Jaula de grillos. Andrés Manrique Gutiérrez.- Teniente (R.)

Hay frases que definen perfectamente determinadas situaciones. Alguna ya se trajo aquí en un artículo de la  serie VISUS MILITIS y que fue pronunciada por Amadeo I de Saboya al salir, más bien huir, definitivamente de España después del intento de restituir una Monarquía Constitucional establecida en la Constitución de 1869.

“Io non capisconiente. Somo una gabia de pazzi“

(No entiendo nada. Esto es una jaula de grillos)

Claramente descriptiva de la situación en aquel momento en España. No pasarían muchos meses cuando se hizo célebre esta otra frase:

“Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡estoy hasta los c****** de todos nosotros!”.

Como sabemos fue pronunciada por el Presidente de la efímera I República española. Los enemigos de la unidad de España siempre aprovecharon nuestros momentos de debilidad. Afortunadamente aquel intento de fragmentación de España duró apenas unos meses. Después vendrían otros episodios de parecido cariz.

Poco se aprendió de aquello, la periferia sigue en sus trece y los demás jugando al mus. Hoy cualquier “intelectual” con una brillante idea que ponga en duda el brillante pasado histórico español o lo tergiverse,  se verá recompensado con una cátedra,será homenajeado y se le publicará un libro. Da igual que en él se hable de reyes inexistentes o de fueros ficticios, todo será aceptado como bueno y “a mas a mas” todo el que no admita esas tesis se convertirá inmediatamente en un reaccionario. Lástima donde se ha llegado.

Pero además este no es el único peligro que afronta España. Se han puesto de moda ciertas legitimidades, de tal forma que incluso cualquier alcalde, regidor de aldea o responsable de pedanía española, se ve habilitado para legislar sobre cualquier asunto, sea o no su competencia pues,“obedecen al mandato de sus vecinos” ¡y punto! Que hay que cambiar la Constitución Española para adecuarla al Bando Municipal, pues a cambiarla que así lo decidieron los concejales, saltándose a la torera la jerarquía normativa.Esto se desmadra o al menos da esa impresión.

Juan Soldado, que tiene ya mas años pateados que los que le restan por recorrer, no se resigna a que cuando vaya al encuentro de Pedro Botero hayan ganado la partida los tahúres sablistas, farsantes y chantajistas que se arrogan ser portadores de la voz de sus manipulados seguidores. Los denuncia, los denunciará y los señalará allá donde se encuentren.

Juan Soldado repasa la historia de aquellos 1873,1923,1934,1936: periodos de desavenencias entre los distintos partidos políticos, crisis económica, un paro cada vez mayor, descontento social generalizado, etc. Todos esos ingredientes pusieron la paciencia del pueblo español al límite de lo tolerable. ¿Hay alguna similitud con la actualidad? Si no es comparable, se está en ello.

De momento, en el último siglo y medio, sólo hemos demostrado que es necesario que nos aten en corto para tener un proyecto nacional español y una vez que nos soltaron,ese proyecto se desmoronó. No veamos en estas palabras más que su significado sin dobles lecturas, es simplemente lo que cualquiera aprecia. Y no se trata de sacar la superpuesta y colmarla de cartuchos del doce si no de exigir a la autoridad, la que corresponda, que haga cumplir la normativa en vigor.

Los experimentos mejor con gaseosa y el mus para otro momento.

 Andrés Manrique

Teniente (R.)

Siendo fiel al juramento
Del espíritu inmortal
Que acatando los preceptos
Se hacen ver a campo abierto
Defendiendo el ideal.

 Ramón Lencero Nieto.

(Aventurero)

Blog: generaldavila.com

27 junio 2018

 

 

 

 

 

 

La verdad y la mentira Andrés Manrique.- Teniente (R)

¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira? ¡Vaya dilema! A menudo escuchamos eso de “esta es mi verdad” y uno piensa si hay más de una verdad. Verdad absoluta, verdad relativa, verdad objetiva, media verdad.Probablemente este dilema nos lo aclararía la filosofía pero, empleando el lenguaje de la calle, llegaremos a una  mejor comprensión del término. Veamos.

“Entre la verdad y la mentira no hay más que cuatro dedos, que no es más que lo que dista la oreja del ojo. Porque lo que te contaron puede ser mentira si te quieren engañar,  pero lo que tú has visto con tus propios ojos sabes que es cierto…..”

No viene al caso el autor de esta frase pero creemos que es irrefutable y acertada.

Cada díaaparecen nuevos términos en el lenguaje, incluidos ya en la RAE algunos de ellos, que no son más que eufemismos que nos desvían de la realidad de los hechos. Una realidad por todos conocida pero que se intenta enmascarar. Ejemplo de ello es el término “posverdad” que no es más que una manipulación de la realidad con ánimo de influir y acercarnos a un determinado pesebre. Es decir, mentira y falsedad.

Juan Soldado es un ciudadano más, de los de a pie, de los que pisa la calle a diario y con los ojos bien abiertos, de los que no se creen todo lo que escucha (más bien casi nada) si no de los que, atentos a la actualidad, digieren ésta con razonamientos.

