EL ACUERDO DE PAZ Y LA MILITARIZACIÓN  DE LA SOCIEDAD. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Putin no tiene prisa, pero el tiempo le va cercando alrededor de un Kremlin cada vez más inseguro. Su debilidad está provocada de manera indirecta por la guerra de Ucrania, donde está siendo vencedor, pero lo coyuntural de la guerra le ha llevado a una situación estructural caótica de su economía que en nada se parece a lo deseado al invadir Ucrania. La jugada le ha salido mal y ha sido rematado con un inesperado desequilibrio, actual y futuro, que nunca imaginó, en Oriente Medio. Pierde influencia y poder. Pierde el Mediterráneo. Pierde sus ventas de gas y petróleo a Europa. A ello se suma una gran derrota tecnológica. Rompe un vínculo inesperado: el de Occidente que siempre mantuvo viva a Rusia. En este histórico momento es la mayor de sus debilidades.

Sus devaneos africanos también se disipan y su influencia estratégica, aun siendo importante, ya no es tan decisiva como esperaba.

Trump y Putin son los únicos que saben a día de hoy lo que el futuro nos ofrece. Keir Starmer también, como lanza estadounidense en Europa. La Unión Europea no sabe nada. Ucrania obedecerá si no hay un golpe de Estado antes. Turquía mantendrá el tipo en Siria junto a Israel (norte y sur) que por ahora es un tema menor. Los Servicios de Inteligencia de todo el mundo (especialmente en Europa) llevan tiempo alertados por un probable atentado terrorista de esos indefinibles y sin origen conocido.

A Europa todo esto le ha pillado sin diplomacia ni Ejército. No cuenta por ahora, es un largo camino, un calvario lo que le espera.

Sin  analizar algunos aspectos militares, nada periodísticos, será imposible entender algo más allá de las invenciones que a diario nos mandan, incluso desde el frente, que en su mayoría forman parte de la guerra informativa, muy lejos de la verdad.

Nadie se ha parado a pensar que los hombres serán capaces un día de destruir el mundo. Lleva tiempo, pero cada vez estamos más cerca. Esta guerra marcha por un camino de destino fatal, la escalada  a los extremos, porque ha traspasado el interés concreto y se ha convertido en un enfrentamiento global que está conmocionando a Oriente y Occidente. La historia se repite violentamente, incapaz de resistirse a la fuerza y todo, incluso la razón, la justifica. La sociedad camino de la militarización vive manipulada, de espaldas al conflicto humano, hasta que la llevan a la guerra, quiera o no quiera.

Es necesario recordar Auschwitz e Hiroshima. Se repite cada cierto tiempo, el suficiente para creer que aquello es el pasado. Pero de manera inevitable el concepto se hace realidad. El hombre acabará con el mundo, ese es el fin y la guerra será el medio.

Ni Einstein ni Freud pudieron resolver el ¿por qué la guerra? Dan vueltas a las pulsiones: conservar y unir; destruir y matar. ¿Son lo mismo? «El ser viviente protege en cierta manera su vida destruyendo la vida ajena». Es cuestión de tiempo, los iguales se rechazan; es el tan conocido combate entre dos gemelos o, según Clausewitz, la guerra; cualquier guerra conduce a la escalada a los extremos (En Acabar a Clausewitz de René Girard).

El duelo es la constante en el desarrollo que conduce al enfrentamiento, la acción recíproca detallada magistralmente por Clausewitz. Una ley de guerra sigue secretamente todas las relaciones humanas.

Francis Fukuyama nos asombró cuando dejó escrito que la Historia, como lucha de ideologías, terminaría tras la Guerra Fría gracias a la democracia liberal. Estábamos convencidos de que lo que narraba en El fin de la historia sería el de las guerras ideológicas. La sociedad se lanzaba al placer y bienestar. Toda una generación entendió mal y cayó en el optimismo hegeliano. El comercio se impondría a cualquier ideología. Lo cual hasta ahora se ha demostrado como un fracaso. «Desde que los romanos se aficionaron a los placeres, empezó la ruina de mi patria» (El arte de la guerra. Maquiavelo).

Podría haber individuos satisfechos con el disfrute de su bienestar material y de los placeres hedonistas, sin luchas dialécticas, pero vemos que no es así. El hombre ama más la caza que la presa, nos dice Pascal.

Destruirnos o amarnos y entre las dos opciones está la competición que lleva al enfrentamiento, el juego que consiste en aniquilar al adversario. Siempre presente. «Además, los hombres tienen menor consideración en ofender a quien se hace amar que a quien se hace temer pues la amistad, como lazo moral que es, se rompe en virtud de que la crueldad lleva a los hombres a cuidarse de sus intereses. En cambio, el temor se mantiene merced al castigo, sentimiento que no se abandona jamás» (Maquiavelo, El Príncipe).

Hasta ahora solo se ha demorado, pero siempre ese juego regresa y lo hace con más poder de destrucción: la guerra nuclear o la inteligente. En nada ha puesto más inteligencia el hombre que en la guerra.

Vamos camino de un mundo nuevo y la tecnología nos permite adivinar al menos los pasos que habrá que ir dando. Ninguno nos separa del enfrentamiento. En un mundo dominado por el comercio, la economía es la guerra, y no creo que la guerra sea economía, sino su derivada.

Más cercano a una realidad de los hechos se nos muestra Clausewitz, aún no superado en las razones de la guerra, aunque el siguiente paso está muy cerca: una guerra sin límites, de la que nada se podrá escribir.

Europa, que va más allá de la Unión Europea, se arma. No sabemos muy bien porqué ha tardado tanto, ni a qué se han dedicado los asesores  militares en la OTAN tantos años atrás. ¿No veían que ya desde Maquiavelo «Los principales cimientos en que asentar un Estado -sea nuevo, viejo o mixto- son las buenas leyes y los buenos ejércitos»?

Es bueno amar la paz, pero grave irresponsabilidad no saber hacer la guerra.

Concluyamos que la paz solo llega en la guerra cuando uno de los contendientes es derrotado de forma irreversible o bien existe un equilibrio sin que se prevea ningún cambio probable en ese estado, casi inamovible.

De una u otra manera se ha llegado en la guerra de Ucrania a un interés mutuo por no seguir, por ahora, con el enfrentamiento. Las razones las hemos analizado en muchas ocasiones, pero todo pesa, la acción de unos y la inacción de otros; en ambos casos hay una debilidad sospechosa que nos hace dudar y mirar en otras direcciones en no mucho tiempo. Si no fuese así la guerra terminaría con un claro vencedor, sin renunciar a sus iniciales objetivos, la invasión para uno y la recuperación del terreno invadido para el otro. No será así.

Se abre un dudoso acuerdo. «Siempre, en lo que yo recuerdo. o bien se hizo la guerra o bien se discurrió cómo hacerla; ahora discurrimos, dentro de nada la haremos; y cuando la hayamos acabado volveremos a discurrir sobre ella». Eso decía en 1526 Maquiavelo y hoy es actualidad: discurrimos.

Es muy pronto para ver las condiciones y los efectos de las mismas.

Es difícil asumir ese empeño de seguir con la guerra a cualquier precio, tarde o temprano el equilibrio se romperá; ahora soñemos mientras discurren.

