su descendencia. Ningún grupo de ciudadanos, incluso cuando reivindican que forman un pueblo o nación, pueden permitirse apartar de su país a otros ciudadanos». Este es el aspecto que me parece más original de la aportación de Dion al debate sobre el supuesto derecho a la secesión.

Pese que ni un solo Estado reconociera la quimérica e inviable república catalana, los actuales dirigentes de la comunidad autónoma de Cataluña siguen empecinados en que «votar no es delito» y en exigir una «solución política» (que significa «al margen de la ley»). Harán bien en mantener al Presidente del Desgobierno en la Moncloa el mayor tiempo posible porque es previsible que cuando lleguen gobernantes decentes se queden sin republiquita y, para colmo, sin autonomía, con las innumerables mamandurrias que conlleva.

Melitón Cardona. Embajador de España

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15 enero 2019

El cambio inevitable. Melitón Cardona (Embajador de España)

En «Mediocridad y delirio», Hans Magnus Enzensberger afirmó que «la casta política ha perdido el contacto con sus bases … Los políticos se sienten ofendidos por el hecho de que la gente muestre cada vez menos interés por ellos, pero más les valdría preguntarse por las razones de esa pérdida de interés. Creo que los partidos políticos son víctimas de un autoengaño por cuanto operan con una definición errónea de la política … El núcleo de la política actual es la capacidad de autoorganización, que empieza por los temas de cada día: el educativo, el de los alquileres, el del tráfico. Cualquier interés, incluso el de índole más privada, se articula políticamente en grupos organizados. Hoy se alzan frente al Estado numerosísimas agrupaciones y minorías de todo tipo; no sólo las viejas organizaciones como las sindicales, religiosas o mediáticas, sino también las deportivas … las de homosexuales, traficantes de armas, automovilistas, discapacitados, de la tercera edad, objetores fiscales, divorciados, ecologistas, etc. Todos ellos están en condiciones de constituir diez mil instancias de poder en nuestra sociedad.»

Lamento la extensión de la cita pero pienso que puede aclarar algunas de las ideas que me propongo exponer a continuación.

Básicamente,el hecho es que, en los países democráticos, cada vez más votantes están hartos de que se pretenda desacreditar hechos incontrovertibles que desmontan el discurso dominante políticamente correcto; lo están porque su experiencia cotidiana choca con el relato que pretenden imponerles determinados partidos políticos, medios de comunicación y grupos de presión beneficiarios del negocio dela distorsión de la realidad para favorecer sus fines. En resumidas cuentas, cada vez son más que los votantes que rehúsan ser tomados por imbéciles a los que hay que enseñar cómo comportarse, cómo pensar adecuadamente y cómo ser ciudadanos democráticos respetables aunque las enseñanzas que pretenden imponerles choquen frontalmente con sus principios y convicciones.

El cambio de paradigma político ya se ha producido en sociedades tan distintas y distantes como la estadounidense, la austriaca, la brasileña, la húngara y la italiana y es previsible que se produzca en muchos otros países, porque cuando las propuestas los partidos políticos tradicionales no ofrecen soluciones a los auténticos problemas de sus antiguos votantes están incubando el surgimiento de otros partidos que sí son capaces de abordarlos con decisión sin dejarse someter a ese asfixiante corsé de la corrección política que impide afrontar el fondo de los problemas.

Como señala acertadamente el pensador alemán en la obra antes citada, «la casta política ha perdido el contacto con sus bases» y eso se ha traducido en una sustitución de propuestas para solucionar temas cotidianos (el educativo, el de los alquileres, el del tráfico, el de la inmigración, el del paro) por enunciados programáticos vacuos de traslación a la vida cotidiana: la llamada «violencia de género», que afecta a un porcentaje insignificante de la población, los supuestos males del «cambio climático» que son pretexto para negocios inconfesables, la desmemoria histórica, la aceptación acrítica y lanar de religiones atávicas y la dictadura minoritaria pero estridente de la LGTBI, con el denominador común de que de tales mamandurrias viven subvencionadas muchísimas personas encuadradas en asociaciones tan improductivas como superfluas.