Juan Soldado, respecto a lo que a él más le interesa,no ve más que manipulación y constante descrédito de nuestras F.A.s por parte de demagogos, manipuladores y divulgadores de esa “posverdad”. Asiste cada día a los razonamientos de los “anti todo” desconocedores de la realidad. Hablan del acoso a nuestras soldados, de ideologías extremistas en nuestras filas, corrupción generalizada, escasa utilidad, estamento privilegiado, excesivo gasto…..Todo falsedades en un momento en que juzgan a malversadores, defraudadores y ladrones de toda estirpe. Todo cuando la falta de valores éticos nos anega y desborda. Todo cuando la incoherencia y falsedad es la moneda de curso legal en algunos representantes públicos que proponen estilos de vida del que ellos huyen. Se ha instalado en la sociedad el agravio, el insulto gratuito (y gratis) y la difamación lanzada sobre el vecino de la cual es imposible defenderse. Todo vale.Aún no cayó la gota que colma su vaso, pero la ve próxima.

Juan Soldado sabe que las F.A.s son actualmente una de las instituciones más valoradas por los españoles y ese es su mayor activo. La opinión del español de bien le sirve de acicate y la del farsante y manipulador no merma ni un ápice su alta moral. Sabe que en sus filas se respeta a la mujer, sabe que en su seno, en el ámbito privado, hay pluralidad ideológica, pero que en cualquier caso “cada uno será lo que quiera”, eso sí,  acatando el orden jerárquico y la imprescindible disciplina por la que siempre se guió la milicia. Sabe que la milicia profesa los valores que echa en falta en el resto de la sociedad.

Las Fuerzas Armadas han intervenido, intervienen e intervendrán allá donde sean requeridas. Y lo harán como siempre lo hicieron, con abnegación, espíritu de sacrificio y voluntad de servicio. Esto no se lo han contado al pueblo español, esto lo ven los ciudadanos con sus propios ojos día a día, ajenos a los que, con su “posverdad”, les intentan manipular.

Juan Soldado solo pide a los españoles que estén atentos, que escuchen con atención y pasen las noticias por el tamiz, pero en cualquier caso que tengan los ojos bien abiertos, pues lo que vean a través de ellos sabrán que es lo cierto.

Disfruten de la semana de las Fuerzas Armadas, de los actos que se celebren, de su desfile pues allí verán ciudadanos ejemplares, de los de VERDAD.

Acatar y cumplir.

Un saludo.

Andrés Manrique Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

29 mayo 2018

Memoria y desagradecidos. Andrés Manrique.- Teniente (R.)

En octubre de 1957 el valenciano río Turia se desbordaba ocasionando una de las mayores catástrofes que conoce la ciudad. Miles de soldados acudieron para atenuar sus efectos y por ello fueron llamados la “quinta del barro”. Valencia prácticamente sucumbió bajo las aguas, y el ejército, al servicio de la población de la que se nutre, dio la cara una vez más.

Mientras esto ocurría en Valencia en el África Occidental Española (A.O.E.: Ifni-Sahara Español-Cabo Juby o Villa Bens), se estaban produciendo los primeros ataques de las Bandas Armadas de Liberación (B.A.L.) a los puestos militares españoles en la zona. Se enviaron tropas expedicionarias para reforzar aquellas  guarniciones. A Valencia le correspondió el envío del Bon, de Maniobras del Regimiento de Infantería Guadalajara nº20 para ir a combatir al enemigo al inhóspito desierto sahariano. Así de esta forma se pasó, sin solución de continuidad, de labores de rescate y apoyo a la población civil durante casi dos meses  a misiones de combate. Embarcaron desconociendo su destino final, irían donde fueran necesarios.

Meses después de la riada, el Ayuntamiento de Valencia creó la “Medalla de la gratitud de Valencia” siendo entregada tanto a civiles como a militares que colaboraron en la normalización de la ciudad. Las instituciones no se olvidaron de su Ejército.

Aun cuando las FA,s no necesitan,para el cumplimiento del deber, la continua expresión de gratitud del pueblo al que sirven, sí en cambio supone un acicate y aliento para el mismo. En cualquier caso la ingratitud y el olvido de un pueblo, parte de él o de sus instituciones hacia sus servidores define con meridiana claridad a las mismas. Viene este comentario a que no siempre ocurrieron comportamientos,como el del ayuntamiento valenciano, ante desastres de la magnitud al narrado.

Juan Soldado recuerda aquel agosto de 1983 cuando las incesantes lluvias caídas en Bilbao y aledaños hicieron que se desbordara el Nervión cinco metros por encima de su cauce. Más de cuarenta muertos y desaparecidos y doscientos mil millones de pesetas en pérdidas fue el resultado de tales inundaciones. Al igual que en Valencia trece mil soldados colaboraron en labores a favor de la población ante tal desgracia.

Cuando, treinta años después se celebraron jornadas en recuerdo y conmemoración de aquellos aciagos días de 1983, algunas instituciones y representantes de la  ciudadanía se olvidaron de aquellos soldados que colaboraron como otros muchos en labores para minimizar la tragedia.

Juan Soldado por el respeto y decoro debido hacia los lectores de este blog silencia sus sentimientos hacia los responsables de tal olvido.

Juan Soldado sabe y aprecia a esos vizcaínos que sí estuvieron a la altura que se esperaba de ellos y que supieron agradecer al conjunto de las FA,s la labor que desarrollaron frente a la catástrofe en unos momentos en los que la garra terrorista se hacía más evidente.

Vaya aquí el testimonio de agradecimiento, entre muchos miles, de la señora Mar:

Debería haberlo hecho hace muchos años pero de hoy no pasa, quiero agradecer a todos y cada uno de los que fuisteis a Llodio para ayudarnos, sobre todo a esos jovencísimos soldados que aunque algunos les humillaban seguían luchando por nosotros, a mí personalmente me ayudasteis a poder salir de allí y poder ir al hospital para nacer mi hija, siempre estáis y estaréis en mi corazón, muchísimas gracias”.