Las condiciones previas nadie las sabe, pero como en toda negociación se emiten señales para ver si hay respuestas de los que quedan fuera.

-Alto el fuego antes de mayo.

-Retirada de las tropas ucranianas de Kursk.

-Se abre el espacio aéreo y marítimo sobre Ucrania y mar Negro. El mar de Azov control ruso.

-Ucrania acepta soberanía Rusa sobre Crimea y conversaciones sobre Dombás que pasan a Administración rusa.

-Elecciones en Ucrania a corto plazo.

-Ucrania renuncia a su entrada en la OTAN y a su expansión hacia el este.

-Se autoriza extracción minerales y reconstrucción de Ucrania.

-La OTAN renuncia a su expansión. No participará en nada sobre acuerdos de paz en Ucrania

-Las tropas estadounidenses en Letonia, Lituania y Estonia se retirarán a los EEUU.

-Se negociarán las sanciones a Rusia.

-Rusia acepta soberanía Ucrania y reconoce su independencia y libertad.

-Fuerza de Verificación Alto el Fuego a lo largo de la actual línea del frente con Reino Unido y Francia (¿Alemania?). Otras: España, Italia, Polonia, Turquía… Entre 15 y veinte mil hombres.

-Acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU.

No será Europa quien lleve el mando de las tropas, caso de enviarse, a una línea de armisticio. El Reino Unido se ha hecho cargo del alto el fuego y será el representante de Trump en Europa. Es significativa la desaparición o ausencia del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (Kaja Kallas). Ni está ni se la espera.

Europa o apuesta por la política de Trump o tiene un futuro preocupante en Defensa. Tampoco la OTAN que será un simple observador que vaya perdiendo cada vez más fuerza. Por ahora no hay ninguna señal de que la Defensa de Europa vaya a sostenerse en un Ejército Europeo. Aún poniéndose en marcha de manera urgente y todos de acuerdo se tardaría no menos de 5 años en contar con un embrión de Ejército, Armada y Aviación más todo lo que conlleva de Inteligencia, Operaciones Especiales, ciberguerra, y sobre todo una poderosa industria militar de armas y municiones muy condicionada por los intereses de cada uno. A día de hoy parece imposible por lo que la UE deberá ceder y confiar en Trump.

España ha de pensar más en el sur que en otros lugares donde cada vez pintamos menos por intereses  y capacidades.

Está claro que a Europa nos miran desde una prudencial distancia. No habrá Ejército, pero ya han empezado a militarizar a una sociedad confusa que banalizó su seguridad y defensa. Esperemos que no sea tarde y el uniforme esté hecho a la medida.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

17 marzo 2025

Blog: generaldavila.com

 

 

 

 

 

 

UN EJÉRCITO EUROPEO General de División (R.) Rafael Dávilla Álvarez

El maestro Sun dijo: «Quien conduce un ejército con poca inteligencia, es pretencioso. Quien conduce un ejército con poco valor, es egocéntico. Quien conduce un ejército sin conocer el camino y traba sucesivas batallas sin darse por satisfecho, si sobrevive es solo por cuestión de suerte».

Inteligencia, valor y preparación nos señala Sun Bin a la hora de dirigir un ejército.

El tiempo permanece con su implacable repetición en el espacio terrestre sin que la fuerza deje de ser el actor principal para que la vida se desarrolle. No es discutible. Es necesaria la fuerza para sostener a la justicia y por tanto ser libres.

El maestro Quijano dijo: «…responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de cosarios, y, finalmente, si por ellas no fuese, las repúblicas, los reinos, las monarquías, las ciudades, los caminos de mar y tierra estarían sujetos al rigor y a la confusión que trae consigo la guerra el tiempo que dura y tiene licencia de usar de sus privilegios y de sus fuerzas. Y es razón averiguada que aquello que más cuesta se estima y debe de estimar en más».

Desde que tengo uso de razón militar recuerdo que nos ponían delante de un mapa para desarrollar siempre el mismo ejercicio defensivo que consistía en un despliegue fantasioso desde los Pirineos hasta un arroyo del río Tajo en Toledo. Era una maniobra retardadora de desgaste que lograba detener al Ejército Ruso, que había invadido Europa, en el arroyo del Guajaraz (Toledo). De allí no pasaban; creo que seguimos esperándolos. Desde entonces el único ataque real que hemos tenido ha sido por el sur, una marchita coloreada y una ocupación; no había rusos.

¿Ustedes creen que nos va a invadir Rusia?

Ahora que echamos a los yanquis, nuestro Estado Mayor de la Defensa debería recuperar aquellos planes defensivos del arroyo toledano y ofrecérselos a Kaja Kallas. Están convencidos, por mayoría absoluta, que Putin llegará a Granada, amenazando Gibraltar, Marruecos y Canarias.

Organizar un Ejército por parte de la Unión Europa para la amenaza rusa es extravagante, imposible y, lo más importante, no viene al caso. La OTAN es suficiente (pendiente de profundos cambios de estrategia) y lo único que hay que hacer es pagar y asumir una industria de Defensa propia sin que cada uno tenga su avioncito, su carro de combate y su vehículo (chino en el caso de España). Más importante que inventarse un Ejército Europeo, por ahora, es tener una retaguardia que lo sostenga, material e ideológicamente. Además de pagar a los soldados lo que en justicia se merecen y no dejarlos abandonados por edad. De todo ello carecemos y cada vez de manera más acusada.

Las Fuerzas Armadas no son el brazo político de ningún partido ni ideología, sino que deberían estar al servicio de todos y eso, que nadie duda, es incompleto y falso cuando su estructura, presupuestos, incluso misiones y capacidades, no son consecuencia de un acuerdo común sino partidista. Lo cual lleva a los vaivenes de los que somos víctimas y a los desajustes de todo tipo en unas Fuerzas Armadas, en este caso las españolas, que no acaban de alcanzar su meta porque no saben muy bien cual es esta. Empezando por su misión, que se duda entre la principal y las que no lo son. Sin un acuerdo en materia de Defensa entre todos los partidos políticos la organización militar carece de lo más elemental: a dónde, por dónde cómo y cuándo. Gasto inútil de recursos, exposición gratuita a graves riesgos. Uso inadecuado y sin consenso de la Fuerza.

Algo así no se puede despachar en veinte minutos y dejar fuera a parte de los españoles. Estamos dispuestos a crear un Ejército para luchar contra el cambio climático.

Pues si esto es y será, y de ello somos conscientes, sin ponernos de acuerdo dentro de nuestra propia nación, ya me dirán cómo hacerlo entre 27 que forman la Unión Europea; por cierto, entre ellas no está el Reino Unido.

Bueno será que se hable de la Defensa de Europa, que se saquen conclusiones de su necesidad o no, de los cambios a introducir,  pero a ningún lugar conducirá hacer mudanza en tiempo de crisis y, por tanto, en estos momentos, mejor sería llegar a un acuerdo inmediato con los Estados Unidos antes que ponerse a discutir si son galgos o podencos.

