GUERRA DE UCRANIA 16.- LA BATALLA QUE CAMBIÓ EL MUNDO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

«En la actualidad aún se oye el eco del antiguo ideal encerrado en el mito de las Termópilas: es el concepto de que hay valores por los que merece la pena morir y también vivir» (Paul Cartledge, Termópilas. La batalla que cambió el mundo).

No solo se oye: se repite: Ucrania. «Ve, caminante, y di en Esparta que nosotros caímos aquí en obediencia a sus leyes».

Merece la pena morir y es Credo para muchos soldados entre ellos los legionarios españoles que proclaman: «El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde».

Cara es la libertad; hay que defenderla con la vida, pero es tarde cuando se traiciona la historia de los que se sacrificaron por ella.

Dice Esquilo: «La victoria de Grecia sobre Persia fue la lanza sobre el arco, ¿Cómo le irá a Jerjes, el Rey que nació de Darío? ¿Será vencedor el disparo del arco? ¿O ha prevalecido la lanza de punta de hierro?».

Habla simplemente del valor; de defender las leyes y la vida de los tuyos, pero sin miedo a lo que ello supone; casi siempre perder la vida. Según se entienda: o ganarla.

Ucrania es el paso, el desfiladero por donde se cuela la traición de Efialtes. Ucrania es Maratón, Termópilas, Salamina, ¿Platea?Estamos avisados. La retaguardia va a quedar desguarnecida. El mar Mediterráneo vuelve a ser el juego y Oriente y Occidente se miran y penetran. Ahora después de tanto tiempo sigue todo igual, pero peor. Ya no se forman hombres que suben a la escala de lo mitológico y se sitúan entre los dioses y los hombres. Sólo alguno. Cuando la necesidad de ellos obliga, se buscan y se crean. En Ucrania los héroes mueren cada día entre el olvido o ligeras lágrimas del amigo. La guerra une más que la paz, es una nueva familia que hermana para crear la obra mayor del ser humano: ser libre. Por ello se muere. O se vive.

También otros son capaces de luchar —mandar a otros por ellos—para privarte de la libertad en base a encontrar la suya perdida, quizá a esconderla como si no existiese: solo la sumisión sirve de forja a algunos corazones.

Es una historia ya muy vieja que lleva al hombre a la lucha más animal conocida: el deseo de ver muerto a quien no piensa como tú, a aquel que no puedes dominar y doblegar a tu gusto y manera.

Se luchaba con la lanza. El arco persa era detestado porque lo usaba el cobarde, ese que escapa cuando llega la hora de batirse cara a cara.

O cometía traición:

«¿Dónde paran, ¡oh Pándaro!, tu arco

y tus aladas flechas y tu fama?

Nadie contigo en arco rivaliza

aquí al menos; ni tampoco en Licia

de ser mejor que tú nadie se jacta…»

(Ilíada Canto V, 171, 173).

Pándaro había roto la tregua. La lucha con el arco era considerada una cobardía. Hasta que se impuso Apolo, el dios que hiere de lejos.

La flecha se lanza sin que te salpiquen sus efectos.

Hay un cuerpo a cuerpo en Ucrania que no es digno de estos tiempos; cuando otros disparan desde lúgubres sótanos sin sentir el efecto de la flecha que destroza desde la inocente distancia de los que aún no pueden coger ni arco ni lanza. Aprenden a odiar y a cuidarse muy mucho olvidar aquella flecha. Aprendices de Apolo como semidioses y de Odiseo como hombres. Su vida será venganza por aquella flecha y buscarán al que a escondidas guerreaba. Querrán ver su cara, aunque sea por última vez.

Esta es una guerra de máxima crueldad donde se forman barreras de hombres que sirven de parapeto mientras se lanzan las flechas sobre sus ciudades como si de un videojuego se tratase.

La victoria será de la espada, aunque sean pocos los que la manejen.

Como Pándaro tendrán que renunciar a las flechas cuando llegue el momento decisivo. Porque los campos de cereales quedarán sembrados solo de odio. Y este, tarde o temprano, sin mediar el tiempo de las nubes, crece y crece sin secarse; hasta que arde por todas sus parcelas. No hay flecha que apague el odio de la guerra.

«Y así

los dejé y como infante me he venido

a Ilio, en mi arco confiado

que, cual se ve, de nada me valdría.

Porque ya a dos caudillos disparé,

al hijo de Tideo y al de Atreo,

y sin duda, de entrambos brotar hice,

pues di en el blanco, sangre,

pero más excitéles el coraje».

Por muchos que sean, por muy lejanas y mortíferas que sean sus flechas, por mucho odio que siembren, los pueblos han vivido y entregado su vida por la libertad. Es decir porque nadie se les imponga violenta —o pacíficamente— con armas —o engaños— para someterlos a su voluntad —o a su negocio— que requiere amansar las conciencias.