La milicia acata y cumple. Un saludo.

Andrés Manrique

Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

26 abril 2018

Prohibiciones…. Andrés Manrique.- Teniente (R)

 

Javier Marías, escritor y académico, opinaba así sobre determinadas peticiones de un sindicato de estudiantes en Londres (que en todos los sitios cuecen habas):

El problema no es que haya idiotas gritones y desaforados en todas partes, exigiendo censuras y vetos, sino que se les haga caso y se estudien sus reclamaciones imbéciles.

Menos mal que fue un Académico quien lo dijo, ahora podemos estar más tranquilos y opinar en esa misma línea.

Juan Soldado, ojo avizor, se dio cuenta hace ya tiempo de un cambio de tendencia en esto de las prohibiciones, censuras y vetos. Veamos. Acudiendo al tópico, éste nos dice que son tradicionalmente las ideas conservadoras las más prohibicionistas sobre determinadas actitudes,  en contraposición con las ideas progresistas que, teóricamente, dan más libertad a la actividad pública y privada del ser humano. Es posible que esto haya sido así pues las ideas religiosas, en general, en las que se basan determinadas pensamientos conservadores, son más proclives a “encauzar” conductas y pulsiones en contra de la voluntad humana.

Juan Soldado está muy atento a todo lo que está ocurriendo y se da cuenta de que se ha producido un cambio importante en este sentido siendo consciente de cuál es el sector social que ahora más se prodiga en prohibiciones. En todo caso, equivocado o no, tiene la percepción de que existen más prohibiciones que antaño.

Juan Soldado es de esas “gentes de orden” que sabe del valor de la disciplina,  por lo tanto sabe cómo debe de proceder. Detesta la prohibición y desea la libertad como todo ser humano,  por ello no está por inflar el Código Penal hasta el infinito de tal forma que sea más la actividad prohibida que la permitida.  Pero tampoco es de aquellos de “mayo del 68” y su “prohibido prohibir”, pues tal movimiento revolucionario cuestionaba hasta el principio de autoridad, algo de lo que no se aparta. Por el contrario piensa que sí se debería de tomar la senda de la “regularización “del “reajuste” y de la “reforma” como adecuación de actividades debido al paso del tiempo.

Hizo Juan Soldado una larga lista de prohibiciones que le acechaban. Entre ellos estaban los actos culturales religiosos, rotulación en español, la tauromaquia, la caza deportiva, los zoológicos, el tabaco, las apuestas, los piropos, los espectáculos con los animales, etc, etc. No sigo con la lista de Juan, cada uno que esté atento y se dará cuenta de lo que ocurre. No existe en la actualidad  ánimo de regular, sólo el de prohibir. Tampoco es que haya que dar rienda suelta a todo antojo, apetencia u ocurrencia, ¡pero esto que se nos avecina…!

Juan Soldado en ningún caso pone en duda todos los argumentos prohibicionistas, pues algunos quizás sean razonables, pero el sentido común, la tradición y la fuerza de la mayoría también son argumentos a tener en cuenta. ¿Por qué un 10/20 % ha de imponer sus planteamientos a un 80/90 %?

Lo que quiere Juan Soldado es que le convenzan con argumentos razonables. En absoluto está de acuerdo con la nueva moda de la recogida de firmas, de forma impersonal, con argumentos a veces maniqueos , solicitando la  aprobación de leyes que prohíban lo que un grupo determinado estima. Pues no, dice Juan, y habrá que negarse a tanto pensamiento inquisitorial como se nos avecina. Hay que hacer más pedagogía sobre las normas de convivencia y dejarse de tanta prohibición, porque, como dice él, «si sabemos cómo debemos proceder, nada nos está prohibido».

Disfruten, sean felices.

Andrés Manrique.

Teniente (R.)

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«Cuestión de velocidad» Andrés Manrique. Teniente (R)

Como sabemos -y aquí se impone el “parece ser”- existe derecha e izquierda desde la Revolución Francesa. Al inicio de tal revolución, se reunió la Asamblea Nacional Constituyente Francesa, en la misma, aquellos que defendían determinada opción se sentaron a la derecha del Presidente de la Sala y los de la otra opción a la izquierda. Así cada una de estas denominaciones geográficas ha hecho suyas distintas formas de ver este mundo.

Juan Soldado -irónico él- se imagina por un momento si los mismos franceses, en vez de en París se hubieran reunido en Nimes o en Arles, en sus anfiteatros romanos (hoy plazas de toros, que allí no las prohíben) y que unos se hubieran sentado en barrera y contrabarrera y el resto en las gradas; bueno, pues no habría hoy en el panorama político ni izquierdas ni derechas sino que estaríamos hablando de los de arriba y de los de abajo (tesis esta que mantienen  algunos en la actualidad) . Esto a Juan Soldado le suena a lo del anuncio del lavavajillas.

En cualquier caso, Juan Soldado sabe, que esto no es más que encuadrar geográficamente a las distintas formas de entender la vida y querer organizarse. El riesgo de esta forma maniquea de ver la vida está en colocar “a priori” a unos como los buenos y a otros como los malos y esto, sin duda es un error.

