INÚTILES EJÉRCITOS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

El mando militar

Hubo un momento en que se introdujo gran confusión sobre el concepto del mando militar, allá cuando se acuñó el criterio de que para alcanzar el mando solo se necesitaba osadía e ideología, doctrina acuñada en parte por la Revolución francesa. Hasta que llegó Napoleón, el general, y dejó sentado que eso era muy bonito, pero para imponerse y ganar batallas, la guerra deberían manejarla los Estados Mayores con hombres capacitados para leer los mapas de la mente del contrario. Su derrota llegó cuando permitió que otros leyesen la suya. A pesar de eso, el último esfuerzo sería cosa de la voluntad de vencer también sabiamente manejado por alguna de las secciones del Estado Mayor.

En ocasiones, el mando era el prestigio o una prefabricada máscara del mando, en otras no; simplemente una diferencia notable de fuerzas. El mando nunca fue un miliciano diestro en el manejo del pistolón como arte de la justicia.

Ahora resurge con fuerza la osadía del agitador y talibán de choque como ejemplo de eficacia, como el mando, que incluso derrota a los mejores ejércitos del mundo. Se hace visible la peligrosa máscara que envuelve la ideología y que se propaga como el más eficaz de los agitprop.

Ello conlleva el riesgo de apreciarse las intrigas en ciertos niveles de mando que discuten cual es la mejor de las opciones: luchar o entregarse a la novedad de no luchar. Así nos luce en Occidente: «Las intrigas de campamento, más deplorables aún que las intrigas de palacio, echan por tierra las mejores combinaciones estratégicas y, en pos de todo esto, viene la deshonra y la muerte para la patria» Villamartín. Nociones del Arte militar).

Nuevos Ejércitos

Los nuevos ejércitos se muestran incapaces para la Defensa, tanto que hasta el concepto clásico es tergiversado, se huye de la doctrina ofensiva, y a la acción militar se la prefiere dotar del matiz, convertido en virtud, defensivo, como diciendo «yo no he hecho nada, son los otros que me atacan», algo que introduce la duda de su necesidad. Sí, la gran duda: atacar y defender como soldados o ser simples vigilantes de no se sabe muy bien qué y llegado el momento elegir entre gritar o abrir la muralla.

Un ejército defensivo, de espíritu melifluo o tibio, jamás vencerá cuando sea atacado. Deberá dotarse con urgencia del arma ofensiva en su espíritu, algo difícil de comprar o adquirir en poco tiempo si no se ha hecho doctrina en los centros de formación militares. Solo del entusiasmo que aporta el valor y el honor surge la bayoneta, ultima defensa a ultranza.

El 11S confirmó lo que temíamos: todo ha cambiado y los ejércitos deben hacerlo con urgencia. No se ha emprendido el cambio. Está a la vista. No queda nada que nos defienda ante la maldad —la ideología— que impera y que se expande de forma imparable como una maldición bíblica. Los ejércitos actuales no están para la guerra frente a los nuevos ataques. Están aún pensando en las guerras del pasado.

Ejércitos convencionales

Los ejércitos convencionales son un retrato fijo de lo inútil, incapaces de atracción y apoyo en su labor, mal entendido su trabajo y en ocasiones, casi todas, criticados. Puede que haya una gran parte de razón es esa crítica.

El mundo idílico que creemos vivir huye de la contienda cercana y se entretiene con las imágenes de la televisión o en redes sociales alejado de la proximidad y sin darse cuenta que lleva una bomba en su bolsillo. Que toda la estructura de vida que se ha dado se encierra en un redil vigilado.

No está para combates, para la guerra, para defenderse, porque ve en los ejércitos una fábrica de violencia y no de libertad. Las explicaciones ya no son válidas. Nadie atiende a ellas.

Mientras la silenciosa y discreta ocupación de nuestra forma de vida, de nuestra casa y enseres, se produce apoyada por nosotros mismos con complacencia y meliflua sonrisa, la invasión está en marcha y nuestros ejércitos la protegen. No nos protegen a los invadidos.

