SI QUISIÉSEMOS LIBERTAD LA OBTENDRÍAMOS. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Étienne de La Boétie escribe, mediados del siglo XVI, Discurso de la servidumbre voluntaria o el contra uno: «En tener varios señores no veo ningún bien; que uno, sin más, sea el amo, y que uno sólo sea el rey».

Insiste: «Lo único que los hombres no desean es la libertad, y no por otra razón que ésta: porque, si la deseasen, la obtendrían». La claridad de La Boétie puede que no guste demasiado; rotundo, aclara todo. Todo. Y vemos que es así.

En Diccionario de Adioses encuentro la cita del maestro Gabriel Albiac: «La libertad, los hombres no la desean… Su enfermedad es el placer de ser siervos».

La política solo tiene un nombre: dominación. Dominantes son también los que están a la espera de ocupar el puesto, o no, pero, mientras lo logran, o no, forman parte de la especie. Dentro de la política de un partido se es casta. Sea el que sea. Puro despotismo: «Autoridad absoluta no limitada por leyes; también abuso de autoridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas», nos dice el Diccionario de la RAE.

El resto somos dominados y formamos parte de su rebaño encerrado en el redil. Rediles o naciones que nos abren, más o menos, sus puertas al amanecer. Vigilados por el perro pastor, bien educado de fidelidades pagadas. Nunca le faltará un plato con pienso. Ahora de asesor, incluso de embajador o general. Ya  saben.

La política es un juego que no admite moderación ni humanidad. Nada de sentimentalismo. Al dominante y al dominado les separa un abismo insoslayable.  Metafísica.

Ante ellos se presenta una auténtica lucha armada invisible. Podría llamarse guerra defensiva individual, porque el hombre desde que nace está defendiéndose de lo que le rodea y le oprime, desde el hambre, la enfermedad, hasta su propio crecimiento, todo es una guerra permanente. Es por ello que, cansado, se deja dominar en busca de no tener que preocuparse del todo.

Esa relación de servidumbre es la que existe entre los políticos y nosotros los dominados que, como si fuese la guerra, se asemeja a la de vencedor y vencido. Desde la política administran la fuerza que les da su condición y se escudan en ella para no ser administrados. Y hacer su justicia.

Pretender hablar de política justa es hablar de guerra justa. No existe, porque no hay justicia cuando el fin es que el otro cumpla mi voluntad y renuncie a la suya. Que es el fin de la política. Por la Ley o por la fuerza, es decir las armas. Simplemente eso, sin más, y sin menos, ni bueno ni malo, y hay que aprender a estar en ese campo de batalla en el que te plantas desde el nacimiento. Destruir al enemigo en la guerra. Alrededor de morir se  desarrolla vida. ¿Cuál es la diferencia?

La política y la guerra son lo mismo. Entre el militar y el político abundan las diferencias desde al menos el siglo XVII. Fue la política la que adivinó que su mejor instrumento de poder era la guerra y la utilizó para sus fines.

Hemos evolucionado hacia la catábasis. Lo avisó el mensajero en Orestes: «Porque así es la casta. Los heraldos saltan siempre del lado de los afortunados. Amigo de ellos es todo el que tiene poder y ocupa cargos en la ciudad».

De lo que no me cabe la menor duda es que llevamos bien esto de vivir bajo la tiranía, en el placer de ser siervos de este (os) señor (es).

«Los bueyes mismos bajo el peso del yugo gimen, y los pájaros en la jaula lloran». Nosotros: bla, bla bla.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

EL PAPA HA MUERTO ¿QUIÉN SERÁ EL SUCESOR? Rafael Dávila Álvarez

El féretro del papa Francisco en Santa Marta. (Reuters/Vatican Media Press)

¡El Papa ha muerto! Es algo que recuerdo desde niño con la muerte de Pío XII en 1958. Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco han pasado por la reciente historia de muchas vidas como la mía. Siempre conmovía la noticia. Pero el faro pronto lucía de nuevo. De una u otra manera brillaba con colores propios, más o menos al filo de los tiempos. Imprescindible.

La muerte de un Papa es una noticia más espiritual que otra cosa. De las que llevan a la oración y elevan el pensamiento sobre lo material. Sin olvidarlo.

A pesar de ello el juicio de los hombres es más fuerte que su elevado pensamiento individual. Como debe ser alimentado, o no piensa, surge el postureo desde lo oficial y terreno, la luz que lanza el poder constituido.

Lo oficial, eso que roba, se postula al lado de los pobres y necesitados. Como si alguien no lo estuviese o no lo fuese. Asiste el poder como Judas al convite porque el tiempo que media entre la traición y su escándalo es infinito. A veces forma parte de la eternidad. El poder hace caja. Los mercados se dan un respiro. Hay tiempo para seguir ordenando aranceles y bombas. Curiosa la última audiencia del Papa Francisco. Vance, vicepresidente de los Estados Unidos. Llegó hace poco a la Iglesia Católica y su estancia en Roma ha sido para despedirse del Papa y situarse junto a los muros de Roma.

El poder centra su atención en el Vaticano. Debajo de la mesa cardenalicia se mueven muchos intereses. Es la hora de repartir las cartas. ¿Marcadas? Momento crítico.

Recuerdo el tiempo entre Maquiavelo y Alejandro VI., el Papa español, Rodrigo de Borja, los Borgia. Existió y nos parece mentira. Pero no.

Esto es si cabe más complicado.

Ha muerto el Papa. Como cuando muere el Rey. Un pequeño intervalo que puede ser muy largo cuando hay presiones. Hoy el tiempo no se mide en años, ni en días ni horas. Hechos, acontecimientos.

España es Católica, Apostólica y Romana. Eso no cambia en un momento. En una noche no se cambia el alma y se despierta otro.

El Cardenal de referencia en España te sacude con una cruz suya, en la cabeza, te deja tambaleante y ya no sabes donde estás ni a donde irás. Hay que abandonar el estandarte, al abanderado que nos arrastraba a la humillación por haber protagonizado una historia de enfrentamiento. Debemos arrepentirnos a los pies de una historia nueva, quizá la misma, pero contada de forma distinta. Ya no hay Ora et labora. Solo labora. Si te dejan.

Leo en esa maravilla que nos deja el maestro Gabriel Albiac en su novela Dormir en vuestros ojos la actualidad más rabiosa. Sí; es una novela sobre el final de Maquiavelo. Las novelas tiene eso de malo, que son el único género literario que cuenta la verdad histórica.

«El totalitarismo apela a la moral por encima de la política» ¿Se dan cuenta?

Los mensajes del sentimiento de la España oficial ante la muerte del Papa no pueden ser más evidentes. Elocuentes.

Es trampa del ajedrez al que juegan los dictadores. No hay mayor peligro que el juego de la predicación moral desde el poder establecido. Una espada que te atraviesa el corazón. Se apoderan del mensaje moral de mayor tradición y lo reproducen políticamente.

Postureo: «Actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción».

El Papa Francisco adivinó y pudo comprobar que los dorados del Vaticano son como el resto. Brillan y brillan, embellecen, pero por la noche la inmensa oscuridad te deja solo ante lo desconocido. Se oyen ruidos y lo mejor es detenerse y esperar a que amanezca. El Papa lo ha hecho inteligentemente y, como no tenía una respuesta clara, ha dejado la labor en manos de los cardenales por él nombrados.

El exceso de renuncias a lo terrenal, a lo temporal, son gestos de vanidad, y por eso los gobernantes viven en la arrogancia, rechazan las ínfulas, pero visten púrpuras de lo más visible, precisamente disfrazadas de humildad.