Son cosas, no de la historia, sino de la libertad: no ser esclavo de nadie. También de no desear nada de lo que ofrece el dios que hiere de lejos y en silencio.

Triunfará la verdad: el cara a cara, desnudos uno frente a otro. Claro que eso no será ahora ni por ahora. Eso fue cuando la sabiduría: antes de nacer Platón.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

14 marzo 2023

 

 

LOS SILENCIOS DE LA GUERRA Y LOS EXPERTOS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Un reducido número de viejos soldados aparecemos con demasiada frecuencia en las pantallas de televisión y en las emisoras de radio con el calificativo de expertos para hablar de la guerra de Ucrania. No hay tales expertos (experiencia), aunque podríamos hablar de la guerra en su contexto histórico o filosófico no de la guerra de Ucrania.

Lo más que nuestra capacidad permite es analizar el a dónde, por dónde, cómo y cuándo de la estrategia operacional o de la táctica que el desarrollo de las operaciones nos ofrece.

Esta no es una guerra cualquiera, sino que asistimos a un conflicto total que lleva años gestándose y cuyas consecuencias —hay estudios al respecto— se han asumido de manera consciente mientras los Estados Mayores de algunas naciones poderosas trazaban su diseño junto a las industrias de las armas del futuro. Pura economía, ciencia y técnica en la mayor de las carreras armamentística diseñada en los últimos tiempos. La preparación se inició hace años y se acaba de dar la señal de salida. Veremos quien llega a la meta y en qué condiciones. De esta guerra se van a sacar conclusiones de alta importancia para el futuro de la paz y de la guerra. Si queda alguien para contarlo.

Podría ser la primera de una serie de conflictos de nueva generación o la última y definitiva de todas las guerras. La Ilíada final, el cero absoluto de los tiempos sin retorno odiseico.

Tres potencias han participado en el juego de la guerra a lo largo de estos últimos años, desarrollo, evolución y preparación, mientras el resto permanecía en en el absurdo desarme ideológico y material, engordando sin sembrar.

Es por lo que el conflicto se ha iniciado en una frontera muelle, sin reacción, ante un continente incapacitado para asumir las consecuencias de la guerra: «Europa confió su seguridad a Estados Unidos y su comodidad y prosperidad a China y Rusia y ese mundo ya no existe»(Josep Borrell. Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad).

Rusia, China y los Estados Unidos estaban, y están, preparados.

Rusia dispersa, desinformada, perdida en la inmensidad de su despoblada geografía; China ajena y cosechadora mira de reojo para sus propios beneficios; Estados Unidos muy lejos, no siente la guerra, la hace, y es dominadora, por ahora: obtiene un alto rendimiento en aspectos claves para su desarrollo como potencia mundial. Europa dormida en sus pesadillas; África sigue siendo el león hambriento. Los ataques por el sur proliferan en los continentes europeo y americano. El sur global puede calentarse y fundir el ecuador de los pueblos y de los tiempos.

Somos muchos y los muchos quieren ser iguales a los otros, han conocido lo desconocido justo cuando no hay para todos o al menos no hay forma de repartirlo. Ni siquiera llueve ni sale el sol para todos.

Es, por tanto, una guerra inevitable que tiene un poco de todo y mucho que ver con un nuevo orden o desorden que se nos viene encima sin saber si estamos preparados para asumirlo y aceptarlo. De ahí, mientras los sesudos ordenancistas del mundo piensan y deciden: llega la guerra.

La única incógnita para que estallase lo que se esperaba era saber donde y cuando. Los Estados Unidos estaban preparados, llevaban tiempo en ello. Por eso la retirada de Afganistán, «sálvese quien pueda», mientras el resto hablaba de incomprensible retirada sin darse cuenta que había que posicionarse y cerrar frentes antes de que llegase el gran frente.

¿Y ahora qué? Nadie lo sabe.

Desde el punto de vista militar la idea estratégica rusa era clara: presión y negociación, artillería junto a la palabra. Llegar a un armisticio inicial después de los primeros avances en el terreno para alargar de manera interminable los diálogos de paz mientras los mares le unían al Mediterráneo y Europa caía ante sus pies.

Estados Unidos ha visto la manera definitiva de acabar con Rusia como potencia, destruirla, y no cederá un paso hasta lograrlo. Debe posicionarse sin presiones ante el nuevo mercado: el Indo-Pacífico. Podría ser una estrategia equivocada y el crecimiento  de China hasta límites indeseados, como potencia y como enemiga. China cree todavía en un mundo bipolar por un tiempo. El suficiente para culminar su desarrollo y engullirlo todo. Su expansión y dominio es incontestable. Cuestión de cantidad le ampara y la calidad ya está a punto.

Europa despierta del sueño americano y se ve sola y sin ejército que llevarse a la boca. Solos y desamparados.

Otros continentes despiertan dispuestos a entrar en la carroña y participan en la guerra desde el crimen organizado, drogas, contrabando de armas, asesinatos, atentados, secuestros… terrorismo.

