ORWELL SÁNCHEZ. MEMORIA E IMPOSICIÓN 1984-2023 Rafael Dávila Álvarez

Somos Memoria. Sin ello solo instinto de supervivencia; no más. No hay nada más injusto y cruel en el ser humano que atentar contra ese privilegio único: la memoria. Una de las potencias del alma, quizá sea la única y de ella todas las demás.

De ahí la responsabilidad de todos aquellos que tiene el Boletín Oficial del Estado (BOE)en sus manos y lo utilizan con suciedad para dirigir conciencias y por tanto manipular la memoria con la imposición de unos hechos bajo un criterio oficial que si incumples eres reo de delito. Inquisidor y vomitivo. Algo para luchar contra ello en aras de la libertad.

La balada la oye el lobo que pastorea a sus corderos y los selecciona con hábil colmillo. Nadie osará abrir el redil.

En España se ha cerrado el redil que abarca una verde pradera donde la hierba crece al ritmo de una dulce balada a cambio de entregarse a la voluntad del que cierra la puerta del aprisco. Toda una bella imposición, muy superior a la trabajosa libertad. Ley memorística, criterio único e inquisidor con sus jueces batalla que usan como toga una sutil interpretación de la Ley que rige en el cercado.

Por ello esa lucha por asaltar la conciencia de la Constitución que se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española. Eso duele y no gusta al BOE.

Legislar ideología es muy peligroso. Está escrito y en vigor: 1984. En España.

Dice Pascal: la memoria es necesaria para todas las operaciones de la razón.

Se impone en la interpretación legal una sinrazón aviesa.

Todo se nos hace policial, hay mayor distancia entre lo que es, fue, y la cotidianidad impuesta bajo leyes que tratan de engañar con un cebo que gusta a cualquier pez, que muere antes de llegar a la orilla.

Es seguro que Sócrates, Platón, Aristóteles son borrados por dudar de la ley que ordena, impone; encarcelados por lanzar interrogantes a un mundo tan idílico cuyos jefes pastorean a sus rebaños en verdes praderas, por negarse a comer su dulce hierba y querer más el interrogante que la certeza única.

Claro que no todos se callan: «Vivimos en la gran servidumbre soñada por los totalitarismos, pero de forma voluntaria», porque es muy fácil vivir sin interrogantes y tenerlo todo dicho y hecho; por el poder. Que sea el BOE quien conteste. Es decir la ley nuestra de cada día.

Ya no recuerdo de qué hablábamos. Mejor. La ley se encargará de publicarlo mañana.

¡Qué felices son ustedes!

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

1 febrero 2023

 

MALOS MALÍSIMOS. ELECCIONES. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Aristóteles y Alejandro Magno

<<O el problema tiene solución y entonces es inútil preocuparse, o el problema no tiene solución y entonces es inútil preocuparse>>.

¿Diría eso Aristóteles? No a su discípulo, el Gran Alejandro. O poco caso le hizo. Su veredicto fue la guerra, triunfador; un cambio histórico.

<<Platón dijo que tonto y malo es la misma cosa>>. Lo que significa: elecciones. Malo, es muy malo. Luego lo otro: es. Consecuencia. O al revés.

Hace unos días en su columna de ABC nos recordaba el profesor Albiac lo que la tradición dice que figuraba en la entrada de la Academia de Platón:

<<Nadie entre aquí que no sepa geometría>>.

Se van aclarando las cosas. Supe que habría elecciones el día que imputaron a Esperanza Aguirre. Alguno sabe geometría; o gramática parda. De esta red no se escapa nadie. Estamos enredados. Hay que descubrir al pescador que teje y lanza la red.

Para mí que tenga o no tenga solución el problema, es un problema; algo habrá que hacer.

Alejandro tenía en su mesilla la Ilíada y la daga. Sería por eso de los tontos. No deje que uno se le acerque porque es contagioso. Hay epidemia. Eso es malo; <<malo malísimo>>, en expresión de mi nieto. Ser tonto forma parte de la libertad. ¿Se podrá elegir?

Geometría es una asignatura difícil para los políticos. Lo cual es un riesgo. Las guerras se hicieron interminables desde que la suprema dirección fue incumbencia suya. No saben el daño que producen las tonterías. Más que el lenguaje de las armas. No saben geometría, no saben nada, que no sea su propio ego.

En estas condiciones no abandonaré la protección de mi trinchera. Hasta que no haya un jefe que me inspire confianza y quede convencido de que la lucha no es en vano. Ante esto creo mejor seguir envuelto en la geometría. No abandonaré La Ilíada ni la daga; junto a mi almohada.

Me retiro con Obermann o Unamuno.

