LOS HÉROES DE LA DIVISIÓN AZUL. Rafael Dávila Álvarez

CAPITAN TEODORO PALACIOS CUETO.jpg3El día 10 de febrero de 1943, se cumplen 80 años, era hecho prisionero en el frente de Leningrado el Capitán Palacios. Pocos recuerdan aquello y casi ninguno sabe sobre los héroes españoles de la División Azul. Un recuerdo que deberíamos tener como llama encendida al valor, el honor y la dignidad de aquellos valientes que allí murieron o combatieron. Nosotros así lo hicimos, lo hacemos y lo haremos. El capitán Palacios es uno más de aquellos héroes y en su figura, con su relato, el de su cautiverio y el de sus hombres rendimos homenaje a todos ellos. pag1

La historia del Capitán Teodoro Palacios Cueto, héroe de la Batalla de Krassnij Borg, y prisionero durante once años en Rusia (1943-1954) se hizo famosa gracias a la pluma de Torcuato Luca de Tena. En el mes de Mayo de 1955 se publicaba la primera edición del libro Embajador en el infierno en el que Torcuato Luca de Tena narraba las vicisitudes del Capitán Palacios durante sus once años de cautiverio en Rusia. Solo en un año se tiraron cinco ediciones, 27.500 ejemplares, un éxito de ventas no conocido antes. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio Ejército. En 1956 siguiendo el guión del libro se estrenaba la película Embajadores en el infierno dirigida por José María Forqué.

Lo que hasta ahora no sabíamos es que el propio Capitán Palacios, sin interferencia de ningún tipo, y antes de iniciar la colaboración para escribir Embajador en el infierno, había cursado el relato de los hechos al mando militar en un documento obligado para cualquier militar.

Todo lo que escribió Luca de Tena estaba ya escrito. A la Laureada que ganó el capitán Palacios se podría haber sumado el premio Nacional de Literatura y el de Ejército que le concedieron a Luca de Tena. La síntesis y sintaxis de su Declaración jurada lo merecían. Realizada en lenguaje militar, difiere de la obra Embajador en el infierno en algunos aspectos que en aquél momento la prudencia obligaba a no desvelar.

Quizás sin la publicación de este libro por Torcuato Luca de Tena la historia del Capitán Palacios y sus hombres no hubiese sido conocida en toda su grandeza y, lo que hubiese sido más grave, la epopeya de la División de Voluntarios Españoles en Rusia, la popularmente conocida como División Azul, hubiese quedado pronto en el olvido. Ese es el mérito enorme de Torcuato Luca de Tena para la historia y para la literatura.

Dice el autor de Embajador en el infierno que la obra es la narración histórica de un militar transformada en reportaje por un periodista. Hoy después de más de 70 años del inicio de la campaña en Rusia descubrimos que el militar, el Capitán Palacios, ya había escrito su narración militar antes de que la conociese el periodista. La historia se encontraba  en manos del mando militar español a quien el Capitán Palacios la había remitido, como reglamentariamente le correspondía: Declaración Jurada que, de sus hechos…

Según el propio Luca de Tena la colaboración para escribir Embajador en el infierno se inició “estando en puertas el mes de Diciembre” (1954), es decir, seis meses después de que el Capitán Palacios ya hubiese dejado constancia escrita de sus hechos. Lo hizo de acuerdo con la redacción que obliga a un soldado, brevedad, claridad y precisión. En 21 folios, de los antiguos 215×315, resumía 11 años de cautiverio sin dar pie a la imaginación ni a la fantasía; tampoco a la retórica. Sólo habían pasado dos meses del regreso a España y remitió su informe sin dejarse nada en la conciencia, ni lo bueno ni lo malo. Ha pasado el tiempo suficiente para que se conozca y que la verdad reluzca, héroes, desertores y delatores ya pasaron su calvario, su infierno, y no es momento para juzgar a nadie sino para conocer los hechos tal y como los contó de primera mano su protagonista principal. Ocultaremos, por ahora, nombres.

La Declaración Jurada del capitán Palacios tiene el enorme valor de ser un documento oficial que obligaba a narrar los hechos acaecidos en combate y durante su cautiverio empeñando en ello su palabra bajo juramento. A él sólo le correspondía haber escrito su cautiverio, y así lo hizo y lo firmó el día 17 de mayo de 1954, después de once años de miseria convertidos en grandeza.

1.-LA ÚLTIMA BATALLA. RESISTIR HASTA MORIR.

Sin retórica el Capitán Palacios comienza la descripción del combate que se avecinaba. En un folio y medio describe lo sucedido desde la noche del día 9 de Febrero de 1943 hasta las 14:30 del día siguiente en que es hecho prisionero.2Ante el inminente ataque enemigo, el Capitán Palacios toma las pertinentes medidas de un Jefe de Compañía:

-Instruye a la Compañía en el combate que se avecinaba

-Redobló el servicio de noche para evitar infiltraciones y sorpresas.

El combate duraría desde las 07:00 de la mañana hasta las 14:30, hora en que son hechos prisioneros los pocos supervivientes que quedaban.

Los partes entre el Comandante Payeras y el Capitán Palacios durante el combate quedan fielmente reflejados en el libro de Torcuato Luca de Tena, pero hay una variación en uno de ellos que es necesario resaltar.

En el libro dice: Envié un nuevo parte al Comandante: Un fuerte contingente enemigo ha penetrado por el flanco izquierdo y me efectúa un cerco a larga distancia, fuera del alcance de mis armas. La primera y la segunda sección se han replegado. Continúo defendiendo la posición  con mi Plana Mayor y la tercera sección. Mis bajas son numerosas. La única ametralladora de que disponía, destruida por la artillería. ¡Viva siempre España!-Capitán Palacios.

En su Declaración Jurada hay un pequeño pero importante matiz diferenciador:

‹‹La primera y segunda sección, sin orden mía, se han replegado…››”

Es algo que en su libro evita comentar pero lo resalta en su declaración jurada de hechos.

A continuación relata cómo son hechos prisioneros:

Expone las razones de carácter táctico por las que no se replegó ante el ataque enemigo y que no relata en el libro de Torcuato Luca de Tena.Y destaca el comportamiento heroico de sus hombres.

2.-EL CALVARIO:

Kolpino, Leningrado, Cheropoviest, Moscú, Suzdal, Oranke, Potma, Jarkov, Ors, Leningrado, Borovichi, La Mina, Rewda, Chervakov, Vorochilograd, fueron los lugares que recorrió el Capitán Palacios durante sus once años de calvario.

