EL REY ANTE LA SEDICIÓN. Rafael Dávila Álvarez

Muchos españoles de a pie se rigen por las moderadas y prudentes palabras del Rey, símbolo de la nación española y referente ante la confusión del mismo concepto de nación. No suele ser frecuente oír al Rey hablar de manera institucional de asunto tan grave como lo es la unidad de España, que Él simboliza, pero en momentos de crisis nacional, —el actual lo es, ya que se están poniendo las bases para la independencia de Cataluña que se encuentra en rebeldía institucional—, no es necesidad sino obligación institucional que se pronuncie ya que de no hacerlo a muchos les surge la duda de si España podría dejar de serlo, por uno u otro camino.

El Rey lo hizo. Habló. Contundente y muy claro. Día 3 de octubre de 2017. Todos lo entendimos, aunque algunos, entendiéndolo, sabían que con ellos no iba aquel discurso y que aquellas palabras formaban parte del esquema general trazado para una España que no lo será. El Rey quizá forme parte de lo que dejará de ser y nadie habrá tenido la culpa. No hay que ser muy listo ni entendido en política para ver como paso a paso se va desmontando lo que hasta ahora se había construido sobre una base de convivencia y decoro con la historia de España y sobre todo con el respeto a todos los españoles. Porque la primera misión de un gobernante es gobernar para todos y respetar las normas de convivencia entre españoles, sean sus votantes o no, y evitar predisponer a los ciudadanos al enfrentamiento y situar a la nación ante la fuerte dicotomía de conmigo o contra mí.

No hay dos Españas ni tres ni cuatro ni diecisiete; hay una y muy fuerte, pero se pueden construir desde dentro, desde el poder, todas las divisiones que uno quiera a base de mentir, inventar, legislar y dar dinero. No hay más ni menos en estos momentos donde la identidad se construye desde los presupuestos del Estado y desde la aprobación de las leyes para lo que antes se aprueban los jueces que han de dictaminar su legalidad constitucional. Es decir que el que hace la ley hace la trampa. Como decía d´Ors «en el principio fue el membrete».

A las pruebas me remito.

Ante el delito cometido por las Autoridades Catalanas: proclamar la independencia de Cataluña, es decir, quebrar la Constitución, enfrentar a españoles contra españoles…

DIJO EL REY: «Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada −ilegalmente−la independencia de Cataluña» […] «han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley… […] «Han quebrantado los principios democráticos» […] «Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional…».

El problema de seccionar el discurso es que no hay ni una frase que sobre. Tampoco que falte. Pero como todo el discurso ha sido desdibujado con una y exclusiva pincelada del presidente del Gobierno, puesto de acuerdo con esos a los que el Rey señalaba, todo queda en una gran incógnita que cada día más nos asombra e introduce en una nube de incongruencia y desconocimiento sobre a quién hacer caso y de quién escuchar la directriz, el consejo, la norma, la palabra y la Ley.

Terminaba el Rey sus palabras —¿Borradas, olvidadas, condenadas…?—el 3 de octubre de 2017, cuando se delinquía contra la unidad de España:

«Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España».

Las palabras del Rey han tenido respuesta; ahora. Unos años, después, el suficiente para enfriar las cosas y manipular la infraestructura del Poder y asentarlo sobre un único Poder, ¿con qué nos encontramos?: indulto y más abiertas las puertas al independentismo: ni rebelión, ni sedición ni, por supuesto, unidad de España.

¿Puede habar mayor delito político, institucional, que pretender destruir España desde dentro?

Pocas cosas deberían separarnos en cuestiones políticas, pero desde luego nunca la de no respetar los artículos 2 y 8 de la Constitución en los que se proclama la unidad y el poder para su defensa:

—Artículo 2. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Y se demuestra la enorme importancia que esa unidad tiene poniendo en manos de los representantes de la Soberanía Popular a las Fuerzas Armadas para su defensa:

—Artículo 8.1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

No va a ser fácil llevar a cabo el delito, aunque el intento ha sido allanado para cometerlo impunemente sin existencia de sedición o rebeldía. Un camino sin obstáculo.

Si hacemos caso a las palabras del guía, del símbolo de la nación española, deberíamos cerrar esa posibilidad y no facilitarla. ¿Cómo? Respetando la Constitución y por tanto la independencia Judicial.

Habló el Rey aquel 3 octubre de 2017.

Somos quizá enemigos de nosotros mismos. Ninguna nación soberana consiente que se utilice la violencia o la amenaza de violencia con el fin de coaccionar a las más altas instituciones del Estado, limitar su autoridad pública y afectar a la integridad territorial.

Eso dijo el Rey y parece que nadie le hizo caso.

La confusión ahora es generalizada y todos saben lo que digo y porqué lo digo.

Ahora van a seguir el camino emprendido y sin consentir que se les levante la voz. Ni alta ni baja voz.