Acemoglu y Robinson acuñaron el término «minorías extractivas», y, entre nosotros, Manuel Conthe ha aplicado el de «mayorías extractivas» a los más de 9 millones de jubilados que el progresivo alargamiento de la vida ha convertido en subvencionados; sin negar su premisa, yo pienso que en las sociedades occidentales se han ido formando mayorías extractivas cada vez más numerosas de personas que reciben subvenciones con los más variados pretextos: son las diez mil instancias de poder en nuestra sociedad que menciona Enzensberger. ONGés y asociaciones de todo tipo que empezaron financiándose a sí mismas pronto descubrieron el mecanismo de sustitución que ahora les permite florecer a costa del Erario, es decir a costa de los impuestos que pagan conciudadanos productivos que no necesariamente comparten sus objetivos supuestamente humanitarios y, en ocasiones, los rechazan de plano.

Lincoln observó que «se puede engañar a todo el mundo por un tiempo y a algunos siempre, pero no a todo el mundo todo el tiempo»; pienso que las próximas citas electorales lo confirmarán.

Melitón Cardona. Embajador de España

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9 enero 2019

La epopeya catalana Melitón Cardona. Embajador de España

Don Nicolás Gómez Dávila aseguraba que «el clero progresista no decepciona nunca al aficionado a lo ridículo» y yo añado que tampoco lo hace jamás el independentista catalán. Así, la ANC lleva desde 2014 felicitando el Año nuevo como «el que traerá la República«; una catequesis catalana compara a ese pobre diablo apellidado Puigdemont con Moisés, «llamado por Dios a liberar a su pueblo»; en el panfleto Vilaweb, su director asegura que el Estado español tiene todos los motivos para temer el 2019 porque «se pondrá en juego el concepto de España, sobre todo gracias a la catarsis (!) que ha creado el proceso de independencia catalán». Se conoce que no está al tanto de las proyecciones electorales ni de las acepciones del término catarsis ni de las consecuencias de algunas catarsis.

Dicen que Tarradellas advertía que lo único que no puede hacerse en política es el ridículo, pero el independentismo catalán está empeñado en hacerlo a conciencia y, además, con un toque añadido de cursilería del que son muestra los uniformes de sus policías autonómicos, con sus patéticos sombreritos, sus parches colorados en las hombreras y sus lacitos amarillos.

Hace unos meses publiqué en ABC una tribuna abierta titulada «El perdedor radical«, haciéndome eco de una interesante teoría de Hans Magnus Enzensberger según la cual «el perdedor radical rompe con el instinto de supervivencia … no sólo quiere destruir a otros sino en definitiva a sí mismo; de ahí que no se arredre ante amenazas ni haya pena que pueda corregirle … No conoce ninguna solución de conflictos, ningún compromiso … cuanto menos factible sea su proyecto, con mayor fanatismo se aferrará a él» y sigo pensando que muchas de las reflexiones del pensador alemán son aplicables a esa obstinación fanática de parte de la clase política catalana empecinada en un proyecto imposible que perjudica a quienes pretende beneficiar y que, en último término, amenaza su propia supervivencia.

Se han evaporado de Cataluña 22.000 millones de euros en depósitos bancarios, ha caído la inversión extranjera mientras se ha incrementado espectacularmente en Madrid, la moneda virtual que han inventado, de nombre imposible, es aceptada nada menos que por cuarenta empresas cuarenta, pero ¿qué más da la realidad frente a la grandiosidad de un proyecto que, en el caso improbable de que prosperara, excluiría a la nueva nación de la Unión Europea, del euro y de fuentes de financiación de su abultada deuda, hoy asumida lanarmente por gobernantes españoles indignos de tal nombre?

Resulta desconcertante que personas aparentemente normales y corrientes se dejen seducir por cantos de sirena de politiquillos que en realidad aspiran a seguir desvalijándolas sin freno ni cortapisa. Como decimos (o decíamos, que uno ya no sabe) en mallorquín «des seu pà ferán sopas«.

Melitón Cardona. Embajador de España

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4 enero 2019

Un discurso real importante. Melitón Cardona. Embajador de España

Por si no fuera suficientemente conocido el bajísimo nivel intelectual y moral de nuestra clase política, la lectura de la mayoría de sus reacciones al discurso navideño del Rey nos lo ha vuelto a confirmar,desde la inane afirmación de Pablo Iglesias, que cree haber percibido en él una rectificación del de Felipe VI en octubre del año pasado, a las de los okupas de la Moncloa, que aseguran que el mensaje del monarca «sintoniza con su postura». Ambas afirmaciones son radicalmente falsas y demuestran a las claras que el contenido del mensaje real les ha pillado descolocados, en particular a ese gobierno de arbitristas que tuvo ocasión de conocerlo de antemano y lo autorizó sin percatarse de que, básicamente, era una enmienda a la totalidad a su reintroducción del «rencor y el resentimiento»(sic en el discurso) que inició ese siniestro personaje llamado Rodríguez y ha confirmado el doctor cum fraude especializado en proyectos de exhumación de restos mortales para casos de «extraordinaria y urgente necesidad» de los que prevé el artículo 86 de la Constitución.

