MUNDO EN EVOLUCIÓN: LA GUERRA, BIDEN, SÁNCHEZ Y DE REPENTE TRUMP General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Esto es la guerra. Biden no se acuerda y el Pentágono ve que la ha perdido algo que no le gusta nada a los que pronto harán las maletas del retiro. Hegseth, futuro Secretario de Defensa de los EEUU, tiene la lista en su bolsillo que abarca desde generales hasta las tropas a mandar. La popularidad de la institución militar está por los suelos y hay que demostrar que un Ejército lo es sobre todo por su eficacia y porque cuenta con el apoyo nacional. Afganistán fue una losa bajo la que aún se encuentra. Ucrania y el Cercano Oriente deben acabar y centrarse más en el nuevo proceso al que asistimos. Si Estados Unidos, Rusia y Europa saben hacer bien las cosas se abre la oportunidad a un mundo mejor. Es posible. Lo único que hay que desterrar son las secuelas del comunismo, sí ese que adopta las formas incluso patriarcales de una guerra santa. Irán, Irak, Siria y África subsahariana requieren atención junto al eje actual alrededor de lo que el futuro orbita: el Indo-pacífico.

Todo es digno de acuerdo porque a saber:

Israel ha ganado la guerra, pero ahora hay un problema aún más grave: arreglar la paz que nadie sabe cómo hacerlo. Gaza requiere reconstrucción y no precisamente de silos para alojar misiles ni túneles para un nuevo 7-O.

Líbano debe aceptar que su Ejército se convierta en un seguro de paz y orden y no permitir el despliegue de Hezbolá. Las tropas de UNIFIL deben asumir su tarea con responsabilidad y salir de sus búnkeres a controlar las comunicaciones para que no circulen armas contra Israel. Cisjordania aceptar la situación y las Resoluciones de paz. En esta línea la ONU ha de asumir su tarea de vigilar los acuerdos con tropas que cumplan sus resoluciones y no se limiten a estar sin actuar; lo que requiere una nueva ONU.

¿Quién se va a hacer cargo de la gobernanza de una ruina?

Irán sabe que o acepta una paz en la Región que además abarque Irak y Siria o tarde o temprano estallará una revuelta interna que desestabilizará su actual política radical. No está muy lejos de ello, lo que no resolverá con una nueva violenta represión. Siria puede ser una trampa en la que se implique un país de la Alianza Atlántica. Parece que ese avispero puede reavivarse.

Está claro que la estabilización de la zona requiere volver a los Acuerdos de Abraham que son el futuro del Cercano Oriente, lo quiera o no Irán, y su progreso, también el inicio de algo nuevo y bueno para África, observadora que espera y se está contagiando de manera peligrosa por ese cinturón que la aprieta desde el Mar Rojo al Atlántico.

Europa sigue su historia de desencuentros. El Reino Unido se nos fue y eso es un hándicap que pesa en nuestro sistema defensivo. No hay ni un solo indicio de que Europa camine hacia un sistema de Defensa Europeo, propio, eficaz y seguro. Estamos siendo invadidos y nadie hace nada por poner un poco de cordura y racionalizar el buenismo que nos hundirá en un próximo futuro. Hemos regalado nuestro sistema y territorio que regresará a las cavernas despedazado y hecho jirones. No es Rusia el enemigo, pero no se dan cuenta de que el ataque es mayor y por la retaguardia.

Europa está perdida entre intereses encontrados. Su Parlamento es un balneario para estómagos agradecidos y una auténtica Torre de Babel que no consiente que la despierten antes de las nueve de la mañana. En nada se parece la percepción del mundo de un habitante de Varsovia o de Kiev con uno de Benidorm, por poner un ejemplo. Europa camina hacia la soledad y o se ponen de acuerdo Alemania, Francia, Italia… o esto se acaba si no lo está ya.

La OTAN da imagen de apoyo total a Ucrania, pero supone más de 40.000 millones de euros anuales y hay 9 países, entre ellos España,  que no pagan lo que deben.  Si sigue habiendo OTAN habrá que ver las consecuencias económicas y políticas. Alemania está en elecciones.

Mientras dormimos a orillas del Mediterráneo por el centro y norte ponen en alerta nuclear a la población.

