MESSI LLORA, LLORA Y LLORA… POR DINERO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Dejar de escribir es tentador. Quiero decir que a todo se acostumbra el cuerpo (y el alma); tentado estaba de hacerlo. Si no lo hago es porque sé que hay unos cuantos que me señalan y se indignan porque este humilde general retirado diga lo que le venga en gana. Eso me motiva; que para silenciarme ya me valgo solo, cuándo, y dónde me dé la gana. Con mis seguidores me basta y con sus comentarios, fe de que España no está sola. Este blog no está en la Liga de Campeones, pero doy también fe de no estar solos.

Hablando de fútbol y en pleno verano no sé si las lágrimas de Messi les habrán servido de refresco. Son una mueca heladora.

Saben el chiste. Se lo recordaré ya que ahora no hay mili. El coronel de un Regimiento pide que lleven a su presencia al soldado más valiente para una misión secreta y de mucho riesgo. Debe ejecutarla el soldado más valiente del mundo. Los que van llegando no superan la prueba que el coronel les ha puesto para sopesar su valentía:

-¡Soldado tíreme de la barba! ¡Es una orden!

Ninguno se atreve.

Al final llega un soldado bajito, con aspecto de poca fiereza, como si nadie fuese. Ante la orden de su coronel y dada su pequeña estatura, prácticamente se cuelga de la barba y al coronel el dolor le provoca que una lágrima corra por su mejilla. No se achantó el valiente y casi de puntillas sobre el rostro de su jefe se atrevió a espetarle:

-¡Y no me llores, no me llores!

Esto del fútbol es como lo vulgar, que es lo cotidiano. Un espectáculo que por encima de todo es un negocio; nada más.

Hubo una época en la que me gustaba el balompié. Ahora menos, aunque siempre me atrevo a entrar en las tácticas de los entrenadores que recuerdan a las batallas y sus maniobras de enfrentamiento. Un entrenador es como un buen general, es decir un buen capitán, un mando en definitiva que sepa aprovechar los recursos. En el fútbol, como en casi todo, el recurso es el dinero. En la guerra depende. No es cierto lo de Napoleón: dinero, dinero, dinero. Quizá el Emperador se adelantó a sus tiempos; ahora puede ser que eso del dinero sea para todo, hasta para predicar. Menos para la guerra donde a base de dinero se pierde la vida, unos por dinero, otros por algo que ya hasta tiene precio: el honor. A Napoleón, de la misma manera que le hicieron ganar batallas, le derrotaron pobres soldados que ni para eso tenían, ni para ser del oficio peor pagado y valorado del mundo: soldado. El honor es lo que tiene. Antes el dinero era eso, dinero; ahora es hasta un honor depositado. La cuenta corriente respalda todo.

A un pelotón de soldados le une todo menos la paga. A un pelotón de futbolistas lo que más les separa es la ficha y unirles no hay nada que lo haga. Cobran y es lo que más separa al darse cuenta de que hay alguien que pone precio a su vida.

¡Oiga a mi no me compra nadie! Claro que enseguida otro diría: yo soy soldado gratis. En España los hubo durante muchos años (soldados). Ya nadie se acuerda. Entonces esto era España y por ella nos la jugábamos gratis. Ahora puede que también, pero cada vez hay menos pelotones. Masa sí, toda la que quieran, a la que se unta o se pastorea con una vara que se nombra de muchas maneras. Todas se resumen en dinero.

Un buen pelotón no hay dinero que lo pague.

Nada ni nadie es algo más que un Club; son lo mismo: dinero, dinero, dinero. Tendrá que ser así.

Hasta ponerse en contra de ello cuesta dinero, con lo que dudo hasta de mí mismo. No sé si recuerdan aquello de Todo por la Patria. ¿Sigue en pie?  Esto no hay quien lo sostenga, por eso está a punto de caerse, por falta de dinero no creo que sea. ¿Qué será del honor y esas cosas llamadas intangibles?

Cuesta marcar goles si los de tu propio equipo no te pasan la pelota. Todo es cuestión de una pelota, o dos: ¡Goool! Si hay dudas entra el VAR que no sé muy bien si lo compone el Poder Judicial, el Ejecutivo o una impalpable mezcla de aquí y de allá.

Llorar es, entre otras cosas, «encarecer lástimas, adversidades o necesidades, especialmente cuando se hace inoportuna o interesadamente».