En cuanto a la aseveración de Torra de que en Cataluña el verdadero problema no es «de convivencia sino de democracia y justicia», no está mal en quien ha pulverizado la posibilidad de convivencia de la comunidad autónoma que desgobierna y considera democrático que un 47% de los votantes (en el mejor de los casos) deba imponer su proyecto al 53% restante, tal vez porque, para él, el voto de un racista nacionalista ha de valer el doble que el de los demás, con lo que su supremacismo provinciano resulta tener el soporte del 94% del electorado y … al cuerno la molesta aritmética.

Al insistir en la necesidad de convivencia pacífica y respeto a la legalidad, el Rey ha descalificado expresamente esa querencia maniquea tan nuestra que, llevada a su extremo,ha solido desembocar en guerras civiles.

No es de extrañar que los esfuerzos de los radicales de viejo y nuevo cuño se centren en deslegitimar los dos últimos bastiones de la defensa del régimen constitucional: la Corona y el Poder judicial.

Melitón Cardona. Embajador de España

26 diciembre 2018

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La vuelta a las cavernas Melitón Cardona. Embajador de España

Este efímero Presidente del Gobierno de España -un individuo que en países de nuestro entorno no hubiera pasado de ocupar puestos subalternos en el sector público o privado y aquí ha llegado a doctor cum fraude en Economía y Presidente del Gobierno- (pues a este punto ha llegado nuestra siempre tan piropeada «democracia»), ha advertido en el Senado a los partidos constitucionales que no «vuelvan a las cavernas».

Lo ha dicho un fullero cuya vanidad le ha permitido okupar la Moncloa con el voto favorable de independentistas, terroristas injustamente rehabilitados, comunistas y demás fauna variopinta antiespañola y, por ende, claramente anticonstitucional. Lo bueno es que este individuo pasará de la gloria monclovita a la Historia de la Infamia de nuestro país más pronto que tarde, siquiera porque su patética vanidad le empujará a enajenar los apoyos de su propio partido antes de conseguir reducirlo a la irrelevancia tras dos fracasos electorales anteriores; en este sentido, habrá que agradecerle su inestimable contribución a tan excelente acontecimiento.

En el Senado, ha hablado de Vox, sin mencionarlo, como «una vuelta a las cavernas» sin haberse molestado en leer, y mucho menos en analizar si es que es capaz de hacerlo, las cien propuestas de un partido de gente decente en las que sólo mentes enfermizas, fanáticas o sectarias pueden percibirla. Al hacerlo, no debe haber caído en la cuenta de que, sólo por eso, por venir de quien viene su torpe exabrupto sectario, el potencial electoral del partido denostado se ha incrementado en proporción inversa al de su intención descalificadora. Si un individuo como él ataca algo, ese algo adquiere una dimensión cada vez más respetable y si apoya algo, ese algo adquiere una dimensión cada vez más deleznable.  De ahí que a mí me alegre su patética obstinación en ser «Presidente del Gobierno», algo que recordó el otro día en una obsequiosa y empalagosa entrevista televisiva siete veces en menos de un cuarto de hora. Es lo que les suele pasar a quienes, conscientes de su mediocridad, se ven de pronto aupados a puestos que jamás soñaron detentar, que no ostentar.

Por todo lo anterior, cuanto más dure este gobierno de defraudadores fiscales, cómplices de proxenetismo, vicepresidentas semianalfabetas («los husos horarios son machistas») y portavoces millonarias que encubren su fortuna contraviniendo normas de trasparencia, mejor le irá a España, porque aunque el nivel de degradación al que han conducido las leyes «educativas» del PSOE (ese todo a cien que iguala al ignorante y al que sabe en aras a la «igualdad de oportunidades») empiece a ser alarmante, hay millones de compatriotas que todavía son conscientes de que si no se pone freno a ese desvarío sanchista-comunista-separatista, delenda est Hispania. Por eso me permito pronosticar un vuelco histórico en las próximas citas electorales que sea susceptible de barrer a esa caterva de arribistas en la que el Sr. Sánchez Pérez-Castejón es adalid infatigable. Que así sea. Amén.