-KOLPINO:

Allí fue interrogado por la “Línea del ISHORA” de la que él había dicho era la verdadera línea de resistencia y que ellos sólo habían sorprendido la línea de vigilancia. Se le invitó a dirigirse por radio al General Esteban Infantes y al sector de la División invitándoles a rendirse. Ante su resistencia se le dijo que las siete mil bajas  del ejército rojo tenidas ayer, serían vengadas.

-LENINGRADO:

Trasladados a Leningrado se recrudecieron los interrogatorios invitándosele de nuevo a dirigirse a la División para que se rindiera. A su regreso de uno de los interrogatorios se encuentra con una desagradable sorpresa6

El Capitán Palacios en el libro Embajador en el Infierno habla de quienes se abandonaron a la ignominia.  Oculta la mayoría de los nombres de los débiles, dice de ellos que fueron muchos, y de los traidores, pocos.

“Sólo ocultaremos, cuando sea posible, por discreción, los nombres de los débiles o los traidores, pues no son estas páginas alegato de fiscal, sino testimonio de Historia”.

En su Declaración Jurada el Capitán Palacios no oculta ningún nombre y narra los hechos de todos y cada uno así como su comportamiento.

-CHEROPOVIAR

Hemos respetado el nombre tal y como lo escribió el Capitán Palacios en su Declaración Jurada…CHEROPOVIAR, en la región de MAKARINO, aunque su nombre es CHEROPOVIEST, tal y como lo transcribe en “Embajador en el Infierno”.

Allí a los soldados, desnutridos y mal equipados, se les encuadró en Brigadas de trabajo, un trabajo agotador para después someterles a una intensa acción política. Se pretendió que los soldados por medio de cartas se dirigieran a sus compañeros de la División invitándoles a pasarse a la filas rojas diciéndoles que el país del comunismo era el verdadero Paraíso…Se logró que las cartas fueran rotas no saliendo ninguna (una de ellas llevaba la firma de 160 soldados). En esta difícil misión cooperaron eficazmente, el Teniente ROSALENY JIMÉNEZ, el Alférez José del Castillo Montoto, los Sargentos Ángel Salamanca Salamanca, Moreno y Quintela, con el soldado José Jiménez, que, como enlace, tan buenos servicios prestó en esta ocasión.

-MOSCÚ. Campo nº 27.

A primeros de Junio, llegó al Campo el General jefe de E.M. del VII Ejército alemán, que cercó Stalingrado, Don Arturo Schmidt, con el que se entrevistó. Al poco tiempo los rusos prohibieron estas conversaciones.

-SUZDAL

El Coronel ruso, Jefe del Campo, Krasti, que luego fue General y Comandante Militar de Lituania, formó a los prisioneros concentrando delante de ellos una fuerte guarnición armada de fusiles, ametralladoras y profirió toda clase de amenazas para obligarles a trabajar. Todo el Campo se puso en marcha atemorizado por las amenazas excepto los oficiales españoles (excluidos Honorio Martín y José Navarro).

Fueron encarcelados en condiciones pésimas y en el interrogatorio en tono despectivo se le dijo al Capitán Palacios que ni sabía porque había ido a luchar contra la Unión Soviética, a lo que este respondió: “Efectivamente cuando vine no sabía porque venía a luchar, ahora… ya lo sé”.

A principios del 1.946 fueron repatriados los prisioneros de guerra italianos, y por el Coronel de Bersaglieri Luigi Longo, envió la siguiente nota al Gobierno español: “Que todo cuanto habíamos visto en Rusia, justificaba la presencia de la División Azul en el frente ruso, que no se creyera en la propaganda que Radio Moscú hacía con nuestros soldados, consecuencia del terror desplegado, que no se preocupen por nosotros y, que por nosotros, no se hiciese ninguna concesión a los rusos”.

-ORANKE

Son trasladados en Julio de 1946 a ORANKE, región de Gorti. Allí de nuevo surge la cuestión del trabajo sin que haya unanimidad de criterio.

En Embajador en el infierno relata la situación que se plantea con el trabajo y hace una crítica fundamentalmente dirigida a uno de los oficiales que argumentaba que la postura de los que se negaban a trabajar equivalía a presumir de reaccionario. Oculta el nombre de dicho oficial cosa que no hace en su Declaración Jurada.

Se trataba de un oficial de Aviación, pero vamos a omitir su nombre. El capitán Palacios le replicó: “Presumir de reaccionario es muy fácil en una terraza de Alcalá ante un doble de cerveza, pero aquí a dos pasos de Siberia y con minas de carbón a una profundidad de 2000 metros no es tan fácil, y esa presunción no cabe duda, está animada por fines muchos más nobles”11

En su Declaración Jurada narra la llegada al Campo de un grupo de españoles con los que intentan ponerse en contacto rechazando estos el diálogo al saber que pertenecían a la División Azul…”Con ustedes no queremos nada”. Componían el grupo recién llegado rojos exiliados en Francia, entre ellos el Teniente Coronel Jefe de Estado Mayor de las Brigadas de Madrid, Capitán Sauri procedente de la Escuela Aeronaval de Cartagena, una mujer Amparo Fernández de Santander, con su hijo José Luis, de doce o catorce años… todos ellos cogidos en la evacuada Embajada española de Berlín, creyendo los rusos que apresaban al Embajador y su señora. Los encerraron en los Campos de Concentración pese a sus ardientes protestas y afirmación marxista de que todos ellos hacían gala.

Los prisioneros de la División Azul organizaron un socorro azul para las mujeres y niños. El inicial recibimiento hostil se convirtió pronto en amistad.12

-POTMA

En Noviembre de 1.946 fueron trasladados a un Campo de Repatriación. No cita el nombre del campo pero sí lo hace en el libro Embajador en el Infierno. Era el Campo de Potma.

Allí se suceden los enfrentamientos con los llamados Grupos Antifascistas.Allí se les ordenó quitarse el emblema de España que llevaban como pertenecientes a la División Azul.

14

-JÁRKOV

A finales de Enero o principios de de Febrero de 1.947 fueron trasladados al Campo nº 2 de Járkov. Campo de triste recuerdo para todos los que por allí pasaron por los métodos de exterminio que en él se practicaban. Las amenazas al Capitán Palacios eran constantes.

Se trabajaba en el Campo 12 y hasta 14 horas para ganarse una pestilente sopa. Alguno trabajaba dos horas más para ganarse la comida. El Capitán Palacios les hacía ver la barbaridad que cometían.

Ocurrió con el soldado José Jiménez que después de la jornada agotadora del día estaba a las dos de la mañana paseando por la barraca y sin dormir. Palacios le ordenó acostarse respondiendo Jiménez que no podía dormir pensando en el desayuno. El hambre hacía mella en todos los prisioneros.