Es necesario pasar a la ofensiva y no abrir la muralla. Para ello hay que construir ejércitos modernos dotados del espíritu que los tiempos reclaman.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

22 septiembre 2021

MI LIBRO: LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE. El general Dávila, Franco y las campañas que decidieron el conflicto Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

La Esfera de los Libros confió en este humilde escribidor para llevar a cabo una labor parecida a la de segar los campos con el tradicional método, hoz y zoqueta, y así evitar hacer destrozos entre el trigo y la paja. Me puse a la labor con las herramientas adecuadas en mi poder. Era necesario andar despacio y mirar los documentos, sin renunciar a ninguno, con lupa de antiguo detective para saber distinguir grano, paja y cizaña, que también abundaba. Este libro es el resultado de pasar mucho tiempo encorvado, siempre en proceso de aprendizaje como el niño en la escuela que empieza con sus primeras letras, a unirlas, a darles sentido y a descubrir que entre los papeles escritos están ocultas la mayor parte de las razones que han hecho que las cosas sean como han sido, incluso de cómo no han sido y debieran. Ese era el juego que me propuse a la hora de indagar y segar por los campos de la Guerra Civil con ánimo de aclarar algunas cosas turbias; utilicé el cedazo de los documentos.

Este libro LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE. El general Dávila, Franco y las campañas que decidieron el conflicto, es fruto de muchas horas de investigación en archivos, principalmente en el de mi abuelo el general Fidel Dávila Arrondo, y también de algunas casualidades que, sin en un principio contar con ellas, se han ido produciendo misteriosamente a través de personas que han depositado en mis manos papeles y hechos guardados desde aquellos tiempos.

De todo hay y, aunque un libro se queda corto, con todo ello he procurado formar un conjunto armónico y comprensible para los que conocen a fondo el tema y para los que lo hacen de oídas. Espero ofrecerles más adelante, si me brindan la oportunidad, lo que aún queda guardado.

Con estos ingredientes traducidos por mi ignorancia, aunque buena voluntad, no pretendo crear polémica, sino aportar datos para que la historia se acerque más a su comprensión. La guerra civil española es un asunto que está ahí y para nuestra tristeza no se asume con gran rigor, sino que sigue escribiéndose con letra de enfrentamiento, con inventadas y nuevas victorias y derrotas, hasta algunos quieren repetirlas e invertir sus resultados.

Cuando allá por los años 80 el perdón era el resultado, cuando los que por edad o vivencias estaban más cerca de aquella lucha decidieron darse el abrazo del perdón y sacar adelante nuestro querida España, a pesar de tantos pesares, un mal viento (tiene nombre y apellidos) se interpuso entre el perdón y la revisión puramente histórica, y nos llevó a sacar de nuevo los rencores y el arma de lo que llaman el relato que no deja de ser la agitación y enfrentamiento.

No. Esa no es la historia que yo cuento. Son los hechos históricos tal y como figuran en los papeles de aquel momento. Un punto de vista desde lo alto de la colina, desde donde se podía, casi, ver lo que había al otro lado. Soy de la opinión de que no hay que callar ni olvidar, sino todo lo contrario. Hay que hablar de lo sucedido, con verdad, sin inquina y sin venganza, sino con honradez y la buena disposición que admite los errores que todos cometieron.

Hablar, incluso acaloradamente, pero con limpieza y españolidad, con el carácter genuinamente español, pero nunca callar y sobre todo no invertir o mentir a sabiendas o por rencor.

Nadie ya debe pagar por aquello ni tampoco sentirse culpable de nada.

En cualquier proceso de construcción suele haber derrumbes y es frecuente que apuntalar no sea suficiente. El afán de terminar la obra, de seguir buscando la fortaleza en los materiales te lleva al mantenimiento y vigilancia constantes sobre ella.

Sigue el interés por la guerra civil española y espero que los nuevos hallazgos históricos ayuden a acrecentarlo. El cómo, el porqué y cuáles fueron las razones que hicieron posible la guerra y el desenlace de la misma, como señala el profesor Vicente Palacio Atard, siguen siendo interrogantes que despiertan el interés de unas y otras edades. Ojalá que en estas páginas que he escrito haya algo de luz que ilumine esos interrogantes.

