MARRUECOS: ¿MOVILIZAR AL EJÉRCITO? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Aquí nadie sabe lo que hay que hacer. Si atacar o defenderse. Si por tierra, mar, aire o por los tres sitios a la vez. Si hacer la guerra a Marruecos o hacérsela a Gibraltar, o a la ONU que se calla, o a Europa que alguien le ha dicho a última hora que es su frontera, la de la OTAN.

Ahora por todas partes surgen los guerreros del antifaz que muestran su ardor guerrero.

«España defenderá la integridad de Ceuta ante cualquier desafío» (Sánchez, presidente).  De este no me fío.

¿Qué integridad? ¿Sabe de lo que habla? ¿De la cualidad de íntegro? Que empiece a contar por el principio, cuando se ha destruido España en taifas. Y fuera lo saben. Lo aprovechan. La cuña está clavada entre el soberano y sus ministros, sospechas mutuas, malentendidos, conspiraciones. Lo dijo Sunzi y lo sabe el soberano del sur.

El arte de la guerra y el de la política, que son lo mismo, está basado en el engaño y la astucia. Nunca se vence en la división interna que es lo que aprovecha siempre el contrario.

La crisis abierta con Marruecos no era difícil de predecir. No sé si también para el C.N.I. Lo avisé con 24 horas y alguno pensó que tenía información privilegiada. La tenía: solo basta mirar el panorama de la Moncloa, su Interior y su Exterior, incluso a la Defensa, que se resiste, pero no remata. De las revueltas aguas de Cataluña, Sánchez, el presidente, pretende ser íntegro en Ceuta y Melilla. Íntegro: para España significa: «Que no carece de ninguna de sus partes», y dicho de una persona: «Recta, proba, intachable». Él parte y reparte y luego habla de soldados y hasta de que  las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Como en Cataluña.

Ceuta aguanta mientras pide auxilio. Melilla hace cien años estaba a punto de caer en manos de Abd el Krim. Ahora después de esos cien años, en aquella guerra que perdimos tantos hombres, nadie se acuerda que fue por Marruecos, por su independencia y soberanía.

Ante esta crisis se acuerdan de Santa Bárbara porque truena: del Ejército, de los soldados del artículo 8, ese que, por él y bajo él, va a desplegar la artillería, aviación, buques y Operaciones Especiales en la frontera con Marruecos. ¿O no? ¿O actuarán como fuerza de orden público? El día que nuestros soldados cambien el arma por la porra (defensa creo que se llama) habremos dejado de defendernos y de ser un Ejército. No se puede amagar y pedir al de detrás que te agarre. Cada uno en su sitio y a cumplir con su deber. Si se hace una demostración de fuerza debe ser con todas sus consecuencias.

¡Cuidado! Una cosa es la disuasión y otra hacer el canelo.

Esta guerra requiere un inmediato y rápido despliegue y no precisamente militar, que también, sino el que antes no se ha hecho: en las cancillerías. Darle la vuelta al calcetín de la política exterior. Empecemos por la inmediata dimisión de la ministra de Exteriores y el de Interior; no sé qué hará el Embajador y compañía en Marruecos, pero algo le tocará. ¿Y la Inteligencia?

Llegamos a la batalla derrotados de antemano, sin aliados, sin apoyos internacionales y sin voluntad de vencer. Esto no es una guerra al uso sino una ocupación al desuso en la que volvemos a estar tan solos como lo estuvimos hace 100 años defendiendo a Marruecos contra la República del Rif. Esto es en agradecimiento.

¿Qué hay que hacer? Lo que no se hizo. Llevará tiempo rectificar. En principio no ponerse nervioso —cuidado con esos insensatos que enseguida quieren morder con las cadenas de los blindados el polvo del desierto y hacer sonar los tambores de Queronea— ; remar juntos con la plena convicción de que este presidente y su política deben desaparecer de la escena en cuanto la crisis esté solventada.