La creación de un Ejército propio en Europa abre numerosos interrogantes y a día de hoy parece un imposible sin apoyarse en la organización  de la OTAN que de una u otra manera dispone de los elementos esenciales para dirigir una estructura militar. Suponemos que ese sería el comienzo si es que lo hay. Ir sustituyendo lo anglosajón (¿Reino Unido?) por mandos de los ejércitos de la UE. Revisar las estructuras, los objetivos estratégicos y la industria de Defensa. Un Ejército cuya única misión sea defendernos de la invasión rusa (y del cambio climático) es absolutamente absurdo, ineficaz y fuera de lugar cuando los peligros del futuro están en otros lugares más al sur. Un ejército tan previsible es un ejército derrotado.

La disuasión nuclear, únicamente en manos francesas, es una auténtica sinrazón; nunca será de Europa. El Reino Unido es una incógnita, fiel a los EEUU. Y esa es otra derivada ¿aliados o no de los Estados Unidos? ¿Nos quedamos desnudos ante el poder nuclear? ¿Qué disuasión ofrecemos?

Todo lo que vivimos es una locura y una vez más se demuestra que «La paz no es la ausencia de la guerra, es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia» (Baruch Spinoza).

Se ha hablado de paz y Europa se va a la guerra. Con todas  sus consecuencias. Sin preguntarnos. Europa nunca lo hace. Apaga incendios donde no los hay.

Un Ejército es propio de un Estado y la Unión Europea a día de hoy no va más allá de una Alianza de normas y dineros, no es un Estado, por lo que habría que pensar en una ley muy compleja y difícil de acordar ya que el poder de la Fuerza es mucho poder cuando no hay de manera clara uno que mande. ¿Quién manda en Europa? ¿Uno, dos o veintisiete?

Para empezar es necesaria una firme voluntad: voluntad de defenderse con las armas, para lo que hay que fabricarlas sin dependencia de otros, y disposición a utilizarlas más allá de ser solo un instrumento de disuasión que deja de serlo cuando descubres el temor a su empleo. Quedaríamos en una situación de grave riesgo nuclear.

Europa ha vivido de espaldas a la guerra y abandonó su defensa entregándose a la exigencia de la norma sin la fuerza. Ahora que las circunstancias exigen la Fuerza parece que llegamos tarde. ¿O se equivoca de enemigo? Siempre quedará el interrogante de si este enemigo que ahora descubre Europa lo es o no lo es. Está por descubrir la voluntad y la unidad ¿contra quién?

Bueno será un Ejército, pero de nada servirá si no sabemos para qué ni contra quién. Todo ello sin tener la base de una Cultura de Defensa Europea que muchas naciones desconocen y otras que intencionadamente están desmilitarizadas en su concepto fundamental, entre ellas España.

No es fácil diseñar un Ejército para la guerra que viene. Sin esta claridad de ideas todo lo que se invierta será tirar el dinero. Las guerras no se ganan con los cañones, sino con la inteligencia, la una y la otra, pero sobre todo la que nos dice donde ejercer el esfuerzo principal, que no tiene porqué ser en cañones; la ideología mata más y mejor.

En Europa hemos estado años, demasiados, sin saber lo que necesitábamos en materia de Defensa porque dudábamos de su necesidad creyendo que la guerra era cosa de otros. Aquello del esfuerzo del 2% del PIB fue una trampa que nunca llegó a ponerse en marcha. Hubo dos razones que aún se mantienen: la ideología y la falta de un criterio único. Esto es un gran impedimento y presenta un negro futuro, mucho mayor que el riesgo a un posible ataque armado, ya que la ideología y falta de acuerdo lanza a diario su ataque contra Europa de manera invisible, programada, bien encauzada y dirigida por todas las direcciones, sin que la invasión sea vista como un ataque sino como una cultura. Europa quiere armarse por un lado cuando ya ha arriado la bandera en sus fronteras y ha perdido la identidad. El ataque está triunfando y nosotros en retirada, otros ocupan nuestras antiguas posiciones. Más que defenderse habría que atacar para recuperar lo perdido.

El escenario que se vislumbra requiere tomar medidas, eso es indudable, pero nunca suele coincidir lo necesario con lo posible. Confundir esto a la hora de ponerse a hacer planes militares es ir derecho al fracaso al no tener claro, ni poder materializarlo caso de tenerlo, el concepto de empleo de las Fuerzas Armadas. Ahora no se trata de hablar de lo que nos gustaría tener, ya es tarde, sino hacer frente a la situación de debilidad que tenemos y maniobrar con inteligencia para mediante las alianzas, el esfuerzo común bien definido, y los propios ejércitos bien diseñados y atendidos, alcanzar la situación deseada.

En cuestiones de Defensa programar como si ya tuviésemos el dinero es fracasar incluso a corto plazo. España lleva años con los Programas Especiales de Armamento y solo ha logrado mucha deuda y pocas armas y municiones. Jamás hemos aceptado ni acordado una ley de programación y financiación de la Defensa que hemos dejado en manos de ideologías, distintas, incluso enfrentadas, que es quedar en manos del adversario.

Europa debe empezar no marcando un 2% o más, sino creando un escenario económico estable para financiar la Defensa. La cifra será en función de la necesidad y no ajustar la necesidad a la cifra que ahora sin sabe porqué se ha dado: 800.000 millones ¿A qué responde?

Se hace imprescindible además de las partidas presupuestarias por nación, tener en cuenta la posición estratégica de cada una y por tanto la misión que le corresponde dentro del conjunto. Una Europa influyente no puede tener un Ejército que sea un tapón absurdo contra Rusia olvidándose de otras responsabilidades quizá más graves y de mayor peligro. Desplegar toda una estrategia contra alguien no deja de ser una atrevida provocación cuando no un desconocimiento total de la historia y su futuro. Hay mucho de esto entre los dirigentes europeos. No ven más allá del paisaje de su ciudad. Es necesario definir los esfuerzos de cada uno, asignar medios y misiones. Lo defensivo, de entrada, nunca debe ser expansivo ni provocador, solo disuasivo.

Nos queda la duda. No la resolverán porque no lo saben. Vaguedades, incumplimientos, abstracciones, normas y más normas. Ni una Estrategia de Seguridad. ¿Con la OTAN o sin ella? ¿Desaparece la OTAN? ¿Acaso los Estados Unidos han denunciado el Tratado de Washington? ¿Si la Unión Europea puede ser una alternativa por qué Finlandia y Suecia han entrado por la vía de urgencia en la OTAN y Ucrania busca su salvación en ello? ¿Y si aparece una nueva, o se expande por el sur, con Marruecos, Reino Unido (Gibraltar), (SATO)?

Tropas, Mando y control, armas, inteligencia, ciberdefensa, ciberespacio, tecnología… Eso no es un Ejército.

Un Ejército requiere permanencia, soldados motivados, con voluntad de vencer, virtudes, territorialidad y valores por los que dar su vida.

Un abanderado y una bandera a seguir.

Todo ello contando con una retaguardia que los apoye.

Pregunten. Imposible. No existe, no es posible un Ejército de 27. Ni siquiera de dos.

«Para ganar hay que tener voluntad de vencer, sin olvidar conocer la medida de las posibilidades y siempre prefiriendo concretar lo bueno, pero posible, antes de emprender la consecución de algo mejor, pero imposible».