<<¿Quién eres tú? Para el universo soy nada, pero para mí todo>>.

De los generales se espera que ganen las batallas. De lo políticos que no provoquen la guerra.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

26 septiembre 2019

ELLOS SON LA LEY. ¿Y DESPUÉS QUÉ? Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Lo son todo. Ellos que saben mejor que nadie lo que no son; y que nosotros somos menos. El nosotros bien manejado (por ellos) es nada. A eso hemos llegado: ellos y nosotros. Un gran abismo nos separa.

No hay mejor forma de perder el tiempo que el empleado en hablar con un político. Es un yo continuo, un lugar común de ignorancia salpicado de imposición. Todos llevan razón y dedican su vida al servicio público. Tan es así que en estos años gracias a su servicio, público, hemos llevado a España a la mayor crisis vivida a lo largo de su historia. Al borde del abismo de la disolución.

Nos han convencido de que son capaces de <<Elevar a la categoría política de normal, lo que a nivel de calle es plenamente normal>>, y nos han vencido porque hemos creído. Evidente.

Dicen que en Aragón antes hubo leyes que reyes. Una sabia elección. Olvidada. No hay perfección donde no hay elección; antes que Baltasar Gracián lo dejó escrito Aristóteles en la Ética a Nicómaco. El hombre es lo que elige. Ser capaz de deliberar rectamente sobre lo que es bueno.

Ellos son la Ley. Política y ley. Un oxímoron. Sin sentido metafórico. Real como la política misma.

Esta es la historia: Negociaciones con sangre. Criminales que han llevado a los suyos a ocupar las instituciones, cientos de asesinatos sin resolver y vaya usted a saber quiénes andan sueltos; GAL,  11 de marzo de 2014. Sangre vertida con la que se firman pactos. Escalofríos. No queda ni un grito angustioso de rebeldía. No queda ni quien arroje sobre ellos el vómito de la náusea.

Mejor no seguir; habría que abrir la cueva de Alí Babá y en ella no se cabría.

Por fin (o el fin): Golpe de Estado. Nunca en la historia de España se había logrado alcanzar la meta de la disolución de España. Sangre, temor y lágrimas. Este es el servicio público que han prestado nuestros políticos. ¡No todos!, exclamarán los más. Hagan ustedes mismos la selección. Los hechos son los que son.

No hay más elección sino la de ellos. Ellos nos eligen. Una manipulación cada día más temprana. Consiste en dominar los medios y ser la ley. Harás y elegirás lo que te digamos. El dominante se impone hasta la siguiente pelea.

La ETA se impuso. Ganó. Otros esperaban esta victoria para inaugurar la suya. La disolución de España.

La Ley: terroristas e independentistas, con la suma de los que de ellos se sirven para gobernar. La siguiente victoria será la que ya han obtenido, pero refrendada por la Ley. Porque ellos son la Ley. Elevarán a la categoría política de normal la disolución de España. ¿Se aceptará a nivel de calle? Para ello nos preparan.

Todas las preguntas tienen respuesta. Nos han robado el poder elegir y elegir bien. Son la Ley.

Solo me queda una por resolver: ¿Y después qué?

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

1 julio 2019

LA CONFIANZA DEL REY General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Filipo II. Rey de Macedonia. Alejandro, su hijo, Filipo III, el Grande, el rey más grande de la historia.

Convulsas relaciones. Tiempos difíciles para padre e hijo, para los reyes y sus pueblos. Para Olimpia, madre de Alejandro, para Aristóteles, maestro de Alejandro, para Ptolomeo, sucesor de Alejandro y también discípulo de Aristóteles. Todo y todos en la complejidad de un mundo que empezaba a ser el mundo. Con ello las convulsiones, Ilíada y Odisea en prosa.

A Filipo le clavó una daga en el corazón Pausanias, el capitán de su guardia.

Alejandro heredó a los veinte años de edad el reino, expuesto por todos los lados a grandes envidias, odios terribles y graves peligros. La pasión del amor.

Darío había prometido pagar a quien asesinase a Alejandro. Con una daga, como a su padre, o con una poción envenenada.

Alejandro cae enfermo cuando el persa avanza con sus tropas al enfrentamiento: <<Me parece oír el fragor de las armas enemigas y yo, que en esta guerra he llevado siempre la ofensiva, me veo forzado a defenderme>>. Filipo, su médico y amigo desde la niñez, le atiende en su enfermedad.