Este es el caso, inoportuno e innecesario. Dinero; no hay más; ni menos. No hay necesidad de lágrimas que se enjugan con una firma en una servilleta. Lo demás forma parte de este show en el que pretenden que seamos actores de última fila, de los que entran por el vomitorio.

Al cine o al teatro se debe ir llorado de casa. Con mascarilla y sin salirse de la fila. El orden en la cola lo impone el contrato y las lágrimas se reproducen de la misma manera: por contrato.

Llorar por dinero cuando uno se jarta de eurotitis causa pudor e indigna. Claro que a todo se acostumbra el cuerpo; y el alma.

Ahora, como se nos escapa de las manos (entra por los piés), al honor y la honra le han puesto nombre: la fuerza de los valores. ¿Intangibles como ahora les llaman? Con eso no te fichan. Así que al menos no llores.

Valor el del dinero.

¡Ay España!: «No hay en el mundo dinero para comprar los quereres. El cariño verdadero ni se compra ni se vende». ¡Ah, que es una copla!

Hoy les he querido refrescar con uno de sus ejemplos. Deportivo, claro.

¡Goool de Messi! ¡Que valor!

¡Y no me llores, no me llores!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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9 agosto 2021

ANDALUCÍA: PUEDE QUE AL GRITO DE ¡ESPAÑA! VUELVA ESPAÑA (Con permiso del PP-VOX- ¿CIUDADANOS-PSOE?) General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Puede que aún no hayamos sido capaces de entender lo que acaba de ocurrir en Andalucía.

Puede que sea lo más importante que ha sucedido en España desde que se inició el proceso independentista, y eso fue hace muchos años.

Puede que algunos partidos políticos, de repente, azuzados por el grito de ¡España! se hayan dado cuenta de que con España no se juega.

Puede que por primera vez desde que empezó la democracia, el pueblo español, la infantería de a pie, se haya dado cuenta de la importancia que tienen.

Puede que los de infantería se den por enterados de que si quieren y aprietan, las filas y las ideas, los partidos políticos se vean obligados a hacerles caso, a no mentir más, a dejarse de resolver problemas inexistentes, a crearlos, y de una vez por todas piensen en España y los españoles.

La Caleta. Cádiz

Puede que casi sin darnos cuenta, de repente, en Andalucía, un nuevo amanecer se vislumbra por Cabo de Gata, el que esperan en la playa de La Caleta.

Puede que <<Al olmo viejo, hendido por el rayo/y en su mitad podrido/con las lluvias de abril y el sol de mayo/algunas hojas verdes le han salido>>.

Puede que suene, y resuene, de nuevo, el grito de ¡España! que parecía que a alguno avergonzaba, y hasta puede que recuerde tiempos aquellos que  siempre en lucha desigual/ cantan tu invicta arrogancia/ Sagunto, Cádiz, Numancia, Zaragoza y San Marcial…

Puede que un grupo de personas alrededor de la idea de España hayan sabido atraer la voluntad de vencer al separatismo, la voluntad de tantos españoles que aborrecen la política de nuestros políticos y solo quieren ser bien gestionados, los recursos, las personas, unidos, y ese partido al que nadie miraba, de repente está ahí, y puede que siga ahí, y entonces se vuelva a hablar de España. Y los otros partidos le vean las orejas al lobo.

Puede que el partido, aquel otro partido, el que se perdió, que tanto se parecía y últimamente no se parecía, nada de nada, haya dicho ¡¿pero a dónde vamos?! Y haya mirado (a los balcones) aquí y allá, se haya visto solo, muy solo, y allí a lo lejos unos que gritaban lo que ellos antes gritaban y juraban. Y hayan dicho: nos hemos equivocado. Y entonces hayan pactado. Los de antes quieren volver a ser lo que eran, porque unos que eran como ellos ahora son ellos y dicen lo que ellos antes decían. Y ha ocurrido lo que tenía que ocurrir. Que Andalucía pone en pie España y dice palante, que ya está bien de mangantes. Y salga el sol por Antequera y por Menorca y Barcelona, que se ponga por dónde Dios quiera, pero por tierra española.

Hay más partidos y equipos en esta liguilla. Puede que los tibios, de algún otro partido, se echen a un lado u otro dependiendo, pero cuando ya no dependan… ¡amigo!, ¡cuando ya no dependan! A ver solitos donde llegan. Tendrán que aclararse y aclararnos sus ideas.