Melitón Cardona. Embajador de España

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20 diciembre 2018

 

La ultraderecha (Melitón Cardona. Embajador de España)

Uno de los mecanismos de los que se valen los administradores de la corrección política -tan burdo como eficaz-consiste en utilizar un adjetivo (des)calificativo contundente y único: es xenófobo quien pretende ordenar la inmigración, islamófobo quien desea evitar la penetración ideológica del Islam y homófobo quien considera aberrante el «matrimonio» de personas del mismo sexo. Así de fácil resulta ese sustitutivo autoritario, posmoderno y teledirigido del debate político sereno, sine ira et studio.

Alternativ für Deutschland, la formación que ha irrumpido con fuerza en la escena política alemana es, por tanto,»un partido xenófobo». El problema es que si alguien que, como yo, pueda leer en alemán y se toma la molestia de hojear las 74 páginas de su programa se llevará una sorpresa: en lugar de desatinos diametralmente opuestos a los que entre nosotros propugna impunemente Podemos, hay un montón de propuestas muy sensatas que me han hecho comprender el porqué de sus reiterados éxitos electorales… y los que están por venir.

Lo mismo me ha sucedido al contrastar las cien medidas que propugna Vox con las descalificaciones como partido de ultraderecha, xenófobo, homófobo, feminicida, antieuropeo y no sé cuántas cosas más.

En materia de inmigración, plantea la deportación de los inmigrantes ilegales y la de los que siendo legales hayan cometido delitos graves o sean reincidentes en la comisión de otros leves; también propugna la ayuda al desarrollo a los países de origen, supeditada a que acepten la repatriación de sus ciudadanos emigrantes ilegales y delincuentes; se propone privilegiar la procedente de países que tengan lazos lingüísticos, culturales e históricos con nuestro país y suprimir el efecto llamada mediante la imposibilidad de que el inmigrante irregular pueda regularizar su situación irregular inicial. No consigo percibir atisbos de xenofobia en medidas que son de simple sentido común y que yo mismo he postulado en muchos de mis artículos sobre el tema, tal vez porque, sin saberlo, soy xenófobo irredento pese a haber pasado más años de mi vida fuera de España que dentro.

En materia de vida y familia, propugna lo siguiente en su punto 70: «Derogación ley de violencia de género y de toda norma que discrimine a un sexo de otro. En su lugar, promulgar una ley de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños. Supresión de organismos feministas radicales subvencionados, persecución efectiva de denuncias falsas. Protección del menor en los procesos de divorcio». Tampoco consigo percibir atisbos de antifeminismo en medidas que son de simple sentido común y que también he postulado en muchos de mis artículos sobre el tema, tal vez porque, sin saberlo, debo ser enemigo de la mujer.

En cuanto al antieuropeísmo, no he sido capaz de detectarlo porque lo que se propone es reducir el gasto político europeo, consagrar la exclusividad del Estado, en lo que se refiere a relaciones internacionales suprimiendo cualquier representación política exterior de regiones o municipios. También impulsar un nuevo tratado europeo, en la línea que defienden los países del grupo de Visegrad en cuanto a fronteras, soberanía nacional y respeto por los valores de la cultura europea. Si esto es antieuropeísmo, yo me pierdo.

El problema es que hace tiempo que tratan de colonizarnos porque las colonias responden automáticamente a favor de las exigencias del colonizador, mientras que los estados soberanos deciden libremente su ámbito de actuación. De manera que si el lector había decidido no votar a Vox por no sentirse xenófobo, antieuropeo, homófobo, antifeminista etc., le aconsejo que lea las medidas que propugna y vote luego en conciencia. Barrunto que millones de compatriotas lo harán en las próximas citas electorales, tal vez porque, de la noche a la mañana, España se ha convertido en refugio de xenófobos, homófobos, antieuropeos etc. ¡Qué más quisieran los adalides de la corrección política!

Melitón Cardona. Embajador de España

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17 diciembre 2018

Un Pacto global para la Migración. Melitón Cardona Embajador de España

Se ha aprobado recientemente en Marrakesh un Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular (Global Compact for Safe, Orderly and Regular Migration) patrocinado por Naciones Unidas. Según su texto sus previsiones»no son jurídicamente vinculantes», aunque se espera que sean «políticamente influyentes». Sin embargo, muchas de sus formulaciones son de carácter imperativo y no sólo permisivo y, entre otros, se reconoce «el derecho» de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino», algo que sin duda puede promover la emigración irregular que dice tratar de evitar.