La guerra en Ucrania debe acabar. No sabemos hasta donde aguantará Trump las exigencias de Zelenski que pueden llegar hasta la insolencia y el nuevo mandatario no acepta de buena gana ese estilo. Rusia no puede hacerse con toda Ucrania, tampoco perder la guerra. Esto es una premisa conocida. No ganará del todo, pero tampoco todo lo perderá. Ucrania no ganará todo pero podría perder mucho. La situación requiere de la Gran política junto a la firmeza de desear un futuro sin preponderancias abusivas. El plan de paz de Turquía presentado por Erdogán ha recorrido el G-20, solo le falta el empujón de China. Un armisticio sobre una línea trazada más o menos en el actual frente y, aunque excesivamente larga, pueda ser controlado el alto el fuego por tropas bajo el mandato de Naciones Unidas. A ello habría que sumar la seguridad de que Ucrania no hará intención de entrar en la OTAN al menos durante diez años. Se revisarían los Acuerdos de Minsk y habría unas largas conversaciones junto a la reconstrucción de Ucrania que traerían la paz por ahora.

-De nada sirven las Instituciones que en su día nos dimos. La ONU debe ser revisada ya que es un anacrónico juego entre China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia. Aparecen con fuerza  las naciones reunidas bajo el acrónimo BRICS+ que llegan con fuerza y dejan bien claro que están para dominar gracias a su poder demográfico y ansias de desarrollo.

América es una incógnita. Lo son Venezuela y Méjico. Brasil aprieta, pero Argentina ha dicho «Aquí estoy». Cuba se desangra. Nadie sabe el paso siguiente de la nueva América cuya influencia cada vez se hace notar más.

-Nadie olvide Taiwán. Pude dar muchos dolores de cabeza mientras China lo penetra todo, cala todos los melones, sabe de todo y en todos los lugares se posiciona. Sin remedio y con lentitud arrolladora.

España no se sabe muy bien a qué mundo pertenece. A Venezuela, Méjico, Irán, Palestina, o es un Estado fallido. Hemos olvidado nuestra lengua que abarcó al mundo. Nuestra religión y bondad. Ahora somos cualquier cosa. Nos acercamos a lo anglosajón después de renunciar a nuestro pasado. Quizá España sea el mayor problema de Europa o sea Europa el mayor de España.

Nuestro Gobierno ha insultado a Trump, a Israel, no sabemos si es otanista o sanchista. Nadie sabe muy bien qué es lo que va a pasar a partir del 2025, pero si a España hasta ahora no le ha ido bien internacionalmente le va a ir mucho peor. Incluso aunque cambiemos hay algo militarmente muy difícil de recuperar: la confianza. Estamos señalados desde el año 2004 y no hay razones que avalen un cambio hacia la necesaria cooperación.

Para los Estados Unidos hemos pasado desapercibidos, con Trump puede ser que sea aún peor y se dé cuenta de que existimos.

El mundo ha cambiado y Trump, si logra llegar al día D, debe aceptar el reto del proceso irreversible. Hay que aceptar un nuevo mundo. Todo esto se producirá en un largo periodo. Trump tiene cuatro años por delante. Son pocos, pero después de su mandato todo será muy distinto a lo actual. Si sigue existiendo este planeta llamado Tierra.

Deducimos por evidente y observable desde cualquier punto geográfico físico y cognitivo que Europa no va a  ser destruida por  Rusia. Ella misma se está envenenando. Morirá en unas décadas con algo que sin duda procede del Sur y del Este. Con su propio veneno que mata lentamente mientras sonríes o suena la orquesta.

A Troya se la sigue buscando.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

2 diciembre 2024

 

 

DOS AÑOS DE GUERRA. UCRANIA (II). GUERRA MUNDIAL. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Los primeros días de guerra

Llamemos a las cosas por su nombre.

He repasado los muchos artículos que he escrito sobre la guerra en Ucrania desde su inicio. En todos, a pesar de convivir con la incertidumbre, he intentado entender lo inentendible y hacerlo manejable para mostrárselo a ustedes de manera asequible. Vemos que las predicciones se han ido cumpliendo y no había que ser muy listo ya que era notorio que esto iba para largo. Porque más allá de lo que hablamos, nadie tiene prisa por acabar esta guerra. Quizá esta terrible frase no se entienda. Requiere un cierto análisis y mirar más lejos de lo habitual y más atrás de lo que acostumbramos. Nos toca vivir una situación que requiere tiempo para asimilarla y ese tiempo ya no es nuestro, estamos sumergidos en su acontecer y no podemos contarlo.