Armarse hasta los dientes. Eso siempre. ¿Cuántas Divisiones tiene…?, sigue siendo premisa en la mesa de negociación. ¿Cuántas conversaciones ha tenido el presidente de los Estados Unidos de América con el presidente Sánchez? Empecemos también por ahí y hagamos una política internacional nuestra sin ir siempre de la mano de papá y mamá Europa que nada saben de América y sus confines. Miremos al sur y al este como algo nuestro. Menos mal que ya no es Trump, que ahora es Biden el que apoya la política marroquí, su íntimo amigo, su aliado, mientras nosotros somos el último mono y bastión de la mona Europa.

Yo pediría a la OTAN que venga a echar una mano ¡¡¡que nos invaden!!!, porque de eso se trata. ¿Qué creen ustedes que diría?

Seguiremos en la frontera de Letonia y en Turquía, con carros de combate y misiles. No porras.

¡A la porra! A Europa espérenla sentados.

Con viento de levante…

Es muy viejo: «Todo el arte de la guerra está basado en el engaño… es un asunto de astucia».

En la frontera debe estar quien debe defenderla, en la política quien debe evitar que sea necesario.

Fuertes como robles; flexibles como juncos.

¡Que difícil en nuestras actuales circunstancias!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

19 mayo 2021

 

 

 

 

LA OLVIDADA FOSA DE ANNUAL. Rafael Dávila Álvarez

Hablamos con cierta ligereza de la “guerra de Marruecos”. Se confunden combates, fechas y conceptos claves. Parece que allí siempre estuvimos en guerra y no fue así. Conviene dejar claros algunos hechos. Los periodos de paz fueron fructíferos y prolongados a lo largo de los siglos, con intermitentes y breves conflictos de fronteras con las tribus próximas a las plazas de soberanía y en los que el Sultán poco tenía que ver, aunque al final quedase involucrado.

En 1859, la decisión de las autoridades españolas de construir nuevas fortificaciones en torno a la ciudad de Ceuta actuó como detonante de la crisis que desencadenó la famosa “campaña de África” que, con tintes patrióticos y de leyenda, pasó a llamarse la “guerra romántica”. El Tratado de Wad Ras cerró la contienda con claros beneficios para España.

En 1893 es en Melilla donde surgen los enfrentamientos, “guerra de Margallo”, un conflicto con las tribus de los alrededores de la ciudad.

Se repiten en 1909, “guerra de Melilla”, de la que queda el recuerdo de la Semana Trágica y los acontecimientos del Barranco del Lobo, convertidos en tragedia en el ámbito popular sin ajustarse a la total realidad de los hechos. Todavía son numerosos los lugares españoles en los que sigue viva aquella canción… “En el barranco del lobo hay una fuente que mana…”slide_12

Todos estos acontecimientos nada tienen que ver con el Protectorado que desde 1912 se confiaba a España para la zona de Yebala y el Rif. Desde esta fecha la protección militar se plasmó únicamente en acciones locales para combatir a los rebeldes que se oponían a la autoridad del Sultán y mantener la administración compartida que dio paso al Protectorado.

Pero en 1921 se produce un cambio radical que sorprende al mismo Ejército español. La violencia y la agresividad bereber se muestran en toda su crueldad en una concavidad de la tierra rifeña llamada Annual; en unas horas se convertirá en la fosa de Annual y el camino hasta Melilla en la ruta del desastre. Fue el verano del año 1921 cuando la ciudad española de Melilla estuvo a punto de caer en manos rifeñas. El levantamiento rebelde arrasó en julio de ese año las posiciones españolas, extendiéndose desde Annual hasta las puertas de Melilla, teniendo como inspirador y cabecilla a Abd el-Krim.

IMG_1617España se encontró derrotada en una guerra perdida antes de comenzarla.

Sorpresa, imprevisión, incapacidad del mando; cuando llega la derrota, menos los muertos, todos se esconden en justificaciones, inadmisibles para un soldado.