La Tierra no es el Cielo y Alejandro VI se dio cuenta de que el papado estaba entre la diplomacia y la milicia, por lo que poco iba a resolver la tibieza de la política. O eres frio o caliente..

Se repite la historia. Es lo mismo ante lo que ahora se encuentran los que se cubren con capelo: diplomacia y generales junto a políticos. Cielo o Tierra. De hipocresía estamos repletos. Deben elegir entre el cielo y el infierno sabiendo que entre ambos hay un abismo insondable.

A las puertas de Roma siempre se encuentra un ejército dispuesto a robar la moral e izar su estandarte como propio. Es un ejército de saqueadores: ideólogos de la miseria, mercenarios a sueldo.

«No deis las cosas sagradas a los perros, no sea que se revuelvan contra vosotros y os hagan pedazos. Y no echéis  vuestras perlas a los cerdos, para que no las pisoteen» (Mateo 7,6.).

Italia es Livorno y es Sicilia. Junto a Roma, el Vaticano. El mundo que era. Puede que deje de serlo.

Savoranola aparece de nuevo, el gran movilizador, pero no supo discernir entre la teología y la política. Dejemos claro que son el campo de Dios y el de Mefistófeles.

El nuevo Papa ha de venir por consenso y no por asalto.

Desde niño, cuando me percaté de la muerte del Papa, entendía que la pobreza estaba en la ceguera y como yo voy camino de ella busco quien me diga lo que hay detrás de la oscuridad. Pobres somos todos. De manera distinta, pero al fin y al cabo pobres. Es vieja conocida.

Lo que necesitamos es un Papa que nos hable del Cielo. Más allá.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

22 abril  2025

 

EL PUTO AMO. Rafael Dávila Álvarez

 

Imagínense al divino Ulises, canto IX, encabezando la embajada que le va a pedir a Aquiles que entre en combate contra los troyanos porque las cosas se están poniéndose muy feas:

-Salud Aquiles, eres el puto amo. Te necesitamos.

La expresión parece ser que viene del griego, cuando el rey Filipo vio que su hijo Alejandro era capaz de montar sobre Bucéfalo:

-Es el puto amo que doblegará al mundo.

O quizá de aquel soldado veterano dirigiéndose a Jenofonte:

-Mi puto amo.

Un  nuevo protocolo nos inunda. Más parecido al protoculo de las palabras.

<<Limpia, fija y da esplendor>>.

Imagínense el Consejo de Ministros. Ni Real Decreto ni nada que se le parezca: puto Decreto que firma el puto amo.

Sintomático es el nivel logrado por la caverna que enlaza con la taberna ¿o era la bodeguilla?

No nos merecemos un Gobierno dirigido por cualquiera. Nos merecemos eso: el puto amo.

No es la primera vez que traigo a colación a Étienne de La Boétie.

Étienne de La Boétie escribe, mediados del siglo XVI, Discurso de la servidumbre voluntaria o el contra uno: «En tener varios señores no veo ningún bien; que uno, sin más, sea el amo, y que uno sólo sea el rey».

Así empieza; con Homero: «Esto dice Ulises en Homero (Iliada, Libro II, vs. 204–205)…».

Uno solo sea el amo. Hay interpretaciones.

La Boétie: «Lo único que los hombres no desean es la libertad, y no por otra razón que ésta: porque, si la deseasen, la obtendrían».

En Diccionario de Adioses encuentro la cita del maestro Gabriel Albiac: «La libertad, los hombres no la desean… Su enfermedad es el placer de ser siervos».

La claridad de La Boétie puede que no guste demasiado; rotundo, aclara todo. Todo. Y vemos que es así.

La política solo tiene un nombre: dominación. Dominantes son también los que están a la espera de ocupar el puesto, o no, pero, mientras lo logran, o no, forman parte de la especie. Dentro de la política de un partido se es casta. Sea el que sea. Puro despotismo: «Autoridad absoluta no limitada por leyes; también abuso de autoridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas», nos dice el Diccionario de la RAE.

El resto somos dominados y formamos parte de su rebaño encerrado en el redil. Rediles o naciones que nos abren, más o menos, sus puertas al amanecer. Vigilados por el perro pastor, bien educado de fidelidades pagadas. Nunca le faltará un plato con pienso. Ahora de asesor, incluso de embajador o general. Ya  saben.

La política es un juego que no admite moderación ni humanidad. Nada de sentimentalismo. Al dominante y al dominado les separa un abismo insoslayable.  Metafísica.

Ante ellos se presenta una auténtica lucha armada invisible. Podría llamarse guerra defensiva individual, porque el hombre desde que nace está defendiéndose de lo que le rodea y le oprime, desde el hambre, la enfermedad, hasta su propio crecimiento, todo es una guerra permanente. Es por ello que, cansado, se deja dominar en busca de no tener que preocuparse del todo.

Esa relación de servidumbre es la que existe entre los políticos y nosotros los dominados que, como si fuese —que lo es—  la guerra, se asemeja a la de vencedor y vencido. Desde la política administran la fuerza que les da su condición y se escudan en ella para no ser administrados. Y hacer su justicia.

Pretender hablar de política justa es hablar de guerra justa. No existe, porque no hay justicia cuando el fin es que el otro cumpla mi voluntad y renuncie a la suya. Que es el fin de la política. Por la Ley o por la fuerza, es decir las armas. Simplemente eso, sin más, y sin menos, ni bueno ni malo, y hay que aprender a estar en ese campo de batalla en el que te plantas desde el nacimiento. Destruir al enemigo en la guerra. Alrededor de morir se  desarrolla vida. ¿Cuál es la diferencia?

La política y la guerra son lo mismo. Entre el militar y el político abundan las diferencias desde al menos el siglo XVII. Fue la política la que adivinó que su mejor instrumento de poder era la guerra y la utilizó para sus fines.

Hemos evolucionado hacia la catábasis. Lo avisó el mensajero en Orestes: «Porque así es la casta. Los heraldos saltan siempre del lado de los afortunados. Amigo de ellos es todo el que tiene poder y ocupa cargos en la ciudad».

De lo que no me cabe la menor duda es que llevamos bien esto de vivir bajo la tiranía, en el placer de ser siervos de este (os) señor (es).

«Los bueyes mismos bajo el peso del yugo gimen, y los pájaros en la jaula lloran». Nosotros: bla, bla bla.

¿Qué vamos a hacer sin el puto amo?

Quédate. Te lo suplico.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

29 abril 2024

 

PRESENTACIÓN EL NUEVO ARTE DE LA GUERRA EN ZAMORA.

 

Este próximo jueves día 2 tendré el honor de presentar mi libro El nuevo arte de la guerra en Zamora invitado por Club La Opinión (El Correo de Zamora). El acto será presentado y moderado por Carmen Ferreras, Embajadora de las Fuerzas Armadas, y contará con las intervenciones de Gabriel Albiac que forma parte esencial del libro no solo por su prólogo, sino por las largas enseñanzas que de él recibí y sigo aprendiendo. Así mismo la amabilidad del Coronel José Andrés Cuellar que fue Delegado de Defensa de Zamora  hace que podamos contar con su presencia.

Están todos ustedes invitados y deseamos acompañarles en esa tarde que se presenta fría en temperatura ambiente, pero auguro que será caliente en esta palpitante actualidad que todo lo llena: la guerra. En lo que a nosotros afecta pondremos paz y sosiego para mejor entender algo tan viejo como la guerra, pero que sigue persiguiéndonos  como una pesadilla. ¿Por qué? Se lo explicamos este jueves.