Poco después describe la muerte del Teniente Molero.

Fue trasladado a un Campo de recuperación a unos 5 Kms. de Jarkow, regresando al mismo a principios de Marzo de 1.948. Allí se le empezó a instruir el primero de sus procesos junto al Teniente Rosaleny, Alférez Castillo y Soldado Victoriano Rodríguez.

Los transportes de repatriación continuaban efectuándose pero de los españoles ni se hablaba. Un soldado, Francisco Sanz, de Alicante acusó al Capitán Palacios de ser el responsable de que los españoles siguieran en Rusia. El Capitán le contestó: “Eso no es cierto, puesto que aquí hay prisioneros de otras nacionalidades que no tienen al Capitán Palacios, de todos modos acepto la responsabilidad que me corresponda, pero si algún día regresáis conmigo, entrareis en España por la puerta grande, por la misma que salisteis.”

En el juicio al que se le sometió actuaron de testigos de cargo, César Astor, Segovia, Montes, Alférez Navarro y tres alemanes.

La sentencia fue de veinticinco años de cárcel en sustitución de la pena de muerte. Cuatro meses antes fueron colgados en la plaza de Járkov cuatro alemanes.

Se les abrió un nuevo proceso por agitación política y sabotaje.

-ORS-LENINGRADO-BOROVICHI

En Noviembre con otros presos rusos fueron trasladados a la cárcel de Ors, región de Mins, donde estuvieron cinco o seis días. De ahí a Leningrado donde estuvieron otros tantos hasta ser trasladados a la cárcel de Borovichi en la que comparecieron por tercera vez ante un Tribunal Militar. Era el día 10 de Diciembre de 1.949. Fue intérprete en este tribunal el sargento del ejército rojo Felipe Pulgar.

El Tribunal volvió a condenarles a veinticinco años de cárcel en sustitución de la pena de muerte.

-CAMPO DE LA MINA

El 24 de Diciembre fueron trasladados al Campo de La Mina. El resto de españoles se encontraba en un Campo a 5 km,s.16

Llegaron al Campo los cuatro condenados a diez años de reclusión en el Tribunal de Smolensko, José María González, Enrique Maroto, Emilio Rodríguez y Mena, y en diciembre, otro grupo entre los que se incorporaba el Teniente Rosaleny procedente de un hospital en donde había sido tratado mediocremente de una tuberculosis pulmonar, que adquirió durante la permanencia en la cárcel de Járkov.

En la segunda quincena de Julio de 1.951, todo el Campo fue trasladado a los Urales, Región de Svarlof.

En Febrero o Marzo del 52, llegó a los Urales una gran parte del contingente español que habían dejado sin condenar en Borovichi y fueron distribuidos en pequeños grupos, por los diferentes campos de Svarlof.

Llega el final de su cautiverio cuando a fines de Mayo de 1.953 es trasladado a Chervacov en el que permanecieron ocho meses hasta su traslado a un Campo de la región de Vorochilogrado en el que se reunieron con todos los demás españoles concentrados para su repatriación.

Termina su Declaración Jurada el Capitán Palacios pidiendo a sus compañeros que a todos perdonen y acepten.

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El recuerdo no debe teñirse de inmoralidades impuestas por quienes no respetan la historia y el valor de unos hombres que desde su humildad y grandeza deben ser reconocidos por su patria por el sacrificio que realizaron.

 

Y la Patria, al que su vida
 le entregó,
en la frente dolorida
le devuelve agradecida
el beso que recibió.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
9 febrero 2023

UN BANDERÍN DE LA LEGIÓN PARA DON JUAN. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Torcuato Luca de Tena en un libro titulado Franco, sí, pero nos dejó escrito este bello relato legionario.

La 16 Compañía perteneciente a la IV Bandera es una de las unidades de la Legión que más bajas ha tenido en combate; dado el número de muertos y heridos durante la Guerra Civil, bien puede decirse que todos sus efectivos fueron repuestos más de una vez. El número de bajas entre mandos y legionarios, comparado con los efectivos normales de una Compañía, supuso el 500 por ciento de bajas.

10 oficiales, 5 suboficiales y 106 legionarios muertos.

21 oficiales, 13 suboficiales y 485 legionarios heridos.

Sin detenerme en las acciones de combate de la Compañía, que pueden leerlas en los anexos, les relataré el destino final de su glorioso Banderín que, aunque contado por Luca de Tena, es desconocido incluso en el ámbito militar; quizá ocultada por esos complejos que nos distinguen.

Finalizada la Guerra Civil, los oficiales de la 16 Compañía, Capitán Victoriano Isasi, Teniente Jesús González del Yerro, Tenientes Provisionales Manuel Cortázar, Juan Manuel García Vinuesa, Francisco de Gomis, José Quintana y Antonio Rodríguez Carvajal, envían una carta al Conde de Barcelona remitiéndole como ofrenda el Banderín de la 16 Compañía de la IV Bandera de la Legión. Pensaron estos oficiales que era el más digno destinatario por ser Don Juan “encarnación de la Patria y del Ejército”.

El encabezamiento de la carta es muy significativo: “A SM. El Rey D. Juan III”.

En una primera parte de la misiva, sintetizan, con la precisión del lenguaje castrense, los hechos de armas de la Compañía, citan las acciones heroicas, sus héroes y las Laureadas concedidas. La segunda parte de la carta es una emotiva dedicatoria en la que al ofrecer el Banderín, símbolo que guarda todo el sentir de la 16 Compañía, pretenden quede  inmortalizado en la “Continuidad y el Orden que la Monarquía le asegura”.

Respondió Don Juan con palabras de Rey, de un profundo amor a España, desde la lejanía.

“Vuestro desgarrado banderín manchado de sangre ocupará en mi casa un puesto destacado de veneración y de respeto. Ante él, como ante un último capítulo de su historia, yo pediré a Dios cada día que me haga digno de esta España rescatada con tanto dolor.

Afectuosamente os saluda.

JUAN”

Hablé con el General González del Yerro de esta historia en el Escorial. Celebrábamos el bicentenario de la Orden de San Fernando a la que pertenecía por ser Medalla Militar Individual. Al terminar la conversación los dos nos preguntamos donde estaría aquel Banderín. Coincidimos en que debería regresar a la Legión; al haber ya cumplido su misión, aquél era su lugar. Pero no sabemos donde está.

También estábamos de acuerdo en que jamás debe perderse el recuerdo de  gestos como éste, llenos de simbolismo. Pero nuestra historia está llena de recelos, con lo que se destruye más que se construye; ocurre también con la historia militar.