Es tiempo de guerra. Asúmanlo o sigan viviendo. La solución no está en sus manos.

La guerra de Ucrania es solo una grieta en la gran muralla que divide en dos partes al mundo. Nada nuevo, por cierto. Siempre la hubo, incluso hubo épocas en las que se derrumbó, pero pronto volvió a construirse. Rusia no quiere acabar la guerra, por ahora. Ucrania hace lo que le diga Estados Unidos y a día de hoy la situación permanece en stand-by.

Rusia no ganará la guerra, Ucrania tampoco, ninguno perderá, ¿entonces?: no es una guerra de ganadores y perdedores, sino de cambio de rumbo, una guerra mundial, un cambio estructural que llevará tiempo y ni siquiera sabemos si tendrá un final que puedan generaciones futuras narrar o entraremos en una nueva era oscura. Todo está bajo la tutela de la ciencia. Hasta la inteligencia a eso ha sido reducida. Hemos pasado de Platón a la máquina de pensar y la hemos dado vida con los datos incorrectos. Se asemeja más al arquero que dispara y se esconde que al guerrero que muestra las armas en sus toscas manos.

Sustituir al hombre por un muñeco es fácil. Lo difícil es igualar su maldad. No hay máquina que lo haga. Eso lo maneja otra inteligencia irreproducible, inimitable, que siempre llevó cuernos y rabo. La guerra será protagonizada por la inteligencia artificial, pero los que mueran será hombres (con inteligencias robadas) sin cuernos ni rabos. Y se matan unos a otros con o sin máquinas.

«Si la guerra fuese exclusivamente una ciencia el hombre dejaría de hacerla. Ni siquiera merecería la pena escribir sobre ella. Es más que ciencia, algo íntimo, intrínseco a su naturaleza: un arte. Por ello la narra en hexámetros un supuesto poeta: Homero. Desde entonces, a pesar de que la voluntad de destrucción del ser humano no tiene límite, sigue siendo el arte la única capacidad o habilidad de la que dispone para acabar con ella con una cierta dignidad» (Jenofonte V).

Solo nos salvará el hecho de que haya algo más que Ciencia. Si no es así estamos perdidos.

La invasión de Ucrania no fue una sorpresa. Los Servicios de Inteligencia de los Estados Unidos de América conocían los planes rusos y gracias a ello Rusia no ocupó Kiev ni alcanzó el Dniéper para dominar definitivamente el Donbás y los mares Azov y Negro que era su verdadero objetivo estratégico. La invasión generó en guerra. Rusia lo había preparado, lo estaba, pero mal y equivocada por culpa de hacer la guerra solo con visión política. Su objetivo estratégico era y sigue siendo incierto y, para combatir, la táctica no la tenían depurada. El que mucho abarca poco aprieta. Su Estado Mayor y sus generales han hecho durante dos años una guerra lamentable en lo táctico, basada únicamente en la destrucción de sus hombres, en las masas, en el fuego y el obstáculo renunciando a la maniobra hábil y a la sorpresa táctica para evitar arrojar hombres al frente como si fuesen bots.

Su gran fallo no superaría un examen de ingreso en ninguna escuela de Estado Mayor.

A día de hoy las cosas han cambiado.

Rusia ha aprendido de sus errores. Ha reestructurado sus grandes unidades. Ha movilizado a un gran ejército. La industria militar de guerra es nueva y eficaz. Ha superado el aislamiento económico y dispone de nuevos y poderosos aliados. Solo una, no probable, desestabilización interna puede acabar con la guerra de la que está saliendo fortalecida.

Ucrania depende cada día más de occidente. Sus unidades con gran experiencia de combate se ven mermadas de personal y para la movilización cada vez dispone de menos gente joven en edad de combatir. Sus campos de cereal son chatarra bélica. Su industria de armamento no existe al verse en constante amenaza. Cada vez es más difícil mantener sus posiciones. Solo una mayor implicación material y moral de occidente puede hacer cambiar las cosas.