El pacto se estructura en torno a 23 grandes objetivos, algunos genéricos pero también concretos, como medidas contra la trata y el tráfico de personas, para evitar la separación de las familias, utilizar la detención de migrantes sólo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino. Los Estados se comprometen también a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes durante sus viajes con misiones de búsqueda y rescate, garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter «exclusivamente humanitario». Otro disparate que choca con el sentido común y con la legislación interna de países solventes.

El acuerdo dice no ser vinculante y dejar claro que cada Estado es soberano para determinar sus propias políticas en este ámbito, pero la Organización Internacional de las Migraciones lo ha calificado de «histórico», algo que ha confirmado el presidente de la Asamblea General, el portugués António Guterres.

La adhesión al Pacto ha desencadenado un debate muy controvertido en muchos países, aunque en el nuestro apenas ha llamado la atención, lo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que somos campeones del mundo del buenismo en la materia y así nos va desde que este Gobierno irresponsable quiso apuntarse un tanto con el Aquarius. EE.UU., Hungría, Austria, Australia, Bulgaria, Chequia, Estonia, Polonia e Israel lo han rechazado de plano y no han asistido a la cumbre de Marrakesh, básicamente para tratar de proteger sus intereses nacionales, pero también porque el documento no distingue suficientemente entre migración «regular» e «irregular», temiendo que el documento acabe convirtiéndose en parte del derecho consuetudinario internacional y consiga limitar, por tanto, la soberanía nacional en cuestiones de migración. En Alemania, el pacto migratorio ha sido objeto de controversia durante semanas. También los Gobiernos de Croacia, Eslovenia e Italia lo han criticado. Por su parte, el nuevo gobierno brasileño ha anunciado que se retirará del Pacto el mes próximo.

Desde el punto de vista del derecho internacional, el Convenio de Viena sobre el Derecho de Tratados, en su artículo 2.1.a) establece que «se entiende por tratado un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular». El hecho de que un tratado -llámese pacto, acuerdo, convenio etc.- establezca que no es jurídicamente vinculante no le exime de comportar las consecuencias jurídicas que recoge dicho Convenio, en particular la de su artículo 26 que consagra el principio «pacta bunt servanda» en virtud del cual «todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe.» Por tanto, han hecho bien los países que han rehusado firmar el de Marrakesh, siquiera porque más vale prevenir que curar.

Melitón Cardona. Embajador de España

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13 diciembre 2018

Un rayo de luz Melitón Cardona. Embajador de España

El resultado de las elecciones autonómicas andaluzas arroja un rayo de luz sobre la tenebrosa perspectiva de la reedición de un frente popular en España, básicamente porque Pedro Sánchez ha conseguido lo que nadie había logrado en cuatro décadas, ya que ese político fullero y falaz ha llevado su partido a los peores resultados electorales de su historia por dos veces consecutivas y, al paso que lleva, va camino de hacerlo sin que los patéticos pronósticos cómicos de Tezanos alcancen a desvirtuar los resultados reales de los comicios; su pronóstico sobre los resultados electorales en Andalucía se antojan hoy, cuando menos, cómicos. Atribuían 67 escaños al PSOE y Podemos errando en nada menos que en 17 su pronóstico; también atribuía un único escaño a VOX, errando por un factor de 12; o sea, todo un éxito de la disparatada cocina demoscópica sectaria socialista.

La reacción de las fuerzas de izquierda ante el terremoto electoral andaluz  ha sido la previsible, oscilando entre la convocatoria de manifestaciones callejeras y la insólita pretensión del Partido Socialista de «que gobierne ahora la lista más votada». La primera está patrocinada por Podemos y demuestra a las claras que está dispuesto a impugnar los resultados electorales cuando no le parecen adecuados, lo que da idea de sus convicciones democráticas. La segunda es la de un partido político que tiene 52 diputados menos que aquél al que descabalgó del gobierno prometiendo convocar elecciones y que además es capaz de postular una cosa o su contraria según le convenga en cada caso. Nada nuevo bajo el sol.

En resumen, la irrupción del Vox en el parlamento andaluz le augura un porvenir halagüeño como partido pero también otro aún más propicio para la nación española que está dispuesto a defender a rajatabla. Su consolidación definitiva se llevará acabo en las próximas elecciones al Parlamento europeo favorecido por el sistema de lista única y, a partir de entonces, cuando millones de votantes no se dejen acomplejar por la engañosa teoría del llamado «voto útil» voten en conciencia la opción política que consideren más adecuada.