Nuestros museos son revisados constantemente para evitar que la exhibición de una bandera capturada al enemigo pueda traer un conflicto o que la frase de un gran genio de la guerra pueda herir la sensibilidad de algún icono del pacifismo. Todavía recuerdo aquél malintencionado intento de modificar los artículos del Credo de la Legión y lo absurdo de un ministro de defensa modificando la letra que se recita en el homenaje a los caídos.

Siempre andamos con la inconformidad a cuestas, con las sospechas, dispuestos a renunciar al rigor de la historia. Preferimos repetir una mentira mil veces hasta convertirla en verdad; nos resistimos a la incuestionable rigurosidad de la historia cuando esta no es nuestro gusto.

Hasta los museos militares muestran la historia casi de puntillas y en algunos casos mirando hacia otro lado. Ya no suelo frecuentarlos, excepto algunos muy específicos, casi escondidos, de alguna unidad que guarda con celo sus tesoros de guerra.

descargaHoy hablo en voz alta contando la historia del Banderín de la 16 Compañía de la IV Bandera de la Legión. Sus acciones, y esta última de su glorioso Banderín al que dirigieron su vista tantos legionarios antes de morir, quedarán inmortalizadas siempre que difundamos su historia. Aquél desgarrado Banderín, que a pesar del elevado número de bajas jamás mordió el polvo ni cedió en ningún combate, sigue en pie dando ejemplo de valor y heroísmo. El oficial que al terminar la guerra era depositario del mismo era el Teniente González del Yerro, oficial más antiguo de la Compañía, y el más cualificado de los que sobrevivieron , por tener la Medalla Militar Individual. La sangre derramada por la grandeza de la Patria acredita el honor para ser guardadores de las enseñas de combate.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

27 agosto 2021

DIVISIÓN AZUL. EL HÉROE: CAPITÁN PALACIOS, EMBAJADOR EN EL INFIERNO

CAPITAN TEODORO PALACIOS CUETO.jpg3El día 10 de febrero de 1943 era hecho prisionero en el frente de Leningrado el Capitán Palacios. Pocos recuerdan aquellos hechos  y olvidados quedan, una vez más, los héroes españoles de la División Azul. Un recuerdo que deberíamos tener como llama encendida al valor, honor y dignidad que ofrecieron aquellos valientes.

El capitán Palacios es uno de ellos y su figura se eleva cada día más frente a la mediocridad con la que asistimos a la destrucción de la historia de España. Desde el cautiverio él y sus hombres hablaron de España, de como los españoles responden a la adversidad y saben sacrificarse y a la vez perdonar a sus verdugos.pag1

La historia del Capitán Teodoro Palacios Cueto, héroe de la Batalla de Krassnij Borg, y prisionero durante once años en Rusia (1943-1954) se hizo famosa gracias a la pluma de Torcuato Luca de Tena. En el mes de Mayo de 1955 se publicaba la primera edición del libro Embajador en el infierno en el que Torcuato Luca de Tena narraba las vicisitudes del Capitán Palacios durante sus once años de cautiverio en Rusia. Solo en un año se tiraron cinco ediciones, 27.500 ejemplares, un éxito de ventas no conocido antes. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio Ejército. En 1956 siguiendo el guion del libro se estrenaba la película Embajadores en el infierno dirigida por José María Forqué.

Lo que hasta ahora no sabíamos es que el propio Capitán Palacios, sin interferencia de ningún tipo, y antes de iniciar la colaboración para escribir Embajador en el infierno, había cursado el relato de los hechos al mando militar en un documento obligado para cualquier militar.

En su día tuve en mis manos la Declaración jurada del Capitán Palacios sobre los hechos ocurridos en Rusia, ahora ya definitivamente en mi poder.

Espero poder ofrecérsela a todos en breve plazo de tiempo. Merece la pena.

Mientras les ofrezco un adelanto del documento. De la mano del Capitán Palacios, narrado por él, sin intermediarios, nos adentramos en aquellos interminables once años. Es un documento único. Todo lo que escribió Luca de Tena estaba ya escrito. A la Laureada que ganó el capitán Palacios se podría haber sumado el premio Nacional de Literatura y el de Ejército que le concedieron a Luca de Tena. La síntesis y sintaxis de su Declaración jurada lo merecían. Realizada en lenguaje militar, difiere de la obra Embajador en el infierno en algunos aspectos que en aquél momento la prudencia obligaba a no desvelar.

Quizás sin la publicación de este libro por Torcuato Luca de Tena la historia del Capitán Palacios y sus hombres no hubiese sido conocida en toda su grandeza y, lo que hubiese sido más grave, la epopeya de la División de Voluntarios Españoles en Rusia, la popularmente conocida como División Azul, hubiese quedado pronto en el olvido. Ese es el mérito enorme de Torcuato Luca de Tena para la historia y para la literatura.

Dice el autor de Embajador en el infierno que la obra es la narración histórica de un militar transformada en reportaje por un periodista. Hoy después de más de 70 años del inicio de la campaña en Rusia descubrimos que el militar, el Capitán Palacios, ya había escrito su narración militar antes de que la conociese el periodista. La historia se encontraba  en manos del mando militar español a quien el Capitán Palacios la había remitido, como reglamentariamente le correspondía: Declaración Jurada que, de sus hechos…

Según el propio Luca de Tena la colaboración para escribir Embajador en el infierno se inició “estando en puertas el mes de Diciembre” (1954), es decir, seis meses después de que el Capitán Palacios ya hubiese dejado constancia escrita de sus hechos. Lo hizo de acuerdo con la redacción que obliga a un soldado: brevedad, claridad y precisión. En 21 folios, de los antiguos 215×315, resumía 11 años de cautiverio sin dar pie a la imaginación ni a la fantasía; tampoco a la retórica. Sólo habían pasado dos meses del regreso a España y remitió su informe sin dejarse nada en la conciencia, ni lo bueno ni lo malo. Ha pasado el tiempo suficiente para que se conozca y que la verdad reluzca, héroes, desertores y delatores ya pasaron su calvario, su infierno, y no es momento para juzgar a nadie sino para conocer los hechos tal y como los contó de primera mano su protagonista principal. Ocultaremos, por ahora, nombres.

La Declaración Jurada del capitán Palacios tiene el enorme valor de ser un documento oficial que obligaba a narrar los hechos acaecidos en combate y durante su cautiverio empeñando en ello su palabra bajo juramento. A él sólo le correspondía haber escrito su cautiverio, y así lo hizo y lo firmó el día 17 de mayo de 1954, después de once años de miseria convertidos en grandeza.

1.-LA ÚLTIMA BATALLA. RESISTIR HASTA MORIR.

