MEDALLA PARA LOS QUE HICIERON EL SERVICIO MILITAR (LA MILI) Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Uno de mis amables lectores me envía un correo a raíz de mi artículo sobre las medallas de Campaña y Operación Balmis. Textualmente dice:

«Bonitas y muy merecidas medallas. Lo que encuentro a faltar es una medalla del Servicio Militar. Muchos entregamos casi dos años de nuestras vidas, sin cobrar, trabajando para las FFAA. En único reconocimiento recibido, fue la entrega de la cartilla militar. A los voluntarios, como éramos pocos, no nos hacían ni fiesta de despedida. Me parece lamentable el poco reconocimiento que el Estado y sus FFAA han tenido con el personal procedente del Servicio Militar. Muy atentamente».

Me habrán leído en alguna ocasión: La Institución militar es desagradecida. Quizá deba serlo, pero este antiguo soldado tiene razón. Cada día que pasa más razón y menos los que no dan (no dimos) un paso para ese reconocimiento. El valor de una condecoración estriba únicamente en sentirse merecedor de ella. Muchos las llevan sabiendo que no lo son. La Medalla honra al que la lleva, pero este la lleva por haberla honrado. Los soldados de reemplazo honraron con creces a su Patria y lo siguen haciendo en el recuerdo a su servicio ejemplar.

Los que hicieron el Servicio Militar obligatorio, todos, se merecen esa condecoración del agradecimiento de la Patria. Una medalla que acoge y aúna un sentido del servicio desprendido y generoso que no puede ni debe olvidarse jamás.

Todavía estamos a tiempo. Se cumplen, en 2021, veinte años de aquel ‹‹Señoras y señores, se acabó la mili››. Buen momento para recapacitar y acordarse de aquellos soldados que vinieron, sirvieron, y se fueron casi sin el agradecimiento de su Patria.

La «mili» es algo que, en muchos casos, se añora y une, además de seguir reuniendo a muchos de aquellos soldados alrededor de valores como el compañerismo y la amistad.

Como sé que el ministerio de Defensa y su titular ni acordarse quieren de aquello, a pesar del desaguisado que entre todos han hecho con la Reserva Voluntaria, para tapar su incompetencia y de camino engañar al artículo 30 de la Constitución, lanzo estas palabras  por si, en un despiste, se le ocurre a la Cúpula Militar, dar un paso al frente y hacer algo en ese cumpleaños. Veinte años merecen un Acto señalado; y bueno sería articular un procedimiento para reconocer, uno a uno, a todos los que han servido a España desde el Servicio Militar obligatorio. No es un procedimiento complicado, sino de voluntad política y en este caso también militar.

Vaya mi reconocimiento a todos ellos.

Fuisteis grandes soldados y sois grandes españoles.

 Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Abuelo ¿qué es la mili?

Blog: generaldavila.com

25 octubre 2020

 

VALORES ¿MILITARES? AMOR A LA PATRIA. Juan Ignacio Salafranca Álvarez. Coronel de Infantería (R.) 

En un trabajo anterior, defendía que los valores que a los militares nos son exigibles, no lo eran al resto de la sociedad, pero que sí resultaban positivos para cualquier estamento. Sin embargo, este del amor a la Patria sí resulta obligado para todo el mundo, porque quien no ama a su Patria resulta un ser antisocial, como el que no ama a su padre y a su madre, el amor a la Patria lo siente toda persona bien nacida y quien no lo siente, debe ser considerado un enfermo en términos sociales.

No podemos elegir, porque la Patria no somos solo nosotros, lo son quienes nos precedieron, lo son nuestros hijos y nietos, incluso los que todavía no han nacido, lo son su Historia, sus tradiciones, su manera de ser y de sentir su lengua propagada por todo el mundo, su folklore, sus regiones. Por ello no podemos desertar del patriotismo.

Recibimos una Patria en distintas condiciones según el tiempo en que cada uno nació, pero tenemos la obligación común de transmitirla a las siguientes generaciones mejor, más libre, más grande y, por supuesto, íntegra.

El síntoma más claro de la degeneración de una Nación es la falta en sus ciudadanos de este amor a la Patria, por ello resulta alarmante comprobar que a quien manifiesta públicamente este sentimiento se le tilde de “facha” trasnochado u otros adjetivos con afán peyorativo.

El patriotismo no es patrimonio de ningún partido ni grupo social, por ello quienes tratan de adjudicárselo a cualquier sector, se equivocan gravemente. Hay quienes acusan al régimen anterior de haberse apropiado de esta virtud y de haberlo hecho también de los símbolos de la Patria, pero o desconocen la Historia u olvidan que aquel régimen nació de una guerra y que quienes vencieron en ella no hicieron sino recuperar, para todos los españoles, lo que se había perdido en los años de aquella República que algunos añoran y que otros, sin haberla conocido, la consideran la solución a todos los problemas. Y así, la Bandera hubo de ser restablecida en sus colores, el Himno volvió a ser la Marcha Real o Marcha de Granaderos, el Escudo fue el de los Reyes Católicos en el afán de recuperar los tiempos más gloriosos de nuestra Historia y el amor a la Patria salvado de quienes gritaban ¡Muera España! ¡Viva Rusia!