Alejandro recibe una carta del leal Parmenión, su general jefe de las tropas expedicionarias, en la que le alerta contra Filipo pues dice haberse enterado de que Darío había logrado atraerlo con mil talentos y la promesa de desposarlo con su hermana. Alejandro confía. Filipo sabe el riesgo que corre, pero su lealtad está por encima de su propia vida. Se enfrenta a curar a Alejandro. Prepara un brebaje medicinal y se lo ofrece al Rey que yace con alta fiebre en su lecho. Alejandro sujeta con la mano izquierda la carta de Parmenión y con la derecha toma la copa que le ofrece Filipo con la pócima. Le ordena que lea el pliego mientras le mira fijamente esperando ver su reacción. Alejandro bebe; Filipo lee la carta

-Tu curación disolverá el crimen que se me imputa. Al salvarte la vida, tú salvarás la mía.

-Filipo, si los dioses te hubieran dado a elegir el mejor medio de conocer mis sentimientos, sin duda habría escogido otro, pero jamás podrías haber dado con otro más seguro que este. Aunque recibí esta carta, he bebido la pócima que me has preparado y te aseguro que, si ahora abrigo algún temor, no lo es por tu buen nombre que por mi propia vida.

La fidelidad y la confianza no se prodigan junto a los reyes. Conocido es que <<La familiaridad engendra desprecio>>, pero la desconfianza aún más; es el mayor de los desprecios.

<<Dura función la de los reyes, la más áspera y difícil del mundo>>, dice Montaigne. Añadiría yo que no menos áspera y difícil es la de los gobernados que están cerca y le asesoran.

Puede ser que la desconfianza sea prudencia, pero la desconfianza paraliza, enfría la mente y en ocasiones, las más, es ingratitud.

¿Quién tendrá hoy a Filipo a su lado? ¿En quién confiar? ¿En Filipo o en Parmenio?

Conté en alguna ocasión como Don Juan en sus difíciles relaciones con Franco le pidió que cada uno de ellos nombrase a dos personas de confianza en las que depositar sus confidencias y acuerdos. Franco le preguntó a Don Juan:

¿Tiene Vuestra Alteza dos personas de toda confianza?

-Podría ofrecerle, mi general, cien nombres para que usted escogiera dos. Contestó Don Juan.

-Pues yo no podría. Terminó diciendo Franco.

Debe ser terrible vivir en la desconfianza. Porque equivocarse es admisible, pero el desconfiado vive en el terror permanente del que se deriva el error.

Alejandro Magno salvó su vida gracias a la confianza en Filipo. Otra actitud hubiese sido fatal.

<<Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida>> (Borges).

Es la vida de los reyes.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

12 junio 2019

“…YO TE HUBIERA ABORTADO” Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Voy a ser muy breve. Me tiembla la mano al escribir, al tener que hacerme eco del odio que refleja la frase. Definitivamente esto va en serio y hay que prepararse. Duele pensar, asusta, que alguien pueda soltar semejante sentencia; no es una barbaridad, ni siquiera un insulto. Es algo grave y peligroso, parecido a un cartel para la entrada a un campo de concentración, del horror; muy cruel.

Escrito en una pancarta, premeditado, pensado en laboratorio, de las factorías del mal, dirigido, seguramente pagado. Es odio, creo que no individual, colectivo, de grupo, con finalidad, inducido. Esto no surge de uno, sino de muchos, y malos. Debemos estar preparados; y sobre todo protegidos.

Hay frases que resumen todo un programa, son eslóganes que alteran la normalidad; tanto que da miedo. Podríamos traer uno cuantos a colación. Pero causa desasosiego. Los vociferan en la calle, pero surgen de los peores infiernos.

Decía Spinoza: <<La paz no es la ausencia de la guerra, sino virtud, un estado mental, una disposición en pro de la benevolencia, la confianza y la justicia>>.

<<…yo te hubiera abortado>>. ¡Qué barbaridad! ¡Cuánto odio! No hay paz. Es un continuo desasosiego. Violencia verbal, moral, física. Sufren en silencio los pacíficos. Una sociedad que no se altera por algo así, que permanece inmóvil ante algo tan grave, es una sociedad asustada o en decadencia, sin autoridad moral.

Decía Aristóteles que el gobierno de los libres es más conforme a la virtud que el despótico.

Los despóticos y los violentos no escuchan, no quieren, su diálogo es unilateral, sonoro y violento, impuesto, de obligado cumplimiento, vociferante, no atiende ni entiende, no hablan, gritan. Leo la definición de dictadura: <<Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales>>.

Conviene repasar lo que es violencia, verbal, moral, física. No vale todo.

Espero solo que la justicia esté en su sitio. La educación moral, la urbanidad, se ha perdido. ¿La justicia?

Y hay miedo. Llevamos tiempo con imposiciones que han superado lo permisible y aguantable. Cuando se juega con la vida, se sentencia con la muerte.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

11 marzo 2019