No leerán ustedes únicamente el desarrollo de los combates y los esquemas de las batallas, sino que he pretendido hacer un recorrido interior por los temas más trascendentes y en los que nueva documentación puede aportar claridad.

Desde la llegada de la II República en 1931 los acontecimientos se precipitan. Desde esa fecha hasta prácticamente el final de la guerra he tratado de analizar el recorrido aportando documentos nuevos, inéditos, que puedan ofrecer puntos de vista desconocidos en la narración.

Este es mi recorrido:

Desde el Pacto de San Sebastián, las elecciones municipales y la inaudita expulsión del Rey Alfonso XIII que se desarrolla en una travesía de Cartagena a Marsella llena de amargura y tristeza. La calle que arde en violencia. «Fogatas de viruta», bromea Alcalá Zamora. Un documento inédito de la detención del general Sanjurjo que en una precipitada actuación pretende hacerse con el poder y es detenido por un guardia de seguridad que le apunta con su arma en medio de la carretera a Huelva.

Las reuniones y actividad previa al alzamiento con la presencia de Mola en Pamplona. La muerte de Sanjurjo y su posible sucesor en el mando antes de crear la Junta de Defensa, entre los que aparecen nombres hasta ahora no mencionados; la creación de la Junta de Defensa Nacional con el ingente trabajo que esta desarrolló. La presencia de don Juan de Borbón en España para combatir en el bando nacional. El estadillo de las tropas que cruzaron el Estrecho al mando del general Franco; la financiación de la guerra, una documentación inédita sobre el oro, joyas y piedras preciosas recaudados y donados para la contienda por particulares; el robo del oro del banco de España, el laboratorio del oro nacional, la munición, el carburante. Con los curiosos datos de la donación de monedas y alhajas hecha por doña Carmen Polo, esposa de Franco. El balance general de oro de las entregas efectuadas por la Suscripción Nacional (Comisión de Donativos) que alcanzó desorbitadas cifras que les muestro en los documentos.

Temas tan trascendentes como el nombramiento del general Franco como Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos de una manera un tanto casual y hasta ahora contado de manera no muy ajustada a la verdad. ¿Quiénes se reunieron en Salamanca y qué decidieron en definitiva? ¿Fue acordado nombrar a Franco Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos? ¿Hubo opositores? ¿Dónde está aquel barracón en el que se reunieron los miembros de la Junta de Defensa Nacional?

La batalla de Madrid, la muerte del general Mola, la campaña del Norte completa con sus combates y despliegues contados de manera asequible para cualquier lector; la ayuda extranjera, Brunete, Teruel, el Ebro con detalles desconocidos como los combates en la Sierra de Caballs, el avance hacia el Mediterráneo, la campaña de Cataluña y el final de la guerra.

Un informe demoledor del general Vicente Rojo y su visión del conflicto: habla de pánico en las unidades. No ve posible repliegue estratégico y solo contempla aferrarse al terreno y defenderlo palmo a palmo, cosa que sabe que no sucederá.

Los momentos de tensión que Franco tuvo con sus más directos colaboradores que en algún momento revistieron gravedad y crearon situaciones de cierta delicadeza. La correspondencia entre los generales Dávila y Franco sobre el discurrir de la guerra. Cataluña o Valencia: una decisión trascendente.

Termino con la entrada de las tropas nacionales en Barcelona y la situación en la que la ciudad se encuentra y una detallada información de las obras de fábrica destruidas y los edificios ocupados.

Todo ello acompañado de la documentación y órdenes de operaciones inéditas procedentes de los Cuarteles Generales de los protagonistas y la cartografía original por ellos utilizada así como la del Cuerpo de Tropas Voluntarias.

También se acompaña al final del libro el Diario de Operaciones elaborado día a día por el Estado Mayor del Cuartel General del Ejército del Norte, un documento imprescindible para seguir la evolución de los acontecimientos bélicos hasta el final de la guerra.