General (R:) Rafael Dávila

Blog: generaldavila.com

BAJARSE AL MORO. POR TELÉFONO Rafael Dávila Álvarez

Marruecos, Venezuela o Ucrania. Son simples ejemplos de la política exterior errática de los gobiernos de Zapatero y Sánchez, de graves consecuencias para el futuro de España.

Lo de Zapatero era con intención. Se intuía lo nocivo y contaminante de su «pensamiento Alicia», pero su sucesor no quiere serlo a título de electo sino algo más. Rompe el molde. El Emperador juega con fuego a sabiendas que no se quemará; seremos nosotros. Sánchez no sabe nada más que de Sánchez&Cia. y está poniendo en peligro todo el sistema del Estado español.

La política exterior de una nación es quizá de los asuntos más delicados y que más hay que cuidar en un Gobierno. Exteriores y Defensa son dos ministerios para gente capacitada, culta, sagaz y además elegante en las formas y en los fondos.

La mejor definición de un verdadero responsable de asuntos exteriores la leí en la novela de Gabriel Albiac Dormir con vuestros ojos: «Ya aprenderéis los formalismos de vuestro gremio: se ve todo, no se mira nada».

Nuestros embajadores han sido un ejemplo de buen hacer a lo largo de la historia y se han volcado en engrandecer el nombre de España. Mucho les debemos en todos los aspectos: económico, cultural, militar y de servicio a los ciudadanos, una labor que va perdiendo eficacia conforme se deteriora el nombre de la nación a la que representan por culpa de una dirección sin rumbo ni concierto.

Las relaciones con el Reino de Marruecos son un examen permanente en esos asuntos exteriores y que por conocidas nunca dejan de extrañarnos ni nos preocupan en exceso porque somos conscientes de cómo y en qué condiciones se juega esa partida.

En este ya antiguo negocio el error más grave es no saber qué cartas se reparten allende los mares y estrechos Hoy, con el nuevo presidente del Gobierno y su errática política, la incertidumbre sobrevuela las relaciones con Marruecos que son clave para España. Donde dice «buenas relaciones» yo pondría «más delicadas que nunca» y la sorpresa puede saltar en cualquier momento. Nuestra debilidad es fortaleza al otro lado.

Desde 1912 y tras el tratado hispano-francés, la acción militar española en África se limitó a ejercer su acción protectora entre Yebala y el Rif, como el tratado le obligaba. Toda su actividad se centró en mantener la autoridad del Sultán de Marruecos y apoyar a la administración mixta marcada en el acuerdo. El levantamiento rifeño protagonizado por Abdelkrim el verano de 1921, con el ataque a nuestras tropas en Annual, fue el comienzo de una nueva situación que pudo traer graves trágicas consecuencias para España. La rebelión tenía en principio un carácter exclusivamente nacionalista, aunque alimentada con dinero y armas de dudosa procedencia  y una mezcla de xenofobia y de fanatismo religioso. Abdelkrim se enfrentó al protectorado español pero lo que realmente corrió peligro fue la unidad del Imperio, hoy Reino de Marruecos, con el intento de “República del Rif”; algo que conoce el actual Rey de Marruecos. España nunca fue conquistadora en Marruecos sino pacificadora y en amparo de la autoridad del Sultán.

Nuestra relación con Marruecos está llena de luces y sombras y hay que asumirla de una vez por todas. La situación política en el norte de África lo exige más que nunca y la desorientación y crisis en Europa también exige que alguien mantenga abierto ese puente que tiene sus pilares asentados en las dos orillas a través de España. Ceuta y Melilla cobran cada día más valor estratégico, humano y político. Su valor es compartido y de creciente interés para Marruecos, España y Europa. Pero ese valor es fruto de su españolidad como nexo de unión con Marruecos y no de confrontación. Si Ceuta y Melilla dejaran de ser españolas, Marruecos y Europa se alejarían, algo que a ninguno le interesa. Es hora de que veamos esto con claridad y empecemos a trabajar desde estas dos ciudades españolas de aires africanos con la importancia que el futuro les reserva. Las presiones o taimarse uno y otro no conducen a nada. Hablemos claro y despejemos las dudas históricas. Somos viejos amigos que, aunque en ocasiones nos miramos con recelo, tenemos mucho en común y una necesidad imperiosa de entendernos. No debemos marcar una línea de fractura sino compartir intereses antes de que llegue un tercero en discordia. ¿Habrá llegado ya?

En los palacios nos entendemos; ahora toca entenderse en los siguientes escalones… y en la calle. Todo pasa porque la política, también la europea, y los que la ejercen capten el mensaje y aprendan de la historia.

Hoy la salsa de la negociación con Marruecos lleva algo más que perejil, un guiso que se nos puede atragantar o dar mucha acidez.

El marroquinárquico Pedro Sánchez no va más allá del teléfono. Que ni eso me creo.

Vuelve a recordarnos Gabriel Albiac en esa novela que es un ejemplar tratado de política exterior Dormir con vuestros ojos: «Las guerras, vos lo sabéis mejor que yo, pueden ganarse. O bien, pueden perderse. Negociarse, nunca. Finge negociar una guerra aquel que ya la ha perdido…».

Solo queda por dilucidar quién la ha perdido.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

2 febrero 2023

 

 

 

EL NUEVO ARTE DE LA GUERRA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

No les quede la menor duda. La estadística no suele fallar cuando se trata con datos contrastados empíricamente y se elabora con rigurosa ciencia.

En mi libro El Nuevo arte de la guerra ofrezco el sobrecogedor registro que podemos leer en la introducción de Jacobo Muñoz a su edición de Hacia la paz perpetua de Kant.

«Desde 3.600 a. C. hasta mediados de nuestro siglo el número de guerras documentadas asciende a 14.351, no habiendo disfrutado la humanidad durante este vasto periodo de más allá de 292 años de paz. En el transcurso de 3.357 años se firmaron unos 800 tratados de paz, sin que ninguno de ellos durara, contra lo estipulado, más de 10 años. Se diría que desde la última Gran Guerra, que costó 17 millones de vidas militares y 34 millones de vidas civiles, las cosas han cambiado y que la única guerra digna de ese nombre ha sido “fría”. Nada más lejos, sin embargo, de la realidad. Solo en 1989, por ejemplo, tuvieron lugar 92 conflictos bélicos, unos interestatales, otros debidos al desgajamiento de nuevos estados a partir de estados preexistentes de envergadura mayor y no pocos causados por tensiones motivadas por diferencias de religión y etnia».

Reflexionar sobre el hecho de la guerra es una asignatura pendiente que nunca tiene fin porque es la propia guerra la que sin fin ¿finalidad? va construyendo día a día la historia de la humanidad. No nos gusta, pero así es. Suele ocurrir que lo que con más ahínco construimos es nuestra propia destrucción, que no es destruir la comodidad ni siquiera el progreso, sino la destrucción del propio ser humano, su libre albedrío.

Un repaso por los acontecimientos de mayor relieve de nuestra historia, aquellos que han dejado huella eterna, nos lleva a presentar al actor omnipresente, protagonista de honor: la guerra.

Claro que las guerras nunca parecen tener responsables.

Final conocido

Después de haber comido entrambos doce nécoras,
alguien dijo a Pilatos

-¿Y qué hacemos ahora?
Él vaciló un instante y respondía
(educado, distante, indiferente):
-Chico, tú haz lo que quieras.