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

10 marzo 2025

 

MERCADERES DE LA MUERTE Y MERCENARIOS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Estatua ecuestre en Padua del condotiero Erasmo de Narni, conocido como Gattamelata (escultura de Donatello).

Tomarse estas cosas de la guerra como un negocio es una hipócrita manera de aprovechar el enfrentamiento para rentabilizar la muerte y más concretamente los artilugios que para ello se utilizan, pero sobre todo el peor de ellos: el hombre que los maneja, da lo mismo que sea soldado o no, lo que importa es que participe en la lucha, mate y requiera armas para ello. Algo que el mercantilismo vio hace unos años: ¡vaya negocio que es la guerra!

Homero fue tanto profeta como poeta, que quizá sea lo mismo, y en sus primeros versos, con tanta belleza como ironía, describía al hombre y su permanente quehacer: matarse.

Canta, diosa, de Aquiles el Pelida

ese resentimiento —¡que mal haya!—

que infringió a los aqueos mil dolores,

y muchas almas de héroes esforzados

precipitó al Hades,

y de sus cuerpos el botín hacía

de perros y de todas

las aves de rapiña…

Los miles de años han sellado el terror entre los hombres. Hasta el tiempo teme a esos que se hacen llamar humanos. No tanto a los que se hacen la guerra como a los que te llevan a la guerra y te dotan para ello. Ni al inicio de una frase puede mayuscularse su nombre: mercaderes de la muerte: dioses minúsculos.

¿Quién fue de entre los dioses el que a entrambos

los enzarzó en reyerta

para que contendieran?

En el mercado de la guerra el producto es material y humano: ahora aparece de nuevo el negocio: mercenarios. No den marcha atrás a la historia. No es necesario repasar la paz de Westfalia ni leer detenidamente (cosa que no suele hacerse) a Maquiavelo; ni siquiera es necesario explicar lo que era un condotiero (los hubo magníficos). Sin saber nada de eso hoy sabemos algo más y mayor: que en los tiempos que corren tener mercenarios es humillante: para la sociedad y para los ejércitos. Los Estados deberían avergonzarse y los Ejércitos estudiarse. Es un mercado de muerte.

Tanto que produce rubor leer hasta donde llega su presión.

El Jefe del Estado Mayor de la Defensa de España llega a decirnos, cito textualmente, como nos afecta este mercado de muerte alrededor de la guerra.

«Nosotros estamos haciendo un esfuerzo enorme por mantener estas misiones (se refiere a nuestra misión en el Sahel) de forma que podamos intentar ayudar a estos países a salir adelante y que ellos sean capaces de gobernar en la totalidad de su país, porque ahora mismo no lo son. Pero también tenemos el problema de la penetración de Rusia y, encima, la mayor parte de esa penetración es con una compañía privada de seguridad como es Wagner cuyas reglas de juego son las que ellos deciden, sin ningún tipo de respeto a ninguna legalidad vigente ni a nada. Ahí tenemos una clara competencia con ellos, porque, claro, nosotros formamos a los soldados malienses con una serie de respetos a los derechos humanos, respeto a la dignidad de la mujer y con respeto a todas estas cosas, que luego utilizan Wagner. Entonces es ahí cuando la Unión Europea ha decidido que se corte el adiestramiento, porque no puede ser que nosotros formemos a esos soldados que luego se empleen de otra manera distinta…». La Unión Europea se ha ido; sin más. España, nuestros soldados se han quedado, con acuerdo bilateral.

Los mercaderes han descubierto que para matar solo hay que pagar y que entre fabricar un arma y pagar al que la utiliza el saldo es muy positivo. Mientras más armas sean necesarias a más hombres pagaremos y la guerra será más larga: de eso se trata.

Siempre es guerra o intervalos de preparación y repostaje: altos técnicos. Hobbes decía: «Cuando el mundo se encuentra sobrecargado de habitantes, el único remedio es la guerra, que provee a cada hombre, ya sea con la victoria o con la muerte».

Mercenarios que los mercaderes manejan como esclavos y venden al mejor postor. Los ejércitos regulares, por ahora, guardan las capacidades y mantienen los valores, aunque nadie sabe hasta cuándo. No saben qué valores predicar y algunos dudan de que existan valores que predicar.

Tú formas soldados, pero otro que paga más los deforma y forma en la forma de matar más económica y rentable mientras saca de las entrañas de la tierra los escondidos tesoros que guarda: para comprar más matadores.

Freud se plantea junto a Einstein: ¿Por qué la Guerra? Pulsiones es todo lo que dicen. «El ser viviente protege en cierta manera su propia vida destruyendo la vida ajena».

La preocupación se convierte en una necesidad imperiosa: que alguien estudie al ser humano como lo hizo Homero. Porque desde entonces nada ha cambiado.

Hay aquí un negocio muy rentable para los que trabajan desde la sucia retaguardia del poder amparados por sus colegas que escriben con los muñones y sobre piedra, pero a la hora de la cuenta de resultados las ganancias son opíparas incluso después de haber pagado a la viuda y haber corrido con los gastos de ese monumento que no va más allá de una piedra encima. Los vaqueros del Oeste americano tenían mejor final después de perder el duelo. Al menos habían muerto en la libertad de aquellas inhóspitas tierras dominadas por el vuelo del águila y el sonido del cascabel de la serpiente.

Vivimos uno de los fenómenos más antiguos del mundo: el fenómeno del fenomenal negocio de la guerra que a todos ponía de acuerdo: amigos y enemigos acordaban matarse. Todo aquello Homero nos lo presenta lleno de guerreros prototipo de la virtud unos y de los mayores vicios otros, del sacrificio y del egoísmo, del amor y la traición, guerra pura y cotidiana. El gran Homero hoy tendría que minimizar el heroísmo y casi su Ilíada sería un lamento a la degradación a la que ha llegado el hombre.

Los elementos fundamentales de la actividad militar  son los hombres y las armas. Hoy no son lo fundamental, son simplemente los que alimentan las fábricas de guerra. Más hombres, más armas, componen una industria brillante; los unos y las otras.

La guerra es un negocio, antes lo era la vida que al fin terminaba con la muerte. Muy rentable es matarse.

Leo a Simone Weil en La Guerra de Maite Larraruri:

«Ojalá los humanos hicieran las guerras por algo tan material como las riquezas; quizá entonces calcularían las ganancias y las pérdidas de un conflicto y sabrían detenerlas a tiempo. Pero desgraciadamente las guerras las hacen los que no piensan».

Ya no hay forma de detenerlas. Las riquezas no piensan, solo se alimentan alejadas de la vista y el ruido.

Deberíamos hacer un esfuerzo enorme por recuperar los valores tradicionales que adornaron a nuestros ejércitos en otros tiempos y que tanto bien hicieron a una sociedad joven y animosa. Lo estamos haciendo muy bien, pero no es necesario mendigar ni escribir sobre el fondo del mar lo que está escrito en el granítico uniforme militar cuyo precio es la vida de tantos que abonaron la historia militar de España. No requiere más cambio que saber contarla. Hecho esto no habrá miedo a contratistas ni mercenarios.