Amplio camino. Emboscados nos esperan.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

28 noviembre 2022

 

 

 

TRAS LAS HUELLAS DE ZAPATERO, RAJOY Y SÁNCHEZ. ELECCIONES. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

La batalla decisiva será el 10N.

Se equivocan si piensan en otra cosa.

No es la independencia de Cataluña; ni la víbora, aún viva, de la ETA; ni la nueva, la de los CDR (lo hemos avisado muchas veces: ¡qué viene el lobo!); tampoco la corrupción (vale solo para los hunos y no para los hotros). No es Franco (¡qué más quisiera(mos) que le dejasen en paz!). Ni siquiera la economía que se vuelve a mostrar cansada. No es la Constitución, ni tampoco los partidos políticos. No; nada de esto es.

Son muchos los problemas que el futuro nos anuncia. Ninguno con el que no podamos.

El problema son ustedes.

Esta España crispada que no acaba de construir un futuro estable y despejado se la viene jugando hace tiempo simplemente porque los españoles no nos ponemos de acuerdo. Nos gusta vivir en el desacuerdo, rozamos el enfrentamiento constante.

Desde la Transición mucho se ha luchado por construir una España en convivencia, en armonía (que no significa que todos pensemos igual, sino todo lo contrario), en progreso y también en la unidad de nuestras diferencias.

Estábamos en ello. Habíamos logrado superar el pensamiento único y se respetaban las diferencias, muy acusadas, pero nobles; muy acusadas, pero dentro de un marco acordado y aceptado, sin que la justicia, que al final tiene la última palabra, decidiese por el color político del momento. Ni se creyesen los salvadores de la patria. A todos nos parecía bien.

Pero todo se fue y nadie sabe a dónde ni porqué.

Desde un tiempo a esta parte nos hemos instalado en la crispación. La única política existente se resume en <<tú más>>. Hemos iniciado el camino del retroceso.

Se inició un día en el que, en Moncloa, lugar de todos los españoles, sea cual sea su ideología, un personaje que no asumía lo que significa ser presidente del Gobierno de España, sacó a relucir la Guerra Civil y se alistó a su ejército de reproches, de vencedores y vencidos, de odios y falsas historias, de alcahuetas.

No pondré yo el titular de aquello. Recuerdo el del diario ABC del 21 de febrero de 2006: <<Zapatero compara a los niños víctimas de ETA con su abuelo muerto en la guerra>>.

«Entiendo lo que sientes perfectamente. A mi abuelo lo asesinaron en la guerra». Se lo decía a la madre de Irene Villa, se lo decía a las víctimas del terrorismo de la ETA. ¡Qué espanto! No es lo malo la maldad sino la estupidez.

Aquel día empezó de nuevo todo. Aquel personaje nefasto para la convivencia acabó con la Transición. Se inició la imparable marcha atrás. Hundió a España, moral y materialmente.

Sucedió que después vino Rajoy y le pareció que todo estaba bien hecho. Y dijo: “Arreglaré lo de los dineros sacándole a los españoles el dinero del bolsillo”. Y con la mentira de los impuestos se creyó salvador de España. Al séptimo día descansó. Y tragó; se rindió. Arruinó a los españoles; material y moralmente. La derecha española no ha vuelto a ver el amanecer.

Lo que después vino ya lo viven ustedes. Alambradas para unos; para otros trincheras.

Se ahondó en el guerracivilismo y, cuando en esas estábamos, apareció Sánchez. A rematar la faena y terminar de poner a España patas arriba. No vino solo, ni apareció por generación espóntanea. Es la consecuencia de todo lo anterior. De nosotros todos.

Un Tribunal declaró legales a las consecuencias de la ETA. Lo escribía hace unos días. Por ello, los herederos de los incomparables asesinos llegaron a las instituciones. Otro Tribunal abre las fosas del enfrentamiento y desentierra la historia. Para leerla a gusto de los hunos y enfrentarlos a los hotros.

Las consecuencias aún no las sabemos. Lo que sí deberíamos saber es que hay cosas incomparables. Entre ellas la España de hace unos años y esta de ahora. Por sus líderes la conoceréis. Pero también por sus votantes. Una cosa lleva a la otra. Los hunos contra los otros. Y no cambiamos.

El 10N se lo volveré a recordar. Por sus consecuencias lo veréis.

El voto manda. Cautivo o no.