Yo me lavo las manos.

Claro y contundente Ángel González; porque solo el poeta está capacitado, junto al filósofo, para dar cuenta de lo que hay en las entrañas del hombre; que probablemente sea la guerra. Al final los responsables tienen las manos limpias y yacen bajo tierra el resto.

Fruto bélico bajo los escombros. Misterio, misterios, este ser humano que nace y hace entre cenizas y ruinas. Se repite sin solución de continuidad.

Mañana estará en las librerías mi libro El Nuevo arte de la guerra editado por La esfera de los libros y con prólogo de Gabriel Albiac.

La generosidad del filósofo se muestra en su introducción que condensa en primorosa síntesis lo que se esconde tras la máscara que incluso al mismo libro podría ocultar: la guerra.

«Romper la perspectiva engañosa, desvelar sus distorsiones ilusorias, salir del laberinto de apariencias contradictorias al cual nos han condenado los lugares comunes del lenguaje: los que nos impiden aún sospechar el envite conceptual que en el discurso de la guerra se juega. Y poner luz a una verdad sin la cual toda tarea del hombre es vana: que entre paz y guerra solo median convenciones arbitrarias de la lengua. Y que las reconfortantes barreras protectoras que esas convenciones alzan nos hacen siervos y, en el fondo, se empeñan en tratarnos como a niños. Y de asentarnos proclamas de buena voluntad, allá donde solo la matemática más acerada debería servirnos, porque lo que está en juego es lo más grave que pueda caber en la vida —en la muerte—de un hombre».

Suena tambores apocalípticos. Los siete sellos. Debemos conocer y para ello volver la mirada serena hacia nuestro interior e iluminar el entorno, descubrir lo que por tantas veces inquieta y sobrecoge con escalofríos de muerte. El nuevo arte de la guerra. Ante lo que dudo. Después de 12 capítulos he pretendido llegar a unas conclusiones. No las hay.

He tratado el conjunto de disciplinas que engloba el actual fenómeno de la guerra: lo militar, junto a lo artístico que fue, cuando la guerra era un arte. Lo académico junto al valor que recobra el armamento, para con ello concluir que la guerra táctica, pasó a ser estratégica para llegar hoy a su más intensa pronoética, guerra de intendencia; pura economía. Ese matiz de Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios, bien podría anotarse al margen: …continuación de la economía por otros medios. Soberano señor es don dinero.

Los aspectos sociales, alianzas, lo informativo, junto a lo desinformativo, lo cibernético y las extrañas modalidades de las actuales guerras me han hecho meditar durante algún tiempo para ofrecerles un aspecto más de esta compañera de viaje tan molesta pero tan insistente en meterse en la maleta.

Después de recorrer el espacio y el tiempo, asistir con los grandes maestros del arte de la guerra a sus campañas y sobre todo intentar adentrarme en su pensamiento he llegado a la peor de las conclusiones: saber que no las hay. Siguen anotándose muertos en la terrible estadística.

Es necesario conocer: ¿Por qué la guerra? No se responde de manera sencilla, no con la mirada puesta en lo militar, sino en el corazón del hombre. Freud y Einstein mantienen el diálogo: ¿Por qué la guerra?

«Por consiguiente, parece que el intento de sustituir el poder real por el poder de las ideas está condenado por el momento al fracaso» y sentencian: «El ser viviente protege en cierta manera su propia vida destruyendo la vida ajena».

Freud deja a Einstein en silencio. No volverán a hablar del tema. Queda abierta una esperanza que se frustra cada día: «La esperanza de que estos dos factores —la actitud cultural y el fundado temor a las consecuencias de la guerra futura— pongan fin a los conflictos bélicos en un plazo limitado no sea utópica».

Einstein y Freud no llegan a soluciones. Se les había adelantado Pascal:

«Guerra intestina del hombre entre la razón y las pasiones.

Si no hubiera más que la razón sin pasiones.

Si no hubiera más que las pasiones sin razón.

Pero, al haber lo uno y lo otro, no puede estar sin guerra,

no pudiendo tener paz con lo uno más que teniendo guerra con lo otro.

Así, está siempre dividido y en contradicción consigo mismo».

Intentaré en sucesivos días seguir con este relato que les ofrezco en El nuevo arte de la guerra, un intento vano de llevarles a mejor comprender lo que es la guerra, su teoría, orígenes y futuro de los conflictos bélicos.

Esa era mi intención.

Ahora y a partir de este momento serán ustedes los que escriban los siguientes capítulos. Les agradecería me ayudasen en la labor de comprender este implacable fenómeno.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

7 noviembre 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

EL NUEVO ARTE DE LA GUERRA (La Esfera de los libros) por General Rafael Dávila Álvarez

En breve les presentaré mi próximo libro El Nuevo arte de la guerra, que, con prólogo del amigo, Gabriel Albiac y editado por La Esfera de los libros,  entra ya en la fase de la esperanza y alegría al verlo preparado para su bautizo. Un trabajo duro y meditado, bello por otro lado, por y para ustedes. Entender es el primer paso para enfrentarse al fenómeno que nos domina: la guerra.

Ya en preventa en Amazon y todas las plataformas de venta online. El próximo día 8 de noviembre día de su nacimiento.

«La paz no es la ausencia de la guerra, es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia» (Baruch Spinoza).

Blog: generaldavila.com

12 octubre 2022

DÍA DE LA HISPANIDAD. FIESTA NACIONAL DE ESPAÑA

GABRIEL ALBIAC EN EL DEBATE. SABIDURÍA.

Gabriel Albiac

El maestro y amigo Gabriel Albiac inicia su andadura en El Debate y es bueno que lo sepamos, que reconozcamos donde está la sabiduría en tiempos de zozobra.

Un remanso de paz es saber y aprender con alguien que definiría como la honradez intelectual y un alma bondadosa, quizá demasiado y eso que vivimos en un mundo en el que nunca sobra la bondad.

En el libro Historia del arte de la guerra el Mariscal Montgomery relata el siguiente episodio:

En la guerra civil norteamericana el general Lee conservó la devoción de su ejército a pesar de haber perdido. Wavell escribió de Lee: «Posiblemente fue demasiado caballero para el áspero negocio de la guerra» .

Estamos ante un caballero de la sabiduría. Aunque sea áspera la guerra que nos rodea hay que mantenerse y cumplir cada uno con su deber.

Estamos por aprender.