Sin retórica el Capitán Palacios comienza la descripción del combate que se avecinaba. En un folio y medio describe lo sucedido desde la noche del día 9 de Febrero de 1943 hasta las 14:30 del día siguiente en que es hecho prisionero:

Ante el inminente ataque enemigo, el Capitán Palacios toma las pertinentes medidas de un Jefe de Compañía:

-Instruye a la Compañía en el combate que se avecinaba

-Redobló el servicio de noche para evitar infiltraciones y sorpresas.

El combate duraría desde las 07:00 de la mañana hasta las 14:30, hora en que son hechos prisioneros los pocos supervivientes que quedaban.

Los partes entre el Comandante Payeras y el Capitán Palacios durante el combate quedan fielmente reflejados en el libro de Torcuato Luca de Tena, pero hay una variación en uno de ellos que es necesario resaltar.

En el libro Embajador en el infierno dice: «Envié un nuevo parte al Comandante: Un fuerte contingente enemigo ha penetrado por el flanco izquierdo y me efectúa un cerco a larga distancia, fuera del alcance de mis armas. La primera y la segunda sección se han replegado. Continúo defendiendo la posición  con mi Plana Mayor y la tercera sección. Mis bajas son numerosas. La única ametralladora de que disponía, destruida por la artillería. ¡Viva siempre España!-Capitán Palacios».

En su Declaración Jurada hay un pequeño pero importante matiz diferenciador:

‹‹La primera y segunda sección, sin orden mía, se han replegado…››”4Es algo que evita comentar pero lo resalta en su declaración jurada de hechos.

A continuación relata cómo son hechos prisioneros:

Expone las razones de carácter táctico por las que no se replegó ante el ataque enemigo y que no relata en el libro de Torcuato Luca de Tena. Y destaca el comportamiento heroico de sus hombres.

2.-EL CALVARIO: Kolpino, Leningrado, Cheropoviest, Moscú, Suzdal, Oranke, Potma, Jarkov, Ors, Leningrado, Borovichi, La Mina, Rewda, Chervakov, Vorochilograd, fueron los lugares que recorrió el Capitán Palacios durante sus once años de calvario.

-KOLPINO:

Allí fue interrogado por la “Línea del ISHORA” de la que él había dicho era la verdadera línea de resistencia y que ellos sólo habían sorprendido la línea de vigilancia. Se le invitó a dirigirse por radio al General Esteban Infantes y al sector de la División invitándoles a rendirse. Ante su resistencia se le dijo que las siete mil bajas  del ejército rojo tenidas ayer, serían vengadas.

-LENINGRADO:

Trasladados a Leningrado se recrudecieron los interrogatorios invitándosele de nuevo a dirigirse a la División para que se rindiera. A su regreso de uno de los interrogatorios se encuentra con una desagradable sorpresa6

El Capitán Palacios en el libro Embajador en el Infierno habla de quienes se abandonaron a la ignominia.  Oculta la mayoría de los nombres de los débiles, dice de ellos que fueron muchos, y de los traidores, pocos.

“Sólo ocultaremos, cuando sea posible, por discreción, los nombres de los débiles o los traidores, pues no son estas páginas alegato de fiscal, sino testimonio de Historia”.

En su Declaración Jurada el Capitán Palacios no oculta ningún nombre y narra los hechos de todos y cada uno así como su comportamiento.

-CHEROPOVIAR

Hemos respetado el nombre tal y como lo escribió el Capitán Palacios en su Declaración Jurada…CHEROPOVIAR, en la región de MAKARINO, aunque su nombre es CHEROPOVIEST, tal y como lo transcribe en “Embajador en el Infierno”.

Allí a los soldados, desnutridos y mal equipados, se les encuadró en Brigadas de trabajo, un trabajo agotador para después someterles a una intensa acción política. Se pretendió que los soldados por medio de cartas se dirigieran a sus compañeros de la División invitándoles a pasarse a la filas rojas diciéndoles que el país del comunismo era el verdadero Paraíso…Se logró que las cartas fueran rotas no saliendo ninguna (una de ellas llevaba la firma de 160 soldados). En esta difícil misión cooperaron eficazmente, el Teniente ROSALENY JIMÉNEZ, el Alférez José del Castillo Montoto, los Sargentos Ángel Salamanca Salamanca, Moreno y Quintela, con el soldado José Jiménez, que, como enlace, tan buenos servicios prestó en esta ocasión.

-MOSCÚ. Campo nº 27.

A primeros de Junio, llegó al Campo el General jefe de E.M. del VII Ejército alemán, que cercó Stalingrado, Don Arturo Schmidt, con el que se entrevistó. Al poco tiempo los rusos prohibieron estas conversaciones.

-SUZDAL

El Coronel ruso, Jefe del Campo, Krasti, que luego fue General y Comandante Militar de Lituania, formó a los prisioneros concentrando delante de ellos una fuerte guarnición armada de fusiles, ametralladoras y profirió toda clase de amenazas para obligarles a trabajar. Todo el Campo se puso en marcha atemorizado por las amenazas excepto los oficiales españoles (excluidos Honorio Martín y José Navarro).

Fueron encarcelados en condiciones pésimas y en el interrogatorio en tono despectivo se le dijo al Capitán Palacios que ni sabía porque había ido a luchar contra la Unión Soviética, a lo que este respondió: “Efectivamente cuando vine no sabía porque venía a luchar, ahora… ya lo sé”.

A principios del 1.946 fueron repatriados los prisioneros de guerra italianos, y por el Coronel de Bersaglieri Luigi Longo, envió la siguiente nota al Gobierno español: “Que todo cuanto habíamos visto en Rusia, justificaba la presencia de la División Azul en el frente ruso, que no se creyera en la propaganda que Radio Moscú hacía con nuestros soldados, consecuencia del terror desplegado, que no se preocupen por nosotros y, que por nosotros, no se hiciese ninguna concesión a los rusos”.

-ORANKE

Son trasladados en Julio de 1946 a ORANKE, región de Gorti. Allí de nuevo surge la cuestión del trabajo sin que haya unanimidad de criterio.

En Embajador en el infierno relata la situación que se plantea con el trabajo y hace una crítica fundamentalmente dirigida a uno de los oficiales que argumentaba que la postura de los que se negaban a trabajar equivalía a presumir de reaccionario. Oculta el nombre de dicho oficial cosa que no hace en su Declaración Jurada.

