«Se considera necesario que el Ejército español, responsable en buen parte de los asesinatos de republicanos que están todavía hoy abandonados en cunetas, debe implicarse en la recuperación de estos cuerpos. En tal sentido, se plantea que se financien los planes autonómicos de dichas exhumaciones».
Corresponde a una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado para el año 2021 presentada por Esquerra Republicana y se presenta como proyecto de inversión.
Termino de leerlo y no termino. Vuelvo a hacerlo: entiendo que están llamando asesino al Ejército español, asesinos a los militares, que son el Ejército español, y que paguen con su presupuesto.
Me detengo, tomo aire, hago un soberano esfuerzo y vuelvo al texto.
Habla en presente, el Ejército español, el de ahora, su presupuesto actual, los militares de ahora.
Espero unas horas, un día, para confirmar la noticia.
Pregunto a algún Grupo Parlamentario, que la confirma.
Pregunto por las alturas de la milicia que nada saben. No se han enterado.
Vuelvo al texto: «…el Ejército español, responsable en buen parte de los asesinatos de republicanos que están todavía hoy abandonados en cunetas…». Creí haberlo visto todo, oído y leído casi todo, creí que nada me iba a perturbar porque la Ley protege de la mentira y nos protege de las acusaciones graves fruto del odio. Me equivoqué y además sé que nos esperan días aciagos en España.
El juego con los muertos no deja de ser insoportable dañando a las víctimas en el dolor de su intimidad tan alejada del odio a la hora de expresar su sentimiento. Estos insultantes de oficio, viven en las tinieblas caliginosas, salen del Hades como la cabeza de Gorgo, horrendo monstruo.
Esquerra Republicana debería ser sometida a la ley y los responsables del ministerio de Defensa, uniformados o no, tomar las medidas adecuadas y analizar el alcance de estas palabras y ponerlas ante la justicia. No todo vale.
La sociedad civil ha de darse cuenta del odio que encierran estas mentes que pretenden transmitir al conjunto y alargar el sufrimiento de una sociedad que quiere vivir en paz y armonía sin utilizar a los muertos como moneda de cambio.
Responsabilizar al Ejército español de los «asesinatos de republicanos que están todavía abandonados en las cunetas», acusarles de asesinos, es algo que debe tener su respuesta inmediata. Soportar y admitir esto con el silencio es un acto de ingobernabilidad, de injusticia y de degradación de todo un sistema. Allá ustedes y su responsabilidad, pero están calentando el horno hasta que estalle y eso es lo que parece que buscan: llenarlo de odio y que reviente.
Si el odio hace campamento en el Congreso de los Diputados dudo de esta sociedad y sus representantes. Convertir el lugar de la soberanía popular en una risotada chusca, un alarde de desconocimiento, un refugio de peligrosos inútiles y un huerto de cizaña sembrado por trogloditas del pensamiento, estamos ante un riesgo inaceptable para un sociedad sana.
La justicia debe actuar obligando a los insultantes a someterse al juicio pertinente y los responsables de los Ejércitos exigir con urgencia una rectificación. No se puede tolerar que nos llamen asesinos.
Si no es así, esto lleva el camino de acabar en una pelea barriobajera de insultos y reproches. Claro que sería seguir el ejemplo de lo que sus Señorías nos muestran a diario.
Solo doy cuenta del hecho, que por otro lado no he visto reproducir en ningún medio.
Me queda la esperanza de que ese «órgano de la verdad», el de Iván y Santiago, con que este Gobierno nos vigila y controla diga: Es una falsa noticia.
Una esperanza llena de ironía. Me temo que no, que nos han llamado asesinos y aquí no pasa nada.
Por último no olvidemos que Esquerra Republicana es uno de los socios de este Gobierno. ¿Lo entienden?
No se fijen en los dineros, ni en este caso en los presupuestos, la enmienda no tiene recorrido. Lo que ellos pretenden es dejar alto y claro su opinión sobre el Ejército, y lo hacen: asesinos. ¿Más claro? ¿De qué Ejército hablan? Pregúntenselo, pero lo que ahí se lee es el Ejército español.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
3 diciembre 202