EL QUE CUENTA LAS SÍLABAS GABRIEL ALBIAC
En el curso del tiempo
El que hoy comienza aquí a escribir ha navegado un tiempo tormentoso. Como todos los tiempos de los hombres. Y ha tenido el privilegio de poder observarlo
«Yo, que tantos he sido…». Borges pone la confesión en labios de un apócrifo poeta del siglo XVI, para poder hablar de ese sí mismo que la elegancia impide explicitar. Logra, con ello, dar voz a un desasosiego que lo hermana con el griego que inventó la palabra «filósofo»: el efesio Heráclito. Y, acogido a su tutela, afronta lo más difícil de decir: que no somos más que tiempo; y que, en ese torrente, nunca se nos permitirá volver al instante legendario en el que el río de la vida nos deslumbró por primera vez con su violencia. Nada, absolutamente nada, retorna en el tiempo. San Agustín sabe que es ése el único imposible metafísico: el de hacer que lo que fue no haya sido. Y, entre San Agustín y Borges, Quevedo: «Soy un fue, y un será, y un es cansado»; un animal perdido en el laberinto de sus tiempos verbales.
A mí, de ese modo no previsto en que suceden las cosas serias, me resonó en la memoria, hace unos días, el verso borgiano, cuando Bieito Rubido, con la benevolencia que es en él naturaleza, me ofreció este lugar que hoy inauguro en El Debate. Desde él, proseguiré la ininterrumpida charla con los amigos, en conversación con los cuales se gestaron mis columnas de los últimos catorce años: los tiempos de un señorial ABC, que queda en mi recuerdo como la más feliz experiencia de mi aventura periodística. Me empecinaré en preservar ese diálogo. Por encima de todo. Con los amigos, con los lectores. Y en hacer de esa amistad fuente de escritura. Y, en esa continuidad, tal vez me sea dado rastrear huellas de los tantos con los que fui revestido por el torrente que talló mi rostro y mis afectos.
Una vieja historia de amor se teje entre amistad e inteligencia: los griegos la llamaron «filosofía». «Amistad con el saber» es su traducción más propia en castellano. La gran literatura apostó todo a ese envite. Rutebeuf, Montaigne, Spinoza… Y, antes que todos, el Aristóteles que asienta el horizonte de una ética que es esta misma que hoy seguimos persiguiendo: la que debe saber que «la amistad perfecta es la de aquellos que se asemejan en virtud».
El que hoy comienza aquí a escribir ha navegado un tiempo tormentoso. Como todos los tiempos de los hombres. Y ha tenido el privilegio de poder observarlo. Siempre a través de los libros: que es la única manera de arrebatar las cosas a su primordial caos, para plegarlas a los tenues algoritmos de un pensar, el nuestro, tan, tan, tan precario. Quise anotar algo de eso. Se me dio el privilegio de hacerlo regularmente ante aquellos hacia los que me impuse observar siempre un inviolable respeto: porque es nada un escritor que escribe para nadie. Van ya más de treinta años de asomarme a esa ventana, cuyo otro lado nunca le es dado ver al columnista. El desasosiego que paralizaba al joven de entonces no ha hecho más que crecer. Hoy sé que no se escribe inocentemente. Que hay consecuencias en toda línea, en cada palabra. Y que nadie, absolutamente nadie, puede estar del todo seguro de no equivocarse. Pero apuesta. Con aquel desasosiego que hace tan íntimo a Pascal: apostar es inevitable; e inevitablemente inseguro.
Puede que, en algunas de esas vidas que dejé atrás, me haya soñado épico. Sé ahora, como lo sabía Borges, que el destino de un hombre se juega en el lírico abrigo de su biblioteca. Desde allí seguiré escribiendo. Mientras sepa. Sin pretensión de cambiar nada ya, a no ser ciertos tenues matices en la sintaxis. A esa melancolía del poeta bonaerense acogeré mis columnas. Y a su serena añoranza: «no haber caído, / como otros de mi sangre, / en la batalla. / Ser en la vana noche / el que cuenta las sílabas».
Gabriel Albiac
Blog: generaldavila.com
El Debate 4 julio 2022

GUERRA DE UCRANIA. CAMINO DEL OLVIDO. NOS ACOSTUMBRAREMOS. Rafael Dávila Álvarez

No hace mucho escribía en este blog que no hay mayor invasión que acostumbrar al cerebro humano, a cualquier cosa, que a todo se adapta y asume como cotidiano. La guerra no es menos.

Este jueves Gabriel Albiac en las páginas de ABC nos ofrecía una columna magistral titulada La inconstancia en la que nos anuncia el próximo capítulo del «espectáculo hipnótico» en la pantalla de la guerra y que a pesar de los buenos sentimientos llegará aburrir al personal y pasar de nuevo «a entremeses leves: hazañas futbolísticas o o pringosos regatones».

Sí, Putin lo sabe y espera a esa maldito acostumbrarnos a todo, también a la guerra con sus miles de muertos, «para limpiar Ucrania de ucranianos». La OTAN, nos dice Gabriel Albiac, no habrá movido un dedo. Bien lo sabe. Ni lo hará. Seguirá con sus reuniones protocolarias e inservibles, más naciones alistadas a la mesa de flores y al final ellos saben, muy bien, que si hay que intervenir será solo un intento tardío; luego se acabará todo. Que la disuasión ya no funciona porque a eso también nos hemos acostumbrado de tal manera que nadie se lo cree. Todo terminará, si eso llega, sin tiempo para intervenir ni para acusar.

Nos dice Heródoto que Píndaro enseñaba que la costumbre es la reina del mundo.

La última columna de César González-Ruano la tituló La Costumbre y en ella decía: «Voy creyendo que todo reside en la costumbre. Y que, muchas veces, la muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir». Ese día murió con su columna cerrada.

A la guerra también nos acostumbramos y vivimos con ella con el informativo o cambiando de canal.

Ese camino lleva la guerra en la que los únicos que luchan son Rusia y Estados Unidos mientras Europa se reúne sin saber qué hacer, se pone en marcha el laboratorio de las armas y nos asustan del posible desabastecimiento que viene.

¿Alguien hace algo? Pues parece que sí, que saca sus beneficios porque Ucrania se está convirtiendo en moneda de cambio y, una vez acostumbrados, vendrá el aburrido cansancio de la guerra y alguien cederá. Entonces todos se preguntarán ¿Mereció la pena? Sería cuestión de echar cuentas y ver quien ha salido ganador.

Dicen que esto ha servido para que Europa esté más unida alrededor de la OTAN, en su defensa común, más fuerte cerrada y participativa. No se lo crean. La orden es parecer, nunca ser.  Como lo nuestro con la Alianza que siempre fue una apariencia, un no querer queriendo.

A lo que no sé si nos acostumbraremos es a lo que se nos viene encima. En España llevamos ya unos cuantos años de entrenamiento de lo que es hacer lo contrario a la ley moral y material. Europa aprende de nosotros y mira hacia la guerra como si con ella no fuese el asunto sino solo la energía.

La energía nos calienta y enfría. En definitiva nos mueve. Camino vamos del parón.

El resto allá los americanos y los rusos.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

 

9 DE MAYO. COLUMNA DE GABRIEL ALBIAC EN DIARIO ABC

Ayer mi amigo y maestro Gabriel Albiac publicaba en su habitual Cambio de Guardia del diario ABC una estremecedora visión de la guerra de Ucrania. Empieza uno a cansarse de los análisis militares que están muy bien, pero no dejan de ser cantos al sol, una opinión momentánea que cambia según amanece o anochece. He expuesto la mía en más de una ocasión y lo volveré a hacer con la incertidumbre de no saber muy bien lo que digo o analizo.

Hay que acudir a las personas que con profundidad conocen los comportamientos humanos a lo largo de la historia y los penetran hondo para adivinar más allá.

No nos perdamos en vaguedades estratégicas cuando todo es más sencillo, feo y antiguo.

Tal y como están las cosas, todo apunta que esta guerra seguirá;  no hay estrategia ni táctica militar alguna y, si no fuese por el horror de tanto inocente muerto, solo podría calificarse militarmente de aburrida y anticuada en todo.  Un planeamiento militar que se basa en machacar al más débil adversario sin maniobra ni arte alguno no resiste un elemental análisis militar. Un horror.

Hay que entender que los únicos análisis válidos son los que nos recuerda ese pasado de terror hacia algo tan antiguo como la tiranía de la esclavitud y para eso hay que leer a los que han analizado esas puertas que se abren y cierran en intervalos periódicos (paz y guerra) y nos hacen ver que todo conduce al mismo lugar.