La guerra está en un punto que podríamos definir como equilibrio inestable.

Todo depende de las elecciones en los Estados Unidos de América.

Es tal el temor que Europa rompe su Alianza Atlántica, a todas luces insuficiente, titubeante ante el fenómeno Trump, así que comienza cada nación a pactar alianzas por su cuenta y en Europa entra la fiebre guerrera.

«El presidente de uno de los países grandes tomó la palabra y me preguntó: ‘Si no pagamos y somos atacados por Rusia, ¿nos defenderíais?’. Le dije: ‘¿No has pagado? ¿Estás en deuda? Entonces no, no te protegería. De hecho, los animaría (a los rusos) a hacer lo que quisiesen. Tienes que pagar. Tienes que pagar tus cuentas». Es palabra de Trump y es que esto es la guerra. Una guerra mundial en la que estamos todos, queramos o no.

Es la guerra. ¿O qué te habías creído?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

21 febrero 2024

ETHOS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Xi Jinping en Moscú. No es una visita ni un acuerdo ni nada parecido. Es solo una imagen. No hacen falta palabras: es la guerra y esta visita una de sus imágenes más importantes. Quizá la definitiva por si alguno no se ha enterado.

En el libro de las Estratagemas de Frontino preguntado Metelo Pío en Hispania qué planes tenía para el día siguiente, dijo: “A mi propia túnica prendería yo fuego si pudiera hablar”».

Esta reunión es un mensaje gráfico que forma parte de la interpretación y el director del coro, como en un tragedia griega, será el encargado de traducirlo.

El futuro está en sus manos. Nada descubrirán ellos. Se abrazan y América se desbraza. Europa mira a un lado y a otro.

Ethos es palabra griega recogida por el Diccionario de la Real Academia: «Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o una comunidad».

Nos recuerda el mariscal Montgomery en su libro Historia del arte de la guerra que Polibio escribió que un general debe «aplicarse en conocer las inclinaciones y carácter de su adversario».

Un general debe conocer la mentalidad de su oponente y por ello no es extraño que profundice en el estudio del mando al que se enfrenta y lo haga en todos sus aspectos, no solo militar, gustos, aficiones, fortalezas y debilidades. Muchos se hacen incluso con una fotografía de su adversario en la que buscan un detalle que le haga vulnerable.

Recojo en mi libro El nuevo arte de la guerra la insistencia de Polibio en este tema cuando dice «Si alguien cree que en el arte de la guerra hay algo más importante que conocer las preferencias y el carácter del general enemigo, es un ignorante y está cegado por la soberbia».

Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y entre los dos elige la victoria; que puede que no esté en tus manos.

En una guerra el factor humano tiene un peso tal que puede él solo inclinar la balanza. La ciencia domina el campo de batalla, pero el principio o el final suelen ser decisiones de un hombre que mucho tiene que ver con su carácter y prestigio. Siempre, en cualquier guerra, hay un Aquiles, un Melcíades, Leónidas o Alejandro…

Eran expertos en el arte de conocer al hombre, se conocían ellos, y miraban en el corazón de los suyos.

Estamos en el momento decisivo de la guerra en Ucrania y ese es el que nos va decir algo sobre este futuro incierto que habla de guerra; por ahora.

Centrados en la ciencia olvidamos que el arte de la guerra ha muerto con ella y con la técnica, pero que las voluntades siguen a sus posibles guías anclados en primitivas formas cuya evolución no lleva caminos convergentes, sino todo lo contrario.

La guerra no está en las bombas ni en los misiles, sino en los corazones como ya avisaba Baruch Spinoza:«La paz no es la ausencia de la guerra, es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia».

Es por lo que ni mirándonos a los ojos podremos entender la guerra: «Incluso la verdad que nos habla se presenta enmascarada en el Teatro de la Guerra, escenario preferido para jugar al mortal baile de máscaras en el que se inscribe la historia de la guerra».

El escenario se abre con el paseo del protagonista por el lugar clave de la escena: Mariúpol. Es su punto débil y su fortaleza. Poliercética del alma que no todos los ejércitos conocen. Señalado el lugar donde apoyará su palanca.