Asistimos a una sarta de propuestas, ideas y reformas, que, unas veces por radicales y otras por utópicas, son descartables desde un principio, pero para todo lo demás el problema reside en la velocidad a la que queremos llevar esas reformas. A los que les gusta llevar las cosas con pausa, con tranquilidad, sin riesgos se les tilda de conservadores. No es que renuncien a la ciencia, al progreso, a los avances, al bienestar, etc., no, sólo que prefieren la baja velocidad. En cambio aquellos que por determinados motivos optan por ir a la raíz del problema, incorporar nuevas ideas en materias económicas, éticas, sociales y apoyando medidas urgentes (incluso no contrastadas), se les tilda de progresistas y prefieren ir a más velocidad. Los conductores de la opinión pública atribuyen, según los casos, a unos un significado negativo  y a otros positivo. No es justo pero esto es así. Como si los conservadores no quisieran el progreso y los progresistas no quisieran conservar nada de lo conseguido. Cierto es que hay conservadores más inmovilistas y hay progresistas más nerviosos e intransigentes.

Juan Soldado sabe que no es cuestión de izquierda y derecha, (como el baile de la “conga”) o arriba y abajo (emulando a Epi y a Blas), sino que es cuestión de la velocidad a la que debemos de ir en reformas, propuestas y… tener paciencia.

Juan Soldado sabe también que a todo cambio hay que darle su tiempo para que sea asimilado y aceptado por las diversas sociedades donde se producen, pues de lo contrario, si son cambios inducidos, impuestos, etc., todo ello obedeciendo “vaya usted a saber a qué intereses”, surgirán los problemas.

Cierto día me confesó Juan Soldado que un gran “Político de Estado” sería el que emulase a la Guardia Civil de Tráfico…”al que vaya muy rápido hay que sancionarle…lo mismo que  al dominguero”.

Juan Soldado acata y cumple, como la milicia.

Asamblea

Sosiego y calma.

Andrés Manrique.

Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

 

La experiencia Andrés Manrique. Teniente (R.)

Creen los jóvenes que son los primeros y únicos en advertir un problema  y que son ellos los que tienen la solución. En realidad no se dan cuenta de que las cosas no son en blanco y negro sino que hay multitud de matices.

Piensa Juan Soldado que la juventud no es el único valor útil como solución a viejos problemas y que ella sin serenidad lo único que hace es agrandarlos.

En otras épocas se veneraba a la persona “de edad”. Era valorada su experiencia y los puestos de responsabilidad ciudadana recaían sobre ellos. En la Esparta griega gobernaban dos reyes junto con veintiocho mayores de sesenta años elegidos por aclamación, teniendo en cuenta su sensatez. En Roma sabemos que existió el Senado como órgano consultivo que aportaba asesoramiento por su experiencia y equilibraba el poder del César. A partir de la Revolución Francesa se instituyó el Consejo de Ancianos como órgano legislativo siendo sus miembros elegidos por determinados criterios como el de la edad. En las sociedades nómadas como la saharaui, la mauritana etc. existió un órgano de gobierno intertribal, el Ait Arbain o consejo de los cuarenta, compuesto por chiuj (pl. de chej) -uno por cada tribu-  que no eran elegidos por votación sino que eran personas de edad, con experiencia y conocimientos de la vida y leyes tradicionales, su autoridad se demostraba en el buen consejo, arbitraje y mediación en conflictos de familia. Persona de honor, generosidad y hospitalidad.

Todos eran personas cuya trayectoria moral a lo largo de los años era reconocida por sus entornos, no siendo necesario ningún tipo de votación sino que era un acuerdo tácito, un reconocimiento de su buen hacer, respetados por su sabiduría, experiencia y depositarios de conocimientos y tradiciones.

Los sistemas democráticos favorecen, o así debería de ser, la igualdad de oportunidades (algo a lo que no se niega Juan Soldado) y esto propicia que el más docto y preparado compita con el menos instruido (al menos así piensa él).  El joven y el viejo tienen las mismas oportunidades  a simple vista… pero no es así. Los medios de comunicación y la propaganda hacen que se ponga en valor la juventud y se ignore o menosprecie la veteranía y la experiencia. No hay que ir tan rápidos pues la velocidad no es buena para casi nada.

Juan Soldado, por veterano que es, sabe que si hay algo que te da la veteranía es aprender a callar cuando se debe, a saber que las ideas tienen claroscuros y a comprender mejor por qué ocurren  ciertas  cosas…

Piensa Juan Soldado que los jóvenes han de curtirse en el banquillo antes de ser titulares en el equipo y han de pasar por multitud de cribas que demuestren su valía y aptitudes y no sólo su arrojo y  voluntad. Sabe, y no se equivoca, que el joven actual tiene más preparación técnica que los de generaciones anteriores pero eso no es suficiente, según él, pues aprecia que le falta preparación humanística. Una sociedad que deja las riendas de su dirección  sólo a la juventud, se suicida.

A Juan Soldado no le gusta lo que está pasando y le alarma la idea de que puedan ser modificadas ciertas cuestiones por personas que no alcanzan los cuarenta.

La Experiencia

Juan Soldado acata y cumple, como la milicia.

Andrés Manrique.

Teniente (R.)

Pero como Juan Soldado
Quedan muchos todavía
Que se muestran preparados
Para obedecer lo ordenado
En defensa de las valías.

(Ramón Lencero Nieto.- Aventurero)

Blog: generaldavila.com

Respeto, más respeto Andrés Manrique Teniente (R.)