No es mi intención pormenorizar los combates, las causas de la derrota y las consecuencias políticas y militares de la misma. Mucho se ha escrito, aunque no está todo contado y cerrado. Camino de los cien años de aquellos sucesos se abrirán nuevas líneas de investigación. En eso estamos algunos. Hoy solo pretendo reavivar la memoria, crear inquietud e invitarles a que lean y divulguen estos hechos militares y políticos olvidados en la cuneta de nuestra historia; creo que con toda intención.

El año 1920 fue de verdadero esplendor para la Comandancia de Melilla. Continuó la ocupación de posiciones y se logró el sometimiento de las importantes cábilas de Beni Ulixech y Beni-Said, las más belicosas y peligrosas. La situación aconsejaba dedicar la actividad y fuerzas a asegurar y consolidar el dominio de todo el territorio ocupado durante el año. Esta era la propuesta que le presentaba a su General el Estado Mayor y con más fuerza que nadie su Jefe de la Sección de Campaña, Teniente Coronel Dávila. Se había rebasado ya el límite de elasticidad de las fuerzas del territorio, en palabras del Jefe de esta Sección.IMG_1613

Pero a Silvestre le obsesionaba Alhucemas y para ello quería ocupar Annual, contra todo consejo, como base de partida. Se ocupó el 15 de enero de 1921 y  tampoco hizo caso de la propuesta para que con urgencia ocupase Sidi Dris, con posición intermedia, para así enlazar con Annual desde la costa. Demasiadas imprudencias y demasiada confianza en su suerte cuando la información que se tenía era de creciente riesgo de ataques organizados por los bereberes de Abd El-Krim.

Abarrán, Sidi-Dris, Igueriben… y al fin Annual. Lo que allí sucedido tiene muchas explicaciones o lo que es lo mismo, no tiene ninguna. Sólo se puede explicar y asumir la derrota cuando se ha combatido hasta el final.

Annual es la derrota moral de un pueblo y de su ejército, de sus dirigentes, de su reciente historia. Es el final de un ciclo desastroso, de corrupciones y relativismos, de abusos e injusticias que traerán graves consecuencias. Annual no es una derrota aislada ni simplemente el hundimiento de la Comandancia General de Melilla, es la derrota espiritual de todo un pueblo y de su ejército allí desplegado.

“No hay nada aprovechable…todo hay que crearlo de nuevo”. “Moral de la tropa es tan deprimida que no me comprometo a operar”, decía angustiado el General Berenguer. Y continuaba: “No se trata de reforzar un ejército con elementos nuevos, sino de crear un ejército”.marru 3

Más que crear un ejército lo que se necesitaba era recuperar el espíritu vencido, perdido en una retirada sin nombre. Como si de un milagro se tratase, una nueva unidad se había hecho cargo de la herencia de aquél espíritu de la pica y la ballesta, el del arcabuz, el que había hecho, desde los tiempos de Flandes, reconocer al soldado español como el mejor del mundo y que de repente se había eclipsado.

El Tercio de Extranjeros nacía en el momento más necesario. Cuando más la necesitaba España, nacía la Legión; que nadie lo olvide.

No van a ser razones de índole material las que lleven al sacrificio a los legionarios… Estar convencidos de que se lucha por una causa justa ha sido históricamente para los soldados su asidero moral más firme ante la brutalidad de la guerra.

Un ejército sin espíritu y sin mando no es más que una masa sin sentido camino de la tragedia. El honor y la honra siempre han sido sentimientos que han acompañado a las unidades moviéndolas hasta límites insospechados. Cuando no se lucha con convicciones morales, cuando cada uno va a lo suyo y no hay una referencia a seguir, un ejemplo a imitar y una disciplina moral que cumplir, sólo se lucha por salvar la vida y ese es el momento a partir del cual se empieza a perder la moral, el combate y la vida. A un pueblo, políticamente, le pasa algo parecido.legmelilla--478x270

Esos detalles claves para un ejército se habían derrumbado en unos minutos en Annual socavados por la ausencia o ineficacia del mando, el olvido, la incompetencia y la irresponsabilidad de muchos, que no eran precisamente los soldados.