Cuando la guerra está en marcha nada se ajusta a las reglas ni responde a los planeamientos. Siempre interviene el azar, la fricción: una cosa es la guerra en el papel y otra en el campo de batalla.

La segunda guerra mundial estaba ganada por los aliados y decidieron poner fin a la misma para evitar más bajas: sembró muerte e incertidumbre; hasta hoy.

¿Qué pasará si alguien decide acabar con todo?

No es fácil predecir cuando la información es nula o engañosa, cuando «en el crepúsculo que envuelve a todos los hechos es tan difícil adquirir ideas calaras y definidas».

Esta guerra ha dejado al margen a los políticos y por ahora la deciden milicia, ciencia y técnica. La política por ahora calla y deja hacer.

Su momento será cuando alguno de los contendientes oiga de su Estado Mayor y de sus fábricas: «Estamos al límite. Perdemos la guerra».

¿Qué ocurrirá? ¿Decidirán hablar o matarse?

Nadie parece con voluntad de detener esta tragedia a la que asistimos como si no fuese con nosotros.

Nadie sabe nada. Ni siquiera el que podría apretar el botón del fin definitivo sabe si lo hará mañana.

Nuestras palabras no las recogen los manuales de guerra.

Esto tiene un comienzo pero nadie sabe si tiene final y si quedaremos para contarlo.

Sigue la guerra de armamentos inteligentes manejados por las peores inteligencias.

Eso es lo único que sabemos y podemos transmitir.

Los Estados Mayores guardan un sospechoso silencio y en cualquier momento puede ocurrir la hipótesis más peligrosa que sus planeamientos recogen.

Pero no habrá aviso previo. La cuenta atrás ha comenzado.

A la guerra le sucederá el silencio.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

3 noviembre 2022

 

UCRANIA, LA OTAN, RUSIA, GIBRALTAR, MARRUECOS…¡UF! QUE LÍO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

«Porque ahora se está en el filo de una navaja para todos los aqueos, ya sea para morir sombríamente o para vivir» (Ilíada 10.173-4).

El Reino Unido se va de Europa —Brexit— no sé si militarmente eso se soporta como si nada hubiese pasado. ¿Pedirán pasaporte a sus tropas? Estados Unidos mira hacia otros rincones del mundo y le dice a Europa que pague su propia defensa y que todos deben aportar a la OTAN lo que les corresponde: dinero.

No todos somos iguales mal que nos pese. Polonia y Portugal miran la situación de manera distinta, uno mira a los rusos y otros a las melancólicas olas atlánticas. Están en los confines.

España peligra por abajo, donde se asientan los pilares del sur de Europa, que deben ser también los de la OTAN: Ceuta y Melilla. Unos los ven como los de un puente con África, otros como una ocupación colonial española.

En el medio, como Estambul, África a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente…: está Gibraltar español, pero británico ¿aliados? Esto recuerda a Ucrania, que caerá sin un solo disparo, con el tiempo, con el idioma, con el gas, con inyecciones patrioteras o, al final, unos contra otros hasta que maduren los de un lado.

El sur de España es el sur de Europa —lo digo por si el ministro de Exteriores aún no lo sabe—y a su vez es el norte de África donde los estadounidenses se instalan. Lo mismo les da una orilla que otra si es para su bien, sin decidirse por ninguna, ni echar una mano en eso de la retirada de la Embajadora de Marruecos de España que quiebra unas relaciones amorosas, que cualquier día el aliado de los americanos —Marruecos—, nos la lía con un divorcio caro y con escándalo. Largo y tedioso juego amoroso con Marruecos que aún no ha dado su fruto. Es el parto de la burra.

El juego de la Estrategia es así, nada de amigos sino de intereses. Cada uno se estrategia con quien quiere. Marruecos retira a la embajadora mientras se estrategia con los americanos.

Aquí cada uno se estrategia con quien más se le acerca. El fruto no siempre es el mismo. Un día los alemanes se estrategiaron con los rusos y se repartieron Polonia, acabaron los aliados en Dunquerque y hubo que llamar al otro lado del Atlántico.

Se encamaron, en un sueño estratégico llamado Pacto Ribbentrop-Molotov, cuyo fruto fue la II Guerra Mundial.

Aquello acabó mal y continuó en la frialdad de la guerra que parece no superamos.

Las alianzas duran diez años, como en Troya, y al décimo día hay que recurrir a Aquiles.

Desde entonces Alemania siempre se ha tentado la ropa antes de entrar en litigio.

