En la Ilíada está todo. Lo conocido y lo desconocido, que al final es lo mismo porque tendemos a olvidar lo pasado. Desconocido y nuevo a pesar de estar publicado al principio de los tiempos. Porque los tiempos empezaron cuando quedaron escritos. Cada vez que me adentro en la Ilíada leo un libro nuevo.
La historia de unos contra otros es la del mundo. Desde Troya, cuando una alianza se forma para conquistar la ciudad que domina el paso del comercio, el Mediterráneo oriental. El de Europa al Asia sobre los Dardanelos. Diez años es un símbolo de eternidad y el último de ellos es el comienzo de lo actual. Allí ha quedado sellado para el que quiera entender.
La excusa es una mujer. El símbolo de la creación y expansión de los hijos de uno y no del otro. Inundar el mundo. La herencia en el más puro sentido irracional.
Alejandro Magno se creerá reencarnación de Aquiles y caminará a la Etiopía, César envidiará a Alejandro: <<¿No os parece digno de dolor que Alejandro, a la edad que yo tengo, fuera ya rey de tan inmensos territorios, y yo, en cambio, no haya realizado aún nada brillante?>>.
Así se ha ido repitiendo la historia una y otra vez. En medio de los enfrentamientos, las pasiones, humanos dioses, han estado siempre presentes, como un virus que adopta las formas de Apolo, el que hiere de lejos, o el indignado Escamandro que se revuelve por depositar en sus aguas tanta muerte.
Nada ha cambiado, ni siquiera ha mutado. La vida es una constante repetición del aviso que quedó escrito hace miles de años.
La ciencia todo lo oculta porque o es dinero o no es. O es rentable o nada vale.
Entre los muchos papeles que inundan mis anaqueles, baúles y polvorientas cajas, he descubierto un documento al menos extraño. ¿Por qué aparece ahora? No puedo dar respuesta, pero sí les digo que llevo años y horas gastadas entre esos papeles y aflora en estos momentos.
Está escrito, de puño y letra, por un alto general militar español. Sé quién es, pero eso ahora no importa.
Es un momento de reorganización de la Fuerzas Armadas Estadounidenses. La II guerra Mundial ha finalizado no hace muchos años. La Guerra Fría se calienta. El General Omar Nelson Bradley, uno de los muchos desconocidos, pero de los grandes soldados americanos de la IIGM, se convierte en Jefe de Estado Mayor del Ejército estadounidense en 1948. Después de asumir el mando, Bradley encontró una organización militar muy necesitada de nuevas estructuras, equipo y entrenamiento. Bradley dijo, <<el ejército de 1948 no podía abrirse camino ni de una bolsa de papel>>. El momento es delicado. Hay que cambiar cosas. Con él coopera otro gran general, Jacobs Loucks Devers. Ambos fueron los principales subalternos del general Eisenhower en las campañas en Francia y Alemania.
Es la antigua lucha mundial para el paso de un lugar a otro. Quedó escrito: Troya.
Aquiles, Alejandro, César… Enfrentamiento, coaliciones como las de los aqueos, o la Liga de Corinto, alianzas como la OTAN, más tarde el pacto de Varsovia, la defensa y el ataque: la guerra.
En España el momento es confuso. Sus ejércitos empobrecidos, faltos de todo, buscan su porvenir y los estudiosos de la organización aprenden de lo que otras fuerzas armadas llevan a cabo. La información fluye.
Vuelvo al documento. Repito: inédito. El alto mando español estudia. Me limito a transcribir:
<<Noticias sobre planes rusos en preparación para una guerra bacteriológica. Se dice que los hombres de ciencia soviéticos han desenvuelto dos tipos de virus, uno de ellos para la destrucción del ganado y otro para producir terribles epidemias entre los seres humanos. Las progresiones en materia bacteriológica no son desconocidas del alto mando norteamericano. Se sabe desde hace tiempo que vienen trabajando en vacunas especiales para inmunizar sus tropas contra los mismos virus esparcidos por ellos facilitando así el avance por territorios sometidos a ataques bacteriológicos; estos trabajos son considerados como una respuesta barata de los rusos a la bomba atómica>>.
El documento es auténtico. Este no es un papelillo cualquiera, aunque tenga ya unos cuantos años. No está escrito por un oficial de Estado Mayor que oye por aquí o por allá. Escrito de puño y letra desde la cúspide del mando militar y político.
Me limito a editarlo y guardar silencio. Opinen ustedes.
Es indudable que todo es tan viejo como la guerra de Troya cuando Apolo lanzó sus flechas sobre los aqueos en forma de peste.
Nunca sabremos más allá de lo que cuatro papeles dicen y en su interesada interpretación nos cuentan sus interpretadores; casi siempre desde la subjetividad.
Empiezo a pensar que no hay pasado ni hay futuro. Todo es igual ayer que hoy. Lo será mañana.
Nos lo contaron hace muchos años y lo hemos olvidado. Empezó en aquel lugar que domina el paso de Europa al Asia sobre los Dardanelos o Helesponto.
<<Canta. ¡oh diosa!, la cólera del Pelida Aquiles…
¡Paguen los dánaos mis lágrimas con tus flechas! Durante nueve días volaron sobre el ejército las flechas del dios>>.
Era el preludio de algo peor que continuó con la Odisea. Ese será el retorno.
Napoleón dijo que el arte del general no es la estrategia, sino saber cómo moldear la naturaleza humana.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
12 mayo 2020