Las máscaras se han reunido en una ficticia paz que solo sirve para preparar la próxima guerra; que será aún peor.

Ethos enfrentados. Algo que no es nuevo por lo que esta reunión de Xi Jinping y Putin no deja de ser el sonido de los tambores de Queronea. Está por ver el resultado final de la batalla defintiva; que la habrá.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

21 marzo 2023

 

UCRANIA. LA GUERRA EN SU LÍMITE DE ELASTICIDAD Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

La guerra en Ucrania continúa bajo la incertidumbre, y los análisis se encuentran desesperadamente confusos sin que nadie sepa, por mucho estratego que opine, las intenciones de Putin.

La guerra, como todo, llega un momento en el que pasa a la cotidianeidad o, lo que es peor, a la costumbre, y a nadie sobresaltan las noticias si no se ven respaldadas por la subida de la gasolina o del pan nuestro de cada día.

Es triste acostumbrase a la guerra, pero más lo es a la inacción. Observo, quizá con error, que de lunes a viernes hay guerra, los fines de semana fútbol o gastronomía, estado del tiempo y de las carreteras; observo que los reyes de la información se van de vacaciones. Solidaria guerra. Alto el fuego, week end, y de nuevo a retomar la información. A golpe de cañones.

Decía Stalin, en su atroz pensamiento, que un muerto es una tragedia y un millón una estadística. Primero la pandemia. Ahora el Teatro de la guerra.

La guerra empieza a ser estadística de muertos, un cúmulo de datos lo confirman, mientras algunas mentiras intencionadas se deslizan por sus derivadas establecidas sin saber cuáles son las variables independientes. La derivada es el orden convertido en desorden y lo anormal instalado en la normalidad.

Vence lo virtual en la tragedia del olvido, de querer dejar al lado los resultados devastadores del enfrentamiento, allí donde unas letras enlazadas llamadas palabras han fracasado y dan paso al duelo de las armas: el lenguaje de los cañones.

Estamos en un momento de la guerra en Ucrania donde se ven más claras las intenciones. Los jugadores descubren sus cartas, aunque podría ser una simple jugada de comprobación y calentamiento. Nadie ha puesto toda la cantidad sobre la mesa. La apuesta es muy pobre y se habla de farol. Los muertos se olvidan: pura estadística. La guerra sigue y un final temible se vislumbra cada vez más cerca. Las posturas están enconadas y nadie opta por entenderse con la palabra. Más gasolina al fuego.

El Diccionario de Autoridades define «diversión» en su acepción militar: «En términos de guerra se llama al ataque que se hace por el enemigo por diversas partes, para obligarle a separar sus fuerzas, dividirle y enflaquecerle, o entretenerle».

Queda claro en su rotundidad que la guerra ha sido así mal entendida y atendida.

No ha hecho bien Zelenski al desairar a Alemania. No habla Europa con decisión y por ello otros toman su palabra.

El momento es muy delicado y no debemos actuar con maniobras de diversión cuando la violencia puede no tener límites y llegar al uso ilimitado de la fuerza.

Este es el momento del mayor peligro y cualquier cosa puede ocurrir; entre ellas una catástrofe nuclear.

Estamos en el límite de elasticidad que permite la tensión de la guerra y de acuerdo con la Ley de Hook el puenting podría acabar en tragedia. Nada volverá a ser lo que era, deformado y sin vuelta atrás.

Mientras los políticos no decidan que la política y la guerra no son lo mismo, aunque persigan el mismo objetivo, mientras no se den cuenta de que la guerra es su fracaso oculto bajo la vida de otros que nada que ver tuvieron, mientras no encuentren una alternativa a los cañones, seguiremos estirando el tiempo hasta romperlo todo y ser irreversible.

La estrategia y la táctica quedan desbordadas cuando el espíritu de la guerra se convierte en una lucha a muerte en la que no se respetan las reglas de la guerra, cuando los generales son arrollados por la inmoralidad de sus tropas de lo que ellos son únicos responsables.

Una guerra en la que se ha roto el código del honor, donde ya no hay ética militar, puede acabar en cualquier cosa.