Hoy día 5 de mayo de 2021, el libro sale al público, fecha en que se cumplen 200 años de la muerte de Napoleón. Es evidente que nada que ver. Pero me gusta la coincidencia. Empezaba un tiempo nuevo. La Revolución francesa acabó siendo la mayor mezcla de libertad y autoridad conocida hasta entonces en el mundo. Revolución y Napoleón.

Napoleón terminó su vida dando una gran lección militar: ‹‹En los hechos históricos como en los contemporáneos, solo podemos encontrar lecciones, nunca modelos››.

A pesar de seguir de alguna manera viviendo sus consecuencias tenemos que aceptar que la guerra civil y todo lo que la rodea pertenece definitivamente a la historia, al pasado, o seremos incapaces de superarla.

Quisiera romper el silencio de los discretos: Muchos saben porque han oído, otros porque tienen el documento. A todos animo a construir y revelar lo oculto que por pequeño que parezca puede encerrar la clave. Para ello les ofrezco este correo y recibiré con gusto sus opiniones o más que opiniones: lahistoriadavila@gmail.com

Fotos, documentos, conversaciones, testimonios, libros, revistas, cualquier cosa puede encerrar una clave.

Deseo que este libro sea un paso más hacia el conocimiento y un lugar para la historia.

Les doy las gracias y les pido que lo lean.

Son muchos años de escritura en este blog sin pedirles nada; ahora, como contrapartida sí les pido que se hagan con el libro y si es de su interés abriremos una sección en el blog dedicada a la guerra civil desde el punto de vista histórico. Con la opinión de todos y todas las opiniones.

De antemano les doy las gracias y ¡va por ustedes!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

5 mayo 2021

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«Cuestión de velocidad» Andrés Manrique. Teniente (R)

Como sabemos -y aquí se impone el “parece ser”- existe derecha e izquierda desde la Revolución Francesa. Al inicio de tal revolución, se reunió la Asamblea Nacional Constituyente Francesa, en la misma, aquellos que defendían determinada opción se sentaron a la derecha del Presidente de la Sala y los de la otra opción a la izquierda. Así cada una de estas denominaciones geográficas ha hecho suyas distintas formas de ver este mundo.

Juan Soldado -irónico él- se imagina por un momento si los mismos franceses, en vez de en París se hubieran reunido en Nimes o en Arles, en sus anfiteatros romanos (hoy plazas de toros, que allí no las prohíben) y que unos se hubieran sentado en barrera y contrabarrera y el resto en las gradas; bueno, pues no habría hoy en el panorama político ni izquierdas ni derechas sino que estaríamos hablando de los de arriba y de los de abajo (tesis esta que mantienen  algunos en la actualidad) . Esto a Juan Soldado le suena a lo del anuncio del lavavajillas.

En cualquier caso, Juan Soldado sabe, que esto no es más que encuadrar geográficamente a las distintas formas de entender la vida y querer organizarse. El riesgo de esta forma maniquea de ver la vida está en colocar “a priori” a unos como los buenos y a otros como los malos y esto, sin duda es un error.

Asistimos a una sarta de propuestas, ideas y reformas, que, unas veces por radicales y otras por utópicas, son descartables desde un principio, pero para todo lo demás el problema reside en la velocidad a la que queremos llevar esas reformas. A los que les gusta llevar las cosas con pausa, con tranquilidad, sin riesgos se les tilda de conservadores. No es que renuncien a la ciencia, al progreso, a los avances, al bienestar, etc., no, sólo que prefieren la baja velocidad. En cambio aquellos que por determinados motivos optan por ir a la raíz del problema, incorporar nuevas ideas en materias económicas, éticas, sociales y apoyando medidas urgentes (incluso no contrastadas), se les tilda de progresistas y prefieren ir a más velocidad. Los conductores de la opinión pública atribuyen, según los casos, a unos un significado negativo  y a otros positivo. No es justo pero esto es así. Como si los conservadores no quisieran el progreso y los progresistas no quisieran conservar nada de lo conseguido. Cierto es que hay conservadores más inmovilistas y hay progresistas más nerviosos e intransigentes.