Annual se convirtió en una fosa indescriptible del horror donde a pesar de informes, investigaciones y responsabilidades, todos miraron para otro lado; así seguimos sin que nadie gire la cabeza para mirar y aprender de nuestra historia.

“Tú y yo formamos la tempestad; tú eres el viento furibundo; yo, el mar tranquilo.Tú llegas y soplas irritado; yo me agito, me revuelvo y estallo en espuma. Ya tienes ahí la borrasca; pero entre tú y yo hay una diferencia; que yo, como el mar, jamás me salgo de mi sitio, y tú, como el viento, jamás estás en el tuyo”.

Son palabras que El Raisuni le espetó a Silvestre cuando este era Coronel en Yebala.

La derrota suele ser consecuencia de la imprudencia y el desconocimiento.

Español lee y divulga.

Rafael Dávila Álvarez

Artículo publicado en este blog el día 23 julio 2014

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MUERTE DEL TENIENTE CORONEL VALENZUELA JEFE DE LA LEGIÓN. 1923-2018 (LA LEGIÓN CAMINO DEL CENTENARIO) General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

No todos los jefes de la Legión han tenido el honor de morir al frente de sus legionarios. Solo uno: Rafael Valenzuela y Urzaiz.

<<A vuestro frente ha caído uno de mis mejores soldados. Guardad siempre su gloriosa memoria>>. (Alfonso, Rey)

Tizzi Azza fue ocupada en octubre de 1922. Posición inútil para aumentar o reforzar una línea, pero inmejorable para avanzar, siendo peligroso mantenerla si no se avanzaba. Era la opinión militar que insistía: <<Mientras no se castigue a los moros por su salvajismo del año 21 no podrá haber paz en Marruecos, pese a todas las ilusiones que se quieran forjar los pacifistas, la realidad se impondrá>>.

Se impuso. El dinero del rescate de los prisioneros de Monte Arruit, mucho mayor que el acordado, les sirvió a los rifeños de Abd el Krim para rearmarse y seguir con mayor ferocidad su lucha contra España. Estuvo a punto de ocurrir otro desastre como el de Annual. La sangre de los Regulares y legionarios lo evitó. Un acto de heroísmo que nunca debemos olvidar. Hoy podríamos estar contando otra trágica historia que evitaron hombres como Valenzuela.

Tizi Azza

Tizzi Azza era la línea avanzada de las posiciones alcanzadas durante la reconquista del territorio perdido en 1921. La detención de las operaciones amenazaba el territorio, no había retirada, pero tampoco movimiento ni claridad en los avances a realizar. Una parálisis que animó al enemigo; era su momento. La calma predecesora de la tempestad.

Millán-Astray había dejado la Legión y solicitado el retiro, por << el divorcio existente  entre los que pelean y los que politiquean>>, como dijo refiriéndose a las Juntas de Defensa que se oponían a los ascensos por méritos de guerra, algo inasumible para una fuerza como la Legión.

Le sustituye Valenzuela, un caballero en el que la aristocracia era su comportamiento, ejemplo de vida como poco tardaría en demostrar en la Legión frente a sus legionarios en combate. No había un jefe como él para el mando de la Legión en aquellos momentos convulsos.

En mayo de 1923 las harkas rifeñas empiezan a hostigar la línea avanzada de las tropas españolas. Las posiciones se encuentran en enclaves aptos como decíamos para el avance, como bases de partida, pero eran de difícil apoyo y suministro en situación defensiva y prolongada. Cada convoy de apoyo se convertía en una auténtica batalla a vida o muerte. La sombra del Igueriben, de Annual, empezaba a recorrer el pensamiento del mando que no admite ya echar marcha atrás en un repliegue que podría traer las mismas trágicas consecuencias que Annual.