Una guerra que está a punto de acabar en algo peor. El terrible ejemplo de acabar con una explosión mayor que todas las habidas hasta el momento debería hacernos pensar más allá de los despliegues de tropas intimidatorios. Ese momento tan cercano: «Ya no había nada más que temer». Era la peste atómica; que puede regresar. No fue una guerra, sino todo y nada que es la definición de la muerte moral. Física también, pero eso es un mal menor.

Salvo una batalla perdida, no hay nada tan triste como una ganada. Nadie gana cuando se manejan ejércitos que no hacen la guerra, sino imponen pura violencia.

Habrá que buscar una definición nueva a tanto terror, al que parece que también nos acostumbramos. Como a morir. Irremediable.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

18 abril 2022

 

UCRANIA: LA TENAZA RUSA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Desde que escribí mi primer artículo sobre la guerra en Ucrania en nada he modificado mis hipótesis que veo como día a día se confirman. Fijé las líneas que a mi juicio se desarrollaban en el marco estratégico y táctico de las operaciones militares y señalé como objetivo estratégico militar llegar al dominio del Mar de Azov y Mar Negro y expuse que para comprender el político deberíamos abrir el zum del mapa y observar el conjunto que abarca el mar Báltico por el norte y el Mediterráneo por el sur. Es una amenazante tenaza que se cierne sobre Europa apoyada en el punto de engranaje que es la energía de la que vive el llamado viejo continente.

Dije así mismo que la guerra que Rusia está llevando a cabo entra dentro de los conceptos que dejó Clausewitz en su libro De la guerra del que destacaba el hecho de que la guerra es una gestión de las relaciones políticas, un acto político sin más y que por ello negociar no significa un alto el fuego, sino palabras que suenan a cañonazos hasta que el acuerdo sea firmado y además de manera ventajosa. Putin no va a soltar su presa, esa que persigue desde un primer momento y que ya hemos definido y vemos ahora con mayor claridad.

La guerra ahora se muestra como lo que es: un fracaso de la política y por ello de sus políticos, responsabilidad de la que hoy ninguno se libra al no haber sabido gestionar una crisis que se veía venir al menos desde 2014.

Ahora se echan las manos a la cabeza viendo las atrocidades de una guerra y animando a los que en primera línea mueren cada día en defensa de lo que ellos no han sabido negociar en esas mesas llenas de flores que nos avergüenzan.

¿Serán capaces de encontrar el acuerdo perdido, la negociación por encima de más cadáveres, de más acusaciones mientras los hombres se siguen matando animados por tanto irresponsable?

Se desangra Europa y en Ucrania la muerte es televisada para vergüenza de los que nos rigen, a unos y a otros, incapaces de emprender un camino que no sea el de echar más gasolina al incendio y dictarnos el pensamiento para que no intuyamos lo que se esconde detrás de tanto valor como tiene el petróleo, el gas o los misiles.

¿Los valores morales?

Después de analizar lo estratégico en el campo político y militar, también lo táctico, resulta que las piezas siguen sin encajarme y veo, siento decirlo, cada día más peligro, un desenlace fatal, un inesperado final en esta terrible guerra que nunca debería haber comenzado si la inteligencia y la sensibilidad de nuestros mandatarios hubiese leído el futuro que se mostraba con señales claras y de muy fácil interpretación.

Creo que llegamos tarde. Rusia seguirá, cada día más firme, camino de sus objetivos por el sur, hasta el Dniéper, y se dará un respiro para seguir ampliando su tenaza hasta tenerlo todo dispuesto para apretar con sus brazos en abrazo mortal a Europa. Su nombre es muy conocido en carpintería y debería serlo en la milicia: la tenaza rusa.

Les señalo un nombre. No lo olviden por si la negociación del fin de esta guerra no prospera: el Corredor de Suwaki. Apenas noventa kilómetros que constituyen la única unión entre las Repúblicas Bálticas y Polonia, o dicho de otra manera con la OTAN. Bielorrusia, el corredor de Suwaki y Kaliningrado. Abran el mapa y observen. Luego ciérrenlo y pidan a estos que gritan paz que se sienten y pongan a cada cual en su sitio, pero sin engaños. Que no se engañen ellos ni nos engañen a nosotros.

Vuelvo a repetir que el deber de un general es ganar la guerra y el de un político no provocarla.