El Almirante Schönbach, Vice de la Armada alemana, muy alejado del conflicto, allí por la India, se sintió animado y habló más de la cuenta: «La situación en la península de Crimea no tiene vuelta atrás y ya es un territorio de Rusia que no volverá», además calificó de «disparate» y de «dar a Putin el respeto que pide, y que probablemente se merece». «Incluso nosotros, la India, Alemania, necesitamos a Rusia, porque la necesitamos contra China». Cuando un militar habla se guarda silencio y se le fulmina. La guerra es una cosa política que deja a los uniformados la parte más odiosa de la misma, como queriéndose alejar la clase política de sus perversos errores. Así la cuestión no parece tener mayor importancia lo que diga un almirante. Pero es inevitable que uno se quede dubitativo ante tan rotundo pensamiento de un alto mando de la Armada alemana. Una opinión personal sin duda, pero no sabemos su extensión ni su significado. Es muy raro que ante un conflicto un militar descuide su lenguaje. Ocurre y nada pasa de cara al exterior. Por dentro están pasando muchas cosas que no quieren contarnos. Permítanme que guarde silencio.

Es inevitable pensar en el gasoducto Nord Stream 2 que une Rusia con Alemania bajo el Báltico, un proyecto terminado, de coste elevadísimo, y que tanto Alemania como Rusia defienden como económico y no político. Se abaratarán los costes para los europeos, pero no se puede olvidar que otro gasoducto cruza Ucrania el antiguo Nord Tream1 que proporciona grandes beneficios calculados en el 4% de su PIB. La Unión Europea y Estados Unidos no han hecho más que poner trabas al gasoducto del Báltico que ahora se encuentra a la espera de los certificados necesarios para inyectar gas mientras los Estados Unidos se ofrecen a vendernos  barcos con gas licuado.

No caigamos en la trampa de pensar que esta es la única razón del conflicto porque debemos ampliar el zum y ver que todo es más complejo de lo que aparenta. De ahí su sencillez, pero difícil solución, que todos saben y ninguno acepta.

Dice Alemania sobre el conflicto y su participación: «No contribuir a una mayor incertidumbre» que como está en alemán no sabemos traducirlo.

Ucrania está penetrada. Corro el riesgo de equivocarme, pero en mi opinión en Ucrania hay un conflicto enquistado que se alargará en el tiempo con una lucha compleja y turbia. Por ahora, cuando las aguas vuelvan a su lugar, habrá una guerra de milicias, muy conocida por Putin y que utilizará como batallón de avispas hasta el paso siguiente.

En el fondo de la cuestión está el temor que todos acusan de una conflagración en el corazón de Europa. Soy un viejo soldado alejado ya de los datos actualizados, pero no puedo olvidar el escenario: el terreno es siempre el mismo y los medios parecidos. El temor es el recuerdo de Dunkerque, pero es una posibilidad convencional que no creo que nadie comparta. Llegan los recuerdos de las últimas guerras y se estremece uno al pensar que podría ocurrir que el mundo no haya aprendido nada y seamos incapaces de convivir y negociar más allá de la disuasión, pero eso es imposible. O te sientas con los misiles detrás o no hay nada que dialogar.

Ese es el mundo que nos hemos dado.

Claro que como para fiarte de los progresistas, sostenibles, repartidores de miseria y vendedores de humo, como el comunista del no a la guerra, y el sí a la miseria.

Todo lo que les digo no es para tomar parte de uno u otro lado, como parece que ahora está de moda en el conflicto de Ucrania. Lo que quisiera decir es que la Defensa no es un problema que haya que desatender, sino que el problema es entenderla como la entiende nuestro presidente del Gobierno y sus aliados, comunistas, independentistas y herederos de los terroristas: «Sobra el Ministerio de Defensa», y en ello están. Así, tal y como están las cosas, nos da lo mismo que vengan por el norte, sur, este u oeste. Sean bienvenidos y hasta la cocina: por tierra, mar, aire, ministerio del Pensamiento o por el ciberespacio.

Hay una máxima de Chang Yu que dice: «Clavad una cuña entre el soberano y sus ministros; o, si no, enemistadle con sus aliados. Sembrad entre ellos las sospechas mutuas, de manera que reine en ellos el malentendido. Así podréis conspirar contra ellos».

Si tienen dudas pueden mirar al otro lado y un poco más allá.

Huyamos de los conspiradores. «Porque ahora se está en el filo de una navaja para todos los aqueos, ya sea para morir sombríamente o para vivir. (Ilíada 10.173-4)».

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

1 febrero 2022

 

 

 

LA POLÍTICA Y EL TIRANO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Étienne de La Boétie escribe, mediados del siglo XVI, Discurso de la servidumbre voluntaria o el contra uno: «En tener varios señores no veo ningún bien; que uno, sin más, sea el amo, y que uno sólo sea el rey».

Así empieza; con Homero: «Esto dice Ulises en Homero (Iliada, Libro II, vs. 204–205)…».

Uno solo sea el amo. Hay interpretaciones.

La Boétie: «Lo único que los hombres no desean es la libertad, y no por otra razón que ésta: porque, si la deseasen, la obtendrían».

En Diccionario de Adioses encuentro la cita del maestro Gabriel Albiac: «La libertad, los hombres no la desean… Su enfermedad es el placer de ser siervos». La claridad de La Boétie puede que no guste demasiado; rotundo, aclara todo. Todo. Y vemos que es así.