Puede que aquellos que eran, también eran, y fueron durante muchos años, mucho fueron, se den cuenta de que cada día son menos y que son ellos los que la han liado parda y solo ellos. Tendrán que dar cuenta y pagar su deriva a ninguna parte. Tienen culpa por su mal ejemplo; y los hechos, y de tanto sonreír se han quedado en mueca, sí, son la mueca de lo que eran; ahora ya no son nada.

Puede que esto de Andalucía sea lo que viene para el conjunto de España, un aviso, un estudio sociológico serio y no de esos que hace el CIS. y los profetas de la voluntad votante. ¡Que vuelve España!

Puede que eso haya pasado en Andalucía: puede que pueda volver España.

Puede, puede y puede. Por ahora gracias a Andalucía y a la generosidad de unos y otros que, por una vez, y esperemos que haya muchas más, España está por encima de todo y de todos, incluso por encima de los intereses de partido.

Puede que sirva de ejemplo a todos. Aprendan que ante el enemigo independentista solo queda unirse y luchar por España.

Puede que cada uno regrese a su sitio, a España, por fin, todos al margen de sus diferencias tengan claro que ahora hay que luchar por la unidad de España.

<<Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se apercibirá a la batalla?>> (I Corintios, 14:8)

Hay que dejarlo claro, con la verdad por delante, que se entienda el mensaje.

Puede que al grito de ¡España!, vuelva España. Porque si no hay una España no hay España.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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14 enero 2019

A MÍ LA UNIDAD DE ESPAÑA ME SUDA LA… ¡FASCISTAS! … LA PUTA… COLAU, RUBIANS Y COMPAÑÍA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Tal y como está el nivel no creo que nadie se asuste por el vocabulario soez e impertinente. Procuraré ser cortés. Cortés en  la precisión y limpieza de la palabra, en la actitud, en el gesto, en la voz y en los modales.

La grosería y zafiedad que a diario vemos en los que dicen ser nuestros representantes no puede conducir a nada bueno. Imponer su criterio con el único fin de enfrentar a los ciudadanos tiene un coste no muy alto sino muy peligroso. Los rencores se acumulan y pasan factura; se guardan y se desatan un día, el más inesperado. Hay mucho rencor acumulado y demasiada provocación diaria. No puede acabar bien.

Que se llame fascista al Almirante Pascual Cervera y Topete al cambiar en Barcelona el nombre de la calle que llevaba el suyo por el de Rubianes no es una mera casualidad ni tampoco fruto del posible talento, retorcido en cualquier caso, de una alcaldesa. Se trata simplemente de ofender o demostrar con altanería su ordinariez intelectual, en sus dos acepciones.

No son analfabetos sino malos. Saben lo que hacen y por qué lo hacen. Los que no aceptamos los insultos, la altanería y la grosería, nos empeñamos en señalarles su error cometiendo uno aún mayor, ya que sus repugnantes carcajadas les hacen engordar camino del siguiente ataque. Se ríen de nosotros sabiendo que nos ofenden.

Los partidos políticos, los políticos individualmente, que no aprueban estos actos, claman contra ellos cuando no dieron ni un solo paso para evitarlo aquel día que todo estaba en sus manos para hacerlo. Los jueces dictan sentencias de acuerdo con las leyes que ellos no aprueban sino los políticos.

La toponimia callejera tiene mucha importancia. Hay partidos que lo saben muy bien y lo utilizan. Tratan por todos los medios en Madrid, Barcelona, o en cualquier sitio que lo que hacen les rente publicidad. Pretenden perpetuar su huella tramontana.

La toponimia tiene enorme importancia porque convergen en ella la lingüística, la geografía y la historia. Los nombres de las calles en definitiva son archivos de la cultura, tradiciones, incluso llegado el caso, como este del guerracivilismo y el facherío, incultura. En eso, los partidos ultramontanos van ganando porque cuando llegue el momento de volver a recuperar la cordura los responsables no se atreverán… por incultos o cobardes. Se frotarán las manos pensando que ya tienen el trabajo hecho.