La tumba donde reposan los restos del TCOL.. Valenzuela, Jefe de la Legión

Valenzuela está en Madrid organizando la entrega de la Bandera a la Legión. Una unidad de la Legión se encuentra ya en Algeciras para asistir al acto. Todos regresan urgentemente al grito de ¡A mí la Legión! La situación lo requiere. El día 4 de junio de 1923 el teniente coronel Valenzuela está ya al frente de sus banderas, deseoso de entrar en combate. <<Mañana entrará el convoy en Tizzi Azza o moriremos todos, porque nuestra raza no ha muerto aún>>. Los legionarios no necesitan más arengas. Su Jefe en cabeza, con ellos, cuando saben que van a morir todos. Se inicia el combate. De los más duros en los que la Legión ha participado. Nadie da un paso atrás. Llueve plomo en el ataque. El coronel de la columna, Gómez Morato, ordena al cornetín toque de paso de ataque general. Cuando más rudo era el fuego y la pelea más brava, el teniente coronel Valenzuela da orden de ataque a su cornetín: ¡Paso de ataque para La Legión! Es la llamada a la muerte, suena la contraseña que invita al abrazo mortal, ¡Legionarios a luchar! ¡Legionarios a morir! Nunca ha sonado tan clara. Es el momento legionario que este Cuerpo recién fundado necesita: la confirmación. Cae el jefe de la Legión, muere todo el que se acerca a recoger su cuerpo, mueren sus escoltas, la muerte recorre el barranco de Iguermisen, con la victoria se lleva el alma de los más bravos legionarios: Valenzuela, Casaux, Sanz Perea, Sendra, Suvirán, González, setenta legionarios encabezados por su jefe. Han vencido. Una lista de revista para el cielo inmortal de los hombres que salvaron el honor de España mientras en la retaguardia discutían que si esto o lo otro. Todavía sin bandera con la que cubrirlos, hubo que esperar en la frialdad del barranco, entre los sonidos imperceptibles del dolor de la noche, a que las luces del alba reflejasen en el cielo de España la imagen de aquellos hombres que se mantuvieron, con feroz dolor y amor a España, en aquel lejano barranco donde seguramente nada hacían ni nada ganaban que no fuese mantener el honor de la Legión y el de España. Habían vencido, la victoria ha costado mucha sangre legionaria. Lo sabían. Otros dudaban. Los de siempre. Ya no hay la más mínima duda de que la Legión combate como pregona su Credo, que morir en el combate es el mayor honor. Gritan ya por su Bandera que a este ritmo se teñirá de rojo hasta el asta. Rojo de sangre derramada por sus dorados soldados, los que más brillan en las calcinadas tierras africanas.

La Bandera de la Legión

Vuela desde Tizzi Azza hasta los más lejanos rincones de España el nombre: los legionarios, Valenzuela, la Legión. Nunca ya podrán retroceder, es la inconfundible voz que marcará la forma de ser de un Cuerpo que se ha hecho entre pólvora y muerte, entre honor y valor, y que solo responde a su contraseña: ¡Legionarios a luchar! ¡Legionarios a morir!

Pero no tenían Bandera. Lejos de su Patria. Solo sabían que obedecer era morir, que estaban para cumplir, sin hacer preguntas que no tienen respuesta. Nunca la tendrán. La grandeza del deber cumplido tiene estas cosas, para el que cumple, junto a la tragedia del que debe dar respuesta que no tiene. Cada uno muere con lo que le corresponde, no hay reproches en los que se han batido con honor y valor. En la retaguardia cada cual verá y analizará su responsabilidad. La Legión solo pide responsabilidad ante el enemigo.

Han pasado 95 años. Camino del Centenario la grandeza de la Legión no sería la misma sin el mando y ejemplo de un jefe como el teniente coronel Valenzuela.

<<Colocándose a la cabeza de sus legionarios les arengó y dando vivas a España, al Rey y a la Legión y con la pistola en la mano se lanzó el primero al asalto, siguiéndole sus fuerzas, alcanzando así heroica y gloriosa muerte ante las filas enemigas de cinco balazos>>.