La política solo tiene un nombre: dominación. Dominantes son también los que están a la espera de ocupar el puesto, o no, pero, mientras lo logran, o no, forman parte de la especie. Dentro de la política de un partido se es casta. Sea el que sea. Puro despotismo: «Autoridad absoluta no limitada por leyes; también abuso de autoridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas», nos dice el Diccionario de la RAE.

El resto somos dominados y formamos parte de su rebaño encerrado en el redil. Rediles o naciones que nos abren, más o menos, sus puertas al amanecer. Vigilados por el perro pastor, bien educado de fidelidades pagadas. Nunca le faltará un plato con pienso. Ahora de asesor, incluso de embajador o general. Ya  saben.

La política es un juego que no admite moderación ni humanidad. Nada de sentimentalismo. Al dominante y al dominado les separa un abismo insoslayable.  Metafísica.

Ante ellos se presenta una auténtica lucha armada invisible. Podría llamarse guerra defensiva individual, porque el hombre desde que nace está defendiéndose de lo que le rodea y le oprime, desde el hambre, la enfermedad, hasta su propio crecimiento, todo es una guerra permanente. Es por ello que, cansado, se deja dominar en busca de no tener que preocuparse del todo.

Esa relación de servidumbre es la que existe entre los políticos y nosotros los dominados que, como si fuese —que lo es—  la guerra, se asemeja a la de vencedor y vencido. Desde la política administran la fuerza que les da su condición y se escudan en ella para no ser administrados. Y hacer su justicia.

Pretender hablar de política justa es hablar de guerra justa. No existe, porque no hay justicia cuando el fin es que el otro cumpla mi voluntad y renuncie a la suya. Que es el fin de la política. Por la Ley o por la fuerza, es decir las armas. Simplemente eso, sin más, y sin menos, ni bueno ni malo, y hay que aprender a estar en ese campo de batalla en el que te plantas desde el nacimiento. Destruir al enemigo en la guerra. Alrededor de morir se  desarrolla vida. ¿Cuál es la diferencia?

La política y la guerra son lo mismo. Entre el militar y el político abundan las diferencias desde al menos el siglo XVII. Fue la política la que adivinó que su mejor instrumento de poder era la guerra y la utilizó para sus fines.

Hemos evolucionado hacia la catábasis. Lo avisó el mensajero en Orestes: «Porque así es la casta. Los heraldos saltan siempre del lado de los afortunados. Amigo de ellos es todo el que tiene poder y ocupa cargos en la ciudad».

De lo que no me cabe la menor dudad es que llevamos bien esto de vivir bajo la tiranía, en el placer de ser siervos de este (os) señor (es).

«Los bueyes mismos bajo el peso del yugo gimen, y los pájaros en la jaula lloran». Nosotros: bla, bla bla.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

12 noviembre 2020

Blog: generaldavila.com

ESPAÑA FEDERAL Y REPUBLICANA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Escribí este artículo hace más de un año. Un buen amigo me lo recuerda a la vez que me dice: «Muy buen oráculo hace más de un año». Releo y caigo en la cuenta que ha sucedido antes de lo que esperaba. Nadie combate en defensa de la Patria. Eso que veis y os parece, es: nada. No hay nada ni nadie y ellos lo saben. Huir nos costará la vida. Decía: «Se aproximan tiempos que requieren dignidad, valor y saber a quién tenemos enfrente. No huir». Lo peor es morir siendo un cobarde.

Esto era hace un año. Ahora es peor.

ESPAÑA FEDERAL Y REPUBLICANA

Escribe el maestro Gabriel Albiac: <<Imaginemos que un cataclismo universal hubiera destruido instantáneamente todos los libros -en todos sus soportes- del planeta. Bastaría que un milagro hubiera salvado uno de ellos, para hacer verosímil -en un equitativo plazo de milenios- la reescritura de todos. Ese libro se llama Ilíada. Y en él están todos los libros, absolutamente todos>> […]. <<Todo, absolutamente todo, está en La Ilíada, de Homero. Nosotros>>.

Parece imposible la vida, toda, en un libro.

Busquen lo que quieran, de ayer y de mañana, hasta lo más cotidiano,  y allí está. Lo de hoy por supuesto.

La pasión, la vida preferida en su intensidad que en su duración: Aquiles.

La reflexión, la razón, el deber: Héctor.

Aquiles busca matar a aquel a quien odia. Héctor al enemigo de su Patria.

Dispuesto a encerrarme en una de las versiones de La Iliada tropiezo con un augurio. En el Canto XII.

Héctor responde a su hermano Polidamante cuando le invita a dejar la lucha por un presagio siniestro: <<Un solo presagio es el mejor: combatir en defensa de la patria>>.

Es el valor de un héroe de la reflexión y razón. Alimentado por el amor a su patria, a los suyos, que lucha por su deber.