Europa no es sólo un concepto geográfico, sino que define a un grupo humano cuya cultura, religión y forma de organización social vienen de lejos, (Derecho Romano, Cristianismo y Filosofía griega nos define). Nos guste o no nos guste estas son nuestras señas de identidad y la mayoría no queremos cambiarlas.

Mientras en otras latitudes hacen una defensa numantina sobre “lo suyo” aquí parece que defender “lo nuestro” es retrógrado. “Lo nuestro” es nuestra historia, nuestra forma de organizarnos y nuestra religiosidad o espiritualidad. En todo esto Europa ha evolucionado, esto es innegable.  Es en Europa donde vivimos, es en Europa donde quieren vivir muchos más y es a Europa a la que hay que respetar.

Respecto de lo espiritual y lo religioso, ya que de ello vamos a hablar. Lo espiritual es esa voz interna que deberíamos de atender más de lo que acostumbramos y reflexionar sobre sus dictámenes. Siempre relacionado con la parte inmaterial del ser humano, incluidas las inquietudes religiosas. Lo religioso está compuesto por un conjunto de creencias en cuya cúspide se encuentra Dios. Perdónenme, pero no encuentro otro modo para explicarme en estos escasos párrafos pero sabemos todos de lo que hablamos.

Como vamos a hablar de respeto, recordemos ahora aquello de:

“[…] estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo«.

No hay que zaherir, atacar ni ridiculizar la fe de nadie. En cualquier caso tenemos derecho a la duda, al error y al acierto en cuestiones de fe y todos tenemos derecho a ser respetados en estas cuestiones.

Leyó Juan Soldado una estadística de 2005 en la que el 77%  de los europeos creía en la existencia de un Dios o fuerza vital. Para España la cifra era de un 79 %. Significativo en ambos casos. Parece ser que en la actualidad, en España, hay un 75% de creyentes, un 25% de no creyentes (de ellos un 13% de ateos)

¡Hay que respetar todos los credos religiosos! ¡Hay que respetar al no creyente! Claro que sí. Lo que pasa es que esto se dice en apoyo de los credos religiosos foráneos y no para las creencias de los naturales europeos. Estamos en ese respeto pero queremos reciprocidad.

 Juan Soldado no ve  respeto cuando se habla de “fantasías religiosas” al calificar a algún credo o religión, por parte de aquellos que carecen de fe. Tampoco ve respeto cuando se ridiculizan tales credos acogiéndose a algo tan cuestionable y sujeto a regulación como es la libertad de expresión. ¿Es esto tolerancia?, se cuestiona.

Juan Soldado no ve respeto cuando se caricaturizan personajes religiosos o la religión misma en chistes y viñetas de comics.

Juan Soldado tiene en su entorno a personas con acendrada fe religiosa, otros más o menos practicantes y otros que no entran en disquisiciones entre razón y fe, simplemente creen porque les va bien, son felices así, tienen algo a lo que aferrarse ante las dificultades y porque  así se educaron. ¿Qué hay de malo en ello?, se pregunta de nuevo.

Juan Soldado respeta todas y cada una de las creencias religiosas, con la única excepción de aquellas que legitiman prácticas que no respetan los derechos humanos, listón este que no hay que sobrepasar. Sabe que alguna de esas creencias soslaya ampliamente ese listón pero aun así respeta individualmente a sus creyentes pues, probablemente, ellos mismos discrepen en algunos de sus dogmas  y se encuentren en un callejón sin salida del que ni pueden, ni saben, ni les dejan salir. ¿Estaré en un error obrando así?, se dice Juan.

“Hay que abrir un debate”, dicen algunos -esto está muy de moda ahora-.

 Juan Soldado se pregunta, ¿debate sobre qué? ¿Debate sobre lo que opina la inmensa mayoría de la población, en este caso? Ni aunque fueran minoría… No hay debate amigos. Se impone el respeto, seas creyente o no.

Juan Soldado sólo pide información, asesoramiento y consejo en aquello en lo que pueda estar errado sobre estas cuestiones. Gracias.

Haya paz. Un saludo.

 Andrés Manrique

Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

22 junio 2017

COMENTARIO DEL DÍA: «Golpe al Estado». Andrés Manrique. Teniente (R.)

A España servir hasta morir

El anuncio de la comisión de un delito es un delito en sí mismo, no sé si en grado de tentativa u otra figura contemplada en nuestro ordenamiento, juristas tenemos y a ellos les corresponde tipificarlo.

Como ya se dijo en estas páginas, todos tenemos una idea de lo justo o lo injusto y para ello no es necesario tener conocimientos jurídicos. Cuando se saltan determinados barreras, hasta el español menos docto tiene esa sensación de alarma ante determinados hechos y sobre los que exige cierto grado de actuación. Algún tipo de actuación. De no ser así se hunde en el desamparo y ello no puede tener buen desenlace.

Situémonos  a principios de 1981 e imaginemos que se anunciara meses antes la realización del quebrantamiento del orden constitucional que no se produjo finalmente el 23 de febrero. ¿Qué hubiera ocurrido? Es sencillo, hubiese sido detenido y encarcelado quien liderara tal acto. Pero no solo él, sino que tirando de escalafón se hubiese llegado hasta lo más alto del mismo en aras de la restitución del orden constitucional. Solo el haberlo pregonado.