Se trataba de un oficial de Aviación, pero vamos a omitir su nombre. El capitán Palacios le replicó: “Presumir de reaccionario es muy fácil en una terraza de Alcalá ante un doble de cerveza, pero aquí a dos pasos de Siberia y con minas de carbón a una profundidad de 2000 metros no es tan fácil, y esa presunción no cabe duda, está animada por fines muchos más nobles”11

En su Declaración Jurada narra la llegada al Campo de un grupo de españoles con los que intentan ponerse en contacto rechazando estos el diálogo al saber que pertenecían a la División Azul…”Con ustedes no queremos nada”. Componían el grupo recién llegado rojos exiliados en Francia, entre ellos el Teniente Coronel Jefe de Estado Mayor de las Brigadas de Madrid, Capitán Sauri procedente de la Escuela Aeronaval de Cartagena, una mujer Amparo Fernández de Santander, con su hijo José Luis, de doce o catorce años… todos ellos cogidos en la evacuada Embajada española de Berlín, creyendo los rusos que apresaban al Embajador y su señora. Los encerraron en los Campos de Concentración pese a sus ardientes protestas y afirmación marxista de que todos ellos hacían gala.

Los prisioneros de la División Azul organizaron un socorro azul para las mujeres y niños. El inicial recibimiento hostil se convirtió pronto en amistad.

-POTMA

En Noviembre de 1.946 fueron trasladados a un Campo de Repatriación. No cita el nombre del campo pero sí lo hace en el libro Embajador en el Infierno. Era el Campo de Potma.

Allí se suceden los enfrentamientos con los llamados Grupos Antifascistas. Allí se les ordenó quitarse el emblema de España que llevaban como pertenecientes a la División Azul.

-JARKOW

A finales de Enero o principios de de Febrero de 1.947 fueron trasladados al Campo nº 2 de Jarkow. Campo de triste recuerdo para todos los que por allí pasaron por los métodos de exterminio que en él se practicaban. Las amenazas al Capitán Palacios eran constantes.

Se trabajaba en el Campo 12 y hasta 14 horas para ganarse una pestilente sopa. Alguno trabajaba dos horas más para ganarse la comida. El Capitán Palacios les hacía ver la barbaridad que cometían.

Ocurrió con el soldado José Jiménez que después de la jornada agotadora del día estaba a las dos de la mañana paseando por la barraca y sin dormir. Palacios le ordenó acostarse respondiendo Jiménez que no podía dormir pensando en el desayuno. El hambre hacía mella en todos los prisioneros.

Poco después describe la muerte del Teniente Molero.

Fue trasladado a un Campo de recuperación a unos 5 Kms. de Jarkow, regresando al mismo a principios de Marzo de 1.948. Allí se le empezó a instruir el primero de sus procesos junto al Teniente Rosaleny, Alférez Castillo y Soldado Victoriano Rodríguez.

Los transportes de repatriación continuaban efectuándose pero de los españoles ni se hablaba. Un soldado, Francisco Sanz, de Alicante acusó al Capitán Palacios de ser el responsable de que los españoles siguieran en Rusia. El Capitán le contestó: “Eso no es cierto, puesto que aquí hay prisioneros de otras nacionalidades que no tienen al Capitán Palacios, de todos modos acepto la responsabilidad que me corresponda, pero si algún día regresáis conmigo, entrareis en España por la puerta grande, por la misma que salisteis.”

En el juicio al que se le sometió actuaron de testigos de cargo, César Astor, Segovia, Montes, Alférez Navarro y tres alemanes.

La sentencia fue de veinticinco años de cárcel en sustitución de la pena de muerte. Cuatro meses antes fueron colgados en la plaza de Jarkow cuatro alemanes.

Se les abrió un nuevo proceso por agitación política y sabotaje.

-ORS-LENINGRADO-BOROVICHI

En Noviembre con otros presos rusos fueron trasladados a la cárcel de Ors, región de Mins, donde estuvieron cinco o seis días. De ahí a Leningrado donde estuvieron otros tantos hasta ser trasladados a la cárcel de Borovichi en la que comparecieron por tercera vez ante un Tribunal Militar. Era el día 10 de Diciembre de 1.949. Fue intérprete en este tribunal el sargento del ejército rojo Felipe Pulgar.

El Tribunal volvió a condenarles a veinticinco años de cárcel en sustitución de la pena de muerte.

-CAMPO DE LA MINA

El 24 de Diciembre fueron trasladados al Campo de La Mina. El resto de españoles se encontraba en un Campo a 5 km,s.16

Llegaron al Campo los cuatro condenados a diez años de reclusión en el Tribunal de Smolensko, José María González, Enrique Maroto, Emilio Rodríguez y Mena, y en diciembre, otro grupo entre los que se incorporaba el Teniente Rosaleny procedente de un hospital en donde había sido tratado mediocremente de una tuberculosis pulmonar, que adquirió durante la permanencia en la cárcel de Jarkow.

En la segunda quincena de Julio de 1.951, todo el Campo fue trasladado a los Urales, Región de Svarlof.

En Febrero o Marzo del 52, llegó a los Urales una gran parte del contingente español que habían dejado sin condenar en Borovichi y fueron distribuidos en pequeños grupos, por los diferentes campos de Svarlof.

Llega el final de su cautiverio cuando a fines de Mayo de 1.953 es trasladado a Chervacov en el que permanecieron ocho meses hasta su traslado a un Campo de la región de Vorochilogrado en el que se reunieron con todos los demás españoles concentrados para su repatriación.

Termina su Declaración Jurada el Capitán Palacios pidiendo a sus compañeros que a todos perdonen y acepten.

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Rindo homenaje de admiración a todos los que lucharon enmarcados en la División Azul, lejos de España, por España.

A pesar del olvido de España y de los españoles volverían a hacerlo y por ello, y con ellos, nos sentimos identificados con su obra de honor y valor. Como pidió el capitán Palacios: «Que a todos perdonen y acepten». Es muy transcendente saber que todos los héroes terminan su obra con el perdón en su labios.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

10 febrero 2021

CENTENARIO DE LA LEGIÓN (75-9) UN BANDERÍN DE LA LEGIÓN PARA DON JUAN General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Torcuato Luca de Tena en un libro titulado “Franco, sí, pero…” cuenta una historia legionaria que es necesario conservar. Uno de los protagonistas es el General González del Yerro y en su honor y respetuoso recuerdo se la resumo a ustedes.

La 16 Compañía perteneciente a la IV Bandera es una de las unidades de la Legión que más bajas ha tenido en combate; dado el número de muertos y heridos foto29jersusgonzalezdeldurante la Guerra Civil, bien puede decirse que todos sus efectivos fueron repuestos más de una vez. El número de bajas entre mandos y legionarios, comparado con los efectivos normales de una Compañía, supuso el 500 por ciento de bajas.

10 oficiales, 5 suboficiales y 106 legionarios muertos.

21 oficiales, 13 suboficiales y 485 legionarios heridos.

