Ruego presten atención. No les habla el pregonero de La Moncloa, sino las bases de una cierta experiencia de lo sucedido en España y su reciente historia, alguien que desde distintos lugares ha podido comprobar y contrastar como aquí el Poder es pura magia y nosotros espectadores en la caverna platónica.
En mi libro La Segunda Guerra Civil de Franco les cuento la historia del prófugo Santiago Carrillo y cómo, ya entonces, los métodos eran los de siempre. Podríamos seguir con historias como aquella tan terrible del GAL, o la fuga del Director General de la Guardia Civil, incluso la del ladrón del furgón blindado. Claro nada al lado de los ERE, de los golpes de Estado desde el Poder con indulto, amnistía, tocata y fuga. Somos un ejemplo de escapatorias organizadas desde el poder. Por irse se va el oro del Banco de España o las maletas de Delcy. Ni rastro.
Al morir Franco y la consiguiente coronación del rey ya pocos se acordaban de la figura de Santiago Carrillo. El 22 de diciembre de 1976 se comunicó que había sido detenido a su entrada ilegal en España junto a otros siete militantes comunistas. Todo estaba preparado para que así fuese. Carrillo llevaba en España prácticamente todo el año 1976, ya que en febrero había entrado disfrazado con peluca en un lujoso mercedes propiedad de su amigo Teodulfo Lagunero. Se ha pensado que su estancia en España era absolutamente clandestina y no fue así ya que se alojaba en la finca de Lagunero sometida a estrecha vigilancia. Carrillo se movía sin grandes precauciones y entraba y salía de España con facilidad. A través del abogado José María Armero, Carrillo logró reunirse con Adolfo Suárez y de esta reunión salió la legalización del Partido Comunista.
He contado también en alguna ocasión como fueron los inicios del 23F y las reuniones clandestinas que algunos de sus impulsores intelectuales realizaban por pueblos catalanes en fiestas y así pasaban desapercibidos para los eficaces servicios de información cuando resulta que alguno de sus miembros formaba parte de aquellas reuniones. El «golpe de timón», para el que no lo sepa, es de origen catalán, acuñado entre las romerías de los golpistas.
Alguien puso micrófonos en el despacho del rey y nunca se ha sabido quién fue. ¿O sí? Lo peor es no saber lo que se grabó. Yo sé quién lo sabe.
Aquí se sabe todo, pero nadie dice ni hace nada sin la voz de su amo. España ha sido durante años un mundo de dosieres. El Centro los coleccionaba. Menudo negocio.
Algún día se sabrá lo de las urnas del golpe de Estado del 1 de octubre, las que no existían, y quienes formaban parte de aquella mascarada que aún no ha finalizado. El entonces Director del Centro nunca abrió la boca.
Lo de Puigdemont es imposible, es materialmente imposible no detenerle. Que haya escenificado este inútil espectáculo para mostrar su poder y dejar en ridículo a quienes ha dejado, forma parte de un pacto servil y traicionero. Lo demostrado es el Poder de la poderosa Moncloa. Es imposible que no haya sido detenido por un fallo policial. Todos los que han colaborado han retado a la Justicia (con mayúscula), y se han reído de ella. Veremos quien ríe más tarde. Pero ha sido un pacto de Estado si es que hay Estado o una banda de delincuentes. ¡Vaya Golpe! Repito sabiendo lo que digo: es imposible que se les haya escapado a los mozos de Escuadra, otros en la frontera , o CNI. Entonces sí que sería una grave preocupación.
Puigdemont ha querido enviar un mensaje:
-No me vais a detener. Os detendré yo a vosotros. Cataluña independiente.
Ese es el proceso que ha puesto Puigdemont en manos de Moncloa y esta a su vez en Illa, un fracasado que consiguió conducir la ilegalidad con el visto bueno de los Ejércitos y de la Guardia Civil a los que sacó a escena dando visos de legalidad al encierro en el redil en el nos metieron. Aprendieron después de aquello que todo vale y es factible legalizar el delito.
La Justicia (con mayúscula) o se somete o la someten como ya lo está la Fiscalía y el Constitucional. Y el Estado.
Este montaje de aparezco y desaparezco estaba consensuado, queda claro que ha sido un golpe de efecto, un mensaje a la Justicia y una muestra del poder que tienen los delincuentes contra lo más sagrado de una nación: la Constitución.
Todos contentos elegimos playa o montaña.
Hay una segunda parte que olvidan. Quien gana es el poder político que sabe que manda, ordena, cumplen sus órdenes, legales o no, y no pasa nada.
Debería ser la hora de la Justicia porque hemos quedado en ridículo.
La Justicia sin la fuerza no es nada. Pregúntense: ¿Quién tiene la fuerza? Como la Fiscalía.
Me gustaría saber con quienes se reunió Puigdemont la noche anterior al espectáculo. Ustedes no darían crédito.
Lo peor es que se sabe. Pero usted solo verá las sombras proyectadas en la caverna. Prisionero, somos rehenes.
La historia sigue: Puigdemont será detenido. Liberado. En poco tiempo Presidente de Cataluña y Pedro seguirá a cambio en La Moncloa con presupuesto para un nuevo colchón.
Todo está pactado. Y más.
Desde que empecé a saber lo que ahora ya sé un escalofrío me recorre el cuerpo cada vez que cojo la pluma y me enfrento al blanco papel.
«Yo nada pude hacer; los dioses me cogieron en una trampa que no había previsto», dice un Edipo derrotado, viejo y abandonado.
PD. Lo de Pedro en La Moncloa no está del todo claro. Puede incluso que el próximo okupa sea Puigdemont o un descendiente suyo. Será desde un Estado Catalán, republicano –o no–, que se convertirá en invasor. Entonces, en la lucha abierta, podríamos ganar. Ahora estamos perdidos. No hay Estado español ni nación española. Delincuentes.
La independencia de Cataluña la ha puesto en marcha Pedro Sánchez con su salvador: Illa. Ese es el objetivo. Puigdemont es una burla mala.
¿Hay solución? No. Son tiempos en los que nadie está dispuesto a arriesgar la cómoda paguita y el ir tirando, que bastante tiene cada día con su afán… No confíen en el azar. No existe en política, solo en la guerra.
Sigan de veraneo que se lo merecen. Sobre todo el de La Mareta. ¿Qué tío! Mientras, les dejo para su meditación de cerveza y una de gambas, con Demóstenes: «Los grandes sucesos dependen de incidentes pequeños». ¿Qué querría decir?
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
14 agosto 2024