En España se está pregonando desde hace años la separación de una parte de la misma. No solo se pregona, no solo queda en la palabra, no. Se publican todo tipo de normativas, actuaciones y quebrantamientos de la ley. Desde todas las ópticas, culturales, mediáticas, empresariales, sindicales etc. etc. se clama contra ello….y nada.

La moderación de la que ha hecho gala siempre Juan Soldado no le impide en ocasiones expresarse con la contundencia que el momento actual exige.

Juan Soldado juró “guardar y hacer guardar la Constitución”, nadie podrá recriminarle que así lo haga.

Juan Soldado escucha día tras día eso de “Esto no pasaría en las naciones de nuestro entorno, se cortaría el mal de raíz”. Y no puede dejar de preguntarse por qué aquí se consiente, ya ni siquiera le convence la templanza a la hora de la toma de decisiones a este respecto.

Juan Soldado lleva años asistiendo al anuncio de la violación de nuestra Ley Máxima y no ocurre lo que la mayoría de los ciudadanos espera que ocurra, la aplicación de la Ley. Se veía ello desde la distancia y se calificaba como otra más de las “rabietas periféricas”. Daba la impresión de que nadie se lo tomaba en serio. Ahora se dan hasta las fechas del latrocinio, de la traición.

Juan Soldado ignora las consecuencias de la aplicación de la normativa más dura contra el separatismo pero sí sabe del resultado de la consecución de sus objetivos, la escisión de una parte de España. Esta cautela en la toma de decisiones le está llevando a la radicalización de sus posiciones –y no solo a él-. De seguir las cosas así optará por posicionamientos viscerales, atrincherándose con quienes, normativa en mano, defiendan hasta la última coma el juramento con el que en su día se comprometió de por vida.

Ahora más que nunca “A España servir hasta morir”. ”Por España, todo por España

Por España. Todo por España

Juan Soldado acata y cumple, como la milicia.

Andrés Manrique

Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

24 mayo 2017

Libertad de expresión Andrés Manrique Teniente (R)

La Bandera de España

Lo bueno que tiene la democracia es que uno puede decir lo que quiera, donde quiera y cuantas veces quiera. Es maravilloso. Por decir, se pueden decir incluso tonterías ¡fíjense! La libertad de expresión es lo más grande que hayamos conquistado nunca. ¡Sí señor! Ni el fuego, ni la agricultura, ni las vacunas o Internet. ¿Podemos decir lo que queramos? Sí, por supuesto. ¿Incluso tonterías? ¡Pues claro hombre!

Ahora bien, si uno se prodiga mucho en decir tonterías corre el riesgo de que le tilden de tonto ¿o no? Claro que a esto, los tontos, no se apuntan. No se apuntan a tolerar las críticas y exabruptos cuando les toca a ellos. Demuestran intolerancia y odio a las críticas sobre su actividad, la tontería.

¡Ojo con ceder terreno ante los tontos! Hay que detectarlos a tiempo y por aquello de la libertad de expresión -nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos- dárselo a conocer a todo el mundo, hay que darles publicidad, la misma que le dan ellos a sus tonterías. Además tienen la tendencia a atraer a los demás, a compartir sus tonterías, son activos.

Juan Soldado no se apunta a esto, claro está. Es decir, a lo de la libertad de expresión sin más. Le oí decir en cierta ocasión que una cosa es la libertad de opinión y otra la libertad de expresión. A la primera siempre se apunta y con la segunda piensa que hay que ser precavidos a la hora de exponer esas opiniones.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN. LIBERTAD DE OPINIÓN. DERECHOS HUMANOS

En realidad ambas, la libertad de opinión y la libertad de expresión entran dentro de los derechos humanos y nadie puede ser censurado por ello. Por supuesto se acata ¡faltaría más! Pero sí que está regulada la responsabilidad de su ejercicio. Es decir que una vez que has “largado” lo que quieres, puedes ser sancionado por ello si faltaste al respeto, etc. etc.

Pero claro, Juan Soldado piensa, y no le falta razón, que aunque el “bocazas” sea sancionado, el mal ya está hecho.

Juan Soldado incluso perdonaría la falta de respeto por error o por indelicadeza, pero lo que no tolera es cuando aprecia intencionalidad en la misma. Cada día más, aprecia insultos y desprecios quedando éstos impunes en aras de la tan manipulada libertad de expresión.

Juan Soldado no pretende que todos tengan sus mismos valores, creencias u opiniones y que como estamos sujetos a críticas, éstas se puedan ejercer, pero pide a todos aquellos que hagan uso de esa libertad de expresión sean moderados en la discrepancia. Sobre todo si la expresión de esa discrepancia es pública.

Juan Soldado sabe que es muy difícil definir esto de la falta de respeto, pues es algo muy ligado a la subjetividad. Pero en la misma medida en que es difícil su definición es fácil apreciar la intencionalidad de quien quiere ofender.

Juan Soldado se da perfectamente cuenta de que estos “faltones” tienen la piel muy fina. Sus vómitos en las redes son fruto del ejercicio de “su” libertad pero se lanzan como hienas rabiosas cuando les toca a ellos ser el objetivo de las libertades de los demás.

Ya sabemos quiénes son, ya sabemos dónde están, ya sabemos cómo actúan y cuáles son sus planes. Pues usemos nuestras libertades de pensamiento, de  opinión y de expresión para informar de sus tonterías.

A pesar de ellos, sean felices.

Si buscas respeto…

Andrés Manrique

Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

16  mayo 2017

 

«Iberia» Andrés Manrique. Teniente (R.)

