Por la estepa solitaria cual fantasmas vagarosos
Abatidos, vacilantes, cabizbajos, andrajosos
Se encaminan lentamente Los vencidos a su hogar
Y al mirar la vieja torre de la ermita de su aldea,
A la luz opalescente que en los cielos alborea,
el paso van retrasando temerosos de llegar.
Estos versos del poeta pacense Luis de Oteyza (1882 – 1960), bien pueden resumir el estado de ánimo de José Antonio Urriticoextea, alias Josu Ternera (acusado de la muerte de 11 personas en el criminal atentado sobre la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza el 11 de diciembre de 1987 y actualmente huido de la justicia) y Soledad Iparraguirre, alias Anboto (segunda mujer en la cúpula de ETA tras María Dolores Gonzales Catarain, alias Yoyes, y acusada de 14 asesinatos. En la actualidad en prisión en Francia) en el momento de firmar, en nombre de la banda asesina ETA el documento mediante el cual “ETA quiere informar al Pueblo Vasco del final de su trayectoria”
Pero, ¿A quién queréis engañar, a los vascos o al conjunto de los españoles? A unos y a otros nos trae sin cuidado que manifestéis con un absoluto cinismo que “ETA ha desmantelado totalmente el conjunto de sus estructuras”. ¡Pero si han sido la Guardia Civil, la Policía Nacional y hasta la Ertzaintza, los que uno a uno han desmantelado vuestros zulos, vuestros comandos, los puntos de apoyo, y hasta los mugadaris! Y detrás de ellos, toda la sociedad, con el arsenal que le proporciona el Estado de derecho. No habéis desmantelado nada. Habéis sido desarbolados. Punto.
Y ¿Cómo os atrevéis a afirmar que “ETA da por concluida toda su actividad política”? ¿acaso entendéis por hacer política la mutilación que sufrieron Irene Villa y su madre en el madrileño barrio de Aluche el 17 de octubre de 1991? ¿O tal vez, el cruel y cobarde asesinato de Miguel Ángel Blanco, maniatado, de rodillas y por la espalda en Lasarte, el 12 de julio de 1997, dejándolo malherido sobre el terreno? ¿Quizás fue más político el atentado en Hipercor en Barcelona diez años antes, en el que perdieron la vida 21 personas y resultaron heridas otras 45? Y así hasta 835 victimas mortales y más de 3.000 heridos.
Pues nada. Dejamos la pólvora, empezamos de cero y “pelillos a la mar”. Aquí paz y después gloria. Hay que mirar para adelante. Aquí están estos tipos del Grupo de contacto” – muy sólidos todos ellos – que avalan nuestras filantrópicas intenciones. “Los y las exmilitantes de ETA continuarán con la lucha por una Euskal Herria reunificada, independiente, socialista, euskaldun y no patriarcal en otros ámbitos, cada cual donde lo considere más oportuno, con la responsabilidad y honestidad de siempre”. Vaya, que si la lucha armada no os ha rendido los réditos con los que alguna vez soñasteis arrebatar la voluntad de todo un pueblo, ahora os camufláis en las instituciones: partidos, sindicatos, corporaciones municipales etc., pero para seguir haciendo lo mismo “con la honestidad de siempre” … No quiero seguir. El resto es pura bazofia. Bueno, como el principio.
En casi 60 años de existencia y 50 asesinando habéis alterado la convivencia pacífica de unas gentes que no aspiran a otra cosa que, a vivir en paz, a progresar y mejorar sus condiciones de vida, a convivir unos con otros sin miedo a expresar sus ideas. Y es cierto que habéis hecho mucho daño y a mucha gente. No solo al abultado número de víctimas sangrientas que habéis causado, aunque ahora queráis establecer diferencias entre unas y otras. Entre vuestros objetivos y los “daños colaterales”.