Negros presagios:

<<…un águila de altísimo vuelo

que iba dejando aparte, hacia la izquierda,

a las huestes troyanas

y llevaba entre sus uñas

una roja serpiente color sangre…>>.

Habrá lucha. El peor augurio sería abandonarla. <<No se puede vivir para morir cobardemente y sin gloria, sino realizando algo grande>>.

Presagio. La República Federal…, águila de altísimo vuelo, que iba dejando aparte, hacia la izquierda…Héctor

Votamos sin darle mucha importancia a sus consecuencias. Tenemos por delante unos años críticos, quiero decir de mucha gravedad. Lo que ustedes han preferido es el federalismo que, según el más votado, el señor Sánchez, es <<una voluntad política de acuerdo, de convivencia y de calidad institucional>> o dicho de otra manera: <<llevar a cabo una reforma de nuestra Constitución en sentido federal>>. Y republicana. Quizá el señor Sánchez, como tantos, no sabe lo que dice.

Ortega y Gasset dejó claro los términos del problema: <<Un Estado federal es un conjunto de pueblos que caminan hacia su unidad. Un Estado unitario que se federaliza es un organismo de pueblos que retrograda y camina hacia su dispersión>>. Expuso las diferencias entre soberanía y autonomía: <<Es la soberanía la facultad en su raíz, preestatal y prejurídica de las decisiones últimas o primeras, según el orden en que queráis contar: es, pues, el fundamento de todo poder, de toda ley, de todo derecho, de todo orden. Y la autonomía, en cambio, un principio político que supone ya un Estado sobre cuya soberanía indivisa no se discute porque no es cuestión>>.

Claro que ya sabemos, no todos, que los llamados <<izquierda>>, socialistas, republicanos ellos, tiene un concepto de República muy de ese lado; les gusta llamar a su revolución proceso democrático, que no es un sistema político, sino llevar a cabo una reforma radical eliminando cualquier vestigio de la España conocida. Ya lo profetizaron: no la va a conocer ni la madre que la parió.

Pobre España que lleva siglos <<como en sueños ni el que persigue puede alcanzar al perseguido ni este huir de aquel, de igual manera ni Aquiles con sus pies podía dar alcance a Héctor, ni Héctor escapar de Aquiles>>.

¿Por qué?

Sir Douglas Haig, Mariscal de Campo del Ejército británico combatió en la Batalla de Somme durante la I Guerra Mundial; nunca se aproximaba a sus soldados. Su Estado Mayor le recomendó hacerlo para estimular a sus decaídos soldados. Se acercó a uno de ellos y le preguntó:-¿Dónde empezó usted la guerra? El soldado no lo dudó:

-Yo no empecé esta guerra, señor; creo que fue el Kaiser.

Los soldados troyanos se refugian en la ciudad. Héctor queda fuera; va a pelear contra Aquiles. Una vez los dos guerreros están frente a frente Héctor huye. Le costará la vida.

Se aproximan tiempos que requieren dignidad, valor y saber a quién tenemos enfrente. No huir. 
Aquiles frente a Héctor

Porque lo malo no es la forma política sino <<saber que los dioses  nos engañan para mejor atraernos siempre a lo peor>>.

<<Un solo presagio es el mejor: combatir en defensa de la patria>>.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Fue publicado el 28 mayo 2019

Blog: generaldavila.com

LA PEOR DEUDA DE UN GOBIERNO INFAME. QUE NOS DEVUELVA A LOS MUERTOS Rafael Dávila Álvarez.

La edad sí que importa. En la Ilíada todo empieza cuando un anciano reclama la libertad de su hija.

<<¿Cuál de los dioses promovió entre ellos la contienda para que la pelearan?>>.

La pandemia lo ha dejado bien claro. Somos demasiados y no hay para todos. A la hora de elegir señalan a los viejos. ¿Se equivocan? Claro. Nadie es quien para elegir. La libertad es igualdad ante la vida y la muerte que no distinguen, sino que extinguen las dos. Lo mismo se lleva a uno que a otro. Es el precio de ser libre. Si la vida estuviese hecha a base de milagros no merecería la pena. La libertad se enfrenta siempre a la muerte y nadie puede confiar en los años ni en su juventud, porque llega sin distinguir el día, ni la hora.

Difícil de entender. Cada uno tiene sus propias armas, pero a la vejez solo le queda dejarse en manos de los demás. Volvemos a ser como niños a la espera de regresar al lugar de dónde venimos.

¿Seremos muchos y por ello la guerra?

<<Cuando el mundo se encuentra sobrecargado de habitantes, el único remedio es la guerra, que provee a cada hombre, ya sea con la victoria o con la muerte>> (Hobbes).

En esas estamos.