En el tablero del mortal juego de la guerra, en este actual, hay algo que no encaja, un proyecto nuevo que deberían explicarnos los que lo afrontan con miedo.

El miedo cuando se aproxima la muerte solo lo tiene el dinero, que es lo más cobarde que hay en paz y en guerra. El que lo tiene y distribuye puede llevarse todo por delante antes de que alguien acabe con él. El que se encuentra cercado y sin futuro también.

Termino con palabras de Sunzi, tan antiguas como sabias: «Es necesario dejar una salida a un enemigo cercado. No fuerces hasta el límite a un enemigo que se encuentra en una situación apurada».

Es bueno entenderlo; para unos y otros. Tiempo habrá de reproches, pero con las armas en la mano es un juego que puede acabar en fatalidad y apretar donde no querías.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

5 abril 2022

ÚLTIMA HORA DE LA GUERRA EN UCRANIA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Cuando la estrategia cree que se ha revelado porque pasa a ser noticia deja de ser estrategia y se convierte en interpretación: teatral. Ahora, la noticia de la guerra en Ucrania salta a primera página informativa con una novedad: Rusia empantanada en su ofensiva se conforma con el sur, el Dombás. Lo anuncian los medios como una derrota del Ejército ruso ante la incapacidad de alcanzar, por ejemplo, Kiev.

¿Dónde está el cambio de estrategia? ¿Y la derrota? Hasta ahora la única conocida es la que sufre el pueblo ucraniano invadido por el atacante ruso ante la que se muestra como ejemplar cimiento de la libertad. Es lo único que brilla en este lodazal de muerte y traiciones. Los hechos son que Rusia invade, ocupa y rompe una arteria vital para el corazón de Europa y logra su objetivo estratégico. Solo debilita el avance el duro lastre que le impone la lucha decidida de un pueblo no dispuesto a ser esclavizado, al menos por los Putin.

Nadie, absolutamente nadie, conoce el planeamiento militar del Estado Mayor del Ejército ruso ni su objetivo estratégico, político y militar, que en esta guerra deben ser coincidentes. El secreto de la operación militar es absoluto y, si se le aplica el análisis militar, deducimos que la situación actual no responde a una derrota militar rusa, sino al final de una fase del planeamiento y el comienzo de otra.

Como muchos y variados análisis que se han hecho sobre la conducción de las operaciones, hice el mío desde los comienzos y veo que los resultados no me desmienten ni se alejan de lo expuesto a pesar de que «en ningún sitio como en la guerra hay mayor diferencia de opiniones y jamás cesa el torrente de impresiones dirigidas contra el convencimiento propio» (Clausewtiz).

Es difícil mantener los resultados de la propia reflexión ante la ingente información contradictoria y cambiante que manipula los resultados reales de la guerra. Una cosa es lo que ocurre y distinta lo que nos gustaría que ocurriese. Los hechos, la formación y la convicción deben mantenerte firme hasta que los acontecimientos te delaten, si es que has errado.

Hay un momento de esta guerra que ha llevado a la confusión y puede que hasta a errores, al menos tácticos. El ataque a las poblaciones. Como es lógico, el ejército y milicias ucranianas han desplegado en la zona sudeste y se han repartido en la defensa de las principales ciudades.

Antes un dato que pocos contemplan. Ucrania tiene con Rusia 2295 km,s. de frontera de los cuales 1974 son terrestres y 321 marítimos. Hagan cálculos de tropas, analicen la compartimentación del terreno, su hidrografía y saquen conclusiones para llevar a cabo una acción ofensiva o defensiva.

Kiev símbolo de la resistencia y puerta a la negociación espera acontecimientos.

Ucrania es como una gran casa con estancias muy diversas y una puerta principal sólidamente defendida que hay que abrir con llave y si no la tienes tendrás que entrar por el patio trasero o hacer un agujero hasta el sótano. Putin lo hizo, entró en el sótano, Crimea, y ahora penetra de abajo arriba, al Dombás.

Crimea era una isla, no península, al haberle cortado la escalera que subía a los pisos principales. Esperó un tiempo en el sótano, en silencio, puso ladrillos para subir y cuando estaba a la altura del primer piso hizo el amago de entrar por la puerta principal, Kiev, mientras se colaba al piso por el agujero abierto en el sótano de Ucrania, el Dombás.