Ese disfraz de buenismo, debo reconocer, que os ha rendido pingües beneficios. Ahora se habla de “el relato” es decir, una cosa es lo que en realidad sucedió y otra lo que se cuenta. Vaya, como si Rambo, él solo, hubiera ganado la guerra del Vietnam. Y digo que os ha rendido beneficios porque incluso hay quien os comprende, y hasta os compadece. Ahora que todo ha acabado. Ahora que el problema del terrorismo ha pasado de ser el primer problema de la sociedad no solo vasca, sino de la española en su conjunto, a ser meramente marginal, sobrepasado por otra forma de hacer política a vuestro estilo: el terrorismo yihadista.
Aseguraría que estos que os “comprenden” no han sentido de cerca vuestro aliento. No han tenido que tirar una y otra vez las llaves de su coche al suelo para revisar con alguna excusa, que en los bajos de su coche no hay adosada ninguna bomba. Ni han visto a sus hijos rechazados en el colegio simplemente por no ser de allí y no pensar como vosotros. Y sus mujeres, han tenido que comprar el pan a alguna vecina por que a ella no se lo venden. Ni han visto a su compañero de trabajo ser asesinados por la espalda o volar por los aires como nos ha pasado a los componentes de mi promoción, la XXX de la Academia General Militar, que hemos visto caer asesinados a tres compañeros y al padre de un cuarto ¿sabéis por qué? Por el hecho de ser militares, o guardias civiles o policías. Porque vestimos de una manera y trabajamos en unos lugares en cuya entrada reza: TODO POR LA PATRIA. Pero también a jueces o a fiscales, cuyo juramento deontológico les obliga a aplicar las leyes con lealtad, justicia e imparcialidad. O a los periodistas, que cumplen la importante labor social de ser testigos veraces de lo que viven. O a simples ciudadanos.
¿Pero qué habéis logrado? ¿Ha servido tanto daño para algo? ¿Qué podéis ofrecer en vuestra cuenta de resultados? Nada. Esa es vuestra gran tragedia y es lo que os tiene que abrumar. Presentaros ante vuestros paisanos con las manos vacías. Una tierra tan hermosa como las Vascongadas a la que habéis obligado a renunciar a un montón de buenas personas que ni han querido plegarse a vuestros insensatos deseos ni enfrentarse a vosotros poniendo en peligro sus vidas o las de sus familiares. Y a otros muchos que, sin ser naturales de ellas, han contribuido con su esfuerzo y su trabajo a engrandecerlas. Habéis hecho de vuestra tierra un auténtico gueto para muchos.
Ya habíais dejado la lucha armada, no por voluntad propia, sino por agotamiento. Os teníamos casi olvidados ¿A que viene ahora esta pantomima? ¿Qué ulteriores beneficios pretendéis obtener? Eso si que nos preocupa a muchos. Acaso queréis aprovechar la ocasión y recoger del suelo frutos del árbol que se agita en Cataluña. O tal vez, presionar para que se acerquen los presos que cumplen condenas lejos de sus hogares con la consiguiente repercusión para sus familias.
Si es lo primero, vais a pinchar en hueso. Hay una nación española decidida a mantenerse unida, una Constitución – ¡democrática eh! – que así lo define y unas Fuerzas Armadas que lo garantizan.
Si lo que buscáis es el acercamiento de presos explotando la “sensibilidad” de alguno. Solo puedo decir que, en la lucha contra vuestra organización criminal, pocas medidas han sido tan eficaces, dentro de la más absoluta legalidad, como la política penitenciaria. Aunque detrás de la esquina me sigue oliendo a chamusquina, quisiera pensar que una u otra son monedas de cambio por lo que entregáis, más que como saldo, como cierre por liquidación.
Pues eso, ahora que habéis echado el cierre, os recomiendo algo de lectura para vuestro inmerecido sosiego. No os vendría mal echarle un vistazo a la “Banalización del mal” de la filósofa, periodista y política judía Hannah Arendt, para quien en el régimen nazi hubo personas que, sin ser intrínsecamente malvadas, con su pasividad, su silencio, su nulo pensamiento contribuyeron a la banalización del mal; es decir, a la conversión del mal en mera rutina, algo a lo que la gente acabó acostumbrándose y viendo como normal ¿No os está pasando eso?
Adolfo Coloma
Blog: generaldavila.com
5 mayo 2018