Me dice un viejo guerrero político, curtido en mil batallas, que ya no le quieren en ese mundo, les parece muy antiguo. La antigüedad ya no es un grado, sin darse cuenta que el voto jubilado representa más del 30%, doble o triple que el de los menores de 30 años. Solo hace falta alguien que sepa aunarlos y aprovechar voto y experiencia. Son los grandes olvidados y el reflejo de una sociedad desagradecida. Molestan los viejos; viven ahora demasiado. Pero votan.

La guerra está definida en la Ilíada. No la de los cañonazos, sino la de la vida misma, de amores y pasiones, el corto acto entre la vida y la muerte, de intensidad y grandeza por encima del tiempo, de dioses que se creen hombres, y hombres hijos de dioses. <<Quien a los dioses obedece es por ellos atendido>>. Entre el deber y la pasión, unos súbditos, otros cobardes, unos que luchan por los suyos, otros para llegar al conocimiento de los hombres venideros, otros por la descendencia.

Muy pocos para dar ejemplo de vida y muerte. Eso ya no está valorado.

Héroes de cuentos populares que van cambiando el nombre según el momento y el aedo que lo relata. Cuando nos canta que lo peor de la batalla no es morir en ella, sino regresar a casa vivo, donde ya nada es ni será igual. Una odisea, con final fracaso cuando pensabas que ya todo había acabado y estabas en la calma.

La guerra termina con la súplica de la vejez por recuperar el cuerpo joven del guerrero, que era su hijo, su descendencia. Para recuperar la honra de su pueblo, tuvo el anciano que engrandecerse con la humillación:

<<Mas, ¡ea!, a los dioses ten respeto,

Aquiles, y piedad de mi persona,

recordando a tu padre,

si bien de compasión soy yo más digno,

porque yo soporté lo que hasta ahora

ningún otro mortal sobre la tierra:

a mis labios llevarme yo la mano

del varón asesino de mi hijo>>.

Nunca la historia de la guerra ha dado un gesto de tan sublime grandeza.

Gesto que otros han despreciado en uno de los momentos más tristes que ha vivido la humanidad. Pandemia diaria es la vida, guerra y muerte. Continuación uno de lo otro. Pero hasta en la guerra más cruel te devuelven el cadáver de lo más querido.

Los 40.000 ruegos a Aquiles, multiplicados con lamentos, para que devuelva y reconozca nuestros cadáveres, no han sido atendidos. No habrá descanso ni consuelo.

Es la peor deuda que un Gobierno infame ha contraído con esta sociedad adormecida que quizá sea esto lo que se merece. Incapaz de luchar ni por sus muertos.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

1 JULIO 2020

EL MOMENTO MÁS OSCURO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Dicen nuestros marinos vigilantes de la proa de su buque. Dicen los centinelas que esperan el alba. Dicen en la absoluta oscuridad de la noche en la mar o en tierra. El momento más oscuro es ese instante que precede al amanecer, cuando se espera la aurora. Son momentos en los que aparecen los sensores de la supervivencia del hombre, los más elementales, de los que dependes tú, pero aún más, de los que dependen los tuyos que duermen. Dios quiera que nuestros centinelas no se queden dormidos en lo más oscuro. Es una reacción que se da entre los cobardes, que no es otra cosa que el equivalente a irresponsables. Los códigos de guerra castigan con el fusilamiento al centinela que se duerme frente al enemigo.

<<La noche comienza ya y será bueno obedecerla>>. Esta puede ser una larga noche silenciosa. No debería. No nos atreveremos ante la oscuridad; el miedo nos abraza y nos contiene. Nos jugamos, como el centinela, no lo tuyo, sino lo de los nuestros. Eso es lo único que me hace estar vigilante en este momento de negrura. Por mi me echaría a dormir, ¡¿qué más me da ya la luz que la oscuridad?! Estamos en el oscuro apogeo de la noche, en el silencio de la noche oscura, aún podemos escuchar la palabra, no la de ellos que se mueven silenciosos en la oscuridad, sino la del centinela que avisa de su presencia. ¡Qué no se duerman los centinelas!

¿Cómo va la noche centinela?

<<Guardia, ¿qué de la noche? Guardia, ¿qué de la noche? 
El guardia respondió: La mañana viene, y después la noche; preguntad si queréis, preguntad; volved, venid >> (Isaias XXI; 11-12).

Volved, venid, preguntad. Ese es el ciclo.

Entramos en la negrura de la noche que es un indicador del pronto amanecer.

Previsible lo que nos encontraremos en el campo de batalla, porque <<anduvieron en la oscuridad de la noche, como dos leones, por el campo, donde tanta carnicería se había hecho, pisando cadáveres, armas y denegrida sangre>> (Ilíada, Canto diez).

Muchos se quedarán en el camino si abandonan la vigilancia y las armas. El amanecer está pronto, pero la noche no es quietud para lobos hambrientos. Es el momento de leer con detenida explicación la consigna de cada puesto. Estar atentos a los relevos, al santo y seña, vigilantes.