Legionarios: Quien esto no lo entienda y vibre como si en el barranco de Iguermisen estuviera, quien no entienda que ese lugar sagrado para la Legión es el ejemplo de lo que proclama su Credo, quien hoy no eleve su mirada al cielo legionario, lleno de héroes auténticos, de carne y hueso, almas de su Credo, quien no sueñe con ser parte de ellos, quien hoy no rece, y los recuerde, no es legionario. Cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior, pero formar bandera, el más alto honor, solo se cumple teniendo el heroísmo como meta, que es el cumplimiento diario, sencillo, desinteresado y sublime. Cuesta casi más que morir, pero ahí está grabado a sangre y fuego: Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir. Vivir y morir por España y la Legión. Como lo hizo Valenzuela y sus legionarios hace hoy 95 años.

<<A vuestro frente ha caído uno de mis mejores soldados. Guardad siempre su gloriosa memoria>>.

Al fin llegó la añorada Bandera que hoy cubre sus heroicos cuerpos.

La Legión ya tiene Bandera teñida con la sangre de sus legionarios. El último trazo de sus colores, el tono más vistoso, el que la distingue del resto, tiene nombre: color Valenzuela, nobleza legionaria.

Un lector de este blog, catedrático de la Universidad de Granada, me decía hace unos días: «Cuando se exige tanto, entregarlo todo, la enseñanza culmina con el ejemplo«.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez. Jefe de la Legión de 2001 a 2004

4 junio 2018

Blog: generaldavila.com

 

EFEMÉRIDE SEMANA DEL 17 AL 24 DE JULIO CAMPAÑA DE MARRUECOS. ATAQUE A MELILLA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

1921 Desembarco en Melilla

El 17 de julio de 1921 Abd El-Krim, con el apoyo de las kábilas de Beni Urriaguel, Tensaman, Ammart, Beni-Tuzi, Guezmaya, Tarquist y Ketama, lanza un ataque por sorpresa a lo largo de todas las líneas españolas de la zona oriental, iniciando así una ofensiva que le llevará, en pocos días, tras aniquilar las guarniciones de Igueriben y Annual y aislar a las de Zeluan y Monte Arruit, a las mismas puertas de Melilla.

La situación de Melilla se hará angustiosa y obligará al Alto Comisario a paralizar las operaciones de la zona occidental y a enviar unidades de refuerzo en su auxilio.

Esta situación traerá consigo que la I y II Banderas del Tercio, operen y se ubiquen definitivamente en la zona de Melilla.

Las primeras tropas en llegar a Melilla son las del segundo Batallón del Regimiento 71 de ‹‹La Corona›› de guarnición en Almería al mando del Teniente Coronel D. Eduardo Barrera Bau, que lo hicieron el 24 de julio a las ocho de la mañana. Ese mismo día y después de una dura marcha, realizan la travesía en barco desde Ceuta la I y II Banderas de la Legión al mando del teniente coronel Millán-Astray junto a dos Tabores de Regulares al mando del teniente coronel González Tablas.

Así se pronunciaba la prensa en aquellos momentos:

Hoy a primera hora de la mañana llegó el Isla de Menorca, procedente de Almería, un Batallón del Regimiento de La Corona, que fue recibido con gran entusiasmo por el público que llenaba los muelles. El Teniente Coronel que manda las tropas arengó a los soldados dando vítores, que se repitieron entusiásticamente en todo el trayecto hasta el cuartel”

“A la una de la tarde entró en el Ciudad de Cádiz, con dos Banderas de los Tercios de Extranjeros (10 compañías, 2 de ellas con ametralladoras). En tanto que el barco maniobraba para atracar, los legionarios, desde cubierta y desde las jarcias y palos, prorrumpieron en vítores a Melilla y a España, vivas que promovieron delirante entusiasmo en el gentío apiñado en el puerto y en las murallas. Desembarcada la fuerza, su jefe, el TCOL. Millán Astray pronunció una arenga diciendo, en síntesis que los legionarios vienen de la primera línea de Tetuán y sabrán demostrar aquí ser soldados valientes y arrojados. Hubo muchos vivas, y el entusiasmo se desbordó en proporciones indescriptibles cuando los legionarios desfilaron entonando a toda voz su himno y con aire verdaderamente marcial”.