El valor y el honor componen el mejor ejército del mundo.  No es necesario pagarlo; se nace con ello.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

5 julio 2023

NO ME TOQUES LA BANDERA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

«Cuando los alféreces las llevasen, deben de rato en rato levantarlas, y jamás arrastrarlas, ni dejar que toquen en tierra, porque representan poder real, son instrumentos para dar órdenes visibles. Son señales de la unión y la hermandad que ha de haber entre los que la siguen» (Don Sancho de Londoño. El discurso sobre la forma de reducir la disciplina militar a mejor y antiguo estado).

«Uno no sabe bien lo que es la bandera hasta que la ha visto trepar monte arriba entre tiros, humos, voces, vítores y reniegos, aplastándose, irguiéndose, acezando; entonces ha sentido a la Patria rescatando su propio ser y ha podido explicar lo que la bandera es…» (Jorge Vigón. El espíritu militar español).

Macron asume la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Le han dado un mal consejo o no conoce el espíritu de su pueblo. Su primer guiño europeo ha sido jugar con las banderas. Algo peligroso.

Izar la bandera europea en el Arco del Triunfo sustituyendo a la francesa es una «provocación insoportable».

«¡Presidir Europa sí, borrar la identidad francesa no!» dicen los otros partidos que se hacen eco del pensamiento del pueblo francés. Tan es así que ha tenido que corregir su error y retirar el símbolo europeo por el de siempre, el de la patria francesa, su bandera: «se lo debemos a nuestros soldados que derramaron su sangre por ella». Europa sí, pero Francia delante.

Da la impresión de que mientras más se acentúa ese vendaval antipatriótico, esa imposición globalista que pretende acabar con los símbolos y tradiciones de los pueblos para crear mentes de electroencefalograma plano, manipulables, alimentadas y alienadas al consumo impuesto, más se rebelan los pueblos y aflora su personalidad.

El hombre vive de su historia, su familia, sus símbolos y tradiciones, de sus paisajes y esperanzas, poco amigo de aceptar lo que puede ser el caballo de Troya; delante de sus narices.

Macron está en elecciones y cualquier paso en falso por muy europeo que sea puede costarle la presidencia. Por eso se ha apresurado a rectificar.

El ejemplo de Macron sacudirá a las naciones europeas más afectadas por la presión ideológica, bélica también, y la Unión Europea tiene un grave problema que surge de lo más hondo de su historia. Será difícil construir ese relato impuesto mientras no haya una historia común que la hubo, sí, entre guerras. En frentes tan distintos como el occidental y el oriental.

El Reino Unido da la espalda. Su bandera se iza y envía señales al horizonte: occidental atlántico.

Francia quiere asumir el liderazgo, pero los franceses le dicen a Macron que con su bandera y no otra.

Europa es multicolor y no de pensamiento único, cada nación tiene el suyo.

La bandera no es algo de la extrema derecha (alguien debería explicarme el término en su actual versión), sino más bien algo que tiene tanta fuerza que solo el enemigo de la unidad y la tradición, de la hermandad, puede atacarla, quitarle su simbolismo de unidad y tradición.

La soberanía nacional la ven en riesgo muchos ciudadanos de la Unión Europea cuando unos mandatarios que se creen todopoderosos arrastran a Europa por su ciclo moral más deleznable de la historia.

Poner la bandera de la UE en el Arco del Triunfo y tener que retirarla al momento no es un fracaso de Europa, sino de unos líderes que una vez más nos muestran su incompetencia para la paz y que nos pueden arrastrar, de nuevo, al siglo XX. Todo un acontecimiento político que los define y retrata.

No todas las naciones de la UE están sometidas a idénticos riesgos o amenazas. El enemigo está con el llamador en las manos. Unos lo tienen a la puerta y oyen el toc, toc; a otros le ha entrado hasta la cocina.

Es hora de enarbolar la bandera. Luchar juntos está muy bien y debe ser el presente y el futuro, pero no tiene por qué ser bajo la misma enseña.

No hay símbolos temporales. Los pactos políticos o económicos no sellan identidades nacionales.

Cada nación guarda bajo los pliegues de la bandera su historia y honor.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

4 enero 2021

Décimo aniversario de la independencia de Kosovo Melitón Cardona (Embajador de España)

Independencia de Kosovo

La lamentable opinión consultiva (que no sentencia, como algunos pretenden) del TIJ sobre Kosovo afirmó que “el derecho internacional general no contiene una prohibición aplicable a las declaraciones de independencia”, por lo que dedujo irresponsablemente que lo que no está prohibido expresamente está permitido (!), sin tener en cuenta los principios contenidos en las resoluciones 1514(XV) y 2625(XXV) de la Asamblea general de Naciones Unidas; el de autodeterminación de los pueblos forma parte del Derecho internacional contemporáneo, se halla formulado de forma expresa en la Carta (artículos 1.2 y 55), está implícito en los capítulos 11 y 12 y ha sido proclamado solemnemente en las mencionadas resoluciones de la AGNU. Es un error burdo creer que el principio de autodeterminación es panacea jurídica para aventuras soberanistas de entidades infraestatales. El punto 1 de la primera de las resoluciones mencionadas establece que «todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su estatuto político, social y cultural», pero su punto 6 establece claramente que «cualquier tentativa dirigida a destruir total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los fines y propósitos de las Naciones Unidas» (artículo 2.4 de la Carta). No podría ser menos, si se tiene en cuenta el contexto en que se declara solemnemente el derecho: «la sujeción de los pueblos a una subyugación, a una dominación o a una explotación extranjera constituye una denegación de los derechos fundamentales del hombre, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y la cooperación internacionales».

Por todo lo anterior, no es de extrañar que varios miembros del tribunal emitieran durísimas opiniones discrepantes. La del Juez Abdul G. Koroma, de Sierra Leona, destacó por su lúcida contundencia: “la declaración unilateral de independencia del 17 de febrero de 2008… fue ilegítima e inválida y el principio de un proceso encaminado a separar Kosovo del Estado al que pertenece y a crear uno nuevo… violó la resolución 1244(1999) del Consejo de Seguridad y el derecho internacional general”. No le fue a la zaga la del ruso Leonid Skotnikov: «asegurar que el derecho internacional general no contiene una prohibición aplicable a las declaraciones de independencia es una afirmación engañosa que, por desgracia, puede tener efectos incendiarios (véase más adelante); el derecho internacional general no contempla las declaraciones de independencia por cuantono crean ni constituyen Estados según el derecho internacional.” Tampoco se quedó corto el prestigioso juez marroquí Bennouna: «afirmar que el derecho internacional general no contiene una prohibición aplicable a las declaraciones de independencia, es, en el mejor de los casos, un sofisma, ya que los principios de derecho internacional general sí incluyen el de integridad territorial de los Estados y el de autodeterminación”.

Consejo de Seguridad de la ONU

Así las cosas tras el pasteleo del TIJ, el pasado 17 de febrero se cumplió el décimo aniversario de la independencia de Kosovo. A juicio de los expertos, el balance de esa década ha sido muy negativo en los planos político, económico, religioso e identitario. Con 1.800.000 habitantes, su PIB por habitante de 3.200 euros contrasta con  el de sus vecinos: más del doble en Bosnia-Herzegovina, más del triple en Montenegro y Serbia y a enorme distancia de la media de la Unión europea de 25.700 euros. Su déficit comercial es de un 41% y su tasa oficial de desempleo del 28,7%, aunque según los expertos en realidad ronda el 50%.