Melitón Cardona. Embajador de España

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4 diciembre 2018

Las buenas intenciones Melitón Cardona. Embajador de España

No hubo piropo que no halagara a los padres de la Constitución del 78, tal vez porque la posibilidad de concordia tras el fallecimiento de Franco fue percibida como menos probable que la de discordia, lo que demuestra lo errados que estaban quienes no confiaron en la sagacidad del general para diseñar una previsión sucesoria susceptible de pervivir al menos algunas décadas; cuatro después, hay que concluir que la norma constitucional fue un proyecto tan bienintencionado como erróneo en su planteamiento, pues se pensó que un diseño autonómico del Estado satisfaría o al menos adormecería las pulsiones independentistas de las llamadas eufemísticamente «comunidades históricas»(¡como si las demás fueran ahistóricas!). El resultado está hoy a la vista: no sólo no se han adormecido, sino que, al amparo de una ley electoral descabellada que les otorga una clarísima sobrerrepresentación, los sucesivos gobiernos constitucionales han ido cediendo terreno a aquellos cuyo proyecto principal consiste en desmantelar el sistema que está en el origen de su existencia; y es que,en un país con tendencias centrífugas, resulta suicida diseñar un proyecto descentralizador en el que en lugar de capacidad de gestión se transfieren por el Estado central competencias normativas: craso error que, a la larga,ha ido produciendo un paulatino desmantelamiento delos mecanismos de defensa del Estado, sobre todo postulándose, como sigue postulándose, el absurdo y erróneo principio según el cual «todas las ideas son legítimas» (¿genocidio incluido?) pero no lo es su puesta en práctica, una contradicción burda que tiene muy mal arreglo en la práctica.

Hoy España ha entrado en fase de descomposición. Desgobierna un partido que cuenta con menos un tercio de los diputados del Congresos y se encuentra en minoría en el Senado: semejante anomalía antidemocrática está propiciada por los votos de partidos secesionistas que son conscientes de que Pedro Sánchez es capaz de traicionar principios que no tiene a la manera de Groucho Marx con tal de satisfacer la patética vanidad de su mujer. Ha conformado un gabinete de evasores fiscales inasequible a las exigencias de ejemplaridad de su presidente -doctor tahúr cum fraude- y va de rectificación en rectificación en un ejercicio de incongruencia política inédito en nuestro país.

El problema de fondo es que décadas de degradación deliberada de la calidad de la enseñanza propiciadas nada ingenuamente por el PSOE han conformado legiones de iletrados cuyo voto es tan válido como el de los letrados y en estas condiciones hay que temerse lo peor si alguien con vergüenza torera, de la que queda muy poca y cada vez menos, no lo remedia.

Melitón Cardona. Embajador de España

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22 npviembre 2018

Progreso al pasado Melitón Cardona. Embajador de España

Con el mismo  título de este artículo, Juan Van-Halen denunciaba hace unos días en una espléndida tercera de ABC cómo los progresistas»progresan al pasado mirando la historia por un espejo retrovisor y reescribiéndolo a su antojo». Se trata de un diagnóstico acertado que no se completa con el análisis de la etiología del fenómeno perverso que tan bien identifica, porque la manipulación del pasado tiene por objeto no sólo condicionar el presente sino, sobre todo, ganar el futuro. Se trata de un proyecto totalitario y excluyente que intuyó magistralmente George Orwell en 1949 en su obra «1984«; en ella afirmaba que «quien controla el pasado controla el futuro», que “la guerra es la paz,que «la libertad es esclavitud», que «la ignorancia es fortaleza» y que «en tiempos de engaño, decir la verdad es ya un acto revolucionario», algo que Hanna Arendt formuló así:»donde todo el mundo miente, quienes dicen la verdad ya han empezado a actuar porque, en el supuesto improbable de que sobrevivan, habrán dado un paso adelante para cambiar el mundo».

Basta leer la prensa diaria para percatarse de que tanto las premoniciones del escritor inglés como las de la pensadora alemana fueron certeras. Como es lógico, para que lo fueran era indispensable ir degradando los sistemas educativos hasta el punto de que pudiera acabar ocupando el poder una clase política tan ignorante como anómica, relativista e incompetente.

Es bochornoso que el Presidente del Gobierno del Reino de España sea un falso doctor que en cualquier país serio no hubiera pasado de portero de discoteca o de vendedor de coches usados. También es triste oír a políticos con mando en plaza aludir a «Leopoldo Alias Clarín» o referirse a una “dictadura de Calvo-Sotelo» que nunca existió. No menos patético resulta que una sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo redacte nada menos que ciento seis folios para concluir que dónde la norma dice que «en los contratos de préstamo, el obligado tributario es el prestatario», al final el obligado tributario resulte ser el prestamista. ¿Hay quién dé más?