Melilla estaba salvada. Hubo que derramar mucha sangre.

Pronto se cumplen los cien años de aquellos terribles sucesos.

Es el momento de comenzar los preparativos para conmemorar los actos en recuerdo de cuantos en la Campaña de Marruecos dieron su vida y murieron con el nombre de España en sus labios.

Monte Arruit

No puede quedar en el olvido.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

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17 julio 2017

MONTE ARRUIT Enrique Vidal de Loño. General de División (R.)

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Monte Arruit

Escribo estas líneas a caballo de los últimos días de julio y los primeros de agosto.  Fue en esta horquilla de tiempo cuando, hace 95 años, en el antiguo Protectorado de España en Marruecos, un contingente de soldados españoles vivió la triste odisea de Monte Arruit, que se puede considerar el último capítulo de los trágicos acontecimientos conocidos como Desastre de Annual.

El 22 de julio de 1921 se había iniciado la retirada de Annual. Esa mañana, la columna abandonó el campamento, comenzando la penosa marcha por Izumar y Ben Tieb, hasta llegar a Dar Drius. El día 23 la retirada continuó, cruzando el cauce del río Igan,  siempre con el heroico apoyo de los jinetes del Alcántara, hasta alcanzar Batel y Tistutin, donde quedaron refugiados y cercados durante cinco días. En la madrugada del 29 de julio se marchó hacia Monte Arruit. Cuando la columna llegó a poca distancia de su puerta,  fue hostilizada duramente por los cabileños rebeldes, resultando enormemente dramática la entrada en la posición.

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La posición de Monte Arruit. El honor y el valor de un sacrificio

Ya dentro de Monte Arruit, algo más de 3.000 soldados -los supervivientes de la retirada, mas quienes ya guarnecían la posición- quedaron sometidos a un penoso asedio, que duró doce largos días, en los que no cesaron de recibir intenso fuego y asaltos del enemigo, que fueron  rechazados bravamente. Había que ir a traer agua fuera de la posición, pero las aguadas resultaban sangrientas, al estar completamente batidas por el enemigo. La dureza de las condiciones de aquel cerco, cada vez con más heridos, más muertos, en unas condiciones de un patetismo atroz, resulta muy difícil de imaginar en toda su extensión y en todo su horror. Sin embrago, durante esos doce días, los defensores de Monte Arruit, agotados hasta el extremo, exhaustos, casi espectros, se comportaron con un coraje, una abnegación y un heroísmo encomiables, resistiendo lo indecible, con honor y bravura, en medio de increíbles penalidades.

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El general Navarro 2º Jefe de la Comandancia de Melilla

Al final, no quedaba ni una gota de agua, ni víveres, ni medicinas, ni casi municiones.  Ni fuerzas, ni esperanzas. Estaban abandonados a su suerte. Lo único que continuaba era el intenso fuego enemigo. Y la sed espantosa. La resistencia era insostenible. El general Navarro, autorizado por sus superiores, parlamentó con los notables moros. Se pactaron unas condiciones. Se acordó que se entregaría el armamento y que los españoles saldrían libres, siendo escoltados hasta la misma Melilla. Era el 9 de agosto de 1921. Hace ahora 95 años. Se preparó todo para actuar según lo convenido. Se organizó el transporte de los heridos. El general -herido en una pierna y apoyado en un bastón- y un pequeño grupo fueron conducidos por los jefes moros a las inmediaciones de un edificio próximo. Y en ese momento se produjo la traición. Hordas de rifeños irrumpieron en la posición y comenzaron a disparar contra las tropas, agotadas, desarmadas e indefensas. Algunos que todavía no habían entregado el armamento, se defendieron con arrojo hasta morir. La matanza fue cobarde, salvaje, vil. Una verdadera carnicería. Muy pocos consiguieron escapar. Y simultáneamente, el pillaje y el saqueo. El general Navarro y unos cuantos más fueron apresados y llevados a Axdir, el feudo de Abd el Krim. Allí se les fueron uniendo prisioneros de otras posiciones, hasta sumar alrededor de 500, de los que sobrevivieron unos 300, que serían liberados 18 meses después, tras un largo y penoso cautiverio.