El planeamiento de Putin y su ejército es tan antiguo y aburrido como la esclavitud que pretende y su guerra muy sucia, sin el menor atisbo de grandeza: solo miseria para él y su arcaico ejército. ¡Que pena!
Es la destrucción del ser humano que ahora pretende con las bombas
Con su habitual generosidad Gabriel Albiac me ha autorizado a reproducir su columna. Gracias querido Gabriel y solo esperar aquel ¡Hágase la paz!
Rafael Dávila Álvarez

 

Gabriel Albiac: ABC Columna del martes, 10/05/22.

 9 de mayo

Eurípides lo pone en boca de una troyana que, de princesa, ha caído en esclava: “es el deber de un sabio evitar la guerra; pero, cuando resulta inevitable padecerla, gloria es para una ciudad perecer con grandeza: la única vergüenza está en morir como un cobarde”. Y habla, en la voz de la joven Casandra, una certeza común al genio griego: “no creáis en la felicidad de hombre alguno, aun del más dichoso, antes de que haya muerto”. El coste de una guerra no termina en la victoria sobre el campo de batalla. Ni en la derrota.

El 8 de mayo de 1945, a las 22:43 y en Berlín (la diferencia horaria hace que Moscú lo conmemore el día 9),el mariscal de campo Wilhelm Keitel firmaba la capitulación alemana que ponía fin a la mayor matanza de la historia. Y la más salvaje de cuantas nos son conocidas: entre cincuenta y cien millones de muertos, cifran sus vagas estadísticas. También, el más masivo exterminio de civiles que una guerra haya generado. Pero era apenas pausa, ese final. Como pausa había sido, antes, la firma del armisticio del 11 de noviembre de 1918. Apenas dos años después de aquel 8 de mayo, se inician los 44años de la llamada (pésimamente llamada) “guerra fría”: la única de verdad mundial. Su número total de víctimas es, en rigor, incalculable.

Escuchar, en estos días de masacre sobresuelo ucraniano, al Putin que ensalza la “victoria rusa sobre el nazismo” hiela la sangre. Y claro que todos sabemos, desde el remotísimo tratado de Sun Tzu, que guerra y verdad se excluyen entre sí, que no hay guerra que pueda desplegarse sino como refinado arte de ficción y de engaño al enemigo (y al amigo). Pero no es tan difícil, en la corta distancia de los hechos, restablecer datos al alcance de cualquiera que sepa, sin más, leer los libros.

No fue propósito de la Rusia de Stalin combatir el nazismo. El suyo era, en estricto rigor, el proyecto de repartir un continente entre dos imperios –y dos doctrinas– que se juzgaban mutuamente complementarios. En función de lo cual, Ribbentrop y Molotov firmaban su pacto de no agresión frente a las “plutocracias anglosajonas” en agosto de 1939. Y no, no fue la URSS de Stalin la que rompió ese pacto para declarar guerra a Hitler. Fue Hitler quien, al invadir a sangre y fuego Rusia en junio del 41, no dejó a Stalin más alternativa que la de luchar a muerte por su supervivencia.

Los pactos se invirtieron, en función de las necesidades militares. Y volvieron a invertirse cuando, termina da la guerra, la política imperial rusa retornó. Y esto que ayer conmemoraba el Putin que hereda las mitologías despóticas de la Gran Rusia no es victoria alguna sobre el nazismo. Es el alzado de un parapeto de acero, tras el cual media Europa iba a ser esclavizada durante medio siglo. Vuelve esa tentación ahora. No, no creamos “en la felicidad de hombre alguno”. Antes de tiempo.

Gabriel Albiac

PENSAR EL HEROÍSMO. GABRIEL ALBIAC. TERCERA EN ABC

Pocas veces tenemos los soldados la oportunidad de «pensar el heroísmo». Pensar es una tarea ardua que el héroe lleva dentro y pocas veces comparte. Su idea es muy sencilla. Darlo todo, aunque luego quede en nada y nada sea todo. Hoy el maestro Gabriel Albiac y, lo digo de antemano, mi amigo Gabriel, nos hace reflexionar sobre héroes y cobardes, sobre entrega y egoísmo, sobre la vida que merece sacrificarla para que otros vivan la libertad.

Lo más corriente es que el héroe quede abandonado y silenciado. Las epopeyas acaban en tragedia. El Dnieper se levanta como el Escamandro. Me callo ante mi maestro. 

Agradezco a Gabriel Albiac la autorización que me concede para publicar en el blog su Tercera de ABC.

Blog: generaldavila.com

24 marzo 2022

Publicado como Tercera de ABC el 23 marzo 2022

LEY DE MEMORIA DEMOCRÁTICA (2) LA SERPIENTE HA PUESTO EL HUEVO

Destierro de Alfonso XIII

Azaña, como presidente del Gobierno, firmaba el 26 de noviembre de 1931 la sentencia dictada por la oclocracia del momento: «El Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón Habsburgo-Lorena; privado de la paz pública, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional. Don Alfonso de Borbón será degradado de todas las dignidades, honores y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de su representación legal para votar las nuevas normas del Estado, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás, ni para él, ni para sus sucesores».

Se cumplen 90 años. Diez para un Centenario. ¿Habrá celebración?

1947: la Ley de Sucesión hace formalmente de España un reino.

1969: Franco nombra a don Juan Carlos de Borbón heredero suyo a título de Rey.

Muere Franco en noviembre de 1975 y queda vigente la Ley Orgánica y proclamado Rey don Juan Carlos I.

Empezaba la Transición. La prudencia del Rey, en unos momentos en los que el protagonismo egoísta de algunos quiere conducir el proceso, lleva a España a la Constitución:

—Artículo 1

  1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
  2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
  3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.

El Rey reina, pero no gobierna.

Menos cuando hay que salvar la democracia:

«He ordenado a las autoridades civiles y a la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen las medidas necesaria para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente».

¿Quién (es) sembró la semilla de la discordia y resucitó el enfrentamiento?

En mi opinión ni Zapatero ni Sánchez tienen capacidad intelectual para ello. Lo cual deja el campo abierto para las especulaciones de todo tipo y entre alguna de las muchas que circulan está sin duda la directiva enviada para (contra) España: Ley de Memoria histórica. Ley de Memoria Democrática.

La Ley y el GAL

«Cuando un pueblo tiene buenas costumbres, las leyes se vuelven simples» sentencia Montesquieu que cree que un aumento de la actividad legislativa indicaba una crisis de la moral social. Cuando se legisla contra y no en beneficio de, cuando se legisla para enfrentar y un autócrata se hace ley, estamos ante la puerta del infierno de Dante donde dice una inscripción: Lasciate ogni speranza voi ch´entrate.

El final de la esperanza llegó cuando lo legal se encamó con lo inmoral, al convertir la ley en arbitrariedad: «En efecto, allá donde la ley está sometida a los gobernantes y carece de autoridad, veo pronto la ruina de la ciudad; y donde, por el contrario, la ley es señora de los gobernantes y los gobernantes son sus esclavos, veo la salvación de la ciudad y la acumulación sobre ella de todos los bienes que los dioses suelen prodigar a las ciudades. (Leyes, 715 d. Platón).

Nadie sale ileso de su enfrentamiento con el poder político y económico. No salió la justicia cuyo mayor peligro es, y el poder lo sabe, ser autónoma.