En su libro «Sobre la democracia en América» de 1835 Tocqueville escribió lo siguiente: «Cuando el gusto por el poder y la incompetencia se reúnen en un mismo individuo, su voluntad de triunfar le hacer perder su probidad: cree ser el mejor y se pone a hacer trampas. Apoyándose en los débiles de entre los que ha surgido, sustituye la desigualdad en libertad por la igualdad en la mediocridad y la originalidad de pensamiento por el conformismo intelectual». Releyendo lo anterior, caigo en la cuenta de que el texto refleja a la perfección el averiado esquema mental de Pedro Sánchez, ese incompetente ávido de poder que no pierde oportunidad de ocultar su vacuidad intelectual, su ambición de figurar y su chusca cursilería indumentaria. Su medida estelar consiste en exhumar los restos mortales de un compatriota olvidando la afirmación de Esopo según la cual «sólo los cobardes insultan a los muertos» y el dicho latino «de mortuis nihil nisi bonum».

Conviene tener presente la admonición de Orwell: quien controla el pasado, controlará el futuro. Si le dejan.

Melitón Cardona. Embajador de España

Blog: generaldavila.com

11 noviembre 2018

«El desmantelamiento del Estado» (Melitón Cardona. Embajador de España)

Uno de los fines que con mayor empeño y tenacidad han perseguido los todos los gobiernos del partido socialista ha sido el de desmantelar los grandes cuerpos de funcionarios del Estado para degradarlos hasta convertirlos en obedientes perritos falderos del poder político. Si a ello se une la subordinación del poder judicial al arbitrio de los políticos se comprende que la democracia española apenas sea una Scheindemokratie, esa «democracia aparente» que denunció Max Weber.

La neutralización del poder judicial es gravísima, pero no lo es menos la de esos grandes cuerpos de la Administración susceptibles de poner coto a las arbitrariedades de quienes pretenden desgobernar sin frenos ni contrapesos;se trata de un proceso perverso que inició -¿como no?- el Partido Socialista tan pronto como llegó al poder, ya que su primera medida fue rebajaren un lustro la edad de jubilación de los funcionarios para retirar de la circulación a quienes consideraban,sin fundamento, sospechosos de conservadurismo. Esa canallada se perfeccionó mediante una reforma de la ley orgánica del Poder judicial,que sometió el nombramiento de sus miembros al chalaneo de los partidos, en clara colisión con la previsión constitucional.

Hoy están a la vista los resultados: se prescinde de los interventores para poder generar el mayor escándalo de corrupción clientelar de la democracia en el feudo socialista andaluz. Se prostituye la política para que una familia catalana haya podido saquear las arcas públicas con absoluta impunidad hasta el momento. Más recientemente, una abogada del Estado indigna de tal nombre ha compadreado con el Gobierno para tratar de debilitar la posición del Estado que tiene la obligación de defender. Se nombra embajadores y embajadoras de España a personas ideológicamente afines a las que nadie confiaría una modesta tienda de comestibles. Se está a merced delas grabaciones de un presunto delincuente hoy en prisión al que los principales partidos españoles han recurrido para tratar de tapar sus vergüenzas. Se pretende exhumar los restos mortales de un español en un recinto que en virtud de un tratado internacional suscrito por España es inviolable. Et ita porro (*).

Un individuo fullero, cursi y patético pretende gobernar un país con menos de 1/4 de los escaños del Congreso y con mayoría de la oposición en el Senado y está dispuesto hacerlo a toda costa abjurando de sus promesas y cediendo al chantaje de políticos variopintos que en cualquier país de nuestro entorno estarían  ilegalizados. A ese chulito de discoteca poligonera le da absolutamente igual y tal vez el resultado final de su aventura acabe siendo ruinoso para la Nación a la que su ambición de poder obliga a traicionar vilmente.