Pese a esta obligación general, los militares estamos especialmente sensibilizados para sentirlo. Quienes ingresamos en la Academia General Militar, recordamos que el primero de los preceptos de su decálogo era:

“Tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey exteriorizado en todos los actos de su vida”.

Juan Ignacio Salafranca. Coronel de Infantería (R.)

Blog: generaldavila.com

23 agosto 2018

 

 

 

 

 

 

 

No es, por tanto, accidental que el Jefe del Ejército enunciara este valor en primer lugar, porque sin él todos los demás,aún siendo buenos, carecen de sentido. El amor a la Patria, como el Valor a los militares, se le supone a cada español decente, quiera Dios que de nosotros pueda, con motivo, decirse como de aquellos militares que han visto reflejado en su Hoja de Servicios, valor acreditado, distinguido o heroico. que nuestro amor a la Patria merece esos calificativos.

 

Juan I. Salafranca Álvarez

 

¡CHUNGO! Visus militis 25 de marzo de 2018 Adolfo Coloma GB (R) del ET

El soldado veterano

Se suele decir que sólo la muerte nos iguala a todos, al menos en lo vital. Pero también los años unen mucho, al menos en lo económico cuando nos alcanza la jubilación. Bueno, los soldados lo solemos llamar  “el retiro”, porque la jubilación viene a ser como la dispensa por edad o decrepitud del oficio que uno practica  y en eso de defender a España no nos jubila nadie. Preferimos pues llamarlo retiro, por cuanto supone el abandono del campo de batalla, pero no el seguir luchando y entendiendo la vida como un servicio.

Y mirando al interior de los muros de la patria mía, de la patria nuestra,vemos que no vamos a poder esperar con sosiego ese momento supremo en el que seamos llamados a dar novedades tras cesar todos nuestros servicios. Amigos, conocidos, gente de nuestra edad, a muchos de los cuales tuvimos en filas cuando les correspondió hacer el servicio militar, y ¡vaya si sirvieron! con entrega, lealtad y casi sin preguntar por qué; vemos ahora salir en tromba de sus casas, ocupar las calles y alzar sus voces en demanda de…..lo que les corresponde después de una vida  laboral contribuyendo con su trabajo al engrandecimiento de su país y con sus impuestos a su sostenimiento , particularmente al de los que por razones de edad, ya no podían seguir en la brecha.

¡chungo!

Hemos conocido otras tierras porque se nos ha mandado y otras gentes porque hemos querido aprender de ellas. Y si algo hemos encontrado que les una por encima de los conflictos en que se han visto inmersos, es el respeto, la veneración y el cuidado de sus mayores. Todos, sin distinción de clanes, religiones o facciones en lucha; lo hacen porque se lo merecen y porque ya no pueden dar más. No porque representen un buen caladero de votos que puedan arrimar el ascua a la sardina de nadie.

¡Chungo!

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

Blog generaldavila.com

25 febrero 2018

LA LEGIÓN CAMINO DEL CENTENARIO (II) 1920-2020 General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez «EL CAMINO DE LOS CABALLEROS»

EL CAMINO DE LOS CABALLEROS

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Valor, Honor… La Legión

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Cien años de Valor

Siguiendo con los artículos destinados a acompañar a la Legión en el Camino del Centenario hoy dedicamos un destacado espacio al Camino de los Caballeros, redactado por nuestro fundador en carta dirigida al caballero alumno del Arma de Infantería, Marcial Sánchez- Barcaiztegui Gil de Sola y recogida en el libro del general Carlos de Silva. Fue con motivo de que este alumno solicitara su ingreso en la Legión, cuando el coronel fundador le respondió con una carta que se convirtió en jalón y jornada del Camino de los Caballeros. Al dedicar este artículo al ‹‹Camino Legionario››, no descubro nada ni esa es mi intención. Solo pretendo divulgar lo más sagrado de la Legión. En cabeza están sus muertos, sus desaparecidos y heridos, héroes, reconocidos o no, incógnitos todos en un solo nombre: La Legión. Le sigue el Credo, base espiritual de la Legión, médula y nervio, alma y rito de ella. Y el Camino de los Caballeros, por donde todo legionario ha andado en su vida de sacrificio rendida al honor y al heroísmo. En esa labor de divulgación hoy quiero recordar las palabras del teniente coronel Millán-Astray a los cadetes de la Infantería española el 13 de diciembre de 1937 exponiéndoles la trayectoria a seguir por los que quieren abrazar ‹‹El Camino de los Caballeros››, el de los legionarios.

‹‹El Honor es: El cumplimiento del deber, es la honra, el mantener la palabra dada, la lealtad al jefe y al amigo, es el espíritu de sacrificio o renunciamiento del propio bien a favor ajeno, es generosidad. El honor es el aroma más puro y más fragante de la vida. ¡Infeliz de aquel que perdió su honor!

El Valor es: La condición esencial del soldado. Todos sentís lo que es el valor, todos lo tenéis en alto grado, la prueba: Que estáis aquí, de donde venís y a donde vais. Valor es cumplir, cueste lo que cueste, con el deber que nos impone la conciencia, la obediencia.