Hemos elegido a nuestros centinelas. Tiene las órdenes claras y tajantes. Conocen su misión y deben cumplir su deber. Si no lo hacen son reos de la pena máxima.

Y no volverá a amanecer, aunque sea de día y nos traspasen los rayos del sol. Si se durmiesen.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

ESPAÑA FEDERAL Y REPUBLICANA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Escribe el maestro Gabriel Albiac: <<Imaginemos que un cataclismo universal hubiera destruido instantáneamente todos los libros -en todos sus soportes- del planeta. Bastaría que un milagro hubiera salvado uno de ellos, para hacer verosímil -en un equitativo plazo de milenios- la reescritura de todos. Ese libro se llama Ilíada. Y en él están todos los libros, absolutamente todos>> […]. <<Todo, absolutamente todo, está en La Ilíada, de Homero. Nosotros>>.

Parece imposible la vida, toda, en un libro.

Busquen lo que quieran, de ayer y de mañana, hasta lo más cotidiano,  y allí está. Lo de hoy por supuesto.

La pasión, la vida preferida en su intensidad que en su duración: Aquiles.

La reflexión, la razón, el deber: Héctor.

Aquiles busca matar a aquel a quien odia. Héctor al enemigo de su Patria.

Dispuesto a encerrarme en una de las versiones de La Iliada tropiezo con un augurio. En el Canto XII.

Héctor responde a su hermano Polidamante cuando le invita a dejar la lucha por un presagio siniestro: <<Un solo presagio es el mejor: combatir en defensa de la patria>>.

El valor de un héroe de la reflexión y razón. Alimentado por el amor a su patria, a los suyos, que lucha por su deber.

Negros presagios:

<<…un águila de altísimo vuelo

que iba dejando aparte, hacia la izquierda,

a las huestes troyanas

y llevaba entre sus uñas

una roja serpiente color sangre…>>.

Habrá lucha. El peor augurio sería abandonarla. <<No se puede vivir para morir cobardemente y sin gloria, sino realizando algo grande>>.

Presagio. La República Federal…, águila de altísimo vuelo, que iba dejando aparte, hacia la izquierda…Héctor

Votamos sin darle mucha importancia a sus consecuencias. Tenemos por delante unos años críticos, quiero decir de mucha gravedad. Lo que ustedes han preferido es el federalismo que, según el más votado, el señor Sánchez, es <<una voluntad política de acuerdo, de convivencia y de calidad institucional>> o dicho de otra manera: <<llevar a cabo una reforma de nuestra Constitución en sentido federal>>. Y republicana. Quizá el señor Sánchez, como tantos, no sabe lo que dice.

Ortega y Gasset dejó claro los términos del problema: <<Un Estado federal es un conjunto de pueblos que caminan hacia su unidad. Un Estado unitario que se federaliza es un organismo de pueblos que retrograda y camina hacia su dispersión>>. Expuso las diferencias entre soberanía y autonomía: <<Es la soberanía la facultad en su raíz, preestatal y prejurídica de las decisiones últimas o primeras, según el orden en que queráis contar: es, pues, el fundamento de todo poder, de toda ley, de todo derecho, de todo orden. Y la autonomía, en cambio, un principio político que supone ya un Estado sobre cuya soberanía indivisa no se discute porque no es cuestión>>.

Claro que ya sabemos, no todos, que los llamados <<izquierda>>, socialistas, republicanos ellos, tiene un concepto de República muy de ese lado; les gusta llamar a su revolución proceso democrático, que no es un sistema político, sino llevar a cabo una reforma radical eliminando cualquier vestigio de la España conocida. Ya lo profetizaron: no la va a conocer ni la madre que la parió.

Pobre España que lleva siglos <<como en sueños ni el que persigue puede alcanzar al perseguido ni este huir de aquel, de igual manera ni Aquiles con sus pies podía dar alcance a Héctor, ni Héctor escapar de Aquiles>>.

¿Por qué?

Sir Douglas Haig, Mariscal de Campo del Ejército británico combatió en la Batalla de Somme durante la I Guerra Mundial; nunca se aproximaba a sus soldados. Su Estado Mayor le recomendó hacerlo para estimular a sus decaídos soldados. Se acercó a uno de ellos y le preguntó:-¿Dónde empezó usted la guerra? El soldado no lo dudó:

-Yo no empecé esta guerra, señor; creo que fue el Kaiser.

Los soldados troyanos se refugian en la ciudad. Héctor queda fuera; va a pelear contra Aquiles. Una vez los dos guerreros están frente a frente Héctor huye. Le costará la vida.

Se aproximan tiempos que requieren dignidad, valor y saber a quién tenemos enfrente. No huir. 
Aquiles frente a Héctor

Porque lo malo no es la forma política sino <<saber que los dioses  nos engañan para mejor atraernos siempre a lo peor>>.

<<Un solo presagio es el mejor: combatir en defensa de la patria>>.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

28 mayo 2019

Blog: generaldavila.com