Se empieza «democratizando la enseñanza» para que el necio tenga el mismo reconocimiento que el que sabe. Se prescinde del principio constitucional de mérito y capacidad. Se eliminan contrapesos y poderes. Se enfeudan al poder político grupos poderosos de comunicación que encanallan a la gente con programas chabacanos y tramposos. Se saquean las arcas públicas con desvergüenza y se prostituye un cuerpo de tanto prestigio como la Abogacía del Estado sin caer en la cuenta de que, como ha señalado acertadamente Ignacio Gordillo, lo lógico será que la Sala del Supremo que ha de enjuiciar a los golpistas catalanes acabe expulsándola del procedimiento porque «el auto de procesamiento de marzo pasado fue recurrido por las defensas, pero no por la Abogacía del Estado y, tras los correspondientes recursos, fue declarado firme.Dicho auto señalaba con total motivación los presuntos delitos de los cuales no se podían salir ni las acusaciones ni las defensas. Se puede pedir la absolución por alguno de ellos pero no un delito distinto … no es lo mismo un delito de rebelión que uno de sedición. El primero está en los delitos contra la Constitución y la sedición en los delitos contra el orden público. Por lo tanto, la calificación de la Abogacía del Estado es manifiestamente errónea, de forma totalmente voluntaria, y ante el fraude procesal manifestado por la Abogacía del Estado y al actuar bajo presiones políticas evidentes, sólo cabe que la Sala Segunda del Tribunal Supremo adopte el acuerdo de la expulsión de la acusación particular de la Abogacía del Estado por manifiesto fraude procesal». Más claro, agua.

Melitón Cardona. Embajador de España

(*) Para víctimas de la LOGSE, no es vasco; significa «y así sucesivamente» en latín.

6 noviembre 2018

Blog: generaldavila.com

Un hortera en La Moncloa. Melitón Cardona. Embajador de España

El hecho de que el Gobierno del Reino de España esté presidido por un individuo de la talla intelectual y moral de Pedro Sánchez es, además de anómalo, degradante, por cuanto da idea de la degeneración que padece un país víctima de las ensoñaciones igualitarias de parte sustancial de una clase política dedicada a sustituir una educación de calidad por un todo a 100 que nivela por abajo y crea falsas expectativas de futuro a capas de la población cuyas carencias educativas se las vedan de raíz. En estas condiciones, no es de extrañar que un semianalfabeto presuntuoso haya querido adornarse con un doctorado cum fraude (Dcf) fácilmente conseguido mediante el expediente de un plagio estrepitoso que un tribunal de conveniencia no se molestó en detectar en su día y ahora se resiste a reconocer para no verse forzado a obrar en consecuencia.

Ahora bien, como ese pobre hombre encumbrado que hoy rige desde su ignorancia altiva los designios de España hay decenas de miles de compatriotas que se vanaglorian de títulos académicos que no valen el coste del papel que los (des)acredita y, así las cosas, no es de extrañar que quien hubiera sido un magnífico portero de discoteca poligonera se halle rodeado de personajes a la altura de su patética mediocridad en la que no faltan defraudadores fiscales, traficantes en información privilegiada, ocultadores de millonarios activos inmobiliarios y, como remate y para colmo, una Ministra de Justicia, Notaria mayor del Reino, que no sólo no se priva de mentir descaradamente en sede parlamentaria sino que tiene la desfachatez de erigirse en víctima de las cloacas del Estado de las que está acreditado que forma parte. ¿Hay quien dé más en punto a ignominia?

Ese doctor fraudulento que en dos ocasiones sucesivas ha llevado a su partido a los peores resultados electorales de su historia, hoy apenas cuenta con algo menos de un cuarto de los diputados del Congreso, pero no tiene empacho en detentar la Presidencia del Gobierno de un reino prestigioso con la ayuda indispensable de separatistas, terroristas y demás fauna antisistema. Ya señaló De Quincey que uno empieza asesinando y acaba deslizándose por la pendiente fatal que lleva a la falta de urbanidad, como la que ha protagonizado recientemente tratando de compartir con el Rey el besamanos de la Fiesta nacional, algo normal en quien cree que Antonio Machado nació en Soria («mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla …») y piensa que la corrupción se ataja «preveyéndola» (!).

Conviene reflexionar sobre el hecho de que un individuo tan cursi, jaquetón y fullero haya podido llegar a la Presidencia del Gobierno de España, porque no es tema baladí: es muy difícil imaginar que pueda caerse más bajo que estar un país al albur de los despropósitos delirantes, cuando no delictivos,de un hortera como el señor Sánchez Pérez-Castejón de solapa escueta, pantalón pitillo y zapatones desmesurados.

Si no se pone fin a este despropósito, que Dios nos pille confesados porque lo siguiente podría ser ver a Rita la Cantaora, Perico el de los Palotes o al Cojo Manteca al frente de los destinos de España, aunque, pensándolo bien, cualquier cosa mejoraría el hoy y ahora que nos abruma.

Melitón Cardona. Embajador de España

Blog: generaldavila.com

15 octubre 2018