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Cadáveres en Monte Arruit

En el campo de Arruit quedaron esparcidos los cadáveres de más de dos mil seiscientos soldados españoles. Algunos de ellos mutilados y con muestras de haber sido cruelmente torturados. Allí permanecieron, insepultos, hasta que dos meses más tarde, las tropas españolas que a finales de octubre reconquistaron la posición, se encuentren con el dantesco y macabro cuadro. Identificaron a los que pudieron y a todos les dieron cristiana sepultura. Se hizo en una fosa común con una única cruz, la que fue conocida como la Cruz de Monte Arruit. Años más tarde los restos fueron trasladados al Panteón de los Héroes del cementerio de Melilla, donde reposan en la actualidad. Un poema de Goy de Silva resalta allí  que «…no hay en la tierra templo funerario de mayor emoción que esta tumba gloriosa…»

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Goicoechea y Abd el Krim Negociación liberación prisioneros

La Historia es una gran maestra, si se estudia desapasionadamente y se tiene el ánimo presto a aprender. La guerra en el Protectorado de España en Marruecos es rica en enseñanzas. Dentro de ella, del derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla, de sus causas y de sus consecuencias, se pueden obtener muchas lecciones. En todos los niveles: táctico, operacional y estratégico. Y también en el político; muchas e importantes. Lo cierto es que los trágicos acontecimientos sucedidos durante la retirada de Annual constituyeron, sin lugar a duda, un verdadero desastre. Cuando en unos pocos días un ejército tiene cerca de ocho mil muertos, pierde el control de todo el territorio que se había ido ganando a lo largo de años y queda al borde del colapso total, los hechos no pueden calificarse de otro modo. Hubo errores; muchos y graves; de lo contrario, no hubiese ocurrido el desastre. Y hubo dejaciones; en todos los niveles, no sólo en el de las tropas que estaban sobre el terreno; desde allí hasta los altos despachos, hubo desidias imperdonables. En aquel turbión de acontecimientos, hubo, por desgracia, conductas viles y deshonrosas. Pero no olvidemos que también las hubo heroicas. Y mucho. Lo que ocurre es que las dimensiones de la tragedia y la magnitud de los errores las dejaron en un segundo plano. Pero en este escrito quiero resaltar que, en medio de aquel drama, hubo muchos que supieron cumplir con su deber de manera ejemplar. Y merecen nuestro recuerdo.

En los últimos años de mi vida militar activa he tenido el privilegio de poder hablar de algunos de estos héroes en varias ciudades españolas. Y ahora aprovecho la amable hospitalidad que me brinda el blog del General Dávila para también escribir sobre ellos. Hoy lo hago sobre los mártires de  Monte Arruit. Pero hay muchos más. Espero poder seguir ayudando a recordarlos. Es, sencillamente, una cuestión de gratitud a su generosidad.

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Toque de Oración

Solía terminar aquella charla sobre lo héroes de Annual resaltando que, en los acuartelamientos e instalaciones militares, se finaliza el día con el arriado de la Bandera  y el toque de oración en recuerdo de los soldados que dieron su vida por España. Este homenaje a los que «con su sangre la empresa rubricaron y con su esfuerzo la Patria engrandecieron» también tiene lugar en muchas ceremonias militares. Lector: cuando tenga ocasión de presenciar alguno de estos emotivos toques de oración, humildemente le sugiero que, desde el silencio de su corazón, eleve la suya, o al menos tenga un recuerdo hacia aquellos soldados que, en circunstancias difíciles, actuaron con honor y dieron su vida por la Patria. Quizás desde allá arriba, con su deber cumplido con creces, aquellos héroes agradezcan también la oración, el recuerdo y el noble reconocimiento de sus compatriotas.

Enrique Vidal de Loño

General de División (R.)