Las manifestaciones del valor son: la ecuanimidad, la bravura y el heroísmo.

La Ecuanimidad es: la serenidad ante el trastorno o el peligro, no exaltarse demasiado con la suerte, ni deprimirse con la desgracia: no temer al  enemigo  porque sea mucho, ni despreciarlo porque sea poco. El valor no ha de ejercerse más que para nobles actos; nada hay más ridículo que el valiente de oficio, el jactancioso de su valor o el que lo saca a relucir apresuradamente, con sus compañeros o con las otras personas, en los naturales razonamientos de la vida social. Ecuanimidad es aguantar, y aguantar es: Aguantar lo inaguantable, lo demás no es aguantar -dice el Samuray japonés-. Tenedlo esto muy presente, no lo olvidéis nunca: Aguantar lo inaguantable.

La Bravura: Que es el valor, ha de ser consciente. El que es bravo, al darse cuenta del peligro reflexiona brevemente y toma la decisión de arrostrarlo y de vencerlo, y la lleva a cabo a pesar de todos los riesgos y si es preciso, llegando hasta a sacrificar la vida. Bravura impetuosa para atacar, bravura tenaz para resistir.

El Heroísmo: Es el valor sublime, hombres valerosos hay muchos. Todos vosotros lo sois, y lo sabéis, pero el héroe no lo es a sabiendas, son los demás los que se lo reconocen, porque el héroe cree que no hizo más que cumplir su deber con honor y con valor, sin pensar que había llegado a las alturas, casi inaccesibles, del heroísmo. La virtud inseparable del héroe es: la modestia.

Las acciones valerosas  se han de llevar a cabo con firmeza de voluntad para mantenerse sin decaer ante la dificultad, con energía que es la fuerza para dominar y vencer la resistencia y llegado el momento decisivo y si es preciso, con ímpetu que es la violencia: Firmeza de voluntad, energía e ímpetu, son condiciones necesarias al valor.

La Cortesía: Es dominar nuestros instintos, nuestras pasiones o nuestros caprichos, en aras de la comodidad y del bienestar ajenos. La cortesía va siempre acompañada de la afabilidad y la sonrisa. Una franca y sencilla sonrisa, en todos los casos y principalmente ante las contrariedades, es la más elegante manifestación  de la cortesía que huye del empaque y del amaneramiento empalagoso. Cortesía es no darse importancia, ni hablar, aún cuando sea con inferiores, en tono campanudo y sentencioso, es una palabra: sencillez; lo contrario es fatuidad.

La cortesía la ofrecemos hasta a nuestros enemigos, ya que: lo cortés no quita lo valiente, según nos dicta nuestro castizo aforismo.

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Empieza la historia de la Legión… Jamás termina

La Patria: ¡Cadetes! La Patria es: ¡El amor que lleváis inundando vuestras almas! ¡A qué voy a pretender daros una definición! Es imposible definir por completo como se ama a la mujer amada. ¿Quién abarca a decir todo lo que se siente por su madre, por su mujer, o por la prometida, virginal y también enamorada? Eso y aún más es la Patria, en su amor se mezclan y confunden en un solo amor: el amor a Dios, el amor a la madre, el amor a la esposa y a los hijos. ¿Sabéis, Cadetes, por qué salisteis a luchar, por qué  habéis sufrido, por qué estáis dispuestos a sufrir, a padecer, a morir gozosos si es preciso? Por ella, por la Patria: por España; por la que querían que negase a Dios, por la que querían vender al extranjero ateo y sin honor, por la que es la dama de vuestros pensamientos, tan bella, tan pura y virginal, tan grande, que después de ella, no hay más que: el Cielo. ¡Vivir para la Patria, morir por la Patria!›› (General Millán-Astray. Fundador de la Legión).

Poco queda por decir. Una lección de vida y amor a España y a la Legión. No existiría la Legión sin un amor tan grande, sin una sensibilidad tan inteligente, sin que un hombre tan clarividente y noble la hubiese creado.

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Cristo de la Buena Muerte. El Cristo Legionario

No existiría España sin hombres decididos y amantes de su idea de grandeza hasta el final, hasta dar la vida por ello. Creadores y seguidores de la obra colosal de la historia desde la sencillez y el amor. Voluntades firmes dispuestas al sacrificio con Honor, Valor, Caballerosidad y Amor. Eso es todo. Es el Camino de los Caballeros, cien años de historia legionaria. Los que todavía caminamos y somos aprendices, junto a los que están a punto de llegar, tenemos una tarea pendiente. Solo acabamos de empezar. Si no estás atento el camino no te lleva a ninguna parte. Cumple con tu deber. Ama a España hasta sus últimas consecuencias. Repasa la historia legionaria, la de sus humildes legionarios, reza y cumple su Credo. Te llevará al cielo donde te espera el Cristo Legionario, el de la Buena Muerte. Es el verdadero sentido de El Camino de los Caballeros.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

(Jefe de la Legión entre 2001-2004)

Blog: generaldavila.com

1 marzo 2017