Claro que Mientras dure la Guerra, mientras peor mejor, algunos se forran.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

30 septiembre 2019

HELICÓPTEROS MILITARES SOBREVUELAN CATALUÑA. Señor presidente del Gobierno: ¿CATALUÑA ES ESPAÑA? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Helicópteros militares sobrevuelan Gerona

Señor presidente del Gobierno del Reino de España. Parece que con usted el tema del golpe de Estado en Cataluña y sus graves consecuencias pasa a un segundo plano, como si quisiera que mirásemos hacia otro lado mientras apaño por aquí apaño por allá. La Constitución va a cumplir dentro de un par de meses 40 años; en el momento de su mayor incumplimiento. Nunca desde aquel día la unidad de España ha estado en mayor riesgo que ahora. Nunca. Se trata, ahora, de romper en trozos la Constitución, acabar con el Estado, con España.

Surgen dudas sobre su gestión, señor presidente, de la unidad de España, de su integridad territorial. Le vamos a hacer una pregunta. Única y sencilla. No es retórica, porque, aunque casi todo en política lo es, con su respuesta, si es sincera, sabremos a qué atenernos. Gracias de antemano por responder. Por sus obras los conoceréis. Vamos con la pregunta.

Señor presidente del Gobierno del Reino de España: ¿Cataluña es España?

Tiene usted varias opciones:

-Sí. Rotundo, sin ambigüedades.

-No. Rotundo, sin ambigüedades.

-Ni sí, ni no. Con toda clase de ambigüedades.

-No sabe.

-No contesta.

Con que marque una de las respuestas es suficiente. Piense antes de contestar porque la opción elegida exige ser consecuente y debe someterse a las responsabilidades que de ella se deriven. Esta no es una encuesta del CIS por lo que será lo que sea, sin aditivos, y, después, como dicen en la Legión, que se mueran los feos.  

Antes de contestar medite la respuesta. No hay límite de tiempo, piense con calma y si requiere el uso de medios de apoyo para su contestación no dude en consultarlos.

Como recordatorio y ayuda le traemos a colación algunas ideas recogidas a lo largo de la actividad política de su maestro, el señor Zapatero y las pronunciadas por usted.

Su actual actitud en la gestión del tema de la independencia de Cataluña, la de su Gobierno, y estas lapidarias frases, son las que nos hacen mantener la duda. Creemos que los españoles están en condiciones de exigirle una respuesta definitiva… o no, pero al menos tenemos el derecho y el deber de saber lo que usted piensa sobre la unidad de España. No nos entretenga ni desvíe la atención con las migajas que caen de la mesa política.

Vamos con las frases:

<<Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán>> (Zapatero-2003).

<<La nación española es un concepto discutido y discutible>> (Zapatero-2004).

En 2006 Pedro J. Ramírez entrevistaba al señor Zapatero, presidente del Gobierno:

<<¿Se sentirá responsable si dentro de 10 años Cataluña inicia un proceso de ruptura con el Estado?>>. Zapatero respondió: <<Dentro de 10 años España será más fuerte, Cataluña estará más integrada y usted y yo lo viviremos>>.

¿Cuántas naciones tiene España? <<Todas las naciones son España. Quiero a Cataluña como nación>>. (Pedro Sánchez-2014)

Tuit de la alcaldesa de Gerona.

<<Cataluña es una singularidad>> (Pedro Sánchez-2015).

<<España es una nación de naciones y Cataluña es una nación dentro de otra nación que es España, como lo es también el País Vasco, y esto es algo de lo que tenemos que hablar y reconocer>> (Pedro Sánchez-2016).

Simples ejemplos que quizá no quieran decir nada o lo digan todo.

Por último permítanos recordarle aquel traspiés que tuvo (?), en fin, cosas de la inexperiencia, hablando de las Fuerzas Armadas, sí, esas del artículo 8 de la Constitución. Dijo usted en una entrevista al diario El Mundo: <<Falta más presupuesto contra la pobreza, la violencia de género…. Y sobra el Ministerio de Defensa>> (entrevista a Pedro Sánchez en el diario El Mundo 2014).

Explicaciones de la Subdelegación del Gobierno

Pues mientras usted, señor presidente, viaja por el mundo, unos helicópteros de las Fuerzas Armadas españolas sobrevolaban el cielo de Gerona. Dicen que lo hacían a muy baja altura. Venían de Francia donde han realizado unas maniobras con el ejército francés. ¡Alarma! Las redes sociales se movilizan. La alcaldesa de Gerona asocia su presencia con la retirada de no sé qué símbolos franquistas en un puente de la ciudad. Un aviso que le envían las Fuerzas Armadas, dice con insensatez o mala fe. Un senador del PDeCAT se enfada muchísimo y pide explicaciones al Gobierno. La Subdelegación del Gobierno, algo increíble, se ha visto obligada a dar explicaciones. ¿Explicaciones de qué?

¿Pero en qué país estamos? Eso es lo que los españoles nos preguntamos y le preguntamos a usted, señor Sánchez. No mire para otro lado ni pretenda que nosotros lo hagamos.

Señor presidente del Gobierno del Reino de España: ¿Cataluña es España?

Ya puede contestar.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

27 septiembre 2018