Juan Soldado sabe que no es cuestión de izquierda y derecha, (como el baile de la “conga”) o arriba y abajo (emulando a Epi y a Blas), sino que es cuestión de la velocidad a la que debemos de ir en reformas, propuestas y… tener paciencia.

Juan Soldado sabe también que a todo cambio hay que darle su tiempo para que sea asimilado y aceptado por las diversas sociedades donde se producen, pues de lo contrario, si son cambios inducidos, impuestos, etc., todo ello obedeciendo “vaya usted a saber a qué intereses”, surgirán los problemas.

Cierto día me confesó Juan Soldado que un gran “Político de Estado” sería el que emulase a la Guardia Civil de Tráfico…”al que vaya muy rápido hay que sancionarle…lo mismo que  al dominguero”.

Juan Soldado acata y cumple, como la milicia.

Asamblea

Sosiego y calma.

Andrés Manrique.

Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

 

COMENTARIO DEL DÍA: «LA REVOLUCIÓN FRANCESA» General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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La Revolución Francesa

La Ilustración nos trajo la ‹‹Libertad, igualdad, fraternidad››. Nuevos pilares para un mundo de esperanza en la revolución. Se impuso una historia que llega hasta nuestros tiempos pero que parece ya agotada. No fue todo democracia a la europea. Hubo violencia y terror en lucha por lo que la revolución había conseguido. Del Reinado del Terror al 18 de Brumario.

Una revolución social e ideológica que dio paso a un mundo distinto. Ser y estar habían acabado siendo dos verbos perdidos en su conjugación. La Revolución  Francesa produjo una gran seducción sobre las nuevas sociedades. Pero terminó dando el poder a un líder que quiso ser el amo de Europa y algo más. Al final la soberanía aclamada por y para el pueblo, la soberanía popular, tuvo que ceder a la individualidad.

Ahora da la sensación de que volvemos al punto cero.

Nadie explica, porque no lo sabe, las razones que han llevado al Reino Unido a dar la espalda a Europa.

Nadie sabe lo que va a pasar en Francia en sus cercanas elecciones. Europa tiembla.

Nos hablan de indeseables resultados electorales. ¿Para qué habrá elecciones si no sale lo deseable?

La culpa la tiene Putin. Con y por Putin ganó Trump. En Holanda, asustados por las injerencias de Putin, vuelven al recuento manual en las elecciones. En Francia parece que van a votar los rusos. La enrarecida campaña electoral es culpa de Putin que tiene su candidata.

‹‹La desinformación como arma››, ha dicho el secretario de Estado de Defensa Británico.

Es la nueva munición que usa el Kremlim mientras que la OTAN juega a desplegar soldados en sus fronteras. En mayo los líderes de sus países se verán con el ‹‹jefe Trump›› que habla de la ‹‹obsoleta Alianza››.

Mundo revuelto e incomprensible. Revolución por cualquier esquina. La francesa ha quedado en vía muerta. ¿Libertad, igualdad, fraternidad? Por todos los rincones aparecen sus antónimos. ‹‹Opresión, injusticia, enfrentamiento››.

Una Ilustración sin pensadores, ideas cortas, mensajes enmascarados en complejas redes sociales. Es la ‹‹Era de la Globalidad››. Una globalización que muestra las diferencias al desnudo. Insalvables por ahora. Nadie da respuesta a lo que pasa. Nadie culpa a los votantes, pero sí a lo votado.

Incumplimientos, frustración, cansancio, aburrimiento, insatisfacción generalizada. Huele a Revolución lenta e imparable. Varios líderes se saludan antes del combate.

Centenario de la Revolución Rusa. Será otro día.

Hoy la Revolución Francesa, la libertad, igualdad y fraternidad han quedado al descubierto y no satisface lo que se ha visto. Hoy la incógnita está en saber cuál es la gran seducción en las nuevas sociedades.

¿Qué será, será…? Cantaba Doris Day.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

10 febrero 2017