Cuando todos miraban a Kiev, un avispero del que Rusia quiere salir pronto, nadie adivinó que era una artimaña, un ejercicio de distracción, mientras el ejército ruso agujereaba el suelo que le llevaba al interior y unía Crimea con tierra firme para en la grandes charcas del Mar de Azov y el Mar Negro posicionarse sólo él. Con el acceso a sus orillas controlado, limpias y sin amenazas, solo le queda ya rematar su ofensiva con una acción sobre Odesa. Moldavia ya era suyo con la permanente presencia de tropas paracaidistas rusas en su territorio, Transnistria. Fin de la guerra. Por ahora. La siguiente amenaza llegará. Puede que esta vez por el norte: el Báltico. Nadie menciona el corredor de Suwalki, lugar codiciado que cortaría el enlace físico de las Repúblicas Bálticas con la OTAN. No llega a 100 km,s. de frontera con Polonia y uniría Kaliningrado con Bielorrusia. Nada importante.

Ucrania se ha defendido ante un ejército muy superior a base de una gran determinación de los voluntarios y la calidad del armamento occidental que han asumido con rapidez y entrenamiento eficaz. La gente de la calle se ha convertido en soldado en tiempo récord y aprendido bajo los bombardeos a forjarse como combatientes. Con tácticas guerrilleras dadas por buenos instructores, los mejores, veteranos que estuvieron en Irak y Afganistán, han elaborado el famoso Minimanual de la Defensa Urbana que todos llevan en sus teléfonos móviles y repasan a cada momento como una guía de supervivencia y lucha sin descanso.

1.- PROTÉGETE BAJO TIERRA
2.- TÚ ELIGES DONDE COMBATES, NO EL ENEMIGO
3.- TAN CERCA QUE PUEDAS OÍRLO RESPIRAR
4.- CAMBIA DE POSICIÓN TODO EL TIEMPO
5.- QUE NADIE TE VEA
6.- NO TEMAS A LOS TANQUES
7.- NO TE DEJES SORPRENDER
8.- BEBE AGUA Y TRATA DE NO ENFERMAR
9.- RESPETA A LOS CIVILES
10.- GOLPEA Y CORRE

Algo muy sencillo y eficaz que está dando grandes resultados, incluso puede haber sido una sorpresa táctica inesperada que haya hecho modificar alguna de las líneas de acción de la ofensiva, algo por otro lado muy normal en el desarrollo de una campaña.
En el Ejército ruso no ha habido cambio de estrategia, que es mucho más amplia, sino que se han cumplido sus planes políticos y militares con mayor o menor coste, hasta alcanzar lo que parece ser el objetivo de la invasión: Rusia es dueña del Mar de Azov y Mar Negro. No es poca cosa. Ya dio los primeros pasos en Georgia. El futuro no será detenerse. Se firmarán pactos para no cumplirse.

Europa se remodela políticamente y busca alternativas a sus fuentes de energía. El sorprendente cambio de postura del partido que gobierna en España, que no es la de España, en el contencioso del Sahara ha sido una consecuencia más de esta guerra, muy mala para España metida hasta las trancas en la indefinición e incertidumbre.

El gas licuado y otros negocios en marcha. El Nord Stream 2 cerrado, en quiebra. La OTAN por fin encuentra la brújula estratégica, pero deberá revisar su política de ampliación con más realismo e inteligencia. Será más militar que política, eso dice ahora, y las empresas de armamento se frotan las manos. Las Repúblicas Bálticas se preparan. Nadie se fía de nadie.

No adelantemos acontecimientos, pero las condiciones exigen sentarse y reflexionar antes de que las sanciones nos lleguen a todos cuando solo luchábamos por la libertad.

Puede que la peor de las consecuencias sea que a partir de ahora no seamos tan libres. Claro que eso sólo afectará a los mismos de siempre, ya casi desaparecidos.

La guerra no es buena para nadie. Llegará la negociación, dura, a nadie dejará contento. Será un breve paréntesis. Esta guerra ha encendido odios y venganzas. Se ha fraccionado la tierra y la grieta amenaza con acabar siendo un abismo insalvable. Todos hemos perdido.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

30 marzo 2022