Kosovo jamás había sido independiente antes de 2008, por lo que no es de extrañar que carezca de estructuras estatales sólidas, sobre todo tras cometer el error de abolir de un plumazo toda la legislación yugoslava; además, la corrupción es generalizada y de las más acusadas del mundo.

La promesa falaz de una sociedad multiétnica ha quedado en agua de borrajas. Desde finales del siglo XIX, Kosovo ha estado mayoritariamente poblado por albaneses, pero también  por serbios, bosnios, goranes, romaníes y turcos; hoy, todas estas comunidades viven en universos paralelos y no existe una identidad propiamente kosovar. Los enclaves serbios minoritarios del sur van despoblándose paulatinamente mientras los mayoritarios del norte están siendo controlados de facto por  Belgrado. Perduran las tensiones y la violencia interétnica se ensaña con la comunidad serbia. Uno de los pocos diputados serbios de Kosovo que aceptaron participar en las instituciones de Pristina fue asesinado en julio pasado.

En el plano internacional, de los 193 estados miembros de la ONU, Kosovo ha sido reconocido por 144; ni España, ni otros cuatro miembros de la Unión Europea, ni dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China y la Federación rusa) lo han hecho, lo que muestra la división de la comunidad internacional al respecto.

Curiosamente, el Tribunal penal internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY), cuyos trabajos concluyeron en 2017, condenó a responsables serbios, bosnios y croatas pero, a través de la eliminación física de numerosos testigos, no logró condenar a un solo criminal de guerra kosovar. Está previsto que este año se cree una nueva Corte Penal especial que se ocupará de analizar las acusaciones de tráfico de órganos de prisioneros serbios, entre otras. El actual presidente Hashim Thaçi podría ser objeto de enjuiciamiento por tan detestables crímenes.

Como señaló el juez ruso Leonid Skotnikov (véase más arriba), una consecuencia indeseable del tema de Kosovo ha sido que Moscú se ha sentido legitimado a aplicarlo a otras regiones como Osetia del Sur y Abjasia en Georgia o Crimea en Ucrania. Café para todos.

En resumen, un auténtico desaguisado «guisado» por aprendices de brujo occidentales con pleno desprecio a normas elementales de derecho internacional y parcialmente avalado por jueces inconsecuentes cuando no venales.

Melitón Cardona. Embajador de España

Blog generaldavila.com

24 febrero 2018

 

 

EL REY DE PATONES Adolfo Coloma GB (R) del ET

Patones

 

Una vieja tradición, a caballo entre la crónica y la leyenda, cuenta que en Patones (hoy Patones de Arriba) un minúsculo núcleo urbano perdido en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama al sur de Somosierra, existía una vieja monarquía hereditaria que sobrevivió a toda la invasión árabe de la Península Ibérica. Parece ser que su rey, llegó a enviar una misiva al mismísimo Felipe II que encabezaba: “del Rey de Patones al Rey de España”. Debo confesar que no he conseguido leer la carta y por tanto ignoro si en la misma, el rey de la localidad le pedía o no diálogo al Rey de España. Conjeturas aparte, lo cierto es que si el reinado sobrevivió tantos años debió ser por la importancia residual de aquel territorio y por su aislamiento. Ninguna de las dos circunstancias de dan en Cataluña.

Cataluña no es Patones. Pero a veinticuatro horas de que el Senado autorice la aplicación del Art. 155 de la CE, parece ser que su presidente quiere emular a su rey. Cataluña es y ha sido desde la instauración de la Monarquía Hispánica una parte sustancial y próspera del reino, por donde se ha abierto al Mediterráneo, a Europa y hoy en día, al mundo entero. El desafío independentista planteado por las actuales autoridades de la Generalidad y del Parlamento Catalán, hay que mirarlo pues en esas  dimensiones: La nacional, la internacional, sin olvidar por supuesto la interna, es decir, la catalana. Empecemos por esta última.

Cataluña, esa tierra abierta al mar a la montaña y al gran río que da nombre a toda la península donde se asienta la comunidad. Cataluña con su lengua propia, costumbres ancestrales y una realidad comarcal como no tiene ninguna otra región española. Cataluña que se adelantó en decenios al desarrollo de la llamada revolución industrial en España gracias a sus telares e hilaturas. Cataluña, se quiera o no, ha sido al menos en los dos últimos siglos favorecida por el Gobierno de la Nación en inversiones y desarrollo. Hace unos días, conversando con un buen amigo conocedor de la tierra y de los vecinos del norte me hacía la siguiente reflexión: En Francia, las regiones más díscolas e independentistas han sido las que menos apoyo han tenido desde el gobierno de París” Los gobiernos Franceses han seguido un camino diametralmente opuesto a los de España. A pesar de todo el lema “España nos roba” forma ya parte del elenco catalanista más rancio.

Cataluña con España

En cuanto a España ¿Qué se podría esperar? Con algún matiz en cuanto a la forma de expresarse y el apoyo más o menos taimado en las denominadas comunidades  históricas y de algún partido del ala izquierda, me atrevería a afirmar que la gran mayoría de la población española está a favor de la unidad de España, inconcebible sin Cataluña.

En cuanto a la actitud en el exterior, y en particular a Europa, es donde quisiera poner el acento de esta reflexión. Razón tenía José Manuel García-Margallo, cuando desde la primavera venía sosteniendo: «El partido se juega fuera, si se jugase dentro, con prohibir las cosas se había terminado, el problema es la repercusión de puede tener fuera y por eso ellos lo están jugando”. En efecto, se ha intentado prohibir, con un resultado incierto. Eso ha llevado al gobierno, con el siempre difícil y costoso apoyo del PSOE y el más sincero de Cs, a solicitar del Senado autorización para la aplicación del Art. 155 de la CE. Pero resulta más inquietante lo de la repercusión, a la que se refería el recordado ministro de exteriores. Tiene, a mi entender, dos derivadas: la comunicación y el posible reconocimiento internacional.

La comunicación junto con la información, está claro que han sido un auténtico desastre. En todo este proceso se ha dado la impresión de que las fuerzas constitucionalistas han ido siempre a remolque de su adversario político, nunca han tomado la iniciativa. Por el contrario han aportado respuestas tardías y no siempre afortunadas. Se pregunta uno ¿Para qué tanta embajada? En cuanto a los medios de comunicación, una campaña agresiva, ambiciosa y mejor orquestada por los independentistas, hecha a base de intoxicación y medias verdades que desgraciadamente ha calado en la opinión pública de muchos países. Tarde se está reconociendo por prestigiosos medios algunas de las falacias difundidas y lo que es peor, la catastróficas consecuencias que podría tener el proceso separatista  – en caso de triunfar – para todos, excepto para los ilusos que lo sostienen.