Sin detenerme en las acciones de combate de la Compañía, les relataré el destino final de su glorioso Banderín que, aunque contado por Luca de Tena, es desconocido incluso en el ámbito militar; quizá ocultada por esos complejos que nos distinguen.

Finalizada la Guerra Civil, los oficiales de la 16 Compañía, Capitán Victoriano Isasi, Teniente Jesús González del Yerro, Tenientes Provisionales Manuel Cortázar, Juan Manuel García Vinuesa, Francisco de Gomis, José Quintana y Antonio Rodríguez Carvajal, envían una carta al Conde de Barcelona remitiéndole como ofrenda el Banderín de la 16 Compañía de la IV Bandera de la Legión. Pensaron estos oficiales que era el más digno destinatario por ser Don Juan “encarnación de la Patria y del Ejército”.

El encabezamiento de la carta es muy significativo: “A SM. El Rey D. Juan III”.

En una primera parte de la misiva, sintetizan, con la precisión del lenguaje castrense, los hechos de armas de la Compañía, citan las acciones heroicas, sus héroes y las Laureadas concedidas. La segunda parte de la carta es una emotiva dedicatoria en la que al ofrecer el Banderín, símbolo que guarda todo el sentir de la 16 Compañía, pretenden quede  inmortalizado en la “Continuidad y el Orden que la Monarquía le asegura”.

Respondió Don Juan con palabras de Rey, de un profundo amor a España, desde la lejanía.

“Vuestro desgarrado banderín manchado de sangre ocupará en mi casa un puesto destacado de veneración y de respeto. Ante él, como ante un último capítulo de su historia, yo pediré a Dios cada día que me haga digno de esta España rescatada con tanto dolor.

Afectuosamente os saluda.

JUAN”

Hablé con el General González del Yerro de esta historia en el Escorial. Celebrábamos el bicentenario de la Orden de San Fernando a la que pertenecía por ser Medalla Militar Individual. Al terminar la conversación los dos nos preguntamos donde estaría aquel Banderín. Coincidimos en que debería regresar a la Legión; al haber ya cumplido su misión aquél era su lugar. Pero no sabemos donde está.

También estábamos de acuerdo en que jamás debe perderse el recuerdo de  gestos como éste, llenos de simbolismo. Pero nuestra historia está llena de recelos, con lo que se destruye más que se construye; ocurre también con la historia militar.

Nuestros museos son revisados constantemente para evitar que la exhibición de una bandera capturada al enemigo pueda traer un conflicto o que la frase de un gran genio de la guerra pueda herir la sensibilidad de algún icono del pacifismo. Todavía recuerdo aquél malintencionado intento de modificar los artículos del Credo de la Legión y lo absurdo de un ministro de defensa modificando la letra que se recita en el homenaje a los caídos.

Siempre andamos con la inconformidad a cuestas, con las sospechas, dispuestos a renunciar al rigor de la historia. Preferimos repetir una mentira mil veces hasta convertirla en verdad; nos resistimos a la incuestionable rigurosidad de la historia cuando esta no es nuestro gusto.

Hasta los museos militares muestran la historia casi de puntillas y en algunos casos mirando hacia otro lado. Ya no suelo frecuentarlos, excepto algunos muy específicos, casi escondidos, de alguna unidad que guarda con celo sus tesoros de guerra.

descargaHoy hablo en voz alta contando la historia del Banderín de la 16 Compañía de la IV Bandera de la Legión. Sus acciones, y esta última de su glorioso Banderín al que dirigieron su vista tantos legionarios antes de morir, quedarán inmortalizadas siempre que difundamos su historia. Aquél desgarrado Banderín, que a pesar del elevado número de bajas jamás mordió el polvo ni cedió en ningún combate, sigue en pié dando ejemplo de valor y heroísmo. El oficial que al terminar la guerra era depositario del mismo era el Teniente González del Yerro, oficial más antiguo de la Compañía, y el más cualificado de los que sobrevivieron , por tener la Medalla Militar Individual. Han muerto todos los protagonistas de aquella historia.

La sangre derramada por la grandeza de la Patria acredita el honor para ser guardadores de las enseñas de combate.

Alguien de manera oficial debería iniciar los trámites para recuperar aquel glorioso banderín.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

15 febrero 2020

 

DON JUAN DE BORBÓN. UNA HISTORIA LEGIONARIA (EFEMÉRIDE) General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Se cumplen 25 años de la muerte de Don Juan de Borbón.

Ayer el Almirante Teodoro Leste nos dejó un testimonio de gran valor histórico, además de humano, por ser de alguien que conoció profundamente al Rey y a su lado permaneció hasta el último suspiro.

La efeméride de hoy, nos traslada de nuevo a su recuerdo. Es una historia legionaria contada por Torcuato Luca de tena en su libro Franco, sí, pero…

La 16 Compañía de la IV Bandera de la Legión, la más laureada y con más bajas en la Guerra Civil, entregó al finalizar la contienda su banderín de combate a Don Juan. La entrega en nombre de la compañía  la hizo el entonces teniente, después teniente general, González del Yerro, oficial más antiguo de la Compañía, y el más cualificado de los que sobrevivieron, por tener la Medalla Militar Individual. Aquél desgarrado Banderín, que a pesar del elevado número de bajas jamás mordió el polvo ni cedió en ningún combate, siguió en pié dando ejemplo de valor y heroísmo.

Hoy, ferviente soñador de las hazañas de unos hombres forjados en el valor y el honor, las palabras de Don Juan se convierten en efeméride con esta sencilla historia.

Sirva de permanente ejemplo para nuestros soldados. Estas son las palabras con las que recibió Don Juan el glorioso banderín:

<<Con emoción máxima recibo el banderín de la 16 compañía de la 4ª Bandera de la Legión y el mensaje que le acompaña. La lectura de esa historia de treinta y dos meses de gloria y honor, me llena de admiración el alma. La lista de nombres duros y magníficos de pueblos y ciudades desde Andalucía hasta Cataluña me hace sentir, con dolor intenso, casi el contacto con esa Patria que tanto amo y por la que hubiera querido luchar al lado de vosotros. Dios no lo quiso así… A su voluntad me entrego: y si es que para otro destino reserva mi vida, creedme que nada me confortará tanto en él, como la seguridad de tener a mi lado unos oficiales que saben, en la guerra, luchar de ese modo, y en la paz tener rasgos tan llenos de vieja hidalguía como el que vosotros acabáis de tener con mi persona.