Ya he dicho en alguna ocasión que en este juego de las calles también está metido mi apellido. En concreto el de mi abuelo, General Fidel Dávila, que a la alcaldesa de Madrid y a sus comisionados no les gusta. Mi opinión la repito: quiero que quiten el nombre de mi abuelo a esa calle de Madrid, que la señora Carmena me haga ese favor, que se olvide, que me mande una de las placas como recuerdo, que interprete la historia como le venga en gana, eso sí que no pretenda ser lo que no es, alcaldesa de todos los madrileños, ni más lista que el conjunto, y que saque los tulipanes que ya ha llegado la primavera y aún no se ha enterado, que Madrid permanece a pesar de los pesares de su alcaldesa y que sepa que no lo hago por enfado, no me molesta para nada, con tal de que arregle la limpieza, los malos olores, el tráfico, el transporte público, la incomodidad del centro, sin tocar la luz de esta ciudad maravillosa, me refiero a la luz del cielo madrileño, al que quizá ni mire, ahora cuajado de vencejos y esperanza, la primavera de todos y no la republicana ni la del terror del 31.

Pero yo estaba en Barcelona hablando de su equivalente alcaldesa y el insulto a la historia de los soldados muertos en una batalla dura que ellos no eligieron, en Cuba año 1898, cuando el Almirante Cervera, cumpliendo estrictamente las órdenes recibidas, en una situación táctica y condiciones al límite para entrar en combate, lo entregó todo, él y sus hombres, a los que ahora se ofende e insulta, ¿por España, todo por España? Insulta la alcaldesa y todos los que le ríen la gracia, Serrat, Buenafuente, el alcalde que fue de Barcelona, Trias, que no permitió que el buque insignia de la Armada recalase en Barcelona… y los que sin estar allí han permitido que se llegue a este estado de cosas.

Solo hay un objetivo: enfrentarnos ofendiendo cada día un poquito. No son tontos. Al final nuestro rechazo lo reconducirán para acusarnos, a todos, almirante Cervera, Reyes Católicos o Cristóbal Colón: fachas, fachas, fachas.

El cambio en Barcelona ha consistido en una fiesta para ellos en la que han cambiado el nombre del “facha” Almirante Cervera por el del demócrata gallego, cortés en la palabra y el gesto cuyas sabiduría no me atrevo a repetir, pero que les dejo el enlace de la página de wikiquote donde pueden leer las lindezas que deja este señor de herencia. Así empieza:

«A mí, la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás, que se metan a España en el puto culo, a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando del campanario; que vayan a cagar a la puta playa con la puta España, que llevo desde que nací con la puta España, vayan a la mierda ya con el país ese y dejen de tocar los cojones». Ese señor es el que a partir de ahora tiene una calle en Barcelona que sustituye a la del Almirante Cervera… por “fascista”.

Ruego disculpen que haya tenido que terminar así, pero es necesario ir con la verdad por delante, pese a quien pese y por muy dura que sea.

Un día más se acumula la indignación. Esto no puede acabar bien.

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Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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18 abril 2018

 

Y TUVE UNA PESADILLA… Aurelio Fernández Diz, Capitán de Navío (R.)

Siempre disfruto cuando paseo  por Barcelona y, de un modo especial, por su puerto que  trae a mi memoria felices recuerdos de mi juventud. Al hacerlo, hace unos días, tuve una experiencia que a continuación relato por si fuese  de interés  para algún lector.

Era un día luminoso, con  esa luz especial  que sólo se puede disfrutar en la orilla del mar  bajo el sol mediterráneo. Enseguida llaman mi atención  dos grandes buques de color blanco, atracados al muelle, y una multitud de personas alrededor de ellos que curioseaban todo lo que allí estaba pasando. No pude resistir la tentación y me acerqué al lugar para comprobar por mi mismo el motivo de la aglomeración de tanta gente. Pregunté al pasar “¿qué sucede?”. “Son amigos. Vienen en  ayuda de nuestra República, recientemente proclamada.  Estamos aquí para lo que haga falta”. Me quedé de piedra. Parecía imposible creer lo que con mis propios ojos estaba comprobando.

Al acercarme un poco más a los dos buques blancos, pude comprobar que  sus dotaciones, que  trabajaban como con prisa, iban  vestidas de riguroso uniforme negro sin distintivos ni galones, algo parecido a las tropas  que intervinieron en la ocupación de Crimea, y se afanaban en desembarcar gran cantidad de vehículos y material militar cubierto con fundas y lonas para tratar de ocultar su posible función o sus futuras actividades. Corría la voz entre los presentes de que  las tropas que estaban desembarcando pretendían  instalarse en algún punto de la costa, al sur de Barcelona, en algún lugar con facilidades portuarias y no lejos de algún núcleo de población civil.