El reconocimiento internacional, ese es el problema. Aquí sí que hay que reconocer importantes éxitos del gobierno.  Analicemos muy someramente las posibilidades del émulo del Rey de Patones:

  • La Unión Europea. En su conjunto y tras una dubitativa actitud a raíz de las imágenes de cargas policiales – amplia e interesadamente difundidas – ha visto las orejas al lobo de la disgregación y ha cerrado filas. Comenzando por el núcleo duro de la UE, con declaraciones de los Presidentes Macron y Merkel, hasta la escenificación del apoyo al Gobierno Español de las Instituciones Europeas, con ocasión de la entrega de Premios Princesa de Asturias el pasado 20 de octubre en Oviedo. No obstante, es interesante analizar, las posiciones de alguno de los países asociados, como vamos a ver a continuación.

    En los Premios Princesa de Asturias

  • Países Bálticos. Mucho se ha discutido sobre la llamada “Vía Báltica” (el procedimiento por el que Estonia, Letonia y Lituania obtuvieron la independencia de la URSS en 1991) a pesar de las enormes diferencias de tal proceso con la realidad de las seculares relaciones de Cataluña y España. Sin embargo, algunos países, muy singularmente Estonia ha mostrado cierta comprensión con el proceso separatista. Su sistema informático de gestión estatal, basado en tecnología digital ha sido importado por la Generalidad. Hay que señalar por otro lado, el esfuerzo que viene haciendo España para contribuir, en el marco de la OTAN, a la seguridad de estos países. España ha desplegado  5 cazas F-18 que, con base en Letonia, contribuyen al control del espacio aéreo de todos estos países. En Letonia, desde el verano una unidad de unos 300 soldados con tanques Leopard 2E y vehículos de combate Pizarro despliegan a unos 200 kms. de la frontera Rusa. Finalmente, buques de la Armada Española se integran en la Agrupación Naval Permanente nº 1 de la OTAN y  patrullan las aguas del Báltico. No cabe duda que ese compromiso político y militar con los estados Bálticos ha contribuido a decantar – o al menos contener – la postura de todos ellos en favor de la posición del gobierno.
  • Rusia. Poca gracia le ha debido hacer al Sr. Putin tales despliegues militares cerca de su frontera, donde por cierto, el ejército ruso ha realizado recientemente unas maniobras militares de considerable envergadura. El mandatario ruso, no obstante ha declarado que la crisis en Cataluña “debe resolverse en el marco de la ley española”. Pero no ha tenido empacho alguno en añadir que “los países de la UE están sufriendo las consecuencias en Cataluña por haber alentado los movimiento separatistas en Europa, en particular con su apoyo a la independencia de Kosovo”. Pues bien, aun cuando España no ha reconocido la independencia de Kosovo, cuyo territorio sigue considerando parte integrante de Serbia, y la declaración de Putin sobre Cataluña no deja lugar a dudas, tampoco sería de descartar que utilizara esta crisis para debilitar políticamente a Europa y por ende a la OTAN, a la sombra de sus “cybermanejos”.
  • Suiza. Siempre es una incógnita. Se organiza como estado federal con una constitución muy abierta. Los suizos están muy habituados a los referéndums y no alcanzan a entender la postura del gobierno español. A ello contribuyen muy activamente las Comunidades Catalanas del Exterior y otras entidades privadas constituidas por catalanes o catalanófilos de todo el mundo, de las que en Suiza hay  5 comunidades y 8 páginas webs de Catalans al mon, todas ellas auspiciadas por la Generalidad. Su interés se circunscribe al ámbito económico.
  • El Reino Unido: Bastante tiene con su proceso de separación de la UE, aparte del secesionismo escocés. Más les valiera pues, situarse al margen del asunto. Pero no es de descartar que, para contrarrestar la presión del Gobierno Español sobre Gibraltar, sacara los pies del tiesto.
  • Israel juega prudentemente a dos bandas. Tiene unas sólidas relaciones con España lo que no evita que tenga ciertos negocios (armamento y tecnología para la defensa incluidos) y grandes intereses e inversiones en Cataluña. De hecho, según algunos medios, haciéndose eco de declaraciones del polémico ex juez y ex senador de ERC Santiago Vidal, que llegó a afirmar que, en el caso de que el BCE volviera la espalada a Cataluña, Israel se mostraría dispuesta a ayudar a una Cataluña recién nacida en forma de préstamo económico. No es por tanto tampoco descartable que, como presión ante la “tradicional amistad de España con los países árabes” dieran un giro a sus relaciones.
  • Marruecos. Hablando de países árabes siempre surge la pregunta ¿Qué haría Marruecos? Tradicionalmente, nuestro vecino del sur ha aprovechado los momentos de debilidad política en España. La marcha verde o la crisis del Perejil son buenos ejemplos, aunque el último le saliera mal. No sería tampoco descartable un posible reconocimiento de Cataluña en base a sus reclamaciones sobre Melilla y Ceuta y ante el, cada vez más difuso, apoyo al pueblo saharaui.
  • ¿Qué nos queda? Pues de los grandes. Estados Unidos, por boca de su presidente ya se ha pronunciado apenas unos días antes del referéndum ilegal. “sería una tontería que Cataluña se separe de España”. Y en cuanto a China, de donde por cierto, parece ser que se importaron las infames urnas, no ha hecho ninguna manifestación oficial al respecto. No obstante, hay quien en el entorno independentista, no descarta una posible alianza estratégica en caso de que Cataluña, una vez haya declarado la independencia, tenga que salir de la UE y la OTAN. Se trataría de conseguir su apoyo económico a cambio de una concesión para que el país asiático pudiera establecer en territorio catalán una base naval para operar en el Mediterráneo. No deja de ser una especulación o un clavo ardiendo. En cuanto a otros países del tenor de Venezuela, Irán o Corea del Norte ¿qué quieren que les diga? Un caramelo envenenado.

Patones de Arriba

Todo este análisis pone de manifiesto que, desde los tres planos que hemos analizado, Cataluña no es Patones. Pero también corrobora la acertada previsión del Sr. García – Margallo. “El partido se juega fuera”. Nadie reconoció jamás al reino de Patones. Pero, de seguir la senda por la que la que le llevan las actuales autoridades autonómicas, Cataluña corre el riesgo de parecerse mucho a aquél viejo reino, para que su presidente, pudiera orlar su testa con la corona mural.

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

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ESPAÑA, LA OTAN Y NEUTRALIDAD General de División Juan Chicharro Ortega (R.)

We are nato

Que el devenir de una nación está definido, entre otros factores, por la geografía es algo tan obvio que no es necesario insistir en ello.

España, ubicada en la península Ibérica, se encuentra geográficamente entre Europa y África e históricamente siempre ha sido freno y paso de civilizaciones entre ambos continentes. Por otra parte es centro de comunicaciones entre el Atlántico y el Mediterráneo – más de 200000 buques cruzan anualmente el estrecho de Gibraltar – y la influencia de la tierra sobre la mar dio origen de forma destacada a un impulso colonizador que se trasladó al  nuevo mundo marcando nuestra historia.

Esta situación geoestratégica de primer orden hace que nuestra nación haya ocupado siempre un lugar de privilegio en la política mundial algo que hoy en el mundo globalizado en el que nos encontramos adquiere si cabe una mayor importancia.