Vuestro desgarrado banderín manchado de sangre ocupará en mi casa un puesto destacado de veneración y de respeto. Ante él, como ante un último capítulo de su historia, yo pediré a Dios cada día que me haga digno de esta España rescatada con tanto dolor. Afectuosamente os saluda, JUAN >>

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Lunes 2 de Abril 2018

 

ANIVERSARIO BATALLA KRASNY BOR (La Gesta del Capitán Palacios)

batalla-rusiaEstamos en vísperas del aniversario de la Batalla de Krasny Bor, una más de las que  llevó a cabo el Ejército Rojo para liberar la ciudad de Leningrado del asedio alemán.

La batalla se desencadenó el día 10 de Febrero de 1943 y fue ejecutada por el 55 Ejército ruso frente al L Cuerpo de Ejército alemán allí desplegado. Dentro de este se encontraba la División Española de Voluntarios, conocida popularmente como División Azul, en un frente de más de 30 Kilómetros. Lo que ocurrió aquél día y los siguientes once años son una epopeya heroica protagonizada por nuestro soldados y un ejemplo más de lo español, del sacrificio al que es capaz de llegar un soldado español cuando lucha convencido de que lo hace por una causa justa y se reviste con la fuerza moral del honor. Lo que allí sucedió honra a los protagonistas por su ejemplar y heroica actuación y es deber de gratitud recordarlo y enorgullecernos de su conducta.croquis12

Escrita está para la historia la epopeya de la División Azul y disponemos ya de todos los datos de la batalla de Krasny Bor, pero una cosa es la historia y otra el deber de gratitud a los que la forjaron. No podemos dejar que pase esta efeméride sin recordar y ensalzar a los hombres que firmaron una de las más brillantes páginas de nuestra reciente historia militar.

'fotos'Historiadores como Carlos Caballero Jurado nos han permitido conocer los acontecimientos con precisión y método. Recientemente el General y Doctor en historia Salvador Fontela ha publicado una magnífica obra titulada “Los Combates de Krasny Bor” donde nos relata, con documentos inéditos, los detalles de los combates a través de los partes de guerra de los jefes de unidad. Pero fue Torcuato Luca de Tena quien popularizó y dio a conocer al mundo entero la epopeya de la División Azul. Su libro “Embajador en el Infierno”, Premio Nacional de Literatura, cuenta las vicisitudes del Capitán Palacios y sus soldados durante los once años de cautiverio en Rusia. Recientemente ha salido a la luz algún fragmento suelto de la “Declaración Jurada” del Capitán Palacios en la que narra los hechos desde la batalla de Krasny Bor hasta el regreso de los prisioneros en el buque Semíramis. Del documento sólo se han publicado algunos extractos que difieren del reportaje del periodista en aspectos que en aquél momento la prudencia obligaba a no desvelar. En mi opinión, la “Declaración Jurada” del Capitán Palacios fue el documento base para que Luca de Tena escribiese “Embajador en el Infierno”. Esperemos que este documento, de enorme valor histórico, sea pronto publicado en su totalidad y desvele los entresijos de aquellos once años de cautiverio.pag1

Después de 70 años y como pequeño homenaje recordemos como fue aquel 10 de febrero de 1943 para una de las muchas unidades españolas desplegadas en aquel frente, la 5ª Compañía del II batallón del Regimiento 262 de la División Española de Voluntarios, la Compañía del Capitán Palacios. Él mismo nos lo contaba.

Defendía parte del sector de Krasny Bor, en el frente ruso de Leningrado, cubriendo un amplio frente de cerca de dos kilómetros. En el sector del Regimiento las fuerzas rusas atacantes estaban compuestas por 33.000 hombres pertenecientes a 3 Divisiones, más dos Batallones de morteros de 80mm., dos de anticarro de 76, uno de carros medios y pesados y, además, numerosos grupos independientes de artillería. Al final del combate, el número de bajas sufridas por la Compañía del Capitán Palacios superaba el noventa por ciento de los efectivos. Eran las 14:30 del día 10 de Febrero de 1943, cuando el enemigo dio su último asalto, siendo hechos prisioneros los pocos defensores que quedaron en la posición, después de haberse agotado todos los medios de defensa.

copi 11La orden del Capitán Palacios se había cumplido: Resistir hasta morir. Comenzaban así 11 años de cautiverio.

Cuando se le separó de sus soldados se despidió de ellos diciéndoles. “Hoy habéis luchado como unos valientes, en lo sucesivo espero de vosotros sepáis seguir cumpliendo con vuestro deber”.

La conducta del Capitán Palacios durante su cautiverio sirvió de ejemplo y acicate al resto de prisioneros de todas las nacionalidades. Frente a la arbitrariedad, amenazas y castigos sufridos, mantuvo desde el primer instante el espíritu militar propio de un Capitán, de un soldado español. Cumplió lo convenido en las Ordenanzas y en caso de duda siguió el camino que le dictó su propio espíritu y honor. Pidió perdón para todos los que tanto daño les habían hecho, teniendo en cuenta las circunstancias en que lo hicieron y rogó que por su rescate no se hiciese jamás concesión alguna a los rusos. Cautivo durante once años en los campos de concentración, siempre estuvo al frente del grupo de prisioneros españoles que se encontraban con él, levantando la moral de los soldados para evitar que cayesen en actos de debilidad, consecuencia de los malos tratos y penalidades que les inflingían; multiplicó su ayuda moral y material a los más débiles, incluso cediendo su propio calzado y ropa a los que iban a trabajar.

Todos los prisioneros le consideraron siempre como jefe moral de los españoles y los extranjeros llegaron a titularle “el último caballero sin tacha y sin miedo” o también, “El Gigante”.

En marzo de 1954, ahora se cumplen sesenta años, regresaba a España con la expedición de prisioneros que el buque “Semíramis” trajo a Barcelona, entrando por la puerta grande de una España expectante y asombrada de la gesta de aquellos hombres.

CAP_TEODORO_PALACIOS_CUETO_1_Conocí al Capitán Palacios en Potes el año 1973. Yo era un joven Teniente destinado en la Compañía de Operaciones Especiales número 61 de Burgos. Hablar con el Capitán Palacios, ya General y laureado, era para nosotros volver a las lecciones de épica de la Academia Militar, una permanente lección magistral de espíritu militar. Nunca se ponía de ejemplo; si nos daba algún consejo lo hacía con fina sabiduría e inteligente humildad. El laureado Capitán Palacios representa la síntesis del valor y del honor de  todos los soldados españoles que como valientes lucharon o como héroes murieron en el frente ruso o en sus campos de concentración.

Sirvan estas palabras para emular su conducta y recordar a tantos españoles que han entregado su vida por los demás siendo fieles al juramento que hicieron. Eran simplemente soldados de la Infantería española, esa que convierte sus penalidades, el infierno que algunos llaman, en gloria militar, la de los héroes.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez 

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