La noticia de este inaudito desembarco corrió como la pólvora. El Presidente del Gobierno convocó  con urgencia la reunión del Consejo de Seguridad Nacional. En él fue informado de  que la nueva Estrategia de Seguridad Nacional 2017 no preveía una situación como ésta: la camuflada invasión militar de una parte del territorio nacional. El Presidente del Gobierno, visiblemente alarmado, reclamó la presencia de los Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos y la Armada, que curiosamente no forman parte del Consejo de Seguridad, para que pudiesen  informar y apoyar las propuestas  del JEMAD para hacer frente al conflicto. Y ordenó que se redactase con urgencia una Estrategia de Defensa Nacional en la que se  previesen graves amenazas a nuestra integridad territorial como la que estábamos presenciando, manifestó el Presidente.

Como primera medida para empezar a hacer frente a la situación creada, el Gobierno solicitó  con urgencia una  reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU, el cual no pudo aprobar una Resolución de condena por el veto de una gran  potencia, al parecer directamente implicada en la invasión que se estaba llevando a cabo a petición del autodenominado Presidente de la República catalana en el exilio. Según  se pudo conocer posteriormente esta injerencia extranjera se estaba produciendo a cambio de una base naval permanente.

Fracasado el intento de implicar a las Naciones Unidas en la resolución de la crisis, el Gobierno adoptó la decisión de reclamar de la OTAN la urgente aplicación del Artículo 5 del Tratado de la Organización. Esta vez la respuesta fue rápida y contundente. La OTAN no podía aceptar el establecimiento de una base naval, probablemente rusa, en pleno  corazón de su propio territorio. Después del fracaso de todas las gestiones llevadas a cabo para dar una solución pacífica a la crisis y ante la reiterada intención  de la potencia invasora de permanecer en la zona ocupada,  llegó el  turno de los misiles crucero. En  una primera andanada, nocturna, se alcanzaron  casi todos los objetivos a neutralizar  pero los daños colaterales en la población civil fueron  inevitables. A la mañana siguiente una gran multitud abandonaba sus viviendas e iniciaba un largo camino hacia el Sur buscando el socaire y la seguridad de otras regiones  de España al margen del conflicto. Y todos pudimos comprobar cómo la idiocia de políticos irresponsables había creado en nuestro territorio una situación similar a la de la ciudad de Alepo en Siria. Y se producía la paradoja de que un importante número de españoles se habían convertido, de la noche a la mañana, en refugiados dentro de su propia nación. Lo que nunca nadie pudo  imaginar.

En este momento me desperté sobresaltado y angustiado por todo lo que, en sueños, acababa de vivir con tanto realismo. Pero no pude quedarme completamente tranquilo después de recordar que algún malvado había soplado en oídos sediciosos que las independencias solo se consiguen con internacionalización del problema y muertos. Y mi preocupación aumentó cuando conocí que el pretendido Presidente en el exilio, escapado de la Justicia, había mantenido una entrevista, mientras ejercía como alcalde de una importante capital catalana, con un acaudalado magnate ruso, de esos que crecen espontáneamente a la sombra de Putin, entrevista  que no tendría  mayor importancia si no fuese porque el propio Presidente autonómico intentó ocultar a la opinión pública. Y no pude evitar recordar, con infinito afecto y consideración, a los jueces y fiscales, que tuvieron que abandonar el ejercicio de sus funciones  en  defensa de la unidad  España, por fallecimiento o enfermedad.  A mí me parece que el problema que los españoles tenemos en Cataluña es muy serio, progresivamente  grave, y  con la misma seriedad, y no menor determinación,  debe de ser solucionado.

Aurelio Fernández Diz, CN (R.)

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17 febrero 2018

LA BANDERA DE ESPAÑA EN EL CAMP NOU. FÚTBOL NO ES FÚTBOL General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

¡España! ¡España! ¡España!

Esto se nos va de las manos. ¿O ya se nos ha ido?