Se llamaba aquello GAL. El ministerio del Interior convertido en banda armada. Todos. Muchos más.

El gobernador del Banco de España a la cárcel por defraudar; el Director General de la Guardia Civil robo y fraude, huye de España. El ministerio del Interior… «Sangre y dinero».

Elecciones. Declaraciones. Jueces de la Audiencia Nacional prevaricadores. FILESA. España en la desmemoria. Hay que poner fin a tanto desaguisado. ERE,s andaluces de años de honradez socialista, la ETA a las instituciones, los independentistas al Gobierno.

Cal viva para la reciente historia socialista y comunista. Era «la zona de sombra de la transición» como acertadamente la bautiza mi amigo y maestro Gabriel Albiac (desde la incertidumbre. Plaza & Janés).

Una inmensa chapuza sobrevuela la política española, lo hace como dice el Canto XII de la Ilíada: «y llevaba apresada entre sus uñas una roja serpiente color sangre…».

Ley de Memoria democrática

La serpiente ha puesto el huevo.

«Salomón dijo: no hay nada nuevo sobre la tierra. Así como Platón imaginó que todo conocimiento no es otra cosa que recuerdo, Salomón sentenció: que toda novedad no es otra cosa que olvido» (Sir Francis Bacon (1561-1626) Essays, LVIII, en El Inmortal de J.L.Borges).

No ocurre nada que sea nuevo. Ya ocurrió antes. No hay para ello Ley de Memoria Democrática. Ciegos a la realidad, tontos al discurso zafio, grosero, inmaduro, de los obscenos personajes que han hecho de la política un ritual donde serviles personajes se ponen a las órdenes de vaya usted a saber quién. Administración pública, judicatura, bancos y demás entidades financieras, movimientos llamados sociales, medios de comunicación cada vez más y más extorsionadores, entidades benéficas, policías, militares: rodillo implacable.

España es una Emergencia.

Pablo Casado Blanco

Solo me (nos) queda hacer una pregunta en tomo mayestático. No es un yo, sino un nos soberano:

Pablo Casado Blanco, presidente del Partido Popular y alternativa, hoy por hoy, a: socialistas-comunistas-independentistas-herederos de terroristas:

¿Propondrás la derogación de la Ley de Memoria democrática si llegas a ser Presidente del Gobierno del Reino de España?

Debes hacer una declaración sin ambages antes de que me decida a votar. Creo con esta pregunta hacerme portavoz de miles de españoles que necesitan contestación antes de votarte o no. Esto no es una broma ni cuestión baladí. Esa pregunta encierra el futuro de España porque visto lo acontecido en estos años no me fio de ninguno de los que os dedicáis a la política y digo «de ninguno» a pesar de que los hay muy buenos, pero que de nada sirven porque lo hacen con la disciplina que impone el pastor y su cayado; no son ellos mismos.

Contestación sin ambigüedades.

Para engañarme ya me basto solo, sin ayudas ni consejos.

Contesta.

Porque:

Pues a ellos que estaban ansiosos

por traspasar la fosa,

sobrevino un agüero:

un águila de altísimo vuelo

que iba dejando aparte, hacia la izquierda,

a las huestes troyanas

y llevaba apresada entre sus uñas

una roja serpiente color sangre,

enorme, viva, aún jadeante,

que, además, todavía de la lucha,

no se había olvidado;

pues hacia atrás habiéndose doblado,

picó al águila misma

que la iba llevando entre sus garras,

en pleno pecho, al lado del cuello,

y el águila transida de dolores,

lejos de sí dejóla caer a tierra

y arrojóla en medio de la turba,

mientras ella, en chillidos prorrumpiendo,

con los soplos del viento iba volando.

(La Ilíada. Canto XII)

La serpiente ha puesto el huevo que ahora encuba. Entre vosotros. Turba. No os habéis enterado.

Solo nos queda con Borges: «seguir jugando a no ser ciego, comprando libros, llenando la casa de libros» como una ventana que nos permita saltar por ella antes de ser relegados.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

23 noviembre 2021

 

CRUCEMOS EL RUBICÓN. AUT CAESAR AUT NIHIL: O CÉSAR O NADA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Llevan la Kitchen al Congreso de los llamados diputados ¡lo que hay que oír!: «Al Rey hubo que inyectarle hormonas femeninas».

También se oyó un buen día: ¡Manda huevos!, que esta España nuestra es de huevos o no es.

El Congreso de los llamados diputados cocina con huevos, ¿podridos?

A Franco, dicen, le faltaba uno (un huevo quiero decir y lo dicen ¿los que se lo han visto?) y su hija no era su hija, pero mandó o manduvo mucho.

Esa es la historia que nos gusta ahora, la de cintura para abajo, la del espionaje piojoso para los que no han leído. Y lo mismo da la izquierda que la derecha. Se juntan en un abrazo mortal.

Francesco Guicciardini, padre de la historiografía moderna, en su obra Relazione di Spagna, dice que preguntó a Fernando el Católico: «¿Cómo es posible que un pueblo tan belicoso como el español haya sido siempre conquistado, de todo o en parte, por galos, romanos, cartagineses, vándalos, moros…?» A lo que el rey contestó: «La nación es bastante apta para las armas, pero desordenada, de suerte que solo se puede hacer con ella grandes cosas el que sepa mantenerla unida».

Alejandro VI, el Borgia, el valenciano Rodrigo de Borja, VI de los Papas Alejandrinos, era de hormonas, vilipendiado entre otras cosas por su sexualidad, tuvo cuatro vástagos y algunos más, pero fue un hábil gobernante en la lucha contra las potencias europeas por hacerse con el control de la península italiana. De él se cuentan solo los secretos de alcoba y las intrigas que parecen de muerte y nada del descubrimiento del Nuevo Mundo, la condena de Savonarola o evitar el saqueo de Roma, entre otras cosas que hizo, pero no hizo.

Su hijo César Borgia fue un gran soldado que venía de la imposición de ser Cardenal. En Viana (Navarra) se conserva una placa sobre los que se creen sus restos después de tanto entierro y desentierro.

En España se juega a dos cosas: a indagar en el sexo, siempre del contrario, y a desenterrar los huesos del que uno piensa que fue su enemigo (o amigo traicionado). «Me gusta un cementerio de muertos bien relleno…».

Muertos que quedan en el olvido, y que se les alinea en un bando u otro en función de los pagados historiadores del momento. Del Presupuesto.

Todos cobran del Presupuesto. Pasen y vean como España está a merced de los terroristas. Antes daban un tiro en la nuca y ahora hurgan en el bolsillo del contribuyente para con ello liberar a 200 asesinos, que sumados a los 377 asesinatos que están sin esclarecer es el punto final de su victoria.

¡Victoria! Finge negociar una guerra aquel que ya la ha perdido. La perdimos. Gana la ETA y su campaña: que emprendió uno que fue presidente del gobierno señalando a los asesinos como hombres de paz. El señor que mandaba y negociaba la traición.

César Borgia llevaba grabado en su espada: Aut Caesar Aut nihil: O César o nada.

Ya somos una legión

los que dispuestos estamos

a cruzar el Rubicón.

Hemos aprendido que esta España de ahora es una traición.

«Yo era César Borgia,

César por hechos y por nombre;

o nada o César, dijo: una y otra cosa fue».

Leo en la novela de Gabriel Albiac, Dormir con vuestro ojos: «Aquel era un tiempo de guerra. Como todos. Los hombres llaman paz a los minúsculos intervalos en los cuales se aprestan a afinar los engranajes de la próxima batalla».