Bandera de España

Un eufemismo nos sirve para expresar con otras palabras algo que no queremos llamarlo por su propio nombre, por estar mal visto o por motivos variopintos. Supone un circunloquio para suavizar expresiones que podrían ser de mal gusto en determinados momentos, porque incluso en el lenguaje hay que ser elegantes.

Para suavizar situaciones se emplea lo de “faltar a la verdad” en vez de “mentir” y para ser amable se oculta lo de “feo” por “poco agraciado”. En muchos casos se emplea el eufemismo para no herir sensibilidades de determinados grupos humanos, sociales, etc. Supone una amabilidad del lenguaje en resumidas cuentas. El uso de estos eufemismos refleja en muchas ocasiones educación y saber estar, algo a lo que jamás hay que renunciar.

Siendo todo esto verdad, se puede discrepar su utilización, sobre todo en aquellos casos en los que se aprecian ciertas intencionalidades y en lo que se ha puesto de moda en los últimos años que no es otra cosa que el lenguaje “políticamente correcto”, con el que Juan Soldado está en un amable pero  absoluto desacuerdo.

 

Para Juan Soldado, por lo anteriormente dicho, esto tiene un pase, pero lo que le resulta indigerible es aplicar eufemismos a la palabra o concepto de  España. Este término es maldito para gran parte de la periferia española (y no sólo). No, por ahí no pasa Juan. Y no pasa porque aprecia una deliberada intencionalidad en su eliminación. Veamos. Habrá que emplear “España”, “este país”, “la península ibérica”, “el Estado”, ”contexto” o  el  “entorno” cuando corresponda, tampoco hay que ser recurrente con el término, pero se debe de evitar hacer circunloquios ridículos para eludirla. ¡Ojo! que no son sólo algunos periféricos quienes evitan emplear el término; aquellos tienen su justificación particular interna, pero y ¿los demás?…

Juan Soldado, que hoy viene un tanto irónico y que está harto de estas cosas, no ve solución alguna, por eso y  con su cansancio histórico se le ocurrió cierto día elevar una propuesta para cambiar el término España por otro que fuera menos ofensivo. Sí, pensó, eso es. Y se puso manos a la obra.

Había varias posibilidades. La primera era la de llamarla Hispania, término utilizado por fenicios y romanos, pero como estos fueron imperialistas en su época, quizás no sería aceptado hoy el término por el “buenismo” imperante. No, se dijo. Otra posibilidad era Celtia pero al tener connotaciones galo-británicas…ya se sabe. Betia, pensó. Pero no, pues suena a fútbol y no hay que distraerse en esto.

Después de pasar por procesos febriles y alteraciones en la presión sanguínea un buen día pensó ¡Iberia! Exacto… Se dijo. Topónimo adjudicado por geógrafos en la antigüedad que, aun cuando sólo se aplicaba a la costa mediterránea, se extendió a toda la península ¡Claro! Así, algunos periférico-mediterráneos no podrán eludir sus raíces. A partir de ahora todos podremos decir sin tapujos, sin eufemismos… ¡Somos Ibéricos! ¡Viva Iberia! ¡Tenemos un pasado común inexcusable! Qué felicidad poder desprenderse del término España, siempre casposa para los mismos, opresora para otros. Esa pátina, ese barniz españolista desaparecerá. Da lo mismo layetanos e ilergetes que vetones y vacceos ¡Somos ibéricos todos! …. ¡como el jamón!

Juan Soldado se viene arriba con su descubrimiento y, eufórico,  piensa en que ya no harán el ridículo los del tiempo (hoy “los de la Méteo”) con aquello de “mañana lloverá en todo el estado”. Nada, ya  podrán decir, tanto centralistas incómodos como periféricos, que “lloverá en toda Iberia”… En el deporte, La Vuelta al País Vasco, así como la Volta a Cataluña seguirá igual pero la vuelta Ciclista a España, que llevan años llamándola “La Vuelta”,… a partir de ahora ya se podrá decir “La Vuelta a Iberia”. Hasta los ingleses que la llamaban Spanish Omelet, pues ahora será ¡tortilla ibérica! ¡Qué bonito!,  pero sobre todo… ¡Qué alivio”.

Y así es como el bueno de Juan Soldado pensó que tenía resuelto este problema.

Un saludo.

Iberia

Nota: Para tranquilidad de  los lectores de este blog hay que decir que Juan Soldado después de pasar por esta crisis febril ha vuelto a la coherencia y a sus principios irrenunciables.

Andrés Manrique

Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

18 abril 2017

Sobre Derechos y Deberes, Prioridades.- Andrés Manrique Gutiérrez (Cuarenta años de Suboficial, hoy Teniente en la Reserva)

(Cuarenta años de oficio de suboficial, hoy teniente en la reserva)

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Andrés Manrique

No en pocas ocasiones he sostenido conversaciones del siguiente tenor:

  • Adolfo, ¿Tú escribes por ahí, no?
  • Si, en el blog “General Dávila”-
  • Ah sí, el blog de los generales…”-

Pues créanme que no es cierto, al menos no lo es del todo, puesto que en este blog escriben muchos colaboradores, civiles y militares siempre bajo un objetivo común: España nuestra patria indivisible y los valores que representan las Fuerzas Armadas. Queremos un blog abierto a todos, dentro de las limitaciones que nos imponen nuestras capacidades técnicas y patrimoniales. No olviden que el blog General Dávila es una iniciativa absolutamente altruista sin ningún ánimo de lucro.

