Aniversario de los 50 años de la Monarquía en España. Nada trasciende; ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Marginación de una España que todavía sueña con la idea de España que fluye en lo abstracto mientras va perdiendo carácter; se deshacen como de arena los eslabones de su historia.
Después de 50 años seguimos con la misma canción cuya letra sabemos y a la vez olvidamos después de cantarla con diferentes registros: libertad.
Requiere una profunda meditación asistir a los 50 años del aniversario de la restauración de la Corona y comprobar que seguimos envueltos en el anhelo de las añoradas libertad y convivencia alrededor de la unidad. Un deseo al parecer inalcanzable tras el que se ocultan los pequeños dictadores que entienden que necesitamos de su amparo e ideología para que nos den la dosis precisa y así evitar el empacho; tan habitual. España en ocasiones se atraganta de libertad por abuso de una gramática política al dictado del partido.
Todo se ha celebrado en el Palacio. Ahora en el Real, luego en el popular, el de los Diputados. La calle sigue a lo suyo.
Abre el Rey Su discurso entre Diputados y toisonados con palabras que hacen temblar el hemiciclo al referirse a la celebración en ese lugar, el Congreso: «…donde se encarna la idea de España reunida».
Dice bien Su Majestad el Rey: reunida. Muy distinto de unida. Nada que ver lo uno con lo otro. Hay muchos tipos de reuniones en España. Demasiadas buscan la ruptura frente a la unidad. Esa es la razón de la Corona: mantener a España unida. La diferencia, digámoslo de una vez, entre reunida y unida es constitucional. Si no existe esa constitucional defensa de la unidad poco tiene la Corona que celebrar. Es su razón y ser: la unidad de España.
Refiere el Rey el episodio del 23F, ¡tan necesario recordarlo! No lo es menos, además de oportuno, hacerlo con lo ocurrido en octubre de 2017, más cercano y aún en marcha. Se escenificó un acto contra la unidad de España, hubo un referéndum de independencia en Cataluña convocado por el Gobierno de Cataluña y celebrado a pesar de serlo de manera ilegal e irregular, pero cuyos efectos siguen teniendo resultado práctico en España ya que el Gobierno actual lo es bajo la protección y amparo de los que lo convocaron.
He echado en falta unas palabras confirmatorias contra tan execrable acto. Porque ahora ya no está tan claro. No debemos, en una conmemoración de los 50 años, olvidar las entonces tan oportunas y valientes palabras del Rey en defensa de la unidad de España: «…ya que las autoridades que allí representan al Estado han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando -desgraciadamente- a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada».
Después de 50 años sigue ese siendo el problema. Los reunidos luchan precisamente por no estar unidos alrededor de la idea de España. ¿Una idea? Dejaron solo al símbolo porque allí se reúnen para la desunión que es lo contrario.
Sentencia el Rey: «La España democrática, antes incluso que un país, un pueblo o un territorio, es una idea. Una idea hermosa que encarna lo mejor de lo que somos; aquello a lo que aspiramos; la suma de nuestros sueños, anhelos e ilusiones; una idea a la que merece la pena entregar todos y cada uno de los días de la propia vida. Y la Corona, ténganlo por seguro, estará siempre a su servicio, porque en ese servicio radica su propia razón de ser».
Al servicio de la idea de España porque no hay mayor servicio, por no decir el único, que mantener la idea de España. Reunidos y divididos no es reunión, sino traición que materializan los que huyen ante la presencia del símbolo. ¿Hay mayor prueba?
¿Será España algo inefable como decía Unamuno?
Libertad y convivencia solo serán posibles cuando no estén sustentadas por aquellos que ensombrecieron la vida en España con el terror del asesinato y los que buscan quebrantar los principios democráticos del Estado de Derecho y socavar la armonía y la convivencia.
Pasados estos día de conmemoración me viene a la cabeza el lamento ¿o imprecación? de Ortega y Gasset: «Dios mío, ¿Qué es España?»
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
24 noviembre 2025












