Después de meterle el dedo en el ojo al mandatario Chino, Xi Jimping, todos los líderes europeos quieren mostrar pleitesía al mandarín. La política es una cosa para que vivan los que no saben hacer otra, porque en definitiva lo que haces bien hecho está, aunque hagas mucho daño. Teoría del inútil.
El que mejor definió la política fue un general, que la sufría, como lo hacen de soldado a mariscal de campo. El general Patton dijo: «Si todo tu Estado Mayor te da la razón es que ninguno te está escuchando».
Los hay peores: los que se escuchan a sí mismo, en exclusividad, todas las mañanas ante el espejo.
La Cumbre de la OTAN en Madrid fue una apuesta equivocada, la brújula estratégica (muy anglosajón), donde se perdió el norte sin definir nada. Europa se miraba en su espejo mágico y la pregunta siempre era la misma: «Espejito, espejito…».
La OTAN es una alianza política y militar que se define como defensiva cuya indefinición está en no tener ejército que no sea el americano. Europa militarmente no existe más allá de 6 carros de combate por aquí o tres misiles por allá. La Presencia Reforzada Avanzada (EFP), el despliegue en Letonia, está muy bien, pero está mucho mejor tener de aliado al chino. Tiene una ventaja que Europa olvidó hace tiempo: la infantería. Es la que gana las guerras. A pie y sin dinero. En China todos van a pie y además armados de ideología.
Jamás en la historia de las guerras un Estado sin armas ha durado más allá de una generación. Sin infantería nada, ni un día se aguanta.
Es necesario fundamentar la seguridad en ejércitos propios y no confiar en los demás. Tu infantería es la clave.
Antes de la visita el mandatario chino querrá saber quién va: ¿Europa, América o solo Sánchez? En este caso es sabido: la personalidad es una definición implacable.
¿Qué va a hacer Sánchez presidente, Sánchez: Antonio? Pues eso: el Antonio.
Xi Jimping tiene a su favor la sonrisa de Monna Lisa, exacta, calcada, inretratable, y además no habla. No mira nada, pero todo lo ve, lo contrario de Antonio que no ve más allá del espejo; ni siquiera lo trasero. En casos así para este tipo de personalidad cualquier visita es un éxito. Entre el espejo y tú se forma un diálogo como el que señalaba Patton.
En silencio el mundo gira sonriente, a diario, y modifica ligeramente su inclinación: precesión.
China queda siempre como incompleto desarrollo, pero está ahí. La prolongación del eje de la tierra, en breve, no se dirigirá hacia la estrella Polar. Todo cambia sin que nos demos cuenta. Europa, ombligo del mundo, sigue creyéndose ombligo cultural, y se orienta por su estrella. Pero el mundo está en imparables vías de cambio. La desorientación te estrella contra el futuro. La soberbia cultural de Europa ciega su visión de futuro y le impide asumir su error.
A los ejércitos, lentos y conservadores, pesados mastodontes, dinosaurios del pasado, les cuesta adaptarse a las nuevas circunstancias. Deberían empequeñecerse en soberbia y crecer en recursos y filosofía. Ir más allá de su temporalidad. Examinar sus alianzas.
Cierto es que la guerra se gana con calidad más que con cantidad, pero hay situaciones que no soportan tanta presión de la cantidad que tiende a expandirse. Sobre todo cuando la calidad y la cantidad se igualan. China es cantidad y camina a la excelencia en calidad. Lo tiene todo además de dinero, dinero, dinero. Infantería, infantería, infantería.
El eje de giro está cambiando. El mundo dejará de orientarse por la Polar y es necesario adivinar la nueva estrella.
La guerra es el arte de las matemáticas, ese que no permite frivolidades, sino estudio, exactitud y precisión; nada de alquimias, especulaciones o mentiras.
Alguien creyó que la Moncloa era Delfos y pensó en Apolo, el que hiere de lejos. Este monclovita solo conoce el insulto.
De China traerá sonrisas. Al chino no se la va a colar. Vendrá como se fue que es igual a = mucho peor.
Esto acaba de empezar. Es cosa de generaciones. Una o dos todo lo más. Pura matemática como lo es la infantería. Números.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
30 marzo 2023