Brillante y clarificadora la conferencia impartida, recientemente, por Santiago Milans del Bosch, sobre algunas cuestiones jurídicas en la aplicación de la Ley de Memoria Histórica y de la reciente Proposición de Ley de reforma de la misma.
Relevantes articulistas de la prensa diaria (Carlos Herrera, Herman Therstch, Fernando del Pino, etc.) inciden estos días sobre este mismo asunto y desde este mismo BLOG ya se han publicado, también, dos artículos : “En peligro la libertad, la memoria y la dignidad” del General Dávila y “ Una Ley para la venganza histórica” del que suscribe estas líneas.
Insisto hoy de nuevo, aquí, debido a la gravedad de cuanto podría suponer la posible entrada en vigor de una ley a la que se podrán dar muchos calificativos pero que es ante todo una norma simplemente liberticida y totalitaria en grado sumo.
«A la defensa de la verdad histórica” es como titulo este artículo, y, SÍ, es una llamada a la movilización intelectual y una insistente apelación a no quedarnos de brazos cruzados ante las intenciones sectarias llenas de odio y de rencor de una izquierda vengativa que quiere transformar la verdad de nuestra historia reciente al hilo de una adormecida e indolente sociedad. No cabría tener temor si el partido principal del centro derecha, el PP, fuera fiel a sus principios funcionales, pero dada la deriva relativista que este partido ha tomado en los últimos tiempos intuyo que poco o nada se puede esperar de este grupo en la defensa de la verdad – sólo van a lo suyo – y en relación al emergente Ciudadanos, al parecer ya consolidado según las encuestas , cabría decir tres cuartas partes de lo mismo. Consecuentemente cabe esperar lo peor y por lo tanto no nos queda otra que escribir y escribir con la esperanza de despertar la conciencia de muchos de sus todavía partidarios – que yo creo son mayoría – para oponerse a la ignominia que supondría la entrada en vigor de la citada Proposición.
Esta Proposición es un ataque directo a la libertad de expresión e ideológica que consagra el articulo 16 de la Constitución por lo que no cabe duda de su inconstitucionalidad, situación que más tarde o temprano tendría que darse, si bien ya saben Vds. aquello de “cosas veredes amigo Sancho” y en un país donde hemos visto que la aplicación de la vigente LMH se ha hecho – y se hace – de la forma más torticera, ante la pasividad de quienes tenían que enfrentarse a ella, presumo malos vientos.
Le supongo enterado, querido lector, de que muchas de las iniciativas para cambiar el callejero de nuestras ciudades, así como en otros casos, han sido cautelarmente paralizadas por los órganos judiciales ya que no se puede considerar, por ejemplo, que cambiar el nombre de la calle X se pueda hacer al amparo de lo que dice el articulo 15 de la LMH por no sustanciarse que el nombre de dicha calle suponga exaltación de la sublevación militar en ningún caso.
A ver, para cambiar el nombre de una calle o retirar una cruz o monumento en suelo de titularidad pública no hace falta para nada ampararse en la LMH. Basta con que se apruebe por mayoría siguiendo los procedimientos administrativos reglados. Sucede que de hacerse así podría darse el caso de que la oposición se opusiera simplemente expresando que hay otras prioridades en las que emplear el dinero público. He aquí la razón de la “necesidad” de justificar dichos cambios en el fraudulento cumplimiento de la LMH, actuación que se hace ante el desconocimiento, o peor aún, cobardía de quienes deberían oponerse a dichas medidas.
Sólo cuando se acude a los tribunales de justicia, esgrimiéndose de que no se trata de supuestos del artículo 15 de la LMH, los órganos judiciales suelen dar la razón – como estamos viendo – a quienes se oponen al acto administrativo dictado “ en cumplimiento de la LMH” por no ser verdad.
Una vez más estamos ante la necesidad de que sea la justicia quien ponga orden en el desaguisado continuo en el que los políticos profesionales nos meten una y otra vez. No quiero ni pensar como se resolvería el problema independentista planteado en Cataluña si no fuera por las actuaciones de los diferentes órganos judiciales. Sin la intervención de estos España estaría muy cerca del desastre; pero como bien sabemos la justicia es lenta, y sí, al final llega, pero se da el caso de que cuando así sucede a veces los hechos ya se han consumado como estamos viendo continuamente. Un ejemplo lamentable de esto es lo que ha sucedido con el derribo de la Cruz de Callosa del Segura hace poco.
La reciente Proposición de Ley de reforma de la vigente LMH que el PSOE ha presentado, y el Congreso ha admitido a trámite, ha soliviantado de nuevo los ánimos de una parte de la sociedad española que asiste atónita a estos movimientos sin acabar de entender este afán por levantar heridas en lugar de dedicarse a resolver los verdaderos problemas que le preocupan.
Yo no creo en las “meigas” pero haberlas “haylas” y cabe preguntarse qué es lo que hay detrás de todos estos políticos que se empeñan en destrozar nuestra patria al son de oscuros dictados.
Hay que actuar ya “no en defensa” sino “a la defensa” de la verdad de forma activa y beligerante.
JUAN CHICHARRO ORTEGA
GENERAL DE DIVISIÓN DE INFANTERÍA DE MARINA (R.)
Blog: generaldavila.com
21 febrero 2018