Barcelona es una de las ciudades españolas más bonitas y atractivas. Tiene uno de los mejores equipos de fútbol del mundo. Era la más visitada por los turistas en España. Era y cada día es menos. La vulgaridad de unos cuantos miles está calando en el conjunto, contagiándose el virus hasta por los telediarios. Unos cuantos catetos aburridos, pero tenaces, con dinero, de los presupuestos, de nuestro trabajo, siguen erre que erre o arre que arre. Pues eso: ¡arre allá!

Quieren ser independientes en este mundo dependiente.

Hay muchos españoles del FC. Barcelona, ahora y de siempre, que llegada esta situación  se avergüenzan de proclamar su barcelonismo futbolero. Al equipo, que sigue jugando muy bien al futbol, le están metiendo una auténtica goleada de la que difícilmente se va a recuperar. La pela es la pela y los jugadores de fútbol saben, además de dar patadas a un balón, que aquí la liga se llama BBVA o Santander. El FC. Barcelona va a tener que elegir, entre otras cosas, el balón-talón o Puigdemont. Messi avisa.

Cuando el Real Madrid ganó su segunda copa de Europa, año 1957, el periodista Menéndez Chacón entrevistó a don Santiago Bernabeú en la revista Blanco y Negro.  El Real Madrid pese a su triunfo europeo acababa de ser eliminado de la del Generalísimo por el Club de Fútbol Barcelona (como entonces se denominaba) que le metió un 6-2 en el campo azulgrana. La pregunta del periodista era obligada.

-¿No será una mancha en este momento cumbre el adverso resultado de Barcelona en la eliminatoria de Copa?

La contestación de don Santiago, un ejemplo de cordura, educación y sentido común, se pierde en los lejanos e históricos tiempos del noble deporte del balompié.

-En este momento en que el Real Madrid acaba de coronarse por segunda vez campeón de Europa, el mejor homenaje que podríamos ofrecer a la afición española sería que otro club nacional nos venciese.

Ahí queda eso. Aquí gana España. En el campo de fútbol también. En el del Barcelona, en el Camp Nou, también.

Ahora este campo de futbol de Les Corts parece el escenario del teatro agitprop (el tren agitprop ahora es un vuelo a Bruselas) del independentismo catalán. Se escenifica un esperpento con sus grotescos personajes utilizando el fútbol como arma arrojadiza. Lo que peor llevan y más agitan son las banderas. No, no las de su equipo, sino las del enfrentamiento y la independiente dependencia.

Libertad- Llibertat-Freedom. Antes del partido de fútbol entre el Barcelona y el Celta dos enormes pancartas agitaban a las masas que flameaban banderas del inalcanzable más allá: Llibertat-Llibertat-Freedom… Recordaba tiempos irrecordables de miedo y dolor. Creía el Barca ganar por goleada antes de que el partido comenzase. Antes de que el juego comenzase. Pero aún no ha terminado.

En aquel grotesco paisaje, cutre y amarillo, entre la nebulosa, apareció la humilde patria: un valiente, la bandera de España. Ella sola, portada por el valiente, lucía más que todo el cutre amarilleo de unas gradas sedientas de nada. El resultado dio un giro inesperado. Allí estaba España. ¿Quién es el alférez que la porta?  Todos se preguntaban. ¿Quién ha permitido que entre en este santuario del independentismo? Aquí no se juega, se agita, se regurgita independentismo, amarillo: Llibertat, Freedom… Pero de repente hubo dudas, por las gradas se corrió la voz…

-No viene sola, no viene sola…

Y la Bandera, de España, enmudeció a los valientes agitadores que pensaban: ¿Será verdad que no viene sola?, mientras se miraban unos a otros, sin fiarse unos de otros, sin atreverse a decir más allá de: «yo no he sido», «renuncio a lo que dije»…, donde digo “digo”, no digo “digo”, sino “Diego”. Por si acaso, ¡ojo!, que viene España. Enmudeció el Camp Nou; alguno creyó ver una toga, supremo milagro. Y, con miedo, dijo quedo: ¡España!

Como una orden nocturna se corrió la voz. Como si fuese un coro armónico, una unidad, todos, todos, contagiados, gritaron: ¡España! ¡España! ¡España!

Cuando creíamos que fútbol ya no era fútbol… Un valiente y su Bandera. Creyeron que no iba solo, pero solo era uno, pero valiente. ¡Ah!, y sin toga.