Y entre las diferentes facetas a considerar de esta situación está la de la Defensa.

La seguridad es imprescindible para el ejercicio de todas las actividades de una nación, sean políticas, económicas o cualquiera otra y es el cimiento en el que se basa el  desarrollo y prosperidad. Una seguridad afectada por una serie de riesgos y amenazas a las que la defensa de la nación debe ser capaz de responder permanentemente adaptándose a la vez a  lo constantes cambios en el entorno estratégico.

Ahora bien,  ¿cuáles son estos riesgos o amenazas?

La Estrategia de Seguridad Nacional, promulgada por el Gobierno español el 31 de mayo de 2013 presenta el pormenorizado estudio de cuales son esos  posibles riesgos y amenazas, si bien es cierto que algunos de ellos no tienen respuesta intrínsecamente militar, como pudieran ser el crimen organizado o los flujos migratorios pero otros como la amenaza yihaddista, la proliferación de armas de destrucción masiva, la vulnerabilidad del espacio marítimo o las ciberamenazas son claros riesgos que entran de lleno en el campo de la defensa militar por afectar a los intereses vitales y estratégicos de España.

La complejidad de estos riesgos traspasan la dimensión puramente nacional y son los mismos que acechan la seguridad de occidente en un mundo como el actual, en el que países con intereses diversos, opuestos en ocasiones, buscan su prevalencia regional o global; un mundo multipolar, en el que en definitiva, España debe preservar su seguridad nacional, quiera o no, en un entorno multinacional.

Family photo of Allied and Partner Heads of State and Government and Head of International Organizations

Hoy, la seguridad de España es un asunto que no es privativo de nuestra nación por afectar a la de otros y viceversa y por lo tanto la defensa de los intereses de España están mejor garantizados en una comunidad internacional donde la cooperación, la toma colectiva de decisiones y la acción multilateral son principios básicos de organización. Los retos y amenazas globales sólo pueden tener soluciones globales. Amenazas tan importantes como las citadas antes: el yihaddismo radical, la guerra cibernética o la posible proliferación nuclear, son de tal envergadura que ni España ni ningún país europeo puede garantizar por sí solo su propia seguridad y defensa. Es imprescindible buscar cooperación y sinergias con otros para enfrentar los múltiples riesgos con ciertas garantías y contribuir a la seguridad global.

Asombra que exista de nuevo una corriente de opinión que piense que se pueden afrontar los riesgos antes citados desde otra perspectiva que no sea la de la cooperación internacional de la que es paradigma la OTAN.

Flota de países de la OTAN

Cierto es que el Tratado del Atlántico Norte fue firmado hace 65 años, en un contexto de guerra fría muy diferente del actual, y con una organización orientada exclusivamente a la defensa contra un hipotético ataque de la Unión Soviética, si bien, a partir de la caída de esta, la OTAN se ha ido adaptando a las situaciones cambiantes y a las actuaciones fuera de área hasta liderar una operación tan importante, por ejemplo, como la de Afganistán,  aunque su estructura política y militar consagra todavía esencialmente la hegemonía de Estados Unidos que ostenta siempre la jefatura militar además de reservarse en la práctica la última decisión. Pero, claro, ¿cómo no va a ser así si sólo desde un aspecto presupuestario vemos que los EEUU emplean en su defensa 700000 millones de dólares y España, por ejemplo, apenas 7000 millones?

No veo yo realmente otra alternativa a esta organización pues aquella que sería posible tal como la que podría significar la de la Unión Europea no acaba de materializarse. Cierto es que la vocación de unión política de la UE debe incluir necesariamente, en el futuro, la capacidad de garantizar su propia defensa pero, hoy por hoy,  no existe soberanía real ni posibilidad de actuación internacional autónoma por parte de la UE sin la cooperación de los EEUU. Y esto es así hasta el punto de que incluso  el propio  Tratado de la UE en su artículo 42, apartado 7, incluye una cláusula de asistencia mutua, entre sus países miembros, si bien condicionada a los compromisos con la OTAN de los Estados miembros que pertenecen a ella.

No, no veo yo que sea  buena idea abandonar la OTAN unilateralmente, sin tener una alternativa – y esta no la veo – pues esto dejaría a España fuera de la cobertura de nuestros aliados y aumentaría los riesgos, sin comportar ninguna ventaja para los ciudadanos españoles.

Sí tienen razón quienes en apoyo de sus tesis de desligarse de la OTAN aducen que las ciudades españolas del norte de África no están bajo el paraguas de protección de aquella y que en nada ha contribuido nuestra pertenencia a la organización para solucionar el ominoso conflicto de Gibraltar. Cierto. Ahora bien, me pregunto yo si esta lamentable situación no es más que la derivada de la mala gestión por parte de España de estos asuntos consecuencia muchas veces de nuestra debilidad negociadora y ¿por qué no decirlo? de la pobre conciencia de nuestros políticos respecto a la españolidad de Ceuta y Melilla y desde luego de Gibraltar. Estos son asuntos que nuestro Gobierno tiene que  plantear con dureza y voluntad pues se trata de nuestra soberanía pero en mi opinión es algo que debe hacerse desde dentro de la propia organización.

Plantear una posible salida de la OTAN y acogerse a una utópica neutralidad como consecuencia de esto no parece una opción sensata pues insisto en que creer posible  una soberanía absoluta de España en solitario está muy lejos de la realidad en estos momentos y lo será más en el futuro. Es necesario compartir la defensa con nuestros socios europeos, con los que ya compartimos economía y política, en igualdad de condiciones, a través de una defensa común.  Hoy por hoy la OTAN es la mejor y la única opción posible.

Sí, nuestra pertenencia a la OTAN constituye hoy uno de los pilares desde los que España articula su acción exterior y fundamenta muchas veces su presencia en foros internacionales.

La opción de la neutralidad es muy respetable pero hay que poner los pies en la tierra, saber donde nos encontramos y echar un vistazo al mundo de hoy para no divagar.

Recientemente la Sociedad Geográfica Española premió con uno de sus prestigiosos galardones nada menos que a Robert Kaplan, un erudito en geopolítica y geoestrategia. Tuve la inmensa suerte de poder compartir con él siquiera unos minutos, los suficientes para que coincidiéramos en que la sociedad globalizada y conectada de hoy tiene un gravísimo problema derivado de la proliferación de  “amateurs” en casi todos los ámbitos.

Así, por ejemplo, nos encontramos con políticos que tras realizar apenas un curso de varias semanas en el Centro de Estudios de la Defensa Nacional se convierten de la noche a la mañana en verdaderos “expertos en Defensa” y llenan las comisiones de defensa en el Parlamento.

Me decía Kaplan, y se quejaba, de la cantidad de veces que se ve envuelto en polémicas sobre la influencia de la geopolítica en las relaciones internacionales con políticos, periodistas o historiadores a quienes el nombre de Mahan, Mc Kinder o Spykman les sonaban a chino.

Pues eso: esto es muy serio y no apto para “amateurs”.

JUAN CHICHARRO ORTEGA

GENERAL DE DIVISIÓN DE IM (R) DIPLOMADO DE ESTADO MAYOR.

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6 junio 2017