No tengan miedo. Crucemos el Rubicón con César. Tendremos que buscarlo.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

LA MINISTRA DE DEFENSA Y LA CÚPULA MILITAR Rafael Dávila Álvarez

Me preguntan si veo próximos cambios en la cúpula militar. Empiezo por no saber qué es eso de la cúpula militar, aunque me suena a unos señores que llegados al lugar empiezan a pensar en lo que hay que cambiar y no en lo que es conveniente mantener.

En la milicia solo hay tres cosas que deben preocupar al Mando: la unidad de la Patria, los medios necesarios y exigibles, y las condiciones de vida y hacienda de las tropas, individual y conjuntamente. Lo demás es hoy; y mañana puede cambiar.

La rutina se apodera del mando cuando se asoma durante un largo periodo a la misma ventana y ve siempre el mismo paisaje.

Sun Tzu rastrea los rasgos psicológicos de un general que pueden acabar con un ejército. En primer lugar el orgullo, que con el paso del tiempo llega a convertirse en enfermedad incurable. Un sentido del honor muy particular y sensible que le sube al peldaño de la maestría cuando ésta solo se alcanza al dejar la responsabilidad. Nadie es maestro en el ejercicio. Es necesario reposar.

Grave error es creerse uno mismo el tiempo, dominador del momento, cuando el futuro te sobrepasa.

Por último confundir el concepto de valor y ello te deje ciego ante la necesidad del momento.

Sunzi insiste en la lucidez como máxima expresión del mando absoluto.

Confucio fue interrogado por Tzu Lu sobre qué hombre escogería para poner al frente de los Ejércitos. Su respuesta fue intemporal:

«No escogería al hombre que está dispuesto a enfrentarse a un tigre o a precipitarse en un río sin preocuparse de salvar la vida o morir. Elegiría, sin duda, a un hombre que considerase el obstáculo con la prudencia requerida y que prefiriese triunfar por la estrategia».

Nada hay más difícil que la elección. Nadie es el mismo cuando sube un peldaño, tampoco cuando lo baja.

El gran problema de un ejército que no combate es saber qué es eso de la estrategia y a un general en la cima le cuesta entender que su arte no es la estrategia, sino saber cómo moldear la naturaleza humana. Claro que para eso es necesario ser Napoleón y tener un ejército como el suyo.

Pensar en el 2030 es un buen ejercicio de futuro cuando se desconoce casi todo el futuro para la guerra, y no se sabe muy bien lo que significa. La prudencia no es cobardía y las apariencias juegan una baza disuasoria cuando se conoce el oficio. Un general previsible es un general derrotado. Su valor se esconde en el silencio interrogante.

Dormir con Vuestros ojos, reciente novela de Gabriel Albiac, recoge un cúmulo de conocimientos; toda una vida. Una delicia fruto de un trabajo enorme.

Maquiavelo, aún demasiado joven, cena con Caterina Sforza. Este ha debido cometer una ligerísima indiscreción que a la Gran Señora no escapa:

«No sois demasiado discreto para vuestro oficio, canciller. No, no os sonrojéis o haréis sonreír a nuestra invitada. Sois joven. Ya aprenderéis los formalismos de vuestro gremio: se ve todo, no se mira nada».

El contrapunto, militar, es Lord Wellington: «Toda mi vida ha discurrido intentando adivinar lo que había del otro lado de la colina».

Son posturas distintas ya que lo son los cometidos. En común esta el servicio.

—Verlo todo, no mirar nada.

—Mirarlo todo adivinando lo que está oculto, enmascarado o mimetizado.

Es un juego precioso que debe ser preciso para que cada uno interprete y cumpla correctamente su misión: elector y elegido.

Si hay un ministerio que tiene clara su misión, escrita en el preámbulo de la Constitución, ese es el de Defensa.

En la guerra el enemigo está claro. En la paz hay que adivinar cada día quien provoca la debilidad interior, causa de la ruina de muchas naciones. Por ejemplo acabar con su unidad e integridad territorial. Dar facilidades para ello es también debilitarla.

Que usted elija bien.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

28 septiembre 2021

 

 

 

 

 

 

«Y SI VOY A SANTIAGO, VOY A SANTIAGO PERO NO A ESPAÑA, QUE QUEDE CLARO» Rafael Dávila Álvarez

Son palabras de Su Santidad el Papa Francisco sobre su posible visita a Santiago de Compostela. Que tampoco. Porque de lo que dice se deduce que no va a Galicia, ni a la ciudad de nombre Santiago de Compostela, sino a su feudo, la Catedral, a la tumba del Apóstol y no más. Así lo entiendo, aunque sin entender el resto.

¿España?

¿Es esto lo que debe quedar claro? No sé.

La elegancia de un filósofo está en la sencillez para que todos le entendamos. La de un Papa en amar y enseñar a amar, de acuerdo con una única fórmula: a Dios y al prójimo como a ti mismo. Un Papa no debe utilizar la ironía para dejar una incógnita abierta y más si esta puede causar malestar. ¿Es infalible el Papa al tratar un tema de tanta sensibilidad para un pueblo como lo es su unidad y más en tiempos recios?

Viene a Santiago, pero no viene a España. Puede ser un milagro de Su Santidad, pero me llega el recuerdo de Pascal:

«Dios no hace milagros en la guía ordinaria de su Iglesia. Sería uno extraño si la infalibilidad estuviera en uno; pero estar en la multitud parece tan natural que la guía de Dios está oculta bajo la naturaleza, como en todas sus obras» (Pascal Pensamientos en obra de Gabriel Albiac). Lo que me lleva a pensar que la infalibilidad en este caso exige un sacrificio tan grande como el de mantenerse en silencio. El milagro es de la multitud que clama sin pastor que la conduzca.

Una vez que coges a Pascal no puedes dejarlo:

«Los milagros no son ya necesarios, a causa de que ya los tenemos. Pero cuando ya no se escucha a la tradición, cuando no se propone más que al Papa, cuando se le ha engañado y, habiendo excluido la verdadera fuente de la verdad, que es la tradición, y como a pesar de haber prevenido al Papa, que es su depositario, la verdad no tiene ya la libertad para aparecer, entonces los hombres no hablan ya de la verdad. La verdad debe hablar por sí misma a los hombres. Es lo que sucedió en el tiempo de Arrio».

Espero que las palabras del Papa no sean firmadas como infalibles; en este caso.

Recordaba Gabriel Albiac: «El gran Francesco Guicciardini lo formulaba en el siglo XVI con una perfección pasmosa: todas las cosas se derrumban un día, también los hombres, también los ciudades, las naciones, los mundos; lo duro es estar debajo cuando caen».

Me siento así; sin más. Estar debajo. Irremediablemente. Se cae el sustento de una civilización, de, casi podríamos decir, la civilización. Me (nos) pilla debajo.

«Mirad, que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres…» (San Pablo, Colosenses, 2-8).

«Muéstrenme la moneda para el impuesto. Y se la enseñaron. –¿De quién son esta imagen y esta inscripción? –les preguntó. –Del César

–respondieron. –Entonces denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mateo 22: 19-21).

A pesar de estar debajo de los escombros espirituales de occidente aún es posible, casi seguro, que interpreto mal; también las palabras del Papa.

No ha querido decir lo que ha dicho. Ha sido sin querer queriendo.

«Sancte Socrates,ora pro nobis» (Erasmo de Rotterdam).

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

6 septiembre 2021