¡Viva España!

Y viva la madre que te parió, valiente.

El partido no ha hecho más que empezar.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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15 enero 2018

LOS CORDONES DEL EDECÁN DEL REY General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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Coronación de SM el Rey. El ayudante de campo a su lado

No se trata del título de una novela, que lo parece, ni de una película de Sissi Emperatriz. Me refiero a los militares que acompañan siempre al Rey en todos sus actos oficiales. Se les distingue con facilidad por sus cordones dorados en el pecho y su proximidad al monarca. Son los ayudantes de campo o edecanes.

Tener edecán es exclusivo de los generales o almirantes con origen en el  servicio en campaña en una época en la que esa era la usual actividad de los ejércitos. Con el tiempo esa figura se ha institucionalizado y acompaña siempre al general o almirante. A pesar de ello actualmente vemos al ministro de defensa acompañado de un ayudante de campo, cosa que algún adulador se inventó, y que no tiene consistencia ni razón militar alguna (llegaron incluso a llevar en los cordones el mismo signo distintivo que los del Rey).

La más alta categoría entre los ayudantes de campo la tienen los de SM. el Rey. Actualmente son nueve (4 del Ejército de Tierra, 2 de la Armada, 2 del Ejército del Aire, 1 de la Guardia Civil). El jefe del Cuarto Militar también lleva los cordones y es el primer ayudante del Rey. Está previsto que SAR. la princesa de Asturias tenga sus propios ayudantes de campo como en su día los tuvo Don Felipe.

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Tres generaciones y el ayudante de campo siempre a su lado

El poder de un ayudante es mucho y hay que andarse con cuidado con ellos. Son la sombra de su general del que conocen sus reacciones y hasta más íntimos detalles. Un mejor o peor comentario de un ayudante te puede beneficiar o costar caro.

-Mi general ¿vio que mal formaba la guardia?

-Mi general, he oído decir…

También ellos están sometidos a permanente riesgo. Es conocida la historia del que de uniforme tuvo que hacer autostop. Iba en el coche al lado de su general cuando se quedó dormido con tal mala fortuna que su cabeza acabó reposando en su hombro. El general no se lo pensó dos veces.

Mandó parar el coche; el ayudante se despertó dando un respingo mientras oía la voz de su jefe que le ordenaba bajarse del vehículo. Obedeció ipso facto y con gran asombro vio como el vehículo arrancaba dejándole abandonado en aquella solitaria carretera castellana. Era un mes de julio después del almuerzo.

Todavía recuerdo la faena del ayudante del Rey cuando en un acto militar en Barcelona (era la época en la que todavía se celebraban actos militares públicos en la querida capital catalana) perdió la gorra del monarca. La prenda de cabeza del Rey es un objeto muy deseado y no era aquella la primera vez que desaparecía. Luego pasaba a adornar alguna vitrina o sala de banderas. Por ello el ayudante debe guardarla con celo y sumo cuidado para evitar que en un despiste suceda lo peor. El caso es que llegaba la hora de la despedida y la gorra no aparecía. El Rey tuvo que despedirse sin realizar el saludo militar. El ayudante se quedó en tierra buscando la prenda de cabeza. No apareció, pero su celo y pundonor hizo que encargase una en la sastrería habitual del Rey. Cuando estuvo hecha se la entregó con gran alborozo.

-Majestad, al fin apareció su gorra.

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Los cordones del ayudante del Rey

El Rey la miró con detalle, se la puso y no lo dudó ni un minuto.

-Esta no es mi gorra.

El ayudante creo que la guarda en casa como uno de sus recuerdos más queridos.

El distintivo del edecán es un cordón dorado que en su recorrido forma dos ramales, rematadas las caídas por clavos metálicos. No todos los cordones son iguales y, aunque es mínima su diferencia, llevan un detalle característico que indica la categoría de la autoridad a cuyo servicio están. Hay que fijarse en el centro de las caídas. Los ayudantes de S. M. el Rey llevan un nudo de cordón de tres vueltas; los de la princesa de Asturias: un nudo de cordón con dos vueltas; los del ministro de Defensa: cinco entorchados; los ayudantes de los oficiales generales: cuatro, tres, dos o un entorchado, en correspondencia al empleo del oficial general. Los entorchados se labran en esferas doradas brillantes.