Hoy tengo el privilegio de presentar a un nuevo colaborador. Se trata de Andrés Manrique, otro viejo soldado que desde que ingresó en la Academia General Básica de Suboficiales en el año 1976, y después de haber recorrido todo el escalafón de suboficiales, haber desempeñado ocho destinos y no pocas especialidades, tras 38 años de servicio activo como suboficial y dos años en situación de reserva, ha sido promovido al empleo de Teniente.  Paralelamente a su actividad profesional, cursó estudios de sicología y derecho en la UNED,  trastocados por los cambios de destino pero que le proporcionaron lo que Andrés modestamente denomina “un barniz universitario”. Hoy, desde la reserva contempla con una mezcla de racionalidad y nostalgia la realidad cambiante de la sociedad y la milicia que le ha tocado vivir

Andrés Manrique se define a sí mismo y a todo lo que ha hecho como “normal”, pero hay un aspecto de su personalidad muy singular que me voy a permitir dar a conocer a nuestros lectores, porque sus compañeros y amigos, que son muchos y de todos los ámbitos, conocen bien. Más que un aficionado, es un auténtico apasionado de la historia militar, en particular de las vicisitudes de las unidades militares españolas en Africa, de la que no es solo un voraz lector, sino un impenitente viajero por el norte de Marruecos, Ifni y el Sahara. Es un gran conocedor del territorio. Me atrevería a decir que no hay cuartel, posición, campo de batalla que no haya visitado personalmente a lo largo de los 32 años que lleva recorriendo estos territorios. En coche, en moto o incluso en autobús; solo, en compañía de su  familia, o con amigos, como en su último viaje en el que tuve la suerte de acompañarle con nuestro común amigo el Gral. Vicente Bataller la pasada primavera y del que dejé una reseña en este blog. A lo largo de aquel viaje fui testigo de sus conocimientos detallados y precisos, su humanidad con los nativos, en muchas de cuyas casas (y haimas) es recibido como una persona a la vez cercana e impresionante, como un auténtico amigo

Fruto de este viaje nació la amistad sincera que nos profesamos y que hoy, por la calidad de la persona y el valor de su estilo les presento a Vds. Les invito pues a disfrutar de las reflexiones de este veterano, por lo demás, orgulloso de haberse granjeado la amistad de la mayoría de sus compañeros de todos los empleos y escalas, de los que obtiene reflexiones, nada distantes del sentir general común de la milicia, y que pondrá en boca de su personaje: Juan soldado.

Con su particular estilo, que se inspira en el “VISUS MILITIS” que les ofrecemos cada semana, traslada y da voz a un Juan Soldado, un soldado anónimo al que Andrés atribuye las virtudes y peculiaridades del profesional de la milicia desde la óptica de las experiencias y responsabilidades  que a él le tocó afrontar en su vida militar. Hoy desde su apartada atalaya con moderación pone en boca de Juan soldado su pensamiento y opinión sobre asuntos que fueron parte de su formación y que la actualidad se empeña en cambiar. Escéptico, moderado, y crítico ofrece una visión de la realidad que sintoniza en lo sustancial del resto de escritores del blog

Bienvenido Andrés a este blog. Seguro que seremos muchos los que seguiremos tus reflexiones. ¡Ah! y que sirva también de motivo de lectura para tu nieta Claudia, cuya generación y futuro tanto nos preocupa.

 

Adolfo Coloma GB (R.) del ET

Presentamos su primer artículo

 

 

LA MIRADA DE JUAN SOLDADO

Sobre Derechos y Deberes, Prioridades.-

Andrés Manrique Gutiérrez.- Teniente (R.)

foto-2-bandera-de-pie Alguien, sin duda con amplia experiencia, se atrevió a decir:

«Un Ejercito cuyos soldados conozcan teórica y prácticamente las obligaciones respectivas a cada clase dominará, sin duda alguna, a otro más organizado e instruido aun cuando fuera superior en número […]»

Juan Soldado siempre ha sabido de los derechos inherentes a estar enrolado en la milicia. Sabía también que muchos serían los sacrificios y obligaciones, sabía que lo más importante era cumplir la misión encomendada y actuar «conforme a las reglas de comportamiento del militar que se basan en valores tradicionales de la milicia». Era consciente que la balanza se inclinaría más sobre las obligaciones…sabía que esto no era fácil.

Derechos y obligaciones son conceptos que podríamos tildar de antagónicos, pues unos facilitan acciones y otros las restringen o prohíben. Mientras que de los derechos somos acreedores, los deberes nos obligan. Juan Soldado desconoce si hay equilibrio entre ambos, desconoce si eso sería positivo y si sería posible de contabilizar, pero no le importa para su reflexión.

Juan Soldado siempre fue consciente de que antes de saber y exigir sus derechos era más importante aprender sus obligaciones puesto que mientras éstas se las exigirían desde el primer momento los derechos, a los que es acreedor, podría ejercerlos o no, incluso podría elegir el momento de su exigencia, tiempo habría. Y no es que Juan Soldado se plantee hacer dejación de sus derechos, ni mucho menos, lo que se plantea es un problema de prioridades y establece las que le parecen más razonables, aplicando el criterio, aunque solo sea, del sentido práctico.

A Juan Soldado, veterano pero no caduco, el olfato le dice que este orden de prioridades no es el actual y piensa si no habría que recordárselo al bisoño.

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Andrés Manrique

Teniente (R.)