Causa extrañeza que los cordones de los edecanes del Rey y de la princesa de Asturias sean los más sencillos y lleven un simple nudo. La historia y origen de este detalle procede del reinado de Alfonso XIII. Uno de los ayudantes hizo la consulta al Rey.

-Señor, los ayudantes de los generales llevan unas bolas doradas en los cordones, una, dos o tres, dependiendo de que sean ayudantes de general de brigada, división o teniente general. Vuestra Majestad está por encima de ellos y no sabemos que poner en nuestros cordones de ayudante ¿cuatro bolas doradas? De inmediato salió a relucir el ingenio del Rey. Lo que parecía una broma se hizo reglamentario.

-Haceros un nudo.

Dicho y hecho.

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No me ha dejado

Cordones llevan también los agregados militares, alumnos de las academias militares, los gastadores, y en su día los llevaron los oficiales y suboficiales de la escala de complemento (IPS posteriormente IMEC). No llevan lógicamente bolas distintivas (esferas en el argot oficial) ya que no son ayudantes, tampoco nudo que en resumen parece lo más apropiado. Ser ayudante es estar ‹‹unido a›› o actuar ‹‹en nombre de››, lo que significa enorme responsabilidad y proximidad. Nada lo representa mejor que un nudo; mucho mejor que las cinco bolas que llevan los cordones de los ayudantes de nuestros ministros de defensa. Que por esferas o bolas doradas no quede. He tenido el honor de ser ayudante de campo de SM. el rey Don Juan Carlos. El nudo del cordón distintivo siempre me recordó al lema de Sevilla: ‹‹no me ha dejado››. La madeja es para mí un signo de fidelidad. La que caracteriza a un ayudante de campo del Rey.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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7 marzo 2017

EL COMENTARIO DEL DÍA: LA INJUSTICIA ES UN CACHONDEO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

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Artur Mas camino del Tribunal de Justicia de Cataluña

Es un aviso o escenificación de lo que puede ser. Toda una provocación. Autobuses fletados desde toda Cataluña para la exhibición de fuerza que acompaña en su paseo al líder vencedor. De eso se trata. Tiene todas las características de un aviso de rebelión, jurídica, pero rebelión. Por ahora. Estos son mis poderes y las banderas asoman en formación frente a la justicia.

¡Queremos justicia! Gritan y asustan. Se preparan y desde luego no es para el diálogo ni para la negociación. El miedo en su fase más aguda se convierte en pánico; el peligro a partir de ese momento es que se convierte en colectivo y contagioso. No hagamos nada. La justicia se entiende como principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Cataluña es España y no hay más ni Mas que lo impida. Ante eso la respuesta del independentismo es un organizado y provocador desfile, con pitidos y abucheos a la Bandera de España incluidos. Derecho a decidir, a ofender, a incumplir la ley. Una injusticia que de permitirse sería un cachondeo. Por ahora.

La justicia es igual para todos o no es justicia. Esto debe entenderse en los dos sentidos, del que juzga hacia el juzgado y de este hacia el que le juzga. Ambos se deben respeto y exacto cumplimiento de la ley. Sin amenazas ni exhibiciones del poder de cada uno.

Hay responsables de hacer cumplir la ley. No solo son los jueces. Si ves cometer un delito, el responsable de evitarlo no llama al juez sino que debe evitar que se cometa deteniendo al autor y llevándolo ante el juez. Los mecanismos estamos aburridos de explicarlos y todos ustedes los conocen.

Puede que lleguemos tarde. Todo esto no es nuevo y grandes sectores de la sociedad llevan denunciándolo hace tiempo. Claro que podría ocurrir que no estén los partidos tan de acuerdo en esto de la unidad de España. Hay motivos para pensar que alguno en lugar de estar con España simplemente está en España. Si todos, y cuento hasta tres y me sobra el resto, tuviesen la idea clara de la unidad de España, esto tendría solución.

Un verso de una vieja zarzuela dice:

El pensamiento libre

proclamo en alta voz

y muera quien no piense

igual que pienso yo.

En este caso no se trata del pensamiento libre, sino de hechos evidentes. La injusticia sería un cachondeo si no fuese porque se trata de la unidad de España. Algo más serio. ¡Ojo!, ellos sí que van en serio. Lo que se ha visto en Barcelona es simplemente una demostración